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presidente conferencia episcopal

Vie 23 Jul 2021

La voz del Pastor | 25 de julio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnMarcos 6,1-15

Lun 28 Jun 2021

Reunión de Populorum Progressio y asignación de 132 proyectos para América Latina

El Consejo de Administración de la Fundación Populorum Progressio, celebró los días 22 y 23 de junio, de manera virtual, su reunión anual donde aprobó 132 proyectos para América Latina y el Caribe, de ellos 104 son de desarrollo humano integral y 28 de ayuda humanitaria. “Actuar ahora para el futuro” Este fue un espacio, además, donde el Consejo de Administración de la Fundación, confiado al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, se dio a la tarea de realizar un análisis de la difícil realidad que afecta hoy al mundo, de manera especial a la población de América Latina, por cuenta de la pandemia de la Covid-19. Así lo señala un comunicado emitido por las directivas: “Los Obispos miembros plantearon un diálogo en clave de esperanza, buscando vislumbrar caminos que contribuyan a convertir en acción el llamado del Papa Francisco a ‘actuar ahora para el futuro’”. Igualmente, fue un momento para destacar los gestos de caridad y solidaridad que personas e instituciones le han impregnado de diversas formas a esta crisis, entre ellos los voluntariados, la participación de los jóvenes, el uso creativo de los medios virtuales, tanto para las celebraciones eucarísticas, como para procesos educativos, informativos y de ayudas que se les ha brindado a la población más vulnerable. El número de afectados por la crisis sanitaria sigue creciendo, y las necesidades en las comunidades son cada vez mayores. Este proyecto de ayudas busca ser un gesto de la caridad del Papa y solidaridad de la Iglesia, a la vez que es también un estímulo y llamado a todos los cristianos y personas de buena voluntad a que nos “animémonos a soñar en grande (…) no tratemos de reconstruir el pasado, especialmente el que era injusto y ya estaba enfermo” (Papa Francisco, Audiencia general, 23.IX.2020), en la certeza de que “de esta crisis o salimos juntos o no salimos”, insiste el obispo de Roma. Asistentes a la reunión anual La reunión fue presidida por Monseñor Javier Del Río Alba, arzobispo de Arequipa (Perú) y presidente del Consejo. Además, participaron el vicepresidente, monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Igualmente, estuvieron presentes los miembros del Consejo: el cardenal Chibly Langlois, obispo de Les Cayes (Haití); Dom Murilo Ramos Krieger, arzobispo emérito de San Salvador de Bahía (Brasil); monseñor José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo (Venezuela); monseñor Eduardo María Taussig, obispo de San Rafael (Argentina); monseñor Segundo Tejado Muñoz, representante del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; y el secretario, padre Luis Ferney López Jiménez, con su equipo de trabajo. Se resaltó, además, la presencia de representantes de aquellas instituciones que generosa y decididamente financian estas iniciativas: Conferencia Episcopal Italiana, Cross Catholic Outreach (USA) y Manos Unidas (España). Las directivas de la Fundación Populorum Progressio, en nombre de quienes se han visto beneficiados, expresaron su gratitud y reconocimiento por el apoyo que año tras año vienen ofreciendo. “El llamado de Cristo a vivir la caridad” El secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, monseñor Bruno-Marie Duffè, recordó que, detrás de cada proyecto hay, por una parte, personas pobres que sufren y esperan y, por otra, el llamado de Cristo a vivir la caridad. En este contexto, monseñor Duffè finalizó con la oración que el Papa Francisco concluye en la Encíclica Fratelli tutti, que plantea el desafío de que cada uno debe hacer propio: “Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano, para verlo crucificado en las angustias de los abandonados y olvidados de este mundo y resucitado en cada hermano que se levanta” (FT 287). La Fundación Populorum Progressio Fue creada por el Santo Padre Juan Pablo II el 13 de febrero de 1992, empeño asumido en vísperas de la conmemoración del V Centenario del inicio de la evangelización del Continente Americano. Se trata de la continuación, bajo una nueva forma, de un fondo que el Papa Pablo VI había instituido en el año 1968 en su visita a Colombia. Al crear la Fundación, el Santo Padre invitaba a la Comunidad Internacional, a las instituciones y a las personas de buena voluntad a duplicar los esfuerzos en favor del desarrollo integral de las poblaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes de América Latina. Esta Fundación financia cada año el mayor número posible de proyectos mediante los cuales favorece el desarrollo integral de las comunidades más pobres. Esto se logra gracias a la generosidad sobre todo de los católicos italianos, canalizada a través de su Conferencia Episcopal de ese país, así como de donativos recibidos de otras personas y organismos eclesiales.

Vie 11 Jun 2021

Presidente CEC: “Del corazón nuevo nacerán nuevos sistemas, nuevas instituciones…”

Este viernes, 11 de junio, en una ceremonia eucarística presidida por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente del episcopado colombiano, se consagró una vez más las familias católicas y la nación al Sagrado Corazón de Jesús. La solemne celebración, transmitida en directo por los canales RCN, Caracol, Cristovisión, Teleamiga y Tele Vid, tuvo lugar en la Catedral Primada de Colombia, en Bogotá, con presencia de fieles y atendiendo los protocolos de bioseguridad. Concelebraron con monseñor Urbina: el cardenal Rubén Salazar; el nuncio apostólico del papa Francisco en Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor; los arzobispos Luis José Rueda (Bogotá), Ricardo Tobón (Medellín), Omar Sánchez (Popayán) y Gabriel Villa (Tunja); los obispos Francisco Nieto (Engativá), Ramón Rolón (Montería), Juan Vicente Córdoba (Fontibón), Víctor Ochoa (Obispado Castrense); los obispos auxiliares de Bogotá: Luis Manuel Alí, Pedro Salamanca y Germán Medina (electo). También concelebraron sacerdotes de la Nunciatura Apostólica, de la Conferencia Episcopal de Colombia, y los vicarios episcopales y otros sacerdotes de la Arquidiócesis de Bogotá. Mensaje del presidente de la CEC Durante su homilía, monseñor Urbina afirmó que con el corazón de Cristo se busca llegar a todos los rincones de la geografía colombiana, buscando ser un espacio de protección para la vida y haciendo sensibles los grandes valores de la bondad, la verdad, la fraternidad, la justicia y la reconciliación que brota de la persona. “Mirando el corazón maravilloso de Dios, todos tenemos un camino para ser constructores de Colombia consagrada al Corazón de Cristo (…) Del corazón nuevo nacerán nuevos sistemas, nuevas instituciones, nuevos caminos. Un corazón nuevo garantiza una visión nueva, libertad profunda, sentido de la justicia y el respeto de los derechos humanos, la solidaridad con los más desprotegidos y descartados, y la confianza que brota de reconocernos hermanos y hermanas”. Aportes a un desarrollo integral El prelado mencionó que todos somos responsables de aportar a un desarrollo integral sostenible, para ello, dijo, “aunque no es un camino fácil, ni existe una fórmula mágica”, es importante superar los conflictos, las divisiones, las violencias, las injusticias y las inequidades. “Todos somos responsables de esa inmensa tarea, los dirigentes del país, las diversas organizaciones, la educación en sus diversas etapas, que no debe ser una educación para un país ideal sino real. Nosotros los creyentes que participamos de los diversos espacios de la vida familiar, cultural, social, económica y política siendo fermento de paz (...)Solo un corazón nuevo a imagen del Corazón de Cristo, lleno de amor y misericordia, nos comprometerá con toda nuestra fuerza en la construcción fraterna de una nación nueva y en paz”. Estamos llamados a ser artesanos de la paz El prelado recordó que la paz procede de Dios y es un llamado que él hace para que todos seamos artesanos de la paz. Advirtiendo que esta responsabilidad recae en la familia “como espacio insustituible para aprender el abecedario de la paz”; en la escuela, “que tiene la tarea de ayudar a formar el corazón”, y en la sociedad en “sus diversas expresiones sociales, culturales, comunicacionales, económicas y políticas”. “La paz, entonces, queridas y queridos colombianos, es una tarea confiada a nosotros como personas y estará siempre en construcción, es frágil, difícil, por ello todos la buscamos, todos estamos invitados a generar una mentalidad pública, una conciencia de todos que la haga deseable y posible (…) El Señor no dejará de escuchar, entonces, como nos lo dice el grito de hijas e hijos: ‘Señor dadnos la paz, Señor dadnos tu paz’. Renovar este año 2021 la Consagración al amor de Cristo simbolizado en su Corazón, es y queremos que siga siendo un signo de esperanza”. Los niños, jóvenes y adolescentes están en el corazón de Dios Al referirse a este público, monseñor Urbina observó que el futuro de la sociedad depende de las opciones audaces y fundamentales que se tomen con los niños, jóvenes y adolescentes. Advirtió que ellos serán los responsables de la familia y la vida de la nación en un mañana. “Hoy precisamente los vemos deseosos de colaborar para sanar nuestra sociedad herida y débil. Ellos aportarán soluciones nuevas a los problemas viejos. Si ellos abren espacios en su corazón a Dios no serán más instrumentos de división, de guerra y de violencia (…) Los valores que les ayudemos a descubrir y a cultivar acompañarán sus decisiones que afectan no solo su vida personal, sino las políticas y estrategias necesarias para construir la vida social agobiada y doliente de nuestra sociedad”. Afirmó que el mundo de justicia y paz que se añora construir con los jóvenes, no puede “ser creado solo con palabras, ni impuesto por fuerzas externas”, y, agregó: “debe ser fruto del trabajo de todos, que implica ejercerlo con respeto profundo a la dignidad de cada persona y el rescate de la cultura del encuentro”. Significativa participación de los jóvenes Finalizada su homilía, monseñor Urbina introdujo la renovación de la consagración del país y de las familias católicas, recordando que: “El 22 de junio de 1902, al superar la Guerra de los Mil Días, se consagró por primera vez la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús. Desde aquel día ha venido creciendo en el pueblo colombiano la confianza en el auxilio inefable de Nuestro Señor Jesucristo”. Fue un momento conmovedor, pues catorce jóvenes, representando cada uno a una provincia eclesiástica del país, oraron al Sagrado Corazón de Jesús. Ante este signo el arzobispo Óscar dijo: “A ti, Sagrado Corazón, inflamado en el Amor que nos salva, dirigimos hoy, en la voz de los jóvenes, nuestra súplica incesante y confiada en nombre de todas las comunidades eclesiales de la Nación”. Compartimos estas oraciones para que no cesen las plegarias por la paz, la reconciliación, la justicia y la paz, en Colombia. Oh, Sangre Preciosa de Jesús, lava el pecado social de nuestro pueblo. La Provincia eclesiástica de Bogotá, conformada por la arquidiócesis de Bogotá; las diócesis de Zipaquirá, Facatativá, Girardot, Soacha, Fontibón y Engativá; el obispado castrense de Colombia y el Exarcado Maronita en Colombia, necesitan de ti, para poder ser en medio del egoísmo, la violencia y la corrupción, testimonio de fraternidad y de compromiso social honesto y solidario. Oh, Cristo, siervo doliente del Señor, compadécete del pueblo que a ti clama. La Provincia eclesiástica de Cartagena, conformada por la arquidiócesis de Cartagena; las diócesis de Magangué, Montelíbano, Montería y Sincelejo, y el vicariato apostólico de San Andrés y Providencia, confían en tu mediación ante el Padre eterno; que tus padecimientos por nuestros pecados nos consigan comunidades comprometidas con los más pobres y desfavorecidos, para que los colombianos podamos escribir juntos historias de amor y perdón que nos hablen de vida y esperanza. Santo Corazón de Cristo, atravesado de dolor, confiamos a ti el sufrimiento de nuestro pueblo. La Provincia eclesiástica de Popayán, conformada por la arquidiócesis de Popayán; las diócesis de Ipiales, Pasto y Tumaco; y los vicariatos apostólicos de Guapi y Tierradentro, unen sus padecimientos a los tuyos en la cruz; que tu dolorosa pasión transforme nuestra indiferencia ante el hermano que sufre y nos conceda ser artesanos de paz. Ardorosa llama del Corazón de Cristo, inflama en tu amor al pueblo colombiano. La Provincia eclesiástica de Medellín, conformada por la arquidiócesis de Medellín y las diócesis de Caldas, Girardota, Jericó y Sonsón–Rionegro, buscan amarse unos a otros como tú nos has amado; infunde tu amor divino en nuestros corazones haciéndonos misericordiosos como tú eres misericordioso, para que en nuestra patria “el amor y la verdad se encuentren, la justicia y la paz se abracen” Sagrado Corazón coronado de espinas, ten misericordia de este tu pueblo. La Provincia eclesiástica de Manizales, conformada por la arquidiócesis de Manizales y las diócesis de Armenia, La Dorada–Guaduas y Pereira, buscan tu amparo y protección; recompensa con tu copiosa bendición a todos aquellos que trabajan por la paz y la concordia, para que podamos mirar y caminar juntos hacia adelante con fe, valentía y esperanza. Corazón divino traspasado por la lanza, surtidor de los santos sacramentos para nuestro pueblo. La Provincia eclesiástica de Nueva Pamplona, conformada por la arquidiócesis de Nueva Pamplona y las diócesis de Arauca, Cúcuta, Ocaña y Tibú, queremos recibirte siempre en tu Cuerpo y en tu Sangre preciosos y, así, ser testigos de tu amor en medio de un pueblo que clama salvación y justicia, para romper, desde el perdón y la reconciliación concreta, el ciclo de violencia que ha imperado en nuestra patria. Oh, Santas Llagas de Cristo, acoge a nuestro pueblo que sufre. La Provincia eclesiástica de Tunja, conformada por la arquidiócesis de Tunja; las diócesis de Chiquinquirá, Duitama–Sogamoso, Garagoa y Yopal, y el vicariato apostólico de Trinidad, necesitan de tu amparo y protección; haz que todos los esfuerzos por promover la reconciliación, la justicia y la paz, se vean recompensados con prosperidad y armonía social. Abismo insondable de misericordia, el pueblo colombiano clama justicia y verdad. La Provincia eclesiástica de Cali, conformada por la arquidiócesis de Cali y las diócesis de Buenaventura, Buga, Cartago y Palmira, suplican tu amparo; concede a tu pueblo que ha sufrido los embates de la corrupción y la violencia, verse transformado por la verdadera reparación y sanación de las heridas del alma y del cuerpo, para que, junto a ti, Señor, aprendamos la fuerza del perdón y la grandeza del amor. Oh, Cristo, coronado de espinas, el pueblo colombiano consagrado a ti se siente atormentado por la enfermedad y la despreocupación social. La Provincia eclesiástica de Barranquilla, conformada por la arquidiócesis de Barranquilla y las diócesis de El Banco, Riohacha, Santa Marta y Valledupar, suplican a tu bondad que el dolor de tu agonía en la cruz nos valga la salud de cuerpo y alma, y nos enseñe a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección. Santo Corazón de perfecta fidelidad, este, tu pueblo, tropieza y se quiere levantar. La Provincia eclesiástica de Bucaramanga, conformada por la arquidiócesis de Bucaramanga y las diócesis de Barrancabermeja, Málaga–Soatá, Socorro y San Gil y Vélez, confiamos en ti, que eres eternamente fiel y nos sostendrás con tu poderoso brazo ante nuestra fragilidad y pobreza, para descubrir que sólo el amor libera y construye. Sagrado vaso de inefable perfección, apiádate del pueblo colombiano que se rinde en el error de los afanes del mundo. La Provincia eclesiástica de Ibagué, conformada por la arquidiócesis de Ibagué y las diócesis de El Espinal, Líbano–Honda, Garzón y Neiva, suplican de tu sabiduría la capacidad para construir sociedades inspiradas en la promoción de todos los ciudadanos, en la búsqueda de la igualdad y en la integración de los más débiles y vulnerables. Oh, Santo Cristo Negro de Bojayá, compadécete de nuestro pueblo colombiano que sufre bajo el peso de la violencia armada fratricida. La Provincia eclesiástica de Santa Fe de Antioquia, conformada por la arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia y las diócesis de Apartadó, Istmina–Tadó, Quibdó y Santa Rosa de Osos, claman tu misericordia; haz que todo esfuerzo por conseguir la paz sea recompensado con comunidades comprometidas con el progreso y la justicia, y, así, “seamos tus pies para salir al encuentro del hermano necesitado, tus brazos para abrazar al que ha perdido su dignidad, y tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad”. Oh, Sagrado Corazón de Jesús, acepta nuestra súplica ferviente, confiamos en tu protección y amparo. La Provincia eclesiástica de Villavicencio, conformada por la arquidiócesis de Villavicencio; las diócesis de Granada y San José del Guaviare, y los vicariatos apostólicos de Puerto Carreño y Puerto Gaitán, necesitan convertirse a ti para comprometerse con la justicia social y el bien común, logrando así construir juntos el futuro y crecer en esperanza. Eterno amor de Cristo, delicia de todos los santos, nuestro país clama por nuevos santos, héroes en las virtudes. La Provincia eclesiástica de Florencia, conformada por la arquidiócesis de Florencia; las diócesis de Mocoa–Sibundoy y San Vicente del Caguán; y los vicariatos apostólicos de Inírida, Leticia, Mitú y Puerto Leguízamo – Solano, te ruegan por nuevas vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa; nuestro país urge de santos misioneros que permanezcan en Cristo para vivir en alegría y dar testimonio de un amor que atraiga a todos hacia ti. VIDEO: Arquidiócesis de Bogotá

Mar 13 Abr 2021

Unidos en oración por el aniversario episcopal del presidente de la CEC

Los obispos de Colombia expresan un saludo especial a monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal (CEC), por su 25 aniversario de ordenación episcopal y le agradecen por su servicio fiel a la Iglesia. Asimismo, aradecen a Dios por el fecundo ministerio de monseñor Urbina, siempre manifestado en el servicio a las comunidades de las jurisdicciones que lo han tenido como pastor, así como en la presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia. Monseñor Oscar Urbina, nacido en la vereda El Peñón, del municipio de Arboledas, en Norte de Santander, el 13 de abril de 1947, recibió su ordenación presbiteral el 30 de noviembre de 1973, de manos del Cardenal Aníbal Muñoz Duque. Cinco años después (1978) fue enviado a Roma a realizar la Licenciatura y el Doctorado en Filosofía como alumno del Colegio Pio Latinoamericano y de la Pontificia Universidad Gregoriana. En marzo de 1996, fue nombrado por Su Santidad Juan Pablo II como Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá y el 13 abril del mismo año recibió la ordenación episcopal. Fue también Juan Pablo II quien lo nombró, en noviembre de 1999, obispo de la Diócesis de Cúcuta. Y, más tarde, en noviembre de 2007, el Papa Benedicto XVI lo nombró Arzobispo de Villavicencio. El 5 de julio de 2017, en la 103 Asamblea Plenaria del Episcopado, fue elegido presidente de la CEC para un periodo de tres años (2017-2020), el cual se ha extendido porque la pandemia ha impedido la reunión presencial de los obispos para elegir nueva junta directiva.

Mar 30 Mar 2021

“Hemos visto un redescubrir y despertar en la fe”: Mons. Oscar Urbina

“La esperanza hoy es más necesaria que nunca”. Así lo señala monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante una entrevista concedida al diario El Nuevo Siglo. El arzobispo explica cómo funcionarán los templos y la aplicación de los protocolos de bioseguridad en estos días santos, al tiempo que analiza cómo le ha ido a Colombia tras un año de emergencia por la pandemia y las lecciones que la crisis ha dejado. LEA COMPLETA LA ENTREVISTA EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo se vivirá esta Semana Santa? MONSEÑOR ÓSCAR URBINA: Para nosotros la Semana Santa es la celebración más importante de nuestra fe, la Pascua, Cristo murió y resucitó, mostrándonos el gran amor que Dios nos tiene. Los obispos hemos recibido indicaciones de la Santa Sede, las cuales ya se han adoptado en las jurisdicciones eclesiásticas, pues la Iglesia ha implementado rigurosamente el cumplimiento de las medidas de bioseguridad emanadas por los entes gubernamentales. En los templos se guardará el distanciamiento entre las personas establecido por las autoridades, uso del tapabocas durante toda la ceremonia y desinfección de manos al ingreso a estos. No están permitidas las procesiones ni los eventos que generen aglomeraciones fuera de los templos. ENS: ¿Cuál será el mensaje que se le dará a los colombianos? MOU: El Papa Francisco nos invitó al inicio de la Cuaresma, que prepara la celebración de la Pascua, a crecer juntos en la fe, la esperanza y el amor. La fe es ante todo un encuentro y una respuesta a la Palabra de Dios, ello nos permite un renacer de nuestra vida, cambiando lo que vemos se debe superar y comprometiéndonos a amar como Dios nos ha amado. La esperanza hoy es más necesaria que nunca, pues es la fuerza para vivir los momentos difíciles como los que estamos compartiendo. Ahí tenemos una oportunidad para acercarnos a los que sufren y acompañarlos en sus tristezas y desánimos, ayudarlos a encontrar el significado de la Cruz en el plan de Dios. Todas las celebraciones de la Semana Santa nos alimentan la esperanza. El amor, Dios es amor y nos salvó con un exceso de amor manifestado en la Pasión, Muerte, Sepultura y Resurrección del Señor. Por eso, la Pascua nos transforma en personas nuevas, que buscan al Señor, presente en todos nuestros hermanos a quienes acogemos, acompañamos, escuchamos, corregimos y perdonamos. La fraternidad que nace de la Eucaristía, que es síntesis del misterio de la Pascua, es el camino más seguro para transformar nuestra sociedad violenta, inequitativa e injusta a nivel familiar y social, para que se convierta en un espacio amable y fraterno donde todos podamos vivir en paz. ENS: ¿Cómo ha visto el manejo de la pandemia por parte del Gobierno? MOU: Esta pandemia ha sido algo nuevo para todos, hay mucho que aprender, liderar, organizar y articular. Veo que el Gobierno ha asumido como le ha correspondido con responsabilidad y seriedad, y a pesar de que en sus manos tiene todas las posibilidades, existen grandes limitaciones económicas, políticas, ideológicas e históricas. Esto, destapó otras pandemias, la de la corrupción, las limitaciones del sistema de salud -especialmente en las regiones de la Colombia profunda-, en la educación y en el mundo laboral. No es una situación fácil porque la pandemia tocó todas las esferas y dimensiones sociales; cualquier decisión beneficia una y perjudica otra. Es importante resaltar la participación ciudadana en el cuidado del otro. Lecciones de la crisis ENS: Estamos cumpliendo un año de pandemia ¿Qué se ha aprendido en esta época? MOU: Hemos aprendido a ser familia, todos, independientemente de nuestro credo, formación académica, cultura, estrato. Hay un referente común, la casa y la familia. Cuando estuvimos confinados nos tocó volver a ser familia. El campo de la salud está muy delicado, la salud ha estado enferma en nuestro país desde hace muchos años. La tecnología y plataformas digitales son una prolongación de la humanidad, pero nunca reemplazan el corazón. La importancia del trabajo, la salud mental, la economía, el sistema educativo frágil e insuficiente, la pobreza y la marginación. El abandono del campo y de los territorios ancestrales. El cuidado de la creación. Y aprendimos en todos los niveles, familiar, social, político, religioso, que debemos volver a lo fundamental en cada uno de esos campos, y que el corazón de todo lo que se quiera trabajar es la persona humana. Es difícil creer que de algo tan malo y perjudicial, como lo ha sido esta pandemia, salga algo bueno. Pero, podemos decir que el hecho de que nos haya puesto otra vez la mirada en nuestra centralidad de la persona humana es algo muy positivo. Porque estamos corriendo el riesgo de deshumanizar. ENS: ¿La pandemia ha hecho que los feligreses se acerquen más a la Iglesia? MOU: Hemos visto un redescubrir y despertar en la fe de muchas personas, en familia se participa de la oración, de la Santa Misa, del rosario y otros momentos de piedad. Hemos visto que muchas familias se han organizado para hacer un día a la semana o todos el santo rosario o la coronilla de la misericordia. Hemos constatado la solidaridad. Por ejemplo, los bancos de alimentos, administrados por la Iglesia, dan fe de la generosidad de las personas e instituciones. La purificación de las falsas imágenes de Dios que lo han presentado como un juez castigador, y ahora, redescubrir que es un Padre amoroso, que educa, perdona, ama, corrige y acompaña. ENS: ¿Le preocupa que en medio de la pandemia el país esté polarizado? MOU: No solo en la pandemia, sino en cualquier tiempo la polarización nace de una negación del valor de cada uno como persona, como hermano y como constructor solidario de una casa donde todos podemos estar. Vacunación ENS: ¿Cómo ha visto el proceso de vacunación? MOU: Ha dado sus primeros pasos, esperamos que con la implementación que se está haciendo en todos los lugares sea más ágil e invitamos a todos los que pueden recibirla a no tener miedo, pues es la manera de protegernos juntos y de garantizar vida y bienestar para todos. ENS: Usted sufrió de covid ¿Cómo lo superó? MOU: Con profunda confianza en Dios, que fue apoyada por la oración de muchos cristianos en el país. He servido a la Iglesia en Bogotá, Cúcuta y en Villavicencio. Esto me ha permitido conocer muchas personas, y reconocer que cuando uno ora por alguien, Dios Padre escucha las oraciones y construye nuestra vida con las personas que encontramos a lo largo del camino. Agradezco a todo el personal que trabaja en el campo de la salud, pues he experimentado que, junto a la medicina, la compañía, la ternura, el sacrificio de todos ellos, es también una medicina. Esto me conduce, en primera persona, después de haber sufrido esta experiencia, (a señalar que) lo importante es cuidar la propia vida, para que ese cuidado repercuta en la vida de todos, la familia, el trabajo, el vecindario y la comunidad eclesial. Fuente: El Nuevo Siglo

Sáb 20 Mar 2021

Presidente CEC: “Déjense educar por Dios en su familia”

Mensaje del arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante la eucaristía celebrada este viernes 19 de marzo de manera virtual, como acto de apertura al año dedicado a la familia y con ocasión del quinto aniversario de la publicación de la exhortación postsinodal “Amoris laetitia”. Durante su homilía, el prelado señaló que hoy Dios trabaja para un mundo nuevo dentro de la familia y, a pesar de los dramas, las crisis o dudas que puedan haber al interior de los hogares, “el Señor no le quita espacio a la familia, no rompe la pareja, pide ese doble sí, que se vuelve creativo, porque es compartido por dos corazones, con tantos sueños y trabajos mutuos”. Indicó que la sociedad está engendrando una crisis fruto del momento que vive la humanidad y esto, aseguró, se ve y se seguirá viendo reflejado en las familias colombianas y del mundo. Llamó la atención de todos los que están comprometidos en el trabajo de la pastoral familiar a seguir sin cansancio brindando apoyo a las familias que lo necesitan. “Hoy la familia está sometida a tantas asechanzas que quieren romper su tejido, minar su unidad natural y sobrenatural, disgregando los valores morales, sobre los que se apoya y se construye la familia. Comprometernos todos obispos, sacerdotes, consagrados, diáconos y fieles laicos comprometidos con la familia, implica luchar contra esas fuerzas que desintegran a la persona y a la sociedad”. Continuó su llamado a los que son padres de familias, recordándoles la irremplazable misión que tienen en la educación de los hijos, “como María y José lo hicieron con Jesús”, pero les advirtió que, aunque no es una tarea fácil, “es bella, porque es trabajar el corazón de sus hijas y sus hijos”. “En el hogar se aprende el alfabeto fundamental del respeto, la solidaridad, la reconciliación, la ternura, el servicio, el amor y la paz. Dios como a Abraham y Sara, como a María y José, los lleva de la mano, los capacita para amar y educar como él ama y como él educa y Dios a todos nos educa en la familia”. El prelado hizo un llamado a los padres para que pierdan el miedo y transmitan la fe de Dios en sus hijos, apoyados en la palabra bíblica. Igualmente los exhortó a orar en familia y a aprovechar los espacios de cercanía para el diálogo. “Oren en familia y aprovechen tantos momentos de la existencia que se pueden convertir en canales para transmitir verdad, justicia, bondad, perdón, fe y amor. En esta tarea bella y comprometedora cuentan también los gestos y los signos sencillos que acompañan su misión educativa”. Finalmente, expresó: “como el ángel dijo a José, les digo hoy a todos al empezar este año de la Familia, no «tengan miedo» déjense educar por Dios en su familia”.

Sáb 20 Mar 2021

Vaticano anima a vivir ‘Año de la Familia’ con alegría y esperanza

Al darse inicio, este 19 de marzo, en la Solemnidad de San José, al “Año 'Amoris laetitia'”, un periodo especial que se dedicará a la familia, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en el Vaticano, ha enviado un video mensaje en el que animan a vivir este acontecimiento eclesial con alegría y esperanza. “Ha llegado el tiempo de la familia” Así lo ha expresado la doctora Gabriela Gambino, subsecretaria para la familia y la vida de este dicasterio. La funcionaria señala, además, que, a pesar del tiempo difícil que genera la pandemia, es importante participar con entusiasmo en las iniciativas pastorales que comunidades, parroquias y jurisdicciones de todo el mundo organizarán para este año. Por su parte, el sacerdote Alexandre Awi Mello, secretario del dicasterio, ha dicho que este período será una oportunidad para irse preparando hacia el X Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma, el 26 de junio de 2022. “Aprovechemos este año para dar nuevo impulso a la vida familiar, enfrentando juntos y con creatividad los muchos desafíos humanos y pastorales que viven nuestra familias”. Objetivos del año Familia 'Amoris laetitia' Entre los objetivos propuestos por el Dicasterio para Laicos, Familia y Vida se contempla la difusión del contenido de la exhortación apostólica 'Amoris laetitia', para hacer experimentar que el evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera. Asimismo, el anuncio de que el sacramento del matrimonio es un don y tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano, con la finalidad de hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar. También buscarán concienciar a los jóvenes sobre la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, así como ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar. Subsidio para vivir el año de la familia Para vivir este año de la familia, el dicasterio ha elaborado un folleto informativo en el que ofrece algunas recomendaciones a seguir. Entre ellas: La realización de foros, conversatorios, elaboración de videos testimoniales, momentos litúrgicos, propuestas pastorales, catequesis, celebración de una jornada para los abuelos y las personas mayores, doce itinerarios con las familias para poner en práctica 'Amoris laetitia', entre otros. Folleto informativodel dicasterio para los Laicos, Familia y Vida[icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar folleto[/icon]

Jue 18 Mar 2021

Inauguración año de la Familia 'Amoris laetitia'

Por: Mons. Edgar de Jesús García Gil - En la Solemnidad de San José, desde el Templete Eucarístico de Villavicencio, con la celebración de la Eucaristía presidida por su Excelencia Oscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, se abrirá el Año de la Familia Amoris Laetitia, un año especial para crecer en el amor familiar. Este Año de la Familia fue convocado por el Santo Padre el 27 de diciembre de 2020 con ocasión del quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, “para madurar los frutos de la Exhortación Apostólica Postsinodal y hacer a la Iglesia más cercana a las familias de todo el mundo, puestas a prueba en este último año por la pandemia”. Desde la Comisión Episcopal y el Departamento de Matrimonio y Familia de la CEC, hacemos eco a las palabras de Papa Francisco el domingo 14 de marzo en el ángelus donde nos “Invita a dar un impulso pastoral renovado y creativo para poner a la familia en el centro de la atención de la Iglesia y de la sociedad. Además, en este mismo acto, el papa oró “para que cada familia pueda sentir en su casa la presencia viva de la Sagrada Familia de Nazaret y pidió que llene a las pequeñas comunidades domesticas de amor sincero y generoso, fuente de alegría, incluso en las pruebas y en la dificultad”. La convocatoria de este año tiene cinco objetivos primordiales: 1. Difundir el contenido de la exhortación apostólica “Amoris Laetitia”, para “hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera”. 2. Anunciar que el sacramento del matrimonio es un don y tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano. 3. Hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar. 4. Concienciar a los jóvenes sobre la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, es decir, la importancia que supone la alianza matrimonial donde cada esposo compromete su propia libertad a favor del bien o del valor personal del otro. 5. Ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar. Junto con todos los Agentes y Delegados de pastoral familiar, nos ponemos en camino con el deseo de que este Año, redescubramos -como nos invita el Papa Francisco- “el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza”. Ayudemos a que “el perdón prevalezca sobre las discordias” y a que “la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios”. (P. Francisco). Anunciemos con alegría que la familia cristiana es una fuente espiritual que da fuerzas para abrirse al exterior, a los demás, al servicio de los hermanos, a la colaboración para la construcción de un mundo siempre nuevo y mejor. Tengamos presente que la pastoral familiar, además de un conjunto de acciones específicas llevadas a cabo por agentes especializados y que dan respuesta a problemas relacionados con el matrimonio, la familia o la vida, es constitutiva de la Iglesia y la conforma en cuanto tal. Por lo tanto, es necesario un plan integrador de la pastoral familiar que implique su presencia transversal en las distintas acciones evangelizadoras. Seamos una Iglesia en salida, “comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan" (EG 24) evangelizando con “estímulos positivos" y con "el ejemplo de vida”. Vivamos como familia cristiana el deseo inagotable de difundir la buena noticia, el Evangelio de la Familia. El Papa nos invita a contemplar a San José para afrontar la pastoral familiar, tan necesaria en nuestros días, y poner bajo su protección el don del matrimonio y el gozo del amor como cimiento de la familia cristiana. Aprovechemos en nuestras parroquias, Movimientos apostólicos, centros educativos y demás realidades eclesiales para profundizar acerca de la riqueza que ofrece “Amoris Laetitia”. Esta Exhortación Apostólica nos muestra la belleza del matrimonio cristiano, como una propuesta auténticamente revolucionaria y renovadora para una sociedad como la nuestra, necesitada de esperanza y de certezas. Dada la importancia de este acontecimiento de gracia, queremos invitarlos a vivir con todo el corazón el Año de la Familia, que concluirá con el X Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Roma, el 26 de junio de 2022. Confiamos a la Sagrada Familia los frutos de este Año en nuestra Iglesia colombiana. + Edgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira Presidente de la Comisión Episcopal de Familia