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Cardenal Salazar: “Todos somos hermanos en la fragilidad”
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Con el templo cerrado y sin la asistencia de fieles, como ha dispuesto la arquidiócesis de Bogotá, inició a las 9:30 de la mañana la eucaristía televisada del Domingo de Ramos, presidida por el cardenal Rubén Salazar Gómez, con un austero rito de bendición de los ramos y sin procesión, aunque se entonó el tradicional canto ‘Tu reinarás’.
Como en los últimos dos domingos, la celebración fue transmitida en directo por el canal RCN desde la Capilla del Sagrario –ubicada en el centro de Bogotá, junto a la Catedral Primada de Colombia–, con la participación del obispo auxiliar Luis Manuel Alí y de tres sacerdotes que concelebraron con el cardenal Salazar. En el templo también se encontraba un diácono, un laico ministro de la Palabra, algunas religiosas Hijas de la Iglesia, así como el organista y el cantante que vienen animando las celebraciones por televisión desde el 23 de marzo.
La cercanía de Dios
Tras la lectura del Evangelio, el cardenal colombiano centró su homilía en la necesidad que tenemos de “comprender el ejemplo de humildad que el Señor nos da en su pasión y que podamos hacerlo vida en nuestra existencia diaria”.
¿Qué nos quiere decir la pasión y muerte de Jesús? se preguntó Salazar, a lo que respondió que “Dios viene a nosotros, no es el Dios altivo, lejano, todopoderoso, impasible, al cual no le interesa su creatura; no, todo lo contrario, es el Dios que se abaja, que asume nuestra condición humana“.
Frente a la actual situación a la que se enfrenta el mundo con la pandemia del Covid-19, el arzobispo de Bogotá dijo que “más que nunca hemos comprendido que la humanidad es suficiente, débil, absolutamente impotente frente a la agresión del virus“, pues, de hecho, “todos podemos ser infectados” y nos encontramos expuestos a la muerte.
Dios sufre con la humanidad
Ante la cruda realidad, “Dios sufre con la humanidad”, agregó Salazar, y siempre esta dispuesto a “asumir nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad y nuestra muerte”.
Así como Cristo grita desde la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?, “en el momento de la muerte es cuando se experimenta hasta las últimas consecuencias la realidad de nuestra soledad“, comentó el cardenal, recordando el dolor que viven muchas personas que se enfrentan por estos días a la realidad de la muerte “solas, llenas de angustia, en una soledad infinita, enfrentados a esa realidad terrible de la muerte”, en medio de la pandemia.
Mirarnos con ojos nuevos
Por eso, el llamado de Dios en el inicio de esta Semana Santa, para Salazar no es otro que “mirarnos con ojos nuevos”, pues “muchas veces queremos ocultar nuestra fragilidad, nuestra debilidad”. Pero la realidad es que “somos dependientes los unos de los otros”, y “cuando experimentamos el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, se nos descubre nuestra verdadera naturaleza: somos unos pobres seres mortales“.
En las actuales condiciones, la invitación del cardenal primado de Colombia es a “reconocer nuestra fragilidad” y, desde ahí, “mirar a los demás de otra manera, ya no de arriba hacia abajo, con orgullo y prepotencia”, sino “como seres humanos que comparten con nosotros esa condición de debilidad y fragilidad”. En este sentido, es imprescindible “amar a los demás con sus limitaciones, defectos, pecados… con toda su creaturalidad”, subrayó.
El llamado vehemente del arzobispo de Bogotá es a reconocer que “todos somos hermanos en la fragilidad, en la limitación y en la muerte“, por cuanto necesitamos “empezar a ser, de verdad, hermanos de los demás”, con todas sus implicaciones.
Constructores de una sociedad nueva
“Seamos constructores de una sociedad nueva y diferente”, “de un mundo justo, fraterno y solidario“, por encima de la avaricia y el orgullo, pidió el purpurado colombiano.
“Que de esta tragedia surja una humanidad nueva, llena de esperanza, verdaderamente solidaria, capaz de mecanismos para que caminemos juntos… una sociedad justa, fraterna y solidaria”, concluyó el cardenal Salazar.
Fuente: Portal Vida Nueva
“Les traigo la paz” (Juan 20, 19.21.26)
Vie 5 Abr 2024
Lun 22 Abr 2024
Cardenal Luis José Rueda valora expresión democrática y pacífica de las marchas e invita al Gobierno a escuchar a los diversos sectores
En representación de la Iglesia Católica colombiana, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, se pronunció sobre las marchas desarrolladas en el país este domingo 21 de abril. El purpurado destacó el sentido pacífico de las movilizaciones y las describió como "una experiencia democrática, popular, social", en la que un importante número de ciudadanos que demostró su amor por el país, salió a manifestar en diversas regiones "que hay cosas que debemos mejorar, que hay preocupaciones, pero que también hay esperanzas". Dijo también que el Gobierno Nacional tiene en estos llamados una importante oportunidad para escuchar y reconocer la diversidad de expresiones que se tienen.A propósito de las nuevas marchas que está convocando el Presidente de la República Gustavo Petro para el próximo miércoles 1 de mayo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional del Trabajo, el primado de Colombia, destacó su valor desde un enfoque de construcción y de unidad:"Que sean bienvenidas las marchas, la movilización, la del 1 de mayo y todas las que vengan, siempre y cuando manifiesten sobre todo la búsqueda de encontrarnos, no de separarnos. No que se dan marchas que van a ratificar la separación entre nosotros, sino marchas que nos lleven a unirnos, pero además que se realicen en un ambiente de tranquilidad, de respeto y de paz a las personas y a los bienes".Vea a continuación el mensaje del cardenal Luis José Rueda Aparicio:
Vie 19 Abr 2024
Obispos eméritos de Colombia se reunieron para generar aportes al trabajo de la Iglesia colombiana y universal con énfasis sinodal
Este 15 y 16 de abril, en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, se reunieron veinte obispos eméritos del país para desarrollar su encuentro anual. En esta oportunidad, bajo el propósito central de abordar aspectos relacionados con la realidad eclesial y sociopolítica del país, así como para estudiar el documento síntesis de la primera etapa de la asamblea general del sínodo de los obispos, desarrollada en octubre de 2023.Los prelados fueron convocados y acompañados permanentemente por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, quien los escuchó y tomó en cuenta sus recomendaciones para el trabajo de la Iglesia colombiana y para hacer eco de ellas en la siguiente fase de la asamblea sinodal. Esto, reconociendo su amplia experiencia y la importancia de los aportes que aún pueden realizar, pese a estar retirados del gobierno pastoral por su edad.El cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, quien lideró el espacio, destacó esta oportunidad: “Es bonito sentir las manos extendidas, pero además de la fraternidad, sentir que algo podemos aportar nosotros al caminar de Iglesia colombiana y eso se le debe al señor cardenal Rueda, quien es el presidente de la Conferencia Episcopal y que valora este encuentro y lo manifiesta especialmente, nos anima y está con nosotros todo el tiempo”.A propósito del discernimiento que realizaron sobre la situación actual del país, el cardenal Jiménez remarcó que pese a tantos desafíos y preocupaciones que se viven, la Iglesia está llamada a sembrar esperanza: “la esperanza de que lo que se acerca no es un precipicio, sino que podemos construir verdaderamente una Colombia digna de todos los colombianos, de todos los jóvenes y especialmente de los que están más necesitados”.A continuación, conozca los detalles, narrados por el cardenal Jorge Enrique Jiménez:
Mié 17 Abr 2024
“La historia contará el legado de sus obras”: Cardenal Rueda sobre el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz durante su Misa Exequial
Cientos de personas, entre familiares, amigos, obispos, sacerdotes, consagrados, autoridades civiles y militares, así como fieles laicos, participaron en las honras fúnebres del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, quien durante tres periodos fungió como presidente del episcopado colombiano. El papa Francisco también se unió a esta despedida a través de una carta que envió al cardenal Luis José Rueda Aparicio, en la que encomendó al purpurado, que ya vive su Pascua, a la Virgen de Rosario de Chiquinquirá y lo reconoció como un pastor que "con su dedicación y trabajo ofreció su vida por el bien de la Iglesia".El primer momento de oración por su Eterno Descanso, se produjo este martes 16 de abril en la capilla del Seminario Conciliar de Bogotá donde los restos mortales del cardenal permanecieron en cámara ardiente. Posteriormente, en la mañana del miércoles, su cuerpo fue trasladado a la Catedral Primada de Colombia. Allí se llevó a cabo la Santa Misa Exequial, que fue presidida por el cardenal Rueda Aparicio y contó con una masiva asistencia.Durante su homilía, el primado de Colombia destacó varios de los roles que ejerció el cardenal Rubiano. Además, se refirió a las ordenaciones de los nueve obispos que celebró durante su episcopado: Alfonso Cabezas Aristizábal, Fernando Sabogal Viana, Octavio Ruiz Arenas, Oscar Urbina Ortega, Daniel Caro Borda, José Roberto Ospina Leongomez, Héctor Epalza Quintero, Francisco Antonio Nieto Súa y José Daniel Falla Robles.“La historia contará, de manera completa, el legado de sus obras. Su misión apostólica será motivo de gratitud del Pueblo fiel de Dios, y su esperanza lo llevará a la casa de Dios nuestro Padre, donde se colmarán todos los anhelos de su vida, que fueron muchas veces expresados en su salmodia: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida, espera en el Señor, querido hermano Pedro Rubiano Sáenz, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. (Salmo 26)”, así concluyó su reflexión el cardenal Luis José Rueda Aparicio.A continuación, vea la homilía completa, compartida por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá:
Lun 15 Abr 2024
La oración: protagonista en la celebración de la Semana Vocacional 2024 en la Iglesia colombiana
El próximo 21 de abril, durante el cuarto domingo de Pascua, la Iglesia Católica Universal celebrará la LXI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones bajo el lema “Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz”. Esto, en el contexto de la fiesta litúrgica de ‘Jesús, el Buen Pastor’, que trae a la memoria la vida y ministerio de cada uno de los obispos y presbíteros, quienes, mediante la consagración sacramental, se han configurado con Jesucristo, en cuanto cabeza y pastor de la Iglesia, y reciben como don una potestad espiritual, que es participación de la autoridad con la cual Jesucristo, guía la Iglesia.Bajo el propósito de profundizar en la importancia de esta celebración, la Conferencia Episcopal de Colombia anima la celebración de la Semana Vocacional 2024 entre el 14 y el 21 de abril. Para ello, la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados y el Equipo de Apoyo de la Pastoral Vocacional, han desarrollado un documento guía que propone una metodología especial y momentos espirituales concretos a vivir. En esta ocasión, en línea con lo referido por el papa Francisco en su mensaje y con miras al Año Jubilar 2025, dicho insumo tiene como tema transversal la oración."Esta Jornada está dedicada a la oración para invocar del Padre, en particular, el don de vocaciones santas para la edificación de su Reino: «Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha» (Lc 10,2). Y la oración —lo sabemos— se hace más con la escucha que con palabras dirigidas a Dios. El Señor habla a nuestro corazón y quiere encontrarlo disponible, sincero y generoso. Su Palabra se ha hecho carne en Jesucristo, que nos revela y nos comunica plenamente la voluntad del Padre", afirma el pontífice en dicho mensaje.Por su parte, el padre Manuel Hernando Vega León, director de los Departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, refiere en el documento que la oración es una acción inherente a la tarea y discernimiento vocacional. “No es que la oración tenga ese fin, ni mucho menos que en ella recibamos respuestas inmediatas a nuestros interrogantes; al contrario, toda experiencia de oración si es vivida en silencio interior y exterior, en la profundidad de un encuentro personal con el Señor, conlleva un ejercicio de discernimiento, porque pone la realidad de la propia vida en contacto con el querer de Dios”, explica.De acuerdo con el padre Vega, la oración que acompaña este discernimiento vocacional tiene algunos rasgos particulares que enriquecen la respuesta vocacional. Entre ellos destaca:⎯ “La oración siempre ha de estar centrada en la Palabra de Dios, puesto que la oración nos exige la escucha de la Palabra del Señor, en ella descubrimos la voluntad de Dios y los grandes valores y criterios del Evangelio que nutren la vida cristiana y sin duda la vocación de especial consagración.⎯ La oración se realiza desde la propia realidad, en ella ponemos la verdad de nuestra vida, sin apariencias, ni ocultamientos, con el deseo de dejarnos trasformar por la verdad del Evangelio, en la aceptación de nuestras propias limitaciones y el trabajo decidido para hacer que, en el silencio de la oración surjan los signos de madurez que se requieren en el servicio a Dios y a su Iglesia.⎯ La oración no es egoísta, ni aislada, tiene un profundo sentido comunitario, eclesial, en la oración nos ponemos en el mundo y al servicio de él, en la oración nos hacemos puentes entre Dios y las realidades de los hombres, es en este rasgo que surgen las motivaciones de servicio y entrega a los demás.⎯ La oración ayuda a definir las capacidades y la generosidad, exigidas para optar por el seguimiento de Cristo, casto, pobre y obediente y configurar el corazón con Él, en el ministerio ordenado o la vida consagrada en los diversos carismas que el Espíritu da a la Iglesia”.