Pasar al contenido principal

iglesia católica

Vie 5 Mayo 2023

6 de mayo | Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14

Quien me ha visto a mí ha visto el Padre EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto". Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo esté en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. En verdad, en verdad les digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré». Palabra del Señor.

Vie 5 Mayo 2023

Iglesia brinda recomendaciones sobre acciones litúrgicas en contexto ecuménico

En razón de la diversidad religiosa que existe actualmente en Colombia, y teniendo en cuenta que múltiples jurisdicciones eclesiásticas y comunidades cuentan con casas de encuentro y ejercicios espirituales que prestan también su servicio a entidades religiosas no católicas, los Departamentos de Liturgia, Doctrina y Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD) del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), han dado a conocer seis orientaciones para el uso correcto de estos recintos. En el documento se explica que la celebración de la Santa Eucaristía y de los demás sacramentos en los lugares de culto y altares dedicados de las casas de encuentros de las comunidades religiosas y jurisdicciones católicas romanas deben ser presididas por un ministro ordenado lícita y válidamente en comunión de fe con el Romano Pontífice al tratarse de un lugar propio del rito romano. Al tiempo, se precisa que no están permitidas las acciones litúrgicas sacramentales en ningún lugar de la casa de encuentros y retiros espirituales a aquellas entidades religiosas que presentándose como pertenecientes a la Iglesia Católica Romana, sin serlo, simulen el rito latino y hagan uso de objetos como: Misales, Leccionarios, Rituales, vestiduras sagradas, jerarquías, entre otros.

Jue 4 Mayo 2023

5 de mayo | Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

Yo soy el camino y la verdad y la vida EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe su corazón, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, se los habría dicho, porque me voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino. Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. ». Palabra del Señor.

Jue 4 Mayo 2023

Mayo, mes dedicado a la Virgen María

Por Pbro. José Antonio Díaz Hernández - Iniciamos el mes de mayo, mes que dedicamos de manera especial a fijar nuestros ojos en María, a cultivar y purificar nuestra devoción mariana, porque para nosotros, discípulos misioneros de Jesús, ella es modelo perfecto de vida cristiana y en ella encontramos estímulo, refugio y fortaleza para anunciar a Jesús, salvador del mundo. Podríamos aprovechar, entonces, estos días, para profundizar en el conocimiento y la búsqueda, de una verdadera relación con María, que no quede reducida solo a algunos actos de piedad. Al respecto nos puede ayudar de manera particular la Sagrada Escritura, la teología de los Santos Padres, bajo la dirección del Magisterio. En cuanto a María en el Nuevo Testamento, sólo unos pocos pasajes nos hablan de ella. Sin embargo, a partir de estos textos podemos escuchar su testimonio del modo más atento y preciso sobre la vida de aquella Mujer que se convirtió en una figura singular en la historia de la salvación. Puede parecer asombroso ver cuántas cosas nos dicen estos pasajes sobre la llamada de María por parte de Dios, sobre su camino con Jesús, sobre su relación con él en su niñez y durante su vida pública, sobre su relación con los discípulos de Jesús. De toda esta riqueza sobre la madre de Jesús, me permito compartir con ustedes, los dos grandes amores que estuvieron presentes en la vida de María: el amor a Dios y el amor a los hermanos. 1. El amor a Dios: Tras la explicación del ángel sobre el cómo de la generación del “Hijo del Altísimo” en su seno, María responde confiadamente, “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra” (1,38). El Papa Benedicto XVI, en su libro La infancia de Jesús, explica esta respuesta generosa de María, citando una homilía de Adviento de San Bernardo de Claraval. Después de la caída de nuestros primeros padres, todos quedamos sometidos bajo el dominio de la muerte. Sin embargo, Dios busca una nueva entrada en el mundo. Llama a la puerta de María. Con esto, se quiere indicar que Dios necesita la libertad humana, pues no puede redimir al hombre, creado libre, sin un “sí” libre de su voluntad. Por eso la respuesta de María es esperada con expectación por el cielo y la tierra. San Bernardo muestra como el “hágase en mí según tu palabra” es el momento de la obediencia libre, humilde y magnánima a la vez, en la que se toma la decisión más alta de la libertad humana. Estas enseñanzas prueban con claridad que María se convierte en madre por su “sí” generoso. A este respecto, también los padres de la Iglesia han dicho esto mismo cuando afirman que “María habría concebido por el oído”, esto es, mediante su escucha. Por su obediencia libre la Palabra ha penetrado su vida, y ella se ha hecho fecunda (Cf. J. RATZINGER [BENEDICTO XVI], La infancia de Jesús, pp. 42-43). Esta actitud de escucha generosa y libre por parte de María, está motivada por su amor a Dios. Por amor a Dios escuchó, llena de disponibilidad, las palabras del ángel que le anunciaba que iba a ser Madre. No le discute ni le pone condiciones. Ama a Dios con todas sus fuerzas, con toda su alma, con todo su ser (cf. Dt 6,5); amó a su Hijo Jesucristo, y por eso lo acompañó con sufrimiento hasta el calvario y, de pie, escuchó sus últimas palabras y, en su descendimiento, lo recibió entre sus brazos. El Concilio Vaticano II subraya la dimensión profunda de la presencia de la Virgen en el Calvario, recordando que “mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz” (Lumen gentium, 58), y afirma que esa unión “en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte” (ib., 57). Esto es puro amor. 2. Por amor a los hermanos, María también está pronta a socorrer a quien le necesita en cada momento: - Después del relato del anuncio de la concepción de Jesús en el seno de María, la Virgen, San Lucas nos cuenta la visita que esta realiza inmediatamente a su pariente Isabel, es decir, la esposa de Zacarías, madre del que sería llamado “profeta del Altísimo” (cf. Lc 1,39-56). El texto comienza diciendo: “En aquellos días se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judea” (1,39). En este texto, María sale al encuentro de Isabel no solo para ponerse a su servicio, sino también como portadora del Salvador, pues tiene prisa en comunicar la Noticia y en regocijarse con la señal que le ha dado el ángel en Isabel. La referencia de Lucas a la región montañosa, la premura de María y la alegría del ambiente, han hecho pensar a muchos en una velada cita de Is 52,7: “¡Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae las buenas nuevas, que anuncia la salvación, que dice a Sión: ‘Ya reina tu Dios!’”. De ser así, María surge en Lucas como la primera mensajera del Evangelio de Dios: lleva desde Galilea a la región de Judá la noticia de la paz, la felicidad y la salvación. Esta interpretación deja ver a una María que es enviada a comunicar la Buena Noticia de su Maestro, una María que no quiere esperar para comunicar la dicha que lleva en su vientre, una María que desde el instante del anuncio del ángel se hace discípula de su Hijo. - Las bodas de Caná (Jn 2,1-11): ¿Qué hace María? Participa en la fiesta y, por tanto, sirve, ayuda, conversa, pero también observa, con cierta distancia, lo que sucede en aquella fiesta. Su distancia atenta y discreta le permite ver lo que, de hecho, nadie ve, como es que el vino se ha terminado. Es decir, María está atenta al momento humano de la existencia, atenta a las situaciones, a las personas y a las cosas (cf. Cardenal C. Maria Martini, María, la mujer de la reconciliación, p. 13ss). - La última referencia de María en los escritos lucanos la encontramos en Hechos de los Apóstoles: “Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hch 1,14). Ahora, en este segundo libro de San Lucas, María aparece entre la primera comunidad de creyentes, también como discípula, al lado de los otros discípulos compartiendo experiencias de fe. María ha sido llamada a un servicio muy particular respecto a Jesús y a favor del pueblo de Dios, a ella le ha sido dada también la más estrecha vinculación con Jesús. Ella pudo participar en el camino de Jesús desde el inicio hasta el anuncio a todo Israel. En María, madre de Jesús, comenzó la existencia terrena de Jesús y comienza la comunión de los hombres con él. María pertenece a la Iglesia, es decir, a los hombres que creen en Jesús y viven en comunión con él. En esta Iglesia, la madre de Jesús tiene un cometido muy específico y un puesto singular. De lo que se trata es que, en este mes mariano, podamos vivir un auténtico amor hacia María, vinculado, como no puede ser de otra manera, a la misión de su Hijo. Como recuerda el Concilio Vaticano II: “que la verdadera devoción no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (LG, 67). Teniendo en cuenta todo esto, podemos vivir las diversas devociones marianas. Entre ellas, es necesario destacar el Santo Rosario, que es una oración sugerida por el Magisterio de la Iglesia. En la sobriedad de sus elementos, tiene en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual puede decirse que es un resumen. Además, la misma Virgen María, en sus apariciones, ha animado a rezar esta oración. El 13 de mayo de 1917, en su primera aparición en Fátima, María dijo: “Recen el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra” y en su última aparición en ese lugar la Madre de Dios se presentó como la “Señora del Rosario”. El Papa Pablo VI, definió el Rosario como “compendio de todo el Evangelio” (Exhortación Apostólica Marialis Cultus, 42). Por su parte, el Papa Francisco recordó que el 7 de octubre la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario, y animó a rezarlo porque “el rezo del Rosario es la oración más hermosa que podemos ofrecer a la Virgen María; es una contemplación sobre las etapas de la vida de Jesús Salvador con su Madre María y es un arma que nos Protege de los males y de las tentaciones” (7 de octubre de 2020). Motivados, por todo esto, podemos vivir nuestro mes mariano. Ha resultado, en muchas parroquias, muy provechoso peregrinar la imagen de María de casa en casa, y rezar el rosario, y, el último día del mes de mayo, hacer la coronación de la Virgen. Es, asimismo, propicio en este mes, dar una catequesis y un curso de apologética sobre el papel de la Virgen en la historia de la salvación y en nuestras vidas, habida cuenta de la confusión que siembra en los corazones de los católicos la predicación agresiva de algunos grupos religiosos, muy presentes en nuestro territorio diocesano. Pongámonos en este mes de mayo y en toda nuestra vida bajo el auxilio de María, y contemos siempre con su ayuda ante nuestras necesidades para lograr ser nosotros, a imagen suya, verdaderos discípulos de Jesús. P. José Antonio Díaz Hernández Sacerdote de la Diócesis de Santa Marta

Jue 4 Mayo 2023

El Buen Pastor da la vida por las ovejas (Jn 10, 11)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve -El cuarto domingo de Pascua está destinado por la liturgia de la Iglesia a contemplar a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, esto quiere decir que, le preocupa cada uno de los seres humanos que no están en el redil y Él como Buen Pastor, las busca para llevarlas hasta el Padre. Jesucristo como Buen Pastor está atento a cada uno de nosotros, nos busca y nos ama, dirigiéndonos su Palabra, conociendo la profundidad de nuestro corazón, nuestros deseos, nuestras esperanzas, como también nuestros pecados y nuestras dificultades diarias. Aun cuando estamos cansados y agobiados por el peso de la vida, Él como Buen Pastor nos invita a reposar en Él “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mt 11, 28). Acoger a Jesucristo, convertirse en su discípulo, aprender a conocerle, amarle y servirle, es reposar en Él con la certeza que como Buen Pastor ya conoce nuestro cansancio, nuestros aciertos y desaciertos, porque “Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida por las ovejas, no como el jornalero que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. El jornalero cuando ve venir al lobo, las abandona y huye” (Jn 10, 11-12). La acción del Buen Pastor que da la vida por las ovejas, que no las abandona, son acciones que muestran cómo debemos corresponder a la actitud misericordiosa del Señor. Seguir al Buen Pastor y dejarse encontrar por Él, implica intimidad con el Señor que se consolida en la oración, en el encuentro personal con el Maestro y Pastor de nuestras almas. De esta actitud amorosa del Pastor se tiene que desprender una actitud contemplativa de cada uno de nosotros, porque es la intimidad en la oración a solas con Él, lo que refuerza en nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de recorridos equivocados, abandonando comportamientos egoístas, para encaminarse sobre los caminos nuevos de fraternidad y de entrega de nosotros mismos, imitándolo a Él, incluso en la Cruz donde estamos llamados también a contemplarlo cada día de rodillas. Jesús es el único Pastor que nos habla, que nos conoce, que nos da la vida eterna y que nos custodia todos los días de nuestra vida. Todos nosotros somos su rebaño y solo debemos esforzarnos en escuchar su voz, mientras con amor Él escruta la sinceridad de nuestros corazones, para que le abramos nuestra vida de par en par y podamos decirle siempre: “quédate con nosotros Señor” (Lc 24, 29). Con esta intimidad permanente con nuestro Pastor, surge la alegría de seguirlo dejándose conducir a la plenitud de la vida eterna. Esta vida eterna está ya presente en nuestra existencia terrena, pero se manifestará plenamente cuando lleguemos a la plena comunión con Dios en la felicidad eterna. Jesucristo Buen Pastor se ha quedado con nosotros en cada uno de los sacerdotes, que, participando del único sacerdocio de Jesucristo, hacen visible al Buen Pastor, siendo pastores del pueblo de Dios, cuidando las ovejas, saliendo en busca de la oveja perdida y comportándose como pastor en medio del redil y no como asalariado que abandona las ovejas en el momento del peligro. Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, como Buen Pastor, sale al encuentro de todos. Él está Crucificado y mantiene el combate de las fuerzas del amor contra las fuerzas del mal. Con los brazos clavados en la Cruz, Él pronuncia sobre la Iglesia y el mundo la gran noticia del perdón para todos. Con los brazos extendidos entre el cielo y la tierra, recoge todas las miserias e intenciones del mundo. Transforma en ofrenda agradable toda pena, todo rechazo y toda esperanza del mundo. Cada sacerdote en el mundo es sacramento de este Sumo Sacerdote de los bienes presentes y definitivos. El sacerdote actúa en representación del Señor, no actúa nunca en nombre de un ausente, sino en la Persona misma de Cristo Resucitado, que se hace presente con su acción eficaz. El Espíritu Santo garantiza la unidad en el ser y en el actuar, con el único sacerdote. Es Él quien hace de la multitud un solo rebaño y un solo Pastor y la misión del sacerdote es apacentar las ovejas, que debe ser vivida en el amor íntimo con el Supremo Pastor (cfr. Benedicto XVI, Audiencia General, 14 de abril de 2010). Hoy es un día especial para dar gracias a Dios por el Sumo Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo, que, como Buen Pastor, nos rescata a cada uno de nosotros de las tinieblas del pecado y levantándonos nos lleva sobre sus hombros. Pero también es un día para agradecer al Señor por cada uno de nuestros sacerdotes, que dejándolo todo han sabido escuchar la voz del Pastor, para cumplir la misión en el mundo de pastorear al pueblo de Dios con los sentimientos de Jesucristo Buen Pastor. Cada sacerdote como pastor de una comunidad parroquial necesita de la oración y del acompañamiento de su pueblo. La santidad del pueblo de Dios está en las rodillas del sacerdote, que, como buen pastor, sabe acompañar desde la oración a cada uno de los fieles. Pero también la santidad del Sacerdote está en las rodillas de los fieles, que, en actitud contemplativa frente al Señor, ora por sus sacerdotes. Agradecemos hoy el don de cada uno de los sacerdotes de nuestra Diócesis de Cúcuta y también de las vocaciones, oremos para que el Señor siga enviando obreros a su mies, para rescatar tantas ovejas perdidas que necesitan volver al redil a beber el vino de la gracia de Dios y llegar un día a participar de la felicidad eterna. Los invito a que caminemos juntos en oración de rodillas frente al Santísimo Sacramento y en actitud contemplativa miremos y abracemos al Crucificado, teniendo muy presentes a todos los sacerdotes del mundo entero y de nuestra Diócesis, para que cada día el celo pastoral de los ministros, conduzca al pueblo de Dios por los caminos de la fe, la esperanza y la caridad, y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, todos los sacerdotes seamos fieles a Jesucristo y a la Iglesia. En unión de oraciones, caminemos juntos, rezando el Santo Rosario. +​​​​​Monseñor José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mié 3 Mayo 2023

4 de mayo | Lectura del Santo Evangelio según san Juan 14, 6-14

JESÚS dijo a Tomás: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.» Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.» Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.» Palabra del Señor.

Mié 3 Mayo 2023

“Jesucristo nos reconcilia y nos puede dar la paz”: Mons. Rubén Darío Jaramillo

En el contexto del Día Nacional por la Reconciliación que promueve la Iglesia Católica colombiana hoy miércoles 3 de mayo, desde el pacífico colombiano, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de la Diócesis de Buenaventura, extiende una invitación especial a todos los colombianos para que se sumen a esta jornada a través de la oración, la reflexión y la acción asumiendo un compromiso personal en torno a la tarea de la reconciliación y la paz que necesita Colombia y que anhelan, de manera especial, tantas personas que en diferentes territorios del país, continúan sufriendo hoy por causa del conflicto armado y la violencia. En el mensaje, monseñor Jaramillo, quien, a manera de “laboratorio de paz”, como él mismo lo ha referido, desde hace varios meses viene animando de manera activa importantes procesos de reconciliación entre miembros de bandas delincuenciales que históricamente han operado en el considerado puerto de comercio exterior más importante del país, nos recuerda también la urgencia de construir un país más justo y equitativo, y agrega: “Todos somos importantes en la reconstrucción, todos somos muy importantes para darle esperanza al pueblo”. Esta jornada, instituida por los obispos colombianos, en la que se celebra la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, busca, especialmente, hacer eco al Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional llevado a cabo en Villavicencio durante la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia en septiembre de 2017. Conozca el mensaje de monseñor Rubén Darío Jaramillo: Lea también: Tres signos concretos para vivir la jornada por la reconciliación 2023 Iglesia colombiana invita a orar este 3 de mayo por la reconciliación del país

Mar 2 Mayo 2023

3 de mayo | Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 13- 17

Tiene que ser elevado el Hijo del hombre En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.» Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Palabra del Señor.