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vida

Sáb 19 Mar 2022

Iglesia consagra las familias y a Colombia bajo el amparo de San José

Este sábado 19 de marzo, fiesta de la Solemnidad de San José, monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, consagró las familias y a Colombia a este Patriarca, implorando de él la paz en las familias y en nuestra nación. En una ceremonia eucarística que se realizó en la capilla del episcopado, el obispo reflexionó a la luz de la palabra sobre tres virtudes de San José, las cuales dijo “servirán para nuestra vida familiar y para toda la Iglesia”. Son ellas: San José hombre de fe, San José hombre de la ternura y San José defensor de la vida. San José hombre de fe Haciendo eco de la lectura, del apóstol Pablo en la carta a los Romanos, que recuerda la fe de Abraham, quien hizo la voluntad de Dios con su esposa Sara, así mismo dijo el prelado que “es importante pedir a San José que cada una de nuestras familias sea un santuario, una escuela de la fe, donde se viva la fe profundamente y la confianza de parte de los esposos, para lograr entender el camino que el Señor les está mostrando”. Agregó además que, “una pareja con fe es una pareja que se abre a la esperanza, una pareja con fe es una pareja que sabe que Dios tiene un plan para su familia y se dispone a caminar según su santa voluntad”. San José hombre de la ternura Al referirse a este aspecto de la ternura de José, el prelado recordó las palabras que Dios, a través del ángel, le dijo a José: "No tengas miedo, no tengas temor", éste, - agregó el obispo- “quitó el temor del corazón de José y puso la ternura, ternura que se convierte en cercanía con María y en cercanía con Jesús”. En este contexto, pidió a San José para que permita a los padres de familia redescubrir esa gran misión de ternura dentro de cada hogar, que si bien debe ir acompañada de autoridad, también sea vivida en el diálogo con las nuevas generaciones. “Le pido al Señor que, por intercesión de San José, ustedes queridos papás tengan el don de la ternura combinada con la autoridad, para que puedan defender la vida de su hogar y defendiendo la vida de su hogar puedan ustedes cumplir la misión, que como a San José el Señor les ha confiado”. San José defensor de la vida Recordó como San José, fue un gran defensor de la vida de su familia, aún en contra de todas las amenazas que padecieron. Al respecto, observó que la defensa de la vida empieza desde las familias. Asintió además, que hoy Colombia tiene distintas amenazas a la vida, desde el vientre materno y en todos los escenarios. “Lamentamos y nos dolemos cuando vemos a una Colombia que no logra salir de los conflictos militares, sociales, políticos, que causan tantas víctimas en las ciudades y en los campos colombianos”, afirmó. “Nos unimos con tantas mujeres, que han pasado por la situación dolorosa del aborto” El también arzobispo de Bogotá, envió un mensaje a todas las mujeres que han pasado por momentos difíciles para tomar una decisión en contra, incluso de la vida. “La Iglesia las ama, las sigue amando, las acoge, las comprende, les abre la puerta del corazón de la Iglesia”. “Le pedimos a San José, para que interceda ante Dios y él nos enseñe a acoger, a valorar el rostro femenino dentro de la familia, dentro de la sociedad y dentro de la Iglesia, solo así en esa combinación de la misión masculina y femenina, el hombre y la mujer y la familia entera se convertirán en defensores de la vida permanentemente, desde la fecundación hasta la muerte natural”. Durante la eucarística, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general del Episcopado, realizó el acto de Consagración e impuso la bendición a una pareja y a sus hijos, indicando que “este signo llegue a todas las familias colombianas”. Así también, consagró a San José como patrono de Colombia, pidiendo de él su intercesión para alcanzar la paz y la reconciliación de la Nación. Finalmente, el directivo de la CEC concluyó con este deseo: “Que san José acompañe nuestros hogares y hoy después de la profesión de fe queremos consagrar su familia a San José y también toda nuestra Patria para que encontremos los caminos de Dios”, concluyó.

Vie 4 Mar 2022

Miles de ciudadanos salieron a las calles a decir NO al aborto

Fueron miles de personas las que se congregaron este fin de semana, en las distintas plazas del país, para manifestarse en contra de la decisión de la Corte Constitucional, quien despenalizó el aborto hasta el sexto mes de gestación. Fue una jornada pacífica, donde asistieron religiosos, religiosas, sacerdotes, miembros de la Comisión de Vida de la Conferencia Episcopal y grupos próvida, para decir ¡SÍ a la vida, NO al aborto! A través de un manifiesto en contra del aborto, buscarán hacerle frente a la decisión de la Corte. Los asistentes dijeron que con la sentencia “se legalizó la pena de muerte para inocentes” y que el “pueblo” es el constituyente primario, por lo que están “indignados” con el fallo de los magistrados. La mayoría de los manifestantes, aseguraron que continuarán movilizándose por las calles, en contra de esta decisión y acudirán a las instancias necesarias para contrarrestar lo que califican como un “infanticidio. “Le enviamos un mensaje al mundo, que no nos resignaremos y que no descansaremos hasta que se restablezca y se garantice el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”, aseguraron. DESCARGAR MANIFIESTO POR LA DEFENSA DE LA VIDA [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Jue 24 Feb 2022

Llora el corazón

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Es cierto, no puede ser para menos. Decretar la despenalización total del aborto, más que ser una expresión de desarrollo y progreso de un pueblo, es un signo de la forma como ese mismo pueblo se encuentra inmerso en una terrible crisis antropológica, donde ni siquiera es capaz de respetarse y valorarse a sí mismo, dando prelación a las emociones subjetivas y derechos individuales, considerándose dueño y señor del mundo y de la creación. Una crisis que ha llevado a la inversión plena de los valores, donde, por ejemplo, se lucha y defienden los “derechos” de los animales, y a hasta de “los de un humedal”, condenando a pena de cárcel a la persona que atenta contra la vida de un animal doméstico o derribe un árbol sin permiso de la entidad correspondiente. Pero cuando se trata de un ser humano, la cerrazón y la no aceptación de que ese ser que la mujer lleva en su vientre es otro ser que no le pertenece y que por eso mismo merece vivir, se desconoce y hasta se busca su eliminación. Llover sobre mojado ahora no sirve para nada. Pero no sobra recordar lo que el Papa Juan Pablo II, en su encíclica “el Evangelio de la vida” dijo: “Algunos intentan justificar el aborto sosteniendo que el fruto de la concepción, al menos hasta un cierto número de días, no puede ser todavía considerado una vida humana personal. En realidad, «desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar». Aunque la presencia de un alma espiritual no puede deducirse de la observación de ningún dato experimental, las mismas conclusiones de la ciencia sobre el embrión humano ofrecen «una indicación preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona humana?» (n. 60). Aquí no se trata emitir juicios de valor sobre las razones por las que una mujer accede al aborto. Son muchas y llevan a entender, no a enjuiciar su decisión. Lo que preocupa es que se confunda el ejercicio de la libertad de las personas, hombres mujeres, personal de salud, etc., con la obtención y ganancia de unos derechos que atentan, sin lugar a dudas, contra el derecho fundamental de todo individuo como es la vida. El vientre de toda mujer es cuna de la vida, y ahora, para muchas mujeres, se va convertir en sepulcro de vidas inocentes. Los y las sicólogas que acompañan a las mujeres que han abortado, así hubieran tenido las razones presuntamente válidas, saben muy bien que en su inmensa mayoría quedan afectadas por el llamado “síndrome post aborto”. Y es que, aún sin quererlo, la voz de la conciencia, que ilumina y sabe muy bien lo que es bueno y es malo, pesa y deja una huella prácticamente indeleble. ¡Qué interesante hubiera sido que en los debates de las altas cortes, hubieran dado voz a las mujeres que han abortado para conocer a fondo sus dolores y sentimientos de culpa que van más allá de las convicciones religiosas que digan tener! Llora el corazón. Sí, pero no nos podemos quedar llorando. La vida sigue y para los colombianos, para los hombres y mujeres de buena voluntad y los católicos en general convencidos del valor no negociable de la vida humana, la historia sigue su rumbo. Y toca hacernos la pregunta, ¿qué sigue? 1. Seguir anunciando el Evangelio de la vida. Es decir, la buena nueva de la vida, que como don de Dios, debe ser salvaguardada. 2. Intensificar la oración y pedir a Dios que cambie los corazones de piedra de quienes se abrogan el poder sobre la vida humana, para que reconozcan que los seres humanos no somos dueños de la vida, sino sus administradores y cuidadores y seamos capaces todos de entender que no toda ley, por ser ley, es justa. Lo legal no necesariamente es legítimamente moral. 3. Recordar, sobre todo al personal de salud, y especialmente a los médicos que un día hicieron el juramento hipocrático, que en la constitución colombiana sigue vigente el principio de objeción de conciencia ante leyes que pueden ser consideradas inicuas. El Artículo 18 de la Constitución Política dice: “Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia”. Las instituciones y profesionales de salud, desde hace varios años, tienen ya definidos los protocolos para el ejercicio de este derecho constitucional. 4. Acompañar con corazón lleno de compresión y compasión a las familias y mujeres que se encuentren en circunstancias que las estén llevando a la posible toma de la decisión de abortar. Según entiendo, incluso en la misma ley que aprueba el aborto, se abre la puerta para que la entrega de los hijos en adopción sea una alternativa válida. 5. Acompañar a las mujeres que han abortado para que a su vez, reconocida su acción, y fortalecidas por el amor y la misericordia divinas, se conviertan en defensoras y educadoras de la vida naciente, especialmente ante las adolescentes y jóvenes que resulten embarazadas. Hay que recordar que el Papa Francisco amplió la facultad de absolver el delito del aborto a todos los presbíteros que legítimamente están ejerciendo el ministerio. 6. A las mujeres y a quienes les ayuden a realizar el aborto (familiares, amigos, parejas, personal de salud, etc.) creyentes y temerosos y temerosas de Dios, no sobra recordarles el mandamiento de no matar, que tiene su origen en la ley natural del cuidado y respeto de la vida en todas las etapas de su desarrollo. Finalmente, unas reflexiones conclusivas. En el grupo de magistrados de la Corte que aprobaron la despenalización del aborto habían cuatro mujeres. Tres de ellas no lo aprobaron. ¿No sería que latía en sus corazones de mujeres, hijas y posibles madres, el sentimiento maternal propio de quienes están llamadas a dar la vida? ¿No sería que los varones y una mujer que aprobaron la nefasta ley del aborto pudieron estar movidos más por “quedar bien” ante la fuerza mediática y presiones del momento que por ser valientes defensores de la verdad de la vida humana? Personalmente pude ser testigo, en la Clínica Universitaria de la Pontifica Bolivariana, donde se tiene la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Santa Gianna Beretta (madre de familia que prefirió dar su vida con tal de no abortar a su hijo), de como bebés de 22 semanas eran recibidos allí, y a través del llamado programa canguro, se desarrollaron y hoy son personas jóvenes y adultos que comparten con sus familias el don maravilloso de la vida. ¿Cómo llegar a autorizar que hasta las 24 semanas, libremente, y después con las tres antiguas causales, se pueda eliminar un bebé en estas condiciones de viabilidad? Mas que un aborto, es un infanticidio. Llora el corazón y elevamos súplicas a Dios, que es rico en misericordia, por todos los hombres y mujeres de Colombia, tristes y afligidos, para que reconozcamos el valor sagrado de la vida humana, y no solo la del embrión en el vientre materno, sino la de toda vida humana que está siendo amenazada de muerte todos los días por la violencia en todas sus formas y con la eutanasia. Dios nos libre del mal y nos bendiga. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Mar 22 Feb 2022

"El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida"

Así lo expresa la Conferencia Episcopal de Colombia, luego de la decisión tomada este lunes 21 de febrero, por la Corte Constitucional, que decreta: “La conducta del aborto solo será punible cuando se realice después de la vigésima cuarta (24) semana de gestación y, en todo caso, este límite temporal no será aplicable a los tres supuestos fijados en la Sentencia C-355 de 2006”. En un comunicado los obispos al expresar su perplejidad y profundo dolor, observan que no se puede minimizar que todo embarazo implica la existencia de otro ser humano, distinto al de la madre, que está en estado de indefensión y vulnerabilidad, por tanto tiene el derecho a formar parte de una familia. "Sostener que los derechos a la vida y a recibir la protección del Estado, amparados por la Constitución (cf. art. 2. 5. 9), no lo cobijan desde el momento de su concepción, es una afrenta a la dignidad humana. Por lo mismo, tutelar el supuesto derecho a suprimir una vida humana inocente, pone en riesgo el fundamento mismo de nuestro orden social y del Estado de Derecho. El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida". Los obispos al mencionar el artículo 95 de la Constitución política de Colombia, aseveran que el problema del aborto no puede limitarse solo a la mujer en embarazo, sino que reclama además la solidaridad de la sociedad entera. "Ya que esta virtud permite crear alternativas de bien, allí donde el mal se enarbola como única opción, queremos ser los primeros en ayudar a encontrar la opción buena cuando el aborto parece ser la solución. Lo hacemos en nombre de Aquel que vino a traer vida en abundancia, con la esperanza de que también el Estado, así como todos los compatriotas de buena voluntad, no escatimarán esfuerzos para proteger y promover la vida humana, aun en las circunstancias más complejas", concluyen. El mensaje que lleva por título: ¡Recurramos todos a la solidaridad creativa en favor de la vida!, fue firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá; el vicepresidente, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán; y el secretario general, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 10 Feb 2022

“Un don para agradecer”: Cartillas sobre el valor y defensa de la vida

La Comisión Episcopal de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia, presentó este jueves 10 de febrero el primer módulo de una serie de cartillas tituladas "PARA QUE TENGAMOS VIDA EN ABUNDANCIA (cf. Jn 10, 10)". Durante la presentación de este material, el padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD), advirtió que no se trata de una reflexión que parte del tema de la eutanasia, sino de la valoración de la vida humana como “un don para agradecer” a pesar de las adversidades. Por este motivo el primer módulo presentado aborda temas como el sentido de la vida, la integración del sufrimiento en la vida humana, la libertad y la autonomía, la promoción de los cuidados paliativos, afectivos y espirituales para el enfermo y una reflexión sobre qué es, en verdad, morir con dignidad. "El objetivo de este material es incentivar una formación que ayude a las personas a integrar el dolor y el sufrimiento, como realidades ineludibles en la vida humana; no se trata de hacer una exaltación al dolor, ni decir, sencillamente a un enfermo: ‘debes sufrir para salvarte’; se trata de una invitación para que nos demos cuenta que no podemos prescindir de estas realidades; al contrario, al asumirlas e integrarlas, con ayuda de los cuidados paliativos de los médicos, los cuidados afectivos de la familia y el cuidado espiritual de los agentes de pastoral, se hace más llevadera la vida”, afirmó el sacerdote. Por su parte, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, secretario general de la Conferencia Episcopal, durante su intervención, se refirió al tema de la eutanasia señalando que estas reflexiones que hoy se presentan han sido tratadas y analizadas con profundo respeto pues toca la fragilidad y vulnerabilidad de los seres humanos frente al dolor y el sufrimiento, y pone delante la vida humana que es considerada como un terreno sagrado. "Ante cada una de las vidas humanas, en cualquier momento de sus procesos existenciales o biológicos, nos acercamos como Tierra Sagrada nos quitamos las sandalias en señal de respeto y admiración (...). Como creyentes en Cristo Jesús, miembros de esta Iglesia que estamos construyendo este reino de Dios, no podemos dejar de afirmar que la eutanasia constituye una seria ofensa a la dignidad de la persona humana y fomenta la destrucción de valores fundamentales del orden social”. Monseñor Alí, finalmente, invitó a que este material se reflexione de manera tranquila y analítica, "pero también desde la fe para que nos ayude a ir entendiendo cada vez más esta situación, no desde de la cabeza, sino sobre todo desde el corazón, porque sabemos que son realidades que las tenemos que sortear todos los días". Descargar primer módulo de la cartilla [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Vie 28 Ene 2022

Sigamos adelante escuchando la Palabra de Dios

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Hemos comenzado un nuevo año con propósitos, metas y proyectos renovados y con la esperanza puesta en Dios, que nos permite fortalecer nuestra vida y vocación en el lugar y la misión que el Señor ha confiado a cada uno. En este sentido también en nuestra Diócesis a nivel pastoral nos hemos propuesto caminar juntos, con el lema: “Desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante” (Flp 3, 16), que nos permite agradecer a Dios las gracias recibidas hasta este momento y ponernos en salida misionera, para seguir adelante en este proceso de fe, esperanza y caridad que vamos iluminando desde la Palabra de Dios. Sigamos adelante construyendo sobre roca firme, para ello es necesario seguir escuchando al Señor en su Palabra, que se convierte en norma de vida para nuestro caminar juntos escuchando al Espíritu Santo. Precisamente estamos celebrando el día de la Palabra de Dios, que nos invita a ser más conscientes durante todo el año, de la necesidad de escuchar la voz de Dios, que ilumina todos los acontecimientos y circunstancias de la vida, sobre todo, los momentos de cruz e incertidumbre. Se hace necesario seguir profundizando en el conocimiento de Jesucristo como Verdad suprema que nos conduce por los caminos del bien. La Palabra de Dios es la Verdad sobre la cual podemos fundamentar nuestras vidas con la máxima seguridad que vamos por el mejor de los caminos. En esa Palabra se habla de Jesucristo como “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6) y de todo el bien que hace en nosotros cuando la escuchamos atentamente y la ponemos en práctica. El Plan Pastoral de nuestra Diócesis de Cúcuta tiene como prioridad conocer y amar a Jesucristo que es nuestra esperanza, centrando todo el contenido de la reflexión en la Palabra de Dios, con el objetivo de formar a los miembros de las comunidades eclesiales misioneras en el conocimiento del Señor Jesús y en la transmisión del Evangelio en todos los ambientes, para seguir adelante fundamentados en la Palabra de Dios tal como lo enseña Aparecida cuando afirma: “junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada convivencia comunitaria, nuestros fieles necesitan profundizar el conocimiento de la Palabra de Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única manera de madurar la experiencia religiosa” (DA 226c). Un cristiano que profundice en la Sagrada Escritura y se alimente de ella en la oración diaria, tendrá contenido para comunicar a los hermanos, mediante una vida coherente con el Evangelio y con sus palabras que resuenan como anuncio del Reino de Dios en el corazón de muchos creyentes. Eso constituye una siembra del Reino de Dios que puede hacer todo creyente que se siente interpelado por la Palabra de Dios y que siente en su corazón el deseo de comunicarla, primero en el ambiente del hogar y luego en los lugares en los que Dios nos pone para dar testimonio de Él, entregando cada día la vida al Señor. En el Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular, pastores y fieles en este hoy de la historia estamos llamados a caminar juntos, fundamentados en la Palabra de Dios, así lo expresa Aparecida cuando hace el llamado misionero, “hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios” (DA 247), para encontrarnos con Jesucristo que es nuestra esperanza. Por eso el anuncio misionero en nuestra Iglesia particular lo vamos a centrar y a fortalecer en la Palabra de Dios entregada a los fieles en su integridad, como lo ha pedido Aparecida: “se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de ‘auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad’. Esta propuesta será mediación de encuentro con el Señor si se presenta la Palabra revelada, contenida en la Escritura, como fuente de evangelización” (DA 248). Desde el bautismo todos somos discípulos misioneros del Señor que anhelamos nutrirnos con el pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía, para seguir adelante comunicando el mensaje de salvación a todos los hermanos. Palabra de Dios y Eucaristía siembran en el creyente las semillas del Reino de Dios, que le permite llenarse de fervor pastoral, para comunicarlo con la vida y las palabras en un deseo sincero de evangelizar, transmitiendo el mensaje de la salvación a todos. Un deseo evangelizador que brota del conocimiento y amor por la persona, el mensaje y la palabra de Jesucristo. Así lo enseña el Papa Francisco cuando afirma: “La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y los vuelve capaces de un auténtico testimonio evangélico en la vida cotidiana. La Palabra proclamada, viva y eficaz, prepara para la recepción del Sacramento, y en el Sacramento esa Palabra alcanza su máxima eficacia” (EG 174). Vivimos momentos de cruz e incertidumbre por múltiples razones, que en muchos casos se debe a la ausencia de Dios en muchos ambientes y sectores de la sociedad. Como creyentes, discípulos misioneros, estamos llamados a seguir sembrando el Reino de Dios, comenzando por el ambiente familiar y extendiendo el anuncio también a otros, incluso aquellos donde no se conoce a Jesús o es abiertamente rechazado. Así lo ha pedido el Papa Francisco en Evangelii Gaudium cuando afirma: “remarquemos que la evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable” (EG 14). Sigamos adelante poniendo la vida personal y familiar bajo la guía de la Palabra de Dios que escruta nuestros corazones y nos permite renovar la vida interior, hasta el punto de convertir nuestra vida en Cristo, que es el centro de nuestra existencia y punto de apoyo en nuestras decisiones. Para todos, mi oración y mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 25 Ene 2022

¡Un Año más!

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - El próximo 25 de enero se cumple un aniversario más del terremoto que azotó el eje cafetero en el año 1999; han pasado 23 años desde ese fatal día, en el que miles de víctimas y cientos de familias damnificadas vieron esfumar sus esperanzas. Aun así, de entre los escombros, han brotado semillas de alegría y nuevas ilusiones. Este día se ha ido convirtiendo en una fecha conmemorativa importante, grabada en la mente y en el corazón de los quindianos; sin embargo, con el paso de los años, puede convertirse en ‘una fecha para ‘recordar’. A lo que me refiero es que, con el paso de los años, se puede adormecer nuestra alma y nuestro corazón, o podemos aprovechar estas fechas para reflexionar sobre nuestra vida personal, familiar y comunitaria, asumiendo compromisos serios que nos permita soñar y construir juntos la vida. Es innegable que la decisión es de cada uno. Hoy quiero, precisamente invitar a los lectores, a devolver la cinta del casete y hacer un esfuerzo mental, pensando en lo que ocurrió aquel día: ¿dónde me encontraba? ¿qué estaba haciendo? ¿qué pasó? ¿Cuáles fueron las pérdidas humanas? –familiares, amigos, cercanos- los bienes materiales –mi casa, mi estabilidad laboral, mi carro, etc.- El dolor vivido ese día, a la 1 y 19 de la tarde, quizás, marcó la existencia de muchos. Ahora bien, el tiempo ha ido transcurriendo en medio de avances significativos: un proceso de reconstrucción exitoso, la solidaridad nacional e internacional, con una mirada del mundo hacia este territorio cafetero; el gesto de fraternidad de las instituciones que se unieron para ayudar; una Iglesia que caminó al ritmo del dolor y sufrimiento de hombres y mujeres viviendo en cambuches, en tiendas de campaña y carpas improvisadas, racionando los alimentos para que los miembros de una familia o comunidad pudieran disponer de lo necesario, mientras, los niños, sin entender lo que estaba sucediendo, corrían, jugaban, lloraban, buscaban el abrazo de sus papás, rezaban. A esta memoria histórica de nuestro pasado doloroso e ingrato podemos agregar algo más: después de 23 años, seguimos conmemorando este día: ofrendas florales, plegarias de acción de gracias, santa misa, homenaje a la vida, sendos discursos de nuestros mandatarios. Todo esto es muy buen recurso para que la memoria siga intacta, sin embargo, tiene que haber un compromiso más exigente en cada corazón, en cada alma y en cada institución. ¿En qué consiste este compromiso? Aprender a valorar nuestra vida y la de nuestros semejantes, superar nuestros egoísmos y evitar las riñas entre vecinos, ser responsables con nuestra vida cuando asumimos el rol de conductores de una moto, una bicicleta, un vehículo y manejar con prudencia por calles, carreras y autopistas; ayudar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a que entiendan su misión en el mundo y rescatar a ‘aquellos’ que se han dejado atrapar por las garras de las adicciones; rendir homenaje a los familiares y amigos que murieron, concientizándonos que no tenemos la vida comprada y por lo mismo, debemos esforzarnos por ser servidores, pensando en los demás, comprometidos con el medio ambiente, y ante esta pandemia, haciéndonos vacunar, como ‘un acto de amor’. Los adultos, tenemos la gran responsabilidad de construir esta patria chica con amor, sembrando alegría y esperanza para recoger los frutos de la paz y la justicia; nos ‘toca’ dejar este mundo mejor de lo que lo hemos encontrado. O nos seguimos quejando de nuestra realidad, o cambiamos de actitud y nos sentimos co-responsables en la construcción de nuestra ciudad y departamento; no basta una reconstrucción material, hay que apostarle a una reconstrucción espiritual que implica volver la mirada a Dios y despertar en nuestro corazón la fe y la confianza en Dios y en nuestros hermanos. ¡Salud por la vida! Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Vie 29 Oct 2021

¡La Iglesia te espera! Festival Católico por la Vida y la Familia

Como parte de las actividades programadas en el marco del año “Familia Amoris Laetitia” proclamado por el papa Francisco, la Conferencia Episcopal de Colombia, realizará este domingo 31 de octubre de 2021 de 8.00 a.m. a 8.00 p.m. el Festival Católico por la Vida y la Familia. Se trata de un espacio, según lo han indicado sus organizadores, que busca “promover a través de una jornada de oración y reflexión la dignidad de nuestros niños, niñas y adolescentes, desde el momento de su concepción, para que sus derechos sean respetados y nos comprometamos a asumir entornos protectores en nuestra iglesia, familias, instituciones sociales y plataformas digitales”. Será una jornada de 12 horas continuas de oración por la vida y la familia, donde de manera sinodal se integran varias Jurisdicciones Eclesiásticas del país, acompañadas con grupos de familias, quienes serán los encargados de animar esta fiesta de la Iglesia y donde los niños serán los protagonistas con su creatividad. La apertura del evento estará a cargo de monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de Riohacha y presidente de laComisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, a continuación presidirá laeucaristía, monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de El Espinal y miembro de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia.. La agenda se moverá con una variada programación, como son: espacios de oración, reflexión, alabanza, momentos musicales, con el cantautor católico Héctor Tobo, actos culturales de algunas regiones del país, la Conferencia: “Educar sin palmas es amar la vida”, entre otros. En los momentos de oración, se pedirá de manera especial por las madres gestantes, por el respeto a la vida de los niños por nacer, por los niños reclutados forzosamente, por aquellos que se encuentran en medio del conflicto, por los niños explotados sexualmente o que son objeto de trata de personas, por los niños migrantes, desplazados y abandonados. El episcopado colombiano anima a todas las familias para que se unan a esta fiesta, que se desarrollará a través de la plataforma virtual Stream yard y podrá seguirse por el sitio web de la Conferencia Episcopal www.cec.org.co o por las redes sociales de @Episcopadocol