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Monseñor Juan Carlos Cárdenas

Mié 15 Mayo 2019

Obispo colombiano elegido entre las nuevas directivas del CELAM

Este miércoles 15 de mayo, fue elegido monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro como nuevo Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) para el cuatrienio 2019 – 2023, sucediendo en su cargo al obispo mexicano, monseñor Juan Espinoza Jiménez. Monseñor Cárdenas Toro es Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cali y Presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar hoja de vida[/icon] Su elección se da en el marco de la XXXVII Asamblea General Ordinaria del CELAM, que se encuentra reunida desde el pasado 13 de mayo en la ciudad de Tegucigalpa – Honduras. Además, durante esta jornada de elección, fueron designados como nuevos miembros directivos de esta Institución: Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Arzobispo de Trujillo – Perú, presidente Cardenal Odilo Scherer, Arzobispo de Sao Paulo en Brasil, primer vicepresidente Cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo de Managua, segundo vicepresidente El CELAM es un organismo de comunión que presta servicios de contacto, comunión, formación, investigación y reflexión a las 22 Conferencias Episcopales que se sitúan desde México hasta el Cabo de Hornos, incluyendo el Caribe y las Antillas.

Mar 30 Abr 2019

Preparemos el sínodo estudiando Laudato Si

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro -Del 6 al 27 de octubre próximos, por primera vez la Iglesia tendrá un sínodo que se ocupará específicamente del medio ambiente. El tema será: «Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral». La cercanía de este acontecimiento eclesial nos estimula para estudiar detenidamente la primera encíclica que Pontífice alguno haya dedicado al cuidado de la casa común. Así, estaremos conectados con la reflexión que se vivirá en octubre y entenderemos la urgencia de apropiarnos como cristianos de un tema que es tan urgente. De este modo, les propongo ir abordando en los seis meses que restan para el sínodo, cada uno de los capítulos de la Encíclica Laudato Sì (Alabado seas). En el espíritu de san Francisco de Asís El Papa Francisco comienza este documento, inspirándose en el fundador de la Orden de los Frailes Menores, en cuyo más famoso cántico llamaba hermano, hermana, a cada ser de la creación. Nos dice el Papa que el Pobrecito de Asís nos debe hacer caer en la cuenta de que «nuestra casa común es… como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos» (LS, 1). El Santo Padre, que no por casualidad tomo el nombre de este Santo para su pontificado, nos invita también a inspirarnos en San Francisco, en su relación entrañable con todo lo creado, de manera que a través de las criaturas se conectaba con Dios. Para San Francisco todo estaba conectado, de modo que profesaba «una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados», mostrando con ello, «hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior» (LS, 10). Pero además, el testimonio de este santo invita a ir más allá de lo simplemente biológico o matemático y abordar la relación con la casa común desde la fe y la espiritualidad; podemos decir que ellas le hablaban del Señor y con ellas, él proclamaba un cántico universal al Creador (Cf. LS 12). Y sumándose a la consigna del Concilio Vaticano II, según la cual a la Iglesia “nada le es ajeno” (Cf. GS), el Papa Francisco se suma a sus antecesores (Los santos Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II y el Papa emérito Benedicto XVI), quienes también abordaron la problemática ambiental, para hacer un llamado urgente a todos los seres humanos, para dialogar «sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta»; además nos asegura que «todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades» (Cf. LS, 13-15). En la Arquidiócesis de Cali hemos iniciado el nuevo plan de pastoral, que contiene el cuidado de la casa común como una dimensión fundamental de nuestra acción evangelizadora. Estudiar la encíclica y estar atentos a las conclusiones del próximo sínodo, nos ayudará a iluminar los grandes problemas que en la materia se vive en nuestro territorio arquidiocesano (agua, contaminación, cultura del descarte, etc.). En la próxima edición iremos abordando, uno a uno, los capítulos de la encíclica, con el afán de motivar su lectura atenta que nos debe interpelar y mover al compromiso personal y comunitario. Si ayudamos a poner en oreen la casa común, todos estaremos también mejor. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Mié 27 Jun 2018

De la Doctrina a la vida

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - La democracia en el magisterio de la Iglesia. Los colombianos acabamos de elegir un nuevo presidente para los próximos 4 años. Así que es oportuno dar una mirada a lo que la Iglesia nos enseña acerca de la democracia: sus valores y potencialidades, al igual que los riesgos de los que hay que cuidarse. Viene bien, a gobernantes y gobernados considerar la enseñanza de la Iglesia al respecto. Valores y potencialidades de la democracia En la Encíclica Centesimus annus, san Juan Pablo II afirma que «la Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes» (Op. cit., n. 46). Así, el sistema democrático es un auténtico potencial cuando se desenvuelve en medio del correcto balance entre unos elegidos que asumen con responsabilidad el voto de confianza de los ciudadanos, y los electores que ejercen su derecho con libertad, responsabilidad y pensando en el bien común y los intereses superiores de la patria. De igual manera, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia recuerda que los valores que han de inspirar la democracia son: la dignidad de la persona, el respeto de los derechos humanos, la asunción del “bien común” como fin y criterio regulador de vida la política (CDSI, n. 407). Esto significa que un sistema democrático debe poner como en el centro a la persona considerada en su individualidad así como en su naturaleza comunitaria; todas las actividades ejercidas en este marco, se deben ordenar a la promoción de la persona humana. Existe, además una estructura que se vuelve garantía de solidez para la democracia: la división de los poderes del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial. A este respecto en la mencionada Encíclica de san Juan Pablo II, se dice que «es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia, que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del “Estado de derecho”, en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres». Ha de ser un esfuerzo de los líderes hacer todo por mantener este sano equilibrio e independencia entre los poderes públicos. En tercer lugar, quienes son puestos a la cabeza de los organismos públicos deben cultivar el espíritu de servicio en el cumplimiento de las funciones que el pueblo les confía; este espíritu se alimenta con las virtudes de la «paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad», así, el servidor público tendrá siempre en mente el bien común, antes que el propio prestigio o el logro de ventajas personales (Cf. CDSI, n. 410). Es que el papel de quien trabaja en la administración pública debe ser específicamente de ayuda solícita al ciudadano. Finalmente, en lo que concierne a los ciudadanos, la democracia auténtica debe garantizar que estos conozcan los mecanismos de participación que les son legítimos y que se les permita ejercerlos cuando así se requiera. Uno de estos mecanismos es el de la información. «Es impensable la participación sin el conocimiento de los problemas de la comunidad política, de los datos de hecho y de las varias propuestas de solución (CDSI, n. 414). Riesgos que amenazan la auténtica democracia El relativismo ético — sostiene contundentemente el CDSI —, es uno de los mayores riesgos para las democracias actuales, dado que induce a considerar que no existen criterios objetivos y universales para sustentar la correcta jerarquía de los valores. Además, citando a san Juan Pablo II, advierte que «una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia» (Cf. CDSI, n. 407). En el cambio de época en el que nos encontramos, una de las primeras cosas que hace crisis es la escala de los valores sobre los cuales se edifica la sociedad. Es necesario que la democracia — con el concurso de todos los ciudadanos — apropie los mínimos y máximos éticos a partir de los cuales se debe regir, teniendo en cuenta las raíces profundas que han sostenido la historia de una nación. No se puede olvidar que la democracia no es un fin sino un instrumento, que debe reflejar los valores éticos y morales de los ciudadanos a los que sirve. En segunda instancia, el riesgo de la cooptación de los poderes públicos, y la concentración de estos en intereses particulares o por parte de lo que Francisco llama “colonización ideológica”, pone en claro peligro la salud de la democracia, que claramente puede desembocar en totalitarismos. «Los organismos representativos deben estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social»; y este es posible a través de mecanismos como las elecciones libres, las consultas populares, las veedurías públicas, la rendición pública de cuentas (Cf. CDSI, n. 409). Por último, la Enseñanza Social de la Iglesia confirma que la corrupción política es una grave deformación del sistema democrático, pues traiciona «los principios de la moral y las normas de la justicia social», dejando seriamente comprometido el correcto funcionamiento del Estado. La relación negativa entre gobernantes y gobernantes, la desconfianza y falta de credibilidad hacia las autoridades y las instituciones públicas, así como el creciente menosprecio de los ciudadanos por la política, son efectos muy serios que terminan por socavar la estabilidad del sistema democrático. Considerando esto último, es urgente difundir y cultivar en la ciudadanía en todos los niveles, los antídotos contra el veneno de la corrupción: honestidad, transparencia, responsabilidad, lealtad, generosidad, tolerancia, entre otros muchos más. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Dom 20 Dic 2015

“Jóvenes que su vitalidad sea luz de esperanza”

Con estas palabras el obispo auxiliar de Cali, Juan Carlos Cárdenas Toro, exhortó a los jóvenes para que en esta Navidad sean verdaderos artesanos del perdón, la reconciliación y la paz. “La vitalidad de su juventud mis queridos jóvenes, puede devolverle la luz de la esperanza a un país que necesita trasegar por los senderos de la reconciliación y la paz”, expresó el prelado. Agregó que la labor de los jóvenes como artesanos, “pese a un país lleno de heridas, de polarizaciones, de sufrimientos e injusticias” es la de manifestar su alegría y disponer de sus talentos y creatividad al servicio de una nación. “Que el Niño recién nacido nos devuelva desde la juventud la capacidad de aportar estos talentos, estas cualidades de creatividad, para ir tejiendo puntadas de una nueva Colombia en la que todos quepamos, en la que cada puntada afiance la unidad en medio de la diversidad (…) la creatividad es un regalo de Dios, no la dejemos escapar”. Mis queridos jóvenes, alegría, vitalidad y la creatividad son los mejores regalos que el Niño Jesús les ha traído para que los pongan a fruticificar y que Dios los bendiga. Por último el prelado luego de recordar a los jóvenes lo importantes que son para la Iglesia, les dio su bendición. Foto: Internet Audio: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

Mié 18 Nov 2015

“No pueden con las orejas y andan comprando candongas”

Por: Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas - Afirmó Magdalena Holguín en un artículo de opinión en agosto del 2009 “los colombianos viviríamos mejor si existiera realmente un “Estado de Derecho”, en el que se pudiera confiar en la aplicación de la ley”. Indudablemente. La credibilidad en las instituciones se vería fortalecida si cada uno de los entes del Estado se dedicara con disciplina, con amor de patria a hacer bien lo que la constitución y las leyes les asigna, y se respetaran los límites de las funciones del legislativo, ejecutivo y judicial y el dinamismo de la corresponsabilidad les permitiera asumir la tarea del bien común. Como esto no sucede, da la impresión que se vive a la cacería del protagonismo mediático, incluso querer poner mantos de sombras sobre la negligencia o más aún, tapar la paquidérmica gestión en el cumplimiento de lo que se debe hacer, aparecen propuestas que son como adefesios que vestidos de argumentos de “avanzada” le quieren quitar al verdadero desarrollo un concepto amplio, complejo y extenso de lo que es el hombre en su ser y misión. Si el ente acusador se dedicara a erradicar la impunidad, el país caminaría hacia el encuentro de la verdad verdadera; muchos de los asesinatos de personas que por su trabajo e incidencia nacional fueron víctimas del conflicto armado, sus familias tendrían la verdad del por qué la muerte violenta de los suyos; tantas masacres, terror, devastación, desplazamientos forzados, desarraigo, secuestro, el daño causado a los niños, adolescentes y jóvenes; la muerte de millones de colombianos no sería un elemento más del conflicto sino el reconocimiento de una debilitada estructura de justicia; la corrupción con más brazos que un pulpo…todo lo anterior sumado, da como resultado un índice muy alto e imperdonable de impunidad. Las cifras de la impunidad en Colombia son aterradoras; esta se ha mantenido en un porcentaje cercano o superior al 90 por ciento. Estudios señalan que, sólo 20 de cada 100 delitos se denuncian, y de éstos 14 prescriben y mientras tanto en un foro manejado desde una perspectiva ideológica amañada, surge como el Leviatán del mediterráneo, la propuesta de “despenalizar el aborto en las 12 semanas de gestación”, esa era la pepa que le faltaba a la maraca de la impunidad en Colombia. Y como a falta de pan, buenas son tortas, en el citado foro, el servidor de la cartera de salud lanzó la solución a los problemas de la salud del país adelantando que el medicamento Mifepristona podrá ser adquirido con la misma facilidad que el acetaminofén tan pronto sea aprobado por el INVIMA, pero no dijo que efectivamente acaba con aproximadamente el 96% de los embarazos. Mientras tanto el sistema de salud está en urgencias esperando que se solucionen sus problemas que se han profundizado por la falta de voluntad política para tomar decisiones de fondo como: considerar a la salud como un derecho fundamental y no como un negocio en manos del legislativo, generar una reforma estructural del sistema, mejorar la vigilancia y control del mismo, y sancionar a los corruptos. Es evidente que el modelo de salud está basado en la “competencia regulada”, que considera a la salud como un negocio y no como un derecho fundamental, por esta razón las utilidades priman frente a la equidad, la atención oportuna y con calidad a las necesidades de la población. Dónde está la solución frente al pago oportuna de las EPS a los hospitales; muchos de ellos en estado terminal por la ausencia de una cultura responsable de pago. El país espera una reforma a la salud que fomente la cultura de la prevención, y no la que oficializa la integración vertical y permite el monopolio de las EPS, con la distribución de su presencia regional, repartiéndose las zonas donde operarán sin competencia. Esperamos la solución al problema de los medicamentos en Colombia y los precios inflados que hacen más difícil la situación de los enfermos. En síntesis, lo que afirmó Juan Gossaín (24.03.2012). “Hay que decirlo sin anestesia: el sistema colombiano de salud ha muerto. Lo mataron la corrupción, la politiquería y la codicia”. ¡Dios bendito! Tanto que tienen que hacer en lo que les corresponde y andan buscando ser legisladores, “no pueden con las orejas y andan comprando candongas”. Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas Ecónomo-Director Financiero