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violencia

Vie 10 Nov 2017

Crueles herencias

Por: Mons. Luis Augusto Castro - La médica vino a hablarme de una investigación en proceso. Hay en nuestro departamento una enfermedad que genera retraso mental, deformidades físicas y otras dolencias. El estudio realizado la hace derivar de tiempos ancestrales, prehispánicos, cuando en los grupos, dadas las lejanías de unos a otros, se casaban entre primos hermanos. Estos matrimonios desaparecieron, pero por los factores hereditarios, de vez en cuando aparece algún enfermo de este tipo. No son pocos. No sé si llamarlo hereditario o no, pero algo parecido acontece con las guerras del pasado que transmiten rasgos de violencia impensables. Somos herederos de guerras muy crueles. Primero las llamadas guerras civiles a partir del 1812 hasta el 1877. Luego otra guerra terrible del 1899 al 1902. Luego la guerra de una violencia atroz desde el 1948 al 1958. Y luego la violencia de los grupos guerrilleros desde hace más de cincuenta años, etc. Cuántos nombres aparecieron entonces: Pájaros, chulavitas, bandoleros, comunistas, guerrilleros, paramilitares, etc. Así como se logra determinar la fuente de un mal tan terrible como el anotado al principio, cuyas raíces son las uniones de primos hermanos y que dura a través de los siglos hereditariamente y que aparece también hoy de manera inesperada, ¿no podemos formular una hipótesis semejante como la siguiente? Esta es: “Muchos grandes políticos y otros ciudadanos de hoy que luchan por la victoria de la guerra para acabar con la violencia, y ello, eliminando a los violentos, son un producto casi hereditario de miles de guerras del pasado y que van generando personas que quieren seguir con la violencia buena para acabar con la violencia mala, o mejor, para acabar con los violentos”. Se sabe ya que el deseo de venganza es hereditario, que puede transmitirse de padres a hijos y de generaciones a generaciones. Cuántos vengadores actuales, revestidos, sin saberlo, de un gen de violencia, quieren perpetuar la violencia justa pues ésta es su incurable enfermedad. Dar el paso del deseo de venganza a la posibilidad del perdón y la reconciliación no les es nada fácil. Pero no hay que desesperar. La gracia de Dios puede actuar poderosamente en estos corazones. Estoy seguro de que la mismísima visita del Papa motivó a más de uno a liberarse del deseo de venganza justa, para dar el primer paso hacia la reconciliación. Dios los ayuda. DESTACADO: “Dar el paso del deseo de venganza a la posibilidad del perdón y la reconciliación no es nada fácil” + Luis Augusto Castro Arzobispo de Tunja Fuente: Revista Vida Nueva

Sáb 7 Oct 2017

Grandísima responsabilidad

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía -EvangelioMateo 21, 33-43 -Continúa la Palabra de Dios ofreciéndonos una parábola más en la cual Jesús, el Maestro y Señor se dirige a los dirigentes del pueblo: a las autoridades religiosas, civiles y académicas. Igual que a todos, también ellos están invitados a vivir la experiencia del Reino; “Jesús el Señor, ha venido a traer vida y vida en abundancia”. Para hacer parte del Reino ofrecido por Jesús y para recibir su vida en abundancia, se necesita: Negarse a sí mismo, cargar la cruz y seguirlo. El evangelio de hoy es un reclamo fuerte que Jesús manifiesta a los dirigentes porque, se han querido adueñar de la viña, han querido establecerse como los dueños y les recuerda que no son más que simples administradores y no amos y señores de la viña. El dueño de la viña es Dios. El dueño de todo es Él. A la humanidad le corresponde dar cuenta de su administración. Él envía a sus siervos a recoger sus frutos y la respuesta es violencia: a unos apalean, a otros amarran, a otros les lanzan piedras y aún llegan incluso al asesinato. La violencia llega hasta tal extremo que matan a su propio Hijo, con el afán de apropiarse de la hacienda. Cualquier parecido con la realidad de nuestra historia, ¿sería mera coincidencia? La verdad es que la historia nos pone de manifiesto: odios, guerras, asesinatos, agresividad, violencia y todo finalmente se da por la avaricia que el maligno ha sembrado en el corazón del hombre. Basta recordar la historia de Caín y Abel. Miremos la realidad de hoy y sigue pasando lo mismo: Abortos, suicidios, destrucción de la vida, abandono de niños y ancianos, despreocupación por los demás, hambre, guerras, ambiciones, avaricia; abandono de hijos, esposos, esposas… Dios sigue actuando en nuestra historia y nos pide que le demos cuenta de los frutos que estamos dando. Tengamos presente una cosa hermanos: sin la gracia de Dios no seremos capaces de dar ningún fruto significativo. Dios viene todos los días a nuestra viña y nos pide que le informemos de nuestra administración. Apropiémonos del texto y hagámonos unas preguntas muy personales: ¿Yo “N”, cómo estoy administrando mi vida, mi familia, mis amigos, mi sacerdocio, mi matrimonio, mi salud, mi vocación, mi trabajo…? ¿Cuál es el don más precioso que Dios me ha regalado? ¿Qué don debo cuidar con mayor esmero? Hermanos no pensemos que para todo tiene una respuesta la técnica o la tecnología. A problemas humanos demos soluciones humanas; a dificultades espirituales demos soluciones espirituales. ¿Por qué todo lo queremos solucionar con dinero? Las realidades esenciales de la vida, tienen solución en el único que ES, en quien debe ser para nosotros la “Piedra angular”, es decir, en Dios. Recordemos hermanos: sin Dios somos nada, en Dios lo somos todo. El evangelio de hoy nos recuerda que la salvación es don de Dios y es incluyente; Dios no discrimina a nadie, pero también enseña que el privilegio del don de Dios no se entrega sin “grandísima responsabilidad” de nuestra parte. Dice San Agustín: “Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti.” Cuando realmente Jesús, el Señor, es nuestra “piedra angular,” cuando de verdad Él es el centro de nuestra vida damos frutos de fraternidad y de solidaridad. La Palabra de Dios continuamente nos está invitando a ver al otro como un don que se me entrega con grandísima responsabilidad para que cuidemos de él. Pienso por ejemplo en la tarea del Papa, del obispo, del sacerdote, de los esposos, de los formadores, de los maestros, de los empresarios… Lo que somos y lo que Dios nos ha dado es para que lo compartamos, no para que nos apropiemos de la obra creadora de Dios y mucho menos para que la destruyamos. El evangelio nos convoca a ejercer nuestro “poder” como don de Dios y con mucha responsabilidad de nuestra parte. El poder existe para que nos gocemos de hacer el bien. El evangelio nos invita también a cuidar de la creación como el gran don que Dios ha puesto en nuestras manos para que la cuidemos con honestidad y responsabilidad. Nos decía el Papa a los obispos de Colombia y a través de nosotros a todos los colombianos: “Un pensamiento quisiera dirigir a los desafíos de la Iglesia en la Amazonia, región de la cual con razón están orgullosos, porque es parte esencial de la maravillosa biodiversidad de este País. La Amazonia es para todos nosotros una prueba decisiva para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo. Pienso, sobre todo, en la arcana sabiduría de los pueblos indígenas amazónicos y me pregunto si somos aún capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza, la conciencia de que no solamente la razón instrumental es suficiente para colmar la vida del hombre y responder a sus más inquietantes interrogantes.” Síntesis: EL PODER ES UN DON QUE DEBEMOS EJERCER CON GRADÍSIMA RESPONSABILIDAD. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de Florencia

Mar 29 Ago 2017

“No sirven las medidas paliativas, es urgente detener este río de sangre”

Con estas palabras el obispo de Quibdó, monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, hizo un llamado de alerta a las autoridades competentes, para que se tomen medidas urgentes y cese el incremento de violencia en el departamento del Chocó. En una carta dirigida al Gobierno nacional, la Corte Suprema, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo, el prelado pide se tomen decisiones y correctivos en temas de seguridad para esta zona del país, pues según cifras de medicina legal en el 2016 se presentaron 124 casos de homicidios. “Me dirijo a ustedes para solicitarles una acción articulada y estructural a corto, mediano y largo plazo con el objetivo de solucionar los problemas de inseguridad y violencia que se padece en este territorio. Es evidente que las políticas públicas para el Chocó y su capital deben cambiar. No sirven las medidas paliativas, es urgente detener este río de sangre”, señala la misiva. El prelado pidió a las autoridades crear un plan de inversión social eficaz, que garantice a las actuales y futuras generaciones unas condiciones de vida dignas y sin violencia. El siguiente es el comunicado:

Mié 9 Ago 2017

No politicemos al papa

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Estamos a un mes de la llegada de Francisco a Colombia. El papa no pasa desapercibido en ninguna parte; no solo porque es un personaje mediático que sabe utilizar gestos y palabras para transmitir un mensaje sino porque representa en sí, concretamente, la cercanía de una realidad trascendente. Por supuesto, no es Dios, ni pretende serlo creando un culto a su personalidad; es más, el papa no usa mucho el título de “Vicario de Cristo en la Tierra” sino que prefiere el de “obispo de Roma”, más concreto y localizado que indica su labor pastoral en una iglesia particular. Para el católico es sucesor de Pedro, para el incrédulo o indiferente es un líder nato. Ahora bien, lamento profundamente que estemos politizando al Papa, su visita apostólica y, peor aún, que hayamos politizado el tema de la paz matriculándola a partidos o procesos. La paz de Cristo se resume en aquella frase del evangelio de Juan dicha en el contexto de la Última Cena: “La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarde”. (Juan 14, 27). Aquello de que “No la doy como la da el mundo” es una buena advertencia porque la paz del mundo es frágil mientras que la paz de Dios es estable. La paz del mundo empieza por afuera (tanto para el pretencioso que piensa que la paz se consigue con la derrota del enemigo bajo las armas como para el ingenuo que cree que la paz solamente es firmar un documento) mientras que la paz de Cristo empieza por adentro. En la actualidad, nadie nos puede quitar la alegría de escuchar menos noticias de atentados guerrilleros o secuestros o desplazamientos, pero ¿por qué surgen nuevos grupos delincuenciales e insurgentes? ¿Por qué los índices de violencia intrafamiliar no caen? ¿Por qué las riñas de navaja en la calle y de trinos en las redes sociales no cesan? Porque la paz no es externa sino interna y se forma en la familia, la escuela, la iglesia, tres instituciones lamentablemente en crisis. Los niveles de odio que manejamos en Colombia son alarmantes. En las confesiones sacramentales un pecado recurrente es la enemistad, el deseo de acabar con el otro, el odio enceguecedor que hace desear el mal a los demás. Estamos enfermos de rencor y necesitamos sendos procesos de reconciliación que solo iniciarán con el reconocimiento de nuestras diferencias y el diálogo respetuoso sin imposiciones. El papa viene a Colombia a alentar un camino de reconciliación, por ello el lema de la visita es “Demos el primer paso… para que en Cristo podamos comenzar algo nuevo en bien de todos”. No viene el papa como jefe de un partido, ni vocero de un “proceso de paz” y aunque es jefe de estado no viene a imponer una ideología política. Viene como testigo de que es posible escucharnos, de que nos une el amor de Dios, de que hay que evitar que el pesimismo erradique la esperanza, que es la raíz cristiana en la que nos apoyamos quienes creemos en que sí es posible la reconciliación en Colombia. Por eso, esta visita es un gran desafío para la Iglesia: ¿Qué acciones concretas estamos haciendo para lograr la reconciliación? ¿Por qué en un país cristiano nos odiamos tanto? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Mié 10 Mayo 2017

Iglesia recuerda que Buenaventura requiere soluciones de impacto social

Monseñor Epalza Quintero invitó a que ningún habitante de Buenaventura se margine del paro, además animó para que las protestas se expresen de manera pacífica. A raíz del paro que está convocado para el 16 de mayo, el obispo de Buenaventura, Monseñor Héctor Epalza Quintero, afirmó que estas acciones recuerdan que se debe “vencer la indiferencia y fortalecer la solidaridad para alcanzar el bien común y no el bienestar de unos cuantos”. Si bien hay un acompañamiento y solidaridad con las exigencias de la población de Buenaventura, el prelado en un comunicado, precisó que esta iniciativa es liderada por organizaciones sociales del territorio. “Ni su Obispo, ni la Pastoral Social, son quienes organizan dicho paro cívico indefinido (…) la Diócesis de Buenaventura acompaña y se solidariza con las justas exigencias del pueblo bonaverense, pues dicho paro cívico indefinido demanda del Gobierno Nacional soluciones de gran impacto social, económico y ambiental”, puntualizó. “El gran problema de Buenaventura es vencer la indolencia y la indiferencia y su gran potencial será el sentido de pertenencia de sus habitantes, su compromiso y solidaridad para alcanzar el bien común como pueblo, no al bienestar de unos pocos” Dentro de los aspectos estructurales que demandan atención, precisa la comunicación, se encuentra: Cobertura en prevención, atención en salud de baja, media y alta complejidad, medicina tradicional. Recuperación y conservación de cuencas y otros ecosistemas estratégicos degradados. Cobertura, calidad y pertinencia de la educación básica, media técnica y universitaria. Fortalecimiento y promoción masiva de las prácticas culturales, recreativas y deportivas. Saneamiento básico e infraestructura, operación pública y comunitaria de los servicios públicos domiciliarios. Acceso a la justicia y reparación a las víctimas individuales y colectivas. Ordenamiento del territorio como hábitat para la vida y el bienestar colectivo, con reparación y nuevas viviendas para las familias. Fortalecimiento de la producción local, regional y otras medidas económicas, jurídicas y políticas que garanticen la generación de empleos y los ingresos requeridos por las familias. [icon class='fa fa-download fa-2x' link='']DESCARGA EL COMUNICADO[/icon]

Mar 9 Mayo 2017

Inicia la 36º Asamblea General Ordinaria del Celam

La violencia y la migración masiva serán parte de los temas que predominará en la agenda de la trigésima sexta Asamblea General Ordinaria del CELAM, presidida por el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, que inicia hoy en San Salvador y finaliza el próximo 12 de mayo. Los obispos de los 22 países que integran el CELAM, tendrán la tarea de estudiar la viabilidad de realizar un próximo Sínodo de la Iglesia en América, con lo cual se estaría dando continuidad al Sínodo realizado hace unos 20 años. La Asamblea celebrará además, los diez años de la elaboración del documento de Aparecida (Brasil), nacido durante la Asamblea Plenaria del CELAM, que tuvo lugar en la ciudad brasileña en 2007 y que planteó algunas líneas pastorales para América Latina. El último día de la Asamblea General se conmemorará el centenario del natalicio de monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien fuera beatificado “en nombre del Papa Francisco” el 23 de mayo de 2015 en la plaza Salvador del Mundo de San Salvador. Otro aspecto a resaltar será la celebración de los 100 años del nacimiento de monseñor Romero, que tendrá como centro la Eucarística, que será presidida por monseñor Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, presidente de la Conferencia Episcopal del Salvador y presidente del Sedac. “El objetivo del CELAM de este año es promover una iglesia pobre para los pobres, y Monseñor Romero es un ejemplo de esto, ahora podremos celebrar el centenario de su natalicio en gran dimensión en esta Asamblea”, dijo el secretario general del CELAM, Monseñor Juan Espinoza, durante la conferencia. El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) agrupa a los obispos de la Iglesia Católica de Latinoamérica y el Caribe. Su origen está en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Caracas realizada desde el 25 de julio de 1955. Con el fin de dar cobertura y divulgar la información durante la Asamblea del CELAM, el departamento de comunicaciones de esta Institución, ha dispuesto del siguiente link: http://www.comunicacioncelam.net/ Fuente: Agencia católica AICA

Jue 19 Ene 2017

Nueva etapa del Observatorio Socio Pastoral del Celam

El Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), a través de su Escuela Social, presentó una nueva etapa de renovación a través del Observatorio Pastoral que ofrecerá información y análisis social para aportar mayores elementos que permitan una reflexión pastoral sobre las realidades socioculturales Latinoamérica y el Caribe. El Observatorio asume nuevamente el desafío de facilitar a obispos, agentes de pastoral y a todo interesado, recursos que permitan el análisis de problemas sociales actuales en la región, a los efectos de poder encontrar respuestas adecuadas, basadas en la Doctrina Social de la Iglesia. El secretario general del Celam, monseñor Juan Espinoza Jiménez, explicó en la presentación del Observatorio Pastoral que “se trata de una segunda etapa, muy renovada que nos prestará “un servicio, donde podamos tener información de los 22 países de América Latina y el Caribe, para que nos ayude a transformar las realidades que denigran la dignidad del ser humano, el bien común, la comunión, la unidad, la solidaridad”, señaló. América Latina se encuentra sumida en una crisis profunda, por las desigualdades sociales, la violencia que crece, las injusticias. A la vez, el pueblo latinoamericano es mayoritariamente católico. Por estos motivos, se formaron observatorios temáticos de la mano de agentes de la Iglesia, universitarios y civiles, dedicados al análisis y reflexión, a los efectos de comprender la realidad social, e incidir en la misma desde una óptica de fe. En este contexto, el CELAM abrió un Observatorio Pastoral, en 2002, instancia que desde entonces recopiló información y experiencias de análisis social, para aportar elementos de reflexión pastoral sobre las realidades de nuestra región. Para reforzar su accionar, el Observatorio se adscribió al plan global 2015-2019 del CELAM -“Hacia una Iglesia en salida”- y a la Escuela Social del CEBITEPAL-CELAM. Para su funcionamiento, cuenta con dos sedes: una física, en el Cebitepal de Bogotá, y “una casa virtual” a través de su portal online: www.celam.org/observatorio, recientemente puesto en marcha.

Jue 29 Dic 2016

¿Sirven las jornadas mundiales por la paz?

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Se celebra el 1 de enero de cada año la Jornada Mundial por la Paz, desde que el Papa Pablo VI les dio inicio el primer día de 1968. En esta jornada de 2017 que será la número cincuenta, el Papa Francisco ha querido hablar de la relación entre la No-Violencia y la política para la paz. Sin embargo, nos preguntamos, ¿sirven las jornadas mundiales por la paz? La pregunta es retórica pues es evidente que, aunque no hemos logrado acallar el ruido de las armas y la cerrazón de la violencia en el mundo, al menos sí hemos ido avanzando en la conciencia de la necesidad de la paz. El pesimismo quisiera hacernos convencer de que este tipo de esfuerzos resulta ineficaz para lograr la paz, pero la fe nos confirma que la eficacia de una Jornada no radica simplemente en lograr el silencio de las balas y la violencia – que sería la paz querida – sino, ante todo, lograr en el corazón de los fieles el deseo de cultivar la paz. Hasta el momento continúan cientos de conflictos bélicos en el mundo; muchos de ellos tienen una raíz o connotación religiosa. Algunos están ocasionados por litigios de limitación geográfica o por hegemonía económica. El Papa ha hablado en repetidas ocasiones de aquella Tercera Guerra Mundial diseccionada en el mundo. Y si nos vamos a los números, podremos descubrir que este tipo de conflictos, sumadas las víctimas, han generado tantos muertos como la Segunda Guerra Mundial. La intención del Papa en esta Jornada es que el mundo de la política no sea indiferente ante su compromiso por erradicar la violencia. Es interesante que el Papa no habla en esta ocasión simplemente de la “Guerra” sino de la “No-Violencia”. La distinción no es sutil, ya que la no-violencia se refiere a un espectro más amplio, pues implica evitar cualquier tipo de agresión contra las personas. Por ejemplo, el maltrato intrafamiliar no es guerra pero sí es violencia; y así mismo otros tipos de agresión y discriminación por motivos de religión, raza, nación, sexo, etc. hacen parte de este lamentable contexto de la violencia que descarga la ira ante el semejante sin calcular las tristes consecuencias que en algunos casos llega a la muerte. El Papa sugiere que la no-violencia debe constituir todo un estilo para que la política de la paz sea eficaz. Y es verdad, ya que “las violencias”, como lo recordaba el mensaje de la 101 Asamblea Plenaria de los obispos de Colombia, este año, son generadas por una serie de factores que van desde el alejamiento de Dios hasta la corrupción, que interfieren directamente con la construcción de la paz. Si a veces no nos sentimos muy comprometidos por cesar la guerra porque quizá no somos actores directos, sí hemos de sentirnos comprometidos en acabar con la violencia, a la que estamos tentados casi cada día, con palabras o con hechos. Empecemos pues haciendo un buen examen de cómo podemos aplicar una actitud de “no-violencia” en los ámbitos en los que nos movemos; no hagamos ineficaces aquellas palabras del Señor: “La paz les dejo; mi paz les doy” (Juan 14, 27). P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]