Pasar al contenido principal

Lectio Dominical

Mar 15 Nov 2016

El Señor tiene todo el poder para salvarnos

Las lecturas que vamos a escuchar proclaman un misterio de fe: Jesucristo es Rey, es el Mesías anunciado y prefigurado en los reyes de Israel, enaltecido y alabado, al que el apóstol nos presenta como Creador y Señor de todo, como el Principio y primogénito, “el primero en todo”; y proclaman una verdad: Jesucristo es Rey, es el Señor de Misericordia que nos escucha, nos perdona y nos salva, por eso es a quien celebramos en este día que concluye el año litúrgico. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: 2Samuel 5,1-3[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 122(121),1-2.4-5 (R. cf. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Colosenses 1,12-20[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 23,35-43[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En este último Domingo del año litúrgico, en el que celebramos a nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios nos lleva a la maravillosa experiencia de reconocerlo como Rey del universo y Dios de poder, que lo ha creado todo y todo existe por Él y para Él; como Dios cercano y familiar que pastorea a su pueblo y da su espíritu a sus líderes, reyes y profetas, por eso la alegría de ir al encuentro en su casa; y como Dios de misericordia, quien escucha al malhechor arrepentido el pedido de acordarse de él cuando llegue a su Reino, lo absuelve de su maldad y lo ofrece su gloria y salvación. Jesús crucificado, es el Rey, creador y dueño de todo, que tiene todo el poder para perdonar los pecados; es reconocido como el rey de los judíos, el Mesías, que ofrece el don de la salvación a los pecadores; y es el Siervo de Dios, el mayor servidor de toda la humanidad y de todos los tiempos, quien al entregar su propia vida dio testimonio de la verdad y al morir en la cruz se constituyó en el único Salvador que ofrece el don de su Reino, de la vida y felicidad eterna a quienes lo acogen. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El hoy de la salvación nos invita a preguntarnos ¿quién es el que ocupa el primer lugar en nuestras vidas, en nuestro ser y quehacer? ¿Quién conduce la historia de la humanidad y del mundo? ¿Hacia dónde vamos, cuál es nuestra meta? Cada día escuchamos los noticieros y los comentarios de las personas que hablan de violencia, maldades, crímenes, odios, venganzas, abusos y maltratos. Oímos quejas acerca de los que se han convertido en reyes y señores de este mundo y destruyen vidas, de personas al margen de la ley, de pandillas, de quienes se consideran dueños de la vida y de la muerte y asesinan. Y hay quienes opinan acerca de los sistemas dominantes, de la globalización y el libre mercado y nos hacen pensar que todo anda mal y estamos abocados a la perdición. Así, todo aparece como tan complejo y caótico que corremos el riesgo de deprimirnos o desesperarnos. ¡Qué pasa? Nuestra reflexión y mensaje se centra en la verdad de fe, de conocimiento, de sabiduría y de esperanza que como Iglesia celebramos hoy: Jesucristo es nuestro Rey. Rey de Misericordia y de Perdón. La Palabra, la sagrada tradición, el magisterio de la Iglesia y nuestras convicciones, confiesan y proclaman al mundo: el Señor Jesús es nuestro Rey y Salvador y no hay ninguno más. Él es el dueño y Señor de la historia; Él está vivo y acompaña el caminar de la creación, de la humanidad y de la Iglesia hacia la plenitud, según la voluntad del Padre. Al Señor pertenecen el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el reino, el honor, la gloria y la alabanza, por tanto si estamos unidos y somos del Señor Jesús, a quien pertenecen también el tiempo y la eternidad, estemos seguros que con su presencia viva, su poder salvador y su reinado universal nos dará la libertad, la alegría, la esperanza, la fortaleza, la paz y la vida que anhelamos. Él es el único que puede cambiar la realidad de nuestra historia. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] En la Eucaristía de hoy Jesús nos deja sentir que vive en nosotros, que nos pide ser “misericordiosos como el Padre”, que puede salvarnos y que su reino es de aquí y del más allá. Por tanto, en memoria de su entrega y de su triunfo, sobre el pecado y la muerte, ofrezcámosle el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía, y coloquemos en su altar nuestro mundo personal y eclesial –un signo de fraternidad-. Así podremos dar el urgente testimonio que el Señor espera y el mundo reclama para creer: que Jesús es nuestro Rey, por eso resistimos a las tentaciones que nos alejan de Él; que luchamos contra la indiferencia, frente a las necesidades de los otros; y que esperamos un mañana mejor de parte de nuestro Señor, a quien damos todo honor, toda gloria y toda alabanza. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Al llegar el último domingo del Año Litúrgico, con la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, se recomienda finalizar con una celebración que permita compartir y sentir los valores del Reino, una confraternización que motive a vivir y ser testigos de la obra del Reino, de la Verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad y el amor que se hace vida y produce vida. Tener presente que todo el formulario de la Misa es propio de la solemnidad, incluido el Prefacio: «Jesucristo, Rey del universo». Al clausurar en este domingo el Año del Jubileo de la Misericordia recordar cómo pudimos ser buenos samaritanos y mostrar que la Cruz y el Servicio son las claves de la vida de los amigos y colaboradores del reinado de Cristo. Recordando el Sínodo de la Familia, motivar a conocer y compartir tanto las conclusiones como el desafío de velar por la Familia. Tener en cuenta que esta semana: Es la última del Tiempo Ordinario, por lo tanto del Año Litúrgico 2015 -2016. El miércoles 30 de noviembre, es la fiesta de san Andrés, apóstol. 6. Tener presente que el próximo domingo 27 de noviembre, con el Tiempo del Adviento, inicia el nuevo Año litúrgico 2016-2017: Leccionario Dominical Ciclo A; Lecturas Bíblicas del Tiempo Ordinario y del Oficio de Lectura Año I (Impar); Liturgia de las Horas Tomo I.

Mar 8 Nov 2016

Lo esencial en nuestra vida es Jesús

La Palabra de Dios para este domingo nos invita a prepararnos para el encuentro con el Señor, que podamos reconocerlo como el Hijo de Dios, a través de sus diferentes manifestaciones. Que las preocupaciones de este mundo, no nos hagan perder de su camino, que en cada momento estemos atentos a su llamado, para que fieles podamos cumplir nuestra misión. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Malaquías 3,19-20a[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 98(97),5-6.7-8.9 (R. cf. 9)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tesalonicenses 3,7-12[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 21,5-19[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La venida del Mesías es inminente y próxima para el pueblo de Israel, era lo que manifestaba Miqueas en su tiempo, sin embargo él denuncia que el pueblo no está preparado, se ha olvidado de la alianza, preocupándose de su propio bienestar olvidándose de Dios: «No merece la pena servir a Dios. Pues los infieles son felices; los malvados prosperan» (Miq 3,14-15). Una vida apartada de Dios, en donde la desilusión y la desesperanza acompañaban al pueblo, pues los poderosos los oprimían. De la misma manera Jesús, en el pasaje del evangelio para este domingo, constata que el pueblo ha puesto su atención en el templo, en predicciones futuras y en el fin de los tiempos, desconociendo la presencia de Jesús como el mesías, como el Hijo de Dios: “Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos” (Lc 21, 8). El apóstol Pablo, siguiendo la línea que Jesús propone en fijar la atención en lo que es esencial para la vida, centra su atención en la importancia de reconocer el mensaje de Jesús, que lleve al discípulo a ser testimonio de entrega y de trabajo por el evangelio. De frente a esta invitación, el apóstol insiste en que la misión encomendada por Jesús no es ajena a los compromisos que hemos de asumir en el diario vivir: “Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno” (2Tes 3, 11). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El pueblo de Israel se preocupaba en su tiempo por las cosas efímeras y pasajeras, olvidándose de las que son esenciales: El templo, el afán por saber los signos que señalaban el fin de los tiempos, acostumbrados a las posibles próximas persecuciones. Sin embargo, es una realidad que no está lejos de nosotros, pues hemos entrado en el letargo del bienestar y la satisfacción rápida, acompañado del relativismo y de tragedias que ocurren a nuestro lado, pero que en nada nos tocan, esto nos convierte en personas de corazón duro, indiferentes al sufrimiento de los hermanos y a las manifestaciones de Dios. Como Jesús en su momento invitaba a la trascendencia, a preocuparse por las cosas que son esenciales, también nosotros estamos llamados hacer vida su mensaje: “Porque yo os daré palabra y sabiduría, las cuales no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan” (Lc 21, 15). Se trata entonces de una invitación que nos hace la Palabra hoy a ser testigos en la fe y la esperanza, a ser constructores de un mundo nuevo, capaz de trasformar la realidad. Frente a una realidad tan compleja como la nuestra, es importante rescatar valores que trasformen la sociedad. Es el mensaje salvífico de Jesús, su reconocimiento entre nosotros lo que nos debe motivar en cada momento de nuestra vida. En definitiva, podremos darle explicación a las diferentes problemáticas de nuestra época, en la medida en que reconozcamos a Jesús, en nuestra propia vida y en la vida de los demás, ya que en Él tenemos la misión de trasformar la realidad en la que vivimos y en quien somos capaces de darle un espacio a Dios en nuestro ser, para que a través de nuestra historia Dios obre su salvación: “Es el momento en que el discípulo debe confiar en Jesús, el Salvador, porque sabe que su Señor lo ayudará” (21,15.18). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] “Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta” (Santa Teresa del Niño Jesús). Cuando a Dios se le lleva en el corazón, se da posibilidad de celebrar la presencia de Jesús, aunque, tantos afanes de la vida nos puedan hacer perder el horizonte, nos hacen perder de Dios, empañando nuestra alegría y felicidad. Tal vez, las tecnologías y el confort en el que vivimos nos han hecho olvidar de lo fundamental, por eso es momento de iniciar ciertos cambios, que nos permitan caminar al lado de Jesús: Es el tiempo de dar testimonio (Lc 21,13) y de fidelidad (Lc 21,19), es tiempo para celebrar la presencia de Jesús, de encontrarnos en su Palabra y en la eucaristía, para que tengamos la vida de Dios en abundancia. La invitación es a darle espacio a Jesús en nuestras vidas, en nuestra familia en nuestra comunidad, en definitiva en el mundo en que vivimos, hagamos compromisos claros y realizables delante de Dios, pues decimos que tenemos fe, pero con la menor prueba comenzamos a renegar de Dios, decimos que amamos, pero no somos capaces de tolerar al otro, también decimos que tenemos esperanza de que las cosas van a cambiar, pero somos nosotros los primeros en llenarnos de pesimismo. Así que reconocer a Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios, es atrevernos a dejarnos guiar por Él, en un mundo confundido, siendo sus discípulos fieles y comprometidos. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] 1. Proponer a los fieles hacer durante estas últimas semanas del Año litúrgico una seria evaluación del caminar en la fe, que permita pedir sincero perdón a Dios por lo hecho mal y presentarle los ricos frutos espirituales obtenidos, más aún cuando se está concluyendo el Año Jubilar. 2. Resaltar las expresiones: «Para ustedes brillará el sol de mi justicia», «Viene el Señor a juzgar el orbe con justicia» y «Sufriendo con entereza se salvarán» 3. Se puede seguir el Prefacio Dominical X: «El Día del Señor», p. 392 del Misal. 4. Temer presente que: Este domingo, la clausura del Año Extraordinario de la Misericordia. Se podría motivar para que en este día los fieles puedan lucrarse de las indulgencias concedidas a este Año de Gracia. El próximo domingo 20 de noviembre, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, es el último domingo del Tiempo Ordinario, por lo mismo del Año litúrgico 2015-2016. Imagen:Francesco Gallarotti. Obtenida de: https://unsplash.com/?photo=rL6sOvctpo4

Lun 31 Oct 2016

Unidos con Dios, sin descuidar nuestro presente

Escuchemos atentamente las lecturas, Palabra de Dios que nos invita a vivir con los ojos puestos en nuestra meta final: la Unión con Dios en la Resurrección, pero sin descuidar nuestro compromiso con el presente: tener siempre a mano obras y palabras buenas. Acojamos con amor esta Palabra y vivamos como nos lo pide el Señor. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: 2 Macabeos 7,1-2.8c-14 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 17(16),1.5-6.8b+15 (R. cf. 15b)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tesalonicenses 2,16 – 3,5[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 20,27-38[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Desde el contexto bíblico, en la homilía de hoy, se pueden destacar los siguientes temas: La plena confianza en Dios, la vivencia heroica de la fe, y la Resurrección. En cada una de las lecturas, e incluso en el salmo, podemos ver estos temas nucleares y la manera como se relacionan entre sí. Las situaciones difíciles, de persecución, de flagelo y la búsqueda de alejar al “otro” de Dios, no deben ser motivo de desánimo sino de vivencia virtuosa y heroica de la fe. El Ejemplo magnífico del testimonio de los siete hermanos y su madre, en la primera lectura, muestran que su plena confianza en Dios no se fundamenta solo para esta vida; la vivencia heroica de su fe, y en las respuestas que cada uno da, nos van haciendo ver la certeza de una vida que va más allá del presente: “El Rey del mundo nos resucitará a una vida eterna”, de la confianza y esperanza en el Dios de la vida. Jesús, quien es cuestionado y tentado sobre el tema de la resurrección, aprovecha para exaltar la comunión y confianza en Dios, descubre y pide descubrir el verdadero rostro de Dios, y el auténtico pensamiento que debe tener el creyente. Dios y vida están íntimamente unidos, al punto que son la misma cosa “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). La segunda lectura está enmarcada en las Instrucciones que San Pablo dirige a la comunidad, exhortándola a la perseverancia y fidelidad; actitudes permanentes que brotan de la confianza en los dones recibidos de Dios y que invitan a vivir la fe de manera heroica y comprometida con el presente, aunque se tengan los ojos puestos en la Esperanza de la Vida Eterna. La confianza en Dios, y la esperanza en lo eterno: la resurrección, dan la fuerza para soportar las injurias y las dificultades del presente; de allí brota incluso el valor frente al martirio. ¿Cómo alcanzar la confianza en el Señor? La confianza nace del conocimiento de Dios y de su palabra, por esto San Pablo pide que se ruegue, que se ore “para que la Palabra del Señor se propague rápidamente y sea glorificada”. El no comprender la palabra lleva a un uso inadecuado e incluso desviado de la misma. Los saduceos la usan para justificar sus ideas “Maestro, Moisés nos dejó escrito…”. Conocer la Palabra: hecha carne y escritura es el antídoto contra el miedo a la muerte, ella engendra esperanza. Hay que destacar que este encuentro y glorificación de la palabra se debe dar en un contexto de oración y no de simple curiosidad morbosa, pícara o tentadora que busca cuestionar el mensaje salvador. Resurrección. Algunos miembros de nuestro pueblo confunden resurrección con reencarnación, o con otras posturas frente a la muerte, son nuestros “saduceos” del hoy. Ante ellos, y para formar nuestro pueblo es necesario dar certeza y claridad sobre este tema. Se puede precisar volviendo al Catecismo de la Iglesia, sobre algunos artículos del Credo: Artículo5 “Jesucristo descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos”; y el Artículo 11 “Creo en la resurrección de la carne”, y Artículo 12 “Creo en la vida eterna”. Claridad y no confusión: Invitar a los fieles a conocer hasta donde el misterio lo permite el tema de la Resurrección; sin pretender satisfacer la curiosidad que lleva al engaño. Anclar nuestra esperanza en el Misterio Pascual. Aceptar que se trata de una realidad totalmente novedosa y no continuidad de la que hoy tenemos. “no se esposarán”; Hombres amados por Dios en su naturaleza, “serán como ángeles”, no ángeles; son dos naturalezas distintas: el hombre no llegará a ser ángel jamás, ni aunque muera niño inocente, será un hombre resucitado y salvado, pero no un ángel. Conviene evitar, ante la muerte de inocentes, expresiones como “ángeles quiere el cielo”. Acentuar nuestra condición en relación con Dios, no ángeles, pero si Hijos de Dios, Hijos de la Resurrección; “somos hijos de un Padre al que no se le mueren los hijos, Él los resucita”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Próximos a terminar el año litúrgico, y el año jubilar, es necesario hacer ver que la confianza en Dios, y la esperanza en la resurrección son dones de su gran misericordia. La realidad cotidiana llena de miedo y temor la vida del ser humano, hay miedo a la muerte, al dolor; surge un sinsentido de la vida; ante este espiral de temor y angustia, el mensaje de la Resurrección debe de ser presentado con claridad y con un tono esperanzador que se compromete y vive desde el presente; la fidelidad del hoy se concretiza en la comunión definitiva con Dios en la Resurrección. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Eucaristía es el momento de orar con intensidad como lo pide San Pablo, y en ella comprender el misterio de la Palabra, vivir intensamente la comunión y confianza en Dios y experimentar en los dones del Banquete que desde ya gustamos gracias de la Resurrección. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se puede ambientar el lugar de la celebración con las frases de San Pablo “Que el Señor consuele sus corazones y los afiance en toda obra y palabra buena”; o “Que el Señor guíe sus corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo”. Invitar a aprovechar los últimos días del Año Jubilar, confesarse, ganar la indulgencia y disponer el corazón para la Celebración de Cristo Rey. Se puede seguir el Prefacio Dominical VI: “Prenda de nuestra pascua eterna”, p. 388 del Misal; con la Plegaria II. O se pude emplear la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias III: “Jesús, camino hacia el Padre”, p. 524 del Misal. Tener presente que este semana: El miércoles 9 de noviembre, es la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. El viernes 11, es la fiesta nacional de la Independencia de Cartagena.

Jue 27 Oct 2016

Dios es misericordioso, nunca nos abandonará

Queridos hermanos, la Palabra de Dios nos muestra cómo Dios, rico en amor y misericordia, nos perdona y nos tiende su mano para compadecerse de nosotros. Hemos sido creados por Él y jamás nos abandonará. Busquemos, pues, todos, esa mirada de Jesús. Dispongámonos a celebrar con fe nuestro encuentro personal, familiar y comunitario con Jesús en la Eucaristía dominical. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Sabiduría 11,22 – 12,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 145(144),1-2.8-9.10-11.13cd-14 (R. cf. Sb 11,23)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tesalonicenses 1,11 – 2,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 19,1-10[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Una vez más los textos de la Misa de hoy nos vuelven a hablar de la misericordia divina. Es lógico que se repita tanto esta inefable realidad, porque la misericordia de Dios es una fuente inagotable de esperanza y porque nosotros estamos muy necesitados de la clemencia divina. Todos necesitamos que se nos recuerde muchas veces que el Señor es clemente y misericordioso. Así, en efecto, en la primera lectura nos hace presente hoy esta bondad y cuidado amoroso de Dios sobre toda la creación y especialmente por el hombre; el Evangelio nos habla del encuentro misericordioso de Jesús con Zaqueo que intentaba ver a Jesús para conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño de estatura. Nada le importa lo que pudieran pensar las gentes al ver a un hombre de su posición correr primero y subir después a un árbol. Es esta una formidable lección para nosotros que, por encima de todo, queremos ver a Jesús y permanecer con Él. Zaqueo comprendió que para seguir a Cristo era necesario el más completo desprendimiento y por eso le abrió la puerta de su casa y de su vida para que Jesús entrara y lo transformara, porque necesitaba de Él. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Debemos examinar hoy la sinceridad y el vigor de estos deseos, en medio de la realidad de indiferencia ante las cosas de Dios y ante las personas mismas que comparten nuestro existir aún muy cerca de nosotros: ¿Quiero yo ver a Jesús? –Preguntaba el Papa Juan Pablo II al comentar este pasaje del Evangelio–, ¿hago todo lo posible para poder verlo? Este problema, después de dos mil años, es tan actual como entonces, cuando Jesús atravesaba las ciudades y poblados de su tierra. Y es actual para cada uno personalmente: ¿verdaderamente quiero contemplarlo, o quizá evito el encuentro con Él? ¿Prefiero no verlo o que Él no me vea? Y si ya le vislumbro de algún modo, ¿prefiero entonces verlo de lejos, no acercándome mucho, no poniéndome ante sus ojos para no llamar la atención demasiado..., para no tener que aceptar toda la verdad que hay en Él, que proviene de Él, de Cristo?. Cualquier esfuerzo que hagamos por acercarnos a Cristo es largamente recompensado. Cuando Jesús llegó al lugar, levantando la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me hospede en tu casa. El Maestro, que había leído en su corazón la sinceridad de sus deseos, no quiere dejar pasar esta ocasión. Zaqueo «descubre que es amado personalmente por Aquel que se presenta como el Mesías esperado, se siente tocado en lo más profundo de su espíritu y abre su corazón». Se trata, entonces, de una llamada a la esperanza. En medio de esta realidad muchas veces oscuras y en la que nos encontramos muchas veces perdidos, hemos de saber y tener la esperanza que Jesús, el Buen Pastor, saldrá enseguida a buscarnos. Nunca se olvida de los suyos el Señor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Nos ha de ayudar la figura de Zaqueo que celebró a Jesús en su vida, para no dar nunca a nadie por perdido o irrecuperable para Dios. Nunca debemos perder la esperanza, ni siquiera cuando parece que no hay nada que hacer. La misericordia de Dios es infinita y omnipotente, y supera todos nuestros juicios, siempre que pensamos en la bondad y compasión divina para con sus hijos, nos quedamos cortos. No nos desanimemos nunca ni dudemos en continuar celebrando la presencia del Señor en la oración diaria, en la Palabra escuchada y vivida, en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía dominical y en el servicio a los pobre, para que, encontrándonos con Él, y por muy difíciles o extremas que sean las situaciones en que nos encontremos continúe transformando nuestra historia. Su misericordia es siempre más grande que nuestros pobres juicios. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Enfatizar en que se va acercando el final del Año litúrgico, con su marcado acento escatológico. Insistir en la frase “Señor, tú tienes compasión de todos porque lo puedes todo”. Resaltar y motivar la importancia y valor del Sacramento de la Reconciliación como espacio de encuentro con la misericordia de Dios. Se puede emplear el Prefacio Dominical VII: «La Salvación por la obediencia de Cristo», p. 389 del Misal. Tener presente que esta semana: - El martes 1° de noviembre, es la solemnidad de Todos los Santos. El miércoles 2, es la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos. El jueves 3, es en Colombia, la Memoria obligatoria de san Martín de Porres, religioso.

Jue 13 Oct 2016

Las personas de Dios, se identifican con Dios

Las personas de Dios, que se identifican con Dios, saben esperar confiados en Él y saben también interceder por sus hermanos y por sí mismos en sus necesidades. Este es el mensaje que nos trae ahora la palabra de Dios. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Éxodo 17,8-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 121(120),1-2.3-4.5-6.7-8 (R. cf. 2) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Timoteo 3,14 – 4,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 18,1-8[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Dios es por excelencia, para el pueblo de Israel, el que salva: salva liberando, calmando la sed, dando alimentos y protegiendo de los enemigos; para ello Dios interviene siempre por un elegido. Moisés, en efecto, es el prototipo de ese ministro de Dios que ejecuta sus órdenes; eso también lo sabe Pablo cuando le dice a su discípulo Timoteo, el hombre que está relacionado con Dios se identifica con Dios. El elegido es un ministro del Señor que se comunica con Él a través de la oración y en las grandes luchas no vence por las batallas, sino por la oración de intercesión (Arón y Jur), amigos de intercesión (1 Lectura). Para Israel Dios no solo está cerca, si no que acoge tiernamente y a Él se le encomienda toda la vida y la muerte, por ello el hombre de Dios sabe que Él cuida de todo el pueblo como de cada uno de sus miembros, en cada una de sus actividades cotidianas, por eso Dios sale en defensa del pobre, de la viuda, del huérfano (Evangelio) y éstos, a su vez, aprenden que jamás se desaniman de saber confiar en el Señor, por ello su oración es animada y constante, porque saben que Dios siempre los escucha y no se hace el indiferente ante los gritos de ayuda que expresan es su oración (Salmo); de ahí que lo más importante es vivir en una actitud de oración constante y de esperanza firme. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Cuantas veces en nuestras vidas de creyentes escuchamos expresiones como “ayúdeme a pedirle a Dios, téngame en cuenta es sus oraciones, hagamos cadena de oración”, en fin, expresiones como estas para pedir la intercesión del Señor ante determinadas situaciones. Sí, la oración de intercesión sigue siendo válida, pero debemos de ser constantes, no por repetir mucho, si no por no desanimarnos y no cansarnos, hay que tener una actitud de fe, ella hará que no perdamos la esperanza y que nunca seamos indiferentes ante nuestras propias situaciones y la de los demás. Nos urge mantener un espíritu de verdadera oración y, como la mujer del evangelio, ser constantes sin desfallecer. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Palabra que el Señor nos ha regalado en esta celebración, nos está invitando a que tengamos conciencia de su presencia en cada momento de nuestra vida, Él provee para nuestras necesidades y con la oración triunfamos en los pleitos y luchas antes que con nuestras propias capacidades. A ejemplo de Moisés y quienes lo acompañaban, es bueno contar también en nuestra oración con la intercesión de nuestros hermanos que conforman la Iglesia, los grupos de oración, las comunidades de evangelización o apostolado; incrementemos nuestra oración de intercesión de los unos por los otros, estando seguros de que Dios es Padre bueno, tierno y misericordioso, que no se deja ganar en generosidad para responder prontamente a nuestras necesidades. Él está ahora aquí presente, dispuesto a escucharnos y a responder solicito en esta Eucaristía a nuestra oración. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Téngase en cuenta las palabras: Dios está presente en la historia de cada uno y de toda la Iglesia, oración, intercesión, suplica, confianza, esperanza, constancia, ánimo, fe. Se puede seguir El Prefacio Dominical IX: «La acción del Espíritu en la Iglesia», p. 391 del Misal. Recordar que estamos en el mes de las misiones, que es una oportunidad para orar por las obras misionales pontificias, recordar que el próximo domingo es la jornada mundial de las misiones y debemos dar nuestra colaboración. Recomendar el rezo del santo del santo rosario para interceder por nuestra patria. El próximo martes 18, fiesta del Evangelista San Lucas; el viernes 21 memoria de Santa Laura Montoya y el sábado 22 memoria de San Juan Pablo II Papa. Foto CC0 Public Domain

Lun 3 Oct 2016

La Palabra de Dios no está encadenada

La “Palabra de Dios no está encadenada”, es decir, siempre se anuncia y se proclama con toda libertad. En este día recibamos con atención y respeto el mensaje de la Palabra de Dios y hagamos el propósito de no encadenarla en nuestro egoísmo, ni en nuestra falta de compromiso, para que la podemos anunciar a los demás. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: 2Reyes 5,14-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 98(97),1.2-3ab.3cd-4 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Timoteo 2,8-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 17,11-19[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] «Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel». Naamán después de recibir el beneficio de la sanación por medio de la acción del profeta, regresa con su séquito para agradecer y quiere hacerlo de dos formas: la primera tiene que ver con el ofrecimiento de un bien, que rechaza el profeta; la segunda, haciendo una profesión de fe, reconociendo al Dios de Israel como el único en toda la tierra. En este relato se pone de presente el poder universal del Dios de Israel, que beneficia incluso a los enemigos de su pueblo, pues es un Dios rico en misericordia, que tiene entrañas de Padre para acoger a todo el mundo. Además, es otra oportunidad, en la revelación veterotestamentaria, para manifestar el señorío absoluto de Yahvé sobre la historia. «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros». El texto del evangelio de este domingo nos presenta un milagro de Jesús, que tiene elementos comunes con el texto del libro de los Reyes y está encaminado a ofrecernos un mismo mensaje. Se trata de la misma enfermedad de la lepra que padecen unas personas y que termina aislándolas de la comunidad por la impureza de sus cuerpos. Jesús obra el milagro de la sanación solicitada por ellos que lo reconocen como el Maestro que viene a hacer presente la misericordia de Dios y por eso la súplica: “ten compasión de nosotros”. Han descubierto en Él el rostro de la misericordia del Padre. Igual que Naamán, el leproso extranjero regresa a dar las gracias por la curación que ha obtenido, glorifica a Dios que lo ha liberado de la enfermedad, ha quedado limpio y ya puede incorporarse a la comunidad. El mensaje sobre la gratitud debe ocupar nuestra reflexión, pues los seres humanos y en especial los creyentes solo empleamos la faceta de la petición y la súplica, olvidándonos de agradecer, alabar, bendecir y glorificar a Dios por todas las obras que hace en favor de nosotros. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] «Haz memoria de Jesucristo el Señor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David». En esta exhortación a su discípulo Timoteo, el apóstol lo invita para que no pierda de vista que el centro de todo está en esta obra maravillosa de la misericordia de Dios. No podemos olvidar que antes de cualquier súplica que nosotros hagamos al Señor, Él ha salido antes a nuestro paso, siempre ha tomado la iniciativa, primero para venir en nuestro auxilio. Nada se debe a nuestro mérito, todo es gracia, bondad y misericordia. Nos lo ha enseñado el Santo Padre Francisco: “la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo profundo de sus entrañas por el propio hijo”. En los textos de la Palabra aparece este don abierto a todos. Jesús resalta que es un extranjero el que regresa a dar gracias, el que reconoce la acción de Dios en su favor. El salmista incluye a toda la humanidad en su oración: El Señor se compadece de todos nosotros. Qué importante este mensaje en estos momentos de tantas exclusiones. Además, vivimos una época en la que todo tiene un valor material. El hombre cree que todo lo puede y lo debe comprar y de ahí depende su validez. Por eso nos cuesta vivir la fe en el ámbito de la gratuidad, del reconocimiento de que Dios no actúa por negocios. Cuántas veces le presentamos al Señor la cuenta de cobro de nuestras pobres acciones, de nuestros rezos a veces acelerados, de algunas obras de caridad que hacemos, no siempre con la más recta intención. Naamán, el leproso extranjero, la compasión universal del Señor y la memoria de Cristo Jesús, resucitado de entre los muertos, nos llaman en este día a ofrecer al Señor una acción de gracias intensa por los beneficios que siempre recibimos de Él, ya que estamos Llamados a impregnar el mundo de gratitud y de reconocimiento de la universal bondad y compasión del Señor por todos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] «¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?». La eucaristía que celebramos es el culto de acción de gracias a Dios por medio de su Hijo Jesucristo para bien de toda la humanidad. Muchos cristianos, en la actualidad, tienen un valor muy relativo de la eucaristía del domingo, esto nos obliga a los pastores y presidentes de la asamblea eucarística a fortalecer la catequesis sacramental en favor de la participación parroquial en la eucaristía dominical. Pareciera que el reclamo de Jesús sigue siendo muy actual, pues los que somos sus discípulos no queremos volver donde Él al finalizar la semana para agradecer tantos beneficios recibidos. «Tu fe te ha salvado». Naamán, el sirio profesa su fe en el Dios de Israel, Jesús exalta la fe del extranjero que regresa a dar gracias. En esta celebración estamos llamados a fortalecer la fe, como respuesta generosa a la inmensa bondad y compasión de nuestro Dios con nosotros. Una fe firme que aprecia y valora el sacramento de la eucaristía, fe que acoge con amor la Palabra escuchada, fe que nos integra a la comunidad como hermanos de un mismo Padre y redimidos por el único sacrificio de Cristo en la cruz. Gratitud y fe, dos grandes virtudes que celebramos en esta liturgia dominical. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar en cartelera las palabras centrales del mensaje de hoy: Gratuidad – Acción de gracias – Fe – Misericordia. Recordar a los fieles el tercer mandamiento de la ley de Dios: santificar las fiestas y el mandamiento de la Iglesia católica: participar en la eucaristía todos los domingos y fiestas de guardar. Un compromiso de gratitud y alabanza. En esta semana: El sábado 12 de octubre, es la fiesta nacional del día de la raza. Por ser el día del descubrimiento de América, se recomienda escoger una de las Misas apropiadas para la ocasión. En la Oración Universal o de los Fieles se aconseja hacer peticiones por América y su Nueva Evangelización. Seguir facilitando la vivencia del Año de la Misericordia con el lema “Misericordiosos como el Padre”. Insistir en la vivencia de las obras de misericordia: siete espirituales y siete corporales. Foto CC0 Public Domain

Vie 30 Sep 2016

Dios nunca se olvida de nosotros y nos da lo que nos conviene

En este domingo, 27 del tiempo ordinario, la liturgia nos habla de la fe, de que el justo ha de vivir por la fe, y la fe es capaz de mover montañas. Algunos cristianos, sin embargo, nos desanimamos, cuando nuestras peticiones no son atendidas inmediatamente por Dios. Una verdadera actitud cristiana ha de llevarnos a fiarnos siempre de nuestro Padre Dios, que nunca se olvida de nosotros, y que siempre nos da lo que más nos conviene, aunque nos cueste entenderlo. Celebremos en la alegría y esperanza. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Habacuc 1,2-3; 2,2-4[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 95(94),1-2.6-7ab.7c-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Timoteo 1,6-8.13-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 17,5-10[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El contexto bíblico de las lecturas de este día está orientado a evaluar, purificar y cultivar nuestra fe. En efecto, Habacuc nos invita a perseverar en la fe, el salmo nos exhorta a escuchar la Palabra de Dios, como elemento clave del hombre de fe, Pablo, por su parte, nos invita luchar desde la fe y Lucas nos invita a cultivar la fe y a expresarla con obras concretas. También se nos invita a mirar la realidad que nos rodea, Habacuc ve una sociedad llena de corrupción y habla a Dios, el salmo previene contra un culto vacío, simples acciones superficiales y nada de espiritualidad, Pablo motiva a Timoteo a mirar su espiritualidad para que así pueda iluminar la realidad que lo rodea. Por último se nos exhorta a mirar en qué tenemos puesta nuestra esperanza, nuestra confianza, a fin de no endurecer el corazón a Dios, lo que significaría ser sordos o no querer escuchar a su voz. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] En este domingo estamos llamados a mirar de qué calidad es nuestra fe, estamos llamados a evaluar las obras que reflejan la sinceridad de nuestra fe, pues la fe es inseparable de dos virtudes importantes, el amor y la esperanza, por eso estas tres virtudes son llamadas teologales; así, por tanto, la fe tiene dos miradas que, en su vivencia, fortalecen la vida espiritual: La primera es una mirada vertical: está puesta en Dios, como salvador, como Señor, una mirada llena de confianza y esperanza, pues la acción de Dios no defrauda, pero requiere perseverancia. La segunda mirada es horizontal: está puesta en el prójimo, es una mirada fraterna, de solidaridad, de compromiso, es una mirada llena de amor, una mirada que no es indiferente sino que se compromete. Por eso para ser hombres y mujeres de fe, debemos ser capaces de amar, de perdonar y de servir. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Hoy la Palabra nos invita, a celebrar la alegría de la fe, a poner nuestra mirada no en lo malo, ni en lo negativo de la vida y de nuestro pasado, sino a mirar al futuro con amor, con esperanza; infortunadamente las acciones negativas del pasado no las podemos cambiar pero lo que si podemos hacer es luchar para no cometer los mismos errores. La Palabra de Dios en esta celebración nos invita a cultivar la fe, a poner sinceramente nuestra confianza en Dios y a demostrar nuestra fe con acciones llenas de amor; igualmente la recepción del Cuerpo y Sangra de Cristo nos fortalecen en estas virtudes que dinamizan nuestra vida y nos dan la clave de salvación. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se pueden resaltar las palabras: Fe, Confianza, Escucha, Obediencia, Misión. En la Misa, en lugar del acto penitencial, se puede hacer la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo (formulario I), como aparece en el Apéndice I del Misal, pp. 1053-1055. Podría seguirse el Prefacio Dominical X: «El Día del Señor», p. 392 del Misal. Tener presente que: El viernes 7, la Memoria Obligatoria de Nuestra Señor, la Virgen del Rosario. Motivar y realizar el Santo Rosario con intención misionera. El sábado 8 y domingo 9: Jubileo Mariano. Octubre es el mes del santo rosario. Orientar una decoración en el templo, en los demás lugares de culto y en los hogares, por medio de la cual se incentive a los fieles a la oración del Santo Rosario. Mes de las misiones: comenzar a motivar a los fieles en la importancia de orar y colaborar con el trabajo misionero de las diferentes comunidades religiosas que tienen este carisma y de muchos sacerdotes que se dedican a la evangelización en territorios difíciles. Foto CC0 Public Domain

Lun 19 Sep 2016

La misericordia es el nombre de Dios

¿Toda nuestra confianza está puesta en Dios? O no será que, seducidos por las riquezas de este mundo, estamos llevando una vida fácil y cómoda que no conduce a la verdadera felicidad? Escuchemos con devoción y atención la Palabra de Dios que se nos propone para esta celebración dominical. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Amós 6,1a.4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 146(145),6c-7.8-9a.9bc-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Timoteo 6,11-16[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 16,19-31[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Cuan estrecha es la mirada de las personas que lo tienen todo. Esto no es un impedimento para encontrar al Señor, pero sí se absolutiza, se convierte en el mayor de los obstáculos para encontrarlo. No solo porque se olvide a Dios, sino porque se olvida al hermano, e incluso se olvida uno de sí mismo. Pensamos en la verdad de ser cristiano, lo cual consiste no solo creer en el Dios que no vemos, sino amar al hermano a quien sí vemos. Estamos ante dos cuadros bien distintos: en el primero están aquellos hombres ( el rico del evangelio y los notables de Israel en Amós) que están ciegos y pierden la noción del encuentro que en el hermano se tiene con Dios, se olvidan que en esa persona se puede estar recibiendo al mismo Señor, que se ha acercado. Esta ceguera voluntaria impide ver al hombre la invitación que Dios le hace a la salvación y le hace perder dicha oportunidad. En el segundo cuadro se nos manifiesta la misericordia venida de Dios, a la que se acudirá durante la celebración del día de hoy, pues ante nuestros pecados, la misericordia de Dios se manifiesta como remedio y seguridad de los que han caído por el pecado. Sí, es la misericordia la forma como Dios muestra que sale de sí mismo para darse a los hombres, es por misericordia que se acuerda de los pobres, los huérfanos, las viudas, es la misericordia lo más propio de Dios. O como diría el papa Francisco: la misericordia es el nombre de Dios. Ante la ceguera de los hombres del tiempo de Amós el salmo responde con la misericordia divina. Y ante la ceguera del rico del evangelio, Dios responde acordándose del pobre Lázaro. Con razón ante esta manera de obrar de Dios la respuesta del hombre es elevar el alma para que alabe al Señor por sus grandes obras, “porque es eterna su misericordia”. Este es el testimonio que necesitan los hombres para convertirse. No es tan necesaria la resurrección de un muerto, sino creer en la misericordia de Dios que se revela en Moisés, los profetas y, de una manera admirable, en Jesús. Queda clara la invitación que se nos hace de aprender a mirar como mira el Señor: con misericordia, para reconocer la necesidad del otro y allí conocerse a sí mismo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La gran crisis del mundo actual es la falta de misericordia. Cada vez más los hombres nos encerramos en nosotros mismos y nos limitamos ante las posibilidades que tenemos en frente. Quien sale de sí mismo para darse a quien lo necesita no solo consigue calmar el hambre y la sed de aquellos que sufren, sino que también logra abrirse a la gran posibilidad del protagonista en la construcción de un mundo distinto, más justo, más humano, más servicial, más misericordioso. Si cada corazón humano dejara de contemplarse, encerrado en el egoísmo, y saliera a contemplar el rostro del hermano que sufre, palpitaría más fuerte y buscaría por todos los medios transformar esta realidad. Cuando uno escucha o ve en los medios de comunicación los efectos tan horribles de la persecución que se está dando en Medio Oriente y en África, la forma como la gente tiene que emigrar en búsqueda de paz a lugares en los cuales no siempre encuentran acogida ni misericordia; entonces es posible que se muevan los corazones de aquellos a los cuales toque la Palabra para emprender acciones concretas en favor de los desamparados, desplazados, violentados que tienen que vivir a la puerta de aquellos que lo tienen todo, deseando hartarse de las migajas que caen de sus mesas. Si fuéramos más misericordiosos, no sólo alcanzaríamos la verdadera santidad personal, sino que se calmaría el hambre, cesarían las guerras, finalizarían las muertes violentas, porque un corazón misericordioso ve el dolor humano y lo ilumina desde la luz de Jesús, actúa y no se queda esperando que otros hagan, sino que se sabe responsable de todo lo que sucede y capaz de solucionarlo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La liturgia de hoy nos pone en sintonía con uno de los más grandes atributos de Dios en la Sagrada Escritura: su misericordia. Todas las lecturas y las oraciones de la Misa nos encaminan en esta celebración a sentir a Dios que sale de sí mismo para darse. De este modo, al momento de contemplar el Pan de la Vida y el Cáliz de la Salvación levantado en el altar, el creyente comprenderá que lo que allí sucede no es una invitación a quedarse quieto, sino a continuar la obra que el mismo Dios está haciendo ahí: entregarse por completo. De igual forma, el discípulo que celebra la Eucaristía ha de salir a darse completamente, para que todos vean en esto el signo de la presencia de Dios, incluso que hable con amor y misericordia a los corazones más duros y alejados. La invitación es pues clara: nuestro mayor testimonio debe ser la misericordia: vivida, celebrada y compartida. Este es el testimonio que necesitan los hombres para convertirse. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Invitar a los fieles para que este día traigan una ofrenda de mercado para compartirlo con los pobres. Invitarlos a ofrecerla en el momento de la procesión de los dones Se podría seguir la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias IV: “Jesús que pasó haciendo el bien”. Se puede realizar al final de la Misa la fórmula de Bendición Solemne: 18. En el Tiempo Ordinario IX, p. 478 del Misal. En este domingo se celebra el día mundial del turismo. Jubileo de los catequistas. Tener presente que: El jueves 29, es la fiesta de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El viernes 30, Memoria obligatoria de San Jerónimo, concluye el mes de la Biblia. Conviene preparar un homenaje para cerrar este mes. Pronto estaremos iniciando el mes de octubre, dedicado especialmente al Rosario y el mes de las misiones. Foto CC0 Public Domain