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sínodo

Jue 14 Oct 2021

Ad portas del Sínodo, episcopado envía mensaje a los sacerdotes del país

Este domingo 17 de octubre, la Iglesia Católica en Colombia dará inicio oficialmente al Sínodo sobre la Sinodalidad, para ello, el arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Luis José Rueda Aparicio, hace una invitación a todos los sacerdotes del país para que vivan este acontecimiento eclesial, como un momento de gracia y bendición, unido con todo el pueblo de Dios. "En nombre de la Conferencia Episcopal de Colombia, quiero invitarlos para que todos vivamos este tiempo como un tiempo de gracia, afinemos el oído, ampliemos el silencio para adorar al Señor presente en nuestra historia y para reconocer en los clamores, pero también, en los reconocimientos que hace el pueblo de Dios de nuestra labor misionera, ese paso del Señor". El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia recuerda a los sacerdotes el papel protagónico que tienen, junto con las comunidades, para vivir este momento de Iglesia sinodal. El prelado observa que, en todos los puntos cardinales de Colombia, la Iglesia hace parte de "una red de servidores de Cristo Jesús, ungidos, amados y enviados a evangelizar", por tanto -continúa- "ahora tenemos el kairos del sínodo con el cual el Espíritu Santo, a través del Papa Francisco, nos invita a ponernos en camino y eso va a renovar nuestra vida sacerdotal". Sínodo 2021 – 2023 Fue el pasado mes de mayo cuando se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. En este contexto, el Papa Francisco inauguró en Roma entre el 09 y 10 de octubre, el Camino Sinodal que se extenderá en la fase diocesana hasta abril de 2022 para continuar con la fase continental. Así también, este domingo 17 de octubre, los obispos de Colombia en cada jurisdicción, animarán esta misma celebración. Son cuatro las fases contempladas como itinerario: diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Lun 11 Oct 2021

Sínodo: Con una eucaristía el Papa Francisco dio inicio al proceso sinodal

Con una eucaristía en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco inició este 10 de octubre, el Sínodo de la Sinodalidad, recomendando a obispos, religiosas, religiosos, laicos y a todos los bautizados tres acciones guía: "encontrar", "escuchar" y "discernir". Jesús “en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna”. Tomando el texto del Evangelio del día, el Santo Padre mencionó que “muchas veces los Evangelios nos presentan a Jesús ‘en camino’, acompañando al hombre en su marcha y escuchando las preguntas que pueblan e inquietan su corazón”. Una vez más, volvió a explicar que “hacer sínodo” significa: “Caminar juntos en la misma dirección”. Encontrar El primer verbo que recomendó Francisco “se trata de una pregunta muy importante que exige atención, tiempo y disponibilidad”, indicó. Porque hay que “dejarse interpelar por la inquietud” del otro, ya que “un encuentro puede cambiar la vida”. Dirigiéndose a quienes comienzan el camino sinodal, les recomendó “ser expertos en el arte del encuentro”. Es decir, “no en organizar encuentros o en hacer una reflexión teórica de los problemas, sino tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros. Un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia; para enfocarnos en el rostro y la palabra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los hermanos”. Escuchar Seguidamente los animó a “no tener miedo de escuchar con el corazón y no sólo con los oídos”, porque “cuando escuchamos con el corazón el otro se siente acogido, no juzgado, libre para contar la propia experiencia de vida y el propio camino espiritual”, porque “un verdadero encuentro sólo nace de la escucha. Jesús se puso a escuchar la pregunta de aquel hombre y su inquietud religiosa y existencial. No dio una respuesta formal, no ofreció una solución prefabricada, no fingió responder con amabilidad sólo para librarse de él y continuar su camino. Lo escuchó.” El Papa preguntó a la Iglesia, comenzando este itinerario sinodal: “¿Cómo estamos con la escucha? ¿Cómo va “el oído” de nuestro corazón? ¿Permitimos a las personas que se expresen, que caminen en la fe aun cuando tengan recorridos de vida difíciles, que contribuyan a la vida de la comunidad sin que se les pongan trabas, sin que sean rechazadas o juzgadas?” “Hacer sínodo es ponerse en el mismo camino del Verbo hecho hombre, es seguir sus huellas, escuchar su Palabra junto a las palabras de los demás”. Hoy el Espíritu nos pide “que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos de nuestras certezas. Escuchémonos”. Discernir Al definir el tercer verbo, Francisco expresó: “Jesús intuye que el hombre que tiene delante es bueno, religioso y practica los mandamientos, pero quiere conducirlo más allá de la simple observancia de los preceptos. En el diálogo, lo ayuda a discernir. Le propone que mire su interior, a la luz del amor con el que Él mismo, mirándolo, lo ama, y que con esta luz discierna a qué está apegado verdaderamente su corazón”. “El encuentro” y “la escucha recíproca” no son algo que acaba en sí mismo, que deja las cosas tal como están, al contrario, “cuando entramos en diálogo, iniciamos el debate y el camino, y al final no somos los mismos de antes, hemos cambiado”. Antes de concluir, el Pontífice manifestó su deseo de "que este sínodo sea como un camino de discernimiento espiritual”, que no sea una “convención eclesial, una conferencia de estudios, un congreso político o un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo” Fuente: Agencia católica AICA Homilía apertura del camino sinodal [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Lun 11 Oct 2021

Aprendiendo a caminar juntos

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - “Juntos vamos más despacio, pero podremos llegar más lejos”, reza una popular consigna. La tentación de quedarnos quietos, de instalarnos como seres sedentarios, es contrarrestada por la vocación nómada que convierte el camino, la vía, el sendero, el viaje y las encrucijadas, en metáforas de la existencia. Como seres vivos, el dinamismo interior nos hace buscar la luz y tener ojos que la reciban y nos permitan ver. Todos nuestros sentidos están en función del movimiento, del pensamiento, del horizonte, del crecimiento y del avance. La vida puede ser vista como un proceso de subida hasta el descenso de la vejez y la muerte, o como un progreso hacia la felicidad más plena y eterna. También el vivir puede ser simplemente un coexistir, o tirando a más, una convivencia y, más plenamente aún, una comunión que engendra comunidad y sinodalidad, es decir, un caminar juntos. Desde la fe, tanto la génesis como la escatología, es decir, el inicio y la meta de la humanidad, marcan la existencia como itinerario de vida e historia, pero más profundamente, como “alianza” con Dios, arraigada en la consciencia personal, en la relación interhumana, en el trato con los demás seres vivos, en el dinamismo de toda la creación. Son “los caminos de Dios en la tierra” y el perpetuo caminar de la fe que caracteriza la condición del creyente. Este destino no es un errar por caminos azarosos, sino una perpetua marcha siguiendo la estrella, como los magos de Oriente (Mateo 2,9), como rebaño del Buen Pastor o séquito del Cordero. “Dios es origen, guía y meta del Universo” (Romanos 11,36). “Yo soy el camino la verdad y la vida” (Juan 14,6). “Recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra, cuando llegase el momento culminante” (Efesios1,10), es “el plan de Dios” para el universo. El mismo ser de Dios se ve plasmado en este obrar dinámico del Padre Creador, del Hijo Salvador y del Espíritu Unificador, proyectándolo “al mundo entero y a toda la creación” (Marcos 16, 15). Este gran horizonte entre el mundo, la persona y Dios, llamados “a la perfección del amor”, es el que nos permite percibir también el actuar de Dios en nuestros tiempos, espacios y procesos. Más aún, nos impulsa a comprender “la sinodalidad eclesial” que intentamos despertar entre los creyentes católicos y los de otros credos, también en la humanidad como tal, en los actuales tiempos y acontecimientos. Somos humanidad e Iglesia en camino, “aprendiendo a caminar juntos”. Somos “compañeros de viaje”: “en la Iglesia y en la sociedad estamos en el mismo camino, uno al lado del otro”, reza el documento preparatorio para “el Sínodo de la sinodalidad”. Este no es un sínodo temático sino un proceso de conversión de la Iglesia, primeramente hacia adentro de ella misma, en tres planos: en el plano de su estilo y naturaleza asamblearia, de sus estructuras comunitarias e institucionales y de sus procesos y procedimientos, basados en la escucha, el ejercicio de la palabra, del diálogo, de la consulta y los consensos. Pero este “hacia adentro” de la comunidad eclesial diocesana, regional y universal, no es auto referencial: no se reduce a ampliar reuniones y conversatorios, ni siquiera a integrar a los creyentes, hombres y mujeres, generaciones y carismas, servicios y ministerios. Es una sinodalidad misionera, ecuménica, espacial y diaconal. Es “la Iglesia en salida” hacia periferias y centros; abierta como espacio de encuentro y de diálogo sociocultural, para diversos y adversos; identificada como servidora de la humanidad, desde su sentido más ecuménico, samaritano y profético. Por todo lo anterior, la sinodalidad no es sólo un método pastoral, sino ante todo un propósito territorial de integrar poblaciones y etnias, culturas y tradiciones. Un compromiso colectivo de cuidar de los más débiles, de los más vulnerables, de las víctimas e indefensos, así como de “la casa común”. Hacia afuera es entonces llegada, conversación, escucha, diálogo e integración de espiritualidades, para suscitar propuestas y llegar a propósitos comunes, a tejer ese “caminar juntos”, indispensable hoy ante los desafíos de las crisis sanitaria, ambiental, migratoria, de seguridad e inclusión social. Y hacia adentro ha de ser, fundamentalmente, de configuración comunitaria, de participación y discernimiento, de respuesta a las preguntas y desafíos que nos plantea el “caminar juntos” hacia afuera, con nuestros pueblos y naciones, construyendo con ellos vida, dignidad humana, convivencia, paz, progreso y futuro. Escribo estas reflexiones con todo el “beneficio de inventario”: la sinodalidad no es una “novedad” sino un aprender a caminar con Jesús y como Él, con la Iglesia Primitiva y con María. Un aprendizaje para estos tiempos y realidades que todos debemos hacer. Necesita hoy la humanidad que la Iglesia la contagie del espíritu de comunidad, del ambiente de concilios y de sínodos, desde el de Jerusalén en los inicios, hasta el Vaticano II. Aún en nuestro continente americano, desde Santo Toribio de Mogrovejo, gran arzobispo de Lima y gigantesco ejemplo de sinodalidad, hasta el Sínodo de la Amazonia, que recién se hizo, marcan este “caminar juntos” que nos urge asimilar y testimoniar. Todo un desafío por afrontar, partiendo siempre del itinerario que ya hemos hecho como Iglesia del post concilio, desde la “Evangelii Nuntiandi” de San Paulo VI, hasta la “Evangelii Gaudium” y el magisterio del Papa Francisco. Nuestro plan quinquenal arquidiocesano, con sus previstas asambleas presinodales y el sínodo parroquial quinquenal, recoge, en gran medida, este contenido sinodal y conciliar de la Iglesia. Una Iglesia Servidora, discípula, samaritana, esponsal, territorial y sinodal, son los trazos de ese rostro comunitario y sinodal que nos hemos propuesto darle a nuestra Iglesia Particular de Cali y que ahora podemos configurar y fortalecer desde las Asambleas Parroquiales de Servidores y la llegada misionera a las gentes de todo el territorio parroquial. Una parroquia sinodal, con esposos, familias. Carismas, servicios y ministerios, con verdaderos espacios de encuentro y de acuerdos dos, con una espiritualidad de participación, comunión y misión. Volvamos consigna nuestra para estos años de aprendizaje en este “caminar juntos”: “desde cada parroquia, nuestra Iglesia se hace sinodal”. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Mié 6 Oct 2021

El apostolado de la oreja

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro – La paciencia de escuchar - El Papa Francisco ha convocado a la Iglesia en todo el mundo para emprender un camino de encuentro con los más posibles, de cara al sínodo en la que se pretende discernir hasta el 2023 cómo llegar a ser una Iglesia más participativa, al estilo del evangelio. Y plantea la escucha como método para pensar juntos. La frase que da título a este artículo ayuda a entender bien lo que significa este método. No se trata de una simple técnica sino de una actitud espiritual, que brota de la fe. Se trata, como en el caso de Jesús, de saber detenerse y calle ante la voz del otro hasta que este pueda expresar libre, pero respetuosamente lo que tiene en su mente y corazón. Este ejercicio apostólico de escucha a que nos está invitando el Santo Padre requiere de algunas actitudes, tanto de quien habla como de quien presta atención. De parte de quien habla Lo primero necesario es la capacidad, antes de hablar, de guardar silencio, pensar, invocar la luz del Espíritu Santo y dejar que las palabras que resuenen primero en el interior. En segunda instancia, tener disposición para expresarse con valentía, pero respetuosamente. En tercer lugar, tener actitud crítica pero constructiva. Y finalmente, expresarse entendiendo que hay otros que también esperan poder hacer oír su voz. No tomarse la palabra como si se fuera el único que necesita ser escuchado. Después de expresarse volver a valorar el silencio como puerta que permitirá escuchar a los que hablarán a continuación. De parte de quien escucha La primera y fundamental actitud de quien escucha es disponerse pidiendo al Espíritu ayuda para captar el corazón de cada uno de aquellos que se van a expresar. En segundo lugar, se ha de considerar importante a cada persona. No hay un discurso que valga más que otro. Tercero, cuidar de dar la voz con especial cuidado a los que han tenido menos o ninguna oportunidad de ser oídos. Cuarto, infundir confianza a las personas para que puedan expresarse sin temores. Sin juzgar, acoger las experiencias positivas y las negativas que se digan. Más allá del llamado que hace el Papa, el método de la escucha, el “apostolado de la oreja” es clave para nuestro tiempo, donde hay tantas palabras que se lleva el viento porque no encuentran quien las quiera escuchar; pero también donde hay otros que solo quieren soltar sus discursos, pero no están dispuestos a callar para darse la oportunidad de escuchar a los demás. Hablar menos y escuchar más. Habría menos gritos reprimidos, menos palabras armadas de rencores guardados. Más diálogo, más encuentro, caminar juntos, avanzar. +Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Diócesis de Pasto

Jue 30 Sep 2021

¡Conspiración!

Por P. Raúl Ortiz Toro – El Sínodo 2021-2023 es una conspiración. Sí, ha leído bien, pero por favor, lea hasta el final. Quizá haya abierto los ojos para releer la palabra “conspiración” y es muy probable que haya entendido la frase inicial en sentido negativo; así, al menos, lo presenta el Diccionario RAE donde los dos primeros significados del verbo conspirar tienen que ver con la unión de varias personas contra un superior o contra otra persona para hacer daño; solo una tercera acepción considera que es “concurrir a un mismo fin” y, finalmente, con la anotación de “desusado” afirma que el verbo se empleaba como sinónimo de “convocar”. Pero conspiración – en el significado más genuino y válido de la palabra –, el significado patrístico (es decir, como lo utilizaron los Santos Padres de la Iglesia), significa un acuerdo de voluntades y espíritu. Dejamos, entonces, en claro, que el dinamismo de la lengua produjo en la palabra “conspiración” un cambio semántico. Como el verbo conspirar significaba algo trascendental, esto es, “tener un espíritu común” (com-spirare), San Agustín escribió una frase que ahora, en el contexto del Camino Sinodal 2021-2023, ha salido nuevamente a la luz con especial iluminación. Para leerla en el contexto los invito a ir al Documento Preparatorio del Sínodo (que se encuentra en la página sínodo.cec.org.co) y buscar en el numeral 11: «A quienes dividían el cuerpo eclesial, los Padres de la Iglesia opusieron la comunión de las Iglesias extendidas por todo el mundo, que San Agustín describía como “concordissima fidei conspiratio”, es decir, como el acuerdo en la fe de todos los Bautizados». “Concordissima fidei conspiratio” que traduce literalmente “acuerdo plenamente unánime de la fe”, fue una frase escrita por San Agustín de Hipona en una carta a Sixto [Epístola 194, 31], “colega en el presbiterado”, en el contexto de la controversia pelagiana (siglo V) y la consiguiente discusión sobre la necesidad del bautismo de los niños. En época reciente, el Papa Francisco describió el pelagianismo actual como aquella herejía donde sus seguidores «aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico» (Gaudete et Exultate, 49). Así pues, volviendo al Obispo de Hipona, podemos afirmar que el Espíritu Santo conspira sobre la Iglesia en el sentido que la une con los lazos de una armonía trascendente y doble: primero, su fuerza unificante por la fe creída, profesada, vivida en cada bautizado; segundo, por su fuerza unificadora entre los bautizados de todos los rincones de la tierra. De modo que el Espíritu Santo conspira en cada fiel produciendo la unidad y armonía entre la fe y la vida, y conspira en las Iglesias Particulares siendo fuerza efectiva para que exista unidad en la Iglesia Universal. El “acuerdo plenamente unánime en la fe”, es decir, la consabida “conspiración” del Espíritu Santo, es el fundamento de aquella frase también del papa Francisco que ha quedado plasmada en el Documento Preparatorio del Sínodo, número 11, pero que se remonta a la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y, aún más atrás, al Concilio Vaticano II, a la Constitución Dogmática Lumen Gentium 12. Una frase que ha dado y dará mucho de qué hablar no solo a quienes con maneras integristas se resisten a escuchar al Pueblo de Dios como protagonista del presente y el futuro de la Iglesia sino a quienes la entienden mal hasta hacerles pensar que la Iglesia debe regirse como una democracia. La frase es esta: “El Pueblo de Dios es sujeto del sensus fidei infalible in credendo”; es decir, que, cuando cree, el Pueblo de Dios no se equivoca. Recordemos que el Pueblo de Dios está conformado por los laicos, los consagrados y los ordenados (obispos, sacerdotes y diáconos); todos “caminamos juntos” incorporados a Cristo por el bautismo. Explica el Papa en Evangelii Gaudium 119: «En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo haceinfalible “in credendo”.Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de uninstinto de la fe—elsensus fidei—que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios. La presencia del Espíritu otorga a los cristianos una cierta connaturalidad con las realidades divinas y una sabiduría que los permite captarlas intuitivamente, aunque no tengan el instrumental adecuado para expresarlas con precisión». Dejemos, entonces, que en este Camino Sinodal 2021-2023 el Espíritu Santo conspire sobre cada uno de nosotros y sobre nuestra Iglesia en general; que los procesos de escucha que se van a vivir en las Iglesias Particulares sean tiempos de gracia en los que cada parroquia o grupo de fieles se sientan agradecidos por el camino recorrido – pues sinodalidad siempre ha habido en la Iglesia, en algunas épocas más explícita que en otras: en la vivencia de la fe, la participación en las estructuras, la vinculación en los procesos – y que el Espíritu Santo nos ayude a vencer la tentación de reducir este tiempo de gracia a la elaboración de un documento más. Así lo advierte el Documento preparatorio (número 32): «Recordamos que la finalidad del Sínodo, y por lo tanto de esta consulta, no es producir documentos, sino “hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos”». P. Raúl Ortiz Toro Director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo Conferencia Episcopal de Colombia [email protected]

Mié 22 Sep 2021

Por una Iglesia sinodal

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas - ¿Qué nos propone el Papa Francisco? - Recientemente se han dado a conocer oficialmente los documentos con los que, por voluntad del Papa Francisco, la Iglesia es convocada a un proceso sinodal que tendrá su momento culminante en Octubre de 2023. Pero, ¿qué es lo que esto significa e implica para la Iglesia? Comencemos por entender el significado de la palabra sínodo; esta viene del griego y está compuesta de dos términos sin (reunión, acción conjunta) y odos (ruta, camino, viaje). De este modo, sínodo se entiende como hacer camino juntos. La temática del sínodo que convoca el Santo Padre, en esta ocasión tiene la particularidad de convocar a la Iglesia ha reflexionar sobre su profunda vocación de ser pueblo de Dios en el que nadie sobra ni tiene por qué sentirse excluido. Escuchar y escucharnos El tema mismo: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” tendrá la novedad de activar este proceso desde cada una de las diócesis del mundo. Allí, el Papa quiere que empecemos por escucharnos y escuchar a los más posibles, haciendo así concreta su llamada a ser Iglesia en salida, que va a las periferias existenciales. Ir a la esencia El Papa Francisco no está inventando algo que no esté en el corazón mismo de la identidad de la Iglesia; nos está llamando a enfocarnos en la naturaleza de la Iglesia como comunidad, es decir, congregación de hombres y mujeres que, siendo todos igualmente hijos e hijas de Dios, hacemos camino juntos, buscando el mismo fin: hacer presente el Reino de Dios en el mundo hasta el encuentro definitivo con el Señor. Tal vez con el paso de los siglos, a la Iglesia se la ha visto más como una institución casi comparable con otro tipo de instituciones, movidas por lógicas y relaciones jerárquicas o de poder. Pero lo cierto es que nada está más lejos de esto: En su vida pública Jesús fue congregando alrededor suyo un grupo de personas para hacer camino con Él y asumir un estilo de vida en la cual todos contaban y se apoyaban unos a otros. Los mismos Hechos de los apóstoles relatan de las primeras comunidades que «se reunían en un mismo lugar y tenían todo en común» (2, 44). Así, la Iglesia es la comunidad de los bautizados, discípulos de Jesucristo, que asumimos como estilo de vida, caminar juntos tras las huellas del maestro, y a pesar de tener roles distintos, lo central que es la consciencia de ser hermanos. En oración Desde ya, pidamos al Espíritu Santo que acompañe este proceso sinodal convocado por el Santo Padre, para ajustarnos más fielmente a la comunidad que Dios quiere que seamos. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Diócesis de Pasto

Mié 22 Sep 2021

Manual de celebraciones para la apertura del proceso sinodal 2021 - 2023

El próximo 17 de octubre la Iglesia Católica en Colombia, en comunión con el Papa Francisco, vivirá un acontecimiento eclesial que marca un hito en la historia de la Iglesia, se trata de la apertura del sínodo en las Iglesias locales y otras realidades eclesiales. Para vivir este acontecimiento puntual, la Santa Sede propone dos encuentros: “Un momento de encuentro/reflexión y un momento de oración/celebración”, frente a ello, la Comisión del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) para la Espiritualidad del proceso sinodal, propone algunas pautas metodológicas y un subsidio celebrativo, que bien puede ser enriquecido por cada Iglesia local. Este subsidio estará disponible en el sitio web de la Conferencia Episcopal de Colombia [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AQUÍ[/icon] Sínodo 2021 - 2023 Fue el pasado mes de mayo cuando se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. De ahí, la comunión con el obispo de Roma para que en todas las diócesis del mundo se dé inicio a un itinerario al Sínodo, que arranca el 17 de octubre y concluye en el mes de octubre de 2023. Se trata de actividades orientadas a ayudar a entender y vivir la sinodalidad en la Iglesia. Son cuatro las fases contempladas como itinerario: diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Visita [icon class='fa fa-download fa-2x']AQUÍ[/icon]el sitio oficial del Sínodo 2021-2023

Jue 9 Sep 2021

Iglesia invita a participar de los encuentros “Tejiendo redes por la educación"

El Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y la Confederación Latinoamericana de Religiosas/os (CLAR) tienen todo preparado para conformar una red de redes con organizaciones eclesiales en torno al Pacto Educativo Global (PEG), para lo cual han convocado a una serie de encuentros denominados “Tejiendo redes por la educación. El Pacto Educativo Global en Latinoamérica y el Caribe”. Se trata de un ejercicio de espíritu sinodal, inspirado en la Asamblea Eclesial y el próximo Sínodo sobre sinodalidad, para visibilizar la riqueza de las innumerables iniciativas en favor de la educación y renovar el compromiso desde el esfuerzo compartido por el PEG. Convocatoria a organizaciones eclesiales Rodrigo Martínez, coordinador de los Diplomados en Pastoral Educativa del Centro Cebitepal del Celam y miembro del equipo organizador de este evento, aseguró que buscan conformar una gran alianza educativa para lo cual han propuesto cinco encuentros, que iniciarán este 16 de septiembre y finalizarán el 21 de octubre. En esta apuesta han invitado a participar a las comisiones episcopales de educación de cada Conferencia Episcopal, a las áreas de educación de las Conferencias de Religiosos/as, la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), la Organización de Universidades Católicas de América Latina (Oducal). Asimismo, han invitado a Cáritas Latinoamérica, Red Eclesial Panamazónica (Repam), Red Eclesial Mesoamericana (Remam) Red del Acuífero Guaraní y Gran Chaco, Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y la red Clamor. El objetivo –explica Martínez– es generar espacios de encuentro para que los distintos actores eclesiales puedan escucharse y dialogar acerca del pacto educativo global en el contexto de América Latina y el Caribe. Incidir y transformar Además esta iniciativa busca iniciar un proceso de investigación que sistematice el trabajo de los encuentros y proponga una forma de continuidad para densificar el mapa de acciones y ponerlo al servicio de la coordinación de esfuerzos para cumplir los objetivos del PEG en Latinoamérica y el Caribe. Las organizaciones eclesiales son convocadas para asumir el llamado del Papa Francisco de afrontar con protagonismo y en comunión el PEG, de modo que “podamos incidir y transformar la realidad educativa de nuestro continente”. Rodrigo Martínez ha indicado que se ha realizado en estas semanas la convocatoria a estas organizaciones y redes educativas de la Iglesia, y que en estos días se está concretando la inscripción de los participantes, por lo que todos los que tengan alguna duda o inquietud al respecto pueden comunicarse al correo [email protected], y el equipo organizador dará respuesta a esa inquietud. Los interesados en participar pondrán inscribirse en el siguiente enlace [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Fuente: Of. comunicaciones del CELAM