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Iglesia

Vie 21 Ene 2022

GERARDO VALENCIA CANO, el más discutido y admirado obispo de Colombia en su momento

Al celebrar este 21 de enero, 2022, los 50 años de la partida a la Casa del Padre de Mons. Gerardo Valencia Cano, la Conferencia Episcopal de Colombia se une a los pueblos indígenas de nuestro país y al pueblo de Buenaventura y de la Costa Pacífica, en homenaje y reconocimiento a quien fuera su pastor abnegado. Como miembro de la Congregación de los Misioneros de Yarumal, en 1949, a la edad de 32 años, fue nombrado Prefecto Apostólico de Mitú, Prefectura que cubría los actuales departamentos de Vaupés, Guaviare y Guainía, donde dejó una huella imborrable por su trabajo apostólico, que sintetizó en el bello poema y canto de su inspiración poética: “¡Vaupés, Vaupés, tierra brava de la selva y del raudal! ¡Vaupés, Vaupés, en tus aguas se oye el toque de un clarín! Vaupés, Vaupés, no te busquen los que no saben luchar, que a tus selvas se entra siempre con coraje Y a tus ríos con bravura Y a tu corazón con fe”. (…) [1] En 1953 fue designado por la Santa Sede como Vicario Apostólico del recién creado Vicariato Apostólico de Buenaventura, donde inició un incansable trabajo misionero que trascendió las fronteras de su jurisdicción hacia todo el litoral Pacífico colombiano, con influencia en todo el país. Mons. Valencia fue uno de los más reconocidos obispos de Colombia en su tiempo por su búsqueda de un nuevo estilo de Iglesia que viviera y proclamara auténticamente el Evangelio de Jesús, adelantándose más de 50 años a la propuesta del papa Francisco de una Iglesia en SALIDA. El “Hermano Gerardo”, como fue reconocido por su pueblo, nos dejó un legado misionero de auténtico cristiano de a pie, como sacerdote y pastor comprometido con su grey, y de obispo de su tiempo que buscó aplicar el Concilio Vaticano II en la Iglesia latinoamericana, a través del Departamento de Misiones del CELAM, como su primer presidente. Monseñor Valencia Cano, Vicario Apostólico de Buenaventura de 1953 a 1972, murió en el accidente del avión HK 661 de Satena que volaba de Medellín a Istmina y se estrelló en el Cerro de San Nicolás, en la región del Citará, jurisdicción del municipio de Ciudad Bolívar, al suroeste del departamento de Antioquia. Su muerte conmocionó a su querido pueblo de Buenaventura y del litoral pacífico que le rindió un sentido homenaje el 7 de febrero, 17 días después del accidente; cuando su cuerpo fuera rescatado de la selva inhóspita por la comisión terrestre liderada por el sacerdote Ricardo Saldarriaga, párroco de la parroquia San Bernardo de los Farallones, de Ciudad Bolívar. “Todos somos un solo Pueblo” [2] Cincuenta años después, su memoria sigue aún más viva y fecunda, como nos lo confirma Monseñor Rubén Darío Jaramillo M., actual obispo de la diócesis de Buenaventura: “El 21 de enero de 1972 parte hacia el Cielo Mons. Gerardo Valencia Cano, obispo de Buenaventura, coronando así una obra maravillosa que, en 19 años, como Vicario Apostólico de Buenaventura, realizó innumerables obras en esta región del Pacífico Colombiano, en Colombia y en América Latina. Hemos querido designar esta gran fiesta con el nombre: “TODOS SOMOS UN SOLO PUEBLO”, resumiendo así la vida y obra, la memoria y pensamiento de Gerardo Valencia Cano, el Hermano Mayor, el obispo de los pobres. “Todos somos un solo pueblo”, solía decirlo en sus alocuciones en Radio Buenaventura en su programa diario “Muy Buenos Días”. GVC está vivo, está resucitado, y cada día toma más fuerza su pensamiento, su amor a sus comunidades, primero en el Vaupés y luego en Buenaventura. En palabras de la poetisa Lucrecia Panchano digo: “Fue nuestro gran monseñor G. Valencia Cano quien, en todo hombre, su hermano reconoció con amor”. Es para nosotros, yo como obispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo Montoya, poder celebrar la vida y obra de un hombre grande, de un obispo que supo ver en el otro el rostro de Dios y entregarse por Él como profeta, como sacerdote y como obispo, pero ante todo como hermano, “hermano del Tucano”, decía en el Vaupés, y aquí “hermano del negro, del indígena, del mestizo”, que defendió las poblaciones de los potentados que querían destruir a los humildes, a los “negritos”, como decía él. Que Dios en el Cielo lo corone y a nosotros nos inspire en estos cincuenta años que estamos celebrando, poder imitar su legado de entrega absoluta por los demás; dejar a un lado tantas complicaciones como llevamos nosotros y ser humildes y sencillos como él vivió. En el Cielo hay fiesta porque hay un hombre grande. En la tierra, en Buenaventura, ya no lloramos a Gerardo; ya lo invocamos para que siga acompañando la lucha del Pueblo de Buenaventura en su liberación total, en su dignificación. Dios bendiga nuestro Puerto y que, desde el Cielo, Gerardo nos envíe su bendición”[3]. Desde la Comisión Episcopal de Misiones y del Centro de Animación Misionera de la CEC y el área de Etnias nos unimos a Mons. Rubén Darío para apoyar a su diócesis y a la Iglesia colombiana en el proceso de beatificación que se inicia. ¿Cómo se entendió a sí mismo el Hermano Gerardo? El esfuerzo por plasmar en su “Diario” sus vivencias del día a día en su actividad apostólica nos dejan una prueba de su íntimo deseo de identificarse más y más con el proyecto de Jesús. Escribía en 1969, a poco más de un año de su partida: “Yo quisiera salir gritando: soy un sacerdote misionero que quiere vivir a los 52 años de edad y hasta la muerte, su sacerdocio como el día de su ordenación”. (…) “Comprendí que "para conocer a Dios es necesario conocer al hombre y que es necesario amar al hombre para poder amar a Dios", como lo recordaba Pablo VI al finalizar el Concilio”. (…) “Comprendí que la vocación de "evangelizar a los pobres" lleva consigo el deber de denunciar las injusticias y las hipocresías de quienes echan pesadas cargas sobre los hombros de los demás y ellos no las tocan ni con un dedo”. (…) “¿Y el "aggiornamento"? Para mí, aggiornarse el sacerdote es sentir como Cristo el dolor de las muchedumbres marginadas y la rebelión de esa juventud aprisionada dentro de unas estructuras que deberían estar en continua revisión, según las exigencias de los tiempos y los impulsos del Espíritu” [4] El talante de su personalidad y de su pensamiento social lo podemos medir en sus mismas palabras; en un discurso pronunciado en 1971, expresaba: “Hermanos, os habla un porteño que ha sufrido durante diecinueve (19) años la dureza de la estiva sobre los hombros encorvados de sus hermanos con hambre de libertad; (…) Os habla un hombre que ha llorado con el indio la desaparición de su raza y ha llorado con el negro el desprecio de las otras; (…) Os habla un hombre que, habiendo recibido de Cristo su mandato de amor, ve con angustia que el egoísmo de los que algo tienen, clava sus garras implacables sobre las frentes de los desposeídos”. (…) “Hermanos, os habla un hermano, un hermano vuestro Latinoamericano, nacido en las montañas de Los Andes, quemado por el sol de nuestros valles, herido en las espinas de la selva, conocedor del Amazonas y del Plata. Os habla mi experiencia de la tierra, la angustia de libertad, la sed insoportable de que todos tengamos una sola Patria” [5] Entre muchas opiniones sobre el Hermano Gerardo, destaco el siguiente escrito del poeta nadaista Gonzalo Arango, quien fue su amigo y quien tuvo la ocasión de caminar con Mons. Valencia en una correría por San Francisco del Naya. En el periódico El Tiempo en 1971 nos dejó el poeta esta reseña del obispo de Buenaventura: “Monseñor Valencia no es el lobo de Golconda, pero tampoco el caperucita roja de la religión. Evidentemente no es el capellán del statu quo. Sencillo como la coliflor, flaco, bajito, con un motorcito pegado al alma, con una autoridad que no emana del poder sino de su bondad. Así es él. Silencioso y activo, incansable y meditador. Un peón de Cristo a quien le sobra tiempo para la poesía”. Su biógrafo, Gerardo Jaramillo lo define como un profeta: “Gerardo era un profeta: sintió que tenía una misión que cumplir, sintió que Dios le había encomendado una misión y, aunque a veces había sentido deseos de huir, siempre permaneció asido a la cruz, uncido a la tarea que el Señor le encomendó”[6]. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados!", gritó Jesús en el sermón de las Bienaventuranzas, grito que actualizó el Hermano Gerardo durante su actividad misionera, y en numerosos escritos y discursos, como lo testimonia Monseñor Raúl Zambrano Camader, su colega en el episcopado: “De los negros opinó que son el símbolo de todo el pueblo iberoamericano. La clave de la liberación debemos buscarla en nuestro mismo continente. América Latina es tierra propicia para la unidad, pues sus gentes son una síntesis de todas las razas del mundo. En Quibdó pronunció un corto discurso y decía Mons. Valencia: “El indio de América y el negro más auténtico tiene en su alma y en su historia la clave verdadera de las reformas sociales; lo han tomado de su casto contacto con la naturaleza, lejos de lo artificial que ha provocado en el hombre su tentación de ser Dios” [7] A buena hora el obispo de Buenaventura, Monseñor Rubén Darío Jaramillo, nos invita a estar en sintonía como Iglesia colombiana, desde el pueblo fiel del litoral Pacífico y de las minorías étnicas de Colombia, para unirnos en oración y acción por la causa de Beatificación de este testigo fiel de nuestra Iglesia local. En el contexto de la SINODALIDAD que vivimos como Iglesia universal el papa Francisco nos está mostrando el camino a seguir en este siglo XXI. Gerardo Valencia, en actitudes proféticas similares al papa Francisco, fue un visionario en su tiempo y nos dejó un derrotero de humanismo cristiano con una actitud misionera en salida, al encuentro de tantos hermanos y hermanas, víctimas de la marginalidad en nuestro país. En una anotación de un libro de lectura de Mons. Valencia se encontró este escrito de su puño y letra: "Señor, cuando yo muera, ¿qué será de mí? Déjame perderme bajo la tierra como una pepa dura, de la memoria de todos, mientras que Tú plasmas de nuevo al viejo Adán, y reviente como una estrella sobre el nuevo mundo" [8] Gracias Hermano Gerardo por quedarte entre nosotros animando nuestra Iglesia colombiana. P. Omer Giraldo R. MXY Centro de Animación Misionera Conferencia Episcopal de Colombia CEC Director delÁrea de ETNIAS Director Director del El Instituto Misionero de Antropología - IMA [1] MONSEÑOR VALENCIA. Homenaje póstumo a la memoria de Monseñor Gerardo Valencia Cano, MXY. Publicación dirigida por P. Gerardo Jaramillo G. MXY y varios colaboradores. Editorial Librería Stella. Bogotá. Página 27. [2] Expresión de Monseñor Valencia en sus alocuciones radiales en Radio Buenaventura [3] Mons. RUBEN DARÍO JARAMILLO. Mensaje con ocasión de la celebración de los 50 años de la muerte de Mons. Gerardo Valencia Cano. [4] Monseñor Valencia. Op. Cit. Pag. 38-41 [5] Monseñor Valencia Op. Cit. Pag. 54-56 [6] Gerardo Jaramillo Gonzalez. El Obispo de los Pobres. Una biografía de Monseñor Gerardo Valencia Cano. Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal. Edit. Carpgraphics. MEDELLIN. Agosto 2008. [7] Zambrano Camader, Mons. Raúl. “El pensamiento social de Mons. Valencia”. En Monseñor Valencia. Op. Cit. Pág. 76. [8] Monseñor Valencia. De Gerardo Jaramillo González. Op. Cit. Pag. 195 Descargar el artículo[icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Jue 20 Ene 2022

Hoy se ha cumplido esta Escritura

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 23 de 2022 Primera lectura: Nehemías 8, 2-4a.5-6.8-10 Salmo: 19(18), 8.9.10.15 (R. Jn 6,63c) Segunda lectura: 1Corintios 12, 12-30 Evangelio: Lucas 1, 1-4; 4,14-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • El libro de Nehemías nos recuerda el momento en que Esdras, sacerdote y maestro, leyó el libro de la ley para motivar a la comunidad a mantener viva su identidad de pueblo elegido por Dios. • San Pablo al dirigirse a los Corintios, nos recuerda que todos somos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, no como una estructura sino como un organismo vivo enriquecido por la presencia del Espíritu de Dios. • Jesús en la sinagoga de Nazaret, nos recuerda que la buena noticia del Evangelio se actualiza cada vez que la recibimos como comunidad creyente que se congrega para escuchar su Palabra. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La lectura de Nehemías nos recuerda lo acontecido a finales del siglo V a. C., cuando el pueblo judío había regresado del exilio de Babilonia, y en medio de una dominación extranjera deben mantener viva la identidad de ser pueblo elegido por Dios; por eso, Esdras, sacerdote y líder reconocido por el pueblo, se dirige a toda la comunidad al hacer la lectura del libro de la ley, y lo proclama solemnemente para dar identidad y sentido de pertenencia a los miembros del pueblo judío, ya que no todos habían regresado del exilio y varias comunidades se encontraban dispersas fuera de Palestina, pero la ley del Señor les permitía congregarse como pueblo elegido por Dios; así reconocen que lo importante es la vivencia de los mandatos y decretos del Señor para sentirse una comunidad elegida. La comunidad celebra un día de fiesta para dar gloria y alabanza a Dios por todo lo que ha hecho en medio de su pueblo santo. El apóstol Pablo escribe a los Corintios para recordarles que todos en diversidad de dones y carismas forman un solo cuerpo que es la Iglesia, comunidad de fe, es decir, un organismo vivo donde actúa la presencia del Espíritu de Dios. Así, la Iglesia es una sola familia donde todos los miembros son importantes, pero deben mantener cohesión y unidad, de modo que la cabeza es Cristo y todos los bautizados somos miembros de su cuerpo místico, de modo que todos estamos llamados a vivir la fraternidad y la caridad y en particularmente, debe ponerse atención a los más débiles y excluidos, ya que todos somos hermanos y debemos fijar la mirada en aquellos más frágiles y vulnerables. El Evangelio de Lucas comienza dirigiéndose a Teófilo, que significa hijo de Dios, de tal manera que podemos decir que es un mensaje escrito para todos los hombres y mujeres que somos hijos de Dios, y aquí se nos narra de modo ordenado todo los hechos y acontecimientos que Jesús realizó para salvarnos. En el pasaje que se lee este domingo se narra el acontecimiento de la sinagoga donde Jesús entra para la liturgia de la Palabra y actualiza el cumplimiento de las Sagradas Escrituras que anuncian un tiempo de gracia y de libertad para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Jesús actúa lleno del Espíritu de Dios, y por eso, inaugura un tiempo de gracia y de esperanza para la humanidad. La gente fijó sus ojos en Jesús porque estaba ungido por la fuerza del Espíritu Santo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al igual que el pueblo de Dios en el pasado, nosotros vivimos como en el exilio, en medio de un mundo hostil al Evangelio, pero en medio de tantas dificultades, debemos mantener la identidad de pueblo elegido por Dios. Somos una nación santa y la ley de Dios nos identifica, ya que la vivencia del mandamiento del amor nos estimula a caminar juntos con otros hombres y mujeres que han perdido la esperanza o se han dispersado perdiendo todo vínculo con el pueblo elegido por Dios. Nuestra pertenencia al pueblo de Dios nos debe mantener unidos para caminar como hermanos que se sienten corresponsables la misión evangelizadora que el Señor nos ha encomendado, pues por el bautismo hemos sido ungidos por el Espíritu Santo, de modo que somos miembros de la Iglesia que es el pueblo de Dios que camina en la historia. Esta Iglesia está conformada por todos los miembros de las diversas comunidades que caminan en distintos lugares del mundo pero que forman un único pueblo escogido por Dios pero enriquecido con la diversidad de dones y carismas de sus miembros, todo es posible porque formamos parte de un solo cuerpo que como un todo orgánico está unido a la cabeza que es Cristo, así formamos el “Cristo total”, del que bellamente hablaba san Agustín, al referirse a la unidad de la Iglesia donde todos estamos unidos íntimamente a Cristo que formamos un todo con él, nosotros como los miembros de su pueblo santo y él como la cabeza que conduce y da plenitud a todo el cuerpo. Es lo que nos recuerda el apóstol Pablo en la segunda lectura dirigida a los Corintios donde nos insiste que no debemos olvidar a los más frágiles y vulnerables porque también ellos forman parta de nuestra familia y debemos preocuparnos de su bienestar. En el Evangelio se nos invita a caminar juntos como pueblo de Dios con la firme convicción de que Cristo ha venido para dar sentido y plenitud a nuestra existencia. A nosotros, como hijos de Dios se nos dirige esta Palabra proclamada en el Evangelio para invitarnos a fijar nuestra mirada en Jesús, el único que da sentido y esperanza a nuestra vida, de modo que en este año caminamos con la certeza de que él nos trae un tiempo de gracia y bendición. Este año escuchamos hablar de la sinodalidad, que significa caminar juntos como miembros de la Iglesia para ayudarnos mutuamente y sentirnos hermanos unos de otros de modo que sintamos que somos el pueblo elegido por Dios camina en comunión con el papa y los obispos y todos juntos nos sentimos responsables de la tarea del anuncio del Evangelio, esa buena noticia que se actualiza cada vez que la proclamamos con fe y la escuchamos con atención, pues es el mismo Cristo quien nos sigue hablando para llamarnos a caminar en la unidos en la esperanza. Estamos en el domingo dedicado a la Palabra de Dios, y por eso como el pueblo acudimos para la escucha atenta de la buena nueva que el Señor nos dirige en el mensaje que hoy se proclama en la liturgia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al igual que el pueblo judío, hoy queremos tener los ojos fijos en Jesús, el que inicia y consuma nuestra fe, estamos seguros que al mirarlo a él no perderemos el rumbo y el horizonte de nuestro camino, sabemos que vamos caminando juntos y muchos hermanos nuestros van a nuestro lado. Le pedimos al Señor que nos conceda la apertura del corazón para escuchar su palabra y hacerla vida en nosotros con la certeza de que el Señor nos renueva cada vez que acudimos a su encuentro. _________________ Recomendaciones prácticas: • Celebramos el Domingo de la Palabra de Dios aprovechando los recursos que nos ofrece la liturgia de este día. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos: En este tercer domingo del tiempo ordinario, celebramos el día de la Palabra de Dios, hoy de modo especial, dirigimos nuestra mirada al Señor que nos convoca para actualizar su obra salvífica en nosotros, por eso nos disponemos para el encuentro fraterno en torno a la mesa de la Palabra y de la fracción del pan que nos congregan como miembros del pueblo santo de Dios. Participemos con alegría de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra La palabra de Dios siempre es viva y eficaz, por eso, en Nehemías se nos invita a congregarnos como pueblo que guarda la ley del Señor como signo de identidad y pertenencia. San Pablo nos recuerda que todos somos los miembros del cuerpo y Cristo es la cabeza de este cuerpo que es la Iglesia. San Lucas dirige su mensaje a todos los hijos de Dios que se disponen a la escucha del mensaje para mantener los ojos fijos en Jesús que actualiza y da sentido al mensaje que se proclama. Escuchemos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Padre que en su Hijo ha salvado al mundo, dirigimos nuestra mirada para presentar nuestra suplica confiada: R. Padre escucha nuestra plegaria. 1. Oremos por el papa y por todos los ministros de la Palabra para que seamos instrumentos eficaces en la proclamación de la buena noticia de la salvación. 2. Oremos por los gobernantes para que trabajen a favor de los más pobres y vulnerables mediante el respeto a la dignidad de la persona humana. 3. Oremos por quienes se dedican al estudio de la Sagrada Escritura, para que, iluminados por la efusión del Espíritu Santo, nos ayuden en la comprensión de la Palabra de Dios. 4. Oremos por la unidad de los cristianos, para que el diálogo entre cristianos de distintas confesiones, unidos por un mismo Bautismo, irradie con nuevo brillo en este camino Sinodal. 5. Oremos por los enfermos y por quienes padecen a causa de la violencia para que encuentren en Cristo, la fortaleza y en nosotros, la caridad fraterna. Oración conclusiva Escucha Padre bueno, todo lo que con fe te hemos presentado por medio de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 20 Ene 2022

Se estrena en Colombia la película católica "Vivo"

En Colombia, se estrena en la salas de cine la película: "Vivo, ¿Quién anda ahí?", de la productora española Hakuna, habla sobre el poder de la Eucaristía para cambiar vidas. Dirigido por Jorge Pareja Trigo, el documental está basado en cuatro testimonios reales y se centra en el poder de Cristo Eucaristía que transforma vidas. La idea nació cuando su director, bastante alejado de la fe y con años sin ir a misa, fue invitado a un encuentro de adoración de jóvenes y familias del grupo Hakuna, del que salió impactado. “Teníamos ganas de contar algo increíble: ¡Jamás hubiésemos pensado que un trozo de pan escondiese un misterio tan profundo…y con tanto poder! Hemos convivido con cientos de personas que delante de ese pan blanco, han vivido experiencias liberadoras”, relató el sacerdote José Pedro Manglano, impulsor de Hakuna, al referirse al documental. “Aquí no hay ficción ni actores. Queremos contar historias de hoy. Nos parece que es interesante, muy interesante, para creyentes y no creyentes: a todos nos gusta saber los lugares donde se encuentran poderes especiales, energías sanadoras. Hemos tenido que escoger, y estas son sólo cuatro de las miles de historias anónimas tan apasionantes como desconcertantes con las que nos encontramos semana tras semana. Teníamos que contarlas”, añadió. Invitación para Colombia Los promotores de esta producción con temática católica afirmaron que hoy “Colombia, más que nunca está necesitada de esperanza. Y eso, precisamente es lo que promete esta película". La invitación a los católicos es a "llenar las salas" durante los días 21, 22, 23 y 24 de enero, para que la película se mantenga en cartelera, ya que las pequeñas productoras dependen del apoyo de la gente. Y también convocan a rezar para que llegue a muchos corazones. Podrá ser vista en la salas de Cinemark Sinopsis La vida parece que nos come y no nos deja al margen para decidir… pero ¿qué pasaría si esa persona, ese golpe del destino o ese parón tuvieran un sentido que no esperabas y cambiaran tu mirada y el enfoque de tu vida? Estas son cuatro historias, reales, que se encontraron cara a cara con alguien que muchos no logran ver… aunque Jaime, Carlos, Andrea, Antonio y Sonsoles aseguran que está VIVO y les ha devuelto la vida. Fuente: Productora española Hakuna y Agencia AICA

Mié 19 Ene 2022

Subsidio: El Domingo de la Palabra de Dios

Ya se encuentra disponible el Subsidio 2022, propuesto por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que ayudará a vivir este 23 de enero el Domingo de la Palabra de Dios. Este año el subsidio se articula en cuatro partes: la primera está dedicada a la Palabra de Dios en comunidades cristianas en el hoy de la pandemia; la segunda a la Palabra de Dios en familia en las dimensiones que la componen; la tercera a la Palabra de Dios en la oración personal; la última, son algunas intervenciones significativas de los últimos Pontífices sobre el contenido espiritual de los textos bíblicos del III Domingo del Tiempo Ordinario, además aspectos bíblicos sobre el Ministerio del Lectorado. Recordemos que en el año 2019 el Papa Francisco instituyó el Domingo de la Palabra de Dios a través de la carta apostólica en forma de motu proprio Aperuit Illis, fijado para que se anime cada año en el tercer domingo del Tiempo Ordinario. En su momento el Pontífice indicó que el objetivo principal de esta celebración es estimular a los creyentes a “comprender la riqueza inagotable que proviene del diálogo permanente de Dios con todos los seres humanos, puesto de manifiesto particularmente en el desarrollo progresivo de la historia de salvación vivenciada por el pueblo elegido y testimoniada en las Sagradas Escrituras”. DESCARGAR SUBSIDIO DEL DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Lun 17 Ene 2022

“Han destruido las imágenes, pero no nuestra fe”

Con estas palabras el obispo de la Diócesis de Montelíbano, Farly Yovany Gil Betancur, expresa su voz de repudio, frente a lo ocurrido este 14 de enero, donde fueron destruidas las imágenes de San José, María Inmaculada y Santa Laura Montoya, en el Santuario de San José de Uré, ubicado al sur de Córdoba. “Como Iglesia de Montelíbano, repudiamos todo acto vandálico que atente contra la libertad religiosa y las tradiciones de la comunidad creyente. Pedimos enérgicamente, que se respeten todas aquellas expresiones de religiosidad que, sin duda alguna, aportan al crecimiento en valores espirituales, familiares, culturales y humanos”. En su mensaje, el prelado observa que este templo parroquial dedicado a San José, es reconocido no solo por su patrimonio espiritual, sino también por tener una identidad cultural y religiosa, de ahí que cientos de peregrinos lo visitan año tras año para pedir favores bajo la intercesión de este santo. Monseñor Gil expresa que a pesar de lo sucedido, que causa dolor, se debe seguir caminando con “compromiso, lealtad y sentido de pertenencia por nuestra Iglesia Católica”. Así también, ofreció el perdón hacia la persona responsable de este acto. “Los cristianos no podemos devolver mal por mal. Por eso, como Iglesia, oramos por la conversión de quien ha perpetrado esta acción sacrílega”. Es la cuarta vez, que en esta Jurisdicción Eclesiástica se presenta este tipo de actos, donde personas inescrupulosas destruyen imágenes religiosas, hiriendo así la fe de tantos católicos en esa región del país. DESCARGAR COMUNICADO [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Vea también la declaración del presbíteroEder Riqueme Tovar, párroco de San José de Uré

Lun 17 Ene 2022

Obispo de Arauca pide a actores del conflicto parar "torbellino de asesinatos"

Frente a la compleja situación que se agraba en el Departamento de Arauca, el obispo de esta región del país, monseñor Jaime Cristóbal Abril González, reitera su cercanía y solidaridad con la población afectada y les anima a crecer en la esperanza. El obispo al presentar una radiografía del panorama sobrío que allí se vive, constata que la reactivación directa de la confrontación armada entre grupos insurgentes, ha llevado al agravamiento de la crisis social y como consecuencia de ello se evidencia: asesinatos selectivos, desplazamiento forzado, amenaza a líderes y liderezas, atentados explosivos, quema de vehículos, entre otros. En un mensaje el obispo reitera que la "vida es sagrada y es un don precioso recibido de Dios y que nadie le está permitido arrebatar a otro", por lo que llama a los actores directos del conflicto para que "pasen de la recriminación mutua, que busca colocar en el otro al único responsable de los hechos a generar el pretexto para las acciones de respuesta, a una reflexión propia, al análisis sereno de los acontecimientos, al afrontar la verdad y clarificar los hechos, a parar, a parar, el creciente torbellino de asesinatos, actos violentos y amenazas, a colocar en primer lugar el bien de esa población civil". Igualmente, hace un llamado vehemente a las autoridades civiles para que busquen salvaguardar la vida e integridad de la población, así como concretar de manera integral planes de contingencia y ayuda humanitaria. A la Comunidad Internacional les pide seguir ofreciendo su acompañamiento y apoyo a la población y a las estructuras organizativas que están presentes en esta zona del país. Por otra parte, ante la desinformación que se ha venido generando a través de las redes sociales, con comunicados, videos y grabaciones faltos de veracidad, sembrando en la población incertidumbre, confusión y temor, el prelado exhorta a todas las personas a "ser prudentes en nuestros comentarios, evitemos todo juicio temerario, acusación o señalamiento que pueda poner en riesgo la vida e integridad de cualquier persona". Finalmente, reitera que Iglesia Católica en Arauca, siempre estará dispuesta a renovar el compromiso con la paz, la justicia y el bien de todos. "Expresamos nuestra disponibilidad a poder aportar desde lo que nos corresponde, a la superación de la situación que estamos viviendo". DESCARGAR COMUNICADO [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Vie 14 Ene 2022

FRANCISCO: La paternidad en tiempos de COVID y el testimonio de San José

Entrevista del Papa Francisco con los medios vaticanos sobre la paternidad en tiempos del Covid y el testimonio de San José, ejemplo de fuerza y ternura para los padres de hoy. El Año especial sobre San José se concluyó el pasado 8 de diciembre, pero la atención y el amor del Papa Francisco por este Santo no se han concluido, es más, se desarrollan aún más con las catequesis que, desde el pasado 17 de noviembre, se están centrando en la figura del Patrón de la Iglesia universal. L’Osservatore Romano, el periódico del Papa, ha publicado una columna mensual a lo largo de todo el 2021. También la ha recogido el portal de Vatican News. Han dedicado cada número a un capítulo de la Carta Apostólica sobre San José. Esa columna que ha hablado de padres, pero también de hijos y de madres en diálogo ideal con el Esposo de María, ha suscitado el deseo de poder confrontar al Papa precisamente sobre el tema de la paternidad en sus diversas facetas, desafíos y complejidades. El resultado es esta entrevista, en la que Francisco responde a nuestras preguntas mostrando todo su amor por la familia, su proximidad a quien experimenta el sufrimiento y el abrazo de la Iglesia a los padres y a las madres que hoy deben afrontar miles de dificultades para dar un futuro a sus hijos. Pregunta: Santo Padre, usted ha establecido un Año especial dedicado a San José, ha escrito una carta, la Patris Corde, y está llevando a cabo un ciclo de catequesis dedicadas a su figura. ¿Qué representa San José para usted? Respuesta: Nunca he escondido la sintonía que siento hacia la figura de San José. Creo que esto viene de mi infancia, de mi formación. Desde siempre he cultivado una devoción especial por San José porque creo que su figura representa, de manera hermosa y especial, lo que debería ser la fe cristiana para cada uno de nosotros. José, de hecho, es un hombre normal y su santidad consiste precisamente en haberse convertido en santo a través de las circunstancias buenas y malas que ha debido vivir y afrontar. No podemos tampoco esconder que a San José lo encontramos en el Evangelio, sobre todo en los relatos de Mateo y de Lucas, como un protagonista importante de los inicios de la historia de la salvación. En efecto, los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús fueron acontecimientos difíciles, llenos de obstáculos, de problemas, de persecuciones, de oscuridad y Dios, para ir al encuentro de Su Hijo que nacía e el mundo le coloca al lado a María y a José. Si María es aquella que dio al mundo el Verbo hecho carne, José es aquel que lo defendió, que lo protegió, que lo alimentó, que lo hizo crecer. En él podremos decir que está el hombre de los tiempos difíciles, el hombre concreto, el hombre que sabe asumir la responsabilidad. En este sentido, en San José se unen dos características. Por una parte, su fuerte espiritualidad se traduce en el Evangelio a través de los relatos de los sueños; estos relatos atestiguan la capacidad de José para escuchar a Dios que habla a su corazón. Sólo una persona que reza, que tiene una intensa vida espiritual, puede tener también la capacidad de distinguir la voz de Dios en medio de las muchas voces que nos habitan. Junto a esta característica después hay otra: José es el hombre concreto, es decir, el hombre que afronta los problemas con extrema practicidad, y frente a las dificultades y a los obstáculos, no asume nunca la posición del victimismo. En cambio, se sitúa siempre en la perspectiva de reaccionar, de corresponder, de fiarse de Dios y de encontrar una solución de manera creativa. Pregunta: ¿Esta atención renovada a San José en este momento de prueba tan grande asume un significado particular? Respuesta: El tiempo que estamos viviendo es un tiempo difícil marcado por la pandemia del coronavirus. Muchas personas sufren, muchas familias están en dificultades, muchas personas se ven asediadas por la angustia de la muerte, de un futuro incierto. He pensado que precisamente en un tiempo tan difícil necesitamos a alguien que pueda animarnos, ayudarnos, inspirarnos, para entender cuál es el modo juntos para saber afrontar estos momentos de oscuridad. José es un testimonio luminoso en tiempos oscuros. He aquí por qué era justo darle espacio en este tiempo para poder volver a encontrar el camino. Pregunta: Su ministerio petrino inició precisamente el 19 de marzo, día de la fiesta de San José… Respuesta: He considerado siempre una delicadeza del cielo poder iniciar mi ministerio petrino el 19 de marzo. Creo que, de algún modo, San José me ha querido decir que continuaría ayudándome, estando junto a mí y yo podría continuar pensando en él como un amigo al que dirigirme, al que confiarme, al que pedir que interceda y rece por mí. Pero ciertamente esta relación, que se da por la comunión de los santos, no sólo me está reservada a mí, creo que puede ser de ayuda para muchos. Por eso espero que el año dedicado a San José haya llevado a muchos cristianos a redescubrir el profundo valor de la comunión de los santos, que no es una comunión abstracta, sino una comunión concreta que se expresa en una relación concreta y tiene consecuencias concretas. Pregunta: En la columna sobre la Patris Corde, organizada por L´Osservatore Romano durante el Año especial dedicado a San José, hemos enlazado la vida del Santo con la de los padres, pero también con la de los hijos de hoy. ¿Qué pueden recibir del diálogo con San José los hijos de hoy, es decir, los padres del mañana? Respuesta: No se nace padres, pero ciertamente todos nacemos hijos. Esta es la primera cosa que debemos considerar, es decir, cada uno de nosotros más allá de lo que la vida le ha reservado, es sobre todo un hijo, ha estado confiado a alguien, proviene de una relación importante que lo ha hecho crecer y que lo ha condicionado en el bien o en el mal. Tener esta relación y reconocer su importancia en la propia vida significa comprender que un día, cuando tengamos la responsabilidad de la vida de alguien, es decir, cuando debamos ejercer una paternidad, llevaremos con nosotros sobre todo la experiencia que hemos hecho personalmente. Y es importante entonces poder reflexionar sobre esta experiencia personal para no repetir los mismos errores y para atesorar las cosas hermosas que hemos vivido. Estoy convencido de que la relación de paternidad que José tenía con Jesús ha influenciado tanto su vida hasta el punto de que la futura predicación de Jesús está plena de imágenes y referencias tomadas precisamente del imaginario paterno. Jesús, por ejemplo, dice que Dios es Padre, y no puede dejarnos indiferentes esta afirmación, especialmente si pensamos en la que ha sido su personal experiencia humana de paternidad. Esto significa que José lo ha hecho tan bien como padre que Jesús encuentra en el amor y la paternidad de este hombre la referencia más hermosa para dar a Dios. Podríamos decir que los hijos de hoy que se convertirán en los padres de mañana deberían preguntarse qué padres han tenido y qué padres quieren ser. No deben dejar que su papel paternal sea el resultado de la casualidad o simplemente la consecuencia de una experiencia pasada, sino que deben decidir conscientemente de qué modo amar a alguien, de qué modo responsabilizarse de alguien. Pregunta: En el último capítulo de Patris Corde se habla de José como padre en la sombra. Un padre que sabe estar presente pero dejando al hijo libre para crecer. ¿Es posible esto en una sociedad que parece premiar solo a quién ocupa espacios y visibilidad? Respuesta: Una de las características más hermosas del amor, y no solo de la paternidad, es, de hecho, la libertad. El amor genera siempre libertad, el amor nunca debe convertirse en una prisión, en posesión. José nos muestra la capacidad de cuidar de Jesús sin adueñarse nunca de él, sin querer manipularlo, sin querer distraerlo de su misión. Creo que esto es muy importante como prueba de nuestra capacidad de amar y también de nuestra capacidad de saber dar un paso atrás. Un buen padre lo es cuando sabe retirarse en el momento oportuno para que su hijo pueda emerger con su belleza, con su singularidad, con sus elecciones, con su vocación. En este sentido, en toda buena relación es necesario renunciar al deseo de imponer una imagen desde arriba, una expectativa, una visibilidad, una forma de llenar completa y constantemente la escena con excesivo protagonismo. La característica de José de saber hacerse a un lado, su humildad, que es también la capacidad de pasar a un segundo plano, es quizá el aspecto más decisivo del amor que José muestra por Jesús. En este sentido es un personaje importante, me atrevería a decir que esencial en la biografía de Jesús, precisamente porque en un momento determinado sabe retirarse de la escena para que Jesús pueda brillar en toda su vocación, en toda su misión. A imagen y semejanza de José, debemos preguntarnos si somos capaces de saber dar un paso atrás, de permitir que los demás, y sobre todo los que nos han sido confiados, encuentren en nosotros un punto de referencia pero nunca un obstáculo. Pregunta: En varias ocasiones usted ha denunciado que la paternidad hoy está en crisis. ¿Qué se puede hacer, qué puede hacer la Iglesia, para devolver la fuerza a las relaciones padre-hijo, fundamentales para la sociedad? Respuesta: Cuando pensamos en la Iglesia pensamos en ella siempre como Madre y esto no es algo equivocado. También yo en estos años he tratado de insistir mucho en esta perspectiva porque el modo de ejercer la maternidad de la Iglesia es la misericordia, es decir, es ese amor que genera y regenera la vida. ¿El perdón, la reconciliación no son tal vez un modo a través del que nos volvemos a poner en pie? ¿No es un modo a través del que recibimos nuevamente la vida porque recibimos otra posibilidad? ¡No puede existir una Iglesia de Jesucristo si no es a través de la misericordia! Pero creo que deberemos tener el valor de decir que la Iglesia no debería ser solo materna sino también paterna. Es decir, está llamada a ejercer un ministerio paterno no paternalístico. Y cuando digo que la Iglesia debe recuperar este aspecto paterno me refiero precisamente a la capacidad paterna de colocar a los hijos en condiciones de asumir las propias responsabilidades, de ejercer la propia libertad, de hacer elecciones. Si por un lado la misericordia nos sana, nos cura, nos consuela, nos anima, por el otro lado el amor de Dios no se limita simplemente a perdonar, a sanar, sino que el amor de Dios nos empuja a tomar decisiones, a despegar. Pregunta: A veces, el miedo, más aún en este tiempo de pandemia, parece paralizar este impulso… Respuesta: Sí, este periodo histórico es un periodo marcado por la incapacidad de tomar decisiones grandes en la propia vida. Nuestros jóvenes muy a menudo tienen miedo de decidir, de elegir, de ponerse en juego. Una Iglesia es tal no solo cuando dice sí o no, sino sobre todo cuando anima y hace posible las grandes elecciones. Y cada elección siempre tiene consecuencias y riesgos, pero a veces por el miedo a las consecuencias y a los riesgos permanecemos paralizados y no somos capaces de hacer nada ni de elegir nada. Un verdadero padre no te dice que irá siempre todo bien, sino que incluso si te encontrarás en la situación en la que las cosas no irán bien podrás afrontar y vivir con dignidad también esos momentos, también esos fracasos. Una persona madura se reconoce no en las victorias sino en el modo en el que sabe vivir un fracaso. Es precisamente en la experiencia de la caída y de la debilidad como se reconoce el carácter de una persona. Pregunta: Para usted es muy importante la paternidad espiritual. ¿Los sacerdotes cómo pueden ser padres? Respuesta: Decíamos antes que la paternidad no es algo que se da por descontado, no se nace padres, como mucho uno se convierte en ello. Igualmente, un sacerdote no nace ya padre sino que debe aprenderlo un poco cada vez, a partir sobre todo del hecho de reconocerse hijo de Dios pero también hijo de la Iglesia. Y la Iglesia no es un concepto abstracto, es siempre el rostro de alguien, una situación concreta, algo a lo que podemos dar un nombre bien preciso. Nuestra fe cristiana no es algo que siempre hemos recibido a través de una relación con alguien. La fe cristiana no es algo que se pueda aprender en los libros o en un simple razonamiento, sino que es siempre un pasaje existencial que pasa por las relaciones. Así, nuestra experiencia de fe surge siempre del testimonio de alguien. Por tanto, debemos preguntarnos cómo vivimos nuestra gratitud hacia estas personas y, sobre todo, si conservamos la capacidad crítica de saber distinguir lo que no es bueno que ha pasado a través de ellas. La vida espiritual no es diversa de la vida humana. Se un buen padre, humanamente hablando, es tal porque ayuda al hijo a convertirse en sí mismo, haciendo posible su libertad y empujándole a las grandes decisiones, de igual modo un buen padre espiritual lo es cuando no cuando sustituye la conciencia de las personas que se confían a él, no cuando responde a las preguntas que estas personas se llevan en el corazón, no cuando domina la vida de los que le han sido confiados, sino cuando de manera discreta y al mismo tiempo firme es capaz de indicar el camino, de ofrecer claves de lecturas diversas, ayudar en el discernimiento. Pregunta: ¿Qué es más urgente hoy para dar fuerza a esta dimensión espiritual de la paternidad? Respuesta: La paternidad espiritual es muy a menudo un don que nace sobre todo de la experiencia. Un padre espiritual puede compartir no tanto sus conocimientos teóricos, sino sobre todo su experiencia personal. Sólo así puede serle útil a un hijo. Hay una gran urgencia, en este momento histórico, de relaciones significativas que podríamos definir como paternidad espiritual, pero -permítanme decir- también maternidad espiritual, porque este papel de acompañamiento no es una prerrogativa masculina o sólo de los sacerdotes. Hay muchas religiosas buenas, muchas consagradas, pero también muchos laicos que tienen una gran experiencia que pueden compartir con otras personas. En este sentido, la relación espiritual es una de esas relaciones que necesitamos redescubrir con más fuerza en este momento histórico, sin confundirla nunca con otras vías de naturaleza psicológica o terapéutica. Pregunta: Entre las dramáticas consecuencias del Covid está también la pérdida del trabajo de muchos padres. ¿Qué le gustaría decir a estos padres en dificultades? Respuesta: Siento muy cercano el drama de esas familias, de esos padres y de esas madres que están viviendo una particular dificultad, agravada sobre todo a causa de la pandemia. No creo que sea un sufrimiento fácil de afrontar el de no conseguir dar el pan a los propios hijos y de sentirse encima la responsabilidad de la vida de los demás. En este sentido, mi oración, mi cercanía, y también todo el apoyo de la Iglesia es para estas personas, para estos últimos. Pero pienso también en tantos padres, en tantas madres, en tantas familias que escapan de las guerras, que son rechazadas en los confines de Europa y no solo y que viven situaciones de dolor, de injusticia, y que nadie toma en serio o ignora deliberadamente. Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia. También María y José han experimentado este exilio, esta prueba, debiendo escapar a un país extranjero a causa de la violencia y del poder de Herodes. Este sufrimiento suyo les hace cercanos precisamente a estos hermanos que hoy sufren las mismas pruebas. Que estos padres se dirijan con confianza a San José sabiendo que como padre él mismo ha experimentado la misma experiencia, la misma injusticia. y a todos ellos y a sus familias quisiera decir que no se sientan solos. El Papa se acuerda de ellos siempre y en la medida de lo posible continuará dándoles voz y no los olvidará. Fuente: Agencia católica ZENIT

Vie 14 Ene 2022

Basílica de Chiquinquirá prepara acto de restitución

El pasado 9 de julio, el lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que desde hace 435 años encarna la presencia amorosa de la Madre de Dios en Colombia, sufrió un intento de hurto, precisamente el día de su fiesta litúrgica y cuando en los jardines Vaticanos se entronizaba un hermoso mosaico réplica de su imagen, regalo del pueblo colombiano y de la Orden Dominicana, al Papa Francisco. Ante estos lamentables hechos, los frailes dominicos del Santuario Mariano Nacional, han mencionado que las preciosas alhajas, donación de sus devotos peregrinos y con las que fue coronada cómo Reina y Patrona de la nación hace más de cien años, han sido plenamente restauradas, proceso que tardó aproximadamente dos meses, y en la actualidad se adelanta un minucioso estudio científico, para garantizar la seguridad de la imagen y las condiciones óptimas de luminosidad, humedad y temperatura. Sin afectar el acceso de los miles de peregrinos que visitan la más hermosa basílica de la república. Fray Carlos Mario Alzate Montes, O.P, rector del Santuario Mariano Nacional, ha señalado que el próximo 9 julio del presente año, se realizará el acto de restitución de sus joyas en lo que se espera sea un homenaje multitudinario a la celestial Señora. “Esperamos que sea una ocasión para que, junto a nuestros obispos, agradezcamos a la Virgen su protección y auxilio sobre el pueblo colombiano y encomendemos a ella, una vez más, la paz y el progreso de nuestro amado país”, aseguró Fray Carlos Mario. Este acto de restitución de sus alhajas revivirá aquél 9 de julio de 1919, cuando en gobierno de Marco Fidel Suárez, en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá y ante la mirada del pueblo colombiano, la sagrada imagen fue coronada como Reina y Patrona.