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Pascua

Lun 4 Abr 2016

¿Seguro que entendiste bien cómo vivir el año de la misericordia?

Aquí, gracias al valioso trabajo que realiza Catholic Link, te ofrecemos una lista con 12 puntos claves para entender el Año de la Misericordia que estámos viviendo. Como creyentes es vital que permanentemente recordemos las orientaciones que nos brinda la Iglesia para vivir de manera más efectiva este tiempo de gracia. El Llamado a la Iglesia de contemplar el misterio de la misericordia: Como un don recibido gratuitamente que trae consigo la responsabilidad de anunciarlo. Reconocer a Dios como un Padre que jamás se da por vencido hasta que no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia: “Porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”. La Apertura de la Puerta Santa como símbolo de un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe: La Iglesia quiere ser en el mundo signo vivo del amor del Padre. Que la Iglesia y las parroquias sean oasis de misericordia: El Papa remarca como cada Iglesia particular estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual para acoger a todos con misericordia. Ser misioneros de la misericordia: “Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús: « Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso»” (Lc 6,36)”. Impulsar las peregrinaciones como estímulo para la conversión: “Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio”. Redescubrir las obras de misericordia corporales y espirituales: “El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros”. Vivir la cuaresma con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios: En la meditación y la escucha atenta de la Palabra de Dios. Fomentar la iniciativa de las “24 horas para el Señor” para que más personas se acerquen al sacramento de la Reconciliación: “Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será la Puerta Santa del alma”. Promover la indulgencia por la que Dios hace evidente este amor que es capaz de destruir el pecado de los hombres: Es necesario comprender que la reconciliación con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia Tiempo oportuno para cambiar de vida. Tiempo para dejarse tocar el corazón: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma”. Que nuestro pensamiento se dirija a María madre de la misericordia: Para que en la mirada de María podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Vía: Catholic Link

Lun 4 Abr 2016

El amor impulsa la misión de la Iglesia

El Señor está presente en su palabra, nos dirige su mensaje. En este domingo III de Pascua una voz resuena: el amor es la fuerza que impulsa a cumplir la misión; nada ni nadie podrá frenar a la Iglesia animada por el Espíritu Santo y el poder de Cristo resucitado. Hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. Dejémonos tocar por la voz del Señor y abramos nuestra mente y corazón. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27-32.40b-41[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Apocalipsis 5,11-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 21,1-19[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En 1983, el Papa San Juan Pablo II al predicar sobre las lecturas de este III domingo de Pascua ponía el acento sobre 3 expresiones de los textos bíblicos que vale la pena retomar hoy: “¡Es el Señor!”, “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” y “sígueme”. En estas tres expresiones bíblicas está contenido un verdadero itinerario pascual: la experiencia de la Resurrección lleva a la comunidad de creyentes a proclamar el Señorío de Jesús, Él ha triunfado sobre la muerte y ahora vive y reina. Tan poderosa y profunda ha sido esta experiencia que hoy se ha convertido en un título fundamental referido a la persona de Jesús. Su victoria sobre lo invencible es la clara manifestación de su condición divina. Necesariamente, al reconocer el señorío de Jesús surge como un valor necesario el considerarlo a Él y sólo a Él como el que determina la vida del discípulo. La voluntad del discípulo se identifica con la voluntad de Jesús. No hay otras voces a las que el discípulo quiera ni deba obedecer, pues en Jesús reconoce el nombre que está sobre todo nombre. En consecuencia, el discípulo que reconoce el señorío de Jesús y somete a Él su voluntad está listo para seguir las huellas del Maestro. El proyecto de vida propuesto por Jesús es el proyecto de vida del discípulo. Ahora el discípulo camina en la vida nueva que ofrece Aquel que venció al pecado y la muerte. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] También para nosotros hoy, los tres momentos que nos sugieren las tres frases que resaltara en su momento san Juan Pablo II, son aspectos que debemos considerar en este itinerario pascual. Como creyentes debemos buscar la experiencia del Cristo Vivo, Resucitado, que nos desmarque de actitudes con las cuales pareciera que Jesús es alguien distante, anclado en el pasado, cuya relación no toca las dimensiones más profundas de nuestro ser. Si tomamos consciencia de que Cristo ha salido vencedor de la muerte, llamarlo “Señor” ya no será una palabra privada de contenido sino que significará el reconocimiento de su poder divino, con el cual todo podremos también vencerlo nosotros. Y si Jesús “es el Señor” de nuestra vida, no podremos asumir comportamientos ambiguos, pues las enseñanzas del Maestro serán nuestra norma suprema de vida y todo lo que en el mundo nos puedan proponer que vaya en dirección contraria no tendrá fuerza moral para nosotros como creyentes: nuestra obediencia sólo será para Él. Esto ha de ser un claro punto de discernimiento en la vida cristiana. El magisterio de Jesús no puede quedarse al ámbito privado, sino que debe impactar la vida del creyente en lo público. Cuando Jesús Resucitado dice a Pedro: “sígueme”, con ello le manifiesta que lo considera listo para iniciar un camino marcado profundamente por Su presencia, por Sus enseñanzas y, así, dedicarse a irradiar al mundo la fuerza de la Resurrección. Este “sígueme” también debe resonar en los oídos de todos nosotros, discípulos del Señor. A nosotros también se nos invita a seguir las huellas de Jesús y a hacerlo presente con nuestras palabras y acciones en los distintos ambientes por donde pasamos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Que la celebración Eucarística de este domingo sea una auténtica fiesta del triunfo de la Vida sobre la muerte, que sea una experiencia intensa del Cristo Resucitado; que la participación en la Asamblea litúrgica, afectiva y efectivamente, sea proclamar su señorío, su centralidad en la vida personal y comunitaria. Que su Palabra encuentre terreno fértil en nuestro corazón para que la hagamos lámpara que alumbra nuestros pasos y nos anime a ser auténticos seguidores del Señor y misioneros de su Resurrección. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Teniendo en cuenta el Catecismo de la Iglesia Católica, hacer una pequeña catequesis sobre “la divina misericordia”, pues como dice el Papa Francisco: “El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra”. Cuidar los signos propios de este Tiempo Pascual: manteles, luces, flores, ornamentos festivos, Recordar que esta semana: el sábado 16 de abril, es el cumpleaños del papa emérito Benedicto XVI; se invita a orar por su vida y ministerio.

Lun 28 Mar 2016

Cristo nos revela la bondad del Padre

El Dios rico en misericordia nos envía su Palabra para manifestarnos su amor y su cercanía. Con cuidado y devoción escuchemos al Señor que nos revela la bondad del Padre, en el misterio pascual que renovamos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,12-16[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),2-4.22-24.25-27a (R. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 20,19-31[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] “Demos gracias al Señor porque es eterna su misericordia”. Esta celebración de la divina Misericordia nos ayuda a profundizar y comprender más el misterio de la muerte y resurrección del Señor como expresión infinita de la bondad y la misericordia del Padre con toda la humanidad. “Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso” (Misericordiae vultus 6). “Paz a ustedes”. El resucitado trae consigo la paz, porque nos ha reconciliado definitivamente con el Padre. Su sacrificio ha sido agradable y por eso nos trae la buena noticia de la reconciliación y de la paz. El Padre nos ha tenido entrañas de misericordia, nos ha mirado con ojos de bondad y en su Hijo ha restaurado nuestra condición, haciéndonos criaturas nuevas. Es la experiencia que tienen todos los que buscan a Pedro, su sombra ya ejerce un poder sanador que le viene del resucitado. “Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengan les queda retenidos”. El poder misericordioso de Dios realizado por el Señor Jesús en la obra redentora ahora se transmite a los discípulos, para que no falte esta presencia paternal de Dios que en todo momento busca al hombre para ofrecerle el abrazo cargado de cariño, afecto y cercanía que redime y salva. Los discípulos de Jesús están llamados a ser misericordiosos como el Padre y para ello, el Señor resucitado nos ha dado su Espíritu y el poder de perdonar. El Papa Francisco nos ha enseñado que “Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona” (Misericordiae vultus 3). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] “Luego dijo a Tomás: (…) y no seas incrédulo, sino creyente”. En varias ocasiones el Señor Jesús reclama a sus discípulos la falta de fe. Pero en esta circunstancia, la actitud de Tomás lleva a una convicción muy importante en las primeras comunidades: El Resucitado es el Crucificado, el mismo que compartió con los discípulos todo lo que había recibido del Padre (Jn 16,12-15); las señales de las manos y del costado muestran que se trata con seguridad de Jesús de Nazaret. También es importante entender que la falta de fe de Tomás significa una desconfianza en la Palabra de Jesús, quien les había anunciado su resurrección. No sólo no cree en lo que le dicen los demás apóstoles, sino que tampoco le cree al Señor. En nuestras comunidades encontramos mucha fe, bastante piedad, pero también vemos desconfianza en la Palabra de Dios. Por eso muchas personas buscan refugio en cosas esotéricas, raras y extrañas. Dicen creer pero a la hora de la verdad ponen su confianza en el dinero, en las cosas materiales o en muchas supersticiones. Un ejemplo muy claro tiene que ver con la paz. Hoy justamente el Señor se presenta dando la paz, sin embargo, aún personas muy creyentes, no hacen uso de ese don, no abren el corazón a Cristo resucitado que es capaz de reconciliarlos con los demás y con el propio Dios, devolviéndonos la tranquilidad, el buen trato, el respeto y la dignidad a cada uno y entonces persistimos en la violencia, la agresividad y se hacen vanos los esfuerzos por la sana convivencia. “La paz es posible”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] “Aunque estuve muerto, ahora vivo por los siglos de los siglos”. En la eucaristía celebramos al Dios viviente “el primero y el último, yo soy el que vive”. Su presencia actualiza el don de la misericordia divina que se derrama abundante sobre el pueblo reunido. “El día primero de la semana”. Hace referencia al “Domingo”, el día en que Jesús resucita de entre los muertos, el día de la nueva creación. El día en que la comunidad se reúne para celebrar el sacramento de la fe y como Tomás expresar en el momento de consagración del pan y el vino “Señor mío y dios mío”. Es importante insistir en la necesidad de acudir al templo, especialmente el domingo, para participar en el sacramento de la eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. Así mismo, los sacerdotes debemos reforzar la atención al sacramento de la penitencia, especialmente en este año santo de la misericordia, para que los cristianos puedan participar plenamente del misterio de la fe. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Palabras para resaltar en el mensaje de este domingo de pascua: Paz, reconciliación, Espíritu Santo, Fe, ¡Señor mío y Dios mío!, Domingo: día primero de la semana. Darle a la Eucaristía dominical la solemnidad y el decoro que requiere por ser el día primero de la semana. Recordar que este año el lunes 4 de abril, se celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor Año de la Misericordia: Jubileo de los devotos de la espiritualidad de la Divina Misericordia. Insistir en el lema: “Misericordiosos como el Padre”, promover la Coronilla de la Divina Misericordia.

Vie 25 Mar 2016

Cristo transforma la muerte en vida

Las palabras de la Escritura no son una historia de la comunidad primitiva que experimenta la alegría pascual, es un verdadero anuncio de una gran noticia que nos hace entrar en el camino de una Iglesia pascualizada, que nace del sepulcro vacío y grita al mundo que Cristo no habita en la muerte sino que la ha vencido y la ha transformado en vida. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),1-2.15c+16a+17.22-23 (R. 24)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Colosenses 3,1-4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']O bien: 1Corintios 5,6b-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 20,1-9[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Las palabras del Salmo nos iluminan en esta celebración para cantar las maravillas, las gestas y proezas de Dios, que ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos. La Palabra que hoy hemos proclamado, nos pone en ambiente eucarístico y nos hace reconocer al Resucitado en medio de la comunidad y nos convierte en testigos del resucitado, ya que hemos comido y bebido con Él muchas veces. La resurrección, marca la vida de la comunidad cristiana, logrando que los objetivos y metas sean de otro orden, que rompan la rutina de quienes buscan permanecer en el aquí y en el ahora y hace que se busquen los bienes superiores y nos convierte en seres comprometidos con la integridad y la verdad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Los que hemos nacido en el agua y en el Espíritu por el Bautismo, experimentamos que la muerte no tiene la última Palabra, y hoy nos alegramos porque tenemos el encuentro con el Resucitado, que nos levanta de la muerte, que nos hace capaces de luchar en el camino para vencer la oscuridad y el pecado. La vida de la fe no se queda en doctrinas ni en ideas bellas y emotivas, va más allá y nos compromete para que seamos testigos y anunciemos lo que hemos vivido de la mano del Señor Resucitado. Valdría la pena preguntarnos, en este día, si de verdad hemos tenido la experiencia significativa de un encuentro con el Señor o si, simplemente, somos repetidores de historias y no llegamos a provocar ni a entusiasmar a nadie porque no estamos convencidos de lo que anunciamos. Ser cristiano es ser testigo de una persona, discípulo de Jesús y comprometido con la transformación de nuestro entorno para que todo sea propicio para la salvación. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Pascua es el núcleo de la vida de fe del cristiano y empieza a celebrarse como un todo, como un bloque que viene cargado de buenas noticias y de muchas esperanzas. En este ambiente eucarístico tenemos la oportunidad del encuentro con el Resucitado, tal cual fue vivido por los discípulos de Emaús, quienes lo reconocieron al partir el Pan. Eucaristía y resurrección se reclaman, no pueden concebirse separadas porque el Resucitado alimenta a la Iglesia y la Iglesia nace en la Eucaristía, se fortalece en ella y por ella se ve lanzada a una esperanza final. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Para la cartelera se pueden usar palabras y frases como: “Quédate con nosotros” “Busquen los bienes de arriba”, “Resucitó”. En la mayoría de las comunidades se realiza la procesión con el resucitado; convendría motivar este momento con algunos textos del Catecismo de la Iglesia Católica relativos a la resurrección del Señor. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I del Misal Romano, propio para la cincuentena pascual, p. 1058. El centro de la vida celebrativa debe llevar a la asamblea a visualizar el Cirio Pascual y no la imagen del Resucitado. Podría resaltarse el himno del “gloria” con el canto. El Aleluya debe cantarse de manera solemne. La Bendición final de la Misa es solemne, como en la Vigilia Pascual, agregando en la despedida el doble Aleluya, que se mantiene durante toda la Octava de Pascua. Con las Vísperas de este día termina el Sagrado Triduo Pascual. Los ocho primeros días del Tiempo Pascual, incluyendo el Domingo segundo de Pascua, constituyen la Octava de Pascua; estos días tienen la celebración como las solemnidades del Señor (Cf. Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario, n. 24).

Vie 25 Mar 2016

[Vigilia Pascual] Reconciliémonos con Dios a través del Misterio Pascual

Después de haber atravesado el desierto cuaresmal y de habernos preparado conscientemente en los días de la Semana Santa, llegamos a esta solemne Vigilia alimentados por la fe y la esperanza en las promesas del Señor. En la celebración de esta Noche Santa viviremos cuatro partes: La liturgia de la luz, que incluye la bendición del fuego nuevo y la iluminación del Cirio pascual, símbolo de Cristo, luz del mundo, que nos participa su luz. La liturgia de la Palabra, que nos recuerda las maravillas hechas por Dios a favor nuestro y que culminaron en la resurrección de Cristo. La liturgia bautismal, en la cual renovamos nuestras promesas bautismales, ya que con el bautismo participamos de la resurrección de Cristo. La liturgia eucarística, en la cual nos alimentamos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo resucitado. Participemos en esta celebración con mucha alegría. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Génesis 1,1 - 2,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 104(103),1-2a.5-6.10+12.13-14ab.24+35c (R. cf. 30)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Génesis 22,1-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 16(15),5+8.9-10.11 (R. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Tercera lectura: Éxodo 14,15 - 15,1[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: Éx 15,1-2ab.2cd.3-4.5-6.17-18 (R. 1a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Cuarta lectura: Isaías 54,5-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Quinta lectura: Isaías 55,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Sexta lectura: Baruc 3,9-15.32 - 4,4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 19(18),8.9.10.11 (R. Jn 6,68c)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Séptima lectura: Ezequiel 36,16-17a.18-28[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 42(41),3.5bcd; 43(42),3.4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Epístola: Romanos 6,3-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),1-2.15c+16a+17.22-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Lucas 24,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La noche de la Pascua se convierte en día de salvación y nos hace cantar con júbilo la gran alabanza del Aleluya, porque Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado y porque muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando ha restaurado la vida. Una noche de Vigilia es una noche de escucha, es una noche de Palabra que nos hace presente que para Dios todo es posible y que la muerte no tiene la última Palabra; por esa razón, hemos proclamado el amor de Dios que recorre la historia de la salvación, la historia de un camino que hemos recorrido de la mano del Omnipotente y que sigue siendo hoy palpable en cada instante de nuestra historia. Desde la Creación hasta la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva, todo está tocado por la luz del amor que no sólo nos hace saltar de la muerte y experimentar la vida sino que nos pone en camino de vida eterna en Cristo, que sale victorioso del sepulcro. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mundo de hoy puede estar sumido en la muerte y en la oscuridad por los vacíos y por las carencias, por los pecados y la indiferencia, por la falta de compromiso y de fraternidad. A este mundo, a esta realidad hoy se le hace un anuncio, un anuncio que salva y concede verdadera alegría: Cristo ha muerto por ti y por mi, ha sido resucitado por amor y en esa resurrección nos ha traído salvación y vida eterna. Somos humanos y somos hermanos, caminamos juntos en la búsqueda del sentido y de la felicidad, un sentido que ya ha sido manifestado en Cristo Jesús, para que ya no vivamos para nosotros mismos sino para Él que murió y resucitó. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Pascua no es historia del Pasado, es vivencia de un presente que trae a nuestro HOY la grandeza de un Dios que nunca nos ha abandonado y que nos ha dado a su propio Hijo como propiciación por nuestros pecados, como Reconciliación y restauración de aquello que habíamos perdido. En la Eucaristía la Pascua toma cuerpo, aquí el Resucitado parte para nosotros el Pan y nos repite la noticia del amor infinito que vence la muerte. Así como hemos cantado en el Pregón Pascual, “esta es la noche”, podemos parodiar diciendo que en esta noche la Eucaristía nos vincula al misterio Pascual y que en ella experimentamos no sólo el gozo de la salvación en Cristo Jesús, sino que salimos como enviados a proclamar que Vive entre nosotros y que por eso el grito de la noche es ¡Aleluya!. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] La Vigilia Pascual debe ser muy bien motivada y preparada para que sea verdaderamente significativa y marque la vida de la comunidad parroquial. Conviene leer las rúbricas de la celebración, tanto las contenidas en Ordo como en el Misal Romano, para ver todas las opciones celebrativas. Las Palabras que se deben resaltar en esta noche en afiches o carteleras pueden ser: Vive, Resucitó, Aleluya, ha vencido la muerte, etc. Preparar a los lectores y salmistas para que proclamen debidamente las diferentes lecturas y salmos. El mejor sitio para colocar el cirio pascual es cerca del lugar de la Palabra, pues desde allí se entona el Pregón pascual, que tiene como finalidad, entre otras cosas, cantar todo el simbolismo de este cirio. Es necesario recordar que las luces de la iglesia se encienden al cantar por tercera vez “Luz de Cristo”, de tal manera que no se concibe que el Pregón Pascual y la liturgia de la Palabra se realice en tinieblas. La Bendición final de la Misa es solemne, agregando en la despedida el doble Aleluya, que se mantiene durante toda la Octava de Pascua.