Pasar al contenido principal

predicación orante

Vie 3 Dic 2021

Toda carne verá la salvación de Dios

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 05 de 2021 Primera lectura: Baruc 5, 1-9 Salmo: 26(125), 1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Filipenses 1, 4-6.8-11 Evangelio: Lucas 3, 1-6 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios de este domingo nos presenta: * El gozo, la alegría por la presencia de Dios; Él cuida en detalle y con respeto de su pueblo, de cada uno de nosotros, cobijándonos –como un árbol frondoso- para que nuestra vida sea un fruto admirable de santidad. * La alegría por la presencia del Señor se nutre y mantiene por medio de la oración hecha siempre con alegría y absoluta confianza en la providencia infalible de nuestro Señor. * La permanente necesidad de hacer anuncio kerigmático de nuestra fe, al estilo del Bautista; por boca de Juan se anuncia la presencia visible de Dios; por la predicación de la Iglesia se anuncia la alegría de su permanencia. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios, en el libro de Baruc, subraya el valor importantísimo de la alegría que se traduce en gozo. Este gozo es fruto de una relación profunda con el Espíritu de Dios y viene a ser fuerza determinante del actuar, pensar y hablar de una persona. El Salmo responsorial es un canto sublime a la alegría que se debe conservar aún en medio de las adversidades y luchas de la existencia humana. La alegría que viene de Dios no tiene límites, ni está supeditada a los vaivenes del mundo: es permanente por ser don de Dios. En la segunda lectura vuelve a aparecer con fuerza el tema de la alegría que se hace práctica en la confianza que viene a ser el modo de decidir, siempre, en relación con el Señor. Realmente quien confía en el Señor sabe con certeza que lo que Él quiera, eso es lo mejor y más claro para la santificación. La misión de san Juan Bautista fue única y especial: anunciar y mostrar la presencia del Señor entre los hombres. Un bautizado que se toma en serio su vida de relación con Cristo, asume la misma tarea: ser precursor del Señor para los demás, es decir, señalar, con su ejemplo de vida, el camino que conduce hacia Cristo y a la santidad. Juan Bautista fue un ejemplo insigne en todo y por ello se constituye en un excelente estímulo para seguir a Cristo, sabiendo que el modelo es el Señor, pero, los santos nos mueven con gusto a emprender la tarea siempre admirable de ser excelentes discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Definitivamente el Señor siempre es fiel y acompaña con gran poder y misericordia a su pueblo, cuidándolo de manera especial a través de pastores, profetas y santos. Hoy tenemos la figura de San Juan Bautista; es del único santo, junto con la Virgen Santísima, de quien se celebra la fiesta de su nacimiento y de su tránsito al Cielo. Esto nos da la medida de la grandeza de Juan Bautista en la historia de la salvación, pues, se trata del “Precursor del Señor”, el último de los profetas del Antiguo Testamento y el primero del Nuevo; el único profeta que pudo ver al Mesías, el esperado de todos los siglos, cara a cara. De él tenemos tanto para aprender: Que Dios siempre tiene misericordia de todos; que hemos de crecer en santidad y afianzar nuestro carácter para no equivocar el camino; que hemos de ser fieles a Dios hasta las últimas consecuencias, sin vender nuestras conciencias ante la doblez de la vida y la injusticia de la inmoralidad. Este Evangelio nos hace proclamar con alegría que la mano de Dios siempre está para acompañar nuestros pasos y llevarnos al feliz término de la santidad y la vida eterna. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es tiempo para vivir la alegría como antídoto para la tristeza. Contrastes que tocan la vida existencialmente y son experiencia de vida, pero, cuando vamos sintiendo que la alegría es, particularmente, un fruto del Espíritu Santo y, por lo tanto, perdura, ¿por qué dar espacio a la tristeza? La tristeza desdice de la esperanza y oculta la alegría que está por sí misma en la persona, gracias al Espíritu Santo. Si esto es así, entonces, recordamos aquel bello verso poético: “Y no estés triste nunca, que es pecado estar triste” (Amado Nervo, 1898). Ciertamente si el pecado nos separa de Dios y la tristeza es opuesta a la alegría que nos trae el buen Señor de Cielo y Tierra, albergar vestigios de tristeza es negar la acción misma de nuestro Señor que trae paz y serenidad, es como “expulsar” al Espíritu de Dios de la vida. Jesús nos enseña que la alegría del mundo no lo es en verdad; dicho de otro modo, no hay mayor tristeza que la alegría mundana porque es un placer que pasa, un gozo fugaz que nos oculta la verdad y nos extravía del buen camino, una dicha que se evapora ingratamente y no deja nada, absolutamente nada. Vale la pena revisar la vida y pensar seriamente: ¿soy feliz? ¿soy alegre? ¿soy triste? Porque, como escribía Santa Teresa de Jesús, “¡cuán triste es Dios mío, la vida sin ti!”. La vida en Dios es alegría notoria, la vida sin Dios es tristeza evidente. _____________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar a las familias para que instalen en sus casas el Pesebre y hacerlo bendecir por el párroco o su vicario. La bendición del pesebre se puede encontrar en el Bendicional nn, 1243-1251. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos hoy para celebrar nuestra fe, damos gracias a Dios por la alegría como don del Espíritu Santo. Lo hacemos en espíritu de gozo al recibir a Jesucristo, Señor nuestro, en su Palabra y Eucaristía. Celebremos esta liturgia con esperanza y amor. Monición a la Liturgia de la Palabra Al escuchar la Palabra de Dios, que siempre es viva y eficaz, atendamos con corazón limpio; la escuchamos en actitud de los discípulos que se nutren de la palabra que sale de la boca de Dios mismo para indicarnos siempre el camino de salvación. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, dirijamos con confianza al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo Pastor de la Iglesia, nuestra oración y súplica, diciendo: R. Oh Señor, escucha y ten piedad 1. Pidamos al Señor por el Santo Padre Francisco, para que pueda proseguir su camino de confirmarnos a todos la fe y la alegría de nuestro discipulado. Oremos. 2. Por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parresía, integrando la libertad, la verdad y el amor. Oremos. 3. Por los Gobernantes de las naciones; para que el Espíritu Santo los asista constantemente en su tarea, y puedan guiar a los pueblos por senderos de paz y prosperidad. Oremos. 4. Por los afligidos, para que encuentren alivio a sus dolores y sepan conservar la fe en medio de sus penas. Oremos. 5. Por esta Asamblea aquí reunida, para que viva plenamente su realidad bautismal con la alegría propia del Espíritu Santo. Oremos. Oración conclusiva Padre Eterno, reaviva en tu Pueblo Santo la alegría de tu presencia y haz que todos los bautizados sirvamos en la evangelización con gozo y generosidad. Por Jesucristo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 11 Nov 2021

Reunirá de los cuatro puntos cardinales a sus escogidos

TRIGÉSIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Noviembre 14 de 2018 Primera lectura: Dn 12,1-3 Salmo: Sal 16(15),5+8.9-10.11 (R.1) Segunda lectura: Hb 10,11-14.18 Evangelio: Mc 13,24-32 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De los textos bíblicos en consideración emergen unas ideas para nuestra reflexión: · Los discípulos de Cristo, con discernimiento profético, buscarán siempre los significados de los misterios de Dios en las difíciles circunstancias. · La Iglesia es partícipe de la suerte de la humanidad, realizando el nuevo mundo inaugurado por el Hijo del hombre. · La razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad. (Caritas in Veritate, 19) 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Iglesia es partícipe de la suerte de la humanidad, realizando el nuevo mundo inaugurado por el Hijo del hombre. La Palabra para este Domingo revela los rasgos fundamentales de la creación que, al final de los tiempos, estarán en plena armonía con la voluntad de Dios. Mientras en el mundo presente "en la medida en que los hombres son pecadores, les amenaza, y les amenazará hasta la venida de Cristo, el peligro de la guerra" (Gaudium et spes, 78), el querer de Dios tendrá como telón de fondo la paz y la armonía universales, que son y serán un derecho fundamental de todo hombre, ya que es fruto de la justicia y muchos otros bienes y que, sólo al final de los tiempos, surgirán luego de todos los fracasos experimentados por la humanidad al pretender implantar diversos modelos de sociedad basados en el poder del más fuerte y del uso constante de la violencia y el miedo como medios de sumisión. Es así como lo declaran los hagiógrafos para este este Domingo: La primera lectura del Profeta Daniel expresa la fe en la resurrección de los muertos, resaltando el apoteósico final de los que han mantenido su fidelidad a Dios a través de la enseñanza y práctica de la justicia. En la última página de la monumental reflexión sobre el sacerdocio y el sacrificio de Cristo, el autor de la Carta a los Hebreos concluye que todos los enemigos de Cristo serán vencidos y puestos bajo sus pies para lograr la plena perfección de los elegidos. El Evangelio de San Marcos describe la inmensa novedad del gran triunfador denominado Hijo del Hombre, título anunciado en el Profeta Daniel 7, que es el gran Salvador potente, que aparece en el esplendor de su gloria divina, para reunir a los elegidos, para hacerlos partícipes de la vida eterna en el reino dichoso del cielo. No hay en Marcos escenas de juicio, amenaza o condena queriendo alimentar la esperanza de aquellos que creen en la victoria final del Mesías, presente ya en la persona de Jesús. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Este capítulo 13 del Evangelio de Marcos emplea el lenguaje apocalíptico, que es la manera más apropiada para expresar lo que quiere Dios en medio de ambientes tan horripilantes. La primera comunidad cristiana de Roma, a la que pertenece Marcos, ha contemplado la muerte de Pedro y Pablo, lo mismo que la del emperador Nerón, asumiendo el poder Vespasiano quien, junto a su hijo Tito, propició la caída de la Ciudad Santa y la destrucción del Templo en el año 70, lo que produjo un enorme y nefasto impacto por su teológico significado. Es un contexto dramático por lo que los discípulos de Roma se preguntan ¿qué está pasando? pues no se ve el mundo nuevo anunciado por Cristo; hay mucha injusticia e inmenso dolor, sólo dominan los malos. Es necesario mirar a profundidad para dilucidar el misterio (apocalipsis=quitar lo que impide ver para observar lo que está escondido). Se requiere urgentemente quitar ese velo para ver lo que esconden las circunstancias. Desde la mentalidad evangélica, la mente de Cristo, los dolores padecidos son como los dolores inevitables de un parto, pues algo nuevo está surgiendo. Es el Kayrós de Dios, el tiempo propicio del actuar divino. Esa es la mentalidad que debería prevalecer. Pero la tentación de los discípulos en tiempos de dolor es quedarse con los aspectos de la agonía y la incertidumbre sin apreciar lo nuevo que está brotando: una Iglesia purificada y evangelizadora. Es necesario aprender a ver lo que ve Dios. De acuerdo con la mentalidad judía, y la cristiana, la destrucción del templo y de Jerusalén significa el fin del mundo, pero la interpretación de Jesús es más profunda por lo que acude al lenguaje apocalíptico: el sol se oscurecerá, etc. El sol era considerado como una divinidad en el medio oriente y sus descendientes en la tierra tenían el derecho de gobernar a toda costa. Pero esta divinidad caerá y con él los demás astros del cielo, es decir, los dominadores del mundo. La luna era en Mesopotamia una divinidad que dominaba los ciclos de la vida, y los astros eran las divinidades que habían seducido al pueblo con sus perversiones, por eso, también caerán. Es aquí donde el término “catástrofe” indica una nueva realidad pues significa el “cambio” de algo hacía otra cosa. Los que caen son los poderosos porque son inicuos dominadores, son ídolos creados por fuerzas humanas que engañan con falsas promesas. Entonces, está por nacer el mundo nuevo y es aquí donde surge la figura del Hijo del hombre (Daniel 7). Este profeta nos presenta las imágenes de las bestias que simbolizan la crueldad y la inhumanidad: el León que representa a Babilonia; el oso que representa a los medos por su ferocidad y destrucción; el leopardo que representa los persas, y la denominada “bestia”, la más fuerte de todas, que representa Alejandro magno. A cada poder le sucede uno mucho peor. Surge un quinto, que no es una bestia, con poder y fuerza, siendo un Hijo de hombre, es decir, un humano que viene a inaugurar un reino diferente al de las bestias, que no se deja espantar por los poderes de la tierra porque trae el anuncio del evangelio; es el Hijo del hombre que no domina, sino que ama al extremo y ese es su “poder”; de esa manera inaugura un mundo nuevo. Este Hijo del hombre envía a sus ángeles a reunir a todos los suyos, que están dispersos, desde los confines de la tierra. Ángel significa mediador de la salvación de Dios, es un instrumento en las manos del Señor en favor de los hombres, es decir, un espíritu enviado por Dios desde el cielo, pero, en este caso, la persona humana elegida y enviada por Dios para este propósito. Los ángeles son los hermanos que se mantienen fieles a Dios en medio de las grandes dificultades y reúnen a los dispersos. El evangelio de hoy habla a la realidad eclesial de nuestros tiempos: mentalidad laicista, relajación sexual, indiferentismo, hedonismo, etc., que requiere de una predicación valiente; no se puede presentar el evangelio con reduccionismos, ideologías, timideces o con desvíos; así no se puede reunir a nadie. Hay que presentar el evangelio auténtico, que contiene todo lo que Jesús ha anunciado. La parábola de la higuera representa lo nuevo que ya viene: las dificultades son las señales de que está por suceder un mundo nuevo “una nueva estación” y ya muchos ángeles están reuniendo a los hijos de Dios dispersos. Esta realidad se puede observar; solo basta abrir los ojos porque a Jesús pertenece el futuro. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hace un poco más de un año, el Papa Francisco regaló a la humanidad entera el bello texto de su Carta Encíclica Fratelli Tutti dedicada a la a la fraternidad y a la amistad social. Allí nos previene sobre las nuevas “Situaciones extremas que pueden llegar a presentarse como soluciones en circunstancias particularmente dramáticas, sin advertir que son falsas respuestas, que no resuelven los problemas que pretenden superar y que en definitiva no hacen más que agregar nuevos factores de destrucción en el tejido de la sociedad nacional y universal. Se trata de la guerra y de la pena de muerte” (255). “No podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra!” (258). Y “Recordemos que «ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante»”(258). “El firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego al peor de los criminales, no se lo negaré a nadie, daré a toda la posibilidad de compartir conmigo este planeta a pesar de lo que pueda separarnos”. (269) “Quien derrame sangre humana, su sangre será derramada por otro ser humano» (Gn 9,5-6). Esta reacción de Jesús, que le brotó del corazón, supera la distancia de los siglos y llega hasta hoy como un constante reclamo.” (270). Por tanto, hay que invitar a toda la feligresía a meditar y orar sobre estas crudas realidades, ya que, como cristianos y miembros vivos de la Iglesia, no podemos acoger los métodos del mundo para establecer las “nuevas normalidades” para vivir tranquilos y en paz; tenemos que ser el reflejo vivo del Reino de Dios en medio de los hombres. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos: estamos terminando el año cristiano, el próximo domingo celebraremos la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, quien es el Señor y el futuro de la historia. Hoy, en medio de tantas dificultades, se nos invita como miembros vivos de la Iglesia, a vivir el auténtico amor fraterno que se expresará en las buenas y fraternas relaciones con la sociedad en la que vivimos, caminando cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos. Celebremos con inmensa alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos presenta la esperanza viva del Hijo del Hombre, sentado a la derecha de Dios, quien ha creado un mundo según su querer, donde el mal, el pecado, la violencia y la muerte son los enemigos vencidos. Esta realidad está ya presente y hemos de aprender a verla en medio de las circunstancias adversas. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, el amor rompe las cadenas que nos aíslan, tiende puentes, nos permite construir”; roguemos al Padre y presentémosle nuestras intenciones diciendo: R. Que venga a nosotros tu Reino, Señor 1. Por la Iglesia, para que promueva en cada sociedad un crecimiento genuino e integral, a través de la transmisión de los valores como la ética, la bondad, la fe, la honestidad, ante aquellos que fomentan la degradación moral y la destrucción de todo fundamento de la vida social. Oremos. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que, en sus planes, puedan guiar a sus pueblos hacia el mínimo de conciencia universal y de preocupación por el cuidado mutuo de las personas, promoviendo una cultura moral que les permita trascender más allá de las propias fronteras. Oremos. 3. Por las familias cristianas que pretenden disfrutar de todo lo que ofrece el mundo para que, a imagen del Hijo del hombre, participen en la creación de un mundo nuevo en el que habite la justicia, la paz y la misericordia. Oremos. 4. Por todos nosotros para que, como Hijos de Dios, busquemos el bien y la verdad para no participar de falsas justificaciones que propicien condiciones rigurosas de legitimidad moral ante la posibilidad de la guerra o la pena de muerte. Oremos. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales. Oración conclusiva Padre de infinita bondad, recibe las oraciones que te presentamos con esperanza en esta celebración comunitaria de nuestra fe. Por mediación de Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 5 Nov 2021

Esta viuda pobre ha echado más que nadie

TRIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Noviembre 7 de 2021 Primera lectura:1R 17,10-16 Salmo: Sal 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1) Segunda lectura: Hb 9,24-28 Evangelio: Mc 12,38-44 (forma larga) o Mc 12, 41-44 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios nos exhorta a reflexionar sobre: • La Justicia en la tierra es la consecuencia de vivir la misericordia que viene del cielo. • La pureza de las intenciones se refleja en la gran riqueza de acciones en favor de los hermanos, especialmente los menos favorecidos. • El peligro para la Iglesia si se llegasen a introducir comportamientos ajenos a su naturaleza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Profeta Elías nos recuerda las fatales consecuencias que caen sobre la tierra cuando se adolece de la falta del sentido de la misericordia, que es el resultado de la idolatría, pues la adoración de dioses falsos sólo genera estructuras de injusticia, ya que ellos supuestamente `piden sacrificios´ especialmente de sangre que, por lo general, la aportan los más débiles y pobres. Esto genera terribles estructuras de pecado e injusticia, situación que no deja a Dios indiferente. Por esta razón el gran Profeta Elías confronta al rey de Israel por dar su apoyo al culto de los ídolos y cuya consecuencia es la agobiante sequía que cae sobre la tierra, la cual ha de ser sufrida por todos, incluido el profeta. En medio de tanta tragedia se hace patente la acción misericordiosa de Dios que, en el salmo de hoy, nos anuncia la generosidad de Dios, que "hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos”. En la Carta a los Hebreos se nos recuerda el gran salto cualitativo de la misericordia, que ya no consiste en hacer obras de justicia externas a la persona, sino en el don total de sí mismo a Dios y que Jesús realiza cuando asume el cruento sacrificio con el que da Gloria al Padre, llegando, así, a la cumbre de la vivencia de este don del sacerdocio, del cual Jesús es el supremo representante. En el Evangelio de San Marcos aparecen los modelos contrastantes de comportamiento, especialmente de los representantes de las cuestiones religiosas. La figura de la viuda pobre es presentada por Jesús como el perenne modelo ideal de comportamiento para la comunidad cristiana. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Evangelio de Marcos de este domingo nos aproxima a la última semana de la vida pública de Jesús. Es la última de las siete diatribas de Jesús, en este caso, contra los escribas, por lo que recurre a la sátira y a la ironía, ya que Jesús quiere que sus discípulos eviten este tipo de comportamientos dentro de la comunidad, pues serían un peligro para la subsistencia de la misma, porque si dichas actitudes se infiltrasen dentro de la comunidad se tomarían como expresión de la acción de Dios, lo cual afectaría gravemente su imagen y la de la Iglesia, en relación con ella misma y con el mundo. El respeto ha de ser el mismo para todos en su máximo grado, no sólo para los que tienen cargos de responsabilidad; por eso Jesús quiere abrir los ojos a sus discípulos y, en ellos, a todos nosotros. Los escribas, eran los intérpretes oficiales de la Ley, la Torá, pues eran quienes emitían las debidas explicaciones de la ley para que se pronunciasen las sentencias de los tribunales. El Libro del Eclesiástico (Sirácida 38) habla de la actitud de los escribas y el honor que debía tributárseles. Lo que preocupa a Jesús de los escribas es que sus actitudes se podrían replicar en los discípulos: a. Su manera de vestir, que es una expresión de petulancia y exclusión, ya que no quieren que los confundan con la gente simple e ignorante. El sumo sacerdote era considerado el representante de Dios en la tierra por lo que debía ser contemplado por todos, por eso, sus vestidos debían ser espectaculares y por eso llevaba las piedras preciosas en el pecho, signo de las tribus de Israel, y las campanillas en el borde de su vestido que servían para llamar la atención. La casta sacerdotal y, en tono menor, los escribas, se tenía por algo superior dentro de la sociedad y lo manifestaban con la fastuosidad en el vestir que llegaba a extremos teatrales de boato y extravagancia. b. Los saludos debían ser ofrecidos con gran ritual y deferencia por parte de todos. c. Los primeros puestos en las sinagogas y en los banquetes. d. Sus oraciones eran una comedia para convencer a todos de que Dios estaba de su parte. Todo esto era para Jesús una comedia ridícula. Además, algunas de sus acciones eran deplorables, pues devoraban los bienes de las viudas en lugar de ser sus defensores. Por todo eso recibirán una condena mayor. Ahora viene la parte de bella. En el templo, lugar de inmensas riquezas porque recibía dinero proveniente de todo el orbe conocido de parte de los judíos de la diáspora, aparece una viuda pobre, sin ninguna señal que reclame algún respeto en sus vestidos. Ella asistió el templo para cumplir íntegramente la ley haciendo la ofrenda de toda su vida, representada en las desvalorizadas monedas. Jesús invita a sus discípulos a observar un bello ejemplo de la verdadera grandeza: como viuda y como pobre no reclama la atención de ninguno. Al comportarse así hace como Jesús quiere: es una verdadera discípula. Y donde los demás dan de lo superfluo, ella, en cambio, da su vida entera: lo que tenía para vivir. Para ser discípulo no basta con dar una ofrenda económica consistente, sino que se ha de poner toda la vida al servicio del diseño de Dios, entregando la vida como un don de amor a los hermanos. La viuda es una mujer dócil al impulso del espíritu. El evangelio hace notar el contraste entre los que dan de lo que les sobra y los que hacen el don de sí mismos. En San Marcos el servicio del verdadero discípulo ha de ser silencioso sin demostraciones espectaculares. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Para un comportamiento como el que pide Jesús en el Evangelio de hoy es necesario cultivar una actitud muy particular: ser castos. Esta actitud, como un gran don de Dios hay que pedirla al cielo y, además, requiere de nuestra máxima donación. Es la suprema enseñanza que nos aporta el Sumo Pontífice, el Papa Francisco, al establecer el Año de San José, del cual estamos en la recta final, y que en su documento oficial Patris Corde nos afirma: “La tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. La felicidad de José no está en la lógica del auto-sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza. El mundo necesita padres, rechaza a los amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción. Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio”. Rogamos para que el Padre del cielo, por su Hijo, casto y obediente, nos permita vivir la lógica de la donación total de nosotros mismos, entregados al auténtico amor, reflejado en relaciones humanas castas, prudentes y misericordiosas como Él quiere. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, nos alegramos de tenerles hoy aquí, pues la Palabra nos interpela para que hagamos un examen sobre el estado de nuestro corazón, nuestra mente, nuestras actitudes y acciones. El ejemplo de dos viudas nos llevará de la mano para comprender la confianza plena en Dios y la donación de la entera existencia para que nuestras vidas se ajusten plenamente a su querer. Participemos con inmensa alegría de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra La Iglesia, comunidad de los discípulos y hermanos, requiere de comportamientos apropiados, que, vividos en la fe, nos ayudarán a ser más dóciles a los impulsos del Espíritu. Que este mismo Espíritu nos haga percibir el contraste entre los que dan de lo que les sobra y los que hacen el don de sí mismos, según el Evangelio que hoy se proclama. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, reunidos en nombre de Jesucristo, elevemos con afecto filial nuestra oración a Dios Nuestro Padre, para pedirle por todas las necesidades del mundo, especialmente la justicia. Digamos: R. Padre Santo, te alabamos por tu misericordia 1. Para que la Iglesia, extendida por todas las naciones, conserve la integridad de la fe y el Papa, los obispos, sacerdotes y todos los ministros de la Iglesia, se santifiquen más cada día para bien de la humanidad y propagación del Reino de Dios. Oremos. 2. Para que todos los que van a recibir los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confirmación, obtengan una fe más viva mediante el encuentro personal con Cristo y donen sus vidas como discípulos y misioneros del Reino de Dios. Oremos. 3. Para que todos los que sufren por causa de la enfermedad, el hambre, la incomprensión y la injusticia, sean ayudados por la caridad eficaz de sus hermanos cristianos. Oremos. 4. Para que todos los aquí reunidos, conscientes de ser templos del Espíritu Santo, manifestemos con obras el Misterio de salvación que estamos celebrando. Oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales… Oración conclusiva Padre santo, Tú conoces nuestras necesidades, nosotros te las confiamos y sabemos que las atenderás. benignamente dándonos el auxilio esperado. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 28 Oct 2021

«Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo»

TRIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 31 de 2021 Primera lectura: Dt 6,2-6 Salmo: Sal 18(17),2-3a. 3bc-4. 47+51ab (R. Dt 6,4) Segunda lectura: Hb 7,23-28 Evangelio: Mc 12,28b-34 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo, nos presenta para nuestra oración: • Dios movido por su infinito amor nos ha creado, nos conserva el ser y nos invita a estar con él en la eternidad. • Por amor envió a su propio Hijo, quien asume nuestra condición humana para ser intermediario entre su Padre y los hombres. • Jesús con sus palabras y obras nos va a enseñar a tener los mismos sentimientos de Dios, amándolo a Él sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, dejando claro que así cumplimos la ley entera. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio comienza presentándonos a un maestro de la ley que acude a Jesús, admirado por la respuesta dada a unos saduceos (ver versículos anteriores). La pregunta que se le ocurre hacerle es: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Era esta una pregunta común en las escuelas rabínicas. En la respuesta de Jesús, se resalta el monoteísmo israelita, la fe en un único Dios que “reclama” de sus creaturas un amor integral, por eso las palabras “con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El texto también presenta cómo el amor está por encima de todo sacrificio, de nada valen estos sino se hacen con el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El amor verdadero es lo que da sentido a nuestra existencia, a nuestra vida cristiana y a todo nuestro obrar. Este amor está alejado de todo sentimentalismo, pues no se limita a frases bonitas, sino que implica toda la realidad humana, exige heroísmo, el vencernos a nosotros mismos, superar pruebas, sacrificarnos por el otro, etc. El mismo Cristo con su sacrificio nos da ejemplo de lo que es amar, hasta la muerte y muerte en Cruz (Flp 2,8). La liturgia de la Palabra de este día nos pide amar a Dios con toda el alma, con toda la mente y con todo el ser y amar al otro como a nosotros mismos. Dios nos ha amado hasta el extremo y nosotros como buenos hijos debemos responder con amor. Pero para dar esta respuesta nuestro afecto debe incluir también al otro, al prójimo, por quien Cristo también derramó su sangre. ¿Cómo amaremos a Dios a quien no vemos, si no amamos a nuestros hermanos a quien si vemos? (Cfr. 4. 1 Jn 4,20) 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Santísima Trinidad, gracias por tanto amor que has depositado en mí. Mi existencia, mis hermanos y todo el universo, han brotado de tu infinita caridad, la cual se ha manifestado de forma excelente en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Perdón por no corresponder a ese amor, ayúdame a vivir la verdadera caridad en mi vida, lléname, buen Dios de tu Santo Espíritu que es Amor, para poder amarte a ti y al prójimo como lo quieres Tú. Te lo pido por intercesión de mi madre la Virgen María y de mi padre san José. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos nos hemos reunido en este día, para celebrar la Santa Eucaristía dándole gracias a Dios por todo el amor que ha depositado en nuestros corazones, a la vez que le pedimos nos ayude a corresponder a tantas gracias recibidas y a vivir la caridad para con nuestros hermanos. Participemos con un corazón alegre en estos Sagrados Misterios. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra en este día nos invita a reflexionar en el mandamiento del amor como principio de vida cristiana. Debemos amar a Dios con toda nuestra alma y nuestro ser, y al prójimo como a nosotros mismos. Tenemos el ejemplo de Jesús, sumo y eterno sacerdote, quien amando a los suyos se ofrece en un sacrificio único y perfecto por la salvación de todos, haciendo de su entrega una ofrenda agradable al Padre. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos, queridos hermanos, a Dios nuestro Padre, que tanto ha amado al mundo hasta el punto de entregarnos a su propio Hijo, como víctima de reconciliación. Digamos: R. Dios de amor escucha y ten piedad 1. Por la Iglesia, para que, a través de la práctica de la caridad con los más necesitados, sea reflejo del amor Divino que alcanza a todo hombre. 2. Por quienes ejercen funciones de gobierno en el ámbito civil, para que orienten sus acciones pensando en el bien común y en la dignidad de la persona humana. 3. Por todos aquellos que durante este tiempo de pandemia experimentan sufrimiento, soledad, cansancio y enfermedad, para que reciban en sus corazones el alivio que trae el Espíritu Santo. 4. Por los aquí reunidos, para que, al recibir estos Sagrados Misterios, encendamos nuestros corazones en el amor del Hijo que se entrega por nosotros en el altar. Se pueden añadir otras intenciones personales. Oración conclusiva Escucha, Padre bueno las súplicas que nosotros tus hijos te hemos dirigido, con la esperanza de que serán escuchadas. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 20 Oct 2021

"Vete, tu fe te ha dado la salud"

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 24 de 2021 Primera lectura: Jr 31,7-9 Salmo: Sal 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Hb 5,1-6 Evangelio: Mc 10,46-52 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Los más frágiles y los que sufren también son destinatarios de la salvación. • Cristo es el Sumo Sacerdote que se compadece de nuestro sufrimiento. • Jesús se compadece y cura nuestra ceguera cuando nos acercamos con fe. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Jeremías que normalmente dirige mensajes contundentes al pueblo para exhortarlo a la conversión o para anunciar las consecuencias del pecado, ahora se encuentra ubicado en el reino del Norte y desde allí dirige un mensaje de consolación y de esperanza con un oráculo salvífico enmarcado en el tema de la nueva alianza. Se hace eco del salmo 126,5 y se anuncia un cambio, de modo que lo que en el pasado fue dolor y sacrificio, ahora en el retorno es alegría y triunfo. Así se invita a Judá para que reciba a Israel que llega triunfante como el predilecto del Señor, pues ya terminó el tiempo de la prueba y pueden regresar de la cautividad, de manera que los que antes estaban en envueltos en la fragilidad y el sufrimiento, tal como ocurre con los enfermos, los cojos y los ciegos, ahora experimentan con gozo la salvación que Dios les ofrece. El autor de la carta a los Hebreos, nos presenta a Cristo como el Sumo y Eterno sacerdote que reúne todos las condiciones que se exigían para ejercer el sacerdocio: 1) Es capaz de compadecerse, porque al asumir nuestra condición humana sin cometer pecado conoce el pecado de la humanidad; 2) ya no tiene necesidad de ofrecer dones y sacrificios como lo hacían los sacerdotes, ahora él mismo perpetua el único y definitivo sacrificio con su ofrecimiento en el altar de la cruz; 3) es sacerdote no porque descienda de una familia o casta sacerdotal sino que es sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. Por esto es capaz de compadecerse de la humanidad y ahora es entronizado como rey delante del Padre como su Hijo predilecto, el único y eterno sacerdote de la nueva alianza. En el Evangelio nos encontramos con la curación del ciego Bartimeo, un hombre que sale y se pone al borde del camino para esperar que los peregrinos que van hacia Jerusalén le den una limosna y así conseguir su sustento, sin embargo, la situación de este hombre cambia y lo desacomoda se su situación de mendicidad desde el momento que escucha que viene Jesús y es que el camino del discipulado se inicia a través de la escucha para poder llegar hasta el encuentro con Jesús como es el caso de este hombre impedido a causa de su ceguera. El obstáculo de la ceguera no fue un impedimento para que este hombre se encontrara con Jesús de Nazaret, ya que el mismo toma interés en el encuentro con el maestro, y por eso, se pone a gritar usando una expresión de fe y de esperanza cuando lo llama como el Hijo de David, y con esto lo reconoce como el Mesías esperado por el pueblo de Israel, y aunque intentan callarlo no se detiene hasta lograr lo que desea, así se convierte en un ejemplo de superación de las situaciones de marginación a través de la fe y la confianza en Jesús, y al lograr captar la atención de Jesús con una súplica implora la compasión y le pide que le devuelva la vista y acercándose a él deja a una lado el manto, lo único que tenía para abrigarse y guardar su dinero, su única seguridad desaparece porque ahora su única seguridad es el Señor, y por eso da un brinco, indicando que se arroja a los pies de Jesús con una absoluta confianza que él será su salvador y el único que le devolverá la vista. Así, este hombre ciego se encuentra con Jesús quien lo cura por el poder de su Palabra, de modo que lo primero que ve es a Jesús y lo sigue por el camino. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Dios tiene poder para cambiar y transformar todas las situaciones de dolor y de tristeza en oportunidades para experimentar su salvación, tal como lo anuncia el profeta Jeremías. Todos somos llamados a la salvación, es el momento para dejar atrás el dolor y la tristeza porque ha llegado el momento en que Dios actúa y se manifiesta para llamarnos a vivir un nuevo tiempo. La fragilidad y la debilidad manifestada en la enfermedad será transformada en fortaleza y firmeza. Durante la pandemia, hemos experimentado la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la prueba, pero no estamos solos, nuestro Dios se manifiesta y nos dará un nuevo tiempo para experimentar el gozo y el consuelo por la llegada de la salvación. Por ese grande amor que Dios nos tiene nos ha enviado a su Hijo Jesucristo, el cual se ha encarnado y se ha hecho hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado, pero como dice san Ireneo, “se hizo carne de pecado para sacarnos del pecado”, así es el Sumo y Eterno sacerdote, capaz de compadecerse de nuestra flaqueza, de modo que ahora es él quien se ofrece en el altar para expiar nuestro pecado y ser alimento para fortalecer nuestra debilidad. Él es el sacerdote de la alianza nueva y eterna que en la eucaristía se ha quedado con nosotros para darnos la vida eterna. Así, nosotros venimos como peregrinos como el ciego Bartimeo para mendigar su misericordia y pedirle que cure nuestra ceguera, aquella que nos impide acercarnos a su amor, por eso como este ciego del evangelio queremos hacer el camino del discipulado escuchando a Jesús que pasa a cada momento por nuestra vida y quiere encontrarse con nosotros si somos capaces de dejar nuestras seguridades y postrarnos a sus pies para reconocer su señorío en nuestra vida, pues solo él es capaz de curarnos, ya que su Palabra tiene poder y sigue actuando en el momento actual solo necesitamos una fe como la del ciego, una fe que busca, que vence obstáculos, que no se da por vencida, que es capaz de llevarnos a la oración confiada, que nos hace lanzarnos a la presencia de Jesús para tener un encuentro personal con él y experimentar su misericordia. En este tiempo de tantas dificultades para la humanidad, necesitamos recorrer el mismo camino de fe de Bartimeo, para salir de nuestras falsas seguridades y dejarnos encontrar por el amor de Dios manifestado en Cristo. El papa Francisco nos recuerda un aspecto del Evangelio: “Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos” (Homilía, 25 de octubre de 2015). También nosotros en medio de esta pandemia, como los discípulos, estamos llamados a salir al encuentro de tantos hombres y mujeres que sufren para animarlos y levantarlos de su enfermedad y ayudarles a experimentar el gozo de la salvación. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy le pedimos al Señor, que como a Bartimeo nos ayude a salir de nuestras seguridades, para ponernos a la vera del camino y tener un encuentro personal con Jesús, un encuentro que nos fortalezca en la fe y nos posibilite la curación de nuestra ceguera, porque necesitamos ver a Jesús para poderlo seguir como sus discípulos. Sabemos que Jesús sigue pasando por nuestra historia personal para compadecerse de nuestro dolor y el sufrimiento de la humanidad, por eso le suplicamos que nos ayude a salir de esta pandemia venciendo los obstáculos y fortalecidos en la fe. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Dios se muestra cercano al dolor y el sufrimiento de la humanidad, Él se compadece de nuestra miseria y nos posibilita un encuentro personal con su presencia sacramental que se ofrece en el altar, por eso, venimos a la eucaristía y le pedimos que como a Bartimeo, nos aumente la fe para seguirlo con alegría como auténticos discípulos suyos. Participemos de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Jeremías anuncia que los más frágiles y lo que sufren también son destinatarios de la salvación. El autor de la carta a los Hebreos, nos presenta a Cristo es el Sumo Sacerdote que se compadece de nuestro sufrimiento. En el Evangelio, Jesús se compadece y cura la ceguera de Bartimeo quien lo sigue como discípulo creyente. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios es padre clemente y compasivo, a él dirigimos nuestra suplica confiada, unidos a la oración de toda la Iglesia. R. Padre Misericordioso, compadécete del dolor de la humanidad 1. Por el Papa y los ministros ordenados, para que sigan anunciando la compasión y la ternura de Dios. 2. Por los gobernantes, para que en medio de pandemia favorezcan la atención sanitaria y prioritaria a los más débiles y desfavorecidos de la sociedad. 3. Por las familias donde hay enfermos, para que unan su dolor a la pasión de nuestro Señor Jesucristo y ella sea medio de purificación. 4. Por los que sufren la enfermedad física o espiritual, para que unidos a Cristo encuentren el don de la salud. 5. Por el personal médico y de salud, para que con su trabajo ayuden al cuidado de la vida y la salud de todos los seres humanos afectados por la enfermedad. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Padre de bondad, tú que eres el médico del cuerpo y del alma, escucha estas suplicas que te presentamos con fe. Por Jesucristo Nuestro Señor R. Amén.

Vie 15 Oct 2021

Disponible en la librería de la CEC Predicación Orante de la Palabra

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) a través del Departamento de Liturgia ha publicado las Orientaciones para la Predicación Orante de la Palabra y Moniciones y Oración Universal o de los Fieles, del tiempo Adviento a Pentecostés, Ciclo C, 2021-2022. Con este subsidio se pretende facilitar el ejercicio del ministerio de la predicación de los pastores e invitar “a reconocer la importancia y la necesidad de acercarse también a esta fuente, para percibir y asentir que la asamblea reunida experimente el amor y la misericordia de Dios que continúa actuando y obrando maravillas en medio de su pueblo”. El Departamento de Liturgia recuerda que la homilía es un acto de culto, por medio del cual, no solo se da una instrucción al pueblo, sino que se rinde homenaje de adoración a Dios y se ofrece la santificación a la comunidad. La Predicación Orante de la Palabra y las Moniciones y Oración Universal o de los Fieles está disponible en la Librería de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Más información: 3138808447 / 3133606712 Correo: [email protected]

Jue 14 Oct 2021

La mies es abundante y los obreros pocos

VIGESIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 17 de 2021 Primera lectura: Is 53,10-11 Salmo: Sal 33(32),4-5.18-19.20+22 Segunda lectura: Hb 4,14-16 Evangelio: Mc 10,35-45 (forma larga) o Mc 10, 42-45 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción En su camino hacia Jerusalén que es un símbolo de su marcha hacia la hora pascual de su muerte y resurrección, Jesús anunció por tercera vez que iba a ser entregado y morir, en este contexto llega la petición de los dos apóstoles de estar en la gloria y la lección que luego da Jesús a todos: • El siervo de Dios, Jesucristo, sufriendo por todos nosotros “representa” a todos los hombres y mirándolo a Él, el Padre misericordioso reconcilia a toda la humanidad. • Jesucristo es nuestro “Sumo y Eterno Sacerdote” que perpetua su obra en la vida de los sacerdotes que entregan su vida por el bien de todos. • Jesús propone un modelo de grandeza diferente para sus discípulos: el humilde servicio reciproco, la entrega total de cada uno por el bien de los hermanos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este domingo la liturgia nos lleva a reflexionar en torno al carácter servicial de la autoridad, y del seguimiento de Cristo. Dos de los protagonistas del relato son los hermanos Santiago y Juan, apóstoles de Jesús. Estos hermanos se dirigen a Jesús con un pedido muy especial; “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Jesús responde claramente que no saben lo que piden. Jesús había anunciado a sus discípulos que debía padecer, morir y resucitar al tercer día. Este pedido de Santiago y Juan nos muestra que quienes acompañaban a Jesús en ese momento, estaban inmersos en sus propios intereses, y no habían captado correctamente las palabras de Jesús. Quieren participar de la gloria de Cristo, y este es un magnífico deseo, el mejor que cualquier hombre puede desear en su vida. Pero desconocen que el camino de la Gloria es el de la Cruz. Confunden la gloria con una propia aspiración personal, el éxito terreno, el prestigio y la honra. A la pregunta de Jesús, acerca de si pueden beber el cáliz y recibir el mismo bautismo, ellos responden que sí. Jesús consintió, pero con respecto al pedido de sentarse a la derecha o a la izquierda en el Reino, Jesús dice, que sólo al Padre le corresponde concederlo, y no a él. “Beber el cáliz”, del sufrimiento o de la alegría era una metáfora muy usada en la literatura judía para referirse a los dolores o alegrías que debía experimentar una persona; aquí se refiere a la Pasión de Cristo. No es una pretensión equivocada la de los hermanos, su deseo es vivir algo grande e inmenso, aunque no lleguen a comprender que se trata del Reino de los cielos. Por lo tanto, no es una grandeza según los esquemas del mundo en que todo se mide por el éxito, poder, dinero, etc. Sino que Jesús propone un camino diferente para lograr esta grandeza: la humildad. Los otros diez apóstoles que escucharon el pedido de los hermanos Santiago y Juan, se indignaron, y tuvieron malos sentimientos. Surge en ellos el veneno de la envidia y de la ambición, sentimientos comunes de quienes buscan el poder, y el reconocimiento. Es por eso que Jesús pone el ejemplo de los gobernantes, y de los poderosos, haciendo un llamado a no ser como ellos. Para ser “grande”, hay que hacerse servidor, y para ser el primero, hay que hacerse el sirviente de los hermanos. Esto no es sólo una enseñanza de Jesús, sino lo que Él mismo vino hacer: a servir y a dar su vida en rescate de una multitud. Jesús enseña con sus palabras, pero más aún con su propia vida. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús critica el modelo reinante en su tiempo y que se ha perpetuado hasta nuestros días, el entender la autoridad como dominio y tiranía. A todos nos gusta más ser servidos que servir. Ocupar los primeros lugares que los últimos, buscamos poder esclavizar a otros, sí podemos. El mal uso de la autoridad no solo habría que referirlo al ámbito social y político que nombra Jesús, sino también al familiar, comunitaria y eclesial. Todos tenemos la tentación de dominar y tiranizar a los demás. La Iglesia, toda entera, como comunidad de discípulos de Jesús, debe ser servidora de la Humanidad, y no dueña y señora. No apoyada en el poder, sino dispuesta al amor servicial, animada por el ejemplo de Jesús en el lavatorio de la Última Cena. Ante la situación que vive la humanidad y también nuestras comunidades se nos pide a todos como Iglesia una actitud de renuncia y sacrificio que refleje el verdadero amor y seguimiento cristiano. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nosotros, como los discípulos de Jesús, Santiago y Juan, también con frecuencia le pedimos cosas al Señor, que aparentemente son buenas, pero no responden a la construcción del Reino de Dios en medio de nosotros. Los discípulos de Jesús comprendieron después la grandeza de la cruz y aprendieron a renunciar a todo por los valores más sublimes. En este domingo le pedimos al Señor que nos ayude a entender el seguimiento cristiano como una búsqueda de la entrega y del servicio a los más necesitados. Los hombres no queremos beber el cáliz de la pasión, el cáliz de la humillación, los hombres deseamos cosas sublimes, pero rechazamos las humildes. Debemos recordar que nadie puede construir un edificio elevado si antes no ha puesto firmes los cimientos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos congrega el Señor este domingo, para escuchar su Palabra y alimentarnos de su Cuerpo y de su Sangre. El mensaje que la Palabra de Dios tiene para nosotros no es fácil de vivir. Sin embargo, tenemos como ejemplo a Cristo, que cargó con nuestros pecados. Todos estamos llamados a beber del cáliz de este sufrimiento, entregándonos al servicio de los demás. En la Eucaristía, en que renovamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Dios nos da la fuerza que necesitamos para seguir a Jesús, para servir a los demás. Celebremos con fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios viene a nuestro encuentro y lo hace de manera especial en la celebración de la Eucaristía. Hoy nos recuerda que en nuestro anuncio sólo tenemos a Cristo pobre y crucificado. En este siervo de Dios, encontramos la salud, la esperanza y la victoria ante las adversidades; sin embargo, ello implica que abracemos la cruz cada día. Dispongamos nuestro ser, para escuchar este mensaje de salvación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos: Cristo Jesús, habiendo entregado su vida por nosotros, se hizo servidor de la humanidad. Es justo elevar nuestras voces suplicantes a Dios Padre, en este domingo, diciendo: R. Escúchanos, Padre misericordioso 1. Oremos por la Iglesia extendida por todo el universo, por sus ministros ordenados, por los religiosos y los laicos, para que, haciendo de su vida una entrega continua, sean evangelizados y evangelicen a sus hermanos. Oremos. 2. Oremos por quienes tienen el encargo de gobernar a las naciones, para que no busquen ser servidos, sino servir desinteresadamente, según el modelo que encontramos en la persona de Jesús, misionero del Padre. Oremos. 3. Oremos por todos los que sufren, de manera especial por los pobres, los más afectados por la pandemia y los enfermos, para que nuestro servicio fraterno alivie sus sufrimientos. Oremos. 4. Oremos por todos los que participamos en esta celebración, para que a imitación de Jesús, Siervo de Dios, aprendamos a servir y dar la vida por todos. Oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Padre Santo, que has enviado a tu Hijo al mundo para que nuestros pueblos en Él tengan vida, escucha la oración que confiados te presentamos Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 6 Oct 2021

"Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo"

VIGESIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 10 de 2021 Primera lectura: Sb 7,7-11 Salmo: Sal 90(89),12-13.14-15.16-17 Segunda lectura: Hb 4,12-13 Evangelio: Mc 10,17-30 (forma larga) o Mc 10, 17-27 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción Llegando al final del año litúrgico, la Liturgia de la Palabra de este domingo nos ofrece la oportunidad para replantear nuestra vida en la búsqueda de la verdadera felicidad y el discernimiento de la sabiduría que viene de Dios: • La sabiduría no es fruto de la habilidad o de una adquisición humana, solo puede ser recibida de lo alto. • En el Nuevo Testamento la sabiduría es presentada como la Palabra de Dios encarnada, dotada de un poder de discernimiento y de juicio. • En el Evangelio el mismo Señor nos recomienda buscar la verdadera riqueza (sabiduría) que produce una alegría que nada ni nadie nos podrá quitar. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Todo comienza con un hombre que, a ver a Jesús, sale corriendo a su encuentro. La fama de Jesús se había extendido más allá de la región de Galilea, y era reconocido como un gran maestro, por lo que podemos suponer que este hombre había escuchado hablar de él, de sus palabras, de sus obras, y prodigios. Por eso al saber de su presencia sale a su encuentro, y al encontrarlo se arrodilla, y se postra a sus pies. Esta imagen seguramente conmovió a Jesús. “Maestro bueno, que debo hacer para heredar la Vida Eterna”. Lo llama Maestro bueno, y Jesús le pregunta por qué lo llama bueno, siendo que solo Dios es bueno. Aquí no se trata de una corrección de Jesús, sino que a través de su pregunta intenta que este hombre lo reconozca como Dios, único bien. Maestros hay muchos, pero Dios hay uno solo. Al llamarlo Maestro (Rabí), le está considerando como maestro en Israel, y Jesús responde como un verdadero maestro. Sólo Uno es Bueno y ese es Dios. (Le está contestando con el texto más importante del Antiguo Testamento en el libro del Deuteronomio 6,4: “Escucha Israel el Señor es Uno”). Volvamos a la pregunta que este hombre realiza a Jesús: “¿Qué debo hacer para heredar la Vida Eterna?”. Es decir, se presenta a Jesús con un deseo particular, quiere llegar a la vida eterna y conocer cuáles son los méritos para lograrlo. Jesús, vuelve a hacerle una pregunta cómo un verdadero maestro judío: le dice “tú conoces los mandamientos”, y se los nombra citando las escrituras del libro del Éxodo, y del Deuteronomio. La respuesta de este hombre que escucha atentamente los mandamientos, y reflexiona entorno a su práctica para con ellos, es la siguiente “todo eso lo he cumplido desde la adolescencia”. A esto le sigue un profundo sentimiento de Jesús, dice la Palabra que “lo mira con cariño”, traducciones dicen “lo mira con amor”. Lo mira con amor porque conoce que este hombre dice la verdad, no se presume a sí mismo, ni intenta mostrar lo que no es, simplemente dice la verdad. De la misma manera Jesús ama a los que practican sus mandamientos y cumplen sus palabras. Ante la magnífica respuesta de este hombre, que cumple todos los preceptos, pudiéramos pensar listo ya lo ha conseguido todo para llegar al Reino de los cielos, pero no, aún falta algo más, Jesús le pide un gesto de amor y de renuncia: “Una cosa te falta: ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme”. No basta practicar los mandamientos, sino que es necesario estar dispuesto siempre a un poco más. Jesús no vino para abolir la Ley, es decir, los mandamientos, sino que vino a darle cumplimiento, a perfeccionarla. Y los mandamientos sólo llegan a su plenitud por medio del amor, de allí que sin amor de nada sirve cumplir un precepto. La práctica de los mandamientos llega a su plenitud en el despojo de todo, para estar libre y poder seguir a Jesús, sin nada que ate a la persona. Ante los ojos de este hombre, se encuentra el Reino mismo; la persona de Jesús que lo invita a participar de su presencia celestial, donde Reina la Alegría, y el Gozo. Y recordemos que es, este mismo hombre quien desea estar allí, es él quien pregunta cómo alcanzar el cielo. Pero ante un pedido de Jesús, se escapa, se va, su corazón no está dispuesto a un poco más. Dice el texto: “Ante estas palabras, se llenó de pena y se marchó triste.” Es que no todos los encuentros con Jesús llenan de Alegría. Pues este hombre quería que Jesús le justificase su modo de vivir, que aunque había cumplido los mandamientos le faltaba lo esencial. Se marchó triste. Este hombre poseía muchas riquezas, y no quiso abandonarlas. Ante la riqueza terrenal que es superficial, dañina y limitada, Jesús le ofrecía una riqueza de felicidad eterna que no supo aprovechar. Es interesante la definición del estado anímico con el cual se retira este hombre rico, entristecido, y apenado. Estos son los sentimientos comunes de quienes se “cierran” a la invitación siempre nueva de Jesús que llama a buscar los bienes eternos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hay en el mundo una sed insaciable de honores, de búsqueda de cosas materiales, de placeres que son momentáneos. En el amor de Dios que se nos revela en esta Palabra, hay una invitación que nos ubica y nos hace pensar en lo que de verdad vale y significa. Las cosas materiales nos absorben, nos fabricamos ídolos que nos esclavizan y nos hacen perder la verdadera perspectiva de la vida, impidiendo que el amor verdadero fluya en la forma siempre nueva y creativa de la misericordia. Hemos de recordar qué tesoros nos ofrece Dios; en efecto nos muestra que el camino de la humanidad hacia intereses que no llenan, hacia bienes que no sacian, nos conducen hacia caminos que tienen como destino la oscuridad y la infelicidad. La Palabra nos recuerda que cuando el hombre entiende y vive el desprendimiento y el desapego de las cosas materiales encuentra la verdadera paz y anticipa la bienaventuranza eterna en nuestro mundo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Como guías de las comunidades creyentes debemos asumir en nuestra vida personal y sacerdotal, en medio de esta situación compleja que estamos viviendo por los efectos de la pandemia, que “solo Dios basta”, que “todo se muda” pero Dios siempre permanece. Es un domingo para pensar en no quedarnos en las cosas efímeras sino enraizarnos en lo que es verdadero y en lo que da vida. Nos encontramos con Jesús que es la Sabiduría eterna del Padre y que, en su cercanía, se desprendió de todo para asumirnos a todos. Liberados de las cosas materiales, se puede abrir en el corazón el espacio necesario para colmarlo de la experiencia de Dios que nos enriquece y nos da la perfecta libertad y la auténtica felicidad que todo hombre anhela. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos venimos nuevamente en este domingo a reunirnos como la gran familia de Dios. Nos ponemos en su presencia, lo escucharemos como sus hijos y recibiremos de Él, el alimento de su Palabra, y del Cuerpo y la Sangre de su Hijo, Jesús; que su presencia nos ayude a valorar y discernir sobre los bienes verdaderos en nuestra vida. En torno a esta mesa participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La verdadera sabiduría consiste en saber buscar el rostro de Dios, y ello se logra con el verdadero seguimiento de Jesús, descubriéndolo también en el servicio a los pobres. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, desprendidos de todo y siendo dueños de nada, nos dirigimos a Dios Padre, con la seguridad de ser escuchados por Él y obtener su Sabiduría, diciendo: R. A ti, Señor, lo pedimos con fe 1. Por el nuevo pueblo de Dios, conformado por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, los religiosos y los laicos, para que actúen sin esperar más recompensa que la de obtener la vida eterna. Oremos 2. Por quienes tienen el cuidado de gobernar en el mundo y en nuestra nación., para que nunca pongan su corazón en los bienes materiales, sino que sepan distribuir mejor las riquezas entre los ciudadanos. Oremos 3. Por muchos jóvenes y niños, a veces, indiferentes y alejados de los bienes de Dios, para que el testimonio de otros los atraiga y los convierta para poseer, en definitiva, la vida eterna. Oremos. 4. Por los pobres y marginados, para que la generosidad de otros los ayude a saciar sus necesidades espirituales y materiales. Oremos 5. Por cuantos conformamos esta asamblea litúrgica, para que la Sabiduría de Dios inunde nuestra vida y podamos seguir fielmente a Jesús que nos hace libres frente a nuestras propiedades y pertenencias. Oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Señor Dios, vuélvete sobre nosotros y escucha las súplicas que te presentamos con fe y esperanza Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.