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Pascua

Jue 29 Mar 2018

Pascua: Con lámparas encendidas, esperamos al Señor resucitado

Lecturas: 1ª lectura: Gn 1,1 - 2,2 (forma larga) o Gn 1,1. 26-31a (forma breve) Sal 104(103), 1-2a.5-6.10+12.13-14ab.24+35c (R. Cfr. 30) o Sal 33(32),4-5.6-7.12-13.20+22 (R. 5a). 2ª lectura: Gn 22,1-18 (forma larga) o Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 (forma breve) Sal 16(15), 5+8.9-10.11 (R. 1). 3ª lectura: Éx 14,15 - 15,1 (nunca se puede omitir) Sal Éx 15,1-2ab.2cd.3-4. 5-6.17-18 (R. 1a). 4ª lectura: Is 54,5-14 Sal 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a). 5ª lectura: Is 55,1-11 Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). 6ª lectura: Ba 3,9-15.32 - 4,4 Sal 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c). 7ª lectura: Ez 36,16-17a.18-28 / Sal 42(41),3. 5bcd; 43(42),3.4 o, cuando se celebra el Bautismo, Sal 51(50), 12-13.14-15.18-19 (R. 12a) o Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). Lecturas del Nuevo Testamento: Rm 6,3-11 / Sal 118 (117),1-2.15c+16a+17.22-23 / Mc 16,1-7 Introducción La Vigilia Pascual (VP) está caracterizada por la abundancia de los signos de la creación: la luz, en el rito de la bendición del fuego nuevo y el valor teológico del Cirio Pascual; el Gloria, el Aleluya, el agua, elemento natural con el cual la Iglesia materializa la grandeza del bautismo; la Eucaristía y una característica esencial de esta celebración es llevar a la comunidad a un encuentro orante con la Palabra de Dios. La liturgia de la Palabra nos presenta una visión amplia de la historia de la salvación y de manera progresiva introduce a la comunidad de fe a la contemplación de los principales acontecimientos. Las etapas de la historia de la salvación presentes en la Pascua del Señor se convierten en Pascua de la Iglesia (Rom 6,3-11) en el sacramento del Bautismo y, en la celebración Eucarística. (Augé Matías, a través del año litúrgico, 169). Las oraciones que se dicen después de las lecturas del Antiguo Testamento interpretan los pasajes bíblicos proclamados en clave: cristológica, eclesial y sacramental. Las lecturas que la Iglesia proclama en la Vigilia Pascual, se pueden distribuir, por razones pedagógicas, en tres bloques: a) Creación e historia de la salvación; b) anuncios proféticos; c) la palabra se cumple en la persona de Cristo. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? A. Creación e historia de la salvación Gn 1,1 – 2,2 La acción creadora de Dios tiene como centro de su amor al hombre quien es constituido sagrario de la confianza divina. Una expresión de la misericordia de Dios es asociar al ser humano a la obra de la creación. La misión del hombre en la creación es parte del proyecto de Dios. La figura literaria del “jardín del Edén” tiene un valor profundamente teológico, con ella se expresan aspectos fundamentales: El bienestar por excelencia, la felicidad, la comunión misteriosa de Dios con el hombre donde él es el soberano de la historia. Gn 22,1-18 o Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 El llamado de Dios a Abrahán está marcado por la dimensión de universalidad, lo que acontece en él, sus dudas, temores, fatigas, son el camino que debe recorrer para hacer la opción por el Dios de la promesa y constituirse en padre y modelo de la fe para la humanidad. La columna vertebral de esta narración se encuentra en el texto “toma a tu hijo único, a Isaac, ve a la zona de Moriá y sacrifícalo en mi honor, en el monte que te voy a indicar”. Nos ayuda a entender la presencia de este texto en la vigilia pascual el hecho que Isaac es figura de Jesús, “el predilecto, el amado del Padre” (Jn 3,16; Rom 8,32), Aquel a quien reconocemos como el “sacramento de nuestra fe”. Éx 14,15 - 15,1 Esta lectura contiene la narración de la acción liberadora de Dios sobre su pueblo. En este texto se pueden identificar dos momentos: La acción de Moisés que pone en alto su bastón, extiende su mano y el mar se divide y el resultado de esta acción es el paso del pueblo a la libertad (Ex 14,16). La obediencia de Moisés a Yahvé es sino de fe. El segundo momento es la angustia y el temor del pueblo que se enfrenta a Moisés que los exhorta a permanecer y a contemplar el signo de la nube que los cobija y los “oculta” de la mirada de los egipcios. La acción de Yahvé no se hace esperar: levanta el viento, acción que va más allá de lo natural y genera asombro y pánico entre el ejército egipcio que perece. Dios obra a favor de su pueblo como soberano y Señor y el pueblo confirmó su fe en Él (Ex 14,31). B. Anuncios proféticos y esperanza cierta Is 54,5-14 Sal 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a). Isaías presenta la figura del esposo y la esposa para significar la relación entre Dios y el pueblo. Dios como el esposo fiel y el pueblo como la esposa infiel a quien Dios-esposo ha creado y a pesar de la infidelidad, la vuelve a llamar y a tomar como propiedad. La manera de ser de Dios rompe la lógica de la tradición israelita sobre la fidelidad que era considerada sagrada y quebrantarla traía consigo graves castigos. El profeta expresa que el poder de Dios supera esa realidad y él se mantiene fiel a su palabra de salvación. El trasfondo de este texto es la Alianza de Dios con su pueblo. Is 55,1-11Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). Dios soberano dirige la historia de todos los pueblos e invita a participar de los dones de la nueva Alianza. En la figura de la lluvia que cae sobre la tierra se desvela una sana dependencia en la cual la promesa de una tierra no solo la da Dios, sino que es Él quien la riega, la cuida y cultiva. Apertura a la novedad de Dios. La acción misericordiosa de Dios es un llamado permanente a modificar conductas, a entrar en el sagrario de la propia conciencia y confrontarse con la Alianza. Contemplar los planes de Dios. En la expresión “mis planes no son vuestros planes, el lector debe fijar su mirada en un Dios que es universal, espiritual y salvador; su grandeza no le impide ser cercano, providente, misericordioso y bueno. Ba 3,9-15.32 - 4,4Sal 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68). El texto de Baruc centra su mensaje en el pueblo que fue exiliado y se encuentra en Babilonia. Su predicación describe lo que significa para el pueblo la ciudad santa de Jerusalén, que con su templo y prácticas religiosas es el fundamento de su identidad y anuncia que ese amor por la tierra santa provocará el regreso y la restauración definitiva. Destacamos dos ideas: El profeta con sutileza confronta al pueblo con su realidad. El dolor de saberse fuera de su tierra es la consecuencia de haber suplantado el camino de Dios y trasgredido la Alianza. El profeta le sugiere al pueblo caminar en el esplendor de Dios y debe hacer memorial de las enseñanzas de la ley de la cual emerge la luz; los exiliados deben hacer conciencia que su mayor gloria es Dios, que están llamados a ser ejemplo para los otros pueblos y deben asumir su misión desde la Palabra del Señor. Ez 36,16-17a.18-28 / Sal 42(41),3. 5bcd; 43(42),3.4 o, cuando se celebra el Bautismo, Sal 51(50), 12-13.14-15.18-19 (R. 12a) o Sal Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3). El profeta Ezequiel invita a entender la Palabra de Yahvé que ilumina e interpreta la historia de su pueblo, y en medio del sufrimiento quiere sacarlo de su realidad de víctima y permitirle, ya no solamente desde una culpa colectiva, sino individual, ser sobreviviente en la nueva Alianza. La esperanza ocupa el centro del mensaje que busca hacer una lectura de las causas que originaron el exilio del pueblo elegido e identificar los caminos para volver a Dios. Entre las causas está la inclinación a la idolatría que generó una conducta social contraria al fundamento de la Alianza, “no tendrás otro Dios fuera de mi” (Ex 20,1-6). El comportamiento equivocado del pueblo ha profanado el nombre de Yahvé, han olvidado que Dios comprometió su nombre, y por la dignidad de su nombre devuelve la esperanza al pueblo. El honor del nombre de Yahvé es la salvación de su pueblo. La reunificación del pueblo en Jerusalén es la nueva esperanza; una nueva creación donde se infunde un espíritu nuevo que es figura de Cristo resucitado que sopla sobre los apóstoles y les confía la misión de la nueva creación. C. La Palabra se cumple en la persona de Cristo Rm 6,3-11 / Sal 118 (117),1-2.15c+16a+17.22-23 La salvación y la vida son el centro del texto. La Participación en la vida y la salvación obrada por Cristo, el apóstol la presenta en dos momentos: Participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor por la gracia del Bautismo. Somos redimidos sumergiéndonos en la vida sacramental, en la cual muere el hombre viejo y emerge la nueva vida. ¡He aquí! la razón de la liturgia Bautismal en esta noche santa. El hecho que Cristo haya asumido nuestro pecado en el Misterio Pascual es la mayor expresión de la solidaridad de Dios con la humanidad 1.9 Mc 16,1-7 La estructura de este pasaje del evangelio ofrece cuatros momentos: El signo de encontrar la piedra corrida y la evidencia del sepulcro vacío expresan la realidad de la Resurrección, pero exigen la experiencia personal y comunitaria del Cristo vivo para identificar al Resucitado con el Crucificado. La realidad del sepulcro vacío genera fascinación, temores, dudas, admiración, se está ante la presencia de lo divino. Algo que trasciende la materialidad está sucediendo y los signos externos pasan a un segundo lugar y lo que se debe privilegiar es el contenido del mensaje que nos da la razón por la cual el sepulcro está vacío. ¡Cristo ha Resucitado! La Resurrección lo es todo, la víctima de la Cruz es el sobreviviente por excelencia, es la nueva vida. Es imposible estar en la presencia de Dios y guardarse para sí lo vivido. Las tinieblas del miedo y de la duda se han disipado con la realidad de la resurrección; el testimonio de las mujeres llena de nuevo contenido y significado la creación entera e introduce a la humanidad en el misterio de Dios. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Enseña el Papa Francisco “el predicador debe ser el primero en tener una familiaridad personal con la Palabra de Dios…necesita acercarse a la Palabra con un corazón dócil y orante antes de preparar concretamente lo que uno va a decir en la predicación, primero tiene que aceptar ser herido por esa Palabra que es viva y eficaz…” (EG 149-150). Confrontemos nuestra vida y ministerio. La obra de la creación también ha sido entregada a mi cuidado, en ella, Dios actúa la salvación para mí. Como miembro de ese nuevo pueblo estoy llamado a la fidelidad y a una vida coherente que refleje mi opción por Cristo. El pecado original del pueblo de Israel fue su inclinación a la Idolatría. Es importante que podamos identificar esos nuevos ídolos que nos apartan de la Nueva Alanza en Cristo. Como consagrados hemos sido revestidos del sacerdocio de Cristo, somos un nuevo Moisés que debe escuchar la Palabra de Dios para llevar la acción liberadora de Dios. Esto exige obediencia, contemplación, momentos de presencia en el sepulcro vacío para admirarnos, dejarnos seducir por la presencia del Resucitado; un tomar en serio la conversión pastoral para glorificar el nombre de Dios en el servicio oblativo a los Hermanos. Los Sacerdotes y consagrados tenemos la tentación de pensar que tenemos claridad teológica y espiritual frente al Misterio Pascual y su presencia en los sacramentos que celebramos. Hoy es una oportunidad para preguntarse qué sé del Bautismo, pero más aún, ¿cómo vivo mi propio Bautismo? Mi proceso de conversión personal, me permite en esta VP afirmar realmente con la secuencia: “Sabemos que Cristo verdaderamente ha resucitado de entre los muertos” y ¿vive planamente en mí? ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? “Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo” (EG 154). Compartimos lo contemplado con la comunidad. Reconocer el señorío de Dios sobre la historia de la humanidad. Él hace presencia de manera silenciosa pero eficaz y requiere del discípulo una vigilancia permanente para contemplar el paso de la providencia de Dios por su propia vida, por la historia y la cultura. El Papa Francisco nos enseña: “Colombia es una nación bendecida de muchísimas maneras: la naturaleza pródiga no sólo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad...Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes…” (Encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). Caminar es la actividad que debe realizar toda quien se siente llamado a cooperar con Dios en el cuidado de la creación y en la promoción integral de las de los pueblos. Pero caminar no de cualquier manera, sino en plena libertad, y como Abraham, tener la certeza que “lo acompaña el don de la fe y la esperanza que palpita en el corazón de su pueblo y su cultura”. “los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto… y que exige el compromiso de todos…” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). Escuchar como Moisés la Palabra de Dios que tiene poder para transformar el miedo, la persecución, la muerte, la injusticia, la esclavitud en una oportunidad de nueva vida. Tenemos un trabajo por hacer “que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro que exigen colocar en el centro a la persona humana, su altísima dignidad y el respeto por el bien común” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con las autoridades, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). Conversión es un llamado permanente del mensaje profético. El pueblo reconoció su infidelidad, su desobediencia. Colombia, sus regiones, debe reconocer las raíces que alimentan tanta violencia. Una de ellas es “cuando el hombre se aparta de Dios, cuando el corazón humano busca sus fines lejos de Dios, hiriendo, abusando, dominando, destruyendo y ultrajando” (CEC. Artesanos del perdón, la reconciliación y la paz, 21). Convertirnos exige una opción por Cristo resucitado; Él es “el primer paso y es un paso irreversible. Proviene de la libertad de un amor que todo lo precede”. Convertirse es asumir el camino que el Papa Francisco propone: a. el todo es superior a la parte; b. el tiempo superior al espacio; c. la realidad es superior a la idea; d. la unidad es superior al conflicto (EG 217-237). Vivir con el resucitado es tener la certeza que “aquellos que lo reconocen y lo acogen reciben en herencia el don de ser introducidos en la libertad de poder cumplir siempre con Él ese primer paso.” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con los Obispos, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). Orar. La Iglesia atenta a la Palabra de Dios, entiende que el mensaje liberador y salvífico de Dios, contemplado en Cristo Resucitado, requiere una respuesta: La oración para creer y entender que la verdadera paz está entre nosotros. Orar con el resucitado es vivir la grandeza del Bautismo y de la Eucaristía, por eso la Pascua de Cristo es Pascua sacramental de la Iglesia. El resucitado “nos pide que recemos juntos; que nuestra oración sea sinfónica, con matices personales, diversas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor… (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, Homilía, Cartagena, 10 de septiembre 2017). “Primerear”, es el testimonio de la Magdalena que toma la iniciativa de ir a buscar al Señor; vive la novedad del misterio en el sepulcro vacío y corre a anunciar a los apóstoles lo que ha visto y oído. La Iglesia, iluminada con la luz del Resucitado, sabe que en el pueblo se actualiza el Misterio de la entrega oblativa de Jesús que libera del pecado y, “renunciando a la pretensión de controlar aquello que no es su obra sino la de Dios, permanece con Jesús, aun cuando su nido y su resguardo es la Cruz” (Papa Francisco, Visita Apostólica a Colombia, encuentro con el CELAM, Bogotá, 7 de septiembre de 2017). “Primerear” desde el resucitado es salir, involucrarse, ser testigo del Señor resucitado que nos ha “primereado” en el amor (1Jn 4,10). La comunidad que celebra la Resurrección, descubre su identidad misionera, encarna una espiritualidad de éxodo que conduce a la reconciliación, el perdón y la paz (Papa Francisco, Mensaje jornada mundial de las misiones 2017). ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La autenticidad del espíritu misionero del bautizado se anima y fortalece asumiendo la espiritualidad que tiene el Misterio Pascual de Cristo: Conocimiento sublime de Jesucristo (Fip 3,8): Oración, formación, apostolado. Ser fuente de auténtica esperanza. Le está prohibido al misionero la “quejumbrosidad”, la esperanza viene de lo alto, el Señor es siempre fiel. Hacer el trabajo evangelizador con pasión “poner el corazón en todo lo que hagamos, pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables, pasión en el trabajo de nuestras manos, pasión que nos convierte en continuos peregrinos en la Iglesia”.

Vie 2 Jun 2017

Celebremos Pentecostés

Como lo hizo el Espíritu Santo el día de Pentecostés, permitamos también hoy que la Palabra de Dios irrumpa en nuestra vida y así seamos capaces de anunciar las maravillas que Dios hace en nosotros a través de su Espíritu. Primera lectura: Hch 2, 1-11 Salmo: 104(103), 1ab+24ac.29bc-30.31+34 (R. cf. 30) Segunda lectura: 1Co 12, 3b-7.12-13 o Rm 8, 8-17 Evangelio: Jn 20, 19-23. Contexto bíblico La respuesta del Salmo que nos propone la liturgia de la Palabra de esta solemnidad de Pentecostés es una concreta síntesis de todo el mensaje de esta celebración: “Envía tu Espíritu Señor, y renueva la faz de la tierra”. La vida de los miembros de la Iglesia está bajo el aliento del Espíritu, así lo expresa el salmista confiadamente: “Le retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo. Envías tu aliento y los creas, y renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104, 29-30). Así mismo toda la liturgia de la Palabra de este domingo da testimonio de la renovación y la comunión que viene con el Espíritu, pues ante aquellos que estaban reunidos en el mismo lugar (Hec. 2, 1), sobreviene el Espíritu, bajo dos imágenes, viento y fuego (recordemos que estos elementos son los que acompañan las manifestaciones de Dios en el Antiguo Testamento), para unir lo disperso y comprender ahora el lenguaje de Dios. También la segunda lectura nos recuerda que uno de los efectos de la presencia del Espíritu en la Iglesia es la unidad y el servicio en la comunión: “Hay en la Iglesia diversidad de carismas, pero un solo Espíritu” (1 Cor. 12, 4). El texto evangélico también entra en sintonía con el mensaje de la celebración a partir de tres elementos esenciales: 1. El Resucitado se aparece a sus discípulos el primer día de la semana, sin necesidad de abrir las puertas del lugar donde se encontraban reunidos (Jn. 20, 19), ahora no se necesitan abrir estas puertas, lo que Jesús tratará de abrir con su saludo: “Paz a vosotros” (Jn. 20, 19c) es las puertas de sus corazones, para que puedan recibir el Espíritu. Este saludo, que el texto pone en palabras de Jesús repetidamente, capacitará a los discípulos para recibir el Espíritu. 2. El envío que Jesús hace a sus discípulos tiene un modelo, la encarnación: “como el Padre me envió así os envío yo” (Jn. 20, 21b); la forma como Jesús es enviado al mundo es el prototipo del envío que Él opera para con sus discípulos, que sean capaces de encarnarse en la vida de los hombres, para esto necesitan principalmente el don de la paz, de ahí el saludo de Jesús Resucitado. 3. Con la transmisión del Espíritu Santo que tiene poder en la vida de los discípulos, la Iglesia asume el mandato de perdonar y de retener los pecados, sabiendo que este acto es una obra que Dios hace y no un esfuerzo personal de cada uno, Dios es el que toma la iniciativa, nosotros simplemente respondemos con la fuerza del Espíritu que Él mismo nos ha dado. 2. Contexto situacional En la historia de la salvación hemos podido constatar que esa venida del Espíritu Santo es frecuente, más aún, necesaria. Todo lo que el Espíritu Santo toca es transformado, el Espíritu Santo toca el caos (desorden) y lo convierte en cosmos (orden), el Espíritu Santo toca el barro y lo transforma en hombre, el Espíritu Santo toca a María y la transforma en la Madre de Dios, el Espíritu Santo toca los discípulos y los convierte en mártires y testigos, el Espíritu Santo toca el pan y el vino y los transforma en el Cuerpo y la Sangre del Señor, el Espíritu Santo toca un hombre y lo convierte en sacerdote, ministro de Dios, el Espíritu Santo toca una comunidad y la transforma en el Cuerpo del Señor. Esta Solemnidad de Pentecostés es la oportunidad para dejarnos tocar por el Espíritu Santo, para dejar que su poder se muestre en nosotros transformándonos, es un momento celebrativo muy importante para pedir a ese Espíritu que todo lo renueva que toque hoy nuestros corazones, que toque hoy a Colombia y nos permita recibir especialmente la paz que trae el Resucitado para cada uno de nosotros y que hoy anhelamos tanto en nuestro país. Una persona que ha dejado que su vida sea un templo para el Espíritu Santo no puede más que vivir en paz y comunicarla, porque la paz no es la ausencia de problemas y de guerras, sino la capacidad que me da Dios, a través de su Espíritu, de buscar soluciones ciertas y verdaderas a los problemas que nos acontecen cada día a los hombres. Un bautizado que ha hecho conciencia de lo que el Espíritu está haciendo en él, aprovecha cada momento de su vida para instaurar la paz, donde quiera que vaya y con quien quiera que esté. 3. Contexto celebrativo Pentecostés es una Solemnidad en la Iglesia porque a través de este acontecimiento Dios la santifica, así comienza precisamente la Oración Colecta para la eucaristía de este día: “Oh, Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia”. El Espíritu Santo sigue obrando hoy en el pueblo que Dios se ha elegido, sigue realizando las maravillas que ha obrado durante la historia de la salvación. El Espíritu Santo, nos lo recuerda la anamnesis del prefacio para este día: “fue el alma de la Iglesia naciente”, por este Espíritu se “infundió el conocimiento de Dios a todos los pueblos”. Este Espíritu sigue ahora obrando con poder en la Iglesia a través del velo de la vida sacramental, para desvelarnos el gran misterio que Dios quiere comunicarnos, el misterio de su gran amor. En cada celebración eucarística, el sacerdote a través de la epíclesis (invocación del Espíritu Santo), pide nuevamente la presencia del Espíritu Santo, primero sobre las ofrendas del pan y del vino y luego sobre la comunidad reunida en oración. Esto quiere decir que en cada celebración litúrgica somos tocados por el Espíritu, entonces en nosotros deben fructificar cotidianamente los dones de la paz, el perdón, la reconciliación, la fraternidad y el amor. Una comunidad que en cada eucaristía está asistida por la fuerza del Espíritu de Dios, debe ser una comunidad viva, alegre, fraterna, evangelizadora, misionera y caritativa. Recomendaciones prácticas: Puede ambientarse el lugar con un candelabro de siete velas representando los siete dones del Espíritu Santo. Puede ponerse esta frase en la cartelera comunitaria: “Envía tu Espíritu Señor, y renueva la faz de la tierra”. Recordar que las lecturas y el formulario de la misa son propios de la solemnidad. Es conveniente seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con el «Reunidos en comunión» propio. Si, en cambio, se hace la Plegaria Eucarística II o III, en el memento (Acuérdate, Señor…) hay un recuerdo propio. Hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última Misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio; conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados. Recordar que esta semana: En este día se celebra del día del campesino Es la Semana de Oración por la unidad de los cristianos. El lunes y el martes siguientes, en las Misas con participación del pueblo, se puede celebrar la Misa del día de Pentecostés o una de las votivas del Espíritu Santo. El lunes 5de junio, inicia la segunda parte del Tiempo Ordinario, con la semana 9ª. Liturgia de las Horas Tomo III (semana 1ª del salterio). El próximo domingo 11, es la solemnidad de La Santísima Trinidad.

Vie 26 Mayo 2017

El Señor nos invita a salir y ser testigos de la Fe

Hermanos, después de haber caminado con Jesús durante la pascua, celebramos hoy con fe que Él es elevado al cielo y glorificado a la diestra de Dios, como preludio de nuestra entrada en el Reino de Dios. Vivamos esta Eucaristía con amor y fe y permitamos que la celebración nos vaya haciendo gustar hoy de las alegrías que nos esperan en el cielo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 1,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Ef 1,17-23 o Hb 9,24-28; 10,19-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 28,16-20[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Con el relato evangélico que nos ofrece hoy la liturgia de la Palabra se da fin a la narración del evangelio de San Mateo (Mt. 28, 16-22). Este dato es importante porque nos indica que todo termina con una tarea que el Resucitado encomienda a los discípulos: “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os mandé” (19-20a). Así mismo la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hec. 1, 1-11) nos muestra a Jesús dando instrucciones a sus discípulos antes de separarse de ellos, pero además las palabras de los personajes vestidos de blanco también exige de los discípulos un compromiso con la instauración del reinado de Dios “Galileos, ¿qué hacéis ahí parados mirando al cielo?” (Hec. 1, 11a). En este pequeño paralelo entre el texto evangélico y la primera lectura captamos tres ideas que podemos resaltar: 1. La comprensión de la misión que el Señor Resucitado ha mandado a sus discípulos es progresiva, pues antes de ascender a la derecha del Padre, como lo prefigura el Salmo de este día “Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado” (Sal. 47, 9), el Señor se deja ver por ellos, dando pruebas de que está verdaderamente vivo. Los discípulos progresivamente también van ascendiendo en la comprensión del misterio que presencian. 2. La ascensión viene acompañada de una promesa, el Espíritu Santo: “Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros” (Hec. 1, 8); “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28, 19). Así los discípulos, llenos del Espíritu Santo, serán testigos del Resucitado hasta los confines del mundo. 3. Los discípulos asumen un mandato misionero, son enviados por Jesús para anunciar su Reino. Ahora serán testigos del que está sentado a la derecha del trono de Dios como lo ratifica la carta a los Efesios que también proclamamos este día: “Dios desplegó está fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación” (Ef. 1, 20-21a). Es claro que la liturgia de la Palabra de este día de la Ascensión del señor quiere resaltar la realeza de Jesús, que no ha terminado la construcción de su reinado, sino que, a través de la misión encomendada a sus discípulos, y con el don del Espíritu Santo, sigue construyendo el Reino de Dios en medio de los hombres. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Esta celebración de la Ascensión del Señor no puede dejarnos simplemente anhelando el cielo para estar al lado de Jesús, al contrario, tiene que motivarnos a peregrinar en este mundo con más esfuerzo y más pasión por las cosas del cielo. No podemos quedarnos mirando al cielo, tenemos que salir cada día y ser testigos, entre los hermanos, de lo que Dios ha hecho en nosotros. Ahora nuestras familias, nuestros trabajos y nuestro estudio, son verdaderos terrenos donde el mensaje de Dios tiene que ser llevado e instaurado. A través de cada uno de nosotros, que ahora solo vivimos la vida del resucitado, Dios manifiesta su bondad y su gran poder a los hombres. Jesús nos ha puesto una misión a todos los que somos sus discípulos, hacer que todos los pueblos de la tierra también se conviertan en sus discípulos, no hay límites para el mensaje de Dios y por eso la Iglesia en cada bautizado debe llevar el mensaje de Dios, primero en su corazón, para luego entregarlo en todas las realidades que se desenvuelva cotidianamente. Es en las familias bien constituidas donde aprendemos que Dios está todavía cuidándonos, protegiéndonos, mostrándonos su gran amor. Soy yo, con mis actitudes y mis palabras el que muestro que Dios está reinando en mi vida, por eso cuando amamos a alguien buscamos agradarle en todo, así amamos a Dios, cuando buscamos agradarlo siempre con nuestra obras. La Ascensión del Señor es la celebración no de que Dios nos ha dejado para irse a la derecha del Padre, sino de que Dios aún está con nosotros, que está de un modo nuevo con nosotros, entre nosotros y para nosotros. Ahora somos nosotros los bautizados el campo de acción de Dios, a través de nosotros sus hijos, Dios es bondadoso, misericordioso, amoroso. Cuando nos sentimos en realidad hijos, entonces cada vez somos la mejor expresión de nuestro Padre, nos parecemos al Padre y hacemos y decimos lo que hace y dice el Padre, en definitiva, vivimos la misma vida de Jesús, que ahora es ascendido al cielo para estar a la derecha de su Padre, ya que en este mundo hizo visible al Padre con su vida y su actuar. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Liturgia de este domingo se va desarrollando como una explosión de frutos, de alegría pascual. Es cierto que cada domingo, que celebramos la Resurrección del Señor, celebramos también con Jesús nuestra propia resurrección; pues este domingo también, con la Ascensión del Señor, celebramos nuestra victoria, nos llenamos de esperanza y sabemos entonces lo que nos espera y por eso nos llenamos de una inmensa alegría, al ver prefigurada en Cristo nuestra propia victoria, son las palabras de la oración colecta de este día: “Concédenos, Dios Todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria”. Y después termina la oración con una dimensión claramente eclesial: “donde nos ha precedido Él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo”. Esta oración colecta es una magnífica síntesis del misterio que celebramos en la Ascensión del Señor. En verdad exultamos de alegría porque en realidad estamos celebrando en la eucaristía la prefiguración de la nuestra ascensión, también el sacerdote que preside la celebración nos irá indicando que vamos subiendo a Dios a través de este misterio de la eucaristía, nos invitará en la introducción del prefacio para que levantemos el corazón y nosotros seguros diremos que ya lo tenemos levantado hacia el Señor. Es en la celebración donde vislumbramos el gran misterio que aún no está en nosotros plenamente, pero que pregustamos ya en esta tierra con las celebraciones litúrgicas. En la celebración de la eucaristía, cuando el sacerdote nos despida diciendo: “Pueden ir en paz” tenemos que sentir que es el mismo Jesús diciéndonos que no podemos quedarnos parados mirando al cielo, sino que debemos llevar a donde vayamos cada día, lo que hemos oído y recibido, y así hacer de todos los que nos encontremos, verdaderos discípulos del Señor. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Puede ponerse la siguiente frase en la cartelera: “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os mandé” (Mt. 28, 19-20a). Resaltar el significado del bautismo como la vida en la familia trinitaria, la cual nos sumerge en la obra de Dios, nos hace hijos, hermanos y templos del Espíritu. Esta solemnidad tiene Misa de la Vigilia (en la tarde del sábado) y Misa del día. El Prefacio es propio de la solemnidad; y que si se hace la Plegaria Eucarística II o III, en el memento (Acuérdate, Señor…) hay un recuerdo propio para esta Solemnidad de la Ascensión del Señor. Recordar que en este día se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sería recomendable tener presente el mensaje el Papa. Invitar a la comunidad a mantenerse en espíritu de oración en la novena de preparación para la solemnidad de Pentecostés. Recordar que esta semana: El miércoles 31, es la fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María. El domingo 4 de junio, es la Solemnidad de Pentecostés. Sería muy importante preparar y celebrar la Vigilia de Pentecostés en un ambiente de oración, de encuentro eclesial de todos los grupos apostólicos de la parroquia, resaltando que con la fiesta del Espíritu Santo se concluye el tiempo pascual. Además, esta Solemnidad de Pentecostés puede ser un momento especial para hacer una catequesis sobre la paz, teniendo en cuenta el documento de la Conferencia Episcopal Colombiana: “Artesanos de la perdón, la reconciliación y la paz”.

Vie 19 Mayo 2017

El Espíritu Santo es la promesa del Padre que debemos pedir

El Espíritu Santo es promesa del Padre que debemos pedir y la Iglesia nos lo confiera por los signos de los sacramentos, y ello para que siempre nos acompañe en la comprometida tarea de la vida cristiana, escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 8,5-8.14-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 66(65),1-3a.4-5.6-7a.16+20 (R. 1) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 3,15-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 14,15-21[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La Pascua es el gran tiempo para meditar con la Escritura, lo que sucedió al inicio del anuncio del Evangelio, por parte de los discípulos de Jesús y sus seguidores, en los primeros tiempos de la Iglesia: Los diáconos, ministerio que sobresale en los primeros siglos de la Iglesia, no solo sirvieron a las mesas de las viudas y de los pobres, en Jerusalén, sino que también anunciaron el Evangelio en aquellos lugares donde era impensable que se hiciera, porque a Jesús no lo quisieron recibir. Ahora es tal la acogida al anuncio del diácono Felipe, que en Samaria muchos reciben el bautismo. Noticia que alegra a los apóstoles y son Pedro y Juan quienes confirman en la fe e imponiendo sus manos dan el Espíritu Santo a los ya bautizado por Felipe. Bautizados que confirmados en la fe por el don del Espíritu Santo se unen a la alabanza de la tierra entera para Dios, conjuntamente con la naturaleza que se renueva en la Pascua. Renovación que se hace por el Espíritu Santo que resucita a Jesús. Espíritu que capacita para dar razón de la fe al mundo aun en medio de las dificultades que este ponga a los creyentes. Por ello Juan nos recuerda hoy la promesa de ese don que es el Espíritu Santo que capacita a los que creen en Jesús para permanecer fieles a la alianza sellada en Él por el Espíritu Santo, que ha sido la promesa del Padre y pedida por Jesús para que permanezca al lado, acompañando a los que creen en Él. Jesús no deja solo a sus discípulos, Él conoce, Él acompaña, pero el mundo no. Solo el que cree en Jesús conoce el Espíritu Santo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Hoy y siempre el Evangelio debe seguir siendo proclamado por los presbíteros y diáconos, como también por todo bautizado consciente de su compromiso con Cristo resucitado y confirmado por la Iglesia en cada generación, mediante el ministerio de los obispos. Pero todo creyente debe capacitarse cada día más para dar razón de su fe, para poder llevar al mundo a tener conciencia de alabar y bendecir al que ha venido a salvarnos, aunque de momento se pase por situaciones difíciles, no tener miedo de sufrir por hacer el bien de anunciar el Evangelio. El primer lugar de evangelización es la familia, desde allí se comienza la construcción de la paz, y qué mejor que en este tiempo pascual: “Si la familia logra concentrarse en Cristo, él unifica e ilumina toda la vida familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos.” (AL 317.) El sacramento de la confirmación capacita al que recibe el don del Espíritu Santo, para ser testigo de Dios en el mundo, con la certeza de que es Cristo mismo quien acompaña dando su fuerza para poder presentar el mensaje de salvación al hombre del presente. Jesucristo no ha dejado solos a sus discípulos, a su Iglesia, ahora tiene un nuevo modo de acompañarnos a vivir la alianza que es amor misericordioso que da Él que venció en la cruz. El confirmado es testigo que anuncia en los diferentes contextos de la humanidad el Evangelio, el cual como semilla se esparce por la acción del Espíritu Santo en la educación de los pueblos, no como ensayos fallidos de una educación sino como una verdad proclamada de la dignidad humana.(Asamblea CEC 101). A través de nuestras instituciones educativas y de los espacios pedagógicos, promovemos un modelo educativo integral, humanizador, que propicia la formación de la niñez y la juventud para la construcción de un mejor mañana. Impulsamos la educación para la paz, desde los criterios del Evangelio. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Liturgia de este domingo se va desarrollando como una explosión de frutos, de alegría pascual. Esta celebración es: anuncio, don, gracia y presencia de Jesús que se fue pero permanece con nosotros; tomar conciencia de ello, es entrar en la promesa del Padre, recibir el don del Hijo que es el Espíritu Santo, que se nos da para que los bautizados podamos vivir en plenitud aquí y ahora, el gran acontecimiento de la presencia , y permanencia de Dios con nosotros que se hace vida en el pan y en el vino, para acompañar a aquellos que envía como portadores de su Buena Nueva, fortalecidos por la gracia de ese pan (Cuerpo), y de ese vino (Sangre), que precisamente se transforman por la acción del Espíritu Santo, y que también, a todos los que creemos, nos transforma para contarle y cantarle al mundo entero las maravillas realizadas por Dios en nuestra historia presente. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] 1. Se podrían destacar palabras como: Anuncio, Promesa, Don, Gracia. 2. Mantener el presbiterio con signos festivos de pascua, especialmente las flores, el cirio pascual encendido y bellamente adornado. 3. Se puede colocar algunos signos alusivos al Espíritu Santo, fuego, agua, manos en gesto de imposición, crismera con el santo crisma, paloma. 4. Para el acto penitencial se sugiere el rito para la bendición y la aspersión del agua, del Misal, Apéndice I, formulario II, p. 1056, del Misal. 5. Puede hacerse uso del Prefacio II de Pascua p. 376 o Prefacio IV de Pascua, p. 378 del Misal. 6. Tener presente que: - Es el momento oportuno para ambientar la novena al Espíritu Santo, que inicia el viernes 26 de mayo. - El viernes 26, es en Colombia la memoria obligatoria de santa Mariana de Jesús Paredes y Flórez. - El domingo 28 de mayo, en Colombia es la solemnidad de la Ascensión del Señor, que tiene Misa de la Vigilia y Misa del día.

Jue 11 Mayo 2017

El Señor es el camino, la verdad y la vida

La liturgia de la Palabra narra cómo se va organizando la Iglesia, nace despacio y con dificultades. Por su parte, el Señor Jesús invita a sus discípulos a poner su confianza en Dios y les recuerda que hay casa para todos, hay un Padre que nos espera y hay un camino que nos conduce hasta la meta. Él mismo se presenta como el camino, la verdad y la vida. Escuchemos con atención. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 6,1-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 33(32),1-2.4-5.18-19 (R. cf. 22) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 2,4-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 14,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La liturgia de la Palabra del quinto domingo de pascua presenta un tratamiento eclesiológico. El texto de Hch 6, 1-7 Presenta a los "apóstoles" pidiéndoles a los "discípulos" que elijan a siete varones para que se encarguen de servir a los pobres y la comunidad elige a siete hombres. Este gesto nos muestra una Iglesia en formación y crecimiento, que soluciona sus primeras dificultades, organizando mejor entre sus miembros el servicio, la "diakonía". El punto central del salmo 32 es la gratitud hacia Dios, por su misericordia (vv. 4-5), por su providencia que se extiende a todos los hombres (vv. 18-19), y se ha manifestado especialmente en Jesús, que nos ha salvado y cuida siempre de nosotros. La primera carta del apóstol Pedro en capítulo 2,4-9, nos ofrece una de las más bellas descripciones de la Iglesia, pueblo sacerdotal, templo de Dios. La cohesión mutua de las piedras vivas que la conforman es obra del Espíritu. Estas piedras vivas "entran en la construcción del templo del Espíritu" por el sacramento del Bautismo. El texto del evangelio Jn 14,1-12 pertenece al discurso de la Última Cena. Nuestra meta es el cielo y Jesús es el camino que hay que recorrer. Quien sigue a Cristo, Camino, Verdad y Vida, ve al Padre, llega al Padre, está en el Padre. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La nueva comunidad que se presenta en los Hechos de los Apóstoles, pueblo de Dios, forma un templo espiritual en el que cada fiel es una piedra viva y todas se traban entre sí sobre la piedra angular que es Cristo y en él un reino de sacerdotes para ofrecer a Dios, unidos a Cristo sacerdote, un culto espiritual, de alabanza. La predicación de la Buena Noticia resalta al Señor Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida, y la Iglesia aparece como pueblo en marcha hacia la casa del Padre, va guiada por el Hijo resucitado. La gran esperanza de la Iglesia peregrina es volver a estar con su Señor, que ha llegado a la comunión total con el Padre. El destino último y definitivo de la Iglesia es entrar también a esa familiaridad perfecta con Dios. La súplica formulada por Felipe “Señor, muéstranos al Padre…” es el deseo de contemplar a Dios. "Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe?", "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". En Jesús se halla el misterio de Dios, se da la razón de por qué la fe en Jesús nos hace contemplar al Padre "¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?" con la respuesta a esta pregunta se quiere indicar que Jesús está "en el Padre" y que el Padre está "en Jesús". ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decir a la comunidad? Entre las columnas que sostienen a la Iglesia del Señor están la comunión y el compartir. Los cristianos, nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles, "vivían unidos", "ponían en común lo que tenían" y "se distribuía a cada uno según su necesidad". En la comunidad de los seguidores de Jesús, hay quejas, diferencias, quienes se sienten discriminados... Los apóstoles imponen las manos a siete servidores para que la ayuda y el compartir puedan llegar por igual a todos. La comunidad de los seguidores de Jesucristo somos, con Él, templo del Espíritu Santo; Él es la piedra angular y nosotros piedras vivas. Quien cree, pertenece a la raza elegida, al sacerdocio real, a la nación consagrada, al pueblo de su propiedad; es llamado a vivir en la luz. Para quien rechaza a Cristo, éste se convierte en "piedra de tropiezo", en "roca de estrellarse". Qué gran dignidad nos ha otorgado el Señor, pero, también, qué gran responsabilidad, pues también nosotros podemos convertirnos en piedra de tropiezo porque nuestra vida esté lejos de iluminar los caminos de los demás. El cristiano sabe que, en este mundo, es un peregrino y que el camino a recorrer es el mismo Jesús. Él es la Verdad, la seguridad de ir en buena dirección, que no es otra que llegar a la Vida Eterna. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La clave de lectura de este domingo está en la “unión a Jesús”, que después de contemplarlo como el Buen Pastor, aparece hoy como Camino, Verdad y Vida. La vida se compone de una serie de servicios mutuos diarios. El creyente en Cristo procura excederse en esta disponibilidad, con alegría, con deseos de ser útil. Encontraremos la oportunidad en muchas ocasiones, en la propia profesión, en medio del trabajo, en la vida de familia, con parientes, amigos, conocidos, y también con personas que nunca más volveremos a ver. Cuando somos generosos en esta entrega a los demás, sin andar demasiado pendientes de si lo agradecerán o no, de si lo han merecido, comprendemos que “servir es reinar”. La Iglesia descansa sobre "la piedra escogida y preciosa" que los constructores desecharon, el Señor Jesús, a quien crucificaron los hombres, pero Dios hizo "piedra angular" de la Iglesia (cf. Ef 2,20-22). "Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo". [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Liturgia de este domingo se va desarrollando como una explosión de frutos, de alegría pascual. Sólo sirviendo podremos conocer y amar a Cristo, darlo a conocer y lograr que otros más lo amen. En la Iglesia de Cristo todo es servicio: servicio de la Palabra, servicio de la oración, servicio de las mesas. Todos son "servidores" empezando por los responsables de la comunidad. El servicio se practica como un estilo de vida, servicio alegre, desinteresado, a los más pobres. Toda la Iglesia está llamada a servir, a ofrecer sacrificios espirituales. En el Evangelio se nos dirá que todos estamos llamados a participar de la salvación de Cristo, el único camino para tener vida eterna, para ver al Padre, para contemplar la verdad, para ganar la vida. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar las palabras: camino, verdad, vida, Iglesia, comunidad. Podría seguirse la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias III: «Jesús, camino hacia el Padre», p. 524 del Misal, por hacer clara mención de Jesús como el camino, la verdad y la vida. Puede usarse la fórmula de bendición solemne, durante el tiempo pascual p.473 de Misal. Tener presente que mañana lunes 15 de mayo, es el día del Educador. Puede celebrarse la Misa votiva en honor de san Juan Bautista de la Salle, patrono de los educadores.

Vie 5 Mayo 2017

Cristo es la puerta para la vida eterna

Reconocer a Jesús muerto y resucitado, nos lleva a reconocerlo como “Señor y Mesías”. Todos hemos sido salvados por Cristo y la liturgia de este domingo nos presenta a Cristo como la puerta por donde pasan los que quieren vida eterna Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 2,14a.36-41[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 23(22),1-3a. 3b-4.5.6 (R. 1) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 2,20b-25[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 10,1-10[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles 2,14.36-41, narra el primer discurso de Pedro a un auditorio judío (v.36) y la reacción que provoca en ellos (vs.37-41). El v. 36 es una apretada síntesis del mensaje pascual, “Sepan, pues, con plena seguridad todos los israelitas que Dios ha constituido Señor y Mesías a este Jesús, a quien ustedes crucificaron”. La expresión “Señor y Mesías” resalta la realeza de Cristo y el cumplimiento de las profecías mesiánicas. La resurrección constituye la gran señal de que Él es efectivamente el Hijo de Dios. El salmo 22 es uno de los favoritos del salterio: por la tradición de David Pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor. También por su sencillez y riqueza. San Pedro, habla de las obligaciones de los cristianos. Después de haberlos exhortado a someterse a la autoridad civil, da instrucciones a determinados grupos particulares. A la correspondiente exhortación añade Pedro el incomparable cuadro de los sufrimientos del Señor (2,21b-24) En el evangelio de Juan 10,1-10 se proclama a Cristo como puerta. Una fórmula solemne introduce una serie de referencias y situaciones tomadas de la vida de los pastores (vs. 1-5). Los fariseos no captan el sentido (v. 6). Jesús explicita ese sentido (vs 7-10). El significado de la puerta ya ha quedado formulado en los vs. 1-2: el uso o no uso de ella para entrar en el aprisco constituye a uno en pastor o ladrón. El v. 8 dice, que los guías de Israel, no hacen uso de la puerta, es decir, no aceptan a Jesús. El v. 9 comienza formulando la misma identificación Jesús-puerta, para pasar después a indicar las ventajas que reporta el entrar al aprisco por la puerta. Estas ventajas están formuladas en futuro porque su disfrute está condicionado al paso por la puerta. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? “Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo, para que sigáis sus huellas… Sus heridas os han curado”. Pedro se dirige a todos los cristianos esclavizados y martirizados: hemos de recordar a Jesús maltratado y crucificado por nuestros pecados, inocente y paciente. La figura de Cristo, como la puerta domina toda la liturgia de este domingo. Jesús es la Puerta. Las puertas de nuestros templos nos recuerdan esta verdad. Pero, entre todas, la principal debe ser para todos los fieles un llamado a entrar por Cristo, “Puerta” que nos conduce con seguridad al redil acogedor del Padre, para saborear la abundancia del alegre festín de la salvación. Jesús llama a cada uno por su nombre, le da a cada uno una vocación singular. Quien pasa por la puerta que es Cristo, recibe de él una misión, una tarea, por eso este día se celebra la Jornada Mundial de las Vocaciones, no se trata únicamente del llamado para el ministerio sacerdotal, sino también de todas las vocaciones que el Pastor suscita para seguirlo con radicalidad. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decir a la comunidad? El crucificado ha sido constituido por Dios “Señor y Mesías”, como lo escuchamos en la primera lectura. Los que han tomado conciencia de la culpabilidad en la que se encuentran, preguntan: "¿Qué tenemos que hacer?” “Convertíos” y la actitud del creyente ante una ofensa hecha, "Bautizaos", ya que el perdón va asociado al bautismo y éste a la fe en el resucitado como Señor y salvador. Al atardecer, los pastores llevaban los rebaños a un solo aprisco; ellos marchaban y las ovejas quedaban bajo la protección de un guarda, que estaba a la puerta. Nadie que no fueran los pastores podía entrar en el aprisco. Quien quiera robar las ovejas tendrá que hacerlo derribando las tapias. Las ovejas no van saltando tapias sino que salen por la puerta. Jesús se compara con la puerta. Solamente pasando por él se accede a los buenos pastos y se tiene vida en abundancia, vida eterna. Sólo los que entran por la puerta, que es Cristo, son auténticos pastores. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El que el mismo Cristo se presente hoy como la puerta tiene una intención muy concreta. Puerta significa entrada, acogida, mediación, acceso. “El que entre por mí se salvará... encontrará pastos”. Cristo se revela como el enviado del Padre, el verdadero Maestro, la invitación a entrar, la bienvenida a la casa de Dios, a su Reino. Las ovejas, que hacen uso de la puerta, es decir, los que aceptan a Jesús, están a salvo, gozan de plena libertad y tienen abundancia de pastos. Jesús no ha venido a imponer una reglamentación de cargas y prácticas. Una puerta de par en par jamás es obstáculo. Jesús ha venido para que los hombres vivan la pura alegría de saberse con sentido. En un mundo que se plantea interrogantes radicales y urgentes, él aparece como la respuesta y el camino, como la clave que da sentido a nuestra existencia, como la única puerta de acceso a la verdad y la vida. Así nos lo ha presentado Pedro, en su discurso: Cristo es el único Salvador, en quien tenemos el perdón de los pecados, porque ha entregado su vida por nosotros. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La liturgia propone este domingo la figura de Cristo Buen Pastor como la puerta, quien entra por ella se salvará. En este día tiene lugar la jornada mundial de oración por las vocaciones, por aquellos que serán pastores según el corazón de Jesús. Jesús es el Buen Pastor prometido por Dios, es la única Puerta de salvación y nosotros somos el rebaño de su pertenencia, abierto a la conversión (primera lectura) y a la imitación del Pastor (segunda lectura). Cristo es nuestro Buen Pastor que nos conoce por nuestro nombre, conoce nuestras cualidades y defectos. Nos ama. Nos alimenta con los sacramentos y con su Palabra. Seguimos en un clima que debe ser claramente pascual, centrado en la gran noticia de la resurrección de Cristo Jesús. Cristo ha hecho a su comunidad un entrañable don: ha querido que haya personas que colaboren con él para la guía y defensa del pueblo cristiano. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] El Cuarto Domingo de Pascua tiene un marcado acento pastoral, se podría colocar la imagen del «Buen Pastor» en un lugar visible del templo con la frase “Yo soy el buen Pastor” u otra para el caso. Se celebra hoy la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones sacerdotales. Por esto, invitar a la comunidad a orar de manera más especial por las vocaciones al ministerio ordenado, así como por todos los ministros para que sean fieles al encargo recibido. Se podría tener en cuenta el mensaje del Santo Padre para esta ocasión. Pudiera seguirse el Prefacio de Pascua V: «Cristo sacerdote y víctima», p. 379 del Misal, por resaltar el papel oferente de Cristo, sacerdote, víctima y altar. En este día se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera. Recordar que el sábado 13 de mayo, es la memoria libre de Nuestra Señora de Fátima; oportunidad para invitar a la comunidad a continuar en el ambiente pascual en compañía de María, motivando el rezo del Santo Rosario en familia.

Mié 26 Abr 2017

No dejemos pasar desapercibidos a los que caminan con nosotros

Con la Palabra se hace vivo entre nosotros Jesucristo. Acojámosla con atención. Es realmente una buena noticia para nosotros hoy saber que el mismo Dios, en la persona de su Hijo amado, camina con nosotros, está vivo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 2,14.22-33[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 16(15),1-2+5.7-8.9-10.11 (R. 11a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 1,17-21 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lc 24,13-35[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En el libro de los Hechos, Lucas nos relata la primera proclamación de la resurrección de Jesús. Este discurso de Pedro (primer anuncio o kerigma) fue pronunciado y entendido en arameo. Pedro toma la palabra en nombre de todos, al fin de cuentas es el responsable del grupo de los Doce. Y muestra cómo se han cumplido las Escrituras en Jesús y en la Iglesia naciente. “Aquí actúa como testigo de Jesús (“y seréis mis testigos…”). Primero lo hace apelando a lo que –en su discurso– es cosa sabida por su audiencia: “Ustedes. saben de los milagros, prodigios y señales que hizo Jesús” (v. 23) A continuación, su discurso hace un giro. A este Jesús, ustedes. lo mataron –argumenta – clavándolo en una cruz. Aquí Lucas usa varios recursos. Por un lado, el kerygma cristiano: a) a este Jesús Dios acreditó mediante palabras y obras durante su vida; b) sufrió y murió en manos de ustedes, y c) Dios lo resucitó. Este es un esquema básico de la fe cristiana. Y por otro lado, muestra cómo Dios está detrás de todos estos acontecimientos . El Salmo 16 es “una expansión confidencial del alma que encuentra su felicidad en vivir en compañía de Dios, porque Él es la fuente única de todo bien. De aquí se sigue la simpatía por todos los que son fieles a su Dios y la aversión hacia los que se entregan a prácticas idolátricas. Como los salmos anteriores, también éste es atribuido en el título a David. San Pedro recoge esta tradición y arguye en ese supuesto para probar el sentido mesiánico del salmo (Hechos 2,25-32). En realidad, el Apóstol entonces no trataba de dilucidar exegéticamente el problema de la autenticidad crítica del salmo, sino de probar su relación con Cristo, y arguye tomando como base la opinión común recibida. Carácter mesiánico del salmo. Desde la época apostólica se ha dado a este salmo un sentido marcadamente mesiánico, fundándose en la aplicación que hace San Pedro en su alocución el día de Pentecostés. Efectivamente, el apóstol toma pie de la afirmación del salmista según la versión de los LXX (v. 10: «no permitirás que tu santo vea la corrupción») y ve en ella un anuncio de la resurrección de Jesucristo. En la segunda lectura, 1Pedro 1,17-21 “Pedro señala lo que ya había expresado en su sermón de Pentecostés: si bien la muerte de Jesús fue producto de un desconocimiento de los contemporáneos de Jesús, sin embargo, formaba parte del plan eterno de Dios sobre el mundo. La redención no es la reparación de un accidente sucedido en el Jardín del Edén, sino que estaba inscrita en el orden del universo, y es uno de los aspectos de la relación de Dios con el mundo”. Coincide con la teoría Escotista del Primado de Jesucristo, según lo cual, la muerte de Jesús no es únicamente consecuencia del pecado del hombre, sino sobre todo del amor infinito de Dios por sus creaturas. Está inscrita en su plan amoroso. Finalmente en el Evangelio de Lucas, escrito a finales del primer siglo, en un tiempo en el que la mayoría de los cristianos no había conocido a Cristo en carne y hueso, aparece este relato que los conecta a ellos (y a nosotros) con Cristo, que aún hoy es revelado a través de la lectura y la interpretación de la Escritura (v. 27) y la Cena del Señor (vv.30-31). Esta historia se parece a la historia de la aparición de los ángeles a Abraham y a Sara en Manré (Génesis 18, 1-15). En ambas historias los anfitriones no reconocen a sus huéspedes pero les ofrecen hospitalidad. “El Evangelio de Lucas organiza su relato de la resurrección en tres partes: la tumba, Emaús, y los discípulos reunidos. Esta organización presta atención especial a la simbólica geografía de Lucas. La primera historia establece Jerusalén como un lugar de incredulidad y como el lugar de la muerte (24:11). La historia de Emaús, entonces – separándose de Jerusalén en agonía (24:17) – establece una palabra que, de nuevo, se trae a Jerusalén (24:33, 35)... La tan esperada redención de Jerusalén (2:38)... viene, sorprendentemente, de fuera de Jerusalén, al venir Jesús mismo de fuera de Jerusalén” (Lathrop). Esta historia incorpora un alto nivel de lenguaje litúrgico, incluyendo “tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio” (v. 30); “Ha resucitado el Señor verdaderamente” (v. 34); y “al partir el pan” (v. 35). El Cristo resucitado es revelado al contar la historia, al interpretar la escritura, y al partir el pan. Se sugiere que los dos discípulos podrían ser un hombre y una mujer. Muchos coinciden en señalar que uno de ellos es Cleofás. Y el camino que recorren es de 11 kilómetros que es la distancia entre Jerusalén y Emaús. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Nosotros no hemos conocido personalmente al Señor pero el anuncio que hoy las lecturas nos presentan nos permite descubrir cómo Él sigue caminando con nosotros. Su presencia real en la Palabra que escuchamos y en el Pan que compartimos, cada vez que nos reunimos a celebrar la Eucaristía. Pero también Él sigue vivo en los pobres que deambulan por las calles de nuestras ciudades. Nos lo ha recordado el Papa permanentemente en sus documentos: “Cada vez que nos hemos inclinado ante las necesidades de los hermanos, hemos dado de comer y de beber a Jesús; hemos vestido, ayudado y visitado al Hijo de Dios (cf. Mt 25,40). En definitiva, hemos tocado la carne de Cristo. Jesús vive en los que hacen parte de nuestra vida cotidiana, camina permanentemente con nosotros y lo podemos reconocer al partir el pan, en las mesas de nuestros hogares: cada vez que nos sentamos a la mesa debemos hacer conciencia de que en los que están compartiendo con nosotros está Jesús. En la esposa, en el esposo, en los hijos, en los amigos que hemos invitado a cenar. Si lo reconocemos a Él en ellos nuestros momentos de comida dejarán de ser actos rutinarios y se transformarán en momentos de gracia que nos enriquecen, nos acercan, nos ayudan a querernos más y a entendernos mejor. Que ojalá esos momentos sean sagrados, y que en ellos se apaguen los ruidos que no nos permiten entrar en comunicación personal (los televisores, los celulares, las tablets, y todos esos demás entretenimientos que hoy abundan y nos impiden el compartir más cercano. Que reconozcamos a Jesús al partir el pan con los que amamos. Y, sin lugar a duda, de esta Palabra podemos sacar también como conclusión para nuestra vida que debemos estar más atentos para descubrir las grandezas de los que caminan a nuestro lado. Cuántas veces nos hemos perdido oportunidades valiosas de crecer y mejorar por no estar atentos a los que nos rodean. Dejamos pasar desapercibidas las personas que nos acompañan, no les damos importancia, y en muchas ocasiones esas personas, si las hubiésemos escuchado con atención, nos hubieran podido dejar enseñanzas gratificantes para nuestra superación personal. No desatendamos a los que nos acompañan por más insignificantes que nos parezcan. En todos el Señor tiene una Palabra que nos puede aprovechar. Que nos quede claro que para poder reconocer a Jesús que sigue vivo entre nosotros, no hay más camino que salir de uno mismo y acoger a los que nos acompañan en el camino de la vida, sean conocidos o desconocidos, sean gente sana o enferma, sean los que denominamos “gente de bien” porque tiene nuestras costumbres, o sean gente “no deseable” porque visten o hablan o piensan distinto a nosotros. No podemos dejar pasar desapercibidos a los que caminan con nosotros por el camino de la vida. Todos ellos tienen algo que darnos, y mucho más aún, a todos ellos tenemos algo que compartirles, además de nuestra fe y amor por Jesús y su Buena Noticia, lo que nosotros mismos somos y tenemos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Y no dejemos de gozarnos con todo lo que Jesús hace hoy por hacerse sentir como nuestro compañero de camino. Nos da un Iglesia que en sus pastores nos están mostrando permanentemente, con sus gestos y palabras, el rostro amoroso de Dios, en la persona del misericordioso Jesús. Nos da una familia en la que todos tenemos algo que aportarnos. Celebremos con alegría las recomendaciones que nos vienen de los mayores de la familia y los sueños que nacen en las generaciones nuevas. No desatendamos tantas buenas iniciativas que nacen en las mentes locas de los jóvenes que nos invitan a cambiar muchos de nuestros estilos de vida para ser más impactantes en el mundo de hoy. Celebremos con alegría la presencia de todos esos hermanos y hermanas que se cruzan en nuestros caminos, en las gradas de las entradas de nuestros templos y capillas para demandarnos un poco de pan, un poco de cariño. Ellos y ellas nos están recordando permanente y a veces hasta desagradablemente la presencia de Jesús. Sus rostros son los rostros del Crucificado que lo sigue en sus penurias físicas, económicas, morales o espirituales. Vivamos intensamente este momento de la Eucaristía, acción de gracias por excelencia, en el que se nos explican, muchas veces con palabras acertadas, las Santas Escrituras. En las que se nos reparte amorosamente el Pan que nos da la vida, que nos mantiene la esperanza y que nos permite no desfallecer en el camino de la vida. Que podamos reconocer a Jesús cada vez que partamos el Pan, en el altar, en las calles de nuestras ciudades y poblados, en las mesas de nuestros hogares. Que con Jesús se disipen nuestros miedos, nuestras desilusiones, nuestros desencantos. Y que podamos celebrar con ilusión y buen ánimo la certeza de que está vivo y camina también hoy con nosotros. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se podría hacer en cartelera, trazar un camino visible a todos los fieles, y colocar al fondo un trozo de pan, y una hornilla con un pescado sobre ella. Se podría hacer el rito de bendición y aspersión del agua, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, subrayando el aspecto bautismal celebrado en la Vigilia Pascual. Podría seguirse el Prefacio de Pascua I y la Plegaria Eucarística III. O la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias III: «Jesús, camino hacia el Padre», p. 524 del Misal, por recordarnos que el Señor, «como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan». Recordar que esta semana: Mañana lunes 1° de mayo, es la memoria de san José, obrero, fiesta nacional del día del trabajo. Conviene darle sentido cristiano a este día y no solo de reivindicaciones laborales. El miércoles 3, es en Colombia la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. El jueves 4, es en Colombia la fiesta de los santos Felipe y Santiago, apóstoles. El próximo domingo, 7 de mayo, es el día del Buen Pastor, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones Sacerdotales y la Jornada Mundial de la Infancia Misionera.

Vie 21 Abr 2017

Pongamos nuestra confianza en Jesús sin temor

La Palabra de hoy nos refresca el entusiasmo de la primitiva comunidad que no le tiene miedo a la persecución porque tiene su confianza puesta en Jesucristo. Nos muestra la vivencia de una comunidad que se afianza en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión y en la oración, y que despeja las dudas con el testimonio de los hermanos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 2, 42-47[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 118(117), 2-4.13-15ab.22-24 (R. cf. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 1, 3-9 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 20,19-31 [/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El texto del libro de los Hechos de los apóstoles es la muestra clara de los efectos de la experiencia de Jesús vivo en medio de los suyos. Así vemos cómo los discípulos perseveran en: “la doctrina de los apóstoles” que no era otra que la que habían recibido de Jesús en su experiencia histórica y pos pascual. Esta doctrina incluiría, con el tiempo, cuestiones de disciplina eclesiástica. Pero en este momento este tema no era de gran importancia, el camino apenas se iniciaba. “y en la comunión” (te koinonia – la comunión) (v. 42c). Es decir perseveran unidos, lo que no significa uniformados, pues bien se sabe que en el momento no existían varios modelos de Iglesia. En este término podemos descubrir unidad humana, - compartir. Se refiere a “una relación mutua con Cristo que nace de la llamada de Dios (1 Corintios 1:9), y es sostenida por el Espíritu Santo (2 Corintios 13:14; Filipenses 2:1)” (Willis). Esta Koinonía que sienten los discípulos se expresa también en el compartir de sus recursos… (vv. 44-45; véase también Romanos 15:26; Galatos 6:6; Filipenses 4:14-20; Hebreos 13:16). “y en el partimiento del pan” (tou artou – el pan) (v. 42d). Cuando Lucas habla del “partimiento del pan” es probable que se refiera a una comida diaria, aunque no se puede descartar que podría ser una comida especial, es decir la Eucaristía. Esta sería una de las cuatro actividades. Las otras tres (doctrina, comunión y oración) son de carácter espiritual. “y en las oraciones” (v. 42e). Probablemente oraciones utilizadas en alabanzas públicas. Estos discípulos pasaron bastante tiempo en un templo (v.46). Y seguramente eran las utilizadas allí. El uso del artículo definido (las oraciones) sugiere que pueden ser oraciones utilizadas en alabanza pública. Entonces la frase “las oraciones,” seguramente incluía oraciones utilizadas en el templo. También es probable que incluyera oraciones como el Padre Nuestro, que nació en un contexto cristiano, y oraciones privadas. En la carta de Pedro nos encontramos con una Palabra que nos ubica en el contexto de una iglesia que nace en medio de la persecución. Pedro exhorta a los cristianos que no han conocido personalmente a Cristo, a los gentiles que se han convertido con la predicación de los apóstoles, a mantener el ánimo, la alegría, en medio de la persecución. Roma arde en llamas incendiada por Nerón, pero el Emperador, para esconder su conducta perversa, ha culpado de la desgracia a los cristianos. “Porque la fe de ustedes es como el oro, su calidad debe ser probada como el oro”. Pedro incluso en esta carta esconde su lugar de residencia (les escribo desde Babilonia, es más seguro, que decirles desde Roma, donde efectivamente estaba) para no poner en peligro la vida de los hermanos. El salmo 118 es un himno triunfal, lleno de gloria, propio del día de la Resurrección. En él aparece un héroe que describe increíbles hazañas, llevadas a cabo por la poderosa mano del Señor. Este salmo es el último del grupo aleluyatico (“Gran Hallel”) y tiene un profundo sentido de acción de gracias. El salmista habla en nombre de una nación liberada milagrosamente por Yavhé de un gran peligro. Expresa el sentir colectivo durante una procesión al templo para ofrecer las víctimas eucarísticas, los sentimientos de gratitud hacia Dios. Dice el Padre Larrañaga que “en los cuatro primeros versículos estalla la orquesta en un acorde cuatro veces repetido y dando sentido a todo el Salmo: “Eterna es su misericordia”. Y finalmente el Evangelio de Juan nos conduce a la experiencia fundante de estos discípulos de Jesús, que viven intensamente el encuentro con su Señor Resucitado. En primer lugar nos demuestra que la fe viene de diferentes maneras a gente diferente. El discípulo querido cree al ver la tumba vacía (v. 8). María cree cuando el Señor dice su nombre (v. 16). Los discípulos deben ver al Señor resucitado (v. 20). Tomás dice que debe tocar las heridas (v. 25) – aunque esa necesidad se evapora una vez que ve a Cristo resucitado (v. 28). Ésta es la tarde de Pascua, el mismo día que los discípulos vieron la tumba vacía y que María vio a Jesús. Los discípulos se encontraron en un cuarto en Jerusalén con “las puertas cerradas.” Las puertas cerradas reflejan el miedo de los discípulos, pero también demuestran el poder del Cristo resucitado, quien no se puede contener por una tumba de piedra ni por una puerta cerrada con llave. “Y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos” (v. 19). Es bueno resaltar que tienen miedo a pesar de que Pedro y “el otro discípulo” hayan visto y creído (v.8), María ha hablado con el Resucitado, les ha contado a los demás discípulos su experiencia, (v. 14-18). Sin embargo, aún después de que “el otro discípulo” haya visto y creído, no está claro qué es lo que cree, “porque aún no sabían la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos” (v. 9). Además, los discípulos están traumatizados por la crucifixión y atemorizados por la posibilidad de que los enemigos de Jesús ahora se puedan dirigir a ellos. Su líder está muerto! “Paz á vosotros” (v. 19). A estos discípulos atemorizados, Jesús les da su paz, como prometió (14:27). Los discípulos tendrán paz a pesar de ser perseguidos por un mundo que les odiará tanto como odiaba a Jesús (15:18-25). Mientras que este texto usa la palabra griega para paz, eirene, el concepto es el de shalom judío – que indica más la ausencia de conflicto – un bien que es el regalo de Dios. “En pensamiento judío, paz y alegría eran señales de tiempo escatológico cuando la intervención de Dios habría traído armonía a la vida humana y al mundo. Juan ve esta edad cumplida cuando regresa Jesús para verter su Espíritu sobre los hombres” (Brown, 1035). Y al darles la paz, los envía al mundo de la misma manera que Él fue enviado por el Padre. Este es el equivalente Johanino de la Gran Comisión (Mateo 28, 19-20), y para ello les da el aliento de vida; a unos discípulos temerosos - escondidos para evitar el peligro – les da la fuerza para levantarse, abrir las puertas, salir fuera y empezar la proclamación de la Buena Noticia. Y finalmente la figura de Tomás, el que creyó, perdió la fe, pero después vuelve a una fe más fuerte: Es instructivo mencionar que Tomás creyó, perdió la fe, pero después vuelve a una fe aún más fuerte. Tomás no cree a los discípulos, pero tampoco le creyeron los discípulos a María. Era un grupo abatido y derrotado hasta que vieron a Jesús con sus propios ojos. Tomás, por lo tanto, no es el único que duda, y no permanece dudoso. Una vez que ve lo que los otros discípulos han visto, manifiesta gran fe: “Señor mío y Dios mío”. Esta confesión es aprovechada para expresar la última beatitud o bendición de Jesús: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (v.29). Los pocos cristianos de la primera generación que vieron a Jesús en persona no tienen ninguna ventaja sobre los muchos cristianos de las más tardías generaciones que no lo han visto en persona. Anoten que Jesús no dice que estos cristianos más tardíos serán más bendecidos que los discípulos que “ven,” sino solo que serán bendecidos. Y finalmente en este Evangelio de hoy se recalca cómo las “señales” que son muy comunes en él, señalan a Jesús el Mesías, dan razones para creer, aunque muchos que las vean no crean. El propósito de este Evangelio no es capturar todo detalle de la vida de Jesús, sino proveer lo que se necesita “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (v. 31). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Los cristianos de hoy vivimos la experiencia de la persecución, y en ese contexto hemos tenido la posibilidad de vivir la experiencia del Padre misericordioso que se nos revela como tal en su Hijo Jesús. La iglesia es atacada por defender la sana doctrina, por propiciar corrientes de solidaridad, de comunión, por descubrir la tiranía de los nuevos señores que quieren apoderarse hasta de las conciencias de los hombres, en el mundo de la política, de la ciencia, de la tecnología, de la economía. Hemos sido testigos casi presenciales de los ataques contra la Institución eclesial en muchos países del mundo del que no está excluido el nuestro. Si se defiende la vida, si se promueven los derechos de los más débiles, se propicia la paz, es una iglesia izquierdosa y revolucionaria. Si se protegen los valores de la familia, de la dignidad de las personas amenazadas por ideologías de género o por programas de planificación familiar orquestadas por poderosas organizaciones multinacionales, es una iglesia retrograda y conservadora. Pero en contextos hostiles la Iglesia quiere mantener la postura de su maestro que es misericordiosa. Es justamente por ello que promueve los derechos y defiende los valores, porque es sensible al sufrimiento del hombre. Nunca, y menos ahora, ha estado indiferente a los problemas que empobrecen la humanidad. Esta es su experticia. En el contexto de guerra y de violencia levanta su voz para proclamar el perdón. Cuando la gente está acorralada por el miedo aparece ella deseando paz. Cuando los creyentes tienen dudas, la palabra de la Iglesia invita a la esperanza, a tener valor, a vivir la experiencia de ser “Iglesia en salida”. Nuestro país está viviendo momentos importantes de su historia. Ha estado polarizado por muchos años, o por colores políticos, o por tendencias religiosas, o por ideologías de derecha o de izquierda… y ahora lucha por superar las polarizaciones que suscita la búsqueda de la paz. En medio de este fenómeno que han provocado los diálogos con grupos insurgentes, siempre la iglesia ha proclamado que está por encima de cualquier interés personal o grupal, el bien de todos y especialmente de los que han sido victimizados a lo largo de estos años de conflicto. La misericordia de la que es depositaria, la lleva a preocuparse por la justicia, por la equidad, por el respeto a la vida, por la honradez en el manejo de los bienes públicos, por la defensa de las minorías étnicas, culturales, religiosas o de género. El corazón misericordioso de la Iglesia no quiere excluir a nadie. Es su tarea, es el legado que le ha dejado su Maestro. Nosotros en nuestros contextos familiares o sociales estamos invitados a ejercer esta “especialidad”. Vivir la misericordia y alejar el temor. Como creyentes debemos abrir las puertas de nuestros corazones para colocarlos en las miserias del hombre. Estamos invitados a mantenernos “en salida”, para buscar a los que sufren y a mantenernos firmes en la fe para despejar los temores y ser discípulos misioneros más arriesgados: invitados a no tenerle miedo a las diferencias, a no huirle a las periferias humanas o existenciales. Como los discípulos de Jesús estamos invitados a dejar las poltronas de nuestras salas en las que podemos aislarnos del mundo, (paradójicamente conectados a él únicamente por los aparatos de las nuevas tecnologías), y ponernos en camino hacia las metas que nos proponen hoy la Iglesia con el Santo Padre a la cabeza, y las urgencias del país en que vivimos. No podemos quedarnos cómodos, acomodados, cuando a nuestro alrededor necesitan tanto de nosotros y de Jesús de quien somos emisarios. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Celebremos con alegría, la presencia de Jesús en medio de nosotros, pues Él está presente en tantos creyentes arriesgados que se lanzan al mundo de los sufrientes para llevarles el consuelo de la misericordia que se alimenta de Evangelio. Son muchos, a lo largo y ancho del país, los que recorren los caminos tortuosos para hacer presente el amor de Dios: son jóvenes atrevidos, son religiosos y religiosas que han asumido su compromiso con radicalidad, son sacerdotes y obispos que ponen la cara a la opinión pública para defender valores y anunciar con transparencia y sin adornos la verdad que nace del Evangelio de Jesús. Son cristianos “de a pie”, que no se cansan de llevar a los que encuentran en el camino el mensaje o el signo de la paz. La Iglesia experta en humanidad, aunque no reconocida muchas veces, no se ha cansado de su labor. En Colombia ha abierto muchos espacios para ejercer la misericordia. Algunos de esos espacios no los administra ya por políticas del Estado, que debería ser su gestor, pero que paradójicamente cuando llegan a sus manos pierden su calidad, su eficacia. Se convierten en botín burocrático o alcantarilla de corrupción. Aunque no haga alarde de su capacidad de gestión con corazón, la Iglesia en cada uno de nosotros está invitada a celebrar su acción a favor de los más frágiles y necesitados. Celebremos con gozo la presencia en el campo de la salud llevando alivio, en el campo de la educación llevando sabiduría, en el campo de la promoción humana llevando propuestas significativas, en el campo de guerra y el conflicto llevando iniciativas de paz y reconciliación apoyadas en la justicia social. Hoy debemos cantar con alegría, la presencia de Jesús resucitado y vivo en las comunidades de creyentes que no se cansan de vivir en función de los demás, de los otros, que aunque diferentes por razones políticas o religiosas o raciales o de género o económicas, son los sujetos preferenciales de su acción. Expresemos nuestro gozo por sentir que hoy como ayer Jesucristo sigue siendo el impulsor de una manera distinta de vivir que no se acomoda a lo que el mundo (los poderosos, los dueños de la tecnología, los manipuladores de la ciencia, de la información) quiere imponernos. Como Pedro debemos estar alerta para no dejar que el miedo nos paralice, que la cobardía – falta de entusiasmo en la vivencia de la fe – le abra las puertas a estilos de vida que atentan contra los principios del Reino de Dios. Que nuestras dudas se disipen cuando veamos, como Tomás, lo que otros hermanos han visto y están testimoniando con sus vidas: la fuerza del Resucitado. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Por ser un día en el que se privilegia la Misericordia, sería bueno colocar en lugar visible las obras de misericordia (en muchos templos estuvieron muy bien colocadas en el año dedicado al tema). Y junto a ellas un mensaje que diga: Si queremos la paz practiquemos la misericordia. También podría hacerse un dramatizado presentando las dudas más frecuentes de los jóvenes hoy con relación a lo espiritual, a lo social, a lo familiar. Y a esas dudas oponer las certezas de otros jóvenes. Y todo esto con el slogan del Papa Francisco que invita a los jóvenes a poner líos…. O a dejar las poltronas – los sofás. No olvidar que el Prefacio es el de Pascua I: «El Misterio Pascual», con la parte propia: «en este día». Convendría seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con las partes propias que contiene. Tener presente que para la Bendición final de la Misa se puede usar la fórmula solemne de la Vigilia Pascual, p. 219 del Misal. Para despedir al pueblo se agrega el doble Aleluya. Con las segundas Vísperas de este domingo termina la Octava de pascua. Recordar que esta semana: - El martes 25, es la fiesta de san Marcos. - El jueves 27, es el aniversario de ordenación episcopal de Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico en Colombia. Se invita a orar por su vida y ministerio.