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familia

Mar 5 Dic 2017

Papa Francisco pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”

En su mensaje tradicional de cada mes, el papa Francisco a través de un video pidió “por el respeto y el cuidado de los abuelos”, y subrayó el papel que cumplen en la sociedad como portadores de la sabiduría y la experiencia. Además, señaló que los pueblos que se olvidan de los ancianos “no tienen futuro” porque pierden su memoria. “Tengamos presente a nuestros ancianos para que, sostenidos por las familias e instituciones, colaboren con su sabiduría y experiencia en la educación de las nuevas generaciones”, exhortó el Papa y añadió: “Las abuelas y los abuelos son nuestra fuerza y nuestra sabiduría”. La población de ancianos está creciendo a su mayor ritmo histórico en los últimos años. En 2016, más del 8% de la población del mundo estaba por encima de los 65 años. Entre los países con mayor porcentaje de ancianos se destacan Japón con 27%; Italia con 23%; Portugal y Finlandia con 21%; seguidos por Bulgaria, Grecia, Letonia y Suecia con 20%. “Cuando una sociedad pierde la memoria, está perdida. No tiene raíces”, advirtió el Papa. “A los abuelos se les ha confiado transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo y son una promesa y una garantía del futuro”, destacó. El Video del Papa es una iniciativa global, desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración), para colaborar en la difusión de las intenciones mensuales del Santo Padre sobre los desafíos de la humanidad. Fuente: Agencia católica AICA

Lun 4 Dic 2017

CELAM llama a católicos a no ser indiferentes ante ataques a la vida y familia

El Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM, llamó a los católicos a no permanecer impasibles o silenciosos ante los ataques que sufren la vida y la familia en América Latina y que responden a “una agenda de minorías ideologizadas, con poder económico”. En un mensaje difundido este 29 de noviembre, el Departamento de Familia, Vida y Familia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), señaló que la Iglesia en el continente “no puede permanecer ajena e insensible ante esta cruda realidad”. “Bien mencionaba su Santidad el Papa Francisco en su homilía en Bogotá el pasado 8 de septiembre ‘Las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo’, ‘es un llamado apremiante a la Iglesia y a la Sociedad a instaurar la cultura de la vida frente a la anti cultura de la muerte’”, señaló. El documento fue emitido al final del Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Agentes de Pastoral de la Vida que se realizó del 20 al 24 de noviembre en la capital colombiana. El texto señaló que los ataques contra la vida y la familia en el continente responden a “una agenda de minorías ideologizadas, con poder económico, con un eje conceptual (la ideología de género) y un eje operativo (los derechos sexuales y reproductivos), cuyo conjunto fractura la persona humana y todas sus dimensiones relacionales”. Esta agenda, advirtió, busca producir “profundos cambios en el estado de derecho, en la tradición jurídica de nuestras distintas naciones, originando efectos legales contra la vida, la familia, la libertad religiosa y objeción de conciencia”. El mensaje recordó que en 2018 se cumplirán 50 años de la Encíclica Humanae Vitae, del Beato Pablo VI, que “describió con precisión inquietante y profética las realidades que vivimos en nuestro tiempo, algunas de las cuales han herido a la persona humana, a la procreación y a la vida”. Por ello, insistió en su llamado a los fieles a no permanecer “impasibles y en algunos casos silenciosos o silenciados”. “Es hora de despertar, como aconseja el apóstol Pablo”, indicó. “El Señor cuando pregunta a Caín ‘¿Qué has hecho?’, se dirige al hombre de hoy, particularmente a nosotros, ante un cambio real de la cultura”. En ese sentido, el Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM invitó a “conformar una Red Panamericana, para que acoja cada realidad nacional, en la protección de la vida, familia, persona, libertad religiosa, democracia, Derechos Humanos y medio ambiente, mediante una agenda común, liderando estrategias a corto, mediano y largo plazo”. “Es nuestro deseo que siguiendo el ejemplo de tantas Conferencias Episcopales que han conformado la Comisión Episcopal de Vida, alentamos a que tengan un lugar especial para desarrollar la tarea no solo de acompañamiento pastoral, sino de liderazgo en análisis de la realidad de las naciones, asesoradas por expertos de las diferentes disciplinas, fortaleciéndose con comités de bioética con enfoque personalista, a partir de experiencias y espacios de formación de laicos, sacerdotes y seminaristas”. El mensaje también alienta a acoger a las “mujeres embarazadas en dificultad y realizar un acompañamiento misericordioso a aquellas personas que han sufrido un aborto”. Fuente: Agencia católoca ACIPRENSA Foto: Imagen referencial / Foto: Pixabay (Dominio Público)

Sáb 4 Nov 2017

Siempre listos para servir

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - La familia es la fuente del más rico humanismo. Es en la familia donde se aprende a amar, es en la familia donde se aprende la fraternidad y es en la familia donde se aprende a servir. Recuerdo con cariño la infancia vivida al lado de mis padres y hermanos. Cuando alguien llegaba a mi casa, mis padres se desvivían por atenderlo bien y por prestar el servicio que solicitaba. Además de mi familia hoy valoro con gratitud al movimiento Scout, donde reforcé los principios aprendidos en el hogar. En el escultismo me enseñaron el siguiente lema: “siempre listo para servir”. Servir es fuente de alegría y gozo. Servir enriquece y da plenitud al ser humano. Servir sin esperar recompensa genera amigos y da confianza a los demás. La conclusión final del evangelio de hoy es: “El primero entre ustedes sea su servidor.” El evangelio comienza diciendo que Jesús se dirige a la gente y a sus discípulos recordándoles que en la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y fariseos. No se nos olvide que se trata de los dirigentes del pueblo, ellos son las autoridades religiosas, civiles y académicas. Son a su vez, quienes crean las leyes, establecen las normas de comportamiento y dan las directrices de comportamiento en al sociedad; sin embargo, son ellos mismos, quienes violan en primera instancia las leyes. Son ellos los primeros que no están dispuestos a asumir las responsabilidades para las cuales han creado leyes que salen de sus propias entrañas. Con esto el evangelio nos está diciendo que no bastan las leyes, no son suficiente los reglamentos y las normas; será siempre necesario la renovación de la mente y el corazón. “Hagan y cumplan lo que ellos digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.” Amar es cumplir la ley entera, por eso, cuando se multiplican las leyes se va perdiendo el amor. Siempre será necesario que hayan personas que piensen leyes, pero, quien piensa una ley debería ser el primero en cumplirla. La enseñanza de Jesús es simple: : “El primero entre ustedes sea su servidor.” La meta es servir, servir, servir; por eso, cuanto más se avanza en responsabilidad, más simple debe ser la vida. El poder es para servir. No se puede concebir un cristiano que no sirva y mucho menos comprensible es ver un servidor público que no sirve, si se llama servidor público es porque su pasión es servir. ¿Qué pasa en el corazón de un servidor público, que lucha tanto por ser servidor público y luego no quiere servir? Sin espíritu de servicio el “servicio público” se vuelve tedioso, aburridor y angustioso. El servicio es una vocación y no simplemente una profesión. Cuando alguien piensa en ser servidor público debería prepararse con alma vida y corazón, para serlo de verdad y con pasión y no simplemente por dinero. “El primero entre ustedes sea su servidor.” A veces, cuanto más alguien sube de estrato, más se olvida de los de abajo, debería ser lo contrario, cuanto más se avanza, más compasión, más misericordia, más cercanía, más amabilidad, más servicio. El Papa Francisco con la autoridad de ser el mayor entre nosotros nos dice al respecto sobre el servicio: “Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro.” Ser maestro, jefe y padre, es signo de ser los mayores y si se es el mayor, se debe poseer una más grande capacidad de servicio. Jesús se inventó el sacerdocio, para que fuéramos los servidores e intermediarios entre Dios y los hombres. Cualquier vocación o profesión posee finalmente el objetivo del servicio. Un maestro sirve para enseñar; un padre de familia sirve para educar a los hijos; un piloto para pilotear el avión y allí transportar a las personas; un servidor público para buscar el bien común… Pensemos cada uno: ¿Para qué sirvo yo? ¿En la iglesia y en la sociedad cuál es mi servicio? Quien no vive para servir, no sirve para vivir. Decir qua se ama a Dios, implica poner en práctica el servicio a Él y a los demás. El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. El servicio cristiano nace del amor genuino que se siente por el Salvador, y del amor y la preocupación por quienes Él no sólo nos da la oportunidad de ayudar, sino de guiar en la vida. El amor es más que un sentimiento; cuando amamos a los demás, deseamos ayudarlos. El servicio ensancha el corazón y nos hace más generosos. Cuando el servicio es realmente una virtud cristiana se hace para honrar a Dios a través del servicio al hermano y no para aparentar y ser felicitados. El evangelio critica precisamente a los fariseos, porque ellos lo único que buscaban era que fueran reconocidos y venerados como ilustres y no como servidores. “Les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencia por la calle y que la gente los llame maestro.” Dice Jesús: “El primero entre ustedes sea su servidor.” Nuestra tarea es servir sin esperar más recompensa que la de saber que se está haciendo la voluntad de Dios. Una invitación final: cuidado con las tentaciones que atacan con tanta frecuencia a quienes nos dedicamos al servicio: La pereza, el orgullo, la prepotencia, la avaricia. El diablo nos ataca por donde más débiles nos encuentra. Cuando un servidor no está unido al Señor a través de la Palabra, la oración y la vivencia de los sacramentos, termina cediendo a la tentación del poder con el mero afán de lucro personal y no en función del servicio buscando el bien común. La tarea del cristiano será siempre dar gloria y honra a Dios a través del servicio generoso y alegre a los demás. Servir, servir, servir, sin mirar y reparar a quien es nuestra tarea. Dios nos conceda la gracia de crecer todos los días en el don del servicio generoso y gratuito a los demás. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo de Florencia Mateo 23,1-12 En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han asentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencia por la calle y que la gente los llame «maestro». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Tarea: Realizar una “buena acción” diaria; es decir, que no nos llegue la noche, sin haber realizado al menos, un servicio generoso y gratuito durante el día.

Jue 19 Oct 2017

“La paz esté con ustedes”

Por: Leonardo Gómez Serna O.P. - Con estas palabras de Cristo Resucitado a sus discípulos nos saludó el papa Francisco a los obispos de Colombia, y añadió: “vengo para anunciar a Cristo y para cumplir en su nombre un itinerario de paz y reconciliación”. El cometido principal de su visita era el de animarnos en la búsqueda de la reconciliación y la paz. Prácticamente en todos sus mensajes el Papa hizo alusión a ese tema. Refiriéndonos en concreto al mensaje a los obispos su insistencia va en esa línea: “Colombia tiene necesidad de ustedes para conocerse en su verdadero rostro cargado de esperanza a pesar de sus imperfecciones, para perdonarse recíprocamente no obstante las heridas no del todo cicatrizadas, para creer que se puede hacer otro camino aun cuando la inercia empuje a repetir los mismos errores, para tener el coraje de superar cuanto la pueda volver miserable a pesar de sus tesoros… ¡anímense! Siento ese deber, transmitirles mis ganas de darles ánimo. Los animo, pues, a no cansarse (…) hospédense en la humildad de su gente (...) Cristo es la Palabra de reconciliación, escrita en sus corazones y tienen la fuerza de poder pronunciarla no solamente en los púlpitos, sino más bien en el corazón de las personas”. Estas palabras nos llegan al alma para reemprender nuestra misión apostólica de paz. Tenemos que trabajar con nuestro pueblo en la reconciliación y la paz, reconociendo que esta es obra de Dios con el concurso nuestro y de nuestro pueblo. Hace falta volver con nuevo empeño a nuestros diálogos pastorales y exigir, sin miedo a las autoridades, mayor equidad y desarrollo integral para nuestras gentes y comunidades. Tenemos que prestar nuestro concurso en el acompañamiento a los procesos de paz que están ya caminando; no tener miedo a hablar proféticamente como lo hicieron nuestros mártires beatificados en Villavicencio y seguir orando al Príncipe de la Paz por medio del Rosario. ”Colombia no puede darse a sí misma la verdadera renovación a la que aspira, sino que esta viene concedida desde lo alto. Supliquémosla al Señor, pues, por medio de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá”. Además de este tema central, el Papa nos presentó algunas inquietudes que lleva en su corazón de pastor: la familia y la vida, los jóvenes, los sacerdotes, las vocaciones, los laicos, la formación. Nos conmovió a todos su actitud humilde y generosa, una invitación a no tener miedo de tocar la carne del cuerpo de Cristo. Al darle gracias a Dios por la visita apostólica del Santo Padre, le pedimos, por medio de la Virgen, poner en práctica su mensaje. DESTACADO “Tenemos que trabajar con nuestro pueblo en la reconciliación y la paz”, Francisco +Leonardo Gómez Serna O.P. Obispo emérito de Magangué Tomado de: Revista Vida Nueva

Lun 14 Ago 2017

“Necesitamos una familia evangelizada”

Esta fue la idea central que quiso transmitir el obispo de Palmira y presidente de la Comisión Episcopal de Familia, monseñor Edgar de Jesús García Gil, al dirigirse a los participantes del Encuentro de Pastoral Familiar que se celebra en instalaciones del episcopado del 14 al 17 de agosto. El prelado recordó que para la Iglesia la mayor preocupación es la Evangelización y en ese ámbito las familias son esenciales. “Queremos recuperar a la familia como la cuna de la Evangelización”, manifestó. Así mismo, afirmó que la Iglesia en su doctrina siempre ha ido reflexionando sobre la familia. En ese sentido destacó que se cuenta con un rico pensamiento y propuestas para la familia. También resaltó los aportes que han hecho los documentos de las Conferencia Episcopales de América Latina y El Caribe animadas por el CELAM. Recordando a Amoris laetitia, monseñor García Gil aseguró que uno de los temas estelares del pontificado del Papa Francisco es la familia. En ese marcó explicó que durante la visita apostólica del Papa hablará sobre la defensa de la vida y la familia. El obispo subrayó el papel de los laicos en su rol de evangelizadores, por ello animó a seguir con ese impulso, sobre todo en las familias. “Necesitamos de las familias para que nos ayuden a cumplir el sueño de la Iglesia: una familia evangelizada”, afirmó. Finalmente recordó que la mayor parte de la vida de Jesús la pasó en la familia, por ello es vital para la Iglesia reflexionar con sumo interés sobre el acompañamiento, la catequesis y las experiencias que vivimos en la Iglesia doméstica. El tema del Encuentro es “Familia, lugar de vivencia y transmisión de la fe”, y en él se construirá el plan nacional de pastoral familiar del próximo trienio. Durante el encuentro los participantes participarán de charlas, talleres y grupos de reflexión.

Mié 9 Ago 2017

No politicemos al papa

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Estamos a un mes de la llegada de Francisco a Colombia. El papa no pasa desapercibido en ninguna parte; no solo porque es un personaje mediático que sabe utilizar gestos y palabras para transmitir un mensaje sino porque representa en sí, concretamente, la cercanía de una realidad trascendente. Por supuesto, no es Dios, ni pretende serlo creando un culto a su personalidad; es más, el papa no usa mucho el título de “Vicario de Cristo en la Tierra” sino que prefiere el de “obispo de Roma”, más concreto y localizado que indica su labor pastoral en una iglesia particular. Para el católico es sucesor de Pedro, para el incrédulo o indiferente es un líder nato. Ahora bien, lamento profundamente que estemos politizando al Papa, su visita apostólica y, peor aún, que hayamos politizado el tema de la paz matriculándola a partidos o procesos. La paz de Cristo se resume en aquella frase del evangelio de Juan dicha en el contexto de la Última Cena: “La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarde”. (Juan 14, 27). Aquello de que “No la doy como la da el mundo” es una buena advertencia porque la paz del mundo es frágil mientras que la paz de Dios es estable. La paz del mundo empieza por afuera (tanto para el pretencioso que piensa que la paz se consigue con la derrota del enemigo bajo las armas como para el ingenuo que cree que la paz solamente es firmar un documento) mientras que la paz de Cristo empieza por adentro. En la actualidad, nadie nos puede quitar la alegría de escuchar menos noticias de atentados guerrilleros o secuestros o desplazamientos, pero ¿por qué surgen nuevos grupos delincuenciales e insurgentes? ¿Por qué los índices de violencia intrafamiliar no caen? ¿Por qué las riñas de navaja en la calle y de trinos en las redes sociales no cesan? Porque la paz no es externa sino interna y se forma en la familia, la escuela, la iglesia, tres instituciones lamentablemente en crisis. Los niveles de odio que manejamos en Colombia son alarmantes. En las confesiones sacramentales un pecado recurrente es la enemistad, el deseo de acabar con el otro, el odio enceguecedor que hace desear el mal a los demás. Estamos enfermos de rencor y necesitamos sendos procesos de reconciliación que solo iniciarán con el reconocimiento de nuestras diferencias y el diálogo respetuoso sin imposiciones. El papa viene a Colombia a alentar un camino de reconciliación, por ello el lema de la visita es “Demos el primer paso… para que en Cristo podamos comenzar algo nuevo en bien de todos”. No viene el papa como jefe de un partido, ni vocero de un “proceso de paz” y aunque es jefe de estado no viene a imponer una ideología política. Viene como testigo de que es posible escucharnos, de que nos une el amor de Dios, de que hay que evitar que el pesimismo erradique la esperanza, que es la raíz cristiana en la que nos apoyamos quienes creemos en que sí es posible la reconciliación en Colombia. Por eso, esta visita es un gran desafío para la Iglesia: ¿Qué acciones concretas estamos haciendo para lograr la reconciliación? ¿Por qué en un país cristiano nos odiamos tanto? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán [email protected]

Lun 31 Jul 2017

Preparémonos para la visita del Papa y oremos por la Familia, Don de Dios

El Comité Teológico Pastoral para la Visita del Papa Francisco a Colombia, cada semana publicará un material celebrativo para prepararnos espiritualmente a esta visita. En esta primera semana se invita a los grupos parroquiales, comunidades de vida, seminarios y familias a meditar, desde la Palabra de Dios, el tema: Familia, Don de Dios. Este material tiene como metodología la Lectio Divina (Lectura Santa). El padre Juan Álvaro Zapata, integrante del Comite Teológico, invita a todos los fieles para que con este material se vayan dando los pasos necesarios para el encuentro con el sucesor de San Pedro y así podamos alcanzar ese 'algo nuevo' para bien de todos los colombianos. El documento viene en dos formatos: uno para imprimir como hojas independientes y el otro es para imprimir como un folleto. DESCARGA: DOCUMENTO I FOLLETO Próxima edición: La Lectio Divina sobre la Reconciliación

Vie 2 Jun 2017

Todos por la familia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - El mes de junio es una fecha especial, porque está dedicado a la familia, queremos poner en las manos de cada uno de ustedes un instrumento para hacer crecer y fortalecer la familia que es el centro de nuestra comunidad, un espacio creado por Dios para transmitir la vida, fortalecer y hacer crecer la vida humana, educar y hacer vigorosos a los hijos y, especialmente transmitir el don de la fe. En la realidad que vivimos, en nuestra sociedad, se siente la fuerza de una batalla sin cuartel contra una de las instituciones más bellas de la humanidad: La Familia. De muchas maneras y por muchas personas se ha querido disminuir y menospreciar el valor de la familia humana. Incluso, algunos, desean y pretenden desnaturalizar lo que la familia es, una comunidad formada por un hombre y una mujer, que en el sacramento del matrimonio, se convierte en el espacio de transmisión de la vida y espacio de comunión intima entre la pareja para amarse y vivir este espacio de “amor y responsabilidad” con la bella expresión de San Juan Pablo II. La familia es una institución querida y bendecida por Dios, ella es una síntesis de realidades admirables: Hogar, Escuela, Iglesia doméstica. En primer lugar, es en la familia donde se transmite la vida, ese don maravilloso de Dios, que entrega al hombre y a la mujer el don precioso de transmitir la vida. De procrear, con el amor, con la ternura y con la comunión de la sexualidad, “formando un solo cuerpo”, la vida humana. Es también en la familia donde se aprenden de modo definitivo los valores y las virtudes, es allí donde se graban de modo indeleble los principios y los fundamentos de toda cultura. Somos herederos de una profunda cultura de la familia, que por ideologías, pensamientos y doctrinas foráneas hemos derrumbado en nuestra sociedad. El Papa Emérito Benedicto XVI decía una vez a las familias en Valencia, España: “Junto con la transmisión de la fe y del amor del Señor, una de las tareas más grandes de la familia es la de formar personas libres y responsables. …Si estos ven que sus padres —y en general los adultos que les rodean— viven la vida con alegría y entusiasmo, incluso a pesar de las dificultades, crecerá en ellos más fácilmente ese gozo profundo de vivir que les ayudará a superar con acierto los posibles obstáculos y contrariedades que conlleva la vida humana. Además, cuando la familia no se cierra en sí misma, los hijos van aprendiendo que toda persona es digna de ser amada, y que hay una fraternidad fundamental universal entre todos los seres humanos” Es la hora de hacer opciones definitivas y estables por lo que nos dará fuerza y aliento para la vida. La Familia es, definitivamente, el campo en el que hay mayor urgencia de acciones, pues desde allí se va construyendo el futuro de toda la sociedad. La Constitución de la República de Colombia, dice que ella es “el núcleo fundamental de la sociedad” y además dice que “El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia” (Constitución, artículo 42). A veces parecería que quienes interpretan estos textos no respetan su profundo sentido y normatividad. Meditemos en lo que decíamos antes, tres elementos que nos ayudan a comprender y potenciar el valor de nuestras familias. Familia Hogar: En la antigua Roma, se conservaba en el ingreso de cada casa (Domus) el fuego sagrado, se llamaba “hogar” y representaba el lugar y las personas que allí vivían. El hogar es pues fuego, calor, comunión, espacio para compartir. Es en este espacio en el que la vida misma nace y se desarrolla de manera natural. En este espacio deben aparecer de modo visible, los sentimientos más puros, la humanidad más viva, la comunión de corazones y de experiencias que permita que cada hogar sea un núcleo indestructible en el que se sienten las verdaderas manifestaciones del afecto, las más sinceras relaciones entre las personas, los vínculos indestructibles que hacen posible un tejido social íntegro, firme y fiel. Por ello es urgente que nos formemos todos en la alegría de ser familia, de ser hijos agradecidos, hermanos fieles y. según el estado propio de cada uno saber ser padre y madre, hijo y hermano a la luz del mandato divino del amor. Familia Escuela: Si allí, humanamente, el hombre y la mujer, los hijos, aprenden a caminar, con mayor razón hemos de formar padres que sean maestros, así como es lícito esperar maestros que sean padres en cada hogar, en cada espacio familiar. Se enseña con el ejemplo, ya lo decía el Papa Emérito, haciendo que las lecciones de la vida sean testimonios de responsabilidad, de generosidad, de actitudes y aptitudes que se desarrollan en espacios libres de violencia y de confusión. Cuánto necesitamos que los hogares formen y eduquen a los niños y jóvenes, de ello depende nuestro futuro. Familia Iglesia Doméstica: Es una verdad innegable: a Dios le conocimos en la familia. La revelación de Dios ocurre en el espacio en el que se le aprende a amar y respetar, en donde surgen las primeras plegarias confiadas, donde se aprende a reconocer en la creación la obra maravillosa del Dios siempre fiel, donde unas manos maternales nos enseñaron a juntar las nuestras para confiar a Dios la vida entera. La familia es escuela de oración, es catequesis viva que sólo será posible, si hacemos del hogar, como decía bellamente la canción “un templo sagrado donde se comulga con hostias de amor” y donde el creyente se siente en pequeña comunidad que aprende a alabar, a agradecer, a suplicar y a ofrecer la vida. Centremos toda nuestra atención en la familia, como la joya más preciosa de nuestra comunidad y de nuestra realidad social, con la esperanza de fortalecerla y así fortalecer los valores materiales y espirituales de nuestra comunidad. Empeñémonos todos en construir la familia, en fortalecerla, en abrir espacios para su crecimiento y su desarrollo. El Estado, como lo hacen ya muchos países del primer mundo tiene que fortalecer la familia, ayudarla, potenciarla. ¡Alabado sea Jesucristo! + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta