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Iglesia

Jue 20 Ago 2020

Obispo de Ipiales pide mayor acción del Gobierno sobre comunidades

Frente al recrudecimiento de la violencia en el territorio nariñense, el obispo de la diócesis de Ipiales, José Saúl Grisales Grisales, ha dicho que es su deber como pastor expresar el repudio por las continuas violaciones de los derechos humanos que se cometen sobre la población. “Es misión propia del Pastor Diocesano hacer suyas las expresiones de repudio por las continuas violaciones a los derechos humanos, recrudecidos en los últimos días con las muertes de varias personas en Samaniego y ahora en el municipio de Ricaurte, en la zona que habita la comunidad indígena Awá”. A través de un comunicado, dejó ver la preocupación por los permanentes atentados que se presentan contra la vida humana y el deterioro de la convivencia social en esta región del país, lo que impide “vivir con alegría, seguridad y dignidad”, precisa. Subrayó que han sido varios los espacios donde la Iglesia y otras organizaciones han puesto de manifiesto estos atropellos contra la población, solicitando de las autoridades municipales y departamentales accionesque “permitan vivir en paz, en esta tierra que la Divina Providencia nos ha regalado”. Mayor atención a los territorios de los Awá En el pronunciamiento, también, pidió a las autoridades revisar lo que está pasando en este territorio ancestral Awá, donde cada día esta comunidad indígena se ve limitada al pleno desarrollo de sus proyectos de vida. “Es urgente se activen medidas de protección por parte de las autoridades nacionales y de los organismos humanitarios, en coordinación con las autoridades indígenas, para salvaguardar la vida y favorecer el cumplimiento de todos los derechos que como personas humanas y como indígenas tienen en la sociedad”. Jornada de oración por la paz del territorio Frente a esta preocupante realidad el obispo ha convocado a toda la comunidad cristiana para que el próximo domingo, 23 de agosto, se unan a una jornada de oración, donde se pida por la paz de esta región y del país. “El Señor nos llama la atención cuando en su Palabra Divina nos pregunta, “¿Dónde está tu hermano?“, porque es responsabilidad de cada uno hacerse prójimo de quien está a su lado y velar por su bienestar, alertando a las autoridades cuando tenemos conocimiento de situaciones que atenten contra la vida y la paz”. Finalmente, expresó a las familias de los fallecidos en el municipio de Samaniego, como a las autoridades de la organización indígena Camawari, su saludo de cercanía y manifestación de seguir trabajando como Iglesia por el bienestar de las comunidades. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 20 Ago 2020

Iglesia en Bolívar vivirá vigilia de oración por el fin de la pandemia

Inspirados por la letra de la canción "En tus manos Señor", este sábado 22 de agosto la diócesis de Magangué, ubicada en el departamento de Bolívar, estará adelantando una jornada de oración para pedir el fin de la pandemia. El obispo de esta Jurisdicción, monseñor Ariel Lascarro Tapia, ha dicho que será una vigilia para pedir del Señor la salud de todos los enfermos de coronavirus y suplicar la fortaleza y templanza de médicos, enfermeras e internistas de los hospitales que atienden esta emergencia sanitaria. "Ese día nos uniremos en la gran vigilia de oración ofreciéndole al Señor nuestras vidas, todas las parroquias del sur de Bolívar estarán unidas para implorar de Dios su misericordia", afirmó. La jornada que será virtual iniciará a las 10:00 a.m. con una conferencia ofrecida por el padre José Mario Bacci, Superior de los Eudistas, con el tema "El discipulado en los Evangelios sinópticos" y luego a partir de las 6:00 p.m. se continuará con momentos de oración y alabanza, pidiendo a Dios el don de la vida y la salud de toda la comunidad. Este momento de alabanza estará también animado por el padre José Manuel Beltrán, paciente recuperado del covid-19, quien aprovechará este momento para reiterar su agradecimiento a Dios y a cuantos oraron por él durante su convalecencia. La jornada se transmitirá a través del portal web de la diócesis www.diocesismagangue.org también podrá ser seguido por las redes sociales de la Jurisdicción: Facebook, Instagram y el canal de YouTube.

Mié 19 Ago 2020

Fundación Populorum Progressio avanza con ayudas para América Latina y el Caribe

La difícil crisis generada por la pandemia del COVID-19 no fue obstáculo para que el Consejo de Administración de la Fundación Populorum Progressio celebrara su reunión anual, por supuesto, de manera virtual, en la que, además de analizar la situación de Latinoamérica y el Caribe frente a la pandemia del coronavirus, de entre un número significativo de solicitudes, aprobó 138 proyectos de desarrollo social, haciendo énfasis en aquellos que tienen por objeto contribuir a mitigar a corto y mediano plazo los efectos de la crisis y que provienen de comunidades y lugares muy necesitados. A estos proyectos hay que sumarle otros 30 de ayuda alimentaria, que están en ejecución, los cuales fueron aprobados de manera extraordinaria por el Consejo de Administración en el mes de junio, en respuesta a una solicitud del Papa Francisco y en cuanto la Fundación hace parte de la Comisión Vaticana COVID-19 que el Papa pidió al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, crear en colaboración con otros Dicasterios de la Curia Romana y otros organismos, para expresar la preocupación y el amor de la Iglesia por la entera familia humana ante dicha pandemia. En total son 168 proyectos provenientes de 23 países de Latinoamérica y el Caribe. La reunión que se realizó del 29 al 31 de julio fue presidida por Mons. Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa (Perú) Presidente del Consejo de Administración. Participaron el Vicepresidente del mismo Consejo Mons. Óscar Urbina Ortega, Arzobispo de Villavicencio (Colombia) y demás miembros, Mons. Murilo Sebastiao Ramos Krieger, Arzobispo-E de San Salvador de Bahía (Brasil), Mons. José Luis Azuaje Ayala, Arzobispo de Maracaibo (Venezuela), Mons. EduardoMaría Taussig, Obispo de San Rafael (Argentina) y Mons. Segundo Tejado Muñoz, Representante del Dicasterio. También miembro del Consejo y, aunque no pudo participar directamente en la reunión, el Cardenal Chibly Langlois, Obispo de Les Cayes, Haití evaluó y envió el reporte de los proyectos provenientes de Centro América y el Caribe. De igual manera participó el equipo operativo del Secretariado de la Fundación. Por su parte el Cardenal Peter K.A. Turkson, Prefecto del Dicasterio y como Presidente de la Fundación, también se unió a la reunión, dando un mensaje de agradecimiento e invitando a todos a continuar trabajando con entusiasmo y dedicación en favor de tantas personas que requieren de nuestra ayuda en estos momentos difíciles. Muy significativa fue también la participación del Secretario del Dicasterio Mons. Bruno-Marie Duffè, quien en su mensaje insistió en que “no se trata de prepararnos para el futuro, sino de preparar el futuro”, citando al Papa Francisco y que “la caridad de la Iglesia tiene que ser un testimonio de fe y de esperanza, y la solidaridad nos tiene que ayudar a pasar del miedo a esa esperanza”. Como es costumbre en esta reunión anual, activamente participarón representantes del Comité para las Intervenciones Caritativas a favor del Tercer Mundo de la Conferencia Episcopal Italiana, el cual financia la mayor parte de estos proyectos. De igual manera, hubo representantes de Cross Catholic Outreach que desde el 2018 financia un número significativo de etas iniciativas. Una especial acogida se le brindó al coordinador de proyectos para América Latina de Manos Unidas quien por primera vez hace parte de esta reunión con miras a establecer un trabjo conjunto entre la Fundación y está institución que es orientada por laicos y que tanto bien hace en todo el mundo. No menos significativa fue la presencia del Pbro. Paulo César Barajas, de la Arquidiócesis de Guadalajara, México quien por muchos años ha trabajado en el Dicasterio y colaborará con la Fundación. Ante la magnitud de la crisis que vivimos, estos proyectos pretenden ser un signo de la caridad del Papa, a la vez que un llamado a todos los cristianos y personas de buena voluntad a incrementar la práctica efectiva de la caridad y la solidaridad, buscando que en esta pandemia “nadie se quede atrás”, según nos invita con insistencia el Santo Padre. La Fundación Populorum Progressio Fue creada por el Santo Padre Juan Pablo II el 13 de febrero de 1992, empeño asumido en vísperas de la conmemoración del V Centenario del inicio de la Evangelización del Continente Americano. Se trata de la continuación, bajo una nueva forma, de un fondo que el Papa Pablo VI había instituido en el año 1968 en su visita a Colombia. Al crear la Fundación, el Santo Padre invitaba a la Comunidad Internacional, a las instituciones y a las personas de buena voluntad a duplicar los esfuerzos en favor del desarrollo integral de las poblaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes de América Latina. Esta Fundación financia cada año el mayor número posible de proyectos mediante los cuales favorece el desarrollo integral de las comunidades más pobres. Las ayudas se reciben gracias a la generosidad sobre todo de los católicos italianos, canalizada a través de la Conferencia Episcopal de ese país, así como de donativos recibidos de otras personas y organismos eclesiales.

Mar 18 Ago 2020

"El horror de la guerra en distintas regiones sigue pisoteando la vida humana"

Con estas palabras el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, se pronunció mediante un comunicado rechazando enfáticamente las masacres cometidas en los últimos días contra jóvenes en Cali y Samaniego (Nariño). Dijo que estos hechos ponen de manifiesto la guerra que se sigue librando en varias regiones del país. “podemos estar con ‘tapabocas’ pero no podemos callar ante la creciente violencia que se enseña contra nuestros pueblos, como un monstruo destructor que crece en nuestro País”. El prelado observó que es imposible callar ante el hostigamiento y la presión despiadada que cometen los grupos armados, atentando así contra las comunidades rurales y urbanas, coartando la libertad de los pueblos, estas acciones, dice el arzobispo, generan una anticultura de muerte y de miedo. “No podemos callar ante grupos que torturan a campesinos, indígenas, afrocolombianos, a hombres y mujeres. No podemos callar ante las amenazas y asesinatos de reincorporados en el proceso de paz, no podemos callar cuando fuerzas macabras pretenden destruir a sangre y fuego la esperanza de los colombianos”. En su declaración evocó un mensaje del papa Francisco de este año para la Jornada Mundial de Oración por la Paz “En realidad, toda guerra se revela como un fratricidio que destruye el mismo proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia humana. Sabemos que la guerra a menudo comienza por la intolerancia a la diversidad del otro, lo que fomenta el deseo de posesión y la voluntad de dominio. Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo y eliminarlo”. (Papa Francisco, 1 de enero 2020). Frente a este llamado del Papa y al referirse al recrudecimiento de la violencia que azota al país, clamó de manera especial por el fin de la guerra que se libra en regiones como el Chocó, en el Valle del Cauca, en el Cauca, en Nariño, en el Putumayo y en toda la región Amazónica, en Arauca y en los llanos, en el Catatumbo, en el Magdalena Medio, en el Bajo Cauca Antioqueño, en Córdoba, en Urabá. Así también el llamado vehemente fue para pedir por la paz en las ciudades y en los campos. “En medio de la pandemia llamamos a un cese al fuego, llamamos a combatir unidos contra el narcotráfico, llamamos a la reconciliación social, política, económica y ecológica”. Por último, hizo una invitación a todos los líderes del país a trabajar unidos e implementar una cultura del diálogo veraz, responsable y fraterno. “No permitamos que crezca la perversión de nuestras relaciones sociales, no permitamos que crezca el miedo recíproco que nos obliga a vernos como enemigos, no nos encerremos en eternas polémicas estériles mientras los más pobres en nuestras regiones y en las periferias de nuestras ciudades quedan abandonados a la indiferencia total, a la muerte como noticia que llega y simplemente pasa. Necesitamos un pacto ciudadano por la paz, por la vida y la reconciliación”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 18 Ago 2020

Reflexiones éticas sobre la enfermedad (I)

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En estos días donde continuamente hacemos referencia a la enfermedad y al dolor, por la pandemia que nos afecta, desearía dedicar una pequeña reflexión a la condición del hombre, a su realidad corporal, a la dimensión espiritual y también a algunos elementos morales y éticos que esta situación nos presenta. “Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2, 7). Este texto de la Sagrada Escritura nos relata la creación del hombre, que salió de las manos de Dios, que le dio “forma” del polvo de la tierra y le dio el “soplo de la vida”, y por tanto se constituyó en un ser viviente. Esta bella figura, pone a Dios como un alfarero, que, con el polvo de la tierra, con una bellísima forma del lenguaje, explica la creación del hombre y su ser mismo. Los dedos del Creador moldearon al hombre y le dieron su ser, pero especialmente, le entregó su “Espíritu”, su alma que da vida y lo constituye en imagen de Dios. El Supremo Creador, “le insufló” vida, (Gen 2, 7). El alma está unida al cuerpo, haciendo al hombre “imagen de Dios”. Esta forma de comprensión del hombre, que con un nombre técnico en la filosofía cristiana es llamado el “hilemorfismo” es fundamental para entender qué es el hombre, cuál es su misión, su futuro, la razón de su ser. El hombre, en el bello relato del Génesis, se separa de la voluntad de Dios por el pecado, ello lo llevó a vivir las limitaciones propias del cuerpo, de su condición humana y corporal (Cf. Gen 3, 1-24). Si bien el hombre es parte de la creación, recibió un particular interés y condición, que le hace diverso a las demás realidades creadas (materiales y animales). Fue Dios mismo quien le dio su forma y su ser, y unió inexorablemente el alma y el cuerpo. Si queremos comprender al hombre, tenemos que entenderlo como una creatura de Dios y que tiene en Dios su fin, que Él, como Creador le dio una misión particular en el jardín del Edén, en la Tierra. Son muchos los tipos y formas de comprender la vida humana, muchas las lecturas que desde las ciencias humanas se hacen del hombre. Son distintos los acentos, las formas de subrayar, una u otra dimensión. Hay muchas formas para entender al hombre, pero hoy especialmente tenemos muchas antropologías (estudio sobre el hombre) que dejan de lado su dimensión espiritual, lo leen sin hacer referencia al alma. El hombre, como creatura de Dios, posee unas capacidades intelectuales, de comportamiento, de lenguaje, de relación y de interacción con otros seres como él; pero también tiene las limitaciones biológicas propias del cuerpo que ha recibido. En él hay una unidad fundamental, establecida de forma particular por Dios (de este tema da una explicación hermosísima Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica en la Primera parte, cuestión 42 y siguientes. S. Th. I, q.42, q. 44). Hoy tenemos en nuestra cultura, en pleno siglo XXI, grandes tentaciones para leer al hombre desde la sola dimensión de su cuerpo, como realidad biológica, reduciéndolo a la mera expresión de sus sentidos o de su corporalidad. Es claro que en nuestro tiempo hay también grandes retos, pues se quiere separar al hombre de su condición espiritual y trascendente, en la comprensión de la vida del hombre. Aquello que aparece delante de nuestros ojos, es la sola corporalidad, las sensaciones y la expresión sensorial de los sentidos. Esta dimensión ha sido resaltada por el fortalecimiento de una lectura meramente “erótica” y de bienestar del hombre, que nuestra sociedad defiende al realizar casi un “culto al cuerpo y a su belleza”. Son muchas las formas de expresar el bien del hombre, pero muchos lo limitan a las condiciones meramente corporales. En las antropologías de nuestro tiempo, en las formas de comprender al hombre, se ha marcado y subrayado la condición corporal, muchos otros han marcado también la condición social del hombre, el aspecto social de relaciones y de interacción entre los hombres (antropología social y cultural). Algunos marcan las relaciones o conciencia del hombre sobre sí mismo, reduciendo la antropología al estudio de la realidad de su mente, de su sicología. Precisamente, las situaciones que nos trae la historia de la humanidad en estos días, con la enfermedad causada por el COVID-19, nos ha mostrado en toda su fuerza la condición frágil de la persona humana, pero, sobre todo, la lectura limitada que se hace de su condición y de su realidad, donde los pacientes son contados como números: contagiados, fallecidos, recuperados. Las graves consecuencias de la enfermedad que ataca la raza humana, ha recordado a los hombres todos de mundo, sin distinción de sexo, raza, edad, condición social, religión, lengua, procedencia, las limitaciones de la corporalidad del hombre. Es la clara afirmación de nuestra limitación corporal. Esto fue notorio en otras épocas de la humanidad, pero a historia reciente, los avances de la ciencia nos habían dado mucha seguridad y confianza en las capacidades científicas y tecnológicas de las cuales disponíamos. Los antiguos, en la escuela griega de COS, donde enseñó Hipócrates, aleccionaban que la naturaleza del cuerpo es el inicio de su ser. Al afrontar el dolor, la enfermedad, el sufrimiento, la muerte de personas queridas, tenemos que enfrentar con mucha claridad las tentaciones que podemos tener, al reducir al hombre a esta mera lectura de tipo corporal. El hombre no es sólo parámetros biológicos, olvidándonos de su dimensión espiritual y de la integralidad de su ser. Somos seres espirituales, trascendentes, tenemos que mirar a Dios y fortalecer elementos espirituales en nosotros. Tenemos sed del Dios vivo (cf. Salmo 42, 2). De esta manera el hombre trasciende la mera dimensión humana y busca a su Creador, a través de valores y metas espirituales. Nuestra condición corporal, nuestros sentidos y realidad biológica son la puerta para entrar en relación con el mundo (Gabriel Marcel, Homo viator, 1944), pero no podemos olvidar la dimensión espiritual. Cuando en estos momentos trágicos de la humanidad, tenemos más de 600 mil muertos, 16 millones de contagiados y muchos enfermos graves, todos queremos conservar la salud. No podemos reducir la vida a la condición óptima del cuerpo. No es sólo el bienestar físico del hombre, es también su bienestar espiritual, también mental y social. Tampoco podemos pensar que el único elemento de lectura de esta realidad es el económico, donde se hace primar el bien de la economía y de los negocios, al bien del hombre, de la comunidad humana. Esta triste realidad tiene que traer una nueva y responsable lectura de la vida del hombre. Estos son momentos para una profunda vida espiritual, dando un gran valor y respeto a la vida humana, al valor infinito que posee. A cualquier costo, incluso económico, debe sostenerse la vida de todos y cada uno de los enfermos y no puede ahorrarse en este campo. Son muchos los esfuerzos que se hacen en este momento, pero no podemos dejar a nadie sin asistencia y ayuda. Son fundamentales los valores morales y religiosos en nuestra realidad. Para comprender los retos de esta enfermedad, tenemos que mirar los altos valores espirituales del hombre. Tenemos que agradecer a quienes están entregando su vida en esta emergencia, los que han muerto por acompañar y cuidar a los enfermos (me refiero al personal médico y sanitario, a los que responsables de esta crisis, en primera persona han pagado con su vida). Acompañemos espiritualmente a los enfermos con nuestra oración y vida espiritual. Ojalá Dios nos conceda rápidamente poder volver a tener al pueblo de Dios en las celebraciones de la Eucaristía. Oremos a la Santa Madre de Dios, Salud de los enfermos, por todos los que padecen enfermedad y por los que sufren. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Dom 16 Ago 2020

“Ser servidores del ministerio de la catequesis, los hace en la Iglesia personas importantes”

Así lo expresó monseñor José Miguel Gómez Rodríguez, obispo de Facatativá y presidente del Centro Pastoral para la Evangelización y la Fe de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), quien ha extendido en nombre de los obispos un saludo especial a los catequistas del país que celebran su día cada 21 de agosto. “Saludándolos a ustedes, queridos catequistas, también pienso que las palabras con las que se hablan de ustedes son importantísimas (…) Ustedes tienen una vocación verdadera, por su puesto la Iglesia discierne y envía, pero es una vocación que, como el Papa San Juan Pablo II decía, a veces se expresa durante un tiempo de la vida, pero que para muchos de ustedes es la vida, toda la vida de dedicación al servicio del Señor y de la Iglesia en un ministerio verdadero que es el de la catequesis”, afirmó el obispo. El prelado expresó que la Iglesia ora constantemente por cada uno de los catequistas, estimulándolos y animándolos a ser verdaderos transmisores de la fe. Les recordó que en su misión pastoral quien debe brillar es el Señor Jesús y no la persona, así también les exhortó para que “en la catequesis el plato fuerte no sea el discurso sino la experiencia bien fundamentada en la Palabra Divina de Dios”. Hizo la invitación para que en los próximos días se unan a las distintas actividades programadas desde la Conferencia Episcopal de Colombia y las jurisdicciones, para animar la semana del catequista que la Iglesia católica celebra del 16 al 23 de agosto. Al impartir su bendición pidió que la Santísima Virgen, como primera catequista, que sea ella quien guíe el camino de cada uno de estos servidores del ministerio catequético. La Iglesia católica celebra, cada 21 de agosto el Día del Catequista, en conmemoración del Papa Pío X. Este Papa, que fue canonizado, tuvo actuación preponderante a favor de la catequesis e hizo posible, entre otras cosas, impartir los sacramentos a los niños.

Sáb 15 Ago 2020

Iglesia seguirá visibilizando y acompañando realidades en los territorios marcados por la violencia

El pasado jueves 13 de agosto se llevó a cabo, por primera vez de manera virtual, un nuevo encuentro de los cerca de 30 Arzobispos y Obispos que conforman el Consejo Episcopal de Paz (CEP) en Colombia. Acompañados por el señor Nuncio Apostólico, Monseñor Luis Mariano Montemayor, en el espacio, los prelados realizaron un análisis del contexto actual del país bajo la realidad que viven las regiones y propusieron criterios para dar continuidad al trabajo de la Iglesia Católica en favor de la reconciliación y la paz, en medio de las complejas situaciones que plantea la pandemia. A la reunión fue invitado Carlos Ruiz Massieu, Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, quien hizo parte de un conversatorio con los prelados a propósito del informe presentado en el mes de julio por ese organismo ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que da cuenta de la delicada situación de seguridad que viven actualmente miembros las comunidades y excombatientes en el país. Entre las principales preocupaciones manifestadas en esta oportunidad por los prelados durante el encuentro están la continuidad en los asesinatos y amenazas a líderes sociales, así como a otros miembros de las poblaciones más apartadas y vulnerables; la integralidad en la implementación del Acuerdo de Paz; y la importancia del Sistema Integral de Justicia Transicional. Por su parte, al abordar el tema del Acuerdo de Paz y el punto de la reforma rural, así como las cifras que evidencia un incremento en las hectáreas dedicadas a la siembra de cultivos de uso ilícito en el país, en el contexto de la pandemia, el Arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, destacó la importancia de poner una mirada positiva en el campo y acompañarlo. El Primado manifestó: “Hay que ver el campo como el lugar donde nace la esperanza y encontrar puntos reconciliación (…) Cuando uno va al campo y ve lo que sucede allí, realmente piensa que puede haber ahí un camino de esperanza, de paz y de vida”. Una Iglesia que acompaña y visibiliza Entre los desafíos trazados por el CEP para la pastoral de la Iglesia en términos de reconciliación y paz, los prelados fueron enfáticos en la necesidad de dar a conocer de manera permanente lo que está pasando en los territorios y poner en evidencia tantas situaciones de injusticia, dificultad y pobreza que suceden. Monseñor Juan Carlos Barreto, Obispo de la Diócesis de Quibdó puntualizó: “Es bueno que la gente sienta una cercanía real nuestra y que lo podamos hacer territorialmente, por ejemplo, a través de encuentro constante con autoridades, líderes y organizaciones sociales; hacerles sentir nuestro apoyo, decirles que estamos con ellos”. Para este tema, también resaltó la importancia del diálogo social. Ante la polarización que vive el país, monseñor Barreto agregó que la Iglesia puede contribuir mucho en este aspecto, “es la Iglesia la que puede tener ese punto de quiebre y decir realmente lo que sucede, sin inclinarse por visiones ideológicas que defiendan solamente a unos y ataquen solamente a otros”. Fuente: Oficina de comunicaciones de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN)

Vie 14 Ago 2020

‘Minutos de Amor’ celebra su vigésimo aniversario

Ni la pandemia ha sido impedimento para que ‘Minutos de Amor’, el manual de Oración de los católicos siga llegando con la palabra de Dios a Colombia y a otros países de habla hispana. "Ay de mí si no predico el Evangelio" (1Cor 9,16). Animados con este pasaje bíblico, la familia ‘Minutos de Amor’, celebrará su aniversario 20, con una eucaristía que se realizará este lunes 17 de agosto a las 10:00 a.m. y que podrá seguirse por Facebook live. https://www.facebook.com/manualminutosdeamor “Aquello que comenzó como un sueño en los albores del tercer milenio, hoy es toda una realidad gracias al apoyo de las parroquias, presbíteros, comunidades religiosas y fieles laicos que han visto en nuestra Revista Minutos de Amor una fuente de formación en la fe y acercamiento a la Palabra”, así lo han expresado sus directivas. ‘Minutos de Amor’, una red que se ha ido extendiendo en servicios A lo largo de estos años la red de distribución de la revista se ha ido extendiendo por todo el territorio nacional, haciendo presencia en las 76 jurisdicciones eclesiásticas, además ha traspasado fronteras llegando así a países como Estados Unidos, Ecuador y Puerto Rico. La Revista que inició en el 2020 como un medio impreso y dado que el fin siempre ha sido anunciar a Cristo, el equipo editorial de ‘Minutos de Amor’ se ha preocupado siempre por generar innovación en la transmisión del mensaje salvífico. Gracias a esto, hoy cuenta con una amplia red de comunicación con sus lectores por vía telefónica, correo electrónico y las redes sociales, tales como Facebook, Instagram y Twitter. Incluso, la contingencia que se está viviendo a raíz de la pandemia por el covid-19, ha hecho que surjan nuevas maneras de llegar a sus lectores y hoy cuenta con la posibilidad de compra y lectura online de la revista, dando así la oportunidad a que más personas que viven fuera del país puedan acceder a esta fuente de evangelización. Obras que dan testimonio desde el Evangelio Es importante resaltar que los aportes de recaudado por la compra de la revista, están siendo destinados para apoyar los procesos de formación de seminaristas que están en camino al ministerio sacerdotal, así también brindan respaldo a familias que atraviesan diversas dificultades. Pero ‘Minutos de Amor’ no se quedó solo como un medio de comunicación escrito para evangelizar, ahora cuenta con una Escuela de formación, donde se ofrecen de manera virtual procesos de educación bíblica sobre el estudio de la palabra de Dios. Tienen además un espacio virtual matutino, de lunes a sábado a las 9:00am, llamado ‘Minutos de Amor con la Palabra’, donde se reflexiona sobre la palabra diaria del Evangelio. Como complemento del trabajo formativo en redes sociales, cuentan con publicaciones semanales para profundizar en el significado de las Solemnidades litúrgicas que celebra la Iglesia. La Conferencia Episcopal se une a la fiesta de aniversario Al unirse a este saludo de aniversario, el padre Jaime Alberto Marenco Martínez, director del departamento de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, expresó a la familia ‘Minutos de Amor’, su alegría por el trabajo que a lo largo de estos años han venido realzando, llegando con la palabra de Dios a todos los rincones del país y les exhortó para que continúen con entusiasmo en esta misión evangelizadora. Así mismo, les animó a seguir apoyando a todas las parroquias, especialmente a las más pobres, para que ellas puedan seguir cumpliendo con la misión encomendada por Dios, la de Evangelizar a través de la palabra.