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iglesia católica colombiana

Jue 3 Ago 2023

La espiritualidad mariana como puente de unión y paz en Colombia: V Congreso de Teología Mariana

Entre el 8 y el 10 de septiembre, Chiquinquirá, la casa del Santuario Mariano Nacional, será sede del V Congreso de Teología Mariana. Un espacio de formación organizado por los frailes dominicos de Colombia que busca propiciar el discernimiento de la espiritualidad mariana como puente de unión y paz en medio de los desafíos que presenta el contexto actual.Temas como el reconocimiento del pensamiento mariano en la Orden de Predicadores en el proceso de evangelización de América Latina y Colombia, la figura de María como unión en medio de las divisiones del pueblo colombiano y, finalmente, los 200 años de la presencia de los frailes dominicos en la basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, serán tratados durante estos tres días bajo la mirada de importantes ponentes como fray Nelson Medina, O.P, fray Juan Francisco Correa y el presbítero Osvaldo Martínez.De acuerdo con fray Juan David Montes, O.P, promotor provincial del Rosario y coordinador del evento, actividades como como esta son "una referencia teológica, por tal razón, continuar enriqueciendo este espacio es de vital importancia para la Iglesia colombiana en general y para el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, convirtiéndose esto en una valiosa oportunidad para compartir la labor evangelizadora que se proyecta desde el santuario”.Las inscripciones ya están habilitadas y se pueden realizar AQUÍ.

Jue 3 Ago 2023

Nuestra meta es el cielo

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “La Virgen inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte” (LG, 59). “La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (Catecismo, 966).La solemnidad del Dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María por el Papa Pio XII en 1950, está ubicada en el centro del mes de agosto, y nos invita a pensar en la motivación central que debemos tener todos los bautizados. No solo nos presenta a María como modelo del cristiano, de la persona que, siendo igual a nosotros, se esforzó por acoger en su corazón, en su mente y en su vientre al Hijo de Dios e hizo todo posible por cumplir en su vida su voluntad. Su fiat, es decir, su sí al anuncio del ángel, fue una clara expresión de la nobleza de su alma y la generosidad para entregarse por completo al Dios que la invitaba a hacer parte de su plan de salvación para toda la humanidad.María es la bienaventurada precisamente porque había creído. Y no solo, lo era también porque había acogido la Palabra y la había puesto en práctica.María fue la mujer valiente que no abandonó nunca a su Hijo, y la vez era la mujer que confiaba en que los planes de Dios siempre se cumplirían. Por eso junto a los discípulos permanecía en oración expectante.María es el modelo del cristiano que estamos llamados a imitar. Por eso mismo, “lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su hijo único Jesucristo” (Pío XII, Constitución apostólica Munificentissimus Deus).En este mismo orden de ideas, cuán necesario es que volvamos la mirada a María, y le pidamos que nos ayude hacer de nuestra fe, de nuestra religión, una auténtica experiencia de relación personal con su Hijo, y a su vez, con el Padre del cielo. Ha de ser una fe y un ejercicio de nuestra religión, que busque no solo la solución de nuestros problemas, de nuestras falencias, de nuestras necesidades. La auténtica religión no es la de los milagros, es la de la vida eterna, la que nos permita entrar, como María, al cielo. Hay que buscar, como lo dice Jesús, primero el Reino de Dios y justicia, pues lo demás viene por añadidura.Somos peregrinos en esta tierra. Nuestra meta es el cielo. Por eso los cristianos celebramos cotidianamente los sacramentos, que nos ayudan a preservar y fortalecer la fe, y a buscar con ánimo ferviente gozar un día de la presencia de Dios en el cielo.A eso invito a los fieles de nuestra Arquidiócesis, a que pongan su mirada en la realidades del cielo, no tanto en las de la tierra. Las primeras son eternas, las segundas son siempre pasajeras. María, asunta a los cielos, nos anima a caminar alegres por las sendas de la vida y a darnos cuenta de que, si ella pudo entrar gloriosa al cielo, también nosotros, por gracia, también podemos entrar a él. Ánimo, es mi voz de aliento.Este mes en la Arquidiócesis de Cali vamos a tener una serie de eventos para los cuales pido especiales oraciones: Congreso nacional de diaconado permanente, con la presencia de cerca de 180 diáconos permanentes que vienen de todo el país, varones casados, en su inmensa mayoría, que descubrieron también un llamado especial para santificarse celebrando un nuevo sacramento el del orden diaconal, para hacer extensiva la caridad de Dios y el servicio de altar.También vamos a tener el encuentro nacional del Obispos y líderes del Sistema Integral de Nueva Evangelización – SINE, con la presencia de cerca de 26 Obispos y los animadores diocesanos del sistema en Colombia. Es el llamado que el Señor nos hace para vivir intensamente el bautismo y la vida cristiana, no a manera de movimiento, sino como un estilo de vida acorde al plan de Dios, que “quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de verdad”.También cuatro hermanos van a ser ordenados diáconos, tres permanentes y un transitorio. Oramos para que su respuesta generosa al llamado del Señor redunde en la santificación de sus vidas y la de todos a quienes sirvan.Por último, les pido unirnos en la oración por la paz y la reconciliación de nuestro país, en la fiesta del 7 de agosto.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Lun 31 Jul 2023

La primacía de la Gracia en el camino de Santidad

Por Mons. José Libardo Garcés - En el pasado editorial presentaba a María como Madre en el orden de la Gracia, título que le dio el Concilio Vaticano II al reflexionar sobre la maternidad espiritual de la Santísima Virgen María. Ella siempre en estado de Gracia pudo mantener el corazón limpio para Dios, siempre fue un santuario reservado solo a Dios, entregando su vida a la misión encomendada, colaborando de esa manera con la salvación de toda la humanidad. Este mes de Julio en el desarrollo de nuestro Plan de Evangelización estamos invitados a que caminemos juntos, con nuestros niños, jóvenes y mayores en el contexto de la semana que tenemos para animar a nuestros fieles de las distintas edades, que tendrá que ser una renovada invitación a la santidad dándole primacía al estado de gracia en el que debemos vivir todos.San Juan Pablo II en la Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte al concluir el jubileo del año 2000 nos proponía a todos un programa de vida con unas prioridades para caminar desde Cristo, como son: La Santidad, la oración, la Eucaristía dominical, el Sacramento de la Reconciliación, la Primacía de la Gracia, la escucha de la Palabra y el anuncio de la Palabra (Cfr NMI 29), como medios de vida cristiana que nos llevan a la santidad, indicando al respecto: “No se trata de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra en definitiva en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste” (NMI 29).Todas las prioridades propuestas por San Juan Pablo II son muy importantes y esenciales para llegar a la Salvación, pero aquí vamos a detenernos en la primacía de la gracia, como el estado habitual en el que el Cristiano se debe mantener siempre. Hemos recibido la gracia de Dios en el bautismo que nos ha hecho sus hijos y nos ha dejado el corazón limpio. Por debilidad humana somos pecadores, pero de un cristiano se espera que no permanezca en estado de pecado por mucho tiempo, sino que de inmediato frente al pecado pueda buscar el sacramento de la Reconciliación para recuperar la gracia y volver al estado inicial de recién bautizado, para llevar a plenitud su vocación que es vivir en gracia de Dios.Cuando damos primacía a la gracia de Dios, comenzando por el estado de gracia en el que estamos llamados a permanecer y perseverar, toda la vida del Cristiano fluye como don de Dios, porque Jesucristo es el centro de la vida y por Él, que derrama permanente su gracia sobre nosotros todo fluye con mayor eficacia. San Juan Pablo II así lo expresa: “En la programación que nos espera, trabajar con mayor confianza en una pastoral que dé prioridad a la oración, personal y comunitaria, significa respetar un principio esencial de la visión cristiana de la vida: la primacía de la Gracia” (NMI 38).Cuando toda nuestra vida está proyectada desde la primacía de la gracia, reconocemos que todo depende de Dios, y de nuestra parte, a ejemplo de María nos disponemos a decir: “Hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt 6, 10), diciendo con esto que queremos hacer y amar la voluntad de Dios, porque de Él depende todo y nosotros somos instrumentos para que la gracia de Dios dé frutos abundantes en nuestra vida y en el entorno social donde nos movemos.En la vida de la gracia y en la colaboración con Dios para llevar la gracia a otros, tenemos que evitar la tentación del protagonismo personal, atribuyendo a nuestra pequeñez, lo que le corresponde a Dios. San Juan Pablo II ya nos previene de esta tentación cuando nos enseña: “Hay una tentación que insidia siempre todo camino espiritual y la acción pastoral misma; pensar que los resultados dependen de nuestra capacidad de hacer y programar. Ciertamente Dios nos pide una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad operativa en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar que sin Cristo, no podemos hacer nada (Cfr Jn 15, 5)” (NMI 38). El camino de vida espiritual y de santidad que todos estamos llamados a vivir cada día, parte del hecho de darle primacía a la gracia de Dios y es la oración y el estado de gracia en el corazón lo que nos hace vivir esta verdad. Vuelve San Juan Pablo II a ilustrarnos al respecto: “La oración nos hace vivir reconociendo la primacía de la gracia, que nos recuerda constantemente la primacía de Cristo y, en relación con Él, la primacía de la vida interior y de la santidad. Cuando no se respeta este principio los proyectos pastorales caen en el fracaso” (NMI 38).Los invito a todos a que nos esforcemos por vivir en estado de Gracia todos los días de nuestra vida, sólo así podemos cumplir con nuestra misión, dándole primacía a Jesucristo que es el centro de todo. Sostengamos la gracia de Dios en el corazón con la oración contemplativa de rodillas frente al Señor, con la Eucaristía diaria, con la escucha y el anuncio de la Palabra de Dios y en los momentos de debilidad, acudamos al sacramento de la reconciliación, que nos permita reconocer el primado de la gracia, como camino seguro de santidad. Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José alcancen del Señor todas las bendiciones y gracias, que nos fortalezcan en el compromiso de vivir siempre en estado de Gracia, para que caminemos juntos, con nuestros niños y mayores, con fervor pastoral por el Reino de Dios. En unión de oraciones. Reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de Cúcuta

Lun 31 Jul 2023

Obispos de Nariño rechazan recrudecimiento de la violencia, piden signos de paz y convocan velatón

A través de un comunicado, los obispos de Pasto, Ipiales y Tumaco, diócesis del departamento de Nariño, rechazan el recrudecimiento de la violencia que se ha venido presentado durante las últimas semanas en varias zonas de esa región.En el mensaje, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, monseñor José Saúl Grisales Grisales y monseñor Orlando Olave Villanoba manifiestan su dolor por “la sangre derramada de tantas personas” y los múltiples atropellos hacia la población civil, como es el caso de los atentados contra la vida de niñas y mujeres, los desplazamientos forzados y las “restricciones en el ejercicio de sus libertades”.Al tiempo, hacen un llamado a los grupos armados para que realicen signos concretos de paz, como la liberación del subintendente Luis Alberto Gómez Olivar, comandante de la Policía en Colón-Génova, secuestrado en los últimos días en un sector conocido como las Cuchillas, ubicado entre los municipios de Florencia y Mercaderes, en el Cauca, localidades que limitan con Nariño.Velatón por la paz en todas las parroquias del departamentoEn el comunicado, los prelados invitan también a sacerdotes, religiosos y religiosas “para que en todas las comunidades se eleven oraciones pidiendo el don de la paz y el cese de toda afectación a la sana convivencia comunitaria”.Además, los obispos piden que, durante esta semana, en todas las parroquias de estos territorios del suroccidente de Colombia, se adelante una velatón y el rezo del Santo Rosario. Esto, “en sufragio por los hombres y mujeres muertos en el conflicto, de todas las orillas, por los desplazados y por la liberación de los secuestrados y desparecidos”, así lo han expresado."En comunión con los demás hermanos del Episcopado Colombiano, renovamos nuestro compromiso por la búsqueda de una Colombia reconciliada y en paz. Es una convicción que se funda en nuestra fe en Jesús, el “Príncipe de la paz” (Cf. Efesios 2,14)".

Vie 28 Jul 2023

Iglesia inició pedagogía sobre su rol en el monitoreo del cese al fuego con el ELN

Como parte del compromiso adquirido durante el cuarto ciclo de negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), este jueves 27 de julio, se llevó a cabo en el municipio de Tame (Arauca), un encuentro de formación sobre el rol de la Iglesia Católica colombiana en el Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación (MVMV)del Cese al Fuego Bilateral, Nacional y Temporal (CFBNT) acordado entre el Gobierno Nacional y esta guerrilla.El obispo de Arauca, monseñor Jaime Cristóbal Abril González, junto a cerca de 20 delegados de su diócesis y de la Diócesis de Yopal, profundizaron en el protocolo, así como en los principios y criterios bajo los cuales la Iglesia actuará en este campo, enfocados específicamente en la labor de monitoreo. Una misión que estará basada en su identidad pastoral y humanitaria, así como en su doctrina eclesial en el ámbito de la paz.De manera similar, la semana anterior se llevó a cabo un espacio pedagógico con delegados de las diócesis de Quibdó e Istmina-Tadó en el departamento del Chocó. Los encuentros estuvieron presididos por monseñor Mario de Jesús Álvarez, pastor de ambas jurisdicciones. Allí también participaron agentes pastorales de la Diócesis de Pereira.Estos talleres son facilitados por la delegación de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) para las relaciones Iglesia- Estado, liderada por monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria. Además, cuentan con el apoyo y la participación de la Misión de Verificación de Naciones Unidas y del equipo del Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas en Colombia, Carlos Ruiz Massieu.De acuerdo con monseñor Henao, este servicio que prestará la Iglesia dentro del MVMV se hará en favor de los más vulnerables y en clave de fortalecimiento del proceso de diálogo. “Es un mecanismo que fundamentalmente le pide a la Iglesia ayudar a fortalecer todos los esfuerzos para evitar, para prevenir accidentes, para proteger a la población”, precisó el delegado.Según ha informado esta oficina de la CEC , son nueve las regiones del país en las que se implementará el mecanismo. Estas abarcan las arquidiócesis de Cali, Medellín y Bucaramanga, y las diócesis de Arauca, Quibdó, Valledupar, Pasto, Soacha y Cúcuta. Allí también se llevarán a cabo estos espacios de formación.

Jue 27 Jul 2023

“Colombia está redescubriendo a los jóvenes”: Mons. Rueda a propósito de la JMJ 2023

Monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), aseguró que los jóvenes son la semilla de esperanza y los protagonistas del cambio que se necesita en la Iglesia, en la sociedad colombiana y en quienes buscan una vida nueva en Jesús, especialmente ante la compleja realidad que vive hoy el país. Además, de acuerdo con el recién designado Cardenal, Colombia está redescubriendo a los jóvenes. Monseñor Rueda hizo estas afirmaciones en un mensaje en el que se refiere a las más de 2.000 personas que representarán al país en Portugal durante la Jornada Mundial de la Juventud 2023. “Estos jóvenes están poniendo un récord maravilloso de participación. Nunca antes una delegación tan generosa, tan numerosa de jóvenes había participado”, puntualizó el prelado.“Ustedes tienen la presencia de Cristo en su corazón. Ustedes son capaces de llenarnos de sonrisas, de sueños, de amaneceres, de oxígeno”: el presidente del Episcopado Colombiano le dirigió también estas palabras a los jóvenes que no participarán en esta JMJ. Monseñor Rueda dijo también que Colombia necesita jóvenes misioneros, llenos del Espíritu Santo y que canten las maravillas del Señor, “como la Virgen María, que era una joven y que cuando recibe el anuncio del ángel sin demora, con prisa, se levanta, se llena de alegría y va hasta Ein Kerem para visitar a Santa Isabel”, puntualizó el arzobispo.

Mié 26 Jul 2023

"La guerra nos mandó un mensaje directo y quisimos responderlo con el lenguaje de la paz": Arzobispo de Popayán

Entre el 16 y el 22 de julio, más de 600 laicos y 90 sacerdotes participaron en la Semana de la Misión que recorrió nueve parroquias de la Arquidiócesis de Popayán. Una actividad que la jurisdicción realiza anualmente y que, en esta oportunidad, bajo el liderazgo de monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, se desarrolló bajo el lema “Con Jesús y con María, el Cauca tiene vida”. La misión tenía como propósito central llevar esperanza, a través del anuncio Kerigmático de amor y salvación, puerta a puerta, a comunidades urbanas y rurales del departamento. Un mensaje necesario en medio de las dificultades que vive este territorio por causa del conflicto armado, así lo indicó la arquidiócesis. Monseñor Omar Alberto explicó que se trató de una misión con una respuesta "extraordinaria" por parte de las comunidades. “Se sorprenden de ver llegar misioneros a sus veredas, los acogen, los reciben",precisó el arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. En el marco de esta misión arquidiocesana, monseñor Sánchez junto a varios de sus sacerdotes, a manera de acción significativa, presidió una Eucaristía por la vida y por la pazen la Parroquia San Lorenzo del municipio de Caldono, localidad en la que el pasado 2 de julio un diácono y un laico sufrieron un grave atentado contra su vida. El arzobispo dio a conocer que fue una celebración especial llena de alegría y convicción por la defensa de la vida. “Entendimos perfectamente que la guerra nos mandó un mensaje directo y quisimos responderlo con el lenguaje de la paz, con la invitación al diálogo. Entendimos que la muerte nos mandó un mensaje porque atentó contra dos personas nuestras que milagrosamente se salvaron y por eso respondemos con la vida”, afirmó. Monseñor Sánchez Cubillos indicó también que, con esta visita, en la que también se realizó una marcha por la vida por las principales calles de este municipio, pudieron “profesar la fe de una religión que se construye a partir del perdón y la reconciliación con las palabras del mismo Jesús en la Cruz: “Perdónalos porque no saben lo que hacen””. Para el arzobispo de Popayán este tipo de acciones permiten repotenciar de manera efectiva la misión en esa Iglesia particular. "Iremos construyendo, cada vez más, estructura misionera, más vocación de enfoque misionero y, por supuesto, una renovación de nuestras comunidades de fe", precisó.

Mar 25 Jul 2023

“Nosotros no somos negociadores”: Mons. Henao sobre el rol de la Iglesia en los diálogos con el ELN

Por muchos años, durante los cerca de setenta que tiene de persistencia el conflicto armado en el país, la Iglesia Católica colombiana ha venido promoviendo, a través de diferentes jurisdicciones, comisiones, instituciones y actores, condiciones que favorezcan la búsqueda de la reconciliación y la paz, con un enfoque central: el humanitario. Bajo dicha óptica, la Iglesia colombiana ha participado en diversos procesos de mediación para la liberación de secuestrados por parte de actores armados ilegales; además ha visibilizado situaciones de abandono y sufrimiento en las comunidades, especialmente aquellas que están en ubicadas en las periferias; también ha ambientado la búsqueda de salidas negociadas a este conflicto. En la actualidad, además de las acciones que desarrollan directamente los obispos, sacerdotes, comunidades religiosas y laicos de diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país donde esta dolorosa realidad golpea de frente a sus territorios, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) tiene tres áreas que se encargan directamente de animar esta misión desde el ámbito nacional: el Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana, la Comisión de Conciliación Nacional y la Oficina para las Relaciones Iglesia-Estado. Del liderazgo de la última de esas dependencias está a cargo monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, quien, además, desde diciembre del 2022, junto a monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente da la CEC y a monseñor Darío Monsalve Mejía, arzobispo emérito de Cali, fue designado por la presidencia del episcopado para acompañar la mesa de negociaciones entre el Gobierno Nacional y la guerrilla del ELN. Ante la dolorosa pérdida de múltiples vidas humanas, el complejo contexto social y humanitario que persiste en diversas regiones de Colombia por cuenta de problemáticas asociadas al conflicto armado y la búsqueda de soluciones que permitan ir poniéndole fin a los hasta hoy incesantes ciclos de violencia que se han presentado, a través de una declaración, monseñor Henao puntualiza los principios fundamentales que direccionan la tarea de la Iglesia y la materialización de estos, en procesos como el que se lleva a cabo con el ELN. A continuación, damos a conocer los aspectos más relevantes del mensaje: ¿Cuáles son los principios de esta misión que adelanta la Iglesia Católica? “En primer lugar, actuar dentro de la doctrina de paz propia de la Iglesia, fundamentada en Jesucristo, Príncipe de la Paz, fundamentada en el hecho de que Jesucristo es la verdadera fuente de la paz, pero que los seres humanos tenemos que buscar incesantemente entre nosotros también llegar a acuerdos, construir soluciones. En segundo lugar, la perspectiva propiamente pastoral. Es decir, la Iglesia lo hace bajo la óptica pastoral. Esto significa que lo hace bajo la óptica del pastor, que, viendo sus ovejas heridas, viendo sus ovejas afectadas, viéndolas perseguidas, viéndolas huyendo, hace todo lo posible por asegurarles un clima de vida estable y un clima de vida que les permita desarrollarse plenamente. Y para ello el pastor sale al encuentro y sale también a las situaciones difíciles, a las situaciones de confrontación y busca soluciones a través de la palabra, del diálogo; a través de llevar un mensaje que es el de Jesucristo, Príncipe de la Paz. En esa perspectiva la Iglesia actúa, no actúa solamente como un ente que viene con unas ideas políticas o humanitarias solamente, o solamente con ideas de hacer bien, pero sin un horizonte claro no, lo hace bajo la perspectiva de la fe puesta en Jesucristo, de la fuerza del Espíritu Santo que nos mueve, del llamado de Dios para el Padre, que nos dice que somos una sola familia y que tenemos siempre que estarnos reconstruyendo en esa capacidad, así como se ha hecho desde toda la historia. Y eso nos lo marca el libro del Génesis cuando nos habla de Caín y Abel, y esa larga historia de divisiones y sufrimientos entre los pueblos”. ¿Qué significa la presencia de Iglesia en la mesa de negociaciones con el ELN? “Una presencia que es de acompañantes permanentes. Nosotros no somos negociadores, la Iglesia no está allí a título de ser parte de la negociación como parte de los dos equipos que tienen que tomar las decisiones, es parte, pero como acompañante. Acompañante quiere decir que es testigo de excepción. Acompañante quiere decir que recibe los acuerdos y que está atenta a que todo se haga en bien de la comunidad, que está atenta a que se avance en sobre la base del bien común, del bien de toda la sociedad colombiana (...) Una presencia de la Iglesia que busca que se avance en los diálogos bajo la perspectiva de lograr soluciones en favor de las víctimas y de las comunidades que más han sufrido y que son más vulnerables”. ¿Cuál es el rol de la Iglesia en el cese al fuego y la participación para la paz que se ha previsto en esta negociación? “Se le ha pedido a la Iglesia, allí, junto a Naciones Unidas, hacer parte del mecanismo de monitoreo y verificación. Son dos palabras claves, porque monitoreo es acompañar, es hacer presencia, es hacer dinámicas pedagógicas, es establecer puentes entre las partes que están metidas en el conflicto. La Iglesia hace parte del monitoreo, la Iglesia en sus diócesis no califica los hechos, no establece juicios, la Iglesia lo que hace con su misión pastoral hacer el vínculo con las comunidades para que puedan expresarse (…) Habrá sacerdotes que prestarán ese servicio de escuchar, de animar, de acompañar, de evitar, de prevenir que haya más violencias y de prevenir que el cese al fuego se rompa. Este es un cese al fuego que comienza bajo una perspectiva muy clara, que es la de evitar acciones agresivas, ofensivas, entre el Ejército de Liberación Nacional y las Fuerzas militares del país. No es todo el conjunto que quisiéramos, por eso se ha dicho que este cese al fuego será progresivo. Tendrá que irse ampliando hasta cobijar nuevos aspectos que le permitan al cese del fuego ya responder a otros clamores, otras urgencias, otras afectaciones de las comunidades, indudablemente dolorosas y graves, pero se comienza con una y un paso importante para proteger vidas humanas. Luego, estamos ante otro punto muy importante que se llama participación para la paz, es un eje muy importante en la negociación con el ELN. Tiene ahora una primera fase, que es el diseño de la participación. Es decir, se va a comenzar a discutir entre distintos sectores sociales, se ha escogido 30 sectores sociales con unas organizaciones, son 80 personas que representan esos sectores. Van a comenzar a discutir qué tipo de participación tiene en la sociedad tener en función de las transformaciones, de los cambios que van a resultar de esa negociación (...) Queremos lograr que se establezca un clima de reconciliación y de paz en el país. Esos van a requerir presencia de las diócesis y de sacerdotes, de mucha gente, de comunidades. Ojalá que sigamos con mucho interés este este proceso y miremos porque finalmente las decisiones que se tomen van a impactar en el futuro de la sociedad colombiana”. ¿Qué otros procesos de diálogo o negociación acompaña actualmente la Iglesia? “En Buenaventura se acaba de iniciar el proceso de negociación con los grupos armados que hay allí y que han estado confrontados: Los Chotas y Los Espartanos. En Medellín también se está haciendo un esfuerzo. Se habla de otras negociaciones con los que se llaman disidencias. En fin, hay varias negociaciones en marcha y en la medida en que la Iglesia sea invitada, se analizará y, pastoralmente, se tomarán las decisiones del caso, siempre bajo esa perspectiva, bajo la doctrina de paz propia de la Iglesia, animados y acompañados por lo que son los principios pastorales". Al cierre de su mensaje, monseñor Héctor Fabio Henao también se refirió al documento ‘Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz’, publicación de la Conferencia Episcopal de Colombia que sintetiza los contenidos esenciales sobre el pensamiento y actuar de la Iglesia frente a la construcción de la paz y la vivencia de la reconciliación en el contexto nacional. “Ojalá lo estudiemos y lo conozcamos muy a fondo, tiene grandes principios. Y luego, todo lo que es el compromiso humanitario de la Iglesia en nuestro país, hacer la sociedad reconciliemos en la cual se cumpla plenamente el mandato del Señor”, precisó el delegado de la CEC. DECLARACIONES DE MONSEÑOR HÉCTOR FABIO HENAO GAVIRIA: DESCARGUE EL DOCUMENTO HACIA UNA PASTORAL PARA LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ AQUÍ