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cali

Lun 4 Sep 2023

Diálogo y fraternidad social

Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - La Conferencia Episcopal Colombiana, inquieta por la situación tan compleja que atraviesa el país, y en la proximidad también de las jornadas electorales del mes de octubre, ha publicado un documento muy interesante cuyo título es: “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz. Orientaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia”.Recuerda el documento, entre otras cosas, que “el Papa Francisco entiende la paz como un imperativo moral y una realidad al alcance de la humanidad: “La paz es posible, la paz es un deber, la paz es la principal responsabilidad de todos” (Mensaje Urbi et Orbi del 17 de abril de 2022). Por su parte, el Papa Juan XXIII en la encíclica Pacem in Terris (1963), consolida la visión de paz como “la construcción de una convivencia basada en la verdad, la libertad, el amor y la justicia” (pg. 9).Propongo la lectura del documento de la Conferencia que puede hacerse en el portal de ésta en el link caritascolombiana.org. Será de mucha ayuda pues, además de servir para motivar al trabajo por la paz, ofrece una serie de criterios generales que todos los ciudadanos debemos tener presentes en estos tiempos de prueba. Son muy útiles también para los obispos, los presbíteros y los que tienen responsabilidades de liderazgo público, que deben considerar lo delicado del servicio al que están llamados de acompañar las comunidades. Es necesario estar lejos de polarizaciones y posiciones ideológicas que se quieran imponer. Un líder debe ser capaz de “volar por encima de los polos en tensión”. El líder, aunque tenga una posición personal que se respeta, debe considerar que su deber principal es ofrecer criterios para que los ciudadanos, por ejemplo en el caso de las elecciones, hagan libremente su discernimiento sobre el candidato o la candidata por la cual desean votar. Imponer u obligar de cualquier forma una votación, se sale de los parámetros de la justicia y la libertad de conciencia, y corre el riesgo de convertirse en un atentado contra la libre elección y por tanto de la democracia.En el mes de septiembre se realiza la Semana por la Paz, que en Cali tendrá como tema diálogo y fraternidad social.El propósito de estas jornadas, es ofrecer a todos los cristianos, a los que hacen parte de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, insumos espirituales y sociales para el trabajo por la paz y la reconciliación en nuestros territorios.En el contexto de las próximas elecciones en Colombia, estas jornadas adquieren una especial importancia para intensificar, especialmente, la oración por la paz y para que estemos bien dispuestos a dejarnos orientar por el Espíritu Santo en la elección de los candidatos que han de trabajar codo a codo, con y por sus comunidades como Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Ediles, Presidentes de acciones comunales, etc.Cómo duelen las noticias de los atentados, de las emboscadas, de los asesinatos, de los desplazamientos, del terrorismo, signos de cómo a veces se ve lejana la meta de la paz, alimentando de esta forma la desesperanza y la desconfianza en los esfuerzos que el Estado hace por alcanzar la paz. Cómo es de necesario que se tome conciencia real de que así no podemos seguir y que, de no cambiar, el país va a seguir hundiéndose en un espiral de dolor sin fin.En la publicación de “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz”, se recuerda lo que San Juan Pablo II propone para lograr la meta de la paz, que sin duda no se limita solamente a silenciar las armas, sino también, y sobre todo, a atacar la causas que llevan a la violencia. Propone el Papa “tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyecto compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial” (Juan Pablo II, Mensaje en la Jornada Mundial de la Paz, 2002) (pg. 10).Los exhorto a hacer de la Arquidiócesis de Cali, con sus cinco municipios de Cali, Dagua, La Cumbre, Jamundí y Yumbo, un auténtico territorio de paz. El príncipe de la paz, Cristo Jesús, los bendiga y acompañe. La paz sí es posible, está en nuestras manos construirla. Pido a los párrocos para el que jueves 7 de septiembre tengan una especial jornada de oración eucarística por la paz.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali

Mié 9 Ago 2023

Cali: sede del Encuentro Pastoral del Sistema de Nueva Evangelización para Obispos y Sacerdotes

Bajo el lema “Somos una Iglesia en salida”, desde hoy 9 hasta el próximo viernes 11 de agosto, la Arquidiócesis de Cali será sede del Encuentro Pastoral del Sistema de Nueva Evangelización (SINE) para Obispos y Sacerdotes. En el espacio participarán 26 obispos y varios animadores diocesanos del sistema en Colombia.Con el encuentro se buscará aportar al fortalecimiento de los procesos de la Nueva Evangelización desde una mirada integradora de la realidad actual. Por ello, retomará el mensaje del Papa Francisco, en el cual expresa que la Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre.“Es el llamado que el Señor nos hace para vivir intensamente el bautismo y la vida cristiana, no a manera de movimiento, sino como un estilo de vida acorde al plan de Dios, que “quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de verdad””, expresó al respecto monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali.Los participantes del evento tendrán la oportunidad de participar en espacios de reflexión, espacios académicos y conferencias donde se evaluarán los actuales procesos de evangelización a partir del intercambio de experiencias sobre la realidad de las celebraciones litúrgicas.Adicionalmente, se desarrollará un espacio en el que los laicos, integrantes de las pequeñas comunidades que acompañan y animan el sistema en las parroquias, podrán asistir para expresar a los obispos y los sacerdotes, lideres de los procesos, sus inquietudes, sus sueños y proyectos, generando en un diálogo que culminará con la celebración de la Eucaristía.

Jue 29 Jun 2023

Serán impuestos en las Iglesias Metropolitanas

Tres arzobispos colombianos, Mons. Luis Fernando Velásquez, arzobispo de Cali, Mons. Misael Vacca Ramírez, arzobispo de Villavicencio, y Mons. Hugo Alberto Torres Marín, arzobispo de Santa Fe de Antioquia, nombrados en el último año, recibieron este 29 de junio, el Palio arzobispal. Como cada año, en esta solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el papa bendice losPaliosal inicio de la misa en la Basílica Vaticana. Antiguamente, tras la bendición, el papa enviaba el Palio a cada uno de los arzobispos metropolitanos nombrados en el año inmediato anterior, a quienes se les imponía en sus arquidiócesis. Sin embargo, en 1984, san Juan Pablo II inició una nueva modalidad, al invitar a los nuevos metropolitanos a concelebrar con él en la Basílica vaticana, para luego imponerles el Palio durante la Misa. Esta costumbre permaneció durante todo el pontificado del papa polaco, en el pontificado de Benedicto XVI y los dos primeros años del papa Francisco. Pero desde el año 2015 el Papa Francisco, a través de una carta enviada a las nunciaturas del mundo, fechada el 12 de enero de aquel año, dispuso que, en adelante, los Palios seguirían siendo bendecidos por el Papa el 29 de junio de cada año, con motivo de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, incluyendo la participación de los nuevos arzobispos, pero que la imposición se debería dar en cada Iglesia Metropolitana. Para ello, el Papa de manera privada, entrega el Palio a cada arzobispo y este lo lleva a su Iglesia particular donde, en una celebración con participación de la comunidad eclesial, el Nuncio Apostólico de cada país lo impone. Mons. Guido Marini, entonces maestro de ceremonias del Papa, motivó esta decisión afirmando que tiene el propósito de “evidenciar con más fuerza la relación de los arzobispos metropolitanoscon su Iglesia local y, por tanto, dar también a más fieles la posibilidad de estar presentes en este rito tan significativo para ellos, y particularmente a los obispos de las diócesis sufragáneas, que de esta forma podrán participar en el momento de la imposición. Asimismo, Mons. Marini precisó que “se mantiene todo el significado de la celebración del 29 de junio, que subraya la relación de comunión y también de comunión jerárquica entre el Santo Padre y los nuevos arzobispos, y al mismo tiempo, a esto se añade -con un gesto significativo- esta unión con la Iglesia local.” De esto último hacen eco las palabras del Papa en su homilía para esta ocasión: “Hoy, en el momento en que algunos de nuestros hermanos arzobispos reciben el Palio, signo de comunión con la Iglesia de Roma, quisiera decirles: sean apóstoles como Pedro y Pablo. Sean discípulos en el seguimiento y apóstoles en el anuncio, lleven la belleza del Evangelio a todas partes, junto con todo el Pueblo de Dios". ¿Qué es el Palio? Si quiere conocer más detalles sobre ¿qué es el palio arzobispal? ¿Cómo se elabora? ¿Cómo se entregan? ¿Qué significa el Palio? ¿Qué dice la disciplina eclesiástica sobre el palio?, abra el siguiente enlace y entérese del desarrollo de estas preguntas. Foto: Transmisión Vatican News

Jue 2 Ago 2018

Cali acoge primera edición del Festival Internacional de Cine Católico

La capital Sultana del Valle, acogerá entre el 22 y 25 de noviembre la primera versión del Festival Internacional de Cine Católico (FICCCA) TALITA KUM, que busca apoyar películas que promuevan valores y modelos de vida positivos. “El I Festival Internacional de Cine Católico de Cali (FICCCA) TALITA KUM tiene como propósito promover una cultura de la vida y de la esperanza a partir de los valores humanos, cristianos y de nuestra Fe Católica, con películas, cuyas historias inspiren a través de modelos positivos a niños, jóvenes, adultos y familias”, así lo resaltan sus organizadores. Sofía Suárez Bonilla, Directora artística de este festival, aseguró que ante la difícil situación de la pérdida de valores en Colombia, es importante buscar espacios para que a través del cine se pueda construir un mejor país. “Una forma de poder impactar a la gente es desde la imagen, desde allí se puede mostrar el rostro de Dios, por ello se plantea promover una cultura de la paz, reconciliación, perdón y fraternidad”, señaló. La especialista dijo que el festival busca promover modelos positivos para las personas. “Presentaremos películas que inspiren la transformación del ser humano hacia lo bueno (…) A través de las películas los asistentes se podrán acercar para conocer la fe católica que muchas veces se desconoce”, explicó. Finalmente dijo que será una oportunidad para que los amantes del cine puedan visibilizar la calidad artística y técnica de películas con contenidos católicos. “No se ha construido un campo disciplinar alrededor del cine católico, hay pocos críticos de este arte, por esta razón estas cintas quedan invisibilizadas. Es importante generar una plataforma de visibilización y construcción de pensamiento a través de estas películas”, puntualizó. Para participar en el festival los cineastas podrán presentarse en tres categorías: largometrajes de ficción, largometrajes documental o cortometrajes. Las inscripciones se cerrarán el 23 de agosto y los interesados, que cumplan con las bases de la convocatoria, podrán inscribir sus cintas ingresando al link: https://festhome.com/f/4182 Las películas ganadoras recibirán el premio Talita Kum Para ampliar información sobre el I Festival Internacional de Cine Católico, podrán consultar el sitio www.ficcca.org o escribir al correo electrónico [email protected]

Jue 7 Jun 2018

De la doctrina a la vida

El compromiso sociopolítico del cristiano Por Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro: Continuamos este viaje al interior de la enseñanza social de la Iglesia, compartiendo líneas de diferentes temas contenidos en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (En adelante citaremos el documento con la sigla CDSI). Y como aun seguimos en un contexto en el que el tema político está a la orden del día, proponemos otros puntos que contribuyan a iluminar nuestro papel como ciudadanos, siempre inspirados en los valores cristianos. Al servicio de la persona Parafraseando a Nuestro Señor Jesucristo, se puede decir que la política se hizo para el hombre y no el hombre para la política. Esto quiere decir que es siempre la persona la que debe estar en el centro de la actividad política; esta debe ponerse al servicio de la dignidad humana, para garantizar las condiciones que hagan siempre mejor la vida de hombres y mujeres en la sociedad. Como líderes políticos y como ciudadanos, hemos de recordar siempre que la persona no puede y no debe ser instrumentalizada por las estructuras sociales, económicas y políticas (CDSI, n. 48). Así, el líder político, el gobernante que se reconoce como cristiano tiene el reto de honrar el título de servidor público, trabajando en favor de todos, muy especialmente de aquellos más vulnerados y vulnerables. Pero también los ciudadanos, que también son discípulos del Señor Jesús, no deben olvidar su deber de contribuir al orden social respetando la ley, animando la sana convivencia pacífica y ejerciendo veeduría pública por los derechos propios y de todos. El cristiano y la vida política Hay una relación estrecha e inseparable entre los lazos que deben unirnos a Dios y aquellos que nos ponen de cara a nuestro prójimo, en todas sus condiciones y circunstancias. No se puede decir que se ama a Dios a quien no se ve mientras se es indiferente ante nuestros semejantes que sufren, a quienes vemos todos los días (Cf. 1Jn 4,20). Entendido esto, los cristianos no somos ajenos a los anhelos, los retos y las posibilidades que se presentan en las naciones, regiones, ciudades, municipios, barrios, etc. Son precisamente las enseñanzas de Jesús, los valores que nos comunica, los que se han de traducir en una vida que se deja interpelar por la realidad que le rodea y asume compromisos concretos en la sociedad, tales como el compromiso por la justicia y la solidaridad, para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios (CDSI, n. 40). Es la vida ciudadana, el campo propio y específico de los laicos donde legítimamente han de impregnar con el olor de Cristo y su Evangelio, la realidad en la cual viven. Iglesia y política (Cf. CDSI, n. 50-51) Ahora bien, que todos los bautizados tengan el legítimo derecho a tener una vida activa y protagónica en la sociedad, ejerciendo liderazgo político (esto aplica para los laicos), y asumiendo también la responsabilidad de ser ciudadanos comprometidos, no significa que la Iglesia en cuanto tal deba tomar posturas que no le son propias. No podemos confundir la Iglesia con la comunidad política ni tampoco se le puede vincular con sistema político alguno. Lo propio de la Iglesia, su misión en el mundo, es ser servidora del proyecto salvador de Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Y es aquí donde los ministros ordenados, cumpliendo su tarea específicamente evangelizadora, orientan y forman a los creyentes para su realización como hijos de Dios y buenos ciudadanos. Con la predicación del Evangelio, la gracia de los sacramentos y la experiencia de la comunión fraterna, la Iglesia “cura y eleva la dignidad de la persona, consolida la firmeza de la sociedad y concede a la actividad diaria de la humanidad un sentido y una significación mucho más profundos”. Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Mar 5 Jun 2018

Tips pastorales

Testigos de santidad Por Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez: Nos dice el Papa Francisco en la reciente Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate (Alegraos y regocijaos, Mt. 5.12), que es necesario en nuestros tiempos, “reconocer que tenemos una nube ingente de testigos que nos alientan a no detenernos en el camino, nos estimulan a seguir caminando hasta la meta” (GE, 3). Este mes de junio, como en general todos los meses del año, la Iglesia nos propone en el calendario litúrgico una serie de celebraciones cristológicas, marianas y de los santos, para que estemos atentos a escuchar lo que cada uno de estos testigos nos dice con su vida y obras. Tenemos tres celebraciones cristológicas de gran significación: Corpus Christi, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y el Sagrado Corazón de Jesús. Cristo sacerdote y víctima, recibe alabanza y honor, y nos exhorta amarlo de la misma forma como Él ha sido misericordioso con cada uno de nosotros. Ponemos la mirada en el corazón inmaculado de María e igualmente veneramos santos, apóstoles, mártires, confesores y doctores, que a lo largo de la historia de sus vidas nos enseñaron el camino de la santidad. Santos de ayer y de hoy como San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo, San Bernabé de los tiempos de Jesús, pero también, de los primeros tiempos de la Iglesia como San Justino, los santos Marcelino y Pedro y los protomártires de la Iglesia de Roma. Otros más tardíos como San Antonio de Padua y otros más recientes como Santo Tomás Moro y San José María Escribá de Balaguer. Obispos, religiosos, presbíteros diocesanos que nos permiten afirmar con ilusión: ¿si ellos pudieron por qué no yo? Todos estos santos, “mantienen con nosotros lazos de amor y comunión” (GE, 4). Vale la pena leer y meditar la invitación que nos hace el Papa a buscar la santidad en el mundo actual en la Exhortación Gaudete et exsultate. Entre muchas cosas el Papa afirma: “La santidad es el rostro más bello de la Iglesia” (GE, 9). “Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosos o religiosas… Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día” (GE, 14). “En la Iglesia, santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas para crecer en santidad” (GE, 15). “No tengas miedo a la santidad” (GE, 32). Acojamos el llamado apremiante del Papa Francisco que busca “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió para que fuéramos santos e irreprochables ante él por el amor (Ef. 1,4)” (GE, 2). Por: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar Cali

Vie 1 Jun 2018

Eucaristía: Las bodas del cordero

Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía: El calendario de celebraciones en este mes de junio recoge, de principio a fin, el despliegue del misterio de Dios, revelado en Cristo Jesús, en el misterio de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo. Desde la solemnidad del Cuerpo y la Sangre santísimos de Cristo, hasta la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la liturgia nos convoca a vivir y a expresar juntos, ese “IGLESIA SOY” del creyente y de su comunidad doméstica, su pequeña comunidad, su comunidad parroquial, su Iglesia Particular o Arquidiócesis, su Iglesia Universal. Del 16 al 23 de junio, celebraremos la Semana Arquidiocesana, haciendo memoria del 20 de junio de 1964, cuando el Papa Paulo VI elevó la sede episcopal de Cali, creada también un día de junio, el 7 de ese mes en 1910, a sede arzobispal metropolitana del Valle del Cauca. Por ello, la fiesta patronal de Nuestra Señora de Los Remedios, bajo cuya protección está la Arquidiócesis de Cali y todo el Departamento, es el 20 de junio de cada año. Así lo reconoce el ordo litúrgico. En la Santísima Virgen unimos nuestra fe en Cristo, Dios hecho hombre en sus entrañas, con nuestra fe en la Iglesia y nuestra solidaridad, personal y comunitaria, con los enfermos y sufridos de la tierra. La Eucaristía, sacramento de la presencia del Resucitado, de su Sacrificio en la cruz, del Banquete Nupcial del Cordero, de la comunión del creyente con Cristo y con los demás creyentes, formando el Cuerpo de Cristo en medio de la humanidad, constituye el ambiente litúrgico en el que cada comunidad nace, crece, se educa, madura y da sus frutos de amor y misión. “Dichosos los invitados a la cena del Señor”: es la invitación que nos hace la liturgia de la Santa Misa, exhibiendo ante los fieles la sagrada forma, con las palabras de Juan Bautista sobre Jesús: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1,29). La bienaventuranza de los comensales invitados es tomada de una cita del Apocalipsis, a la que la liturgia, para evitar la redundancia, traduce como “cena del Señor”, porque el original del texto latino dice: “Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero” (Apocalipsis 19,9). Viene bien esta imagen de las Nupcias del Cordero, de Cristo Esposo de la Iglesia, para entender la celebración eucarística como la anticipación del Banquete celestial en la casa de Dios y la tensión amorosa, desde la intimidad de la comunión sacramental, que sostiene la vida cristiana en la esperanza, en la expectativa y vigilancia de la llegada del Amor Amado, que toca a nuestras puertas. “Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3,20). Este cuadro tan inspirador, dirigido en la carta a la Iglesia de Laodicea, es una imagen plástica de esta constante “tensión amorosa” de Cristo a su Iglesia, ofreciéndole su ternura e invitándola a la comunión del banquete. Bien podría darnos esta imagen el sentido de la eucaristía como “lugar” y “momento” celebrativo, en el que se realiza el familiar e íntimo encuentro entre Cristo y su comunidad. La eucaristía es comida en la que todos estamos reunidos. Pero es también comida en la que cada uno está cara a cara con el Señor. En ella se construye esta “comunidad de mesa y de existencia” con Cristo y entre los cristianos. Una comunidad nacida y forjada en “la común participación de Cristo”, de la savia vital de su Amor y de su Unidad con el Padre, y de ellos con la humanidad, a la que está destinada la Iglesia como vid de dulces y abundantes frutos. (Juan 15, 1ss). El pan y el vino, cuerpo y sangre de Cristo, son imagen y realidad sacramental del sacrificio del Señor, de su cruz, donde se separan por la violencia que desangra, por la muerte y la lanzada (Juan19, 34-35). Unidos, nuevamente, bajo la acción del Espíritu Santo y el Ministerio sacerdotal de la Iglesia, en la “epíclesis” de la consagración sobre estos elementos, y luego sobre el pueblo participante, se convierten, ellos y la comunidad, en CUERPO DE CRISTO RESUCITADO que se nos entrega, en pan tomado, bendecido, partido y dado por Jesús, y en cáliz de su sangre, que sella la “alianza nueva y eterna”, las nupcias del Cordero y la Iglesia. A COMER TODOS DE ÉL invita Jesús con el Pan, y A BEBER TODOS DE ÉL, con el Vino del cáliz. El sacramento de la Nueva Alianza, en el que el esposo es Cristo, Cristo Crucificado y Resucitado, hace también, entonces, que la Iglesia sea “la esposa de la Nueva Alianza”, por lo cual el Apocalipsis no llama ya a Jerusalén “esposa de Dios”, como lo hacen los profetas (Isaías 54,4-8), sino “esposa del Cordero” (Apocalipsis 21,9). Es “la Jerusalén de lo alto, la mujer libre” (Gálatas 4,22-27), la Jerusalén santa, que viene del Cielo, que de su esposo tiene su santidad. Esta “mujer” es la madre de los hijos de Dios. Es la doble figura de la Iglesia: es la “esposa” de Cristo, vista como el conjunto de los elegidos, y es “la madre” de los hijos adoptados por el Padre celestial en su Hijo querido, vista como la Jerusalén Celestial, por la cual, y en la cual, cada uno de ellos ha nacido y es santificado por la gracia de Cristo, su esposo: “Os tengo desposados con un solo esposo, para presentaros cual casta virgen a Cristo” (2ª Corintios 11,2). Este AÑO DEL AMOR ESPONSAL, nos permita releer, a través de la riqueza eclesial del calendario litúrgico del mes de junio, nuestra vida espiritual, nuestra espiritualidad de Iglesia, bebida en la eucaristía, que va configurando a cada uno según el Corazón de Jesús y de María (8 y 9 de junio), y nos lleva a vivir todos esta dimensión esponsal: los laicos, especialmente los esposos cristianos que celebran la alianza sacramental, yendo más allá del mero hogar humano o matrimonio; los religiosos y religiosas, que se consagran mediante los votos de castidad, pobreza y obediencia; y los pastores, que como Juan el Bautista, cuyo nacimiento es también una de las solemnidades del mes (junio 24), o como Pablo, en el texto citado, se declaran los “amigos del esposo” (Juan 3,29), los que le presentan la novia y lo asisten, los “padrinos de boda”. El mes concluirá en Roma, con las figuras de Pedro y Pablo, su martirio, su “beber el cáliz de la Sangre de Cristo”, en esa profunda relación entre Cristo y la Comunidad de la Iglesia. Por: Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Mar 22 Mayo 2018

Cali tiene embajador de la Reconciliación

Se trata del padre José González, Vicario para la Reconciliación y la Paz de la Arquidiócesis de Cali, quien fue exaltado como ‘Embajador de la Reconciliación’, por el programa de Alianzas para la Reconciliación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA. La distinción, otorgada el 16 de mayo, hace parte del componente “concientización, movilización y mensajes positivos”. Su propósito es inspirar e invitar a las personas a #HacerPARte activa del cambio al visibilizar mensajes positivos sobre la reconciliación en un ecosistema 360º (prensa, redes sociales, activaciones presenciales, reputación digital). Como ‘Embajadores de la Reconciliación’ se aporta a la desestigmatización de los antiguos territorios de conflicto, que ahora son territorios de paz, inspirando a los jóvenes a empoderarse y ser agentes de cambio; se promueve la generación de oportunidades de inclusión económica y social y se fomenta la convivencia ciudadana. Tendiendo puentes de Perdón y Reconciliación En el año 2012 el Arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, crea la Vicaría para la Reconciliación y la Paz, con el objetivo de promover cambios socioculturales en las personas, mirando primero al individuo, incidiendo en el corazón de la persona capaz de asumir procesos de perdón y reconciliación, para luego extenderlo a sus relaciones con los demás, y de esta manera generar entornos más seguros y propicios para vivir libres de violencias. A través de la formación, la escucha, el trato amable, el acercamiento y el acompañamiento se promueve un cambio de estilo de vida a los jóvenes que pertenecen al conflicto de violencia urbana en las comunas 1, 6, 7, 13, 14, 20, y 21 de la ciudad de Cali. Asimismo, se empoderan a un nuevo liderazgo, hacia la legalidad, mostrándoles un camino distinto no solo para ellos, sino también para sus familias y comunidades. De este trabajo se ha podido desarticular varias pandillas juveniles y se han podido cerrar varia líneas de vicio, ya que los jóvenes quienes conducían estas líneas se han acogido a la legalidad y a las oportunidades laborales que se les ha brindado. Se ha logrado que los jóvenes de uno y otro sector que se encontraban en disputa territorial realicen pactos de perdón y reconciliación a través del acompañamiento espiritual y psicosocial que realiza la Vicaría para la Reconciliación, logrando acuerdos de convivencia, de no agresión y reparación en cuanto a los espacios en la comunidad que no podían usarse por miedo a las fronteras y la disputa entre los jóvenes. De igual manera, el empoderamiento de las mujeres en las comunas 1, 7, 15, 20 y 21, a través de la formación humana, la participación ciudadana y la organización comunitaria, para la diminución de la violencia familiar, de pareja y en la comunidad, así como la exigibilidad de sus derechos y de su dignidad. A través del arte, el deporte y la recreación se ha logrado ocupar el tiempo libre de los niños, las niñas y los adolescentes para que los grupos armados ilegales no los recluten, este trabajo se vienen desarrollando en las comunas 13, 14 y 21. Se insiste sin desfallecer a través de las diversas acciones que se realizan que la paz y la reconciliación se construyen en comunidad, en la búsqueda continua del perdón (a nivel personal, con el otro y con Dios), de la solidaridad, de la misericordia, haciendo realidad los valores del Reino de Dios, en la convivencia, en el respeto a la diferencia y en el diálogo social, y así poder vivir en una Cali reconciliada. Son también Embajadores de la Reconciliación Mariana Pajón, medallista olímpica y doble campeona mundial de BMX que ha trabajado durante años por los niños y las comunidades desde el deporte. Harry Sasson, chef promotor del emprendimiento y del empleo juvenil. Natalia Ponce de León, ganadora de los premios internacionales Outlook Inspirations, de la BBC, y Mujeres con Coraje, por su lucha contra las violencias de género. Teresita Gaviria, quien representa a las mujeres que trabajan de forma silenciosa desde los territorios y quien representó a las víctimas durante los diálogos de paz. Josefina Perdomo, quien ha liderado durante años varios procesos de memoria territorial y género en el Caquetá. Agustín Lara, quien representa a los pequeños emprendedores y quien es líder de los pueblos palafitos de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Aurora Martínez, lideresa agraria del municipio de Vista Hermosa, Meta, que encontró en el cultivo de cacao una alternativa para el empoderamiento comunitario. Luis Alberto Peraza, promotor de procesos asociativos en Arauca que revitalizan el arraigo y la identidad llanera. Ariel Valdés, quien usa el arte como vehículo de empoderamiento de la juventud. Yulima Arias, lideresa de Chaparral que ha trabajado durante años por el empoderamiento comunitario y la asociatividad a través de emprendimientos agrícolas y artesanales. Andrés Mauricio Mosquera, conocido como Wow Solo, influenciador digital, fundador de Enamórate de Choco y Enamórate del Pacifico, quien, a través de sus hermosas narrativas e imágenes sobre el Pacífico, está promoviendo mensajes positivos que motivan una nueva generación de líderes en la región. Con información de la Arquidiócesis de Cali