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vida

Mié 10 Feb 2016

40 días por la vida: “Nunca me juzgaron, sólo sentí amor y misericordia”

La campaña 40 días por la vida se activa cada Adviento y Cuaresma y logra con su oración y su presencia ante los abortorios salvar vidas como Violeta, la hija de Sandra, que nacerá en abril. La situación había llegado al límite para Sandra Milena Tejada. A sus 26 años, sabía que tenía dos meses de embarazo y, tras mucho pensarlo, consideró que el aborto era la mejor opción. “Me enteré de que estaba embarazada y fueron momentos muy difíciles. Ninguna mujer toma esta decisión creyendo que es la decisión fácil, es algo muy duro”, explicó a Actuall la joven. Se subió a un bus y se dirigió hacia Profamilia, el centro abortivo filial de Planned Parenthood en Colombia. Mientras iba de camino, tomó su celular y empezó a revisar las notificaciones de Facebook. En medio de su pantalla apareció una noticia que contaba como grupos provida agrupados por la campaña 40 días por la vida se manifestaban frente a al abortorio al que ella pensaba ir. Así las cosas, cambió de rumbo y se dirigió a las instalaciones de Oriéntame, otro centro abortista, a pocos metros de su destino inicial. Pero una jugada del destino hizo que, sin saberlo, caminara al centro de la manifestación provida. El periodista que había redactado la pieza confundió los nombres de los dos únicos centros legales de aborto el distrito de Teusaquillo en Bogotá, por lo que mientras Sandra caminaba por la acera se encontró con los manifestantes. “Se me acercó un señor que no he vuelto a ver en mi vida y me entregó una estampa. Yo le dije que me dejara en paz que iba con prisa, pero el insistió en hablar conmigo y me acercó al grupo de personas. De repente todo tuvo sentido y yo sólo me puse a llorar”, comentó Tejada. Entre abrazos y apoyo, la joven contó su historia y recibió apoyo por parte de las redes de acogida a mujeres embarazada que estaban presentes. “Nunca me juzgaron, sólo sentí amor y misericordia ese día”, dijo la joven. Ahora, con siete meses de embarazo, Sandra espera ansiosa el nacimiento de su hija, Violeta, en abril y cuenta con orgullo cómo la protección de esa vida es fruto de la primera campaña de oración para promover el “principio del fin del aborto”. “A quienes se encuentran en esta situación les diría que hay mucha gente dispuesta a ayudar, no estás sola. Dios no te deja sola”, concluyó la futura mamá. 10 ciudades en Colombia tendrán 40 días por la vida “El fruto de esos primeros 40 días se tradujo en 12 mamás que dijeron no al aborto y sí a la vida; en la unión de 30 movimientos que apoyan la campaña; la colaboración de 3.000 voluntarios; la participación de 40 sacerdotes, y la suma de 10 ciudades más para la segunda versión”, explicó a Actuall Pamela Delgado, líder de la iniciativa en Colombia. Durante la cuaresma, diez ciudades en Colombia se sumarán a la campaña de cuaresma de ’40 días por la vida’, cosa que convierte al país en primero del mundo de habla hispana con más ciudades vinculadas a la campaña. Para Delgado, la razón para repetir la campaña y ampliarla a un nivel nacional radica en dar una batalla “de corazón a corazón, mirando a los ojos a las mujeres que están atravesando esta situación y hacerle sentir que no está sola y que, sin conocerla, ya hay quienes la quieren y rezan por ella”. La iniciativa, coordinada en el país suramericano por un grupo de laicos, nació en Texas (Estados Unidos) en 2004, cuando los cristianos locales organizaron una campaña de oración para revitalizar los esfuerzos provida en su comunidad. En 2007, la campaña se institucionalizó y se expandió a otros 30 países. Este año, 40 días por la vida Colombia trabajará además como una red de conexión provida, uniendo los esfuerzos de diferentes organizaciones para acercar a los voluntarios con toda la comunidad inmersa en al industria del aborto. “Para quienes están trabajando en la industria tenemos nuestras oraciones, todo nuestro amor y nuestra esperanza de que pueden salir de esto”, explicó Delgado y añadió que “nuestro mensaje es que siempre se puede volver a empezar y a reconciliar tu propia historia”. Fuente:http://www.actuall.com/

Vie 5 Feb 2016

Zika y aborto, se justifica?

Por: Dra. Danelia Cardona - Una vez más hay pánico y desinformación respecto a una epidemia cuyo origen, diagnóstico y tratamiento sigue siendo incierto. El virus del Zika se aisló de un mono Rhesus por primera vez en 1947 que vivía en Zika,un bosque situado en el país Africano de Uganda donde la Fundación Rockefeller estableció en 1936 un centro de investigación para la fiebre amarilla que desde 1977 se conoce como Instituto de Investigación de Virus de Uganda. La manera como se ha propagado a occidente sigue siendo un misterio. Aunque obedece un poco a la trayectoria de otros virus de la misma familia como el dengue o el chikunguña, virus, que aunque genera enfermedad, hasta el momento ninguna se consideraba fatal o se asociaba con complicaciones graves para los mamíferos, incluidos los humanos. La sintomatología al igual que la de sus “primos” está dada por malestar general, fiebre, dolor muscular y articular, rash cutáneo, diagnóstico que en los tres tipos de virus se hace clínicamente, pues las pruebas paraclínicas diagnósticas son escasas, y en el caso del Zika, inexistente. La conexión con la microcefalia y otras malformaciones congénitas no se puede establecer como una asociación causal hasta que no hayan mayores estudios. Numerosos estudios científicos establecen que mientras no se demuestre que es una causal directa deben considerarse otras causas (etiologías). Nos sorprende que se implementen medidas de control poblacional para tratar de controlar una epidemia de un virus transmitido por vectores. El zika no tiene transmisión vertical madre-hijo, no entendemos la lógica de impedirle a las mujeres su derecho a la maternidad o de impulsar el aborto a través del temor y la falta de información para estas mujeres. Duele enormemente el caso de una mujer, que con 8 meses de embarazo, se le practique un aborto por un bebé que traía malformaciones congénitas, no sólo microcefalia, y que por lo tanto, no se podía establecer que las mismas se debían sólo al Zika. El aborto no es un derecho pues no existe ningún tribunal internacional de derechos humanos que así lo haya ratificado. Sin duda, ya la está aprovechando el lobby pro-aborto para liberalizar la legislación en Colombia, con ayuda de presión internacional como las Naciones Unidas y las grandes multinacionales abortistas. El gobierno debe preocuparse por ofrecer adecuada atención médica a las mujeres embarazadas con sospecha o diagnóstico de zika, esto incluye mayor número de ecografías, acceso a personal especializado, derecho a conocer toda la información disponible y a un adecuado acompañamiento que vaya más allá de ofrecerle el aborto. Tristemente el zika es más frecuente en los lugares con focos sociales más deprimidos y rurales, las mujeres necesitan información veraz, compasión y sentirse acompañadas. Vamos a habilitar un email address para remitir mujeres a nuestra red de especialistas, para fortalecer la campaña Fecundar vida y redes con las comunidades en las regiones a través de caritas Colombia. Danelia Cardona Lozada MD MRCPsych Médico Psiquiatra - Especialista en Bioética Dir. Dpto. Promoción y Defensa de la Vida Conferencia Episcopal de Colombia

Lun 23 Nov 2015

Post Aborto

Por: P. Raúl Ortiz Toro - Soy hombre. Soy sacerdote. Pero sé que es el aborto. “No tienes útero, ni familia, deja de meterte en lo que no sabes” me gritó una mujer en un foro hace un par de años cuando defendía el tema de la vida humana desde la concepción. Y ante estas insinuaciones siempre he tratado de responder sereno. Porque sí sé de qué estoy hablando. Estoy absolutamente convencido del estatuto de persona del embrión humano; es una convicción que no es mía ni de la Iglesia Católica sino de la naturaleza misma de las cosas. No existe un solo momento en el que podamos decir que la nueva vida que surgió de la unión de los dos gametos sea algo distinto a una persona humana. En ese proceso no hay saltos cualitativos de la esencia: no comienza siendo una célula indiferenciada de un animalito cualquiera y luego, a las doce semanas, ¡abracadabra! Aparece un ser humano. No. Todos fuimos mórula. Lamentablemente, el estatuto de persona del embrión humano ya poco entra en discusión de la ética laicista; parece que ésta ya no juzga importante preguntarse si un embrión es una persona humana, sino salvaguardar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer que, por supuesto, son un gran logro (salud, información, equidad, seguridad, etc) pero que exageradamente han ampliado sus linderos hasta la justificación de la muerte, en nombre de una libertad y autonomía falaz: “No importa a quién abortas; lo que importa es que decidas si quieres o no abortar”. Y en esta lógica, el indefenso, la criatura en camino, siempre sale perdiendo. Tengo conocimiento de causa y, en general, todos los sacerdotes conocemos de primera mano las tristes consecuencias de este crimen. Las horas que hemos pasado en el confesionario lo confirman. En mi caso, he recibido lo mismo a mujeres con grandes cargos de conciencia que a mujeres desprevenidas de cualquier juicio moral, pero en ambas la tristeza es la misma. También he recibido hombres, familiares, personas que callaron o hicieron poco por evitarlo, cómplices directos e indirectos, entre ellos farmaceutas, médicos y enfermeras. Tengo en mi mente muchos rostros. Rostros de tristeza, de desolación, de pesimismo ante la vida, de desesperanza. He tenido que secar lágrimas, animar a la sanación espiritual, insistir en que Dios no castiga como un padre inmisericorde sino que espera la conversión hasta un decidido apostolado de Defensa de la Vida. Es cierto que el síndrome post aborto golpea con mayor fuerza a las personas religiosas; pero en mi experiencia me he dado cuenta de que las personas irreligiosas también padecen remordimiento a su modo. Sé que el argumento del síndrome post aborto no es considerado “científicamente” una causa para prohibir el aborto; pero si tan solo se considerara el derecho del indefenso a tener una oportunidad de vida, a recibir la vida como don y oportunidad, las cosas cambiarían. Sé también que la solución no es solamente decir: “Está mal. Es pecado. Es un crimen”. La solución está más en la formación sexual que las familias deben brindar a los hijos invitando a saber administrar el don de la sexualidad sin reducirlo a simple genitalidad. Y la realidad del aborto es por ello una triste consecuencia de la crisis de las familias. En Colombia, la sentencia C-355 de 2006 despenalizó el aborto en tres casos específicos; ahora hay una verdadera cruzada para legalizarlo completamente. El Fiscal piensa que hasta el tercer mes de gestación podría ser legal; el Ministro de Salud va, irresponsablemente, más allá, argumentando que las dificultades para legalizarlo son de carácter procedimental. En entrevista con el diario El Tiempo (14 de noviembre de 2015) se expresa así, mientras leo con terror: “Yo estoy de acuerdo con el aborto legal. Creo además que el tema normativo está casi resuelto y la jurisprudencia de la Corte es suficientemente amplia. Los obstáculos para el aborto legal no son normativos: tienen que ver con el desconocimiento de los derechos ya existentes, con los prejuicios culturales y con la falta de capacidades en el Estado”. Se vienen días duros para la defensa de la vida. P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Dom 22 Nov 2015

La Iglesia no debe cansarse de ser abogada de la vida

El Papa Francisco ha recordado que laIglesia no debe cansarse nunca de ser abogada de la vida y que tampoco debe retroceder en la tarea de la defensa de este derecho inherente de toda persona humana. Así lo indicó el Santo Padre en su discurso a los obispos de la Conferencia Episcopal de Alemania que realizan su visita ad limina en el Vaticano. En el texto que les entregó al final de la audiencia que sostuvo con ellos esta mañana, el Pontífice se refirió a la importancia de la defensa de la vida como parte esencial de la tarea del obispo. El Papa resaltó al respecto que “la Iglesia no debe cansarse nunca de ser abogada de la vida y no debe retroceder en el anuncio de que la vida humana debe protegerse incondicionalmente desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”. Francisco precisó que en este tema esencial “no podemos hacer nunca compromisos, sin hacernos nosotros mismos culpables de la cultura del descarte, con frecuencia largamente difundida”. “¡Cuán grandes son las heridas que nuestra sociedad debe sufrir por el descarte de los más débiles y los más indefensos: la vida naciente, los ancianos y los enfermos! Todos nosotros finalmente recibiremos las consecuencias dolorosas”, dijo luego.

Mar 17 Nov 2015

Aborto, ¡NO! La vida humana es sagrada

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa - Una vez más, recibimos la noticia que se quiere despenalizar totalmente el aborto en Colombia. Es un giro de palabras que quiere indicar el establecimiento del aborto libre, propiciando con este proyecto una apertura a esta acción que destruye la vida humana. El señor Fiscal General de la Nación, por las noticias recibidas, radicará un proyecto de Ley que pretende despenalizar el aborto, totalmente en Colombia. La Iglesia tiene que salir, con fuerza y vigor a defender la vida, a defender a los inocentes a quienes quieren destruir -asesinar-, es el término preciso. No es una batalla nueva para la Iglesia de Cristo, ella, siempre, desde los escritos de los primeros cristianos, ha salvaguardado la vida humana. A los cristianos se les invitaba a defender, en todo momento, a quien no había nacido. Esta ha sido siempre una constante y una clara enseñanza de la Iglesia. “No matarás al niño en el seno de su Madre”, enseñaba uno de los primeros escritos cristianos, La Didaje, reflexiones que pretendían dar los elementos de comportamiento a los primeros cristianos de frente a la forma común de razonar en el imperio Romano (Didaje. 2, 1-2). Pero sobre todo, esta posición tiene profundos fundamentos bíblicos: el primero en el designo amoroso de Dios, en sus mandamientos. Dios ha indicado claramente al hombre su voluntad: “No matarás” (Éxodo 20, 13). El hombre es una creatura, obra de la mano de Dios. El hombre, la persona humana, recibió de Dios la capacidad para reproducirse. Esa vida participa de una dignidad particular, al provenir de Dios, saliendo de las manos del creador. La Iglesia considera el aborto como un crimen abominable (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, n. 51, 3). No podemos con razonamientos y silogismos que defienden la modernidad y la civilidad destruir la vida humana. Estamos destruyendo al hombre mismo, estamos quitando la esperanza de nuestras vidas. Un niño que nace es esperanza, alegría, seguridad del futuro. La posición de la Iglesia es precisa, expresa un claro NO al aborto. Una posición firme que quiere defender el plan de Dios y la voluntad del Creador sobre la creatura que tiene un derecho preciso a la vida. La vida humana tiene su principio en la concepción que se da desde la unión del esperma y el óvulo hasta el término natural de esta vida que llega con la muerte. Propuestas, como las del fiscal, quieren destruir uno de los más grandes fundamentos de la condición humana del hombre. Desean matar a unos niños que están en estado de indefensión. Los católicos tenemos que defender una posición clara, neta, precisa, en torno a estas propuestas que pretenden destruir la vida humana con un crimen abominable. Es un NO claro a la propuesta del aborto. Quienes nos representan en el espacio legislativo tienen que respetar la voluntad del pueblo colombiano, con un NO al aborto y a esta propuesta concreta de Ley. Cada vez más, somos sensibles a la defensa de los derechos humanos en nuestra sociedad, quienes presentan esta iniciativa han sido propulsores y defensores de los derechos humanos en nuestra Colombia. NO podemos olvidar que el aborto destruye e irrespeta uno de los principios fundamentales de los derechos humanos: el derecho a la vida. Se deben comprender las situaciones, el dolor, la pobreza, las implicaciones sociales de cuanto vive una mujer en ciertas situaciones, pero ello no permite o autoriza la realización del aborto. Como Iglesia, en la Diócesis de Cúcuta abrimos espacios a la vida, a los niños, a las madres gestantes. Se presentan muchos razonamientos, con los cuales se pretende defender y hacer aceptar esta decisión en nuestra sociedad. Razonamientos que pretenden explicar y manifestar la realización de un asesinato de una creatura indefensa. Nuestra sociedad necesita consolidar principios de respeto y amparo de la vida humana, este es el momento de defender y luchar por la vida humana que se va a destruir con esta decisión. La Constitución colombiana defiende la vida, “El derecho a la vida es inviolable…” (Artículo 11). En los últimos tiempos vemos como en la interpretación de nuestra Constitución se han realizado lecturas que son equivocadas y que no respetan el sentido del texto que ha sido aprobado y votado por los colombianos. Señor Fiscal, respetuosamente, creemos que se está equivocando, está yendo contra la voluntad de la mayoría de los colombianos, la vida humana es sagrada. Todos a defender la vida humana. ¡No al aborto! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Vie 13 Nov 2015

Amar y respetar la vida naciente

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “Algunos intentan justificar el aborto sosteniendo que el fruto de la concepción, al menos hasta un cierto número de días, no puede ser todavía considerado una vida humana personal. En realidad, «desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar»”. Estas son palabras de Juan Pablo II, en la histórica encíclica Evangelium Vitae, el Evangelio de la vida, en el n. 60. Sólo este párrafo bastaría para entender la improcedencia de la propuesta de legalización del aborto de manera abierta y sin restricciones en Colombia. De nuevo se ratifica el avance de la cultura contra la vida y contra la familia que se está consolidando en tantos lugares del mundo, y de manera dramática en nuestro país. Uno de los puntos de partida argumentados ahora, es la discriminación de la mujer embarazada cuando no tiene acceso al aborto. Acaso, podemos preguntarnos, ¿no es un acto agresivo de discriminación eliminar una vida que está madurando, un ser que es el más indefenso de los indefensos, por el hecho de defender el derecho personal de una mujer a “administrar” su propio cuerpo, como lo dicen las defensoras de estos llamados derechos? El Papa y la ciencia son muy claros al afirmar, hay que repetirlo, que un feto es “una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo”. Por otro lado, nuestra experiencia de pastores, que atendemos con tanta frecuencia a mujeres que han sido víctimas del aborto, porque en el fondo a eso se llega pues tiene efecto de boomerang, podemos afirmar que al realizar esta acción, no sólo se elimina una vida inocente, sino que se elimina durante toda la vida la paz y la tranquilidad del alma y la conciencia de quienes lo realizan. No es sino preguntar a mujeres, que en su momento creyeron justas y válidas las razones para abortar hace 10, 20, 30 y hasta 40 años, para confirmar el daño que ellas mismas se han hecho. La humanidad entera, sea cual sea su credo o confesión religiosa, deberá en todo momento defender la vida naciente, pues de lo contrario, estaremos poniendo las bases de nuestra propia destrucción. PS. No deja de ser curioso y hasta doloroso, que haya grupos, campañas y castigos jurídicos, para defender la naturaleza, los árboles y animales, también ellos seres indefensos, y se propicien leyes para eliminar la creatura más excelsa de la creación, como el ser humano, con el crimen del aborto. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali