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Iglesia

Mar 4 Oct 2022

19 de octubre | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprendan que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. 40 Lo mismo ustedes, estén preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre». 41 Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?». 42 Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas? 43 Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. 44 En verdad les digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. 45 Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, 46 vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles. 47 El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá». Palabra del Señor.

Mar 4 Oct 2022

18 de octubre | Lectura del santo evangelio según san Lucas. 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 2 Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. 3 ¡Pónganse en camino! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saluden a nadie por el camino. 5 Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. 6 Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes. 7 Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No vayan cambiando de casa en casa. 8 Si entren en una ciudad y los reciben, coman lo que les pongan, 9 curen a los enfermos que haya en ella, y díganles: “El reino de Dios ha llegado a ustedes”. Palabra del Señor.

Mar 4 Oct 2022

17 de octubre | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21.

EN aquel tiempo, dijo uno de la gente: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». 14 Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?». 15 Y les dijo: «Miren: guárdense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». 16 Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. 17 Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. 18 Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. 19 Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. 21 Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios». Palabra del Señor.

Mar 4 Oct 2022

16 de octubre | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18,1-8.

EN aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. 2 «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. 3 En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. 4 Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, 5 como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». 6 Y el Señor añadió: «Fíjense en lo que dice el juez injusto; 7 pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? 8 Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?». Palabra del Señor.

Sáb 1 Oct 2022

¡El derecho a la vida, a todos nos convida!

Por: Padre Rafael Castillo Torres - Bajo el lema “No mataras, no desaparecerás”, nuestra Nación celebra este domingo, dos de octubre, una jornada por la vida y la reconciliación. Será una jornada que ha de contribuir a tres cosas muy concretas: desescalar el conflicto armado con todos los actores para que no se siga disparando y quienes tienen “piedras en sus manos, las suelten”; distensionar nuestras relaciones para propiciar el dialogo social desde la cultura del encuentro y proteger y preservar la vida de todos, especialmente de las víctimas y los más vulnerables. No obstante, este buen propósito, reconocemos que avanzamos en esta campaña constatando los esfuerzos de algunos por ocultar la indignación que siente la Nación frente a las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición de las víctimas, la eliminación de pruebas, la intervención de fuerzas oscuras que son verdaderos escuadrones de la muerte, así como la “prohibición” de investigaciones verdaderamente imparciales. Por otra parte, el clima que se vive en algunas conversaciones está a menudo tejido de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin amor y sin respeto, que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza. Nos movemos en contextos en que lo corriente es la vulgaridad, el lenguaje desvergonzado y hasta procaz. Hemos constatado, en estos días, cómo no faltan quienes, desde la conquista de un mal llamada “libertad de expresión”, se expresan de forma irreverente frente lo sagrado, profanando lugares, violando derechos y utilizando una terminología grosera e indecente. Parece que el lenguaje amable o las palabras educadas han caído en la obsolescencia y a ello se le suma, en la “epilepsia de las redes sociales”, el mal gusto y la transgresión. Frente a todos estos desafíos se nos urge abrir caminos de reconciliación. La salud moral de la nación así lo exige. La reconciliación no nos puede quedar grande a nosotros. La paz, estable y duradera, que buscamos, tiene que ser una realidad operante y orientadora. Tenemos que producirla desde los procesos locales; crearla desde la casa, la parroquia y la calle, sin ser ingenuos sino ingeniosos para trascender los contrapunteos del cálculo político. Nos hace bien reconocer nuestros límites: “somos un país moralmente enfermo y con fracturas múltiples”. Cómo Iglesia que se siente llamada a ser instrumento de reconciliación y concordia, nos hacemos una pregunta: ¿Cuáles serían esas enfermedades que hoy nos aquejan y que debemos enfrentar para lograr ser una sociedad reconciliada y en paz? La primera enfermedad es nuestra memoria patológica. Hemos sembrado resentimientos y venganzas a causa de los odios vividos. Han sido cadenas de violencia y de muerte. La purificación de la memoria es terapia necesaria para reconocer los daños causados, repararlos y comenzar una nueva etapa sin mirar atrás. La segunda enfermad es haber sacrificado la verdad. En este sacrificio aparecen la guerra y la violencia como hijas nefastas de la corrupción. Aquí la terapia es que resplandezca la verdad. Tanto en la reconciliación como en la renovación le debemos obediencia a la verdad. La tercera enfermedad es el “eclipse de la vida”, tan patente entre nosotros ahora que se promulgan leyes injustas que atentan contra la vida inocente, como si fuera poco cuanto acontece en la Colombia de las bases y de las periferias existenciales. Urge parar el desprecio a la vida prohibiendo matar. La vida del más humilde campesino nuestro, vale mucho más que todo el patrimonio de la nación junto. Aquí la terapia es una movilización por la vida como un don sagrado, tal y como lo hicimos hace 25 años en el Viacrucis por la Vida. La cuarta enfermedad es la “cainización de la vida”: “Y dijo Dios a á Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo acaso guarda de mi hermano? Y Dios le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”. Cainizar la vida es lo mismo que “sálvese quien pueda”. La terapia es un ejercicio muy audaz de la de la solidaridad en la que todos nos preocupamos por todos. Sería hacer de la seguridad humana nuestro ethos cultural. Y la quinta enfermedad es la ideologización de la esperanza, la cual surge cuando cambian las perspectivas de un desarrollo humano integral por las salidas violentas y egoístas o por el facilismo, estilo propio del consumismo. La mejor terapia es cultivar la esperanza defendiendo la naturaleza, haciendo un trabajo laborioso y viviendo con austeridad para que no nos ahoguemos. Desde el secretariado Nacional de Pastoral Social/ Cáritas colombiana, los invitamos a participar de esta campaña que llena de sentido y esperanza el camino hacia la paz y la reconciliación, no sin antes reconocer que es una equivocación y una incoherencia condenar con toda clase de repulsas las muertes violentas y avivar, al mismo tiempo, entre nosotros, una agresividad tan estéril como peligrosa. Padre Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Caritas colombiana

Vie 30 Sep 2022

Reconstruirnos desde el afecto

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía -Nuestra sociedad colombiana vive el descalabro del creciente desafecto y de los extremismos desaforados. Nos hiere infinitamente la crueldad de asesinatos hechos con sevicia. También la inseguridad que generan los atracos y atropellos, la violencia sexual y de género, así como la expansión del dinero ilícito y del daño a seres humanos y al medio ambiente. El momento que vivimos como sociedad ha puesto más al desnudo la agresividad y los miedos que nos hacen aún más violentos. ¡Horroriza! Y preocupa hondamente que los necesarios cambios y las resistencias a los mismos, si no las frustraciones de muchos que los requieren, sumen al desafecto, ya tan grave. Es cierto que las soluciones exigen reformas sociales, ambientales y estructurales, que no dan espera. Pero lo es también que éstas requieren un equilibrio entre prioridades humanas y prisas de quienes, desde los diferentes lados de los poderes del sistema imperante, deberán propiciarlas. No basta con que, de abajo hacia arriba, desde los territorios, las gentes sean protagonistas de estos cambios; sino que, desde arriba hacia abajo y desde las instituciones mediadoras de la sociedad, se generen voluntades y acuerdos prácticos para lograrlos. Un signo muy esperanzador es, en medio de esta crisis y al inicio de un cuatrienio político, la expresión espontánea de voluntades, desde los actores armados reconocibles en la escena nacional, para un cese multilateral del fuego, con la participación en conversaciones y en diálogos que transformen el recurso a las armas en reintegración a la civilidad y a la legalidad. Este gesto y el del Gobierno que se acaba de iniciar, en relación con nuevos enfoques y la cooperación de la fuerza pública a la convivencia pacífica y civilizada, pueden generar una columna de apoyo a esta reconstrucción nacional desde el afecto social concreto. Para nuestro horizonte cristiano y pastoral, es apremiante multiplicar esfuerzos por la vinculación de esposos, parejas de hecho y cabezas de hogar, a esta “cultura del afecto interhumano”. Y se hace imperativo, con ellos y con los educadores, promocionar el acercamiento de adolescentes y jóvenes a procesos de voluntariado social, de noviazgo y proyectos de amor abiertos a la unión estable y al amor exclusivo y fecundo. Refundar el afecto de parejas con vocación a la familia, a hacerse células y moléculas de esta cultura de afecto y de amor, es parte de esa ecología humana sostenible, con futuro para el tejido familiar y social. Apoyar la constitución de alianzas de amor y la conformación de hogares y familia, debería estar al centro de las políticas de estado, de empresa y de sociedad, que no como una mera generación espontánea. El afecto y la vivencia a fondo de la propia intimidad, como camino de las personas hacia el tú, el otro y el nosotros, debe importar e interesarnos a todos. De la salud afectiva de los hombres y mujeres de Colombia, dependerá, en gran medida, que los cambios legítimos se hagan efectivos. Dios es Amor, proclama la fe en Cristo, Enviado por el Padre Dios. Que el Espíritu de este Amor, en el que la unidad del Dios Único se hace unidad inseparable con el mundo y misterio de encarnación, de cruz y resurrección, sea invocado y acogido en la multitud de los corazones y en la formación espiritual de las consciencias. Este mes del Santo Rosario y del amor por La Virgen María, consolide con el “rezar juntos” bajo cada techo, el “caminar juntos” como Iglesia y sociedad. La sensibilidad de todos, las emociones y los sentimientos, más que las razones y los argumentos, encuentren nuevos cauces para expresarnos, que no sean los de la dureza, la ofensa, la violencia y las armas. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Vie 30 Sep 2022

'Hablar con el corazón', tema para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023

Este 29 de septiembre, el Papa Francisco hizo público el título del mensaje para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en 2023, donde insta a los comunicadores a ejercer la profesión como una misión "para construir un futuro más justo, más fraterno y humano" y ha pedido que dejen de lado la "psicosis bélica". "Hoy día, en el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es más necesario que nunca que se afirme una comunicación no hostil. Una comunicación abierta al diálogo con el otro, que favorezca un 'desarme integral', que trabaje para desmontar la 'psicosis bélica' que se anida en nuestros corazones", ha pedido el Pontífice en su mensaje, cuyo título será 'Hablar con el corazón'. El Pontífice señala que "en un tiempo caracterizado - también en la vida eclesial - por polarizaciones y debates exasperados que exacerban los ánimos, estamos invitados a ir contra corriente", utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro. Por tanto invita a no tener miedo de afirmar la verdad, "a veces incómoda, que tiene su fundamento en el Evangelio; pero, al mismo tiempo, no hemos de separar este anuncio de un estilo de misericordia, de sincera participación en las alegrías y los sufrimientos de las personas de nuestro tiempo, como nos enseña de modo sublime la página evangélica que narra el diálogo entre el misterioso Viandante y los discípulos de Emaús". Es agrega el Pontífice es “un esfuerzo que se nos pide a todos, pero en especial a los operadores de la comunicación, llamados a ejercer su profesión como una misión para construir un futuro más justo, más fraterno, más humano". Según ha indicado la Santa Sede, el tema se conecta idealmente con el de 2022, “Escuchar con el oído del corazón”, y se inserta en el camino que conducirá a toda la Iglesia a la celebración del Sínodo de octubre de 2023. “Hablar con el corazón significa dar razón de la esperanza que hay en nosotros y hacerlo con afabilidad, utilizando el don de la comunicación como un puente y como un muro". Son las dos partes del lema elegido por el Santo Padre para la 57 edición de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el 18 de mayo de 2023. Es de esperar que, como es tradición, el mensaje completo del Pontífice se publique el 24 de enero, memoria de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas.

Vie 30 Sep 2022

Estén alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo

TODOS LOS SANTOS Noviembre 1° de 2022 Primera Lectura: Ap 7, 2-4.9-14 Salmo: Sal 24(23),1-2.3-4ab.5-6 (R. cf. 6) Segunda Lectura: 1Jn 3, 1-3 Evangelio: Mt 5, 1-12ª I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Caminando de cara a Dios en el ejercicio de la fe, la esperanza y el amor, participa el hombre de la vida de Dios. No sólo participaremos en él, sino que seremos semejantes a él. • Esta esperanza transformadora debe animar nuestros pasos por la gran tribulación. Aquellos que fueron los amigos de Dios entonan su canto después de haber participado de la sangre del Cordero. • Eso significan también las bienaventuranzas. La victoria de la Cruz, la dicha de un sufrimiento transformador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En las visiones del Apocalipsis aparece hoy una muy dinámica: el panorama de una gran asamblea, "una muchedumbre inmensa de toda nación, raza y lengua", los bienaventurados, que están en el cielo "de pie delante del trono (de Dios Padre) y del Cordero (Cristo) vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos", y cantan con voz potente las alabanzas de Dios. El número 144.000 es evidentemente simbólico, el resultado de esta multiplicación: 12 por 12 por 1000, la plenitud de las doce tribus de Israel. Además de ese número, se habla de una multitud innumerable. Esta multitud de creyentes que ya participan de la salvación tienen una historia: "son los que vienen de la gran tribulación". En el cielo se unen a los ángeles, los "ancianos", los "cuatro vivientes" y todos adoran a Dios y le entonan himnos de alabanza. El salmo se fija en los que ya gozan de la victoria, pero señalando cuál ha sido su camino para llegar a esta alegría: "estos son los que buscan al Señor". Porque "quién puede subir al monte del Señor... el hombre de manos inocentes y puro corazón". La idea que más veces repiten las cartas de Juan, que somos hijos de Dios y objetos de su amor de Padre, se une hoy a la de nuestro destino en la salvación definitiva. La realidad de ahora ya es gozosa, pero todavía tiene que llegar lo mejor: "ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos". Cuando llegue el final, "cuando se manifieste", "seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es". El evangelio elegido para esta fiesta es el de las bienaventuranzas, porque se consideran el mejor camino para llegar a esa felicidad definitiva del cielo, el camino que han seguido los Santos de todos los tiempos. Dando inicio al sermón de la montaña, Jesús proclama unas sorprendentes bienaventuranzas: llama felices a los pobres, a los que sufren, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los que son perseguidos por su fe. En realidad, hay una novena bienaventuranza, esta vez en segunda persona: "dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan...", mientras que las ocho anteriores están en tercera: "dichosos los pobres porque de ellos es el Reino de los Cielos". 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Es una fiesta que nos transmite alegría y optimismo. No es nada extraño que haya calado muy hondo en la sensibilidad del pueblo de Dios, junto con el recuerdo de los difuntos el día siguiente. ¡Qué hermoso es el canto de "introito" clásico en este día, el "Gaudeamus": "alegrémonos todos en el Señor, al celebrar este día de fiesta en honor de todos los Santos". Las innumerables personas que ya gozan de la plenitud de vida en el cielo son nuestros hermanos. De la mayoría no conocemos los nombres. Algunos, pocos en comparación con la muchedumbre de los bienaventurados, han sido canonizados o beatificados, reconocidos por la Iglesia en su "Martirologio" y propuestos como modelos de vida cristiana. De ellos, a algunos, también muy pocos en comparación con los varios miles del Martirologio, se les rinde culto oficial en la Iglesia universal o en las particulares: son los que aparecen en el Calendario litúrgico. Hoy celebramos a todos, no sólo a los que constan en las listas oficiales, sino a los que están en la lista de Dios, que son muchísimos más. Nuestra contabilidad no tiene ni punto de comparación con la de Dios. El prefacio de hoy afirma que son "nuestros hermanos", "los mejores hijos de la Iglesia" y que "en ellos encontramos ejemplo y ayuda para nuestra debilidad". Son personas que han tenido los mismos oficios y las mismas dificultades y tentaciones que nosotros, que han seguido a Cristo, viviendo su evangelio» y ahora gozan de la plenitud de la vida en Dios. Entre ellos, están la Virgen María y los Santos más importantes y conocidos, los patronos de las diócesis o de la ciudad o de la parroquia, los fundadores de comunidades religiosas, los que aparecen en los vitrales o en los varios laterales de nuestras iglesias. Otros, la mayoría, nos son desconocidos, pero han tenido el mérito de una fe sufrida y humilde, y ahora gozan de Dios. Entre ellos seguramente, familiares y conocidos nuestros. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy damos gracias a Dios porque los Santos son un regalo del Espíritu. En un mundo en que no abundan ni las noticias positivas ni los modelos de vida coherente, vale la pena subrayar lo que representan los Santos: un regalo de Dios a la humanidad y el mejor don del Espíritu a su Iglesia. Es bueno que hayan aparecido y sigan apareciendo carismas, instituciones y movimientos: pero sobre todo podemos alegrarnos de que el Espíritu Santo nos regale personas santas, que son la mejor gloria de la familia cristiana y hasta de la humanidad. Hayan sido o no importantes, hayan dejado o no grandes obras escritas o fundado familias religiosas, o hayan vivido sencillamente, desconocidas de todos menos de Dios, dando un ejemplo de entereza y generosidad. Estas personas son las que nos devuelven la fe en el género humano. Muchos van obteniendo premios y medallas por sus éxitos deportivos o artísticos o culturales. Es muy bueno que así́ sea, porque vale la pena premiar a los que enriquecen de alguna manera a la humanidad. Pero hoy podríamos pensar que los que merecen más premios y homenajes son estas personas, famosas o desconocidas, que han cumplido su carrera recibiendo los aplausos de Dios y ennobleciendo a la humanidad entera. El que la Iglesia realice beatificaciones y canonizaciones, tiene la finalidad: que puedan alegrarse todos, en la Iglesia universal o en las Iglesias locales, de que el Espíritu sigue enriqueciendo a su comunidad con el don de la santidad, y así́ pueden mirarlos como a modelos e intercesores más cercanos. Así lo decía el Papa Francisco celebrando la Solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre de 2019: “La santidad, además de un don, es también una llamada, es una vocación común de todos nosotros cristianos, de los discípulos de Cristo; es el camino de plenitud que todo cristiano está llamado a recorrer en la fe, procediendo hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna. La santidad se convierte así en respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como una asunción de responsabilidad. Desde este punto de vista, es importante asumir un compromiso cotidiano de santificación en las condiciones, en los deberes y en las circunstancias de nuestra vida, tratando de vivir cada cosa con amor, con caridad”. ______________________ Recomendaciones prácticas • Hoy es un día propicio para promover entre los fieles la proclamación de las Letanías de los Santos. • Comienza el mes de los Fieles Difuntos. • Incentivar la oración por los Fieles Difuntos a lo largo del mes. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Sean todos bienvenidos a esta Celebración. En este día la Iglesia Universal celebra, la solemnidad de Todos los Santos, demos gracias a Dios por el testimonio de tantos hermanos nuestros en la fe que durante su vida lucharon por vivir el Evangelio, acogiéndonos a su intercesión, para poder ser, también nosotros, fieles a las enseñanzas de nuestro Señor. Celebremos con fe y alegría esta Eucaristía. Monición a la Liturgia de la Palabra En el centro de la liturgia de hoy están sobre todo los grandes temas de la Comunión de los Santos, del destino universal de la salvación, de la fuente de toda santidad que es Dios mismo, de la esperanza cierta en la futura e indestructible unión con el Señor, de la relación existente entre salvación y sufrimiento y de una bienaventuranza que ya desde ahora caracteriza a aquellos que se encuentran en las condiciones descritas por Jesús. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios Padre, creador del universo, para que en comunión con todos los santos del cielo alcancemos bendiciones en esta tierra. Digamos confiados: R. Te rogamos, óyenos. 1. Por la Iglesia santa de Dios, para que siempre se conserve unida en la oración y así sea luz para todo el mundo. Roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes de todos los pueblos, para que fomenten siempre la dignidad humana con proyectos de justicia y de paz. Roguemos al Señor. 3. Por todos los enfermos de nuestra comunidad y por todos los que sufren, para que la oración que hacemos en la comunión de los santos los llene de consuelo, de esperanza y de salud. Roguemos al Señor. 4. Por nuestros hermanos difuntos, que han vivido según las enseñanzas de Cristo, para que el Señor les otorgue la plenitud de la vida y puedan gozar de su presencia en la patria celestial. Roguemos al Señor. 5. Por nosotros para que aceptando el proyecto de las bienaventuranzas que Jesús nos propone podamos alcanzar la patria celeste y la participación plena en la comunión de los santos. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre de todo lo creado, escucha estas súplicas que tu Iglesia, que peregrina en esta tierra anhelando la patria celeste. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.