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predicación orante

Vie 20 Sep 2019

¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión?

Primera lectura: Am 8,4-7 Salmo: Sal 113(112),1-2.4-6.7-8 (R. 9, 19a) Segunda lectura: 1Tm 2,1-8 Evangelio: Lc 16,1-13 o Lc 16,10-13 Introducción • La Misión de la Iglesia es administrar con responsabilidad y generosidad los dones recibidos de Dios. Como lo dice la Sagrada Escritura “el que es honrado en lo poco también lo es en lo mucho”. A la Iglesia se le ha confiado la administración del tesoro de salvación, y de la cual se le pedirá cuentas. • Jesús quiere que sus discípulos sean libres, con la sabiduría necesaria para discernir sobre los bienes terrenales. Jesús considera a sus discípulos, como hijos de la luz; les da sabiduría para discernir, para alcanzar el reino eterno; todos los bienes de este mundo son del Señor y son solamente dados a ellos en uso, para que puedan adquirir la vida eterna. • La invitación de Jesús es clara, o sus discípulos sabrán transformar todo en vida eterna, hasta las suelas de sus sandalias y el cansancio diario de su misión, o sus corazones se apegarán a las cosas de este mundo y, entonces, para ellos será el fin. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La parábola conocida como la del “administrador astuto”, relata que había un hombre rico que tenía un mayordomo, y fueron a decirle que éste le estaba malgastando los bienes. Cuando el patrón le pide cuentas “el administrador se dice a sí mismo: ¿Qué haré, ahora que mi patrón me quite la administración? Cavar no tengo la fuerza, mendigar me da vergüenza; ya sé que cosa haré, para cuando me sea retirada la administración, haya alguno que me acoja en su casa”. Entonces el mayordomo aquel, llamó, uno a uno, los deudores de su patrón y le pregunta al primero: “¿tu cuanto debes a mi patrón?”: Este responde “cien barriles de aceite” él le dice: toma tu recibo, siéntate súbito y escribe cincuenta”, después, dice a otro: “tu cuanto debes? Responde: cien medidas de grano; le dice: toma tu recibo y escribe ochenta”. El patrón felicitó a aquel administrador deshonesto, porque había actuado con sagacidad. Ciertamente los hijos de este mundo son más astutos en sus relaciones que los hijos de la luz. Y termina Jesús aconsejando a sus discípulos: El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tienen en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo, ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiara las verdaderas riquezas? Para concluir que no se puede servir a Dios y a las riquezas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? En esta parábola, que muestra la sagacidad de un administrador negligente, que denunciado por su mala administración, se ve obligado a pensar en el futuro de su vida, busca, inmediatamente, el modo de solucionar su difícil situación en la que se ha enredado, y da la impresión de convertirse solidariamente, desde un falso altruismo para con el prójimo, siendo generoso con lo que no le pertenece; solamente porque le conviene; y lo pone en acto, con medios muy discutibles, condonando deudas sustanciales y, por supuesto, engañando a su patrón. El patrón hace caso omiso de la deshonestidad de su empleado y felicita, en cambio, su astucia. Precisamente la astucia y sagacidad de este administrador infiel, la aprovecha Jesús como enseñanza de la parábola, para sus discípulos, advirtiendo que, el nivel de exigencia a los hijos de la luz, debe ser mayor y, sobretodo, diverso de aquel de los hijos de este mundo, en sus relaciones con los semejantes. En el momento de la crisis, este administrador sobretodo demuestra capacidad de aceptación de la realidad, de la nueva situación producida. Por lo tanto, la ejemplaridad de este hombre corrupto, no está en su actuar sin escrúpulos, sino en su discernimiento realista de la situación crítica en la cual se encuentra, y en el saber reaccionar en consecuencia. También para Jesús, éste es “un hijo de este mundo”. La pregunta de Jesús interpela a los hijos de la luz: ¿cómo es posible que no saben discernir la hora, la cercanía del Reino y poner en acto prontamente los gestos de conversión que son esenciales para la salvación? El administrador viene alabado, por la sagacidad y la astucia; y a esta astucia, no aplaude sólo el patrón, sino el mismo Señor, cuando dice: “los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz”; estos son perspicaces en el mal, pero en cuanto estos últimos, lo son en el bien. Y ¿quién puede decir a cuanta sagacidad y astucia recurren, para engañarse unos a otros, los hijos de este mundo? Hay que escuchar a los hijos de la luz y avergonzarse de dejarse vencer de los hijos de este mundo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Misión de la Iglesia, es administrar con responsabilidad y generosidad los dones recibidos de Dios. Como lo dice la Sagrada Escritura “el que es honrado en lo poco también lo es en lo mucho”. A la Iglesia se le ha confiado un tesoro de salvación, del cual se le pedirán cuentas de su debida administración. Como administradores pedimos al Padre, quien nos ha llamado a amarlo y servirlo como único Señor, tenga piedad de nuestra condición humana, nos salve de la codicia de las riquezas, y haga que, alzando al cielo las manos libres y puras, le demos Gloria con toda nuestra vida. Hoy sentimos de nuevo el reclamo del Padre, si no se es capaz de administrar la riqueza terrena con justicia y fidelidad, ¿cómo se podrá ser capaz de administrar la verdadera riqueza que es la vida en Cristo, los dones espirituales y la salvación? La clave, que nos presenta la Palabra de Dios, es la capacidad de discerni- miento. La salvación pasa auténtica y eficazmente, cuando hay coherencia entre la gestión de las dos riquezas: la visible y la invisible. De otra manera, la gestión injusta de la primera, vaciará de sentido, de comprensión y de actuación la segunda. Jesús quiere discípulos llenos de Espíritu Santo y de sabiduría. Los quiere con aquella sabiduría fluida, clara, capaz de transformar en gracia de salvación y de redención, también, hasta lo más terrenal que exista. No quiere sabiduría rígida, estática, legalizada, prisionera de las normas viejas y antiguas. Esta clase de sabiduría no le gusta a Jesús. No es la del Espíritu Santo, no es su don; es una sabiduría humana, no divina. El patrón, alaba al administrador deshonesto, no por su deshonestidad, sino por su habilidad con la cual había pensado su futuro. Usa los bienes ajenos para procurarse un futuro sereno y sin inconvenientes de aquel momento que, a su juicio, ningún otro camino era viable para El. También Jesús quisiera alabar a sus discípulos, “los hijos de la luz”, por su sabiduría para alcanzar el Reino Eterno, con los bienes que no les pertenecen; porque todos los bienes de este mundo son del Señor y son solamente dados a ellos en uso, para poderse adquirir la vida eterna. Jesús hace caer en cuenta que, casi todos disfrutan de los bienes donados por Dios, dándoles a éstos, un uso que no es propiamente de vida eterna. A sus discípulos les falta la verdadera sabiduría. Sin embargo, han sido dotados, protegidos, armados de Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor del Señor. Es el Espíritu que lo ha guiado a Él, el Mesías, y le ha hecho transformar en vida eterna también, hasta el polvo que se pegaba a sus sandalias, a lo largo del camino. La invitación de Jesús es clara, o sus discípulos sabrán transformar todo en vida eterna, hasta las suelas de sus sandalias, o el corazón se apegará a las cosas de este mundo y, entonces, para ellos será el fin; de las cosas del mundo, podrían ser devorados y consumidos, hasta llegar a ser idolatras. En pocas palabras, o libertad plena, o esclavitud plena. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar y presentar en una cartelera la frase que Jesús presenta hoy en el Evangelio “El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel”. 2. Se sugiere el Prefacio Dominical VII, Misal p. 389, ya que hace énfasis en la obediencia de Cristo que nos recuperó los dones que habíamos perdido por nuestra desobediencia. 3. Escoger los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos de este día. 4. Tener presente que el martes 24, es el día de Nuestra Señora de las Mercedes y día nacional del recluso. Es oportuno promover la oración, la visita y la caridad para con los privados de la libertad y sus familias. Con tiempo podría prepararse la donación de kits para compartir con ellos y sus familias.

Jue 12 Sep 2019

“Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”

Primera lectura: Éx 32,7-11.13-14 Salmo: Sal 51(50),3-4. 12-13.17+19 Segunda lectura: 1Tm 1,12-17 Evangelio: Lc 15, 1-32 Introducción • Se presenta, en la palabra de Dios para este Domingo, la inmensa misericordia de Dios Padre ofrece y la resistencia del ser humano para acogerla. • El perdón, abre la puerta para liberar a alguien, y permite darnos cuenta que somos los primeros, en ser prisioneros y necesitados de perdón. Se presenta una oportunidad para pedirle al Señor Jesús, nos llene de bondad y de misericordia. • Ninguno puede sentirse extraño frente al Evangelio del Padre Misericordioso, ninguno que no pueda ser tocado de la misericordia del Señor. Parece que Jesús lo hace a posta, presenta un Padre que no respeta las reglas, un padre de amor desmesurado; un Padre que sobrepasa cualquier padre existente en la tierra. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy se lee la parábola llamada “del hijo prodigo”, un inmortal recuento, que, a pesar de la brevedad, delinea en modo inolvidable la misericordia de Dios, y la dureza del corazón humano para acogerla. Como bien se describe, la historia presenta un padre con dos hijos adultos y una hacienda agrícola por gestionar. El hijo mayor no da problemas, se presenta como un trabajador serio, respetuoso de su padre. El menor en cambio es inquieto, insatisfecho con la monotonía cuotidiana, quiere ver el mundo, darse a la vida. Por eso pide y obtiene la parte de su herencia y se va lejos, allá donde puede gozar de los placeres de un futuro incierto; despilfarra su herencia y se reduce, en breve tiempo, a la miseria; obligado a trabajar, en un trabajo tan “sucio” que ni los hebreos podían realiza, cuidar los cerdos, y además de esto recordaba cómo en su casa también los trabajadores tenían comida en abundancia. Esta realidad lo lleva a decidir: “me levantaré, iré donde mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Trátame como uno de tus jornaleros”. Dicho esto, desecho y hambriento, se pone en camino hacia casa. El padre, aunque habiendo respetado su libertad de equivocarse, no ha jamás dejado de esperar su regreso, por eso al verlo de nuevo “tiene compasión, corre a su encuentro, se le cuelga al cuello y lo besa”. El hijo le presenta el discurso que había preparado, pero el padre no deja ni siquiera terminarlo, y en cambio da órdenes a los siervos de casa de acogerlo con honores, poniéndole el vestido más hermoso, las sandalias y el anillo en el dedo, como a los señores, y sacrificarle el cordero cebado, tenido para grandes ocasiones: “comamos y hagamos fiesta porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? El sentido de la historia es claro. Jesús presenta en aquel padre “El” Padre suyo y nuestro, “Padre nuestro que está en los cielos”. Aquel hijo desenfrenado somos, de algún modo u otro, todos nosotros, así como podríamos ser, poco o mucho, también el hijo mayor; el cual, como resalta la parábola, no acepta el comportamiento del primogénito: “tú sabes cuantos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para tener una comida con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas el becerro más gordo”. En vano el padre se dirige a él con ternura: “hijo mío, tu estas siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo...” y hace referencia a la importancia de los afectos, recordándole que el otro es su hermano: “había que celebrar con un banquete y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto ha vuelto a vivir, se había perdido y lo hemos encontrado”. Sobre los dos hermanos emerge todavía la sublime figura del padre, que corre al encuentro del hijo extraviado y al otro le recuerda de no haberlo jamás dejado de amar. Y El, el padre, es el verdadero protagonista de la historia, a la cual sería más oportuno cambiar el titulo tradicional, sustituyéndolo por “La parábola del padre misericordioso”. Esta expresión manifestaría mejor las tantas definiciones del amor de Dios por nosotros. Y en cuanto a nosotros, la parábola nos llama a regresar al Padre, estamos lejanos de reconocer su amor; nos invita a aprender de El a perdonarnos mutuamente las faltas, verdaderas o supuestas, para renovar las relaciones interpersonales basadas en el amor, así como El hace con nosotros. El verdadero protagonista es el Padre. Nos podríamos preguntar hoy ¿Cómo vivir esta parábola?; sin lugar a duda, es ésta, una de las más bellas y desconcertantes parábolas del Evangelio; nos propone de nuevo el reto de ser buenos de verdad. Aunque, es de tener presente, que no es sólo el cumplimiento de comportamientos correctos e impecables lo que nos asegura tener un corazón convertido. El hermano mayor de la parábola era fiel, obediente a su padre, trabajador incansable, capaz de renunciar a sus propias diversiones en nombre del deber; pero era amargado, celoso, mezquino calculador, preocupado, sobre todo, de quién tiene de más o de menos. No reconoce la grandeza de su hermano que, de la degeneración en la que había caído, había tenido el valor de regresar y hacerse acoger, y experimentar el perdón de su padre. Para El, estar bien se limitaba a no hacer enojar a su padre, a no irritarlo. No sabe qué cosa quiera decir ser perdonado, no sabe perdonar. En definitiva, no conoce el amor. El Papa Francisco, en su visita a Marruecos. el 31 de marzo del 2019, tomando el versículo 20 de este capítulo, dijo: «Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó», señaló que, así el evangelio nos pone en el corazón de la parábola que transparenta la actitud del padre al ver volver a su hijo: tocado en las entrañas no lo deja llegar a casa cuando lo sorprende corriendo a su encuentro. Un hijo esperado y añorado. Un padre conmovido al verlo regresar. Pero no fue el único momento en que el padre corrió. Su alegría sería incompleta sin la presencia de su otro hijo. Por eso también sale a su encuentro para invitarlo a participar de la fiesta (v. 28). Pero, al hijo mayor parece que no le gustaban las fiestas de bienvenida, le costaba soportar la alegría del padre, no reconoce el regreso de su hermano: «ese hijo tuyo» afirmó (v. 30). Para él su hermano sigue perdido, porque lo había perdido ya en su corazón. Y termina afirmando el Papa que, en su incapacidad de participar de la fiesta, no sólo no reconoce a su hermano, sino que tampoco reconoce a su padre. Prefiere la orfandad a la fraternidad, el aislamiento al encuentro, la amargura a la fiesta. No sólo le cuesta entender y perdonar a su hermano, tampoco puede aceptar tener un padre capaz de perdonar, dispuesto a esperar y velar para que ninguno quede afuera, en definitiva, un padre capaz de sentir compasión. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “Perdonar significa abrir la puerta para liberar a alguien y darse cuenta que uno mismo es el primer prisionero”. Hoy podemos pedirle al Señor, que Él que perdona todas nuestras culpas, sana todas nuestras enfermedades, salva de la tumba nuestra vida, nos llene de bondad y de misericordia. La liturgia de la palabra de este domingo nos permite contemplar que Dios es, ante todo, misericordioso, como lo muestra, también, la primera lectura de hoy tomada del libro del éxodo. Dios ve la terquedad de su pueblo: “me he fijado en esta gente y me he dado cuenta que son muy tercos”, un pueblo que se ha apartado del camino mostrado por Moisés, ofreciendo un becerro de oro fundido para adorarlo y presentarle ofrendas. Y, aun así, Dios Padre misericordioso “renuncia a la idea que había expresado de hacerle daño a su pueblo” y espera su conversión. La liberación de la esclavitud de Egipto es la mayor prueba de amor de Dios Padre para con su pueblo, la cual el pueblo no había valorado y, por lo tanto, renegado de este amor. Similar a lo que pasa con el hijo prodigo. En la segunda lectura, de San Pablo a Timoteo, también, se muestra cómo Dios manifiesta su misericordia y perdón con Pablo, quien reconoce que antes de su conversión, decía cosas ofensivas contra Jesús, lo rechazaba, lo perseguía e insultaba: “Dios tuvo misericordia de mi para que Jesucristo mostrara en mi toda su paciencia”. San pablo, como el hijo prodigo del Evangelio, con una afirmación contundente, de quien se siente acogido y restaurado, afirma: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Esta invitación es también para nosotros hoy. Cada uno está necesitado de volver a la plenitud de vida que ofrece Dios, aunque si por culpa del pecado hemos, tantas veces, olvidado el camino que conduce a la casa del Padre. Ninguno puede sentirse extraño con este evangelio, ninguno que no pueda ser tocado de la misericordia del Señor. Parece que Jesús lo hace a posta; nos mete delante de un padre que no respeta las reglas, un padre de amor desmesurado. Un padre que sobrepasa cualquier padre existente en la tierra. Así se deja ver a lo largo de la parábola del hijo prodigo; un padre que divide la herencia cuando aún está vivo, un padre que no detiene a quien quiere irse lejos, un padre que respeta toda libertad, también aquella de un hijo desenfrenado. Lo has hecho aposta Jesús, este padre es realmente extraño. ¿Quién lo haría como Él?, ¿Quién correría al encuentro, conmovido, por un hijo que ha despilfarrado la mitad del patrimonio?, ¿Quién pensaría sólo en manifestarle su alegría, su afecto y su ternura?, ¿quién llegaría a revestirlo súbito con los signos de su dignidad después que se fue, azotando la puerta de casa? Lo has hecho aposta Jesús, para que todos entendamos que Dios no es como lo imaginamos nosotros; su corazón no está en nuestras categorías, viejas y rígidas; su corazón palpita de un amor ilimitado. Sentimos una necesidad urgente Jesús, de convertirnos al amor de Tu Padre, a su gracia. Danos, Jesús, esta gracia de la alegría de vivir como hijos amados y perdonados, danos un corazón similar al tuyo, un corazón que tiene de las razones que ni la razón entiende. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar y poner en cartelera una de las frases: “Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre”, “Cristo vino para salvar a los pecadores”, o “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta”. 2. Se pude emplear la Plegaria Eucarística: De la Reconciliación I, Misal p. 501, ya que en ella la Iglesia ora al Padre rico en misericordia que siempre ofrece su perdón al pecador arrepentido. 3. Se recomienda hacer procesión de ofrendas con la presentación, también, de mercados para los pobres, como medio para acoger y dispensar la misericordia a los demás. 4. Insistir en la importancia y necesidad de celebrar, con fe y humildad, el sacramento de la reconciliación, como espacio de encuentro con la misericordia de Dios. Se puede motivar la preparación y realización de celebración penitencial con confesión y absolución individual. 5. En este domingo se celebra el día del migrante. Convendría poner de relieve la situación de tantas personas que han tenido que desplazarse de sus lugares de origen motivados por múltiples causas. Es oportuno orar en comunidad por todos ellos, y, si es del caso, promover algunas ayudas para los que están necesitados. 6. Recordar que, el sábado 21, es la fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista.

Vie 6 Sep 2019

"El cristianismo bien vivido es una verdadera revolución social"

Primera lectura: Sb 9,13-18 Salmo: Sal 90(89),3-4.5-6.12-13. 14+17 (R. cf. 12b) Segunda lectura: Flm 9b-10.12-17 Evangelio: Lc 14,25-33 Introducción A la luz de los textos se pueden desarrollar temas como: • La fragilidad del ser humano. • La fuente del conocimiento del hombre es la sabiduría de Dios. • Evidenciar que, a la luz de la realidad humana y la sabiduría de Dios, los planes del hombre, sin el concurso de Dios, no son más que ignorancia. • La vida cristiana como un gran aporte a la transformación de la sociedad. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En todas las lecturas se evidencia la condición limitada del hombre. El ser humano no logra conocer por simple reflexión (1 lectura), es un ser de polvo muy efímero (Salmo), a tal punto que se sigue que puede ser reducido a la prisión, a la esclavitud (2 lectura); está apegado a mil cosas que, si no son bien usadas, solo lo atan y no le permiten desarrollar su verdadera condición (Evangelio). En todo ello interviene Dios dándole el don de la Sabiduría que le concede ver las cosas con otra mirada, sin esta ayuda divina, todos los planes del hombre no son más que fracasos, tanto para esta vida, como para la eterna. En La primera lectura, del libro de la Sabiduría, se nos muestra que en la vida experimentamos que no es suficiente con adquirir conocimientos de tipo intelectual, el más versado en él, siente vacíos y ansias de algo más, de algo que le dé sentido a sus acciones. La respuesta está en la Sabiduría, que abre al hombre a su dimensión trascendental, a su verdadero destino, al encuentro con Dios, a su dimensión religiosa. Los versículos 13-18 que se han proclamado, son la parte final de una bellísima oración para pedir el don de la Sabiduría (Sb 9, 1-18). Ojalá todos la aprendieran desde la Biblia y oraran con ella. La lectura, Inicia planteando con dos interrogantes sobre ¿quién conoce el designio de Dios o lo que el Señor quiere? A ellos responde con una reflexión en 6 sentencias, en las que queda claro que los pensamientos del hombre son frágiles e inseguros, que su condición de creatura terrena le oprime y no le permite fácilmente ese tipo de conocimiento; a lo máximo, con fatiga medio vislumbra lo que está a su alcance. Esta reflexión viene seguida de nuevas preguntas de corte retórico, pues en ellas mismas se descubre la respuesta; sin la Sabiduría y el Espíritu Santo es imposible llegar a descubrir el sentido de los designios de Dios. En la conclusión final se presentan los beneficios de adquirir este don. En efecto, el don de la Sabiduría, permite enderezar las sendas, descubrir lo que le agrada a Dios y encontrar la salvación. El salmo 90 (89), es una reflexión de carácter sapiencial que coloca en paralelo la eternidad de Dios y la precariedad del ser humano. El salmista trae a la oración la experiencia cotidiana de lo corta y frágil que es la vida terrena, ella es como una “vela nocturna”, “un sueño”, como “la hierba”, a esta realidad se le agrega que el hombre no tiene la capacidad de calcular ni siquiera los años de su existencia. El orante no se detiene en estos rasgos desconsoladores, sino que se lanza confiadamente a la voluntad de Dios; Él es “nuestro refugio”, Él da valor a nuestra existencia, él concede el corazón sensato, sacia de misericordia y compasión a sus siervos, haciendo que la vida sea alegría y júbilo, y las obras de nuestras manos estén marcadas por la prosperidad. En Filemón, llamada “la Carta del Corazón”, por tratarse de un asunto muy personal que Pablo refiere en un corto mensaje dirigido al Cristiano Filemón, en lo concerniente al esclavo Onésimo que ahora ha aceptado la vida en Cristo, Pablo lo asume como su hijo. No entra en polémicas sobre lo legal o no, sino que apela a un cambio de visión y nuevas relaciones, gracias a la condición de la vida en Cristo y al profundo amor y fraternidad cristiana que los une. En el esclavo, el amo, Filemón, está llamado a recibir el propio corazón de Pablo (v.12), Pablo deseaba la ayuda de Onésimo, pero no quiso proceder sin el consentimiento de Filemón, por ello lo deja en libertad de decidir (v. 14); le pide que reciba a su esclavo no como esclavo sino como hermano, como si fuera el mismo Pablo. Todas las relaciones y “responsabilidades” desde la condición de cristianos quedan transformadas. En el evangelio de hoy, Lucas nos presenta las condiciones para seguir a Jesús, camino que teológicamente llamamos discipulado. Ciertamente, el camino de la fe se inicia con un enamoramiento inicial que se va per- feccionando en el camino. El texto tiene dos partes: la primera, vv. 25-27, donde encontramos unas exigencias de renuncia y desprendimiento. Estas junto a la imagen de “cargar la cruz” no suponen un peso adicional a las realidades sobrecogedoras de la vida, sino un estilo de vivir la cotidianidad a la luz del mensaje salvador y del amor transformador de Dios. Estas exigencias no son una renuncia de “olvido”, sino de libertad y de un asumir las realidades desde la condición del amor cristiano, algo así como lo que Pablo planteó a Filemón, quien ya no debe recibir a un esclavo sino a un hermano. La vivencia del discipulado en estos términos no es otra realidad que la concretización del primer mandamiento: “Amar a Dios sobre todas las cosas”, incluido papá, mamá, hermanos, familia. etc. La segunda, que la componen los vv. 28-34, describe la necesidad del discernimiento para la realización de este proyecto, que pide confiar en la ayuda de Dios, porque si solo se confía en las fuerzas humanas, no experimentaremos más que las burlas de los demás y que nos traten de locos. El discernimiento supone oración y suplica para recibir la ayuda de la sabiduría divina. El v. 35 concluye evidenciando que la confianza no pude estar en los bienes materiales porque eso nos hará indignos del nombre de discípulos del Señor. El discipulado se caracteriza por su libre y absoluta confianza en los planes de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? ¿Cuánto cuesta seguir a Jesús o ser un hombre de fe auténtica? En verdad, no cuesta nada, es cuestión de amor, de entrega radical, porque en últimas quien más gana es quien invierte en este seguimiento, encuentra la salvación y hace su mayor aporte a la transformación de la sociedad. Ciertamente, para que esas condiciones se den es necesario tener una auténtica vida cristiana y no solo de nombre. Esta es auténtica cuando se ha crecido en el camino del discipulado, en el encuentro y la formación con Jesús. La verdadera vida cristiana busca descubrir cuál es el querer de Dios para ponerlo por obra y no proceder por caprichos personales. En esta dinámica, la oración es una condición fundamental para recibir la sabiduría que nos permite saber lo que le agrada a Dios, para ello es necesario reconocer la caducidad del ser humano y tener un corazón humilde y sencillo, con la capacidad de confiar en Dios y pedir a él los dones necesarios para ver y descubrir su querer en medio de las realidades terrenas. El cristianismo bien vivido es una verdadera revolución social. El evangelio lo transforma todo. He aquí la importancia de incidir en la sociedad con los valores del Reino, la urgencia de compartir este valor inmenso de confiar en Dios, ponernos en camino y ser en verdad “bautizados y enviados” para callejear la fe y con ella transformar nuestras tristes realidades sociales. En este tiempo en que estamos en plena marcha en la realización del Mes Misionero Extraordinario, al que nos ha convocado el Papa Francisco, todos estamos llamados a activar la misión, comunicando la alegría transformante del Evangelio de Jesús de Nazaret; debemos colocar todas nuestras fuerzas y recursos para antojar del amor de Dios a otros, ponernos en modo “salida”. Como Jesús, “Ve y haz tu lo mismo” (Lc 10, 37). Como Él ponte en camino y comunica el amor de Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es necesario, de manera individual y eclesial, orar todos pidiendo al Señor el don de la sabiduría para conocer lo que Él quiere que hagamos. Orar y preparar a los misioneros de la parroquia y disponer los diversos espacios para que esta acción de la Iglesia Universal y, de manera particular, el compromiso de la Iglesia Católica en Colombia, para que cuente con la ayuda de Dios y este “Mes Misionero Extraordinario” sea todo un éxito que desate procesos de verdadero camino discipular. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Podría ponerse en cartelera el verso del salmo: “Danos, Señor, un corazón sensato, para saberte escuchar”. 2. Se podría emplear el Prefacio Dominical IX: La acción del Espíritu Santo en la Iglesia, que presenta la acción poderosa de Dios que dirige sabiamente la nave de la iglesia asistiéndola con su Espíritu Santo. 3. Del 8 al 15, se celebra en Colombia la Semana por la Paz. Durante la semana se puede organizar temática y acciones por la paz con grupos pastorales parroquiales, tanto de la zona urbana como rural; el jueves convendría realizar una Hora Santa suplicando a Dios el don de la paz del país.

Vie 30 Ago 2019

"Jesús es la imagen concreta del humilde que se contrapone al orgulloso"

Primera lectura: Sir 3,17-19.28-29 Salmo: Sal 68(67),4+5ac. 6-7ab.10-11 (R. cf. 11b) Segunda lectura: Hb 12,18-19. 22-24a Evangelio: Lc 14,1.7-14 Introducción Las lecturas para este domingo presentan diversos temas en contraste: • Humildad y orgullo, • Antigua Alianza – Nueva Alianza, • El comportamiento y el resultado de quien se exalta así mismo y quien se humilla. • Sin comentarlo, se evidencia la superioridad de la vida cristiana frente a otras posibilidades, de ahí la fuerza que da el asumir en la vida los valores del Reino de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este domingo tienen un tinte de contraposición subrayando la superioridad de la humildad, de la Nueva Alianza, lo que nos prepara para comprender la imagen de Jesús, el verdadero humilde, quien en sí mismo sella el nuevo pacto con Dios. No es lo mismo vivir de buenos ideales humanos, a vivir el compromiso de una excelente relación humana, gracias al encuentro con Dios, es su gracia la que actúa y hace posible una superioridad frente a las otras realidades; superioridad no de orden sino según la comprensión de las paradojas de Jesús: bajando es que se sube, humillándose es que se exalta, ocupando los últimos puestos es que se llega a los primeros, invitando al que no cuenta es como se recibe la verdadera paga. Aprender a aplicar esta sabiduría cristiana es como se participa del banquete y la verdadera alegría. En la primera lectura del libro del Eclesiástico, los versículos proclamados pertenecen a la sección de 3, 17-29, en donde presenta una contraposición entre la humildad y el orgullo. La exhortación es a proceder en todo con humildad y con sencillez, para que, de este modo, el hombre sabio alcance el éxito (17-19), realidad ésta que se manifiesta en dos vertientes, la una, en el amor que obtendrá de los demás y, la otra, en la gracia que el Señor le concederá. Deja en claro, también, que la verdadera fuente de la sabiduría está en la revelación divina y no en la sabiduría humana, en este caso concreto de la filosofía helenista. El hombre sabio, prudente, debe saber aplicar el método correcto para profundizar las verdades: “meditar en el corazón todo y saber escuchar” (v. 29). El salmo 68 (67) es un himno de acción de gracias a Dios, que evoca, como motivo de la gratitud, las etapas de la historia de Israel, especialmente la magnífica obra de Dios de llevarlos desde el monte Sinaí hasta el monte Sión. Los versículos proclamados, hoy, se estructuran en tres estrofas: La primera, invita a la alabanza y alegría; la segunda, manifiesta que la causa, de esta alabanza y alegría, es la ayuda constante de Dios que se extiende a categorías muy necesitadas como son los huérfanos y las viudas, los desvalidos y cautivos; y la tercera, ahonda en las gracias recibidas de Dios, fruto de su amor, que ha colmado de fuerza, favores y tierra a los pobres. La segunda lectura, de la carta a los Hebreos (12,14 – al 13,19), exhorta a llevar una vida cristiana coherente con el amor de Dios; en este marco hay que comprender los versículos proclamados. Establece un profundo contraste de superioridad entre la experiencia cristiana y aquella vivida en el Sinaí. Hace la comparación de la realidad de las dos Alianzas y sus consecuencias. La Alianza es el medio de acercamiento a Dios, ciertamente en la Alianza del Sinaí o Antigua Alianza, era mediado por realidades materiales: el monte Sinaí, el fuego, la oscuridad, las manifestaciones cósmicas…etc. El acercamiento mediante la Nueva Alianza es muy diverso. Para expresarlo hace uso de una serie de imágenes potentes: “Sión, ciudad del Dios viviente, Jerusalén celestial, reunión festiva de miles y miles de ángeles, asamblea de primogénitos y de inscritos en el cielo”; imágenes éstas que ayudan a comprender a quien se acerca el hombre que acepta la Nueva Alianza, y es que en definitiva el acercamiento es directamente a Dios, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza. Aquí está la superioridad, este Nuevo Pacto hace posible la intimidad entre Dios y el hombre. El encuentro no es con una realidad material sino una relación directa con el Trascendente. El Evangelio de Lucas (14,1.7-14), por su parte, contrapone el comportamiento y el resultado de quien se exalta así mismo y quien se humilla. El v. 1, en efecto, presenta el contexto de esta contraposición: era sábado, y Jesús asiste a una cena a la cual había sido invitado, en casa de uno de los jefes de los fariseos, quienes lo espiaban; pero, en últimas, es Jesús quien los descubre y aprovecha para contraponer la forma de su comportamiento con la de sus discípulos. El centro del pasaje lo ocupa el proverbio a partir del cual Jesús desarrolla su enseñanza en esta parábola (v. 7) y que encontramos en el versículo 11: “porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”, Es un dicho sapiencial de orden general, referido a cualquier persona; a punto, es expresado en tercera persona, mientras las otras secciones son narradas en la segunda persona. Contrapone humildad y engrandecimiento (orgullo). Las enseñanzas de Jesús se dirigen a cuantos están en la sala de la cena: a los invitados (vv. 7-10) y a quien lo invitó (vv. 12-14). Al referirse a los invitados, parece desarrollar la sentencia sapiencial que encontramos en Proverbios 25,7: “porque es preferible que te digan: sube acá, que ser humillado después de haber visto el príncipe”. Se trata de no buscar el primer puesto por orgullo o pretensiones propias sino asumir y aceptar la liberalidad y gratuidad de quien invita. Al exhortar a quien invita le recuerda la importancia de invitar a su mesa a aquellos que Dios ha elegido como destinatarios predilectos, para recibir de él la recompensa. En las dos partes de la exhortación tenemos imperativos negativos: “no ocupes el primer lugar” (8b), y “no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos” (12c). En últimas se trata del comportamiento de un cristiano, es decir, de quien ha aceptado a Jesús en su casa. La vida cristiana no solo es privación, sino acción, por eso igualmente encontramos los imperativos positivos: “Ponte en el último lugar” (10c) e “invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos” (13b). El contexto de una cena en casa de un fariseo es solo el pretexto para una exhortación que desborda una simple invitación a una cena, pues los detalles de la narración muestran que se habla de una cena más importante. Jesús se refiere en la parábola a “una cena de bodas” (v. 8) y la conclusión narrativa exige mirar más largo: “tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos” (v. 14). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Las contraposiciones encontradas en estos textos son una invitación clara a aceptar la revelación divina en su máxima expresión, entrar en contacto directo con Dios mediante la Nueva Alianza sellada por Jesús. No una relación de mediaciones materialistas sino íntima e inmediata con Dios, con las realidades trascendentes. El gran valor de la Nueva Alianza es esta relación única que se establece entre Dios y quien lo encuentra, aquí está la fuente de la verdadera sabiduría que da sentido y valor a la vida del creyente. Con razón insiste el Papa Francisco y la Nueva Evangelización en la necesidad de encontrarnos con Dios, con Jesús: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso” (EG 3). Quien de verdad ha vivido su encuentro con Jesús, es decir, ha despertado su fe y su conversión, ha experimentado indudablemente cambios concretos en su forma de vivir. Su diario acontecer es una fiesta de bodas a la que se está invitado por la liberalidad generosa de Dios, sabe vivir los valores del Reino: humildad, desinterés, servicio, valoración de los más desprotegidos y descartados de la sociedad, etc., sabe que su recompensa no viene de los demás, sino de Dios, su paga está en la vida eterna, aunque ya desde esta vida goce de las caricias de Dios y del amor de los demás. El creyente entiende que su compromiso con Dios no es un cambio mágico, sino una responsabilidad de afrontar en contraposición amorosa y humilde su estilo de vida, tiene como método la escucha atenta de los mandatos de Dios y las expresiones de los hombres; las discierne y encuentra los valores del Reino y sabe alabar a Dios en actitud agradecida por sus acciones en la historia. Entiende que hay maneras diversas de alcanzar el primer puesto, que sus acciones no deben buscar la recompensa o el provecho de quienes están a su nivel o superioridad, sus “pagas” son los favores que Dios le concede a cada día, por eso los destinatarios de sus acciones son las realidades predilectas de Dios en la Sagrada Escritura. Obra movido por el amor de Dios y la caridad, su respuesta relacional con los demás no son el buen gesto humano sino la manifestación del amor de Dios. Quien ha entrado en esta dinámica de la Nueva Alianza, entiende el mandato de Jesús: “Ve y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37); amar, servir, ayudar y salvar como lo hizo Él. Jesús es la imagen concreta del humilde que se contrapone al orgulloso, él ha invitado todas las realidades humanas marginadas al Banquete de la Vida Eterna. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración la expresamos en las preces de los fieles, cada uno debe interiorizar a qué lo está llamando el Señor y está llamado a orar por esa realidad. El cómo reflejo este encuentro, exige poner en acto las exhortaciones del Señor Jesús, ejemplo nos ha dado el Papa Francisco que, con cierta regularidad invita a su mesa, bien a desayunar o comer algo, a los más pobres, a los habitantes de la calle. El papa ha fijado la jornada de los pobres, no la echemos en saco roto, preparémonos para ella e invitemos a cenar a los más pobres de nuestras parroquias, basten las palabras de insistencia del Papa: “Invito a los hermanos obispos, a los sacerdotes y en particular a los diáconos, a quienes se les impuso las manos para el servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-7), junto con las personas consagradas y con tantos laicos y laicas que, en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos, hacen tangible la respuesta de la Iglesia al grito de los pobres, a que vivan esta Jornada Mundial como un momento privilegiado de nueva evangelización. Los pobres nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio. No echemos en saco roto esta oportunidad de gracia. Sintámonos todos, en este día, deudores con ellos, para que tendiendo recíprocamente las manos unos a otros, se realice el encuentro salvífico que sostiene la fe, vuelve operosa la caridad y permite que la esperanza prosiga segura en su camino hacia el Señor que llega” (II Jornada Mundial de los Pobres, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, 18 de noviembre de 2018). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar la frase, y también podría colocarse en cartelera: “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón” o “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 2. Se podría seguir la Plegaria Eucarística para diversas circunstancias IV: Jesús, que pasó haciendo el bien, Misal p. 529, ya que presenta a Jesucristo humilde, misericordioso y cercano a los necesitados y afligidos. 3. Guardar silencio, en el momento que corresponde, como parte de la celebración: en el acto penitencial, después de la invitación a orar, terminada la lectura o la homilía, de después de la Comunión. (Cf IGMR 45). 4. Tener presente que, hoy 1° de septiembre, se inicia el mes de la Sagrada Biblia. Es oportunidad para organizar los encuentros para estudio y reflexión sobre la Palabra de Dios, teniendo presente los subsidios que se ofrecen para esta ocasión.

Vie 23 Ago 2019

Dios es nuestro Padre, y nos invita a retornar a Él

Primera lectura: Is 66,18-21 Salmo: Sal 117(116),1.2 (R. cf. Rm 15,16) Segunda lectura: Hb 12,5-7.11-13 Evangelio: Lc 13,22-30 Introducción • Dios es nuestro Padre, y nos invita a retornar a Él, para que hagamos parte de su Reino. • Dios nos hace sentir su amistad, cuenta con nosotros, nos escoge y nos trata como un buen padre trata a su hijo que quiere formar con rectitud y disciplina para que después pueda gozar de vida, justicia y paz. • La puerta de la salvación es estrecha, exige constancia y dedicación, para hacer parte del Reino hay que esforzarse para encontrar la forma de entrar. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El salmo de hoy nos ha hecho una síntesis de la Palabra proclamada, cuando nos invitaba a responder “Acepta, Señor, la oblación de todos los pueblos” y allí nos dio la clave de lectura para la Palabra que se encarna en la asamblea dominical de esta semana. La salvación, tema recurrente en los profetas y en línea de lectura de toda la Escritura es hoy el foco fundamental del mensaje para la comunidad cristiana, puesto que aparece como un llamado que implica una respuesta:un llamado que genera movimiento e incita a la llegada, de ahí que sea recurrente el verbo “venir” en términos de futuro. Israel entendió que Dios llamaba y su llamada era como una “re-patriación”, como un volver a la casa, de la que había sido sacado como consecuencia de su obstinación y de sus malas decisiones políticas y morales, pero en contexto cristiano, esta Palabra de hoy nos habla de un retorno al Señor, porque si Jerusalén es Madre de todos los pueblos, pues nosotros reconocemos que en Jesús esa maternidad se ha plenificado en Misericordia y bondad, en generosidad y perdón, para acoger a todos los que quieran volver, de cualquier lugar y posición en donde se encuentren. El Evangelio nos da el criterio de la respuesta al llamado, es salir de nosotros mismos e ir al encuentro del otro, lo que significa que volver al Señor, volver a la casa se concretiza en el reconocimiento de su rostro en el hermano. Ser reconocidos por el Señor es una consecuencia de que nosotros lo hayamos reconocido a él en nuestra historia diaria. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Ante la inquietud por la salvación personal, encontramos las buenas noticias que nos comunica el Señor Jesús: que Dios es nuestro Padre, que Él quiere nuestra salvación y que hagamos parte de su Reino; y, que como Padre nos corrige, porque quiere lo mejor para cada uno de sus hijos, y nos pide estar firmes en la perseverancia y, atentos en la espera. Ante la pregunta por nuestra salvación, que la hace “alguien”, en forma egoísta, personalista o individualista: “¿Son pocos los que se salvan?” el Señor nos responde con la parábola que va más allá de una respuesta calculada. Esta pregunta le sirve al Señor Jesús, como estrategia para presentar la parábola sobre lo fundamental: el Reino; y para cuestionar con su palabra la forma como solemos asumir un compromiso personal: debe ser desafiante y llevarnos al cambio de actitudes. Su Reino, es lo primordial, porque es el Reino de Dios; y el compromiso de bautizados y enviados, nos debe llevar a dar el paso hacia el encuentro, hacia una Iglesia en salida misionera, pobre para servir al pobre, Iglesia con olor a oveja. La parábola, del evangelio, nos muestra cómo más allá de una respuesta teórica, está el colocarnos en alerta; aquí la respuesta del Señor Jesús motiva y toma la forma de invitación a estar atentos, en todo momento, y en ir siempre en la dirección de cercanía al Señor, así nos cueste; de ser previsivos, de estar vigilantes y atentos, para que evitemos sorpresas que nos desconcierten. La propuesta es a asumir el cambio y a encontrar nuevas formas de amistad con Dios y de relaciones exigentes y responsables; de este modo la “puerta estrecha” es proponerse actitudes de cambio, de conversión, que vayan hacia la renovación de la alianza: experiencia de renovar el paso sagrado, la alianza de Dios, que ahora ya no con un solo pueblo, sino con la humanidad entera; validar la grandeza de la alianza en un contexto de sociedad que necesita de la verdad, de la fraternidad, de la solidaridad y el diálogo, que ayuden a crecer las actitudes de fe y de justicia social. La invitación que nos hace el Señor Jesús nos exige saber estar, saber valorar y saber encontrarnos con los justos y los sencillos, quienes son capaces de romper esquemas y de desinstalar esquemas culturales, estructuras de dominio y de manipulación, de modo que prime la exigencia por la verdad, el amor sin fingimiento y el respeto por la dignidad de la persona, en su integridad, ser reflejo del Maestro, Jesús, para que ni por ningún motivo ni en ningún momento escuchemos: “No los conozco ni sé de dónde vienen”. Atendamos la propuesta del plan de salvación que nos presenta el Señor y las exigencias que conlleva, aquí y ahora, en el tiempo presente, para que, ya al estar advertidos, también estemos atentos y perseverantes en el día a día, esforzados y empujando la puerta para poder entrar y participar de la mesa del Reino y del abrazo del Padre misericordioso, como nos lo recomienda el Papa: “Hablar de corazón implica tenerlo no solo ardiente, sino iluminado por la integridad de la Revelación y por el camino que esa Palabra ha recorrido en el corazón de la Iglesia y de nuestro pueblo fiel a lo largo de la historia. La identidad cristiana, que es ese abrazo bautismal que nos dio de pequeños el Padre, nos hace anhelar, como hijos pródigos –y predilectos en María-, el otro abrazo, el del Padre misericordioso que nos espera en la gloria.” (Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, No. 144). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor sabemos que estás siempre con nosotros, ayúdanos a reconocer tu presencia y nunca permita que nos separemos de tu amor y misericordia. • Señor, dueño de la vida y de la viña, que nos ofreces las oportuni- dades en el tiempo presente, toca los corazones de personas que se han obstinado en la maldad y ayúdales a reconocer tu amor misericordioso y a encontrar los caminos por los que vuelvan a Ti, Señor de la vida y la felicidad. • Señor de la historia, ayúdanos a encontrar los caminos por los que debemos encauzar a los jóvenes, niños y personas que están en riesgo de perderse ante las tentaciones del maligno, las distracciones de este mundo y las formas de maldad que crecen a pasos agigantados. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se sugiere utilizar el Prefacio Dominical VIII: “La Iglesia congregada por la unidad de la Trinidad”, Misal p. 390. 2. Motivar a las personas para que se acerquen al Señor en el oratorio y disfruten la alegría de sentir la amistad divina; o que aprovechen otro lugar que les sirva para el encuentro, para que tengan su momento de silencio y contemplación. 3. Tener presente que: - El 29 de agosto, con motivo del martirio de san Juan Bautista, es la Jornada Nacional de Oración por los Cristianos Perseguidos. - El viernes 30 se celebra la jornada del adulto mayor. Durante la semana promover algunas actividades con los ancianos y más necesitados de la comunidad.

Vie 16 Ago 2019

La Sagrada Escritura nos pide: escuchar atentos al Señor

Primera lectura: Jr 38,4-6.8-10 Salmo: Sal 40(39),2-3ab. 3cd-4ab.4cd-5ab.18 (R. 62[61],2) Segunda lectura: Hb 12,1-4 Evangelio: Lc 12,49-53. Introducción Algunas ideas temáticas que ofrecen las lecturas en consideración: • Confía en el Señor. Dios es nuestro protector y siempre está pronto a dar la mano a su pueblo, por medio de sus elegidos, profetas y personas de fe, hasta los últimos tiempos, cuando nos envía a su Ungido, Jesucristo. • Camina tras la salvación. El medio para alcanzar la felicidad que anhelamos y la salvación que se nos ofrece es la misericordia de Dios. El testimonio de quienes, con fe y valor, han luchado para vencer el mal y seguir al Señor, nos muestra que es indispensable la confianza y la fidelidad. • Vive como discípulo misionero que anuncia y se compromete. Estamos en este mundo para hacer historia de salvación, como discípulos misioneros de Jesús, quien nos pide anunciar y vivir el dinamismo del Reino, con entrega decidida y servicio generoso, para vencer las pasividades, adormecimientos y conformismos que experimentamos en nuestro diario vivir. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra nos lleva a ver los acontecimientos y testimonios de personas, como los profetas, que nos muestran cómo Dios es nuestro auxilio y nuestra fortaleza en el camino de nuestra liberación. Nos motiva a sentir cómo la acción de Dios en nuestras personas y en nuestra historia nos debe dar la seguridad que Él siempre está de nuestra parte, que podemos contar con Él y superar toda adversidad y todo mal; y, que, aunque, muchas veces, los sufrimientos y dificultades nos hagan sentir doblegados, con Dios nunca estaremos vencidos. El identificarnos como discípulos misioneros en el seguimiento al Señor Jesús, nuestro Salvador, nos exige firmeza en la fe, imitando a muchos creyentes, para así tenerlo como nuestro paradigma como la persona a quien nos debemos incorporar por ser el apoyo indispensable, ya que con su ayuda sabremos despojarnos de toda clase de maldad y soportar como Él los miedos, dudas, humillaciones y sufrimientos de nuestro diario vivir; además, tendremos la fortaleza para asumir con Él la cruz y soportar con valor las contradicciones de quienes nos hacen daño o de las realidades hostiles que nos rodean, superarlas y lograr la dicha de estar ahora y siempre junto a Dios. La Palabra nos reconforta con esta voz de ánimo que nos manifiesta que el Señor nos escucha y nos da la mano para continuar firmes en la fe y confiados en medio de la lucha contra toda clase de mal. Así mismo, nos insiste en que al decidir ser discípulos misioneros comprometidos en la construcción del Reino, por nada podemos desistir en nuestro seguimiento claro y firme y en nuestra lucha y nuestra guerra contra todo lo negativo que vaya contra la voluntad de Dios y la propia realización integral, histórica y trascendente. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? La palabra de Dios nos invita a saber reconocer, confiar, esperar y servir en el anuncio y construcción de la obra del Reino de Dios, que para lograrlo necesitamos cambiar de mentalidad. Y para eso la Sagrada Escritura nos pide: escuchar atentos al Señor, que se nos manifiesta en muchos aspectos de nuestra vida y de diversas formas; y dejarnos animar por el testimonio de muchas personas de fe que han perseverado hasta el fin y han dejado huellas de vida y salvación. Este mensaje de la palabra, escuchar y ver el testimonio, nos advierte también que la vida de las personas fieles al Señor, es vida de sacrificio, riesgo y decisión; que ni la tranquilidad pasiva, ni el alma conformista, ni la indiferencia están en sintonía con este lenguaje profético y mesiánico. Desde esta Palabra interpretamos que una vida instalada en ideas o conceptos, en pastorales de sostenimiento o en costumbres, normas, formas o modos de vida familiar, resignaciones y desánimos, es contraria a la novedad del Reino y al proyecto del Padre misericordioso, a quien hacemos eco en la Secretariado Permanente del Episcopado, con el lema de este año: como Jesús, “ve y haz tú lo mismo”. Dar lo mejor, aunque cueste y sin importar quién es el necesitado. Por eso, la metáfora del fuego, que nos presenta el Señor Jesús, nos recuerda el horno y la antorcha humeante de la alianza con Abraham (Gen. 15,17), la zarza ardiente en el Horeb, cuando Dios le pide a Moisés volver a Egipto a liberar a su pueblo (Ex. 3,1-13), y la brasa encendida con la que Dios purifica los labios de Isaías (Is. 6,6-9 ), entre otros muchos pasajes de la Sagrada Escritura, que nos invitan a percibir cómo Dios se comunica, purifica, fortalece y motiva al discípulo para que se prepare, acepte y asuma la invitación a seguirle de la mejor forma, a costa de todos los miedos y peligros. Es el mismo Señor Jesús quien nos invita y nos propone dejarnos llenar de su presencia para que así seamos capaces de abrir nuestras puertas personales, familiares, sociales y espirituales, y tomar el camino con audacia y decisión; de colocar nuestra mirada en los horizontes de luz que nos dan seguridad y nos permiten ser verdaderos discípulos bautizados con fuego y Espíritu, según lo anunciado por Juan en su predicación (Lc. 3,16), y nos preparemos constantemente para llevar una vida impregnada del Espíritu Santo que nos ayuda a asumir el estilo de vida nueva y el modelo transformador del Señor Jesús. En este sentido el Papa nos advierte que “aunque las palabras de Jesús pueden parecernos poéticas, sin embargo, van muy a contracorriente con respecto a lo que es costumbre, a lo que se hace en la sociedad; y, si bien este mensaje de Jesús nos atrae, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida.” Papa Francisco, la Exhortación Apostólica, Gaudete et Exsultate, No. 65. Por eso para vivir nuestra vocación bautismal y misionera, como bautizados y enviados, con autenticidad y coherencia, necesitamos decisión clara y opciones que nos lleven a dar testimonio de fe por encima de las dificultades, a reconocer el sentido de la vida guiada por el Señor Jesús y a enrutarnos por el camino de la santidad, atendiendo a las exigencias de la fidelidad, del amor puro, de la autenticidad en las actitudes y de ecuanimidad en las relaciones; sabiendo que este enfoque y vivencia nos va a acarrear críticas y contradicciones, que sin ser polémicas ni enfrentamientos, sí nos exige mantener la perseverancia y romper con algunos modos de ser y con prácticas materialistas, individualistas y de conveniencia social. Este pasaje que nos presenta el Señor Jesús, nos recuerda también que desde el Sinaí (Ex. 19,18), en el horizonte del desierto, el fuego es signo y símbolo de santidad, que nos coloca en la doble manifestación del mismo hecho: atractivo y temeroso, alentador y desafiante; pero esta realidad del fuego, que es natural, como la del agua, nos anima a seguir con confianza al reconocer que es acción divina, un gran don del cielo. Realidad en la que podemos encontrar y entender el sentido del proyecto del Señor Jesús, que pide ser aceptado y asumido como un don bajado de lo alto y, por lo mismo, como el tesoro más grande que podemos encontrar y disfrutar en la vida. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor, necesitamos el fuego de tu amor, para que encienda nuestro espíritu, nuestra mente, corazón y todo nuestro ser, y nos ayude a superar con fortaleza la pusilanimidad, frialdad y el alma dormida, para decidirnos a ser sus testigos con tenacidad, intrepidez y audacia. • Señor, ante el mundo en el que vivimos y en el que muchos se creen con derechos de arriesgar sus vidas y de sacrificar la de los demás, danos la sabiduría para denunciar los abusos, atropellos, corrupciones y todas las injusticias que a diario se comenten, en nuestra sociedad, e inspira las palabras que necesitamos para aconsejar y orientar a los niños, jóvenes, familias y a muchos bautizados por el camino de la Verdad y la Vida. • Señor, queremos mantenernos fieles como sus discípulos misioneros, pero “tú lo sabes todo Señor” y nosotros sabemos que la lucha es para valientes, danos los dones de tu Santo Espíritu y las virtudes cristianas que necesitamos para mantenernos fieles y perseverar firmes hasta el fin. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Podría resaltarse como signo en la eucaristía la ofrenda para los pobres, como signo de comunión fraterna. 2. Se puede seguir el Prefacio y Plegaria Eucarística II, “El misterio de nuestra salvación en Cristo”, Misal p. 439. 3. Escoger los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos de este día. 4. Motivar y realizarla colecta de la Dona Nobis, que se realizará el próximo domingo, y que tiene como objetivo sostener la obra evangelizadora de la Iglesia en Colombia. 5. Recordar que: El viernes 23 es la fiesta de Santa Rosa de Lima, Patrona de América Latina, y el sábado 24 la de San Bartolomé, apóstol.

Vie 9 Ago 2019

“Bienaventurados aquellos criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela"

Primera lectura: Sb 18,6-9 Salmo: Sal 33(32),1+12.18-19. 20+22 (R. cf. 12b) Segunda lectura: Hb 11,1-2.8-19 Evangelio: Lc 12,32-48 Introducción Podemos entresacar algunas ideas temáticas que iluminan y fortalecen la vivencia de la vida bautismal en la cotidianidad: • Que “los fieles superen las dificultades externas que impiden la vivencia adecuada de la fe y puedan entrar en diálogo con los diferentes tipos de culturas presentes en el tiempo hodierno”; • Una mirada a la fe de los creyentes que atraviesan algún momento difícil, en el cual esta fe se puede debilitar; • Dirigir y orientar todo nuestro ser hacia el Reino de Dios 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El leccionario bíblico de hoy nos ofrece una Palabra que nos anima a la vigilancia, a estar preparados en cada momento de nuestra existencia, con una continua actitud de peregrinos o extranjeros en esta tierra; pues los cristianos en el mundo- como lo dice la carta a Diogneto-: “Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña” (De la Carta a Diogneto (Cap. 5-6; Funk 1, 317-321)). La espera y vigilancia “en la noche”, marcan el tono de estas lecturas. El libro de la Sabiduría, el último del AT, escrito sobre todo para los creyentes judíos de Egipto, que encontraban dificultades para conservar su identidad en medio de una sociedad pagana, nos ayuda a preparar la escucha del Evangelio, haciéndonos mirar a la “noche de la liberación”, la noche de la primera pascua, en la cual los israelitas no durmieron, estuvieron en vela, esperando el “paso del Señor”. El Salmo nos hace descubrir el motivo de esta espera confiada: “Dichoso el pueblo a quien Dios escogió como heredad…dichosa la nación cuyo Dios es el Señor…los que esperan en su misericordia…nosotros aguardamos al Señor, Él es nuestro auxilio y escudo” (Salmo 33 (32), 1.12.18-19.20.22). La carta a los hebreos nos hace tocar la fe en quienes han creído verdade- ramente en la Palabra del Señor y han obedecido confiados en la certeza de esa Palabra. Abraham y Sara, por ejemplo, salen de su tierra sin saber a dónde iban, vivieron como extranjeros y peregrinos creyendo en el Dios que les prometía descendencia y la posesión de la tierra. En el Evangelio, Jesús anuncia a sus discípulos que deben vivir vigilantes, estar permanentemente despiertos: “Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas”. Para mayor claridad el Maestro ofrece unas imágenes en sus parábolas: Los criados deben estar preparados, porque el amo puede volver en cualquier momento de la fiesta de bodas a donde ha ido. El dueño de la casa debe estar despierto porque no sabe qué día y hora escogerá el ladrón para entrar en ella. Esta actitud de vigilancia la deben tener especialmente quienes tienen una autoridad especial en la marcha de la casa: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Debe tenerse la “noche de la Pascua” como clave de interpretación para las lecturas de hoy. La noche y la tiniebla que la cubre, podría tener varios significados: de un lado, en contraposición a la luz, la oscuridad constituye uno de los grandes símbolos negativos presentes en todas las culturas: es signo de la nada, del caos, del mal, del delito, del temor, de la prueba. De otro lado, la noche puede ser también un regazo fecundo de donde surge la luz y la mañana: De la noche de Pascua, brota el alba esperada de la liberación de la opresión. La tiniebla viene descrita en términos de rebeldía, de ausencia de conoci- miento, de caos y desesperación en muchos casos. El libro de Job en su capítulo 24, 13-17 dice: “Los malos son rebeldes a la luz. Al alba todavía oscura se levanta el homicida para asesinar a pobres e inertes. De noche gira el ladrón con el rostro encapuchado. El adúltero espera el crepúsculo pensando: “Nadie me ve” y después se cubre el rostro. En las tinieblas ellos violentan las casas, mientras de día permanecen escondidos sin conocer la luz. Tienen a las sombras por mañana habituados al terror de la noche”. La noche puede ser también falta de discernimiento, equivocación en nuestros juicios, falta de una fe adulta: “Ay, los que llaman bien al mal y mal al bien; que toman la oscuridad por luz y la luz por oscuridad; que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo” (Is 5,20). Ahora bien, es en esa noche de Pascua en la que Dios revela todo su misterioso poder. En efecto, “mientras la matanza de los primogénitos egipcios había sido el signo de la justicia inexorable de Dios, para los hebreos se había abierto el futuro de alegría, signo del amor de Dios por todos los oprimidos y las víctimas de la historia”2. Detrás de la muerte está la vida, la misma noche, por el “paso del Señor” anuncia la luz. Es en esa noche, en la que debemos aprender a estar vigilantes y despiertos. La alusión a la noche pascual del Éxodo es evidente en la frase del Evangelio: “Estad preparados con el cinturón a los flancos”, precisamente como tenían que estar los hebreos en aquella noche, a la vigilia de su marcha hacia la libertad. Con Cristo, está por llegar el día del Éxodo definitivo hacia la plena y perfecta libertad. No se puede estar distraídos o indiferentes, hay que estar listos, preparados para salir hacia el horizonte que está por abrirse, saliendo de la oscuridad del sueño: “Estad preparados…”. ¿Pero podríamos preguntar qué significa estar preparados? El Evangelio nos da ya una repuesta cuando se refiere en una parábola al administrador fiel y prudente que está listo a entregar al amo el balance y la organización de la casa, en cualquier momento en que el amo lo llame a relación. Esto implica las acciones sencillas y cotidianas del día. Se trata de tener la conciencia en paz sabiendo que estamos haciendo lo que debemos hacer: en todo amando y sirviendo. El error fundamental aquí es el de pensar: “El amo tarda en llegar…entonces comamos, bebamos y derrochemos, aunque tratemos mal al otro”. Actualmente esta actitud se difunde. Porque “Jesús tardará en llegar”-pensa- mos-, permanecemos indiferentes, prepotentes, aislados, sin reconocimiento del otro. Cunde el egoísmo y la pérdida del valor de la vida: infidelidad, abortos, eutanasia, homicidios, feminicidios, suicidios. Aumentan las enfermedades psiquiátricas, las depresiones y el sinsentido de la vida. Nos hemos hecho “Como Dios” y hemos caído en el engaño de “la serpiente” (Cfr. Gen 3,1-3). Nos apegamos al dinero y a muchos bienes, pasando la vida llenándonos de ambición y codicia, buscando tener cosas, pero perdiendo la existencia. Hemos llegado al punto tal de “Cosificar las personas y personificar las cosas”; hemos cambiado el Reino de Dios por la añadidura y así, aunque tengamos conciencia de ser peregrinos, corremos el riesgo de pasar los pocos años de la vida sin amar. Resuena hoy la Palabra como una trompeta: “Bienaventurados aquellos criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela, en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo”. El Reino de Dios exige estar preparados y esto significa vivir de manera que no hay que preocuparse por la muerte. Se cuenta que a la pregunta: «¿Qué harías si supieras que dentro de poco vas a morir?», dirigida a quemarropa a San Luis Gonzaga mientras jugaba con sus compañeros, el santo respondió: «¡Seguiría jugando!». La receta para disfrutar de la misma tranquilidad es vivir en gracia de Dios, sin pendencias graves con Dios o con los hermanos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Conscientes de nuestra realidad de peregrinos, esta palabra nos invita a vivir en lo cotidiano la pascua, es decir, llenando de sentido las circunstancias adversas y gozosas que van llegando en cada momento del día. Jesucristo ha muerto por nosotros y ha pagado la deuda contraída a causa de nuestros pecados. Ha vencido la muerte y por Él podemos participar de su victoria. Esta buena noticia, si la creemos, hace que podamos vivir amándonos en Cristo Jesús como verdaderos hermanos. Nuestras comunidades manifestarán, por este amor, la presencia de Cristo resucitado y muchos que no conocen al Padre Dios, podrán exclamar: ¡Mirad cómo se aman”! RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tener presente la frase, y aún ponerla en cartelera: “Permanezcan en vela y preparados, porque a la hora menos pensada vendrá el Hijo del hombre.” 2. Se puede seguir la Plegaria Eucarística para diversas circunstancias II: Dios quía a su Iglesia por el camino de la salvación, Misal p. 519, por hacer referencia a Dios Padre que, acompañando a su Iglesia con la fuerza constante del Espíritu Santo, la conduce hacia el gozo eterno del cielo. 3. Tener presente que: - El miércoles 14, es la memoria obligatoria de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir; sería una ocasión propicia para ofrecer oraciones por aquellos hombres y mujeres privados de la libertad y de algún modo apoyar el trabajo de la pastoral penitenciaria en las diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país. - El jueves 15, es la solemnidad de la Asunción de Santa María Virgen. En la tarde del día miércoles se debe celebrar la Misa vespertina de la Vigilia de la solemnidad. 2 RAVASI Gianfranco, Según las escrituras, Edt. San Pablo, Bogotá 2006, 217 Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. 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Vie 2 Ago 2019

"La raíz de todos los males es la codicia"

Primera lectura: Qo 1,2; 2,21-23 Salmo: Sal 39(38),5-6ab. 6c-7.12.13ade-14 (R. 5a) Segunda lectura: Col 3,1-5. 9-11 Evangelio: Lc 12,13-21 Introducción De la Palabra que se nos proclama en este día podemos considerar tres ideas temáticas: • Dar respuesta a la pregunta ¿Dónde está la verdadera sabiduría? • Cristo es la síntesis de todo y está en todo. • La felicidad verdadera consiste en evitar toda codicia porque la vida no está asegurada en los bienes. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el Evangelio, a Jesús alguien le pide ayuda sobre la distribución de una herencia. De la petición misma, se deduce que un hombre no quiere repartir la herencia con su hermano. Jesús interviene, no para dar la solución particular al hecho mismo, sino para ayudar a ver la raíz del problema, el cual tipifica todos los demás problemas similares: La raíz de todos los males es la codicia. El problema de estos dos hermanos no deriva ni de la justicia ni de la equidad, sino de la codicia. Podemos decir que “el interés” acalla todo sentimiento y hace perder la humanidad frente al otro. Esta realidad de la existencia está muy unida a la que plantea el libro del Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Eclesiastés es la traducción griega del nombre hebreo “Qohélet”, cuyo significado dice relación con asamblea. Sería “el predicador”, un israelita que dedicó su vida a buscar la sabiduría y ejerció de maestro, investigando y comunicando sus hallazgos al pueblo: “Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? La misma sagrada Escritura nos hace caer en la cuenta de que la existencia en la tierra es breve: “Setenta años dura nuestra vida y hasta ochenta llegan los más fuertes; pero sus afanes son fatiga inútil, pues pasan pronto, y desaparecemos (Sal 90,10): “El hombre es como un soplo; sus días, como sombra que no deja huella” (Sal 144,4). Es por esto por lo que en el Salmo 89 el orante clama al Señor: “Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato”. Tiene lugar aquí preguntarnos entonces: ¿Hay alguna vía de salida ante el “todo es vanidad? ¿Es posible encontrar sentido ante el “sin sentido” que ha concluido el Qohélet? La escritura misma nos abre la esperanza del “sí”. Jesús nos enseña que ante la vaciedad del “vanidad de vanidades”, existe el “enriquecerse ante Dios”. Así lo explica en el mismo evangelio de san Lucas: “Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12, 33-34). El hombre que derribó los graneros y construyó otros más grandes, para asegurarse la vida almacenando el grano y toda la cosecha, es un necio, pues esta noche le será pedida la vida, y lo acumulado ¿de quién será?; es la misma situación planteada por el Qohélet cuando afirma: “Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado: también esto es vanidad”. La perenne enseñanza de Jesús emerge con esplendor: “Aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. Llegar a vivir esta “luz” en la existencia cotidiana, implica una renovación de mente y de criterios, como lo pide la carta a los colosenses: “Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría”. No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que ya se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo”. Ya está disponible en la librería de la Conferencia Episcopal Predicación Orante de la Palabra. II De la Santísima Trinidad a Cristo Rey | Ciclo C . 2019 [icon class='fa fa-download fa-2x']MÁS INFORMACI{ON[/icon]