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papa francisco

Mié 12 Dic 2018

Catequesis: “Que Jesús nos dé la gracia de una total confianza en Dios”

“La oración del Padre nuestro nos hace pedir lo que es esencial para nosotros”, tema de la catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 12 de diciembre de 2018. “Continuamos con nuestra reflexión sobre el Padrenuestro. Jesús enseña esta oración a sus discípulos, es una oración breve, con siete peticiones, número que en la Biblia significa plenitud. Es también una oración audaz, porque Jesús invita a sus discípulos a dejar atrás el miedo y a acercarse a Dios con confianza filial, llamándolo familiarmente «Padre»”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del segundo miércoles de diciembre de 2018, continuando con su ciclo de catequesis dedicadas a la oración del Padre Nuestro. La palabra ‘Padre’, expresa confianza filial El Santo Padre dijo que, Jesús invita a sus discípulos a acercarse a Dios y a dirigirle con confianza algunas peticiones: sobre todo en relación a Él y luego en relación a nosotros. “No hay preámbulos en el Padre Nuestro. Miren esto – subrayó el Pontífice – no hay preámbulos. Jesús no enseña fórmulas para congraciarse con el Señor; al contrario, nos invita a orar a Él, derribando las barreras de la dependencia y del miedo. No dice que se dirijan a Dios llamándolo ‘Todopoderoso’, o ‘Altísimo’, Tú que estas tan lejos de nosotros, yo soy un miserable. No, no. No dice así, sino simplemente «Padre», con toda simplicidad, como los niños se dirigen al papá. Y esta palabra ‘Padre, expresa confidencia y confianza filial”. El Padre Nuestro nos hace pedir lo que es esencial “El Padrenuestro – señaló el Papa Francisco – hunde sus raíces en la realidad concreta del hombre. Nos hace pedir lo que es esencial, como el ‘pan de cada día’, porque como nos enseña Jesús, la oración no es algo separado de la vida, sino que comienza con el primer llanto de nuestra existencia humana. Está presente donde quiera que haya un hombre que tiene hambre, que llora, que lucha, que sufre y anhela una respuesta que le explique su destino”. Jesús, en la oración, afirmó el Pontífice, no quiere apagar al ser humano, no quiere anestesiarlo. No quiere que nos deshagamos de preguntas y demandas aprendiendo a soportar todo. En cambio, quiere que todo sufrimiento, toda inquietud, se eleve al cielo y se convierta en diálogo. “Tener fe, decía una persona, es un hábito de gritar” ¡Tu fe te ha salvado! Recordando el pasaje del Evangelio que habla sobre el ciego Bartimeo, el Papa Francisco dijo que, todos debemos ser como él, como este hombre ciego que mendigaba en las puertas de Jericó. “A su alrededor había mucha gente buena que le decía que se callara: ¡quédate callado! Pasa el Señor. Cállate. No molestes. El Maestro tiene muchas cosas que hacer; no lo molestes. Tú eres fastidioso con tus gritos. No molestes. Pero él – precisó el Papa – no escuchaba esos consejos: con santa insistencia, pretendía que su condición miserable pudiera finalmente encontrar a Jesús”. Este ciego, subrayó el Santo Padre, gritaba fuerte, quería ser curado, quería ver. “Y Jesús le devuelve la vista y le dice: Tu fe te ha salvado, como para explicar que lo decisivo para su sanación fue esa oración, esa invocación gritada con fe, más fuerte que el sentido común de tanta gente que quería callarlo”. “La oración no sólo precede a la salvación, sino que de alguna manera ya la contiene, porque libera de la desesperación de aquellos que no creen en una vía de salida de muchas situaciones insoportables” La oración de petición, un acto de fe en Dios Padre Finalmente el Papa Francisco dijo que, ninguno de nosotros está obligado a abrazar la teoría que alguien en el pasado ha hecho, que la oración de petición es una forma débil de la fe, mientras que la oración más auténtica sería la de alabanza pura, la que busca a Dios sin el peso de ninguna petición. “No, esto no es verdad. La oración de petición es auténtica, es espontanea, es un acto de fe en Dios que es Padre, que es bueno, que es omnipotente. Es un acto de fe en mí, que soy pequeño, pecador, necesitado. Y por esto la oración, para pedir algo, es muy noble. Dios es el Padre que tiene una inmensa compasión por nosotros, y quiere que sus hijos le hablen sin temor”.

Mar 11 Dic 2018

JMJ 2019: Papa Francisco da prioridad a los jóvenes presos

El papa Francisco visitará un Centro de detención para jóvenes en Panamá y será uno de los momentos “más emotivos” del itinerario papal con motivo de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Panamá del 22 al 27 de enero de 2019 sobre el tema: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38), destacó hoy, 11 de diciembre 2018, en Roma, monseñor José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá. El viernes 25 de enero 2018, el Papa presidirá la Liturgia penitencial con los jóvenes privados de libertad en el Centro de Cumplimiento de menores Las Garzas de Pacora, que permite albergar a 192 jóvenes en proceso de rehabilitación. CONOCE LA HISTORIA COMPLETA AQUÍ “Yo creo que incluso para el Papa será uno de los actos más emotivos. Los jóvenes (presos) se han ido preparando con una serie de retiros, recibiendo catequesis y están ilusionados; no solamente hay jóvenes católicos, hay jóvenes de otras denominaciones, pero esperan con la misma ilusión al Santo Padre”, explicó monseñor Ulloa, durante un encuentro con la prensa internacional que tuvo lugar en el NH Collection de Roma. Los jóvenes reclusos han dado una contribución muy especial a la JMJ 2019. "Ellos construyeron los confesionarios que el papa Francisco usará para impartir el sacramento de la reconciliación". Asimismo, se traerán a “jóvenes provenientes de otros centros (de rehabilitación) del país, para que concentrarlos allí y que tengan la oportunidad de esa visita única que sabemos va a marcar y el mismo Santo Padre lo decía: “Voy a éste lugar porque no podemos perder la perspectiva de la JMJ. Voy donde los jóvenes no pueden venir, por eso eligió y elegimos este Centro de reclusión”, agregó monseñor Ulloa. Fuente: Aleteia

Lun 10 Dic 2018

El Video del Papa: la escucha es la clave para comunicar la fe

En la última edición del año de El Video del Papa, el Santo Padre exhorta a "quienes quieren compartir su fe con la palabra", a imitar el estilo de Jesús, "para acercarles el amor de Dios". La pregunta que nos hacemos todos es ¿cómo hacía Jesús? El Señor "se adaptaba a las personas que tenía ante Él", explica el Papa en el vídeo. De este modo, en este mes de diciembre en que nos preparamos al Nacimiento de Cristo, Francisco pide oración para que "las personas dedicadas al servicio de la transmisión de la fe, encuentrenel lenguaje adaptadoal presente, en diálogo con la cultura, en diálogo con el corazón de las personas y sobre todo,escuchando mucho". Caridad, testimonio, anuncio, celebración, escucha y participación compartida Acompañando la intención de Oración del Santo Padre, la Red Mundial de Oración recuerda por su parte la reunión de los obispos del mundo en su XIIIAsamblea General Ordinaria, en cuyo documento de trabajo los prelados indican que las obras fundamentales de la vida de fe son: la caridad, el testimonio, el anuncio, la celebración, la escucha y la participación compartida. Y en donde se señala, asimismo, quetoda la Iglesia está llamada a comunicar la fe: obispos, sacerdotes, catequistas, familias y religiosos. Una comunicación "de corazón a corazón" El Padre Frédéric Fornos SJ, director internacional de la Red Mundial de Oración del Papa que incluye el Movimiento Eucarístico Juvenil, expresó que “la transmisión de la fe es ante todocomunicar la vida del Resucitadocon palabras que acompañan gestos de vida, que liberan y sanan". Se trata de una comunicación"de corazón a corazón”, dice el sacerdote, a la vez que recuerda las palabras del Santo Padre en la Jornada Misionera Mundial 2018: «Esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el 'contagio' del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor».

Mié 5 Dic 2018

El Papa en la catequesis: pidamos al Señor ¡enséñanos a rezar!

Una voz se elevó en el Aula Pablo VI hacia el Padre: “Señor, ¡enséñanos a orar!” Fue la del Papa Francisco reunido con los peregrinos del mundo en la primera semana de Adviento, en el inicio de un nuevo ciclo de catequesis centrado en la oración del “Padrenuestro”. Tras la tradicional lectura del pasaje evangélico en los distintos idiomas, el Pontífice comenzó su catequesis con la imagen de Jesús orante: “Jesús rezaba”, dijo. «Los evangelios nos presentan a Jesús como un hombre que rezaba. Si bien experimentaba la urgencia de predicar y de salir al encuentro de la multitud, buscaba momentos de soledad para rezar». Jesús libre y peregrino en la oración Recorriendo el Evangelio de Marcos y la entrada de Jesús en Cafarnaúm, cuando tras la puesta del sol multitudes de enfermos se acercaron al Maestro para ser sanados, Francisco subrayó que sin embargo, por la noche, el Señor se dedicaba a la oración: Él – dijo el Pontífice - se desvincula. No termina siendo “rehén” de las expectativas de quienes lo han elegido como líder, algo que “constituye un peligro de los líderes”. Y ¿por qué? Porque Jesús – dijo el Papa – “no debe echar raíces, sino seguir siendo continuamente un peregrino por los caminos de Galilea”. “Y también, peregrino hacia el Padre”, “en camino de oración”. La vida de Jesús estaba marcada por la oración En efecto, más adelante en su catequesis Francisco observó que en algunas páginas de la Escritura “parece que es ante todo la oración de Jesús, su intimidad con el Padre, la que lo gobierna todo”: «Para él, la oración era entrar en la intimidad con el Padre, que lo sostenía en su misión, como sucedió en Getsemaní, donde recibió la fuerza para emprender el camino de la cruz. Toda su vida estaba marcada por la oración, tanto privada como litúrgica de su pueblo. Esa actitud se ve también en sus últimas palabras en la cruz, que eran frases tomadas de los salmos». Jesús rezaba con las oraciones que la mamá le había enseñado Los discípulos, añadió Francisco – “veían a Jesús rezar y tenían ganas de aprender cómo se hacía esto”: «Jesús rezaba como cualquier hombre, pero su modo de hacerlo estaba envuelto en el misterio. Esto impactó a sus discípulos y por eso le pidieron: 'Señor, enséñanos a rezar'. Jesús se convirtió así en maestro de oración para ellos, como quiere serlo también para nosotros». Y una imagen hermosa inundó la Sala Nervi, cuanto el Papa recordó que también las últimas palabras de Jesús, antes de expirar en la cruz, fueron palabras de los salmos, de la oración de los judíos, y dijo: "Jesús rezaba con las oraciones que la mamá le había enseñado”. La oración humilde es escuchada por el Señor Poniendo como ejemplo la Parábola del publicano y el fariseo, el Santo Padre puso en guardia sobre las oraciones “inoportunas”, que no son recibidas por Dios. Y recordó las palabras del Maestro: "porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado". De este modo señaló que "el primer paso para rezar es ser humildes", porque “la oración humilde es escuchada por el Señor”. Saludo por los 80 años de la Sección polaca de Radio Vaticana En la conclusión de la catequesis, el Santo Padre saludó en modo particular a los redactores de la Sección Polaca de la Radio Vaticana, que en estos días festeja el 80 aniversario de su fundación: “Les agradezco por su servicio al Papa y a la Iglesia”, les dijo. Mientras que al saludar a los fieles de lengua española, les animó a “pedir a Dios como hicieron los discípulos: «Señor, enséñanos a rezar», para que nuestra oración no sea ni rutinaria ni egoísta, sino encarnada en nuestra vida y que sea agradable a nuestro Padre del cielo”.

Lun 3 Dic 2018

Papa: Que el Adviento no sea mundano, sino el tiempo para purificar la fe

El tiempo de Adviento tiene “tres dimensiones”: pasado, presente y futuro. En su homilía del primer lunes de diciembre el Papa Francisco recordó que este tiempo – que comenzó precisamente ayer, primer domingo de Adviento – es propicio “para purificar el espíritu, para hacer crecer la fe con esta purificación”. El punto de partida de la reflexión del Pontífice fue el Evangelio del día (Mt8, 5-11), que narra el encuentro en Cafarnaúm entre Jesús y un centurión, que pide ayuda para su siervo, paralizado en la cama. Francisco precisó que puede suceder también hoy que nos acostumbremos a la fe, olvidando “su vivacidad”. En el sentido de que “cuando estamos acostumbrados – reafirmó – perdemos esa fuerza de la fe, esa novedad de la fe que siempre se renueva”. Que la Navidad no sea mundana El Papa Bergoglio subrayó que la primera dimensión del Adviento es el pasado, “la purificación de la memoria”. De ahí que haya afirmado: “Recordar bien que no ha nacido el árbol de Navidad”, que ciertamente es un lindo “signo”, pero recordar que “ha nacido Jesucristo”. Ha nacido el Señor, ha nacido el Redentor que ha venido a salvarnos. Sí, la fiesta… nosotros siempre corremos peligro, tendremos siempre en nosotros la tentación de mundanizar la Navidad, mundanizarla… cuando la fiesta deja de ser contemplación – una bella fiesta de familia con Jesús en el centro – y comienza a ser fiesta mundana: hacer las compras, los regalos y esto y aquello… y el Señor permanece allí, olvidado. También en nuestra vida: sí, ha nacido, en Belén, pero… Y el Adviento es para purificar la memoria de aquel tiempo pasado, de aquella dimensión. Purificar la esperanza Además, el Adviento sirve para “purificar la esperanza”, para prepararse “al encuentro definitivo con el Señor”. Porque aquel Señor que ha venido, ¡volverá! Y volverá para preguntarnos: “¿Cómo fue tu vida?”. Será un encuentro personal. Nosotros, el encuentro personal con el Señor, hoy, lo tendremos en la Eucaristía y no podemos tener un encuentro así, personal, con la Navidad de hace dos mil años: tenemos la memoria de aquello. Pero cuando Él vuelva, tendremos aquel encuentro personal. Es purificar la esperanza. El Señor llama cada día a nuestro corazón Por último, el Papa Francisco invitó a todos a cultivar la dimensión cotidiana de la fe, no obstante las preocupaciones y los tantos trabajos excesivos, custodiando la propia “casa interior”. Sí, porque en efecto, nuestro Dios, es el “Dios de las sorpresas” y los cristianos deberían vislumbrar cada día los signos del Padre Celestial, lo que nos dice hoy. Y la tercera dimensión es más cotidiana: purificar la vigilancia. Vigilancia y oración son dos palabras para el Adviento; porque el Señor que se ha encarnado en la Historia en Belén; vendrá, al final del mundo y también al final de la vida de cada uno de nosotros. Pero viene cada día, en cada momento, en nuestro corazón, con la inspiración del Espíritu Santo. Fuente: Vatican News

Vie 30 Nov 2018

San Pedro y san Andrés, bajo la mirada de Jesús

El relato bíblico nos habla de dos hermanos bajo la mirada de Jesús, a quienes llamó a ser “pescadores de hombres”, y ellos con entrega total lo siguieron, esto según el relato del Evangelista san Marcos (Cf. Mc 1, 16-18); si vamos al relato de san Juan, la experiencia del encuentro con Jesús es un poco diferente; Andrés es uno de los dos discípulos que escucha a Juan Bautista decir de Jesús “He ahí el Cordero de Dios” y ellos decidieron ir tras de Jesús; Andrés contará su experiencia a su hermano Simón, a quien le dice: “Hemos encontrado al Mesías”. De una u otra forma, los dos hermanos conocen y se sienten atraídos por la llamada de Jesús de Nazaret, a quien se dedican de manera total. La historia de la Iglesia se ha visto marcada por la presencia de estos dos apóstoles. La Iglesia Católica de Roma considera a san Pedro su primer Papa y patrono de la misma, de quien es sucesor el Pontífice, en la actualidad el papa Francisco; mientras que la Iglesia Ortodoxa, ve en san Andrés, hermano de Pedro, su patrono y primer Obispo de Bizancio (Constantinopla), que se prolonga en el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, hoy su Beatitud Patriarca Bartolomé I. Desde hace unos años existe la hermosa tradición del intercambio de Delegaciones, saludos y presentes con motivo de las fiestas de estos dos santos, el 29 de Junio con motivo de la fiesta de San Pedro, el Patriarcado de Constantinopla envía una Delegación a saludar al sucesor de Pedro y su Iglesia, lo mismo acontece el 30 de noviembre en la fiesta de san Andrés, la Iglesia Católica de Roma envía su Delegación y saludo al Patriarca de Constantinopla y a toda la Iglesia Ortodoxa. Hoy el Papa Francisco siguiendo la tradición envió su saludo respectivo, en el que remarcó, “Con la ayuda de Dios, a través del encuentro y el diálogo en nuestro camino juntos durante los últimos cincuenta años, ya experimentamos estar en comunión, a pesar de que todavía no sea plena y completa”… así mismo invita a buscar la unidad, porque “Unidos, damos una respuesta más efectiva a las necesidades de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente aquellos que sufren de pobreza, hambre, enfermedades y guerra”. En el contexto de este mensaje y de esta celebración de san Andrés, el Departamento para la Promoción de la Unidad y el Diálogo de la Conferencia Episcopal, saluda y se une a la oración de la Iglesia Ortodoxa presente en Colombia; al tiempo que elevamos nuestra oración para que el Señor Jesús nos conduzca en su amor a la plena Unidad. Con afecto cristiano le ruego al lector un Padre Nuestro y un Ave María por la Unidad de los cristianos, Dios recompensará su generosidad. [icon class='fa fa-download fa-2x']Lea mensaje del papa Francisco[/icon] Padre Jorge Bustamante Director Departamentos de doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo

Mié 28 Nov 2018

Papa: “Un corazón nuevo para descubrir a Cristo en el Decálogo”

“Concluimos hoy nuestro itinerario a través del decálogo y lo hacemos a modo de recapitulación. En primer lugar, brota en nosotros un sentimiento de gratitud a Dios, que nos ha amado primero, y se ha dado totalmente sin pedirnos nada a cambio”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del último miércoles de noviembre de 2018, concluyendo con su ciclo de catequesis dedicadas a los Mandamientos. “Ese amor – agrega el Pontífice – invita a la confianza y a la obediencia, y nos rescata del engaño de las idolatrías, del deseo de acaparar cosas y dominar a las personas, buscando seguridades terrenales que en realidad nos vacían y esclavizan. Dios nos ha hecho sus hijos, ha colmado nuestro anhelo más profundo, siendo él nuestro descanso”. “Los deseos”, tema clave del Decálogo Al concluir el camino de los Diez Mandamientos, precisa el Santo Padre, podemos utilizar como tema clave el de“los deseos”, que nos permite recorrer el camino realizado y resumir las etapas realizadas leyendo el texto del Decálogo, siempre a la luz de la plena revelación en Cristo. “Hemos partido de lagratitudcomo base de la relación de confianza y obediencia: Dios – hemos visto, afirma el Pontífice – no pide nada antes de haber dado mucho más. Nos invita a la obediencia para redimirnos del engaño de las idolatrías que tienen tanto poder sobre nosotros. En efecto, buscar nuestra propia realización en los ídolos de este mundo nos vacía y nos esclaviza, mientras que lo que nos da estatura y sustancia es nuestra relación con Aquel que, en Cristo, nos hace hijos a partir de su paternidad”. Un proceso de bendición y liberación Nuestra realización, señala el Papa Francisco, implica un proceso de bendición y liberación, que son el auténtico descanso. “Esta vida liberada – precisa el Obispo de Roma – se convierte en acogida en nuestra historia personal y nos reconcilia con lo que hemos vivido desde la infancia hasta el presente, haciéndonos adultos y capaces de dar la debida importancia a las realidades y a las personas de nuestras vidas. Por este camino – agrega – entramos en relación con el prójimo que, a partir del amor que Dios manifiesta en Jesucristo, es una llamada a la belleza de lafidelidad, lagenerosidady laautenticidad”. Necesitamos un corazón nuevo “Al liberarnos de la esclavitud de los deseos mundanos, podemos así recomponer nuestra relación con las personas y las cosas siendo fieles, generosos y auténticos. Es un nuevo corazón, inhabitado por el Espíritu Santo – dijo el Papa en nuestra lengua – que se nos da a través de su gracia, el don de unos deseos nuevos que nos impulsa a una vida auténtica, adulta, sincera”. Pero para vivir así, indica el Papa Francisco, necesitamos un corazón nuevo, inhabitado por el Espíritu Santo. ¿Cómo se realiza este trasplante de corazón, del corazón viejo al corazón nuevo? Por el don de losdeseos nuevos, que se siembran en nosotros por la gracia de Dios, sobre todo por los Diez Mandamientos llevados a cumplimiento por Jesús, como Él enseña en el “Sermón de la Montaña”. “De hecho, en la contemplación de la vida descrita por el Decálogo – precisa el Pontífice – es decir, una vida agradecida, libre, auténtica, bendecida, adulta, vigilante y amante de la vida, fiel, generosa y sincera, nosotros, casi sin darnos cuenta, nos encontramos ante Cristo. El Decálogo es su radiografía, la describe como un negativo fotográfico que deja aparecer su rostro, como en la Sábana Santa. Y así el Espíritu Santo fecunda nuestro corazón poniendo en él, los deseos que son su don, losdeseos del Espíritu. Desear según el Espíritu, desear al ritmo del Espíritu, desear con la música del Espíritu”. “Mirando a Cristo vemos la belleza, el bien, la verdad. Y el Espíritu genera una vida que, según sus deseos, suscita en nosotros la esperanza, la fe y el amor” El Decálogo, la verdad de la vida humana Así descubrimos mejor lo que significa que el Señor Jesús no vino a abolir la ley, sino a dar cumplimiento, afirma el Papa Francisco, y mientras que la ley según la carne era una serie de prescripciones y prohibiciones, según el Espíritu esta misma ley se convierte en vida, porque ya no es una norma, sino que la misma carne de Cristo, que nos ama, nos busca, nos perdona, nos conforta y en su Cuerpo recompone la comunión con el Padre, perdido por la desobediencia del pecado. “En Cristo, y sólo en Él, el Decálogo deja de ser condenación y se convierte en la auténtica verdad de la vida humana, es decir, el deseo de amor, de alegría, de paz, de magnanimidad, de benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio”. La vida nueva es dejarse guiar por el Espíritu Es para esto lo que sirve buscar a Cristo en el Decálogo, afirma el Papa Francisco, para hacer fructificar nuestros corazones para que estén llenos de amor y abiertos a la obra de Dios. Cuando el hombre sigue el deseo de vivir según Cristo, entonces está abriendo la puerta de la salvación, que sólo puede venir, porque Dios Padre es generoso y, como dice el Catecismo, “tiene sed de que nosotros tengamos sed de Él”. “Si son los malos deseos los que arruinan al hombre – precisa el Papa – entonces, el Espíritu pone sus santos deseos en nuestros corazones, que son la semilla de una nueva vida. La vida nueva no es el esfuerzo titánico por ser coherente con una norma, sino la vida nueva es el mismo Espíritu de Dios que comienza a guiarnos hacia sus frutos, en una feliz sinergia entre nuestra alegría de ser amados y su alegría de amarnos. Se encuentran los dos gozos: la alegría de Dios de amarnos y nuestra alegría de ser amados”. “Esto es lo que el Decálogo es para nosotros los cristianos: contemplar a Cristo para abrirnos a recibir su corazón, para recibir sus deseos, para recibir su Espíritu Santo” La libertad de los hijos de Dios Antes de concluir su catequesis y saludando a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina, y ante la “invasión” de un niño en el atrio del Aula Pablo VI, el Papa Francisco dijo que, “Este niño no puede hablar: es mudo, pero puede comunicarse, puede expresarse. Y tiene una cosa que me hace pensar: es libre, indisciplinadamente libre. Pero es libre. Y esto me hace pensar: ¿soy también así de libre ante Dios? Cuando Jesús dice que debemos llegar a ser como niños, nos dice que debemos tener la libertad que un niño tiene ante su padre. Sí, creo que este muchacho ha predicado para todos nosotros, y pedimos la gracia de que pueda hablar”.

Lun 26 Nov 2018

El Papa: la generosidad de las pequeñas cosas ensancha el corazón

En su homilía en la Misa matutina en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a preguntarnos cómo podemos ser más generosos con los pobres, incluso con "las pequeñas cosas". Y advirtió que el enemigo de la generosidad es el consumismo, gastando más de lo que necesitamos. Por el contrario, la generosidad ensancha el corazón y conduce a la magnanimidad. El Pontífice observa que muchas veces en el Evangelio Jesús hace el contraste entre ricos y pobres, basta pensar en el rico Epulón y Lázaro o en el joven rico. Un contraste que hace que el Señor diga: “Es muy difícil para un rico entrar en el reino de los cielos”. Alguien puede etiquetar a Cristo como "comunista", señala Francisco, "pero el Señor, cuando dijo estas cosas, sabía que detrás de las riquezas siempre estaba el mal espíritu: el señor del mundo". Por eso dijo una vez: "No se puede servir a dos señores: servir a Dios y servir a las riquezas". La generosidad nace de la confianza en Dios En el Evangelio de hoy (Lc 21,1-4), también hay un contraste entre los ricos "que entregaban sus ofrendas al tesoro" y una viuda pobre que entregaba dos monedas. Estos ricos son diferentes del rico Epulón: "no son malos", subraya el Papa. "Parece ser gente buena que va al templo y da la oferta." Es, por lo tanto, un contraste diferente. El Señor quiere decirnos algo más cuando dice que la viuda tiró más que nadie porque dio "todo lo que tenía para vivir". "La viuda, el huérfano y el emigrante, el extranjero, eran los más pobres de la vida de Israel" – recuerda – hasta el punto de que, cuando querían hablar de los más pobres, se les remitía a ellos. Esta mujer "dio lo poco que tenía para vivir" porque confiaba en Dios, era una mujer de las bienaventuranzas, era muy generosa: "da todo porque el Señor es más que todo. El mensaje de este pasaje del Evangelio – evidencia el Papa – es una invitación a la generosidad". Preocuparse por hacer el bien Ante las estadísticas de la pobreza en el mundo, a los niños que mueren de hambre, a los que no tienen que comer, a los que no tienen medicinas, a tanta pobreza – que se oye todos los días en las noticias y en los periódicos – es una buena actitud preguntarse: "Pero, ¿cómo puedo resolver esto? Nace de la preocupación de hacer el bien. Y cuando una persona que tiene un poco de dinero, se pregunta si lo poco hace sirve, el Papa le responde que si sirve, "como las dos monedas de la viuda". “Una llamada a la generosidad. Y la generosidad es algo cotidiano, es algo en lo que debemos pensar: ¿cómo puedo ser más generoso, con los pobres, con los necesitados.... cómo puedo ayudar más? "Pero usted sabe, Padre, que estamos a punto de llegar a fin de mes" - "¿Pero te sobra algunas monedas? Piensa, puedes ser generoso con ellas...". Piensa. Las pequeñas cosas: hagamos un viaje a nuestras habitaciones, por ejemplo, un viaje a nuestro guardarropa. ¿Cuántos pares de zapatos tengo? Uno, dos, tres, cuatro, quince, veinte... cada uno lo puede decir. Un poco demasiado.... Conocí a un monseñor que tenía 40... Pero, si tienes tantos zapatos, da la mitad. ¿Cuántas prendas que no uso o uso una vez al año? Es una manera de ser generosos, de dar lo que tenemos, de compartir”. La enfermedad del consumismo El Papa cuenta además, que conoció a una mujer que, cuando iba al supermercado a comprar, siempre compraba para los pobres el diez por ciento de lo que gastaba: daba el "diezmo" a los pobres, subraya de nuevo Francisco. “Nosotros podemos hacer milagros con generosidad. La generosidad de las cosas pequeñas, pocas cosas. Tal vez no hacemos esto porque no nos viene a la mente. El mensaje del Evangelio nos hace pensar: ¿cómo puedo ser más generoso? Un poco más, no tanto... "Es verdad, Padre, es así, pero... no sé por qué, pero siempre hay miedo...". Pero, hay otra enfermedad, que es la enfermedad contra la generosidad, hoy: la enfermedad del consumismo. Siempre comprar cosas, tener...” Y consiste en comprar, siempre cosas. El Papa Francisco recuerda que cuando vivía en Buenos Aires "cada fin de semana había un programa de turismo de compras": se llenaba el avión el viernes por la noche y se iba a un país a unas diez horas de vuelo y todo el sábado y parte del domingo se iba a comprar a los supermercados. Y luego de regresó. “Una gran enfermedad, [esto] del consumismo, ¡hoy! No digo que todos hagamos esto, no. Pero el consumismo, gastar más de lo necesario, la falta de austeridad en la vida: es enemigo de la generosidad. Y la generosidad material – pensar en los pobres, "Yo puedo dar esto para que coman, para que se vistan" –, estas cosas tienen otra consecuencia: ensancha el corazón y te lleva a la magnanimidad”. La generosidad lleva a la magnanimidad Se trata, por tanto, de tener un corazón magnánimo por donde todos entran. "Los ricos que dieron el dinero eran buenos; la anciana era santa", señala el Papa que, en conclusión, nos exhorta a seguir el camino de la generosidad, empezando por "una inspección en casa", es decir, pensando en "lo que no me es útil a mí, lo que será útil a otro, por un poco de austeridad". Debemos rezar al Señor "para que nos libere" de ese mal tan peligroso que es el consumismo, que nos hace esclavos, una dependencia del gasto: "es una enfermedad psiquiátrica". "Pidamos – exhorta – por esta gracia del Señor: la generosidad, que ensancha nuestros corazones y nos lleva a la magnanimidad". Fuente: Vatican News