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Iglesia

Vie 1 Abr 2022

Una humanidad crucificada

Por: Dario de Jesús Monsalve Mejía - Celebramos, en este 2022, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, desde la gracia de la fe, del Espíritu y la Iglesia. En el seno de esta humanidad e historia de hoy, signadas por la condena masiva de pueblos enteros a la masacre y al desarraigo, la Cruz y el Calvario de los crucificados se prolongan en un gigantesco “Viernes de Dolor” sobre la faz de la tierra. Los pueblos crucificados son la “continuación histórica del Siervo Sufriente", porque, como dice Jhon Sobrino, “al cargar con el pecado” de quienes convierten la humanidad en una pelea por la hegemonía, “se convierten en víctimas que comunican luz y salvación al mundo”. Sin caer en enfoques que reduzcan el don de la salvación en Cristo, o que justifiquen las cruces y el dolor de los pueblos como medios para lograr el bien de la humanidad, no podemos dejar de ver esta procesión mundial de crucificados a la luz de la vida, la cruz y la resurrección de Jesús. Estos pueblos son inocentes pasivos, víctimas del pecado personal, social e institucionalizado, que se traduce en desprecio y abuso por parte de quienes los someten al absurdo de las armas y del fracaso humano, disfrazado como guerra, subversión, insurgencia, contra insurgencia, empresa o iniciativa económica ilícitas. Son nuestros pueblos azotados por diversos actores armados, desplazados de su territorio o confinados en él, diezmados con asesinatos, reclutamiento y despojo. Son poblaciones como la de Ucrania y Rusia, sometidas por los tejemanejes internacionales a la enemistad, el odio, el sacrificio y la destrucción, con devastadores efectos en los países vecinos y en el bienestar mundial. ¿Podemos conmemorar la Pasión de Cristo, del Dios y Hombre hecho humanidad, solidaridad y salvación para todos, sin acoger este clamor de paz y por el cambio de culturas y de estructuras injustas? La Semana Santa 2022 nos haga comprender y experimentar en la vida personal la gracia de ser amados y perdonados, de ser hechos partícipes de la muerte y resurrección de Cristo, para que vivamos la vida como un continuo en sí misma, victoriosa ya sobre la muerte, sobre el odio y la culpa, abierta al ascenso infinito del espíritu que se absorbe la materia, encaminada hacia la perfección del amor y de la Alianza Eterna con Dios. No basta con “estar al pie de la cruz” ni con mirar desde la comodidad personal a quienes la cargan, en esta procesión de condenados a desgracia y muerte. Es necesario estar en la cruz misma, crucificados por la fuerza desmedida y generosa del amor al prójimo, a todo prójimo, sin excluir de la salvación, como despropósito del “perdón en Cristo”, a quienes tienen sus manos y mentes envenenadas de muerte y de codicia insaciable. ¡Tenemos qué ESTAR EN LA CRUZ! Ahí donde Jesús venció a las huestes del odio, del sinsentido y la inhumanidad. Ahí donde María estaba crucificada con el Hijo de sus entrañas, carne, huesos y sangre de su misma humanidad. Ahí donde el amor no puede serlo sino con el sobrepaso de todo sentimiento de odio, venganza, ira y mentira. Ahí donde impera la no violencia de quien está clavado de pies y manos para no ceder a la tentación de la fuerza. La comunión del Viernes Santo, unida a la Cruz proclamada en la Palabra, orada en la Oración Universal, y adorada con un gesto de amor ante el Santo Crucifijo, nos recoja este año a todos en intercesión por la humanidad entera, por las víctimas todas, incluidas las que la propaganda ideológica y mediática criminaliza y oculta para mantenernos divididos. Oremos unidos por la rendición de todo corazón humano ante el Corazón Sangrante de Jesús y el Inmaculado Corazon de María. Invito a todos a tener en sus manos, ante sus ojos, en sus oídos y corazones, la sentida e inspirada ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, hecha por el Papa Francisco el pasado viernes 25 de marzo, para consagrar a Rusia y Ucrania a la Santísima Virgen. Sea una infaltable oración de toda familia católica, en toda comunidad e institución, difundida por todos los medios posibles, el Viernes y Sábado Santo. La imagen de La Dolorosa, desde la noche del Viernes Santo y durante el gran silencio del día, en el Sábado Santo, nos recoja ante la Cruz y El Crucificado, quien en su santa resurrección nos muestra las manos con sus llagas y el costado abierto por la lanza. “Con Cristo estoy crucificado. Y no vivo yo: es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20). Ante una humanidad crucificada, nadie quede por fuera de nuestra súplica al Dios Misericordioso. El “PERDÓNALES” de Jesús esté en los labios de las víctimas y de todo creyente, que no solo se postra ante La Cruz, sino que crucifica en su corazón todo sentimiento y toda actitud contra sus semejantes. El “perdónanos como también nosotros perdonamos” resuene como oración común allí donde “dos o más se reúnan en mi nombre”. ¡Mi saludo, bendición y abrazo fraterno en esta Pascua! En el nombre, la presencia, la palabra, el poder y el Espíritu de Jesús, Amén. + Dario de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali.

Jue 31 Mar 2022

El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Abril 03 de 2022 Primera lectura: Isaías 43, 16-21 Salmo: 126(125), 1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Filipenses 3, 8-14 Evangelio: Juan 8, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este domingo nos apartamos del evangelio de Lucas para entrar, dentro del evangelio de Juan, en un bellísimo pasaje que de todas formas tiene sabor lucano y no pierde de vista la experiencia de la misericordia. Se trata del episodio de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8,1-11). Frente a ella y también frente a sus acusadores hoy vemos a Jesús como Señor de la misericordia y del perdón, que penetra en lo más íntimo del corazón del hombre. El contexto del pasaje es del conflicto. Como vimos el domingo pasado, la misericordia de Jesús escandalizó a los fariseos y escribas de su tiempo. Por eso desaprobaron la praxis de Jesús y buscaron la manera de demostrarle que solamente su comportamiento era el que correspondía a la voluntad de Dios. Para ellos el punto de referencia era estrictamente la Ley. Precisamente en este punto es que ahora ponen a prueba a Jesús y ésta será la ocasión para una magnífica enseñanza sobre el dinamismo del perdón: reconocer el pecado, ser perdonado y perdonar a los demás. Y viceversa, así como no está autorizado para juzgar quien tiene motivos para ser juzgado, igualmente sólo quien perdona puede ser perdonado por Dios[14]. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? A Jesús le presentan una mujer sorprendida en adulterio, con ello buscaban algún motivo para hacerle caer. Según la ley de Moisés, la mujer adúltera debía ser lapidada. Si Jesús aceptaba la lapidación, la misericordia que él predicaba quedaría desvirtuada; si la rechazaba, estaría contrariando la Ley. La respuesta de Cristo es una lección de justicia y misericordia: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Quienes pedían castigo por el pecado, estaban llenos también de culpa. A la mujer, quien ha quedado sola con Él, Jesús, le ofrece su misericordia diciéndole: “yo tampoco te condeno”, pero la invita a la conversión: “vete y no peques más” 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? [15] 1. Después de pasar la noche en el monte de los Olivos, Jesús madruga para ir al Templo y allí lo rodea una gran cantidad de gente que busca su enseñanza. El texto dice que el auditorio estaba compuesto por “todo el pueblo”. Pareciera exagerado, pero es la manera de ambientar la escena y preparar lo que viene: Jesús está ante la Ciudad Santa en calidad de “Maestro”, por eso dice “se sentó y se puso a enseñarles”. El reconocimiento de la autoridad de Jesús llega al máximo entre la gente. Puesto que “todo” el pueblo está allí, un fracaso ante los otros maestros podría desautorizarlo definitivamente. La situación es peligrosa. La situación será aprovechada por los enemigos de Jesús para emboscarlo en una trampa jurídica, desacreditarlo y llevarlo al patíbulo. 2. En esa circunstancia, “los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio”. Parece ser que el hecho es indudable. Al respecto la Ley es muy clara: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera” (Levítico 20,10). Jesús es abordado como Maestro que debe dar el veredicto. Los acusadores le presentan a Jesús el hecho; le recuerdan la norma de la Ley: “Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres”; le piden el veredicto: “¿Tú que dices?”. Jesús es colocado entre la espada y la pared, en principio no le queda más alternativa que asociarse a la praxis de sus adversarios y responder pidiendo la pena de muerte de la mujer. De no hacerlo daría suficientes motivos para ser señalado de actuar contra la Ley de Dios. El evangelista nos dice que “esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle”. Oportuna precisión que saca a la luz la cuestión de fondo: Si Jesús aprueba el comportamiento de sus enemigos, también acepta su posición contra los pecadores; en consecuencia, tendría que ponerle fin a su praxis de misericordia y aparecer ante el pueblo como un falso maestro. Pero si Jesús no lo hace, resulta que termina desaprobando una Ley inequívoca ante un hecho inequívoco, e igualmente daría motivos para ser acusado de falso maestro que aparta a la gente de la Ley de Dios y, en consecuencia, debería ser quitado de en medio del Pueblo. Jesús responde con un gesto y con una frase. El gesto silencioso: “Inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra”. Jesús no se precipita para dar el veredicto, se toma un tiempo. Quizás esto sea lo más importante puesto que lo hace dos veces, enmarcando la única frase que pronuncia. Su primera respuesta es el silencio, un silencio que invita a todos a la reflexión. Jesús se comporta como si estuviera completamente solo, concentrado en su juego de hacer garabatos en la tierra. Este gesto podría ser interpretado como una indicación de la calma y la seguridad que Jesús tiene; como una manera de cansar e irritar a sus enemigos; como un gesto simbólico. Muchos han explorado la tercera posibilidad, una de las más interesantes es la que ve allí la referencia de Jeremías 17,13: “Los que se apartan de ti, en la tierra serán escritos, por haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yahveh”. De ser así, ¿Jesús le estaría recordando a sus adversarios que son infieles a Dios y merecen ser escritos en el polvo y extinguidos? De cualquier forma, ellos pierden la paciencia y presionan a Jesús para que les dé una respuesta. Jesús se levanta y les dice la siguiente frase: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”. Por fin Jesús los toma en cuenta y se dirige directamente a sus adversarios citando de forma adaptada la norma de Deuteronomio 17,7. Con sus palabras, les hace caer en cuenta de un tercer elemento que no han tenido en cuenta: ellos apuntaron el delito, lo confrontaron con la Ley; pero no han tenido en cuenta sus propios pecados. Ellos no pueden presentarse como si no tuvieran ninguna falta y por eso también necesitan de la paciencia, de la misericordia y del perdón de Dios. ¿Por qué tienen tanto afán en la condenación de la mujer adúltera? Los escribas y fariseos quieren tratar a la mujer como un caso más, fríamente, como si fuera un problema de aritmética. Jesús introduce una nueva consideración: la situación de los acusadores ante Dios. Los lleva a examinarse a sí mismos, ¿cómo quisieran ser tratados? Jesús deja un nuevo espacio de reflexión. Los adversarios son honestos y aceptan en su corazón la palabra de Jesús: “al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”. Lo mismo hace todo el auditorio. ¡Qué increíble lección recibieron aquel día! Ninguno de los presentes afirmó que no tuviera ninguna culpa ni arrojó la primera piedra. Todos se fueron. Jesús y la mujer quedan solos. 3. Jesús se levanta y se percata de que no quedan sino la mujer y él. Hasta el momento Jesús se ha dedicado a los acusadores, ahora se dirige a la mujer acusada. Este grandioso momento final gira en torno a un diálogo delicado y concreto entre los dos. Jesús hace dos preguntas y dos afirmaciones: Las dos preguntas aclaran la nueva situación: los acusadores ya no están y ninguno ha condenado a la mujer. En las dos afirmaciones Jesús plantea su propia posición: tampoco él la condena a la pena de muerte y la despide exhortándola a comenzar una nueva vida. En otras palabras: una absolución y el encargo de una nueva tarea. Interesante esta postura de Jesús: no le aprueba el pecado, pero tampoco se lo relativiza como si no hubiera pasado nada. Jesús le habla enérgicamente pidiéndole que se abstenga del comportamiento que la apartó de la voluntad de Dios y la expuso a la muerte. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos” (Sor Faustina Kowalska) _________________ Recomendaciones prácticas: • Comienza la semana de dolor. Por tanto, una oportunidad privilegiada para convocar a una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, en este domingo venimos como la mujer pecadora del Evangelio, a postrarnos ante Jesús, reconociendo en Él no un verdugo, sino un juez justo que dicta sentencia de amor, un médico que sana las heridas de nuestro corazón y un guía que nos indica el buen camino. Sintiéndonos acogidos por su amor fraternal, celebremos con alegría estos Sagrados Misterios. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, Dios promete sanar la aridez de nuestra vida y transformar nuestro corazón. Como san Pablo estamos llamados a reconocer esas maravillas que Cristo realiza en nuestra vida, a darle a él el primer lugar. Aun cuando todos nos rechacen, el Señor estará a nuestro lado, perdonando, amando y cambiando lo malo que hay en nuestro interior. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos al Padre del cielo por las necesidades e intenciones de todos los que se preparan para vivir la pascua de su Hijo, con un corazón contrito y humillado. Digamos con fe: R. Padre de amor y misericordia, escucha nuestra oración. 1. Pidamos al Señor por el Papa y todos los ministros de la Iglesia, para que, escuchado el mandato del Señor a seguirlo y negándose a sí mismos, permanezcan fieles al amor que profesaron en la respuesta que dieron a su vocación. 2. Supliquemos al Señor por la Iglesia y por todos los fieles que viven este tiempo de Cuaresma, para que caminen como compañeros, uno al lado del otro en el mismo camino. 3. Imploremos al Señor por nuestros gobernantes, para que no dejen de atender las súplicas y necesidades del pueblo, promoviendo la justicia, la equidad y los valores del respeto a la dignidad humana y trabajen siempre por el bien común. 4. Oremos al Señor, por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parrhesía, integrando la libertad, la verdad y el amor. 5. Roguemos al Señor por las necesidades particulares de nuestra comunidad, especialmente, por todos los hermanos que buscan ser cada vez más fieles a la misericordia de Dios y sufren en su cuerpo y alma, la persecución por causa de la predicación del evangelio. Oración conclusiva Escucha Padre de bondad, estas súplicas que te dirigimos, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén. _________________ [14] Cfr. P. Fidel Oñoro. Pistas para Lectio Divina Ciclo C. [15] Cfr. P. Fidel Oñoro. Pistas para la Lectio Divina Ciclo C.

Mié 30 Mar 2022

¡Alta tensión!

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - La tensión que se vive hoy entre Rusia y Ucrania, pone en riesgo las libertades, la economía mundial y deja en evidencia lo que un solo hombre, puede hacer maquiavélicamente, cuan do detenta el poder, manipulando conciencias, usando la mentira como medio de gobierno y generando fratricidios, ‘la muerte entre hermanos’. El rostro de Vladimir Putin no es desconocido para el mundo; cuando se le ve ante las cámaras, aparece con un rostro adusto, una mirada siempre fija, pocos movimientos corporales, casi impávido, voz dominante y desafiante; ‘la imagen de un político pragmático, duro y decidido’, que se ha ido fortaleciendo con el pasar del tiempo. Desde muy joven, en su misión de espía aprendió el arte del engaño, la artimaña del fingimiento y desde, el Kremlin, se ha ido posicionando, a lo largo, de los años, con la anuencia de sus compatriotas, como un dictador que, aunque habla de auténtica democracia, ha llevado a Rusia a la mutación hacia una autocracia. Digo, con la anuencia de sus compatriotas, pues, aunque su popularidad ha ido deteriorándose por sus políticas de guerra, es constatable, que un alto porcentaje de la población está a favor de las políticas de gobierno de Putin; muchos consideran, que ‘Rusia ha estado siempre mejor cuando la han dirigido con mano dura’, como en tiempos de Stalin, Pedro el Grande, Catalina la Grande e Iván el Terrible. Estos son datos de Bernhard Mohr, en su obra “Democracia envenenada, Rusia en la era de Putin”. No es sólo el petróleo o el gas lo que está en juego, es el poder de un imperio, ya que, aunque Rusia es una potencia mundial perdió la hegemonía de un poder en la unificación de la Unión Soviética, que aún hoy muchos siguen anhelando. En esta amenaza mundial, de nuevo los organismos internacionales, evidencian su resquebrajamiento moral y su falta de sindéresis, a la hora de apoyar un gobierno o combatir a quienes detentan el poder, subyugando a sus pueblos. Es la muestra de una burocracia que sigue rampante, mientras el clamor de los ciudadanos de muchos países, como Venezuela, Nicaragua, Cuba, se esfuma en el horizonte sin que haya soluciones de raíz. Indudablemente la arremetida de países europeos, estados Unidos, empresarios, multinacionales, encerrando a Rusia, en medio de bloqueos económicos, es una medida, que aún no ejerce la presión que debería darse. Lo que sí es valioso, es el intento de muchos países, de la ONU y de la misma Iglesia, por promover el diálogo como camino para bajar la tensión y llegar a acuerdos importantes para la paz. Pese a todos los esfuerzos, Putin sigue aferrado a sus consignas de dominio y extermino. No entendemos cómo en nuestros países, los mandatarios gobiernan desde sus propias políticas y no con políticas de estado. Baste dos ejemplos: si un mandatario es pro-vida, defiende la vida; si no lo es, además de atacarla, promueve el aborto. Otro ejemplo, un mandatario propone sus reformas económicas y aplica sus propios modelos, con el riesgo de terminar instaurando su propia ideología, dañina para la democracia; si no tiene mucho conocimiento en economía, termina bajo la línea de ensayo-error, con economías alternas, no científicas y menos aplicables a sociedades democráticas. Esta manera de gobernar es infame. Seguramente los lectores, coincidirán conmigo en algunas ideas relevantes sobre Putin, sin embargo, permítanme sugerirles el texto “La democracia envenenada”, en la que Bernhard Mohr, hace un recorrido histórico, cultural y social por Rusia y las intenciones de Putin. Quizá sea hora de comprender lo que está ocurriendo en Europa, la alta tensión entre Rusia y Ucrania y darnos cuenta que, Colombia, no está exenta de estos avatares de la guerra. Los colombianos tendríamos que hacer un examen de conciencia para reconocer que aunque seguimos hablando de ‘democracia’, hemos usado tanto este concepto, que ahora se le piensa y se le define con ambigüedades; es importante que los ciudadanos actuemos con responsabilidad, acudiendo a las urnas, sin dejar mancillar la conciencia, vendiendo o comprando votos; votando con dignidad por aquellos que realmente serán nuestros mejores representantes, capaces de defender, no sus intereses personales, sino los derechos de una sociedad. Hoy se requieren gobernantes que defiendan la vida, que promuevan los derechos de todos y custodien, especialmente los derechos de los más vulnerables, de los pobres y descartados socialmente; que no negocien sus principios, que se preocupen por la familia colombiana, por una educación integral, por el desarrollo de los pueblos, con la participación de todos; que tenga un respeto por la ‘persona’ y se consagren a un gobierno de todos, para todos y con todos. + Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Mar 29 Mar 2022

“Aspectos Catequéticos y Pastorales de la Liturgia”

Fue el tema principal de estudio que se abordó, durante el primer encuentro regional de delegados y profesores de liturgia de la región Cundiboyacense, realizado en la ciudad de Tunja del 23 al 25 de marzo. Sus organizadores, señalaron que este espacio fue “un verdadero tiempo de gracia, de reflexión y estudio, de compartir espiritual y fraterno. Ha sido valiosa esta oportunidad de integración entre sacerdotes con una misión en común, que es la de orientar la vida litúrgica en sus respectivas iglesias particulares. Además, ha sido una importante ocasión para conversar sobre la realidad litúrgica de estas Diócesis del centro del país”. El encuentro que se realizó en el Centro de Espiritualidad de las Hijas de la Iglesia, contó con la acogida y las palabras de bienvenida de monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y del padre Jairo de Jesús Ramírez Ramírez, director del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal. Se resaltó el aporte enriquecedor que hiciera el padre Tadeo Albarracín, de la arquidiócesis de Bogotá, quien dirigió una ponencia sobre los sacramentos. Otros temas abordados fueron: actos litúrgicos y religiosidad popular; dimensión catequético-pastoral de la liturgia; catequesis mistagógica sobre el pregón pascual; presencialidad y virtualidad en las celebraciones litúrgicas. También cabe destacar dos momentos de experiencia eclesial tenidos en estos días: la visita al Seminario Mayor San José y la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora del Milagro, en este último, los participantes se unieron en la Consagración de Ucrania y Rusia a la Bienaventurada Virgen María, según el deseo del Papa Francisco. El encuentro sobre la pastoral litúrgica desde su dimensión catequética hizo reflexionar en la pertinencia de la formación litúrgica del pueblo de Dios y de posibilitar unas celebraciones litúrgicas bien preparadas, que reflejen y hagan comprensible verdaderamente el misterio de Cristo.

Lun 28 Mar 2022

“Jóvenes no sé nieguen la oportunidad de escuchar a Jesús en su corazón” Mons. Olave

Del 22 al 24 de marzo se celebró en Bogotá el trigésimo séptimo encuentro Nacional de Delegados Diocesanos de Pastoral Juvenil, donde participaron casi un centenar de jóvenes delegados de esta pastoral en representación de las diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país. Mons. Orlando Olave Villanova, obispo de Tumaco y miembro de la Comisión Episcopal del Estado Laical, quien acompañó el evento, celebró que, después de varios años se hayan podido reencontrar de manera presencial con los delegados y delegadas de las Iglesias particulares, esto dijo él “para retomar el itinerario que desde la pastoral juvenil de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) se viene animando en el país”. “Me dio mucha alegría poder encontrar cerca de 100 delegados de todo el país, sabemos que este recomienzo ha sido muy duro, pero bueno en el nombre del Señor lo hemos hecho. Hemos mirado la realidad, los contextos de esos rostros y hemos escuchado esas voces juveniles, obviamente eso nos hace contrastar con el Plan Nacional de Pastoral Juvenil que se viene trabajando desde la CEC y que creo, es el elemento, es el itinerario, es el faro que guía nuestro quehacer en la pastoral juvenil, en cada una de las circunscripciones eclesiásticas”. El prelado recordó que la prioridad de la Iglesia siempre han sido los jóvenes “ellos son el sentido de nuestro ejercicio de nuestro trabajo, nuestra cercanía en medio de sus dudas e incertidumbres” y agregó “a todas estas dudas que surgen, la respuesta es solo una “Jesús”, no sé nieguen esa oportunidad de escuchar a Jesús en su corazón, de escucharlo en la Iglesia y en los sacramentos”. El joven, Sergio Campo, delegado juvenil de la regional amazónica, no escatimó palabras para expresar su alegría por este reencuentro presencial, y dijo que fue un espacio que sirvió para fortalecer todos los procesos de la pastoral tanto a nivel diocesano, como regional. “Este encuentro nos deja una gran experiencia y una gran motivación para seguir trabajando de la mano de Dios, de la mano de Jesús, para seguir evangelizando a toda la juventud de Colombia”. Por su parte, la hermana Arelis Gaviria Montoya, directora del Departamento de Estado Laical y Juventud de la CEC, observó que fue un momento donde se pudo escuchar las voces de los jóvenes, sus anhelos y sueños, tanto en el contexto eclesial como social. “Ha sido un espacio que nos ha permitido en clave sinodal reunirnos por regiones, para organizar, evaluar, revisar nuestros proyectos de pastoral juvenil y así, poder acompañar de manera más significativa a todos nuestros jóvenes en los procesos formativos que requieren en las jurisdicciones, donde el anuncio del evangelio sea lo primero”, concluyó la religiosa.

Lun 28 Mar 2022

San José, maestro de la escucha

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Hemos celebrado la solem­nidad de san José, patrono de la Iglesia Universal, de nuestra Diócesis y de varias ins­tituciones de nuestra Iglesia Par­ticular. Son muchas las virtudes que hemos reflexionado sobre la figura de san José, pero en este momento lo vamos a considerar como maestro de la escucha. San José escuchó todo lo que Dios le pedía y en el silencio de su vida lo pudo realizar, en una acti­tud obediente a la voluntad de Dios. El Evangelio nos presenta a san José en silencio, sin embar­go, toda su vida es una escucha atenta de la llamada del Señor, con corazón abierto y disponible para todo lo que Dios le pide. San José escuchando en silencio supo contemplar el misterio del plan de Dios, que se hizo hombre como nosotros, para perdonarnos y lle­varnos a la vida eterna. El Papa Francisco ha convocado a la Iglesia Universal a participar del sínodo, que tiene como lema: “Por una Iglesia sinodal: comu­nión, participación y misión”, haciendo énfasis en la necesidad de la escucha de unos para con otros, realidad tan difícil de con­cretizar en una sociedad del ruido, de los afanes, del individualismo y la ansiedad, que impide arrodi­llarse en silencio a escuchar; en primer lugar, la Palabra de Dios que nos guía, nos orienta y nos ilumina, pero también escuchar al otro, que necesita una escucha atenta, compasiva y misericordio­sa, capaz de mirar el dolor ajeno y hacerlo propio. Escuchar significa hospedar al otro en el propio co­razón, y por eso la escucha es una puesta en práctica de la caridad, es la obra de caridad más necesa­ria, sencilla y eficaz en el momen­to presente. El ambiente familiar hoy necesita muchos espacios de escucha, el esposo que escuche a la esposa, la esposa que escuche al esposo, y como padres escuchen a los hijos, estos también escuchen a sus pa­dres y juntos escuchen al Espíritu Santo, para descubrir entre todos la voluntad de Dios, de tal mane­ra que en el hogar no prevalece el que más grite, maltrate o alce la voz, sino quien sea capaz de permanecer en silencio escuchan­do al otro, sin pedir muchas razones y explicaciones, sino hospedando al próji­mo en la propia vida, para compartir juntos las alegrías y las tris­tezas, los aciertos y desaciertos del diario vivir. San José con una fe firme nos en­seña a escuchar la voz de Dios, con la disposición de la obedien­cia a su voluntad y con gran doci­lidad, a su Palabra. La misión que se le confiaba no era fácil de en­tender en el momento, sin embar­go, con la simplicidad de su vida interior, supo contemplar al Señor y obedecer sus mandatos desde una vida silenciosa. San José que vivió en silencio fue el primero en escuchar la Palabra. Al respecto San Juan Pablo II en ‘Redempto­ris Custos’ (Custodio del Reden­tor) afirma: “El clima de silencio que acompaña a todo cuanto concierne a la figura de José se extiende también a su trabajo de carpintero en su casa de Nazaret. Se trata de un silencio que revela de manera especial el perfil in­terior de esta figura. Los Evan­gelios hablan exclusivamente de lo que José ‘hizo’, pero permite descubrir en estas ‘acciones’, envueltas en el silencio, un clima de profunda contemplación del misterio de Dios” (RC 25). Este silencio es contemplativo del misterio de Dios, que como luz ilumina a todo ser humano, por eso san José habló más con el si­lencio que con las palabras, él que conoce su misión, la cumple totalmente y está completamen­te atento y presente para hacer la volun­tad de Dios, en una actitud de obedien­cia sin límites. San José el hombre de la fe, de la disponibili­dad, de la obedien­cia y de la entrega de sí mismo para realizar los pla­nes de Dios y servir a la humani­dad, es modelo en nuestro camino de vida cristiana y en mostrar con el ejemplo de vida el Evangelio a todos los que nos encontramos ca­minando juntos en la misión que cumplimos. Desde el primado de la Gracia de Dios y de la vida interior en cada uno, san José enseña la sumisión a Dios, como disponibilidad para dedicar la vida de tiempo com­pleto a las cosas que se refieren al servicio del Señor, logrando ha­cer su voluntad, desde el ejercicio piadoso y devoto a las cosas del Padre Celestial, que ocupaban el tiempo del niño Jesús, desde que estaba en el templo en medio de los doctores de la ley escuchándo­los y haciéndoles preguntas (Cf. Lc 2, 46 - 49). Ser cristiano hoy teniendo como modelo a san José, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir la esperanza con la confianza pues­ta en Dios, aún en los momentos de dolor, saber estar como Ma­ría al pie de la Cruz, esperando la promesa de la salvación y vi­vir en cada momento la caridad como amor total a Dios, en quien vivimos, nos movemos y existi­mos, también amando al prójimo en una entrega de total donación y escucha, sobre todo a los más pobres, sencillos y humildes que están frente a nosotros. La Iglesia siempre ha mirado a María y a José como modelos y patronos, reconociendo que ellos, no sólo merecieron el honor de ser llamados a formar la familia en la que el salvador del mundo quiso nacer, sino que son el signo de la familia que Él ha querido reunir; la Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Que la contemplación de la figura de san José nos ayude a todos nosotros a ponernos en camino, dejando que la Palabra de Dios sea nuestra luz, para que así, encendido nuestro corazón por ella (Cf. Lc 24, 32), podamos ser auténticos discípu­los de Jesús y transformar la vida en Él, siguiéndolo como Camino, Verdad y Vida, en la acogida de la Palabra de Dios y en la escucha de unos para con los otros caminan­do juntos. Para todos, mi oración y mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 28 Mar 2022

Obispo pide orar, cuidar y acompañar a los sacerdotes

En la sede del episcopado se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Delegados de Pastoral sacerdotal, que tuvo como objetivo “afinar y afianzar la conciencia en el trabajo de cuidado y acompañamiento de nuestros sacerdotes”, así lo expresó monseñor Luis Albeiro Maldonado Monsalve, obispo de Mocoa y miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados. El también encargado de la pastoral sacerdotal en Colombia, indicó que es preocupación de todos los obispos del país, la situación anímica y afectiva del clero, quien también se ha visto afectado por la coyuntura mundial de la pandemia, es por ello, que “cada Obispo tiene una preocupación por su presbiterio y delega un sacerdote para que ejerza el cuidado y acompañamiento en las situaciones distintas en que vive cada sacerdote. Estamos analizando la realidad en que se encuentran, generando el diálogo para concertar algunos criterios orientativos que nos lleven al desempeño de esta noble tarea”. El prelado recordó que si bien es competencia del obispo encargado velar y acompañar a los sacerdotes, también es tarea de quienes por desempeños pastorales, estén cerca de ellos, les brinden el cuidado, apoyo y acompañamiento necesarios. “A veces se piensa que el acompañamiento a los sacerdotes es solamente competencia del obispo o del delegado, pero yo creo que es competencia y responsabilidad primeramente del obispo, pero también es del presbiterio, es de la comunidad parroquial, es de todos los bautizados, que oran, cuidan y los acompañan”. En desarrollo del encuentro se definieron líneas de acción A su vez, el padre Manuel Vega, director del Departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada del Secretariado Permanente del Episcopado, indicó que este encuentro estuvo orientado por el principio de la sinodalidad, es decir, fue un espacio de escucha. El sacerdote observó que, luego de un análisis de realidad de la vida sacerdotal en el país, se plantearon algunas líneas de acción a nivel de provincia eclesiástica y se solicitaron apoyos propios desde el Departamento de Ministerios Ordenados. Testimonio: “Si un sacerdote está bien, la comunidad estará bien” Por su parte, el padre Rodrigo Gallego Trujillo, delegado de la pastoral sacerdotal de la Diócesis de Buga y quien participó del encuentro, dijo que este espacio fue un momento importante para reflexionar sobre la necesidad de pastorear a los pastores y agregó que “si un sacerdote, un párroco o el pastor están bien, las comunidades estarán bien”. “Vale la pena pedirles a ustedes su oración, no desfallecer en la plegaria por los ministros ordenados, cada sacerdote es una historia vocacional, una historia de fidelidad de Dios con nosotros”. El sacerdote añadió además que, para dar una mejor respuesta a los desafíos de la pastoral de estos tiempos, se hace necesario seguir formando a los sacerdotes, en lo espiritual y en la lectura activa de los signos de los tiempos, esto, afirmó el sacerdote, es una conclusión que sale del encuentro.

Vie 25 Mar 2022

Voz del Pastor | 27 de marzo de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32