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Iglesia

Vie 5 Mar 2021

Conviértete y cree en el Evangelio

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Durante el tiempo de gracia ini­ciado el Miércoles de Ceniza, que conocemos como la Cua­resma, es muy oportuno, sobre todo para reafirmar la fe en Nuestro Señor Jesucristo, fortalecer la gracia de Dios y reafirmar nuestra vocación cristiana a la santidad. Con los medios espiritua­les y las prácticas cuaresmales, apo­yados por la Palabra de Dios, la Euca­ristía, la oración y la caridad, podemos profundizar en la respuesta al llamado que Dios nos hace a ser santos como Él, tal como lo meditamos en la Pala­bra de Dios: “Ustedes sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48; Cfr. 1Pe 1, 16), el primer paso es volver a Dios mediante una auténtica y sincera conversión. Al recibir la Ceniza hemos escuchado las palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc 1, 15), somos invita­dos a reorientar la vida hacia Dios y renovar la fe en la Buena Noticia del Reino de Dios. Se nos recuerda la ne­cesidad de conversión y penitencia que en el Tiempo de Cuaresma tenemos que reforzar para purificar nuestra con­ciencia del mal y el pecado, así puri­ficados, podamos recibir la gracia de Dios, que nos sostiene y alienta en el combate espiritual de cada día. La conversión es ir hacia adelante en el seguimiento de Jesús, sabiendo que, en un primer momento, estamos llamados a dejar un pecado, un vicio dominan­te que va arruinando nuestra vida, pero en un nivel superior es transfor­mar la vida en Cristo, para decir con san Pablo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gál 2, 20). De tal manera, que todo nuestro actuar, sentir y vivir es en Cristo, como lo ex­presaba San Pablo en su experiencia espiritual: “Para mí la vida es Cristo” (Fil 1, 21). El momento actual está marcado por la CO­VID-19, pandemia que ha golpeado a toda la hu­manidad y ha dejado por tierra muchos proyectos políticos, económicos, sociales y también per­sonales. Sin embargo, en Jesucristo Nuestro Señor, tenemos la espe­ranza puesta y estamos seguros que es esperanza que no defrauda porque: “sabemos, además, que todo contribuye al bien de los que aman a Dios, de los que Él ha llamado según sus planes” (Rom 8, 28). Este momento también es un tiempo de purificación. Así como después del diluvio universal, Dios comenzó algo nuevo con la humanidad, así comenza­rá en este presente histórico, algo reno­vado, cuando decidamos renovar nues­tro corazón con la gracia de Dios, que se ofrece gratuitamente en este tiempo de salvación y de gracia que estamos viviendo con la Cuaresma, en camino de auténtica y sincera conversión. Conversión y fe en el Evangelio de Jesucristo, significa arrodillarnos frente al Santísimo Sacramento y con humildad pedir perdón a Dios por nuestros pecados y Él, con su amor misericordioso desde la Cruz nos per­dona, para que volvamos a Dios. Pero también, es tiempo para perdonar a nuestros hermanos por las ofensas que nos han hecho, “perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros per­donamos a los que nos ofenden”, re­petimos con frecuencia en la oración del Padre Nuestro, sabiendo que el perdón es un beneficio para quien lo recibe, pero es sobre todo una gracia para quien lo ofrece. El perdón nos pu­rifica de odios, resentimientos, renco­res y venganzas, que son veneno para nuestra alma, siendo el perdón, la me­jor medicina, gracia de Dios y paz para nosotros. De esta manera, podemos aspirar a vivir en este tiempo de reflexión y de gracia en familias perdo­nadas, reconciliadas y en paz, porque la gracia de Dios llega a cada cora­zón que se deja renovar por el regalo del perdón. Ofreciéndolo también al prójimo, empezando por el núcleo familiar, como una oportu­nidad para volver a Dios en esta hora de incertidumbre y de cruz por la que pasamos todos, pero que nos ayudará a sanar y purificar nuestro corazón y vivir renovados por la fuerza que viene de lo alto. Conviértete y cree en el Evangelio, es también hacer presente la caridad de Cristo en los hermanos, que es un mandamiento para todos nosotros, sa­biendo que la puerta de entrada al cielo es la caridad, tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de be­ber, estuve necesitado y me auxiliaron, vengan benditos de mi padre a poseer el Reino eterno, la gloria del cielo, (Cfr. Mt 25, 31 - 46). Como cristianos, como Iglesia Católica actuamos en el nombre del Señor y lo hacemos con la misma fuerza de su amor para con nosotros, que hace que todos nos sintamos her­manos, hijos de un mismo Padre. En la Diócesis de Cúcuta, este año queremos hacer presente la caridad de Cristo para con los más pobres, mediante la Campaña de Comu­nicación Cristiana de Bienes, que promueve darle de comer a más de cinco mil familias, como lo hizo Jesús cuando sintió compasión de la multi­tud. Los cristianos católicos de Cúcuta queremos a través de la Diócesis y del Banco de Alimentos, dar de comer a familias necesitadas. Por eso, la meta son cinco mil mercados para compar­tir con los más pobres de un sector de la ciudad. Ponemos en las manos de Dios esta misión y animo a todos los fieles de las parroquias a compartir desde lo poco o mucho que tengan, con otros más pobres, haciendo reali­dad en la vida personal y familiar esas palabras del tiempo cuaresmal: Con­viértete y cree en el Evangelio. Que esta Cuaresma que hemos iniciado sea un tiempo de gracia para reafir­mar nuestra respuesta de fe, espe­ranza y caridad a la llamada que Dios nos hace a la conversión y a la santi­dad, escuchando y leyendo el mensaje del Señor, meditándolo y creyendo en su Palabra y con ello convertir nuestra vida, siguiendo las palabras del Evan­gelio y comunicando esa buena noticia a los hermanos, transmitiendo su men­saje con nuestras palabras y obras de caridad. En este proceso contamos con la pro­tección maternal de la Santísima Vir­gen María y del Glorioso Patriarca San José, nuestro patrono, quienes escucharon la Palabra de Dios y entre­garon su vida para hacer su voluntad. Con María y San José queremos reno­var nuestro deseo de conversión para transformar nuestra vida en Cristo. Para todos, mi oración y bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Administrador Apostólico de la diócesis de Cúcuta

Vie 5 Mar 2021

“Narrando paz, tejiendo esperanza desde el departamento de Sucre”

Este es el nombre de la campaña bajo la cual, este jueves 4 de marzo, la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), acompañó a la diócesis de Sincelejo en el desarrollo del segundo módulo del taller regional de comunicaciones para la reconciliación y la paz. Durante la jornada, que contó con la presencia de monseñor José Clavijo Méndez, obispo de esta jurisdicción eclesiástica, se desarrollaron diferentes espacios prácticos de reflexión grupal, análisis sobre lenguajes y narrativas audiovisuales, que sirvieron para que los asistentes expresaran algunas propuestas de cómo comunicar la paz. Fruto de este ejercicio, los participantes elaboraron productos comunicativos en formato de video, donde hacían narraciones sobre reconciliación y construcción de paz en sus territorios. Al taller asistieron cerca de 20 periodistas, comunicadores, sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral de la ciudad de Sincelejo y municipios aledaños, esta vez, en modalidad presencial y guardando los cuidado de bioseguridad. Fuente: Of. comunicaciones CCN

Vie 5 Mar 2021

La voz del Pastor | 07 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 2,13-25 .

Vie 5 Mar 2021

«Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré»

TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 7 de 2021 Primera Lectura: Éx 20,1-17 (forma larga) o Éx 20,1-3. 7-8.12-17 (forma breve) Salmo: 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c) Segunda Lectura: 1Co 1,22-25 Evangelio: Jn 2,13-25 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Los textos bíblicos a nuestra consideración, en este domingo, nos invitan a considerar con fe para discernir con esperanza: • Los mandamientos de la ley de Dios, dados por Moisés, a los hijos de Israel, nos coloca en relación armoniosa con Dios y con los hermanos, por ello son una ley perfecta. • A Jesús no se le predica ni con signos ni con los razonamientos del mundo, sino con la sabiduría de la cruz. • Jesús, es celoso en cumplir la voluntad del Padre en Él, como única víctima, verdadera ofrenda y único templo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Al enunciar en el libro del Éxodo los diez mandamientos, hay tres que están en relación perfecta con Dios y los otro siete en relación con los semejantes; todo ello para enseñarnos a caminar en armonía con Dios y con los hermanos. Esos mandatos son perfectos y alegran el alma del creyente, le proporcionan descanso, le iluminan los ojos, y son de gran valor como el oro y la miel. El apóstol no predica a Jesús ni con signos para los judíos, ni con razonamientos filosóficos para los griegos; a Jesús lo anuncia con la sabiduría de la cruz, que es necedad y escandalo para unos, pero salvación para los creyentes. En la proximidad de la pascua judía, Jesús se proclama como verdadera víctima que no se compra y ofrenda al Padre insustituible, por ello desaloja del templo a los vendedores, también expulsa a bueyes y palomas, al igual que a cambistas de monedas. Enseñándonos, así, que Él es el nuevo y verdadero templo por la resurrección; de esta misma manera lo comprendieron sus discípulos cuando Él resucitó de entre los muertos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hoy en la presencia de Dios entendemos que cada vez es más urgente valorar el decálogo, el cual iluminado por el mandamiento nuevo (Cfr. Jn 13, 34), nos hace posible vivir en la armonía y la paz cristiana que Jesús nos ha enseñado durante su ministerio público, comprendiendo así que estas leyes son palabras de vida eterna que hacen dulce y amable la existencia de todos los que creemos (Cfr. Sl 18, 11). La cruz continúa siendo hoy un signo de contrariedad y disgusto para el pensamiento racionalista. Es una locura que no se admite, por lo que se han creado leyes que piden quitar los crucifijos en los lugares públicos, pues a muchos hoy les “traumatiza” ver el Crucificado, y por ello hay campañas en su contra; pero para los que creemos en la Cruz, encontramos en ella sabiduría y fuerza de Dios que nos salva. Jesucristo crucificado es la verdadera víctima, ya no hay cordero ni bueyes ni palomas, Él es la verdadera ofrenda al Padre, Él es el verdadero templo que por la resurrección se convierte en el único punto de referencia válido para el encuentro de Dios con los hombres, y de los hombres con Dios. Nosotros también somos templos donde no se puede ya tener ninguna clase de negocio. Al respecto nos decía el Papa Francisco: “Es muy feo cuando la iglesia se “resbala” en este comportamiento y hace de la casa de Dios un mercado, estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la búsqueda continua del propio beneficio, en lugar de buscar un amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, las comunidades civiles y toda la sociedad” (Ángelus, domingo III de cuaresma 2018). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Jesús, ven ahora a nuestro corazón, haznos comprender la gracia de tu ley en esta cuaresma, ven a nuestras comunidades y danos la humildad, la comprensión y la capacidad de sacrificio de unos por otros. Junto contigo somos el templo del Padre Celestial, que debemos cuidar y nadie puede destruir, porque tu Padre es un Dios celoso que cuida de nosotros (Cfr. 1Cor 3, 17) por ello hemos de cuidar este templo, y no alejarnos del Padre, porque si él nos deja, de inmediato se nos acercará el engañador. Padre, tú nos has hecho tu templo y habitas en nosotros, no permitas que hagamos de este un lugar de negocio, permítenos realizar siempre tu voluntad por la gracia de nuestro bautismo (Cfr. Cesareo de Arles, discurso 229, 2: CCL 109, 905-907). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Avanzamos en el camino cuaresmal y no estamos solos, Jesús es la cabeza de este templo al cual pertenecemos y nos acompaña al hacerse presente en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Que en nuestros ayunos y penitencias vivamos el mandamiento del amor, y que esta celebración nos ilumine en el desierto espiritual de nuestra vida. Dispongámonos a participar con ánimo confiado. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios sigue siendo hoy la que nos ilumina, la cruz la que nos fortalece en el verdadero templo de nuestra fe. Escuchemos con atención y recogimiento. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiando en tu palabra que nos fortalece, en tu cruz que nos redime, ofrezcamos fervientemente a Dios nuestras súplicas y digámosle: R. Fortalece nuestra fe, Señor de la vida 1. Para que la iglesia, en su tarea evangelizadora, sea signo de Dios y no comercialice con la fe, roguemos al Señor. 2. Para que los gobernantes, en su tarea de legislar, defiendan los derechos humanos, busquen el bien común y acompañen a los más débiles, roguemos al Señor. 3. Para que los que sufren persecuciones a causa de la cruz, víctimas de las injusticias humanas, encuentren en la Iglesia un apoyo para sus tristezas y angustias, roguemos al Señor. 4. Para que en nuestro caminar en esta Cuaresma hacia la Pascua del Señor, descubramos en los mandamientos el sentido del amor, teniendo como eje central la cruz y siendo conscientes que somos templo del Espíritu, roguemos al señor. En silencio pueden hacerse otras intenciones personales Oración conclusiva Padre de amor, que nos entregaste en tu Hijo al verdadero templo y que desde Él elevamos nuestras súplicas, atiende nuestras oraciones que presentamos con fe. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén

Vie 5 Mar 2021

Papa al clero en Irak: "La religión debe servir a la causa de la paz y la unidad"

Este 5 de marzo, el Papa Francisco inició su viaje apostólico a Irak, el número 33° de su Pontificado, bajo el lema “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8). El Pontíficie celebró un encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas del país, en la catedral siro-católica de Sayidat Al-Nejat (Nuestra Señora de la Salvación), ubicada en Bagdad y que ha sido objetivo de dos ataques terroristas, al dirigirse a este público les recordó que la religión debe servir para construir la paz y los animó a "ser servidores del pueblo y no administradores públicos", siempre con el pueblo de Dios, "nunca separados como si fueran una clase privilegiada". En su discurso, el Santo Padre agradeció al Patriarca Ignace Youssif Younan y al Cardenal Louis Sako por las palabras de bienvenida, a la vez que dedicó un pensamiento especial a los "hermanos y hermanas que aquí han pagado el precio extremo de su fidelidad al Señor y a su Iglesia". El Papa recuerda a las víctimas del ataque terrorista "Que el recuerdo de su sacrificio nos inspire para renovar nuestra confianza en la fuerza de la Cruz y de su mensaje salvífico de perdón, reconciliación y resurrección", dijo Francisco, subrayando que, en efecto, "el cristiano está llamado a testimoniar el amor de Cristo en todas partes y en cualquier momento". Teniendo en cuenta las dificultades que ha originado la actual pandemia, así como los "arduos desafíos pastorales" que afronta la Iglesia en Irak, el Pontífice alentó a los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas y responsables laicos, a seguir adelante sin perder la esperanza cristiana y sin detener "nuestro celo apostólico", que en estas tierras proviene de raíces muy antiguas. “Sabemos qué fácil es contagiarnos del virus del desaliento que a menudo parece difundirse a nuestro alrededor. Sin embargo, el Señor nos ha dado una vacuna eficaz contra este terrible virus, que es la esperanza que nace de la oración perseverante y de la fidelidad cotidiana a nuestro apostolado. Con esta vacuna podemos seguir adelante con energía siempre nueva, para compartir la alegría del Evangelio” Cristo se anuncia con el testimonio de vidas transformadas Asimismo, el Papa exhortó a los presentes a "no olvidar que Cristo se anuncia sobre todo con el testimonio de vidas transformadas por la alegría del Evangelio". Haciendo alusión a las dificultades que forman parte de la experiencia cotidiana del pueblo iraquí, como la guerra, las persecuciones, la fragilidad de las infraestructuras básicas y la lucha continua por la seguridad económica y personal; el Sucesor de Pedro agradeció de modo especial, a los hermanos obispos y sacerdotes, "por haber permanecido cercanos a su pueblo, sosteniéndolo, esforzándose por satisfacer las necesidades de la gente", contribuyendo al servicio del bien común: “El apostolado educativo y el caritativo de sus Iglesias particulares representan un valioso recurso para la vida tanto de la comunidad eclesial como de la sociedad en su conjunto. Los animo a perseverar en este compromiso, para garantizar que la Comunidad católica en Iraq, aunque sea pequeña como un grano de mostaza (cf. Mt 13,31-32), siga enriqueciendo el camino de todo el país” "Dejar de lado todo tipo de egocentrismo" Continuando con su alocución, Francisco hizo hincapié en que el amor de Cristo nos pide "dejar de lado todo tipo de egocentrismo y rivalidad", ya que "nos impulsa a la comunión universal". Para reforzar el valor de sus palabras, el Papa puso como ejemplo práctico, la imagen de una alfombra, un elemento muy familiar en esta región del mundo: “Las diferentes Iglesias presentes en Iraq, cada una con su ancestral patrimonio histórico, litúrgico y espiritual, son como muchos hilos particulares de colores que, trenzados juntos, componen una alfombra única y bellísima, que no sólo atestigua nuestra fraternidad, sino que remite también a su fuente. Porque Dios mismo es el artista que ha ideado esta alfombra, que la teje con paciencia y la remienda con cuidado, queriendo que estemos entre nosotros siempre bien unidos, como sus hijos e hijas” En este sentido, el Santo Padre señaló que pastores y fieles, sacerdotes, religiosos y catequistas comparten, "si bien de diversas maneras", la responsabilidad de llevar adelante la misión de la Iglesia. Desatar los nudos del tejido de la fraternidad En cuanto a las incomprensiones y las tensiones que a veces pueden surgir en la convivencia pastoral; el Papa afirmó que estos son los nudos que dificultan el tejido de la fraternidad: "Son nudos que llevamos dentro de nosotros; pero estos nudos pueden ser desatados por la Gracia, por un amor más grande; se pueden soltar por el perdón y el diálogo fraterno, fortaleciéndose mutuamente en los momentos de prueba y dificultad". Por otra parte, el Obispo de Roma dirigió unas palabras especiales a sus "hermanos obispos": “Sean particularmente cercanos a sus sacerdotes. Que no los vean como administradores o directores, sino como padres, preocupados por el bien de sus hijos, dispuestos a ofrecerles apoyo y ánimo con el corazón abierto. Acompáñenlos con su oración, con su tiempo, con su paciencia, valorando su trabajo e impulsando su crecimiento. De este modo serán para sus sacerdotes signo visible de Jesús, el Buen Pastor que conoce sus ovejas y da la vida por ellas (cf. Jn 10,14-15)” El Papa, también animó a los sacerdotes, religiosos y religiosas, catequistas y seminaristas que se preparan a su futuro ministerio, a renovar siempre el «Aquí estoy» con el que cada uno ha respondido a la llamada de Dios, como lo hizo en su momento el joven Samuel (1 S 3,4). “No se alejen del santo pueblo de Dios, en el que nacieron. No se olviden de sus madres y de sus abuelas, que los han «amamantado» en la fe, como diría san Pablo (cf. 2 Tm 1,5). Sean pastores, servidores del pueblo y no administradores públicos. Siempre con el pueblo de Dios, nunca separados como si fueran una clase privilegiada” Guerra y religión no son compatibles Conmemorando nuevamente a los hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista en esta Catedral hace diez años y cuya beatificación está en proceso, Francisco señaló que su muerte "nos recuerda con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas". Igualmente, el Pontífice no quiso olvidar a todas las víctimas de la violencia y las persecuciones, pertenecientes a cualquier comunidad religiosa: "Mañana, en Ur, encontraré a los líderes de las tradiciones religiosas presentes en este país, para proclamar una vez más nuestra convicción de que la religión debe servir a la causa de la paz y de la unidad entre todos los hijos de Dios", aseveró. Jóvenes y ancianos: punta del diamante de Irak Antes de concluir, Francisco agradeció a todos por su compromiso de "ser constructores de paz", en el seno de sus comunidades y con los creyentes de otras tradiciones religiosas, "esparciendo semillas de reconciliación y de convivencia fraterna que pueden llevar a un renacer de la esperanza para todos". El Papa tampoco olvidó destacar el inmenso valor que aportan los jóvenes y los ancianos en toda sociedad: “Los jóvenes son vuestro tesoro y hay que cuidarlo, alimentando sus sueños, acompañándolos en el camino y reforzando su esperanza. Ellos- junto con los ancianos- son la punta del diamante del país, los mejores frutos del árbol. Depende de nosotros cultivarlos para el bien e infundirles esperanza”, concluyó. Fuente: Vatican News Fotos: Internet

Jue 4 Mar 2021

Obispos rechazan “escalada de abusos contra la vida” en el Pacífico y Suroccidente

El episcopado colombiano, a través de un comunicado, expresa su solidaridad con las poblaciones del Pacífico y del Suroccidente del país “que están viviendo una crisis humanitaria profunda por las amenazas, desplazamiento forzado, confinamiento, asesinatos y todo tipo de atrocidades”. En el mensaje, firmado por monseñor Óscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); monseñor Ricardo Tobón, vicepresidente de la CEC, y monseñor Elkin Álvarez, secretario general de esta institución, los obispos condenan enérgicamente los hechos ocurridos e invitan “a toda la sociedad colombiana a expresar el rechazo total a esta escalada de abusos contra la vida y los derechos de los pobladores”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 3 Mar 2021

Avanza reunión de obispos del pacífico y suroccidente

Los obispos del pacífico y suroccidente del país concluyeron su segundo día de reunión en la ciudad de Buenaventura con una celebración eucarística presidida por monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de Cali, quien en su homilía hizo memoria al recién fallecido obispo emérito de Buenaventura, monseñor Héctor Epalza Quintero, destacando el legado misionero de este “apóstol de la paz”. Según informó monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, obispo auxiliar de Cali, catorce obispos que hacen parte de las Provincias Eclesiásticas de Popayán, Cali y Santa Fe de Antioquia, se encuentran reunidos desde el 2 de marzo en la ciudad portuaria analizando la situación de violación de derechos humanos en estas regiones, para apostarle a un pacto por la paz y la reconciliación. "Se han conocido experiencias significativas, con las luces y sombras de las realidades sociales, económicas, políticas, religiosas y pastorales de las jurisdicciones. Un excelente ejercicio del ver, juzgar y actuar en el territorio del pacífico y suroccidente colombiano", resaltó el obispo. RUEDA DE PRENSA En el marco de esta reunión, que finalizará este jueves 4 de marzo, los prelados han convocado para este día, a las 9:00 a.m., a una rueda de prensa virtual, donde presentarán a la opinión pública las conclusiones de la reunión. La misma será transmitida a través de las páginas en Facebook de la Conferencia Episcopal de Colombia /episcopadocol y de la Diócesis de Buenaventura.

Mié 3 Mar 2021

Papa anima a acudir al sacramento de la Reconciliación

En este paso de camino a la Pascua, el papa Francisco en su intención de oración para el mes de marzo, ha puesto de presente el sacramento de la Reconciliación. Invita a redescubrir la fuerza de renovación personal que tiene el sacramento de la confesión en la vida de todo católico. “Recemos para que vivamos el sacramento de la Reconciliación con renovada profundidad y para saborear el perdón y la infinita misericordia de Dios”. El Pontífice asegura que el centro de la confesión no son los pecados que se dicen, sino “el amor divino que recibimos y que siempre necesitamos (…) El centro de la confesión es Jesús que nos espera, nos escucha y nos perdona”. Invita para que este sacramento sea vivido a profundidad y se pueda “saborear el perdón y la infinita misericordia de Dios”. Agrega además, “Dios dé a su Iglesia sacerdotes misericordiosos y no torturadores”.