Lun 27 Jun 2016
El Señor llama, envía y acompaña
El Señor llama, envía y acompaña. Esta es la seguridad del evangelizador, fue la convicción que movió al Apóstol Pablo en todas sus gestas misioneras y el poder que Israel pudo comprobar en todos los instantes de su existencia. El Dios bíblico no abandona, no se margina, no mira en la distancia, se involucra directamente en la vida del discípulo y actúa, acompañando y haciendo eficaz la acción del obrero del Reino.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Isaías 66,10-14c[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 66(65),1-3a.4-5.6-7a.16+20 (R. 1)[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Gálatas 6,14-18[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 10,1-12.17-20[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
Nos muestra el Evangelio a una comunidad discipular llamada y enviada por el mismo Jesús a la misión, constituyéndola en directa colaboradora para la obra que el Padre le ha encomendado: anunciar la cercanía del Reino de Dios. Ya no solamente están los doce, sino que también los otros que han creído en su Palabra deben hacer suya la tarea de comunicar a otros la alegre noticia de un Dios que se acerca a la historia del hombre para transformarla; un Dios que es como una “madre” que se ocupa de consolar a sus hijos atribulados, de hacerles probar las delicias de sus cuidados y bienes.
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