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iglesia colombiana

Dom 3 Mar 2019

“Expocatólica es descubrir la necesidad que tiene Colombia de reconciliarse”: P. Marenco

A pocos días del inicio de Expocatólica 2019 en el Ágora de Corferias en Bogotá, donde participarán más de 160 expositores de Colombia y de otros países, para compartir experiencias creativas e innovadoras de la Iglesia entre el 7 y el 10 de marzo, uno de sus principales promotores, el sacerdote Jaime Marenco, director de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) conversó con Vida Nueva para profundizar en distintos tópicos de este importante evento. El presbítero ha dicho que hasta el momento están confirmados países como México, España, Venezuela y Ecuador. Además enfatizó que “uno de los objetivos principales con la sexta edición de Expocatólica 2019 es descubrir la necesidad que tiene Colombia de reconciliarse“, agregando que “varias diócesis, arquidiócesis, vicarías, parroquias, así como distintas organizaciones sociales con proyección eclesial estarán presentando sus experiencias”. Necesitamos reconciliarnos PREGUNTA.- ¿Por qué es importante participar en esta nueva versión de Expocatólica? RESPUESTA.- Sin lugar a dudas estamos, en este momento, en un proceso de descubrir que este país necesita reconciliarse desde lo más profundo del corazón de cada ser humano. Hemos sufrido mucho, de hecho, la misma Iglesia ha sido motivo de sufrimiento para muchos, entonces cuando uno viene a estos espacios en los que se encuentra con otros que hacen cosas buenas, que prestan servicios inspirados en la fe, nos animamos, descubrimos que también podemos hacer parte de esa gran cantidad de gente que esta desarrollando obras en beneficio de la Iglesia y la humanidad entera. Expocatólica se convierte en ese espacio de encuentro que nos inspira a seguir caminando juntos, a descubrir que no podemos ir aisladamente, sino contando con las deficiencias y con todo lo bueno de los demás, es un camino que hay que seguir y Expocatólica es un ejercicio que nos permite acercarnos a esa realidad. Mostrar el rostro de la Iglesia P.- ¿Cuántas organizaciones han confirmado su participación? R.- Más de 160 organizaciones con diferentes misiones. Está la parte educativa en colegios y universidades, la social en fundaciones y en muestras de parroquias y jurisdicciones eclesiásticas, sean diócesis, arquidiócesis o vicariatos apostólicos. Todos estos participantes mostrarán lo que realmente es el rostro de la Iglesia, lo bueno, lo justo, lo noble, lo que contribuye al fortalecimiento de la fe, lo que nos anima a convertirnos en seres humanos capaces de aportarle al mundo el fortalecimiento de todo lo bueno. Formas de participación P.- ¿Cuál es su invitación al público en general? R.- Hay tres formas de participar. Una es asistiendo al evento presencialmente para conocer y compartir en el centro de convenciones Ágora de Corferias todo lo que se irá desarrollando en esos 4 días. Una segunda forma es participar a través de las redes sociales. De hecho, desarrollaremos una estrategia de redes sociales que le permita al que está lejos ver y sentir la emoción de Expocatólica 2019, una especie de realidad virtual. Incluso contaremos con todos los medios que nos acompañaron en el lanzamiento, que son más de 20. Y la tercera forma, y por ser la tercera no es menos importante, es la oración. Este tipo de evento tan grande requiere, no solamente de dinero, sino también de oración para que no nos desviemos y nos mantengamos en el camino que el Señor desea que estemos y es el camino de la paz, de la justicia, de la solidaridad, eso queremos ofrecer. Le pedimos orar mucho, a aquellos que estén en China, Japón, España, que nos acompañen a través de redes sociales y también con su oración. Reconocer el talento del otro P.- Además de ‘seguir caminando juntos’, ¿cuáles son su expectativas de esta edición de Expocatólica? R.- “Pienso que en este momento todo evento o acción significativa que se genere en la Iglesia, sin duda alguna, contribuye a ese respiro que nos está pidiendo la realidad que vivimos. Es necesario que al reconocer el talento del otro, también descubramos el nuestro y ofrecerlo a los demás, porque lo que vas a encontrar en Expocatólica son obras, servicios, productos en beneficio de los otros, no en beneficio de particulares. Un artesano podrá llevar sus obras para que otros se beneficien, para que otros las luzcan, entonces aprendemos ese sentido de la solidaridad del servicio y de la humildad en el servicio. Prográmate desde ya y conoce la agenda con toda la programaciòn DESCARGAR Fuente: Portal digital Vida Nueva

Vie 1 Mar 2019

SNPS presenta cartilla para la campaña de Cuaresma

En el marco de la versión 38 de la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes, que tiene como lema “Cuando la tierra grita, los pobres también gritan”, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), ha elaborado una cartilla pedagógicaque animará este tiempo litúrgico. Este año, este insumo se ha construido teniendo en cuenta la realidad de nuestros territorios. Cada tema se ilustra con una acción solidaria que se ha realizado en una de las vastas zonas de nuestro país, donde con la generosidad de todos se ha logrado mitigar la necesidad y mostrar la caridad que vivimos en la Iglesia Católica colombiana. Se encuentran reflexiones que contienen un hecho de vida que al final muestra la ayuda humanitaria recibida gracias al aporte solidario de muchas personas, lo cual ha logrado ayudar las necesidades de hermanos damnificados. “2019 es un año de Gracia en el Señor, año en que la Iglesia celebra el Sínodo Panamazónico que aborda profundas reflexiones y acciones sobre el cuidado del medio ambiente; también, es un año en que la humanidad cada vez más va tomando consciencia de la responsabilidad que nos hace ser imagen y semejanza de Dios en la tarea de ser señores de la creación. Año en el cual, el episcopado colombiano asumiendo la tarea evangelizadora de lo social, nos invita en Jesucristo, buen samaritano: ¡Ve tú, y haz lo mismo!; es decir, a vivir la caridad”, Padre Enán Humánez Almario, Subdirector Secretariado Nacional de Pastoral Social. La Campaña de Cuaresma animada por el Secretariado Nacional de Pastoral Social busca vivir la solidaridad con los damnificados que anualmente son víctimas del impacto ambiental causado por los cambios de los fenómenos de la naturaleza. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AQUÍ[/icon]

Mié 27 Feb 2019

Todo listo para Expocatólica 2019

Con una transmisión simultánea, a través de plataformas digitales y medios de comunicación católicos presentes en Bogotá, se presentó oficialmente Expocatólica 2019. En una experiencia sin precedente, cuatro emisoras, un canal de televisión con señal en suramérica y centroamérica y alrededor de 20 medios de comunicación católicos, enlazados desde sus plataformas digitales, participaron en la “Transmisión del Encuentro” que abrió las puertas para conocer detalles sobre este evento católico que por cuatro días presenta al mundo la diversidad de carismas, servicios y experiencias de la Iglesia. De 9 de la mañana, en un previo de dos horas con las emisoras Minuto de Dios Radio, Emisora Mariana, Radio María y Uniminuto Radio y la posterior transmisión Facebook Live de 11 a 12 del mediodía, en alianza con Cristovisión, el país y católicos de distintas partes del mundo se pusieron en ‘ModoExpo’. Desde las instalaciones del Conferencia Episcopal, también apoyaron la transmisión: Arquidiócesis de Bogotá, Obispado Castrense, Secretariado Nacional de Pastoral Social, Comisión de Conciliación Nacional, Banco de Alimentos, Evangelización Viva, San Pablo, Obras Misionales Pontificias de Colombia y Revista Vida Nueva. Durante el Facebook Live, realizado el 26 de febrero, más de 3 mil 500 internautas se pusieron en modo Expocatólica, tendencia que sigue creciendo. En la sexta versión de Expocatólica, más de 160 expositores, a nivel nacional e internacional, compartirán experiencias creativas e innovadoras de la Iglesia y de organizaciones empresariales que privilegian la economía de comunión. Se contará además con: conferencias, conversatorios, talleres, obras de teatro, conciertos, espacios de oración y espiritualidad. Descarga la agenda.

Lun 25 Feb 2019

Presentación de Expocatólica 2019

A través de Facebook Live, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) realizará la presentación oficial de Expocatólica 2019, un espacio donde se podrán conocer detalles de lo que será este acontecimiento de la Iglesia en su sexta versión. La transmisión será este martes 26 de febrero desde la sede de la CEC, de 11:00 a.m. a 12:00 m., a través de la fanpage /episcopadocol con emisión simultánea por el canal Cristovisión y las emisoras Minuto de Dios, Radio María, Emisora Mariana y Uniminuto Radio. Previamente, de 9:00 a 11:00 de la mañana, se emitirá un programa radial en directo, con una misma señal y contenido, por las cuatro emisoras citadas. Asimismo, desde las 6:30 a.m., Cristovisión transmitirá su franja matutina desde la Conferencia Episcopal. ¡Expocatólica es de todos, porque todos somos Iglesia! Por esta razón también se unen a este lanzamiento los portales Vida Nueva, GaudiumPress y Razón y Fe. Además de los equipos de comunicaciones de: Arquidiócesis de Bogotá, Obispado Castrense, Secretariado Nacional de Pastoral Social, Comisión de Conciliación Nacional, Obras Misionales Pontificias, Banco de Alimentos de Bogotá, San Pablo y el programa radial Evangelización Viva. Desde ya le damos la bienvenida a #LaTransmisióndelEncuentro para que conozca todo sobre Expocatólica 2019. Expocatólica es el evento que presenta al país y al mundo la riqueza espiritual y pastoral de la Iglesia Católica, además del compromiso social de diversas empresas e instituciones; se llevará a cabo del 7 al 10 de marzo en Bogotá, en el Centro de Convenciones Ágora - Corferias.

Jue 21 Feb 2019

"Código de conducta" para obispos que indique la dirección correcta: Card. Salazar

El Papa Francisco inauguró este 21 de febrero el encuentro con los obispos del mundo e invitados especiales sobre la protección de menores en la Iglesia. Allí el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, intervino con la ponencia: “La Iglesia en un momento de crisis. Enfrentar los conflictos y tensiones y actuar decididamente” Clericalismo. Parte con esta palabra la reflexión del arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, el cardenal Rubén Salazar Gómez, abriendo la sesión vespertina de la primera jornada del Encuentro sobre “La protección de los menores en la Iglesia”, dedicada hoy al tema de la “responsabilidad de los obispos”. Y es precisamente, partiendo de esta premisa, que el cardenal Salazar evidencia la necesidad de “categorizar” la “naturaleza de la crisis”. Porque es el clericalismo que se ve reflejado en la “tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles”, afirma el cardenal Salazar y en “una comprensión equivocada de cómo ejercer el ministerio”, cometiendo “errores de autoridad” que han agravado la crisis. Una realidad, el clericalismo, que el Papa describe en su Carta al pueblo de Dios, de agosto del año pasado, afirmando con fuerza que “decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo”, recuerda el arzobispo de Bogotá. Una llamada a la conversión Las claras palabras del Pontífice y “nos urgen a ir a la raíz del problema para poder enfrentarlo” afirma el cardenal colombiano, reconociendo al mismo tiempo que “no es fácil decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo”, porque es una mentalidad “que subyace a nuestra manera de concebir el ministerio y de actuar en los momentos decisivos”. Por ello, prosigue Salazar Gómez, se hace necesario “desenmascarar el clericalismo subyacente y lograr un cambio de mentalidad”: la conversión. No dejar desprotegido al rebaño La responsabilidad de los obispos comienza por el “acrecentar constantemente” la conciencia de que han sido elegidos por el Señor y por lo tanto, no son nada por cuenta propia, afirma el cardenal de Bogotá y habla de “admitir” que la Iglesia no supo y aun hoy, en ocasiones, no sabe “afrontar con rapidez y decisión la crisis provocada por los abusos”. Y se "huye", de muchas maneras, dejando desprotegido al rebaño: negando “la dimensión de las denuncias presentadas, no escuchando a las víctimas, ignorando el daño causado en los que sufren los abusos, trasladando a los acusados a otros sitios donde estos siguen abusando o tratando de llegar a compromisos monetarios para comprar el silencio”. " Actuando de esa manera” precisa el cardenal Salazar, manifestamos claramente una ‘mentalidad clerical’ que nos lleva a poner el "mal entendido bien de la institución eclesial sobre el dolor de las víctimas y las exigencias de la justicia”; llegando “incluso a la mentira o a tergiversar los hechos para no confesar la horrible realidad que se presenta”. No minimizar la crisis “Tenemos que reconocer que el enemigo está dentro” afirma a continuación el cardenal Salazar, que “los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre los obispos y los sacerdotes y los consagrados que no hemos estado a la altura de nuestra vocación”. Y agrega que para “reconocer y enfrentar la crisis”, superando la mentalidad clerical, es necesario también “no minimizarla afirmando que en otras instituciones suceden abusos a mayor escala”. “El hecho de que se presenten abusos en otras instituciones y grupos y no justifica nunca la presencia de abusos en la Iglesia porque contradice la esencia misma de la comunidad eclesial y constituye una tergiversación monstruosa del ministerio sacerdotal que, por su propia naturaleza, debe buscar el bien de las almas como su supremo fin”. “ No hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia El papel de los medios de comunicación El cardenal Salazar tiene palabras también para reconocer el papel desempeñado por la prensa, los medios de comunicación y las redes sociales “en el ayudarnos – dice - a no soslayar sino a afrontar la crisis”. El prelado reconoce que “es mucho lo que se ha hecho para enfrentar la crisis de los abusos” pero que “si no si no hubiera sido por la insistencia valiosa de las víctimas y la presión ejercida por los medios de comunicación, tal vez no nos hubiéramos decidido a enfrentar como se ha hecho esta crisis vergonzosa”. Código de conducta y discernimiento comunitario "En el tratamiento de la crisis y en el proceso de conversión el obispo no está solo ya que su ministerio es colegial", prosigue el cardenal Salazar Gómez, e insiste: “Más que nunca tenemos que sentirnos llamados a fortalecer nuestros vínculos fraternos, a entrar en un verdadero discernimiento comunitario”. El prelado reconoce la valiosa labor realizada por los Papas para “ayudarlos” en esta tarea, mostrándoles “el camino a recorrer”. “Pero parece deseable – dice - que se ofrezca al obispo un ‘Código de Conducta’ que, en armonía con el ‘Directorio para los Obispos’, muestre claramente cómo debe ser el proceder del obispo en el contexto de esta crisis”. El Arzobispo de Bogotá recuerda que el Papa Francisco en su carta apostólica en forma de motu proprio ‘Como una madre amorosa’ presenta “la exigencia de la actuación del obispo y de su remoción en caso de una negligencia grave comprobada en estos casos”. El ‘Código de Conducta’ clarificará y exigirá cual debe ser la conducta “propia del obispo” y “su obligatoriedad será una garantía” para que los obispos actúen “al unísono y en la dirección correcta”. Importante es asimismo la “actualización permanente” en la “formación” de los obispos, porque los “tiempos cambiantes plantean desafíos nuevos” a los que deben responder. Diálogo permanente del obispo con sus sacerdotes El Cardenal Salazar, también presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, se refiere a la responsabilidad del obispo para con sus sacerdotes, que abarca un amplio radio de acción que va desde el discernimiento de la vocación de los futuros presbíteros y consagrados, la formación inicial y el acompañamiento. Ante la actual crisis, la responsabilidad del obispo ha adquirido “dimensiones especiales”- afirma el cardenal – volviendo la cercanía del obispo “imprescindible”. “Un diálogo permanente” es el camino que el obispo debe recorrer en la relación con los sacerdotes. Acción inmediata y plena justicia Es responsabilidad de los obispos cumplir con el propio deber de “enfrentar enseguida la situación que se presenta a partir de una denuncia contra un sacerdote o consagrado”. Y especifica que “toda denuncia debe desencadenar enseguida los procedimientos que están indicados tanto en el derecho canónico como en el derecho civil de cada nación, según las líneas-guía marcadas por cada conferencia episcopal”. Importante es también distinguir siempre “entre pecado sometido a la misericordia divina, crimen eclesial sometido a la legislación canónica y crimen civil sometido a la legislación civil correspondiente”, para actuar “con plena justicia”. A lo largo del proceso canónico, agrega el cardenal Salazar Gómez, es fundamental que el acusado sea escuchado” porque “la cercanía bondadosa del obispo es un primer paso hacia la recuperación del culpable” y “es necesario mirar también hacia su tratamiento para que no reincida”. Seria responsabilidad en la reparación de las víctimas Primer deber de los obispos es “escuchar a las víctimas”, afirma el arzobispo de Bogotá y “no minimizar el daño causado y el dolor producido”. El arzobispo recuerda que en muchos casos “se llegó a pensar que el único motivo que impulsaba a las denuncias era el buscar compensaciones económicas”. “Y no hay duda de que también en muchas ocasiones, hemos cedido a la tentación de tratar de arreglar con dinero situaciones insostenibles para acallar el posible escándalo” admite. Una “realidad nefasta” dice el cardenal, “que no nos puede impedir tomar conciencia de la responsabilidad seria y grave que nos corresponde en la reparación de las víctimas” a las que “estamos obligados a ofrecerles todos los medios necesarios –espirituales, sicológicos, siquiátricos, sociales- para la recuperación exigida”. En la conclusión el cardenal Rubén Salazar Gómez se refiere al discurso de San Juan Pablo II a los cardenales americanos en el 2002 en el que daba la “dirección esencial que deben tener todos nuestros esfuerzos para superar la crisis actual”: “Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa.” Y a continuación afirma que “con la ayuda del Señor y con nuestra docilidad a su gracia vamos a lograr que esta crisis lleve a una profunda renovación de toda la Iglesia con obispos más santos, más conscientes de su misión de pastores y padres de la grey” para así poder “erradicar la cultura del abuso en el mundo en que vivimos”. Algunas frases de su discurso "¿Cuál es la responsabilidad del obispo?" "No se trata solo de desviaciones o de patologías sexuales, sino la traición del sentido del ministerio" "Esto tiene un nombre: clericalismo" "Decir no al abuso es decir no a cualquier forma de clericalismo" "No es fácil decir a cualquier forma de clericalismo" "Es una mentalidad que ha sedimentado en nuestra Iglesia" "Es necesario desenmascarar este clericalismo disimulado y buscar un cambio de mentalidad...o conversión" "Es necesaria una revisión en profundidad de nuestra mentalidad" "Invitación a toda la Iglesia y, en primer lugar, a los obispos" "La Iglesia no supo ni sabe comportarse para afrontar la crisis de los abusos" "A veces, actuamos como mercenarios, que huyen cuando llega el lobo" "Meter por encima del testimonio de las víctimas las justificaciones de los abusadores" "Sin compasión ni misericordia" "Mentir incluso, para no confesar la horrible verdad" "Indebida intromisión de la autoridad civil, a veces interpretada incluso como una persecución" "El daño lo hacen los que están dentro, entre nosotros" "El enemigo está dentro" "Reconocer la crisis significa también no minimizarla, diciendo que en otras instituciones o grupos hay más abusos" "No hay justificación posible para no denunciar y desenmascarar cualquier abuso" "El papel de los medios fue muy importante. Nos ayudó a afrontar la crisis" "Debemos apoyarlos" "Sin las víctimas y la presión de los medios, tal vez no hubiésemos enfrentado la crisis" "Para que nunca más en la Iglesia se presenten abusos y cuando se presenten reciban el castigo que merecen" "Nuestra fortaleza depende de la unidad profunda entre nosotros" "Es necesaria una actualización permanente de los obispos" "Tenemos que mostrar ante el mundo una perfecta unidad en la respuesta" "Relación cercana con los sacerdotes" "Toda denuncia debe desencadenar los procedimientos canónicos y civiles" "Distinguir siempre entre pecado, crimen eclesial sometido a la legislación canónica y crimen civil, sometido a la legislación correspondiente" "Negligencia de nuestra parte nos puede acarrerar penas canónica o civiles" "Que el acusado sea escuchado" "Tratamiento, para que el clérigo abusador no reincida" "No violar los derechos de los victimarios no puede nunca primar sobre los derechos de las víctimas" "Escuchar a las víctimas" "Lo único que buscan es el dinero, se solía repetir" "A veces, se orquestan campañas" "Hemos cedido a la tentación de arreglar con dinero para acallar el posible escándalo" "El dinero no puede nunca reparar el daño causado, pero se hace necesario en muchos casos" "Algunos no logran reponerse al daño y no pueden trabajar y necesitan dinero para sobrevivir" "Ofrecerles todos los medios necesarios" "Vamos a lograr que esta crisis lleva a una profunda renovación de toda la Iglesia" "Una Iglesia donde los niños encuentren siempre un lugar seguro" Texto completo de la intervención del cardenal Salazar LA IGLESIA EN UN MOMENTO DE CRISIS RESPONSABILIDAD DEL OBISPO ENFRENTAR LOS CONFLICTOS Y LAS TENSIONES Y ACTUAR DECIDIDAMENTE Cardenal Rubén Salazar Gómez Arzobispo de Bogotá Introducción/contextualización A lo largo del día estamos respondiendo a una pregunta muy concreta frente a la crisis que estamos viviendo en la Iglesia. ¿Cuál es la responsabilidad del obispo? Para poder comprender esta responsabilidad y asumirla es indispensable tratar de categorizar, en la medida de lo posible, la naturaleza de la crisis. Un análisis somero de lo que ha sucedido nos permite constatar que no se trata solo de desviaciones o patologías sexuales en los abusadores, sino que hay una raíz más honda que es la tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles. Esto tiene un nombre: clericalismo. También al analizar la forma como en general se ha respondido a esta crisis descubrimos que hemos manejado una comprensión equivocada de cómo ejercer el ministerio que ha llevado a cometer serios errores de autoridad que han agigantado la gravedad de la crisis. Esto tiene un nombre: clericalismo. Es esta realidad la que el santo Padre Francisco describe en su carta al pueblo de Dios en agosto del año pasado: "Esto se manifiesta con claridad en una manera anómala de entender la autoridad en la Iglesia -tan común en muchas comunidades en las que se han dado las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia- como es el clericalismo... Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo." Palabras claras que nos urgen a ir a la raíz del problema para poder enfrentarlo. Pero no es fácil "decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo" porque es una mentalidad que ha calado en nuestra Iglesia a lo largo de los tiempos y que, casi siempre, no somos conscientes de que subyace a nuestra manera de concebir el ministerio y de actuar en los momentos decisivos. Esta constatación significa que se hace necesario desenmascarar el clericalismo subyacente y lograr un cambio de mentalidad; lo cual, expresado en términos más precisos, se llama conversión. Nuestra responsabilidad se expresa fundamentalmente en una coherencia minuciosa entre nuestras palabras y nuestras acciones. Es necesaria una revisión a fondo de la mentalidad que está detrás de las palabras para que nuestras palabras y acciones sean aquellas que correspondan a la voluntad de Dios en este momento de la Iglesia. Esta invitación a la conversión se dirige a toda la Iglesia, pero, en primer lugar, a nosotros que somos sus pastores. I. LA RESPONSABILIDAD DEL OBISPO A LA LUZ DEL OFICIO RECIBIDO Y SU CORRESPONSABILIDAD COMO MIEMBRO DEL COLEGIO EPISCOPAL BAJO LA SUPREMA AUTORIDAD DE LA IGLESIA 1.1. La responsabilidad del obispo como pastor Como Obispos, Nuestra responsabilidad empieza, por lo tanto, en acrecentar permanentemente la conciencia de que, por nuestra propia cuenta, no somos nada, no podemos nada, ya que no somos nosotros los que hemos elegido el ministerio sino que es el Señor quien nos ha elegido (cf. Jn 15,16 ́18) para hacer presente su salvación por la fuerza de la acción eclesial, sin empañar su presencia con la oscuridad de nuestro contra testimonio. Conscientes de esta tarea, tenemos que admitir que muchas veces la Iglesia -en las personas de sus obispos- no supo y todavía, en ocasiones, no sabe comportarse como debe para afrontar con rapidez y decisión la crisis provocada por los abusos. Muchas veces se procede como los asalariados que al ver venir el lobo huyen dejando desprotegido el rebaño. Y se huye de muchas maneras: tratando de negar la dimensión de las denuncias presentadas, no escuchando a las víctimas, ignorando el daño causado en los que sufren los abusos, trasladando a los acusados a otros sitios donde estos siguen abusando o tratando de llegar a compromisos monetarios para comprar el silencio. Actuando de esa manera, manifestamos claramente una mentalidad clerical que nos lleva a poner el mal entendido bien de la institución eclesial sobre el dolor de las víctimas y las exigencias de la justicia; a poner por encima del testimonio de los afectados las justificaciones de los victimarios; a guardar un silencio que acalla el grito de dolor de los victimizados con tal de no enfrentar el ruido público que puede suscitar una denuncia ante la autoridad civil o un juicio; a tomar medidas contraproducentes que no tienen en cuenta el bien de las comunidades y de los más vulnerables; a confiar exclusivamente en la asesoría de abogados, siquiatras y especialistas de todo tipo descuidando el sentido profundo de la compasión y la misericordia; a llegar incluso a la mentira o a tergiversar los hechos para no confesar la horrible realidad que se presenta. Una manifestación de esa mentalidad aparece también en la tendencia a afirmar que la Iglesia no está ni tiene por qué estar sometida al poder de la autoridad civil, como los demás ciudadanos, sino que podemos y debemos manejar todos nuestros asuntos dentro de la Iglesia regidos únicamente por el derecho canónico, e incluso llegar a considerar la intervención de la autoridad civil como una intromisión indebida que, en estos tiempos de creciente secularismo, se ve con tintes de persecución contra la fe. Tenemos que reconocer esta crisis a profundidad, a reconocer que el daño no lo hacen los de fuera sino que los primeros enemigos están dentro de nosotros, entre los obispos y los sacerdotes y los consagrados que no hemos estado a la altura de nuestra vocación. Tenemos que reconocer que el enemigo está dentro. Reconocer y enfrentar la crisis -superando nuestra mentalidad clerical-significa también no minimizarla afirmando que en otras instituciones suceden abusos a mayor escala. El hecho de que se presenten abusos en otras instituciones y grupos y no justifica nunca la presencia de abusos en la Iglesia porque contradice la esencia misma de la comunidad eclesial y constituye una tergiversación monstruosa del ministerio sacerdotal que, por su propia naturaleza, debe buscar el bien de las almas como su supremo fin. No hay ninguna justificación posible para no denunciar, para no desenmascarar, para no enfrentar con valor y contundencia cualquier abuso que se presente al interior de nuestra Iglesia. También tenemos que reconocer que el papel desempeñado por la prensa y los medios de comunicación y las redes sociales ha sido muy importante en el ayudarnos a no soslayar sino a afrontar la crisis. Los medios de comunicación hacen en este sentido un trabajo de gran valor que es necesario apoyar. "Hablando de esta herida -dijo claramente el papa Francisco en su discurso de Navidad a la curia-, algunos dentro de la Iglesia, se alzan contra ciertos agentes de la comunicación, acusándolos de ignorar la gran mayoría de los casos de abusos, que no son cometidos por ministros de la Iglesia -las estadísticas hablan de más del 95%-, y acusándolos de querer dar de forma intencional una imagen falsa, como si este mal golpeara solo a la Iglesia Católica. En cambio, me gustaría agradecer sinceramente a los trabajadores de los medios que han sido honestos y objetivos y que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas. Incluso si se tratase solo de un caso de abuso -que ya es una monstruosidad por sí mismo- la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad." Sin duda, es mucho lo que hemos hecho para enfrentar la crisis de los abusos. Sin embargo, si no hubiera sido por la insistencia valiosa de las víctimas y la presión ejercida por los medios de comunicación, tal vez no nos hubiéramos decidido a enfrentar como se ha hecho esta crisis vergonzosa. Es tan hondo el daño causado, es tan profundo el dolor infligido, son tan inmensas las consecuencias de los abusos que han sucedido en la Iglesia que nunca podremos decir que hemos hecho todo lo que es posible hacer y nuestra responsabilidad nos lleva a trabajar todos los días para que nunca más en la Iglesia se presenten abusos y para que los que eventualmente se presenten reciban el castigo y la reparación que exigen. 1.2. La responsabilidad del obispo como miembro del colegio episcopal bajo la suprema autoridad de la Iglesia En el tratamiento de la crisis y en el proceso de conversión que debe emprender para poder enfrentarla, el obispo no está solo. Su ministerio es un ministerio colegial. Por su ordenación episcopal, el obispo entra a formar parte del colegio formado por todos los sucesores de los apóstoles bajo la guía y autoridad del sucesor del apóstol Pedro. Más que nunca tenemos que sentirnos llamados a fortalecer nuestros vínculos fraternos, a entrar en un verdadero discernimiento comunitario, a actuar siempre con los mismos criterios y apoyarnos mutuamente en la toma de decisiones. Nuestra fortaleza depende, sin duda, de la unidad profunda que marque nuestro ser y actuar. Para ayudarnos en esta tarea los papas nos han iluminado con sus palabras y los diferentes dicasterios de la Curia Romana han emitido disposiciones que nos muestran el camino que tenemos que recorrer. Ya sabemos cómo hay que proceder, pero parece deseable que se ofrezca al obispo un "Código de Conducta" que, en armonía con el "Directorio para los Obispos", muestre claramente cómo debe ser el proceder del obispo en el contexto de esta crisis. El papa Francisco con su carta apostólica en forma de motu proprio "Como una madre amorosa" nos presenta la exigencia de la actuación del obispo y de su remoción en caso de una negligencia grave comprobada en estos casos. El "Código de Conducta" vendrá a clarificar y a exigirnos la conducta que es la propia del obispo. Su obligatoriedad será una garantía de que todos actuemos al unísono y en la dirección correcta, ya que nos permite tener un control claro sobre nuestra conducta y nos da las indicaciones concretas para los correctivos que sean necesarios. Será, además, una guía para la Iglesia y la sociedad que permitirá a todos mirar adecuadamente el proceder del obispo en los casos específicos y podrá darnos a todos la confianza de que se está actuando bien. Será, además, una forma concreta de fortalecer la comunión que nace de la colegialidad episcopal. La formación permanente del obispo ha sido una preocupación constante de la Iglesia. Los tiempos cambiantes plantean desafíos nuevos a los cuales el obispo debe responder y para ello es necesaria una actualización permanente. En nuestro actuar frente a esta crisis necesitamos también estar en proceso permanente de ser actualizados, formados, instruidos, para que nuestra respuesta sea siempre la indicada y esto con carácter obligatorio ya que tenemos que mostrar ante el mundo una perfecta unidad en la respuesta. Una vez más la crisis se hace un llamado a una conversión que llegue hasta lo profundo de nuestro actuar eclesial. El encuentro que estamos viviendo es un signo claro y una oportunidad real para crecer en este espíritu de comunión. II. LA RESPONSABILIDAD DEL OBISPO PARA CON SUS SACERDOTES Y CONSAGRADOS La responsabilidad del obispo se prolonga en la responsabilidad por la santificación de los presbíteros y consagrados. Esta responsabilidad abarca un amplio radio de acción porque debe ser entendida en el contexto de un proceso que empieza con el discernimiento de la vocación en los futuros presbíteros y consagrados, continúa en la formación inicial y debe acompañar toda la existencia de los que han sido llamados a una vida de total dedicación al servicio de la Iglesia. A la luz de la crisis desatada por las denuncias de abusos sexuales por parte de los clérigos, esta responsabilidad ha adquirido dimensiones especiales, en las que, la cercanía del obispo se hace imprescindible. El diálogo permanente -de amigo, de hermano, de padre- que permite al obispo conocer a sus sacerdotes y acompañarlos en sus alegrías y tristezas, en sus logros y fracasos, en sus dificultades y éxitos, es el camino permanente que el obispo debe recorrer en la relación con sus sacerdotes. ¿Y cuál es nuestra responsabilidad frente a los sacerdotes abusadores? Como obispos, debemos cumplir con nuestro deber de enfrentar enseguida la situación que se presenta a partir de una denuncia. Toda denuncia debe desencadenar enseguida los procedimientos que están indicados tanto en el derecho canónico como en el derecho civil de cada nación, según las líneas-guía marcadas por cada conferencia episcopal. Nos ayudará distinguir siempre entre pecado sometido a la misericordia divina, crimen eclesial sometido a la legislación canónica y crimen civil sometido a la legislación civil correspondiente. Son campos que no se deben confundir y que, cuando se distinguen y separan convenientemente, nos permiten actuar con plena justicia. Hoy tenemos claro que cualquier negligencia de nuestra parte nos puede acarrear penas canónicas, incluso la remoción del ministerio, y penas civiles que pueden llegar hasta ser condenados a prisión por encubrimiento o complicidad. A lo largo del proceso canónico, es fundamental que el acusado sea escuchado. La cercanía bondadosa del obispo es un primer paso hacia la recuperación del culpable. El seguimiento concienzudo de las líneas-guía trazadas por la propia conferencia episcopal permite al obispo trazar para su diócesis la ruta que se debe seguir en los diferentes casos de acusación de abuso por parte de un clérigo. Del cuidado especial que se tenga en esta implementación dependerá en buena parte que los procesos se puedan desarrollar con plena justicia. Pero no basta enjuiciar y condenar al denunciado, cuando se compruebe la falta, sino que es necesario mirar también hacia su tratamiento para que no reincida. La forma concreta como se implemente la justicia en los diferentes procesos para enfrentar a los clérigos abusadores es una de las llaves maestras para poder superar la crisis en lo que respecta a la salud de los presbiterios, ya que con frecuencia se oye decir, "¿Dónde están los derechos de los sacerdotes?" El hecho de que haya casos de sacerdotes y consagrados acusados no puede llevarnos, bajo ninguna razón, a justificar la actuación indebida de aquellos que los han cometido. En las investigaciones previas, en los procesos canónicos y civiles que se han abierto, ha sido y debe ser siempre una preocupación el salvaguardar los derechos inalienables de los posibles victimarios. Aún más, muchas veces ha sido el temor a violar esos derechos lo que ha llevado a actuaciones que más tarde han podido ser calificadas como encubrimientos y complicidades. Sin embargo, tenemos que tener claro que los derechos de los victimarios -por ejemplo, a su buena fama, al ejercicio de su ministerio, a seguir llevando una vida normal al interior de la sociedad- no pueden nunca primar sobre los derechos de las víctimas, de los más débiles, de los más vulnerables. III. LA RESPONSABILIDAD DEL OBISPO PARA CON EL SANTO PUEBLO FIEL DE DIOS ¿Cuál ha sido la reacción de los católicos frente al escándalo de los abusos por parte del clero y de los consagrados? La respuesta no puede ser unívoca, pero una vez más se ha constatado que para la inmensa mayoría de las personas católicas o no católicas la Iglesia se identifica con los sacerdotes y consagrados. Es a la Iglesia a la que se le responsabiliza de lo acaecido. Esta realidad nos debe mover a lograr una cercanía creciente con el pueblo de Dios que está llamado a crecer cada día en su conciencia de pertenencia a la Iglesia y de sentirse corresponsable de ella. En el contexto de esta cercanía al pueblo de Dios, hay que situar nuestro proceder para con las víctimas del abuso. Y nuestro primer deber es escucharlas. Uno de los pecados originales cometidos al inicio de la crisis fue precisamente no haber escuchado con apertura de corazón a aquellos que denunciaban haber sido abusados por clérigos. Escuchar a las víctimas empieza por no minimizar el daño causado y el dolor producido. En muchos casos se llegó a pensar que el único motivo que impulsaba a las denuncias era el buscar compensaciones económicas. "Lo único que buscan es el dinero.", se solía repetir. No hay duda de que a veces se orquestan acusaciones. No hay duda tampoco que en muchas ocasiones se ha tratado de reducir la reparación de las víctimas a una indemnización monetaria sin tener en cuenta el verdadero alcance de esa reparación. Y no hay duda de que también en muchas ocasiones, hemos cedido a la tentación de tratar de arreglar con dinero situaciones insostenibles para acallar el posible escándalo. Esta nefasta realidad no nos puede impedir, sin embargo, tomar conciencia de la responsabilidad seria y grave que nos corresponde en la reparación de las víctimas. El dinero no puede nunca reparar el daño causado, pero se hace necesario en muchos casos para que las víctimas puedan seguir los tratamientos psicoterapéuticos que necesitan y que generalmente son muy costosos, algunos no han logrado reponerse al daño causado y no son capaces de trabajar y necesitan del apoyo económico para sobrevivir y para algunos el reconocimiento pecuniario se hace parte de un reconocimiento del año causado. Es claro que estamos obligados a ofrecerles todos los medios necesarios -espirituales, sicológicos, siquiátricos, sociales- para la recuperación exigida. La responsabilidad del obispo es muy amplia, abarca muchos campos, pero siempre es insoslayable. Conclusión San Juan Pablo II en el discurso a los cardenales americanos en el 2002 daba la dirección esencial que deben tener todos nuestros esfuerzos para superar la crisis actual: "Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa." Con la ayuda del Señor y con nuestra docilidad a su gracia vamos a lograr que esta crisis lleve a una profunda renovación de toda la Iglesia con obispos más santos, más conscientes de su misión de pastores y padres de la grey; con sacerdotes y consagrados más santos, más conscientes de su servicio ejemplar para con el pueblo de Dios; con un pueblo de Dios más santo, más consciente de su corresponsabilidad de edificar permanentemente una Iglesia de comunión y participación, en donde los niños y adolescentes, y todas las personas, encuentren siempre un lugar seguro que propicien su crecimiento humano y la vivencia de la fe. Así contribuiremos a erradicar la cultura del abuso en el mundo en que vivimos. Fuente: Vatican News y el Catolicismo Foto: Vatican.va

Mar 19 Feb 2019

Más de 160 expositores harán parte de Expocatólica 2019

El evento que presenta al país y al mundo la riqueza espiritual y pastoral de la Iglesia Católica, además del compromiso social de diversas empresas e instituciones se llevará a cabo del 7 al 10 de marzo en Bogotá, en el Centro de Convenciones Ágora. Muestra de carismas, acción pastoral y evangelizadora, momentos de espiritualidad y experiencias de un modelo de economía creativa, incluyente y participativa hacen parte de los espacios que podrán disfrutar los visitantes. “Seguir caminando juntos”, es la propuesta que sustenta esta sexta versión inspirada en la invitación a promover la cultura del encuentro, que dejó el Papa Francisco durante su visita al país. En esta ocasión se contará con la participación de expositores internacionales de países como España, Estados Unidos, Ecuador y Venezuela. Conferencias, talleres, artes escénicas y gráficas, exposición de bienes y servicios, moda, publicidad, conversatorios y conciertos conforman la variada agenda que se ha proyectado. Durante la jornada también se llevará a cabo la final de la quinta versión de Sacrofónica, concurso musical católico que reúne solistas y bandas a nivel nacional. El donativo para hacer parte de este evento es de 5 mil pesos, con los que podrá disfrutar la agenda de uno de los tres días del evento. Las entradas se encuentran disponibles en la librería de la Conferencia Episcopal de Colombia (Carrera 58 No. 80 - 87, Barrio Entre Ríos - Bogotá D.C.) PBX:(57-1) 4 37 55 40 / Ext. 264 y 275 | Cel: 3117979213. Horario de lunes a viernes: 8:30 am a 12:30 pm y 1:30 p.m. a 4:30 pm. Mayores informes en: www.expocatolica.co

Lun 11 Feb 2019

José de Jesús Pimiento, el cardenal de los 100 años y los 7 papas

A menos de 8 días de cumplir sus 100 años de edad, el cardenal colombiano José de Jesús Pimiento Rodríguez concedió una entrevista al diario El Tiempo, donde con toda su lucidez comparte momentos de su vida, su familia y habla sobre la realidad de la Iglesia y el país. Lea la entrevista: Monseñor Pimiento: ¿100 años son muchos o poquitos? Dicen que Matusalén cumplió 900, pero sin saber cómo eran las cuentas en ese tiempo, puede que hayan sido 90 no más. No sabe uno. En todo caso, larga o corta, la vida es un don de Dios, y a cualquier edad hay que mirarla como un regalo del Señor. Para llegar a los 100 años, ¿cuál es la clave: la suerte, la salud o la longevidad? No. Mi salud no ha sido feliz. Desde mi nacimiento fui raquítico. Una hermana de unos sacerdotes muy importantes en mi diócesis, y a donde me llevaron mis hermanos, dijo, “ese muchachito no se cría”. Era el último de la familia. ¿Pero por qué nació raquítico? Por pobreza fue más que todo. Mi papá era de Barichara, como mi mamá, y los desterraron por persecución política, y entonces fueron a parar a Zapatoca, pero como pobres. El cura los patrocinó dándoles un trabajo de albañilería, y así construyeron un barrio para San Vicente de Paul como servicio a los pobres. Pero se crio muy bien, finalmente… Después de una crisis de salud cambió mi ‘ecología’ cuando me dio una tifoidea. Pasé al otro lado, sin ser tampoco una fortaleza, pero siempre con una salud más o menos pasable. ¿Cuándo toma la decisión de ingresar a la causa del sacerdocio? Eso no fue improvisado; mi mamá me llevaba todos los días a misa a las 5 de la mañana, yo me lo pasaba dormido allá. Pero eso me aficionó a la eucaristía, sin saberlo. A los 8 años tal vez, fui acólito y eso me acercó más al Santísimo. Ahí fue como creciendo la vocación. Eso prueba que Dios lo va llevando, sin darse uno cuenta, a comprender que ahí está Él. Fue ungido como obispo muy joven… Obispo de 36 años. Fue impactante en el sentido de que mi timidez se resistía… ¿Cuál timidez, monseñor? La que tengo. La que no se me ha acabado. Por obediencia al papa Pío XII acepté. Primero como auxiliar de Pasto. Y me fueron cambiando. A Montería, después a Garzón y, por último, a Manizales. Finalmente fue ungido cardenal a los 95 años. La pregunta es: ¿Muy tarde? Ya no podía elegir al próximo Papa… ¿Eso le produjo alguna frustración? No. Yo estuve casi nombrado en tiempos de Pablo VI. Con él fui muy cercano porque trabajé en la reforma del Concordato. El Papa me recibía con mucho cariño, me daba muchos consejos y nos hicimos amigos, yo lo frecuentaba mucho. En un sínodo en el que participé, encontré en la sede de la sala una tarjetica que decía: “Su Eminencia Reverentísima Cardenal José de Jesús Pimiento” –la tengo todavía– y me dije, ‘¿esto qué significa?’ Yo era arzobispo de Manizales. Esto no tiene sentido. La guardé, no pregunté nada, no sucedió nada. Entonces me dije, ‘el Papa quiso nombrarme, algo hubo por ahí y no sé qué pecado habré cometido que no resultó’. El nombre del cardenal no lo consultan con el gobierno ni con nadie, sino que el Papa analiza a las personas y las nombra. En todo caso, en esa oportunidad no fui cardenal, y no me afectó en nada. Años después, el papa Francisco sí lo ungió como cardenal. Pero, ya por razones de salud, usted no pudo acudir al Vaticano a esa ceremonia… No pude... Tengo un problema circulatorio, y me dijo el médico, “si quiere ir, vaya, pero usted llega a la clínica o al cementerio”. Haciendo cuentas, monseñor Pimiento, a usted le han tocado siete papas. Contémoslos: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Ratzinger- Benedicto XVI y Francisco… ¿Con cuál de ellos tuvo más cercanía? Con Pablo VI. Me trataba con mucha familiaridad. ¿Eran del parche, como se dice? Sí, era una empatía; es que ese hombre era muy grande, tímido también, y enfermo desde niño. Sin embargo, tenía un carisma. Cuando era cardenal solamente, su mirada era penetrante, como rayos X; cuando lo eligieron, el Papa tenía ya una mirada dulce, amable, pero igualmente penetrante. Y con él le tocó el Concilio Vaticano II… Todo el concilio. Comencé con Juan XXIII y las tres sesiones siguientes con Pablo VI. Ahí nos conocimos, pero después se volvió una amistad. ¿Y qué piensa del Concilio Vaticano II? ¿Pasó de moda? Que si se estuviera aplicando, habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo. Con la doctrina del concilio, que es el evangelio aplicado, la vida sería muy distinta. Pero no habrá más concilios. ¿No habrá más concilios? No se puede ya reunir al episcopado, que serían como unos 6.000 obispos; no hay dónde concentrarlos, no hay garantía del secreto de los debates ni se sabe cómo debatir. Ponga a 6.000 obispos a discutir. Sigue el sínodo ideado por Pablo VI; lo creó y lo puso a funcionar. Hoy es simplemente consultivo. Puede que Francisco reemplace al concilio. Será con representaciones de la Iglesia en todo el mundo, más numerosas desde luego, espero que para hacer un debate humano, saludable y decisivo. ¿Qué opinó de la histórica visita de Francisco a los Emiratos Árabes? ¿Usted imaginó alguna vez que iba a ver al Papa saludándose de beso en la cara con un jerarca del islamismo? Jesús hoy, Jesús presente. Él hace la presencia de Cristo, y el Cristo de hoy es distinto en la forma de presentación de cuando Él estuvo en la tierra. No es un gesto simplemente humano, como quien dice de afectividad terrena, sino de afectividad espiritual. ¿Qué papel está jugando y debe jugar la Iglesia hoy en el conflicto colombiano? No hemos acertado siempre. Viene desde la Colonia, pero desde la República comenzó el problema de la Iglesia al no hacerse entender debidamente. Ahí debimos comenzar a hacer una predicación del evangelio de la libertad para que Colombia no empezara a ser un país peleador por la política. No se evangelizó la política en ese momento. Entonces la política comenzó humanamente, pero entre peleadores. Habíamos peleado con los españoles y quedamos peleando entre nosotros. Los partidos han sido un desastre, y la Iglesia no ha sabido manejarlos tampoco. Ha bregado, pero no ha acertado en hacer de los partidos lo que trata de hacer ahora este Presidente: que el poder no sea para pelear, sino para servir. Recientemente, en Panamá, el papa Francisco condenó y calificó de terrorismo el atentado del Eln en la Escuela General Santander. ¿Debe la Iglesia católica colombiana seguir ofreciendo sus buenos oficios para un diálogo con este grupo armado? Cuando cumplan lo que está pidiendo el Presidente. Cuando dejen de ser terroristas y entiendan que esto se tiene que hacer con diálogo. Es que ellos dialogan con bala. Eso no es política, eso es maldad y terrorismo. ¿El Papa ha cambiado su posición frente a Venezuela? Cuando el papa Francisco respondió al diálogo lo interpretaron mal y él quedó, como quien dice, con la amargura de que su consejo no fue afortunado, fue un fracaso prácticamente. Ahora ya se dio cuenta de que no se puede hablar de diálogo allá porque no hay con quien dialogar. Ya no recomienda eso. Seguramente estará por este muchacho Juan Guaidó, que es una revelación rarísima, un personaje de la nada que aparece con una inteligencia rara y no se atreven a matarlo… Y no incitando a la violencia sino al entendimiento… Esa es la sabiduría. Eso es ser un cristiano total. Muy difícil tener esa actitud en ese ambiente. Ahí está Dios cumpliendo la tarea de salvar a Venezuela, porque necesitaba probarla mucho, porque el paternalismo tenía a ese pueblo estupidizado. Era un pueblo perezoso, inútil, y entonces el castigo o la prueba ha sido muy dura, muy horrible. Este monstruo de hombre, en la historia no ha habido gente así, ni Herodes, ni ninguno. Este es un fenómeno, y el peor ahí es el Cabello porque si a este lo peluquearan, yo creo que las cosas cambiarían. (Risas). Pero no se deja peluquear. Ahora, si fueran inteligentes se habrían ido ya para Rusia, para China, para Cuba, a gozar de la plata. Son tan brutos que se van a dejar juzgar. ¿Cómo? No sabemos, pero la justicia internacional va a acabar con esos hombres. Por brutos. Yo oro por ellos. No los descarto por enemigos. Hay que orar por esa gente para que se convierta, no para que siga adelante. Usted tiene estos récords: es el obispo más veterano y el cardenal de mayor edad. ¿Con toda la sabiduría que ha recopilado, cuáles cree que son las mayores debilidades hoy de la Iglesia, además de los escándalos de pederastia? Esta semana, el Papa reconoció que, incluso, curas y obispos han abusado sexualmente de monjas. La Iglesia es divina por el fundador, pero es humana por nosotros. Tiene todas las flaquezas nuestras. Hay que saber entenderla, no es que sea una prostituta, es una pobre creatura humana que falla. Le falla a Dios. Eso no es que le agrade a Dios, sino que Él lo tolera por su misericordia, y porque quiere salvarnos. Ya Él sufrió todo lo que había que sufrir, para que nosotros no tuviéramos que pagar tanto, pero nos va cobrando con las calamidades. Como dice en la Carta a los Hebreos, Él reprende y castiga como padre, para que se corrijan los muchachos. Y nosotros somos creaturas suyas, y nos corrige, a veces golpeándonos, y golpeándonos muy fuerte. ¿Usted ve que el papa Francisco va por el camino que toca? Sí, claro. Él está interpretando bien lo que debe hacer. Nos ha dicho un montón de verdades fundamentales, y regaños muy tiernos, que de pronto no hemos entendido. Hablando de la polarización del país, ¿en la Iglesia, internamente, también hay polarización? Claro. ¿Disputa de poderes, de ideologías, de tendencias? Hay cosas, hay teólogos que son herejes, prácticamente. Eso hay de todo. Tenemos que mirarlo como problema humano, y no atribuírselo a la institución, a la sociedad o a la familia de Dios que Él dejó establecida. Ahí está la sabiduría cristiana, saber discernir. Nos falta discernimiento y juzgamos de una vez. ‘Ah no, es que eso está muy mal hecho, y es que ese cura, o ese obispo, o ese…’ Hombre, modérese que es que usted también tiene vigas en el propio ojo y está mirando pajas en los demás. Monseñor, ¿por qué se retiró el papa Ratzinger? Por sabio y por santo. Él le había aconsejado ya a Juan Pablo II que renunciara, porque vio que ya no estaba gobernando como debía ser. Juan Pablo tenía otra mente… la mente de que Jesús no se bajó de la cruz, y eso es bonito decirlo porque es místico, pero no es práctico para el gobierno de la Iglesia. De hecho, en ese tiempo de la enfermedad del papa Juan Pablo II, que fue una gran lección para el mundo, el gobierno de la Iglesia estuvo paralizado. Hasta el punto de que Ratzinger tuvo que llegar a resolver problemas que se han debido resolver antes. Monseñor, yo lo veo tan bien de salud, tan lúcido y tan placentero que me pongo feliz y le deseo muchos años más de vida. Pero tengo que preguntarle: ¿Qué piensa de la muerte? Uno tiene que aceptar la limitación humana, aceptar la presencia de Dios y alegrarse y bendecirlo por eso. ¿A los 100 años, le tiene miedo a la muerte? El miedo normal de todos. La muerte es el encuentro con el Señor y por tanto no debe uno temer. Eso predico. Pero, como la carne humana es tan frágil, pues a mí sí me da susto de cómo me va a pasar, porque no sé si voy a morir de repente, eso sería lo mejor, lo más grato porque no siente uno nada, pero puede ser que muera como un inválido, con alguna enfermedad bien chocante, y entonces a eso le tiene uno como miedo. Pero no al encuentro con Él, que es la maravilla. Y entonces ya me he ido curando bastante de ese miedo; no me lo puedo quitar, pero ya se me ha vuelto como una confianza en que no va a ser una cosa atormentada, sino algo con luz. ¿Cómo celebrará los cien años, precisamente de hoy en ocho días? Tocará obedecer a mi familia que me mandó a que hiciera una celebración en Floridablanca. Luego, en Zapatoca y San Gil. Cumpliré los cien años obedeciendo. (Risas). Fuente: Diario El Tiempo Vea también el especial que elaboró la arquidiócesis de Bucaramanga, donde el Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez, confiesa detalles de su vida, su hogar y su vocación pastoral, a puertas de celebrar su aniversario de vida número 100

Mié 6 Feb 2019

Iglesia colombiana pide apertura de canales humanitarios en Venezuela

El episcopado colombiano, reunido en la 107 Asamblea Plenaria, emitió el 6 de febrero una carta abierta a los obispos y al pueblo venezolano en la que expresan su cercanía con la comunidad y la Iglesia en este país. Tras manifestar su preocupación por las diversas situaciones que se viven, los prelados advirtieron la urgencia de “apertura de canales humanitarios que permitan aliviar efectivamente las carencias de nuestros hermanos”. “Nos duele la incertidumbre, la represión, la violación de los derechos humanos y la injusticia que sufren (…) especialmente los más pobres y débiles”, señalaron. Finalmente, aseguraron su oración y solidaridad con la comunidad venezolana. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar Carta Abierta a los obispos y al pueblo de Venezuela [/icon]