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Cuaresma

Vie 16 Feb 2018

[Infografía] Cuaresma: camino, preparación y cambio

Estamos en Cuaresma, un tiempo muy oportuno para revisar y cambiar de actitudes. Es tiempo para escuchar la Palabra, orar, realizar obras de caridad y practicar el ayuno. Hagamos que este tiempo no pase sin la novedad de Cristo en nuestras vidas, transformemos nuestros corazones y preparémonos para vivir la Pascua del Señor de la mejor forma posible. Para lograr este objetivo, compartimos una infografía con algunos elementos importantes que debes tomar en cuenta durante este tiempo.

Jue 15 Feb 2018

Debemos estar alertas para distinguir el bien del mal

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Jue 15 Feb 2018

La Cuaresma nos fortalece desde una experiencia de desierto

Primera lectura: Gn 9,8-15 Salmo Sal 25(24),4-5ab.6+7bc. 8-9 (R. Cfr. 10a) Segunda lectura: 1P 3,18-22 Evangelio: Mc 1,12-15 Introducción Ha iniciado la Cuaresma y con ella la necesidad profunda del creyente de reflexionar sobre su conversión a partir de la reconciliación con Dios y sus hermanos, recurriendo, principalmente, a la escucha de la Palabra y apoyándose en la oración, el ayuno y la limosna, para blindarse ante las tentaciones. También el tiempo cuaresmal puede fortalecerse desde una experiencia de desierto a la manera como Jesús lo hizo durante cuarenta días y que, sin duda alguna, fue un tiempo en el que fortaleció su voluntad para permanecer incólume ante el acecho de satanás. El desierto, entendido no como un espacio topográfico sino como una experiencia de fe que exige soledad, silencio e introspección, se convierte en una gran herramienta que aporta a la conversión. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura nos ilustra sobre lo acontecido después del caos del diluvio cuando Dios le entrega al hombre, a su creatura amada, en la persona de Noé, una nueva creación, estableciendo un pacto con la raza humana y todos los demás seres vivientes, pero dándole al hombre el dominio pleno sobre todo lo creado para que lo cuide y administre. En el trozo de la primera carta de san Pedro, se rememora a quienes se dejaron tentar por la soberbia y no creyeron a Dios en tiempos de Noé; se reconoce la muerte redentora de Cristo, así como su resurrección y majestad eterna; y se presenta el diluvio como un anuncio anticipado del bautismo “que no consiste en limpiar la suciedad corporal, sino que a través de él se implora de Dios una conciencia limpia en virtud de la resurrección de Jesucristo”. El evangelista Marcos presenta, de manera fugaz, en sólo cuatro versículos, los cuarenta días de Jesús en el desierto después de su bautismo, sin dejar de enfatizar en la aparición tentadora de Satanás en ese lugar y durante ese tiempo, y resaltando también la figura de las fieras del desierto que lo acompañaban y los seres angélicos que le servían. Seguidamente, aparece Jesús en Galilea para iniciar su ministerio público anunciando la necesidad de conversión ante la presencia inminente del Reino de Dios, es decir, ante una soberanía liberadora para el hombre, una soberanía de carácter universal, sin exclusiones. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El banquete de la Palabra que en este inicio de Cuaresma nos presenta la liturgia, resuena una vez más en nuestro camino de fe como una necesidad apremiante de cambio, de transformación de vida, de conversión, que nos anima a asumir con esperanza la realidad del Reino de Dios a partir de una relación cada vez más íntima, sería, profunda y liberadora con nuestro Creador y Salvador. Cuando Dios dijo a Noé: “Yo establezco mi alianza con vosotros”, estaba presentándole a la humanidad su ‘modelo ideal’ en el que se contempla la felicidad de su creatura que debe tener como meta la salvación eterna. Dios preservó del diluvio a Noé, su familia y una representación del mundo animal, para garantizar su alianza con una nueva creación y para invitarnos a desarrollar la capacidad de salir de nosotros mismos en busca del otro. Sin esta capacidad “no se reconoce a los demás como criaturas en su propio valor, no interesa cuidar algo para los demás, no hay capacidad de ponerse límites para evitar el sufrimiento o el deterioro de lo que nos rodea.” (Papa Francisco – Laudato si’ N. 208) Adquiere, pues, trascendencia la llamada permanente que Cristo nos hace: “Convertíos y creed en el Evangelio”. Llamada que se refresca en cada cuaresma. Llamada que denota una nueva oportunidad para retomar las riendas de la vida desde la esencia humana y, a la vez, entregar esas riendas a Aquel que, desde la realidad divina, puede conducirnos por caminos seguros de prosperidad, justicia, esperanza y paz. De esa llamada permanente, que magnifica la pequeñez humana por ser nuestro Señor quien da el ‘primer paso’ para salir a nuestro encuentro, no se excluyen el dolor, el sufrimiento, la tentación y el pecado. Pero en esa llamada permanente lo que realmente sorprende e importa no es la debilidad propia del hombre, sino la misericordia de Dios que supera toda compresión humana. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Este interrogante, asumido desde la preparación misma de la Cuaresma, acepta hacer memoria de las palabras del Papa Francisco en el momento de su despedida del pueblo colombiano: “No nos quedemos en «dar el primer paso», sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados… Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre.” (Despedida, después de la comunión, Área portuaria de Contecar Cartagena, 10 de septiembre de 2017). La asamblea litúrgica debe sentirse interpelada, cuestionada, conmovida y, ante todo, resuelta a asumir la conversión desde sus diferentes niveles: personal, familiar, escolar o académico, laboral o profesional, político, social y comunitario. No caigamos en la tentación de creer que no se puede dar el paso hacia la conversión; no caigamos en la tentación, de aplazar nuestro cambio de vida; no caigamos en la tentación de considerar nuestro pecado y sus consecuencias superiores a la misericordia de Dios. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Como sacerdotes, esta Palabra nos insta a ser los primeros en arrepentirnos de nuestras incoherencias de vida para disponernos a superar nuestras debilidades humanas y, así, salvaguardar nuestro ministerio de tentaciones y pecados. Asimismo, la comunidad creyente debe estar atenta a la llamada que hace el Señor desde su Palabra a quienes deciden seguirle. Una llamada que no se reduce a un compromiso espiritual o religioso, sino que trasciende a todos los aspectos y niveles de la vida para que, reconociéndonos de condición pecadora, pero esperanzados en la salvación, todos superemos la tentación del individualismo y salgamos al encuentro de los hermanos para caminar juntos hacia la reconciliación y la paz.

Mar 13 Feb 2018

Comparte con alegría y únete a la campaña de cuaresma en Colombia

Este 14 de febrero, en todas las parroquias del país, dará comienzo la Campaña de Cuaresma 2018, iniciativa que nació hace 36 años para fomentar una cultura solidaria y caritativa en los colombianos con el fin de realizar donaciones para ayudar a los hermanos afectados por emergencias de carácter natural y/o por la violencia. Para el inicio del tiempo de Cuaresma, el Papa Francisco nos exhorta a adoptar como estilo de vida el ayudar a los más necesitados: “El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia” Para este año se ha acogido como slogan el mensaje del Papa Francisco: “Los excluidos y marginados son nuestros hermanos”, con el fin de reflexionar sobre las carencias de los hermanos más necesitados y entender que ellos necesitan de nosotros. En redes sociales, la campaña girará en torno al hashtag #ComparteConAlegria con el cual los ciudadanos pueden compartir su experiencia de solidaridad. Monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social extendió la invitación al pueblo colombiano para que se una en esta nueva edición de la Campaña de Cuaresma: “La iglesia colombiana invita a que seamos solidarios con los hermanos marginados y excluidos. Para ello está la Campaña de Cuaresma, que se desarrolla en todo el país y que nos invita a acercarnos a las parroquias y a hacer nuestras donaciones mediante los diferentes mecanismos que existen como las alcancías y los sobres” Cómo ayudar Los colombianos pueden acercarse a cualquier parroquia del país desde la cuaresma y durante todo el año y hacer sus aportes. También se podrán hacer donaciones a la cuenta corriente del Banco de Bogotá N° 08133959-0 a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social.

Mar 13 Feb 2018

Cuaresma: Miércoles de Ceniza

Con el Miércoles de Ceniza se inicia el tiempo de preparación para vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Compartimos una infografía acerca del Miércoles de Ceniza.

Mar 6 Feb 2018

El Papa advierte sobre los charlatanes que confunden a los hombres

En el Mensaje para la Cuaresma de este año, el Papa Francisco clama contra los “encantadores de serpientes” que “aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren”. En el texto, presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por el Cardenal Peter Turkson, Prefecto para el Dicasterio para el Desarrollo Humano integral, y Natalia Peiró, Secretaria de Cáritas España, el Papa se pregunta “cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad". "Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y caen presa de la soledad”, dice también en el texto. DESCARGA EL MENSAJE DE CUARESMA El Papa alerta sobre los “charlatanes” que “ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas”. Asimismo, el Pontífice habla de los “falsos profetas”, que son “estafadores”, que “no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás”. Y todo esto, obra del “demonio” que “es mentiroso y padre de la mentira” y “presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre”. Por otro lado, Francisco denuncia la violencia “que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras certezas: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas”. Ante la pregunta de “¿qué podemos hacer?”, el Papa invita a la “oración” porque hace “que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos”. También a la “limosna”, que “nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío”. “Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida”, expresa el Pontífice. Por último, al “ayuno” ya que “debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer”. “El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre”, subraya. Fuente: ACIPrensa

Jue 6 Abr 2017

La Voz del Pastor 9 de abril

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Jue 6 Abr 2017

Sigamos paso a paso para descubrir a Cristo por dentro

Con la entrada de Jesús en Jerusalén, la liturgia de hoy quiere hacer énfasis en Jesús como el Mesías. Así lo reconocen quienes lo aclaman a su ingreso en la ciudad santa. Pero el mesianismo de Jesús guarda una profunda semejanza con la misión del Siervo de Yahvé, es un mesianismo que pasa por la entrega y la muerte. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 50,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Flp 2,6-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 26,14-27,66 (forma larga) o Mt 27,11-54 (forma breve) [/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Existe de la doctrina sobre el Siervo una espiritualidad del martirio que hace posible que un justo realice un sacrificio representativo por el pecado y obtenga así la salvación con su propio mérito. Esta doctrina se complementa con la esperanza de la reivindicación del justo por parte de Dios. Así la figura del Siervo del Deutero-Isaías se presta de manera especial para expresar los grandes acontecimientos de la salvación de Cristo: su muerte y su resurrección. Le lectura de la pasión de Jesús, desde la perspectiva del Siervo doliente, hace más evidentes los planes de Dios en relación con la muerte de su Hijo, y hace más clara su significación teológica. Por otra parte nos encontramos frente al himno cristológico sobre la “kenosis”. Jesús se ha entregado, se ha vaciado de sí mismo, se ha aniquilado hasta la muerte; pero Dios lo ha exaltado. El himno nos ofrece la contraposición entre la condición divina y la condición “servil”, hasta llegar a la muerte de Cruz. Además al descenso debido a la humillación, le sucede una ascensión triunfal, una exaltación, que convierte a Jesús en “Señor”. En la humanidad de Jesús aparece la realidad de Dios. Su muerte es la revelación del misterio mismo del amor. “Amar es entregarse”, “Dios es amor”. El Mesianismo de Jesús es cuestión entrega y de muerte. Las lecturas tienen una gran unidad: presentan el misterio del abatimiento, del dolor, del sufrimiento del justo, del inocente. Lo que más impacta es pensar que la imagen de Dios es Jesucristo, y este crucificado. Jesús nos enseña cómo es Dios y cómo nosotros podemos parecernos a Dios, ser imágenes de Dios invisible: con el amor incondicional, con el desprendimiento total, con el despojo de sí mismo, por la obediencia hasta la cruz. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El Domingo de Ramos invita a entrar, sin temores ni tensiones, a seguir, paso a paso, al Señor, a descubrir a Cristo por dentro. Los hombres nos hemos distanciado mucho de Cristo y hemos perdido el rumbo. Se nos llama a ser audaces para devolver a Cristo a los hombres. Hemos perdido la luz, pero los cristianos tenemos que ser luz del mundo. Los hombres hemos perdido la fuerza, y los cristianos tenemos que ser sal de la tierra. Se nos llama a la audacia para confiar hasta lo último, para amar hasta hacer poner en el riesgo de morir y para esperar hasta el fin. Esta audacia nos capacita para callar y no gritar, como Cristo; capaces de soportar y no pelear, a semejanza de Cristo; capaces de sufrir sin protestar, como El. El perfil de Cristo es siempre atrayente, cautivante, resplandeciente. Es hombre con personalidad porque sabe qué es lo suyo, sabe hacer lo suyo y terminar lo suyo. Cristo se presenta como hombre con convicción. Convencido de su misión y por esto se entrega; está convencido del apoyo divino, y por esto confía. Sabe que para esto ha venido al mundo, y por eso salva. Se nos llama a ser audaces para enseñar, dando paz con la palabra, alegría con el afecto, apoyo con la acción. Ser audaces para asimilar en la oración los sentimientos de Cristo; en la Eucaristía, el amor de Cristo; en la acción, la fuerza de Cristo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Lo que nosotros celebramos es la obra de Dios. Dios sale de su misterio: se hace hombre. Dios revela sus designios: propone su Palabra. Dios nos manifiesta su amor: busca al hombre para salvarlo. La Cruz es el anuncio de que Dios viene al hombre; la Cruz es el testimonio de que Dios está con el hombre; la Cruz es el signo de que Dios ama al hombre. Dios se hace salvación de los hombres. Cristo es la plenitud de la revelación, pues manifiesta la voluntad de Dios y nos invita a confiar. Cristo es la plenitud del amor, manifiesta la amistad con Dios e invita a confiar. Cristo es plenitud de vida, manifiesta la acción salvadora de Dios y nos invita a entregarnos. Nosotros celebramos el acontecimiento de la Cruz, que es fuente de luz que serena; fuente de paz que equilibra, fuente de amor que se irradia. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] La santa misa, que se celebra después de la procesión, aparece como la celebración de una comunidad que ha escuchado, de manera especial, el “bienvenido en el nombre del Señor”. Conviene hacer la debida invitación para una adecuada y activa participación. Desde el punto de vista histórico-salvífico y de la celebración actual de la salvación, el Domingo de Ramos es la apertura de la Semana Santa. Es como un recibimiento festivo. La celebración litúrgica dramatiza lo que aconteció en Jerusalén y debe enfocarse como una invitación del Señor a acogerlo con alegría, convicción y esperanza. Se sugiere en las orientaciones litúrgicas que la lectura de la Pasión se haga por partes, de manera que la gente pueda escuchar con atención. Se podría ir comentando matices de la pasión. Todo para facilitar la meditación de la pasión y obtener mejor provecho. La historia de la Pasión debe ser proclamada por excelentes lectores, los cuales pueden ser tres, teniendo en cuenta la recomendación litúrgica de reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. Invitar a los diferentes ministros que, durante este tiempo, ejerzan sus respectivos oficios de una manera digna, en forma tal que su actitud sea un claro testimonio de estar inmersos en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo que celebramos, de una manera solemne, cada año.