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arzobispo de cali

Jue 3 Ago 2023

Nuestra meta es el cielo

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “La Virgen inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte” (LG, 59). “La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (Catecismo, 966).La solemnidad del Dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María por el Papa Pio XII en 1950, está ubicada en el centro del mes de agosto, y nos invita a pensar en la motivación central que debemos tener todos los bautizados. No solo nos presenta a María como modelo del cristiano, de la persona que, siendo igual a nosotros, se esforzó por acoger en su corazón, en su mente y en su vientre al Hijo de Dios e hizo todo posible por cumplir en su vida su voluntad. Su fiat, es decir, su sí al anuncio del ángel, fue una clara expresión de la nobleza de su alma y la generosidad para entregarse por completo al Dios que la invitaba a hacer parte de su plan de salvación para toda la humanidad.María es la bienaventurada precisamente porque había creído. Y no solo, lo era también porque había acogido la Palabra y la había puesto en práctica.María fue la mujer valiente que no abandonó nunca a su Hijo, y la vez era la mujer que confiaba en que los planes de Dios siempre se cumplirían. Por eso junto a los discípulos permanecía en oración expectante.María es el modelo del cristiano que estamos llamados a imitar. Por eso mismo, “lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su hijo único Jesucristo” (Pío XII, Constitución apostólica Munificentissimus Deus).En este mismo orden de ideas, cuán necesario es que volvamos la mirada a María, y le pidamos que nos ayude hacer de nuestra fe, de nuestra religión, una auténtica experiencia de relación personal con su Hijo, y a su vez, con el Padre del cielo. Ha de ser una fe y un ejercicio de nuestra religión, que busque no solo la solución de nuestros problemas, de nuestras falencias, de nuestras necesidades. La auténtica religión no es la de los milagros, es la de la vida eterna, la que nos permita entrar, como María, al cielo. Hay que buscar, como lo dice Jesús, primero el Reino de Dios y justicia, pues lo demás viene por añadidura.Somos peregrinos en esta tierra. Nuestra meta es el cielo. Por eso los cristianos celebramos cotidianamente los sacramentos, que nos ayudan a preservar y fortalecer la fe, y a buscar con ánimo ferviente gozar un día de la presencia de Dios en el cielo.A eso invito a los fieles de nuestra Arquidiócesis, a que pongan su mirada en la realidades del cielo, no tanto en las de la tierra. Las primeras son eternas, las segundas son siempre pasajeras. María, asunta a los cielos, nos anima a caminar alegres por las sendas de la vida y a darnos cuenta de que, si ella pudo entrar gloriosa al cielo, también nosotros, por gracia, también podemos entrar a él. Ánimo, es mi voz de aliento.Este mes en la Arquidiócesis de Cali vamos a tener una serie de eventos para los cuales pido especiales oraciones: Congreso nacional de diaconado permanente, con la presencia de cerca de 180 diáconos permanentes que vienen de todo el país, varones casados, en su inmensa mayoría, que descubrieron también un llamado especial para santificarse celebrando un nuevo sacramento el del orden diaconal, para hacer extensiva la caridad de Dios y el servicio de altar.También vamos a tener el encuentro nacional del Obispos y líderes del Sistema Integral de Nueva Evangelización – SINE, con la presencia de cerca de 26 Obispos y los animadores diocesanos del sistema en Colombia. Es el llamado que el Señor nos hace para vivir intensamente el bautismo y la vida cristiana, no a manera de movimiento, sino como un estilo de vida acorde al plan de Dios, que “quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de verdad”.También cuatro hermanos van a ser ordenados diáconos, tres permanentes y un transitorio. Oramos para que su respuesta generosa al llamado del Señor redunde en la santificación de sus vidas y la de todos a quienes sirvan.Por último, les pido unirnos en la oración por la paz y la reconciliación de nuestro país, en la fiesta del 7 de agosto.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Lun 10 Jul 2023

Hacia una Iglesia siempre joven

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez -“Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La Palabra de Dios nos pide: eliminen la levadura vieja para ser masa joven (1Cor. 5,7). Al mismo tiempo nos invita a despojarnos del hombre viejo para revestirnos del hombre joven (cf. Col. 3,9.10) … Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida”. Esto lo dice el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica postsinodal Christus vivit, dirigida a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios (CV nn. 13,1).Al cumplir el primer semestre de mi servicio como arzobispo de Cali, lo primero que quiero es hacerles llegar mi sincera gratitud por la forma como me han acogido en este nuevo servicio que el Señor me ha confiado. Soy consciente de las expectativas y de los grandes retos que tenemos por delante y pido al Buen Pastor, que nos siga acompañando, a ustedes y a mí en esta tarea.Quiero seguir insistiendo en los sueños. El texto con el que comienzo este editorial recoge tanto la mente del Papa, como lo que debe animar la vida de la Iglesia de ayer y de hoy. Me sueño con una arquidiócesis de Cali siempre joven, alegre, animada y convencida de que el estancamiento significa retroceder, y en algunos casos, el preludio de una muerte o desaparición, como sucede con grupos apostólicos, movimientos y comunidades religiosas que ante la crisis de fe, de vocaciones y de no leer adecuadamente los signos de los tiempos, están teniendo que cerrar sus casas, o fusionarse con otras.El futuro de la Iglesia de Cali está en nuestras manos y en la forma como seamos capaces de dar respuesta a los innumerables retos sobre los cuales debemos tener conciencia.Necesitamos dejar el desaliento evangelizador. Es un reto para todos, los ministros, los consagrados, pero de una manera muy especial para los laicos, que en su mayoría no han sabido entender que ellos también hacen parte de la Iglesia y que, según sus carismas y estado, están llamados a ser testigos de la Buena Nueva de salvación. La Iglesia agradece a los laicos que han acogido con alegría la misión de ser ministros, servidores y catequistas, pero nos falta, por ejemplo, realizar mejor el ministerio de la conyugalidad en la familia.Necesitamos dejar a un lado la pereza para profundizar nuestras verdades de fe. Es sin duda una de las grandes dificultades que tenemos en la evangelización. Cómo sería de bello que los que piden ser admitidos a los sacramentos de la eucaristía y la confirmación, o quienes se preparan para el matrimonio, entiendan que las catequesis que se proponen no son solo requisitos, sino la ocasión de conocer más y mejor nuestra religión, y así poder, como dice el apóstol Pedro, dar razón de nuestra fe.Animo a los laicos para que acojan con gusto la invitación a las catequesis presacramentales, pero también a quienes las ofrecen para sean espacios bien preparados, didácticos, amenos, que permitan a los asistentes no solo prepararse para celebrar un rito, sino para dar espacio a Jesús en sus vidas, a través de los sacramentos. Estos tiempos han de ser adecuados, limitarlos en el tiempo no es conveniente, porque no se trata de “salir rápido de eso”, como algunos lo piden, Muy pronto, en las Orientaciones pastorales que vamos a publicar en Cali, daremos instrucciones a este respecto.Necesitamos ser positivos y personas de fe. La esperanza es lo último que se puede perder. Los tiempos que estamos viviendo están poniendo a prueba nuestra fe y la actitud positiva y esperanzadora como debemos vivir. Las incertidumbres son muchas, y en algunos campos, los problemas crecen. Con la mirada puesta en el cielo y los pies en la tierra, debemos ser capaces de prepararnos para las realidades no previstas que lleguen. De todos modos, hay que tener presente las palabras del Señor Jesús, que nos dice que no debemos tener miedo, porque “Él ha vencido al mundo”.Por eso mismo, una oración constante, una adecuada preparación y un compromiso evangelizador, han de ser las características de una Iglesia joven que está en salida misionera llegando a todos con el saludo y mensaje de la paz.Una solicitud:Durante este mes de julio y las dos primeras semanas de agosto, los presbíteros de Cali harán sus retiros espirituales. Invito a las comunidades parroquiales para que oren por sus párrocos y los presbíteros en general, para que este tiempo les ayude a ellos tener una experiencia fuerte de encuentro con el Señor que los llamó al ministerio ordenado, recuperen sus energías y renueven sus compromisos sacerdotales.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Lun 15 Mayo 2023

Iglesia llama a educadores a formar a sus estudiantes como constructores de paz

Con ocasión de la celebración del Día del Maestro que se celebra en Colombia este lunes 15 de mayo, monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali y presidente de la Comisión de Educación y Culturas de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha enviado un mensaje de felicitación y gratitud a todos los educadores del país por la importante labor que adelantan en la formación y acompañamiento a los niños, niñas, jóvenes, adolescentes y universitarios de las diferentes instituciones. Al tiempo, el prelado hizo un llamado para que infundan entre sus estudiantes amor de patria y la importancia de la paz, la armonía y la reconciliación. De acuerdo con monseñor Luis Fernando, en estos momentos difíciles que vive el país, los educadores tienen un papel clave para hacer de sus estudiantes constructores de la paz y “de una nueva sociedad donde podamos todos aprender a solucionar pacíficamente los conflictos, donde aprendamos a construir y constituir familias, sociedades básicas donde la felicidad y la paz sean sus características”. Sobre el Día del Maestro en Colombia Cabe recordar que esta conmemoración se enmarca, de manera especial, en un contexto religioso, pues luego de que en 1950 el papa Pio XII nombró a San Juan Bautista de La Salle como patrono de los educadores, la Presidencia de la República declaró el 15 de mayo como el Día del Maestro en nuestro país.

Lun 6 Mar 2023

La Cuaresma del encuentro

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Este año, la Cuaresma comprende este mes marzo y la primera semana de abril. En medio encontramos dos importantes solemnidades: la de San José, el 19 y la Anunciación del Señor, el 25. ¿Cómo vivir este tiempo de gracia? Desde tiempo muy antiguo, la cuaresma ha ocupado un lugar preponderante en la vida de la Iglesia. En estos momentos en que se exalta la libertad, resulta que nos vemos atrapados por formas sutiles de esclavitud: estilos de vida, tradiciones, costumbres, dependencias, vicios… cuarentenas, toques de queda, confinamientos… Por eso es necesario volver a mirar e imitar a quien quien pudo afirmar que “la verdad los hará libres” (Jn. 8,31). En estos momentos en que nos quieren dominar el miedo, la incertidumbre, la enfermedad, las amenazas de guerra…Anhelamos recuperar la paz interior y la fortaleza de ánimo. La cuaresma es “es un tiempo de verdadero cambio y renovación, tiempo para volver a respirar a pleno pulmón, tiempo para poner en orden tantas confusiones, para entablar relaciones auténticas, para establecer diálogos rotos… todo para llegar a la salvación” (Lectio Divina, Ed. Verbo Divino. Vol. 3, pg. 6). Por eso durante la cuaresma y su liturgia, Dios se hace el encontradizo. Cada uno de los ciclos cuaresmales nos proponen un tema central y didáctico. Veamos el ciclo A que corresponde a este año 2023, que tiene como eje central, el anuncio del itinerario bautismal. Este es un tiempo especial para poner la mirada en las profundidades de nuestro bautismo. El 1er domingo es el del encuentro de Jesús con Satanás en el desierto. Nos tenemos que preparar para la lucha que debemos tener ante las tentaciones, presentadas hoy de manera hábil como lo bueno y hace plenamente feliz. Cristo vence las tentaciones. Él nos enseña a vencerlas. El 2º domingo es el encuentro de Jesús con el Padre en la transfiguración, donde el Padre proclama a Jesús como Hijo amado; donde se revela el misterio de la cruz; El Padre cumple su pacto de amor enviando a su Hijo amado. Con esta revelación en el monte Tabor, Jesús pretende arrebatar a los discípulos el escándalo de la cruz y darles fuerza para los momentos de prueba y dolor. El 3er domingo es el del encuentro de Jesús con la mujer Samaritana. Aquí Jesús se presenta como la figura del nuevo templo; a él se le debe adorar en espíritu y en verdad. Se introduce directamente en el misterio del agua que calma la sed definitiva: el agua que da vida. El agua bautismal. El 4º domingo es el del encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento. En este sacramento admirable, puerta a la vida sacramental de la Iglesia, el bautizado es liberado de las tinieblas y es llamado a vivir como hijo de la luz. El 5º domingo es el del encuentro con Marta y María y la resurrección de su hermano Lázaro. Es el preludio de la resurrección de Jesucristo, que en relación con el bautismo, es la muestra de cómo este sacramento nos hace pasar de la muerte a la vida. La cuaresma 2023 sea, pues, un momento especial para tener la experiencia del encuentro con Jesús, y dejando que su palabra, sus signos, su llamado a la conversión, logren permear realmente la vida de cada de uno de quienes deseamos prepararnos de la mejor manera para la gran fiesta de la Pascua. Hemos de ser solidarios, a través del encuentro con el pobre y necesitado. La Campaña de Comunicación Cristiana de bienes, así como los actos de penitencia, ayuno, oración y limosna, broten de un corazón que sabe que a través de ello se purifican los corazones y hacemos extensivo el encuentro de Jesús con los más pobres y desvalidos de la tierra. Si salimos al encuentro de Jesús, y la vez nos dejamos encontrar por Él, nuestra vida de bautizados resplandecerá. Tenemos que dejar de ser ser bautizados de título, para serlo de vida, en Cristo. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo de Cali

Jue 2 Feb 2023

Un año sinodal

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - De nuevo mi saludo en el inicio del año 2023. Deseo a todos lo mejor de lo mejor. Dios los acompañe. Como dice el salmo 36, “encomienden sus caminos al Señor, confíen en Él y él actuará”. En general cuando se da inicio a un nuevo año son muchas las ilusiones, los proyectos, los deseos que pasan por las mentes de todos. Ese “confiar en el Señor” es clave para entender que nuestro destino está en las manos de Dios, y él no nos deja solos. Sin duda que el contexto actual en el que nos encontramos no es fácil. Si hablamos de lo económico, los índices de pobreza son altos, la afectación que tendrá el incremento de los salarios, para muchos, es grande. Nadie puede negar que todo sube y los aumentos de los salarios rápidamente se esfuman. Por otro lado, la problemática social también es compleja. Muertes, violencia, abusos de toda índole, desempleo, desplazamientos y otros fenómenos hacen parte de las noticias cotidianas. En lo político, seguimos confiando en la consolidación de los programas prometidos en orden a la paz, la justicia social, la erradicación de la corrupción y la protección de la dignidad humana de hombres y mujeres de todas las edades. A todo lo anterior, hay que agregar la afectación negativa que ha tenido en la economía local y nacional la ola invernal con los desastres que han ocasionado, que ha llevado, como bien se sabe, a la declaración de la calamidad pública por parte de las administraciones civiles ante la evidencia de las vías cerradas, deslaves que destruyen casas, familias que han perdido todo por las inundaciones, carestía de los alimentos, etc. Sin que cerremos los ojos a estas realidades, debemos recordar lo que el Señor nos dice en su evangelio: “Todo es posible para quien tiene fe”. Así es. Los invito para que el nuevo año no sea el de la desesperanza, sino el de la esperanza. Si sabemos que Dios está con nosotros, vale la pena tener presente lo que durante la pandemia el papa Francisco nos decía cuando nos invitaba a remar juntos, a sentirnos parte de la misma barca. Nadie se salva solo, lo ha dicho el Papa en varias ocasiones. Así, nadie piense que solo va a salir airoso de lo que estamos viviendo. Necesitamos poner en práctica la sinodalidad. Es necesario repetirlo una y mil veces, que la clave para lograr superar las adversidades es estar unidos, caminar juntos, sentir que estamos participando todos de una misma realidad que estamos llamados a convertirla en oportunidad de vida. Por eso este año será el de la sinodalidad, no solo desde la perspectiva eclesial, sino desde lo social. Cuando como ciudadanos aprendamos a vivir sinodalmente, seguro que todo va a ser mejor. Este es el aporte que la Iglesia siempre ha hecho, es el aporte que ahora queremos hacer todavía más visible. Para la Arquidiócesis también será el año de la sinodalidad. Varios eventos vamos a tener en esta línea: pre-sínodos con los jóvenes, con las familias y las parroquias. Una gran asamblea sinodal arquidiocesana tendremos en el segundo semestre, en consonancia con el Sínodo que el papa ha convocado en Roma, que tendrá como tema "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión". Oremos para que dejándonos guiar por el Espíritu Santo, seamos capaces de aprender a desaprender, y caminemos sinodalmente, mirando el futuro con ilusión. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo coadjutor de Cali

Lun 12 Dic 2022

Vivir sin haber nacido

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Alrededor de ocho mil millones de seres humanos poblamos el planeta en estos tiempos. La vida humana, que conquista altos niveles de desarrollo científico y tecnológico, traducidos en sorprendentes muestras de calidad y de longevidad, enfrenta, no obstante, graves riesgos de extinción como especie. Si bien los hechos nos han acercado al nivel del tiempo real y del rompimiento de barreras y de fronteras, aún vivimos el desafío de la coexistencia respetuosa y de la convivencia entre pluralidades, diversidades y contrariedades. Más agudo aún, es el reto de superar las graves desigualdades y de transformar los conflictos en respuestas civilizadas y racionales, en caminos de integración y de fraternidad global. Aún alegorías tan colectivizantes como el deporte olímpico o el mundial de fútbol, entre otras expresiones, se dan en contextos dramáticos de contrastes, injusticias, violencias y dictaduras fabulosas y deslumbrantes del dinero, como Qatar. La vida humana, entre estos parámetros socio globales, se ve en calzas prietas ante la amenaza de guerra nuclear y de luchas por el control absoluto de sociedades, economías, territorios, subsuelo y espacio sideral, así como del espectro electromagnético y digital, que controla personas y sistemas de gobierno y que acumula y concentra poderes. Como si fuese poco, la humanidad, esta de la que hacemos parte, se ve urgida por el calentamiento global y sus dramáticos efectos, por el tránsito rápido a nuevas fuentes de energía, por controlar las relaciones entre los seres humanos y el equilibrio ambiental, por ponerle freno a la voracidad consumista que arriesga el futuro humano, en fin, por regular la transmisión de virosis entre animales y humanos, entre muchos otros pendientes. La vida humana, que hace la parte decisoria del rumbo que le demos a lo que está a nuestro conocimiento y alcance, requiere volver sobre su conservación, más allá del instinto y del conflicto, y sobre la restauración del ecosistema o biosfera. En nuestro pequeño mundo local y nacional, todos podríamos describir los fenómenos que amenazan este don maravilloso del vivir humano y de nuestro hábitat propio. Son muy dolorosas las cifras de asesinatos, desapariciones, desplazados, damnificados por la ola invernal, víctimas de accidentes y hasta de suicidios. Las imágenes de “volquetadas de muertos” en Putumayo, o de masacres por doquiera, dejan una mezcla entre el luto, el desconcierto y la expectativa de cambio, de paz y de una nueva oportunidad para toda vida humana, desde su inicio hasta su fin temporal. En medio de tanta violencia, conflicto armado y tragedias, entre las expectativas de la población más sufrida y las calculadas maniobras de quienes luchan por su poder y hegemonía, nos llega la Navidad 2022. Llega con toda la carga decembrina de vivir de otro modo la tragedia, de maquillar con ferias, luces, encuentros y regalos la resbalosa cotidianidad. Con el panorama anterior, no pretendo desconocer todo el esfuerzo humano para que la vida de todos sea mejor. Por fortuna, hay mucha reserva y capacidad de bondad, de amor y de servicio denodado para que la humanidad y el mundo encontremos cómo avanzar unidos en favor de la vida, del bienestar, del conocimiento y de la paz. En medio de todo, ustedes y yo nos movemos como personas en el mundo y en esta historia de cada vida y de nuestros entornos, con algo más que lo meramente humano: Dios se hizo hombre, El Verbo se hizo carne, habitando entre nosotros, y su Espíritu de Amor habita hoy en nuestros corazones, ilumina nuestras mentes, sostiene el vivir humano sobre el ser de Dios, sobre los hombros de Cristo Jesús y de su Iglesia. Navidad es decir que, dentro de nuestro mundo y universo, dentro de nuestra naturaleza y condición humana, hay una semilla en gestación, una cosecha de personas que no solo vivimos, sino que somos vividos por Dios en Jesús, vividos hasta desvivirse en la cruz con cada quien, para que todos tengamos vida y la tengamos en abundancia. Navidad es más que recordar y que celebrar un nuevo aniversario de Jesús: es vivir porque nacemos de nuevo y como nuevos, penetrados completamente por la Luz, el Amor y la respetuosa Solidaridad de Jesús, de Dios, de María y José, de este glorioso intercambio de Dios hecho hombre para hacer de cada ser humano un “hijo adoptivo” de Dios, un “hermano universal” como Jesús, una familia en la Casa Común que es el Amor de Dios, la Casa del Padre, la Nueva Creación. Belén, Nazaret, Palestina, Jerusalén, más de dos mil años después de Cristo, tantas generaciones de creyentes y de santos y santas de Dios, la Iglesia que busca su unidad de Cuerpo Místico y de comunidad sinodal y ecuménica en medio de la humanidad: todo ello revive con la Navidad. Hoy somos nosotros. Hoy nos toca a nosotros. Hoy nosotros pregonamos la Navidad y la Pascua, pregonamos la Cruz y la Resurrección, proclamamos y aclamamos al Emmanuel de los profetas, al “Dios-con-nosotros”. Para vivir, ahora tenemos que haber nacido como La Palabra hecha carne, “luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”, “la cual no nació de sangre, ni deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios”, “y a todos los que la recibieron les dió poder de hacerse hijos de Dios” (del Prólogo del Evangelio de San Juan). La Navidad no es ya solo que “nació Jesús”. Esta podría ser una celebración que no requiere la fe en Él. Un reconocimiento universal e histórico, cultural y de festejo. Ahora, Navidad es para todo creyente y bautizado mi nacimiento en Jesús, que también hoy nos dice como a Nicodemo: “el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: tienen qué nacer de lo alto” (Jn 3,3-7). La Navidad 2022 nos llega entre las grandezas y ambigüedades de la humanidad que somos hoy estos ocho mil millones de habitantes. Quizás nunca antes como hoy estemos más cerca de acoger y recibir a Cristo Jesús, cuando estamos más lejos de sentirnos seguros en nuestras falsas trincheras. Para vivir es necesario nacer, sí. Pero hoy, más que nacer, vivir, morir, necesitamos volver a nacer, “nacer siendo ya viejo”, como pregunta Nicodemo en su diálogo con Jesús. Navidad 2022 nos convoca a esta era de renacimiento humano en Jesús. Veamos a Jesús, Evangelio de Vida y de la Soberanía del Amor o Reino de Dios, muy cercano a nuestro tiempo, muy luminoso en nuestras noches e incertezas, muy pleno de Amor y de Paz en medio de nuestros miedos. Animemos a la humanidad desde esta Colombia, esquina prodigiosa de América y para el mundo, desde este “encanto” y tragedia que somos a la vez, a abrirle las conciencias de cada individuo y hogar, de cada nación y continente, de la humanidad de estas épocas, a “la Gran Alegría que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor”. Así lo anuncia el Ángel de Navidad, dando como señal: “encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 2, 10ss). Mi abrazo más fraterno, más estrecho y lleno de amor, de gratitud, de paz y esperanza. Mi bendición que sea la que les da con su manita el Niño Jesús. Nacer para que vivamos y la vida tenga siempre un mañana. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 8 Dic 2022

El Papa Francisco acepta la renuncia de monseñor Darío Monsalve Mejía

Este 08 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco aceptó la renuncia presentada por monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, como arzobispo de Cali y confirmó el inicio pastoral como arzobispo de esta Iglesia particular a monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez. Monseñor Darío Monsalve, escribió un mensaje dando a conocer la noticia de su retiro y pidió a todos los fieles que para este día festivo, las eucaristías fueran expresión de los sentimientos de unidad y comunión entre el arzobispo saliente y el entrante, “los cuales quisiéramos también ver fortalecidas siempre entre los fieles, con sus pastores, y entre los mismos pastores consagrados a ministrar el Evangelio a toda persona y creatura”. MENSAJE DE Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía Una vez conocida la noticia, monseñor Luis Fernando Rodríguez, envió un mensaje al pueblo de Dios que peregrina en esta Iglesia vallecaucana, expresando su disposición para asumir en pleno su oficio como arzobispo de Cali. "Soy consciente de la enorme responsabilidad que este oficio implica, como también de mis limitaciones. De todos modos, he asumido esta misión con la confianza puesta en Dios y en cada uno de quienes conforman esta familia arquidiocesana que he aprendido a conocer y a querer". Manifestó estar dispuesto "a dar lo mejor de mí mismo, a dar mi vida por el Reino de Dios y la salvación de muchos. La Virgen Inmaculada, en cuya solemnidad se me hace esta encomienda, sabrá también estar a mi lado". MENSAJE DE Mons. Fernando Rodríguez Velásquez Ceremonia de acción de gracias El próximo lunes 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, a las 10:00 am. en la catedral San Pedro Apóstol de la ciudad de Cali, se realizará la eucaristía de acción de gracias por el ministerio de monseñor Darío Monsalve y a la vez, monseñor Fernando Rodríguez, recibirá del arzobispo emérito el cayado como nuevo pastor.

Mié 2 Nov 2022

“Aprender a despedirse” (Papa Francisco)

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía – Una Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio”, dada a la Iglesia por el Papa Francisco el 12 de febrero de 2018, con el titular indicado para este artículo editorial, iluminado por la lectura de Los Hechos de Los Apóstoles (20,17-27), me permite también iluminar mi inminente paso de arzobispo titular a emérito de Cali. Pido excusas a todos los que lean o escuchen, por valerme de esta página en La Voz Católica para algo tan íntimo y personal, valiéndome de las palabras del Santo Padre: “La conclusión de un oficio eclesial debe ser considerada parte integrante del mismo servicio, en cuanto requiere una nueva forma de disponibilidad”. Movido por estos sentimientos anuncié desde fines del año 2021 que éste año de 2022 sería, entre todos los programas indicados, “un año de transición hacia un nuevo ministerio arzobispal en la arquidiócesis”. Y así lo hemos vivido, cuando en Pascua fue publicado el nombramiento del Arzobispo Coadjutor, con derecho a sucesión, quien tomó posesión canónica de dicha designación y nombramiento el 14 de mayo. En este mes de noviembre, serán ya seis meses de esta generosa y noble transición del otrora Obispo Auxiliar, Monseñor Luis Fernando Rodriguez Velasquez, hacia el pleno ejercicio como arzobispo titular de Cali. De cara al remate e inicio de año, le he pedido a Monseñor Luis Fernando asumir todas mis funciones y estoy, igualmente, solicitando al Santo Padre el Papa Francisco la aceptación de mi renuncia, a tenor de los cánones del Derecho. “Quien se dispone a presentar la renuncia necesita prepararse adecuadamente ante Dios, despojándose de los deseos de poder y de la pretensión de ser indispensable. Esto permitirá atravesar con paz y confianza tal momento, que de otra forma podría ser doloroso y conflictivo. Al mismo tiempo, quien asume en la verdad esta necesidad de despedirse, debe discernir en la oración como vivir la etapa que está por iniciar, elaborando un nuevo proyecto de vida, marcado, en lo que sea posible, por la austeridad, humildad, oración de intercesión, tiempo dedicado a la lectura y disponibilidad para ofrecer servicios pastorales sencillos”. Desde el 1o. de Agosto de 2010 hasta ahora, he gozado de la acogida, la fraternidad episcopal y del presbiterio, la inclusión en el corazón, en la oración y en la afectuosa vida de familia de Dios, que religiosos y fieles, en parroquias e instituciones, me han testimoniado con intensidad. He visto la acción del Señor en todos y a través de quienes compartimos el ministerio apostólico en su servicio: obispos, presbíteros y diáconos. En la Arquidiócesis, en la Provincia Eclesiástica y en la Región, he vivido y compartido el sentido y la misión de la Iglesia. Con los más pobres y los sectores involucrados como víctimas, actores o soporte de tandiversos conflictos, se han consolidado vínculos de compromiso por la convivencia pacífica y por la búsqueda de oportunidades incluyentes sin injusticia ni violencia. La vida humana como proyecto de amor a fondo, desde el Amor Incontenible de Dios, en los diversos estados de vida cristiana, la he constatado en las parejas de cónyuges y en la revalidación del sacramento de la comunión y misión con Cristo Jesús, en la Eucaristía, en el amor célibe y esponsal de sacerdotes y vida consagrada y en el matrimonial y familiar de los casados. He visto testimonios admirables de entrega y sacrificio por los demás y por los más pobres y oprimidos. He compartido la solicitud pastoral por las poblaciones afro descendientes, por la población recluida en cárceles, por las gentes campesinas e indígenas, por migrantes, desalojados y desplazados. Serán siempre un desafío y un clamor de justicia para la consciencia de feligreses, consagrados y pastores. He sido testigo del abnegado y fructífero servicio de educadores, colaboradores de las Casas Episcopales y de la Curia, delegados y Vicarios episcopales, servidores laicos, monasterios, congregaciones, sociedades apostólicas, pequeñas comunidades y asociaciones laicales. Nuestros niños, adolescentes y jóvenes, las mujeres, los adultos mayores, los universitarios y la academia, los empresarios y políticos, los comunicadores sociales, son sectores humanos e institucionales específicos, a los que reconozco poca cercanía personal y pastoral en estos años. Las autoridades civiles y de las demás ramas de lo público, me han merecido siempre el respeto y aprecio y, si bien no son destinatarios distinguidos por mi atención pastoral, hemos gozado de su apertura y cooperación con la Iglesia de Cali, en bien de las poblaciones más necesitadas de acceso a la comida, el cuidado, la salud, la educación y las mesas de paz. Desde Meléndez, bajo un alero acogedor, que reúne los ruidos de la calle y el trinar de las aves, y desde la Curia arquidiocesana en el centro de Cali, pude seguir día a día, durante esta docena de años, el vivir eclesial de la arquidiócesis, de la ciudad y región, así como acompañar algunos procesos de paz nacional, compartiéndolos, frecuentemente, con la diplomacia y comunidad internacional. “Aprender a despedirse”, como lo indica el Papa Francisco, no es vivir una ruptura sino ejercitarse en la voluntad de Dios y en las virtudes existenciales, en la gratitud, la humildad, el desprendimiento y la continuidad de la llama que aún sirve y deberá consumirse hasta desaparecer en la Luz que la enciende. A todos, tres palabras: Gracias, Perdón y Esperanza. Los “tiempos difíciles” que vivimos juntos desde la pandemia y la protesta social, no los seduzcan, por ninguna razón, al desespero de lo maléfico, lo violento, lo engañoso, lo que nos divide. Es hora de sumarnos y multiplicar el amor y el pan, de cuidar la “casa común” y la familia, de trabajar unidos por el mañana mejor, por la paz y las oportunidades para todos. Los bendigo con Jesús, con María y con la Iglesia Católica. Los bendiga Dios a todos con su Misericordia y su Providencia. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali