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Iglesia

Dom 17 Abr 2022

La humanidad necesita un nuevo amanecer, afirma arzobispo de Bogotá

Durante la celebración más grande de la fe cristiana: la Pascua de Resurrección, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado colombiano invitó a pedir al Señor que “quite de nosotros la levadura del pecado, de la mentira, de la injusticia y renueve nuestra vida personal, familiar, social. Haga de nosotros panes ácimos de sinceridad y verdad”. En medio del gozo de la resurrección, del triunfo del amor y de la esperanza sobre la muerte, el prelado señaló cuatro verdades para nuestra vida: El Señor Resucitado acompaña nuestro camino: Nuestro país, la humanidad puede estar triste, pero el Resucitado no se va, siempre nos acompaña, desde el nacimiento hasta la muerte natural. El Señor Resucitado dialoga, escucha, se interesa por nosotros: Permanece cerca, nos acompaña en el camino e ilumina con las Escrituras. El Señor Resucitado es cercano: En la Eucaristía reconocemos al Resucitado y Él se hace presente en medio de nosotros. Cada Eucaristía es presencia del Resucitado, del triunfo sobre el pecado y la muerte; es presencia del Dios vivo, del Dios hermano, del Dios con nosotros. En un mundo amenazado por la Guerra, la Pascua es encuentro con el rostro amoroso y misericordioso de Cristo. El Señor Resucitado nos renueva a todos: El encuentro con el Señor Jesús nos renueva en la alegría, en la vida comunitaria, en la misión. “Volvamos al reencuentro, porque la vida cristiana se vive en comunidad (…) Nos lleva a vivir nuestra condición de misioneros testigos de que Jesús pasó haciendo el bien; lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día. Nos encargó predicar al pueblo y dar testimonio”. “Todos los que creen en Él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”. Finalmente, monseñor Rueda exhortó a orar por la renovación de la gracia bautismal y para que la Iglesia sea un fermento que ayude a combatir los signos de muerte y de pecado presentes en la humanidad. Acogió a Colombia y al mundo al amparo maternal de María Santísima e insistió en la importancia de cultivar la sinceridad y la verdad, que nos lleva a: - Pasar del orgullo a la humildad. - Reconocer que necesitamos de Dios y de los hermanos. - A encontrar los caminos de la amistad social. - A cultivar el diálogo para solucionar los conflictos - A salir de la crisis de la agresión verbal y el engaño. La celebración del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, en la Catedral Primada de Bogotá, inició con la procesión con el Resucitado, por el centro de la capital colombiana. Presididos por el padre Jorge Marín, párroco, cientos de personas acompañaron este signo de gozo. El Batallón Guardia Presidencial rindió honores a Jesús Resucitado. Las lecturas de este domingo hicieron eco de la buena noticia de la Pascua: “Cristo ha resucitado”. Nos trasladan a la entrada del sepulcro vacío para ser testigos del triunfo de la vida sobre la muerte; y nos exhortan a vivir unidos a Cristo resucitado, fuente de nuestra vida y razón de nuestra fe. Previo a la bendición final, con la lectura del decreto de la Penitenciaría Apostólica, se dio apertura al Año Jubilar por el Bicentenario de la consagración de la Catedral Primada de Bogotá (1823 -2023). Fuente: Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones Foto:Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones

Dom 17 Abr 2022

Él había de resucitar de entre los muertos

DOMINGO DE PASCUA EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR Abril 17 de 2022 Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 10, 34a.37-43 Salmo: 118(117), 1-2.15c y 16a y 17.22-23 (R. 24) Segunda lectura: Colosenses 3, 1-4 o bien 1 Cor 5, 6b-8 Evangelio: Juan 20, 1-9 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En este Domingo de Pascua gritamos con todas nuestras fuerzas y desde lo más profundo de nuestro corazón: “¡Cristo ha resucitado de entre los muertos dándonos a todos la vida!”. Este es el Domingo que le da sentido a todos los domingos en el que, con la ayuda del Espíritu Santo, queremos hacer una proclamación de júbilo y de victoria que sea capaz de asumir nuestros dolores y los transforme en esperanza, que nos convenza de una vez por todas que la muerte no es la última palabra en nuestra existencia. A la luz de esta certeza hoy brota lo mejor de nosotros mismos e irradia con todo su esplendor nuestra fe como discípulos de Jesús. Efectivamente, somos cristianos porque creemos que Jesús ha resucitado de la muerte, está vivo, está en medio de nosotros, está presente en nuestro caminar histórico, es manantial de vida nueva y primicia de nuestra participación en la naturaleza divina, de nuestro fundirnos como una pequeña gota de agua en el inmenso mar del corazón de Dios. Y nos levantamos con una nueva mirada sobre el mundo porque la resurrección de Jesús tiene un significado y una fuerza que vale para toda la humanidad, para el cosmos entero y, de manera particular, para los dolorosos acontecimientos que afligen a la humanidad. La Buena Nueva de la Resurrección de Jesús es palabra poderosa que impulsa nuestra vida. Por eso en este Tiempo Pascual que estamos comenzando tenemos que abrirle un surco en nuestro corazón a la Palabra, para que la fuerza de vida que ella contiene sea savia que corra por todas las dimensiones de nuestra existencia y se transforme en frutos de vida nueva. Es así como la Buena Noticia de que Cristo ha resucitado cala hondo: se entreteje con nuestras dudas, con nuestro ensimismamiento en la tristeza, delatando nuestra pobre visión de la vida y mostrándonos el gran horizonte de Dios desde donde podemos comprender el sentido y el valor de todas las cosas. Cristo resucitado se hunde en nuestro corazón y desata una gran batalla interior entre la vida y la muerte, entre la esperanza y la desesperación, entre la resignación y la consolación. San Gregorio Nacianceno, predicando en un día como hoy decía: “Ha aparecido otra generación, otra vida, otra manera de vivir, un cambio en nuestra misma naturaleza”. ¡Esa es hoy nuestra seguridad! 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el Evangelio, encontramos dos escenas muy bien tejidas en relación con el sepulcro: la reacción de María Magdalena y la de Pedro y del discípulo amado. Esta última está preparada por la anterior y da la clave con que interpretar el sepulcro vacío: creer sin ver la resurrección de Jesús. La ida de María Magdalena al sepulcro introduce otra ida, la de Simón Pedro y el otro discípulo, “a quien Jesús amaba”. Ambos se mueven por la denuncia del robo del cuerpo del Señor. Así consta que no fueron sus discípulos y que el amor mueve a María Magdalena a ir a encontrar al Señor, aunque siempre es el Señor quien se deja encontrar. La escena de la reacción de Pedro y del otro discípulo destaca la reacción del discípulo amado ante la misma visión: los lienzos puestos en el suelo y el sudario.., puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Son señales que nos remiten a Juan 11, 14, donde el muerto Lázaro sale «atado» . El discípulo amado lo ve y cree. El evangelista no indica, sin embargo, cuál es la reacción de Pedro después de haber visto. Con ello no quiere dejar en mal lugar a Pedro, sino que quiere afirmar que existió un discípulo que creyó en el Señor resucitado antes que las apariciones lo confirmaran. Nadie se esperaba la resurrección de Jesús. Sólo se «ve» desde la fe que surge del amor o de la acogida de la Palabra de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En la mañana del Domingo la única preocupación de los tres discípulos del Señor –María, Pedro y el Discípulo Amado- es buscar al Señor, a Jesús muerto sobre la Cruz por amor pero resucitado de entre los muertos para la salvación de toda la humanidad. El amor los mueve a buscar al Resucitado en ese estupor que sabe entrever en los signos el cumplimiento de las promesas de Dios y de las expectativas humanas. Entre todos, cada uno con su aporte, van delineando un camino de fe pascual. La búsqueda amorosa del Señor se convierte luego en impulso misionero. Como lo muestra el relato, se trata de una experiencia contagiosa la que los envuelve a todos, uno tras otro. Es así como este pasaje nos enseña que el evento histórico de la resurrección de Jesús no se conoce solamente con áridas especulaciones sino con gestos contagiosos de amor gozoso y apasionado. El acto de fe brota de uno que se siente amado y que ama, como dice San Agustín: “Puede conocer perfectamente solamente aquél que se siente perfectamente amado”. ¡Así todos nosotros, discípulos de Jesús, debiéramos amar intensamente a Jesús y buscar los signos de su presencia resucitada en esta nueva Pascua! 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “Día de la Resurrección. Resplandezcamos de gozo en esta fiesta. Abracémonos, hermanos, mutuamente. Llamemos hermanos nuestros incluso a los que nos odian. Perdonemos todo por la Resurrección y cantemos así nuestra alegría: Cristo ha resucitado de entre los muertos con su muerte ha vencido la muerte y a los que estaban en los sepulcros les ha dado la vida” (Del Tropario). ________________ Recomendaciones prácticas: • Con las Vísperas del Domingo de Resurrección termina el Sagrado Triduo Pascual (NUALC, n.19). • Para concluir el Triduo Pascual, se recomienda un lucernario antes de rezar las vísperas comunitariamente. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En el alba del domingo, resplandece la luz pascual de Cristo que ha vencido las tinieblas de la muerte. En este solemne día de la Pascua, los cristianos acudimos, como María Magdalena, para encontrar al Resucitado y nos encontramos con el gozo de la Pascua, donde descubrimos la novedad de Cristo vivo en la fracción del Pan. Celebremos con fe este misterio infinito del amor de Dios que nos reconcilia y nos hace hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra La Resurrección del Señor es el centro de nuestra fe, y ha sido predicada desde los comienzos del cristianismo. Por tanto, la importancia de este milagro es tan grande, que los Apóstoles son, ante todo, testigos de la Resurrección de Jesús. Anuncian que Cristo vive, y éste es el núcleo de toda su predicación. Esto es lo que, después de veinte siglos, nosotros anunciamos al mundo: ¡Cristo vive! Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Cristo nuestra Pascua ha resucitado y camina con su pueblo, por eso hoy presentemos nuestra oración confiada al Padre, y digamos juntos: R. Dios de amor, escuchamos. 1. Padre santo, te pedimos por la Iglesia, para que caminemos como compañeros, uno al lado del otro en el mismo camino en este proceso Sinodal. Roguemos al Señor. 2. Padre de bondad, acompaña a nuestros gobernantes, para que el don de la paz que da Cristo resucitado los fortalezca en el trabajo por la justicia y la equidad. Roguemos al Señor. 3. Padre misericordioso, que nos llamas a buscar los bienes celestiales, has que los exiliados y quienes pasan por dificultades, puedan experimentar la fuerza que los lleve a levantar la cabeza y experimentar la libertad que nos das. Roguemos al Señor. 4. Padre amoroso, abre nuestros corazones para que acojamos tu Palabra, santifica esta comunidad que celebra la fe en el Señor Resucitado y danos siempre la gracia de reconocerte en el camino. Roguemos al Señor. 5. Padre Justo, te pedimos por los que estamos aquí reunidos celebrando esta Eucaristía, para que la resurrección de Cristo nos renueve en la fe y el amor. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre santo, que en Jesucristo nos has manifestado tu amor, atiende estas súplicas que te hemos presentado con fe y esperanza. Tú que vives y reinas, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Dom 17 Abr 2022

Urbi et Orbi: ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! "¡La paz es posible!"

Dirigiéndose al mundo entero en su tradicional Mensaje de Pascua, Francisco recordó la guerra en Ucrania, a los países atormentados por largos conflictos y violencia y afectados por tensiones sociales y dramáticas crisis humanitarias. "Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que han visto empeorar sus condiciones sociales". “Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! Jesús, el Crucificado, ha resucitado”. Fue el saludo del Papa Francisco a los fieles del mundo entero y a los presentes congregados en una soleada plaza de San Pedro, que participaron hoy en la Misa de Resurrección. Francisco presidió la celebración ante unos 100 mil fieles presentes, tras una pausa de dos años debido a la pandemia, en una coloreada plaza de San Pedro decorada con cientos de arreglos florales y adornos. Finalizada la Santa Misa, dirigió el Mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo entero) e impartió su Bendición Apostólica desde el Balcón central de la Basílica Vaticana. «¡La paz esté con ustedes!» El Obispo de Roma, remitiéndose al Evangelio de Juan, repitió las palabras pronunciadas por Jesús al presentarse ante “las miradas incrédulas” de los discípulos que lloraban por él y evidenció: “También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas” También a nosotros, afirmó Francisco, “nos cuesta creer que Jesús verdaderamente haya resucitado, que verdaderamente haya vencido a la muerte. ¿Será tal vez una ilusión, un fruto de nuestra imaginación? No, no es una ilusión”. “¡Cristo ha resucitado!”, afirmó. “Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo” La paz se logra con las armas del amor de Jesús Para creer en la victoria del amor y en la reconciliación, necesitamos a Jesús Resucitado, añadió el Papa. “Sólo Él puede hacerlo. Sólo Él tiene hoy el derecho de anunciarnos la paz. Sólo Jesús, porque lleva las heridas, nuestras heridas”. Y explicó: “Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»” Que se elija la paz de Cristo “¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!” exhortó el Santo Padre, dirigiendo, como de costumbre, su mirada a todas las realidades del mundo necesitadas de esta paz de Jesús. En primer lugar, Francisco recordó a la “martirizada Ucrania”, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la “guerra cruel e insensata”, dirigiendo un fuerte llamamiento a los responsables de las naciones para que escuchen el grito de paz de la gente: “Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre. Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles. Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: «¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?»” “Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas” aseguró el Santo Padre, “los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”. Y mencionando el sufrimiento de los niños ucranianos que “se quedaron huérfanos y huyen de la guerra” el Papa recordó también de manera especial a muchos otros que mueren de hambre o por falta de atención médica, son víctimas de abusos y violencia, “y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer”. Los signos esperanzadores no obstante la guerra A pesar del dolor de la guerra, Francisco evidenció que no faltan “signos esperanzadores, como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa”. “Que estos numerosos actos de caridad sean una bendición para nuestras sociedades, a menudo degradadas por tanto egoísmo e individualismo, y ayuden a hacerlas acogedoras para todos.” No olvidar otras situaciones de sufrimiento El Papa pidió que haya paz en Oriente Medio, “lacerado desde hace años por divisiones y conflictos”, en particular, entre israelíes y palestinos, en el Líbano, Siria e Irak. Pidió también paz para Libia y Yemen, Myanmar y Afganistán. Paz para todo el continente africano, especialmente en la zona del Sahel, en Etiopía y en la República Democrática del Congo. Y que no falten la oración y la solidaridad para los habitantes de la parte oriental de Sudáfrica afectados por graves inundaciones. Dirigiendo su mirada al continente americano, el Pontífice pidió que “Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico”. También recordó a Canadá, pidiendo al Señor Resucitado que “acompañe el camino de reconciliación que está siguiendo la Iglesia Católica canadiense con los pueblos indígenas”. Finalmente, recordó que “toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales”. Sin embargo, subrayó el Papa, ante los signos persistentes de la guerra, Cristo, “vencedor del pecado, del miedo y de la muerte”, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia” y exhortó: “¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!” [icon class='fa fa-download fa-2x'] BENDICIÓN Urbi et orbi[/icon] Fuente: Vatican News

Sáb 16 Abr 2022

Pascua al estilo sinodal

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “Dos de los discípulos iban a un pueblo llamado Emaús… En el camino iban hablando de todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y siguió caminando con ellos” (Lucas 24, 13 - 35). Este pasaje del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos, nos pone en sintonía de fe, para entender mejor lo que significa la Pascua, la victoria de Cristo sobre la muerte, y para indicarnos la forma como debe vivirse en este 2022: Con la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la muerte ha sido vencida, hemos sido liberados de las ataduras del maligno, hemos sido recreados en Cristo, por eso damos gracias. Con el don del Espíritu Santo que el Resucitado hace a los discípulos, estamos llamados a tomar conciencia de los compromisos del bautismo, de manera que seamos testigos creíbles de su persona y su mensaje. Con la victoria de Cristo, estamos llamados a morir con Él, para resucitar con Él a una vida nueva. Regenerados en Cristo, no hay lugar para la tristeza, ni para la nostalgia de los tiempos pasados, como lo hiciera el pueblo de Israel añorando los alimentos de Egipto. Es la alegría de la vida nueva que nos permite mirar el futuro con ilusión, aún en medio de las atrocidades del mundo. Con la Pascua de Jesús, debemos ser valientes para vivir cada uno su propia pascua, esto es, dar el paso de la muerte a la vida, de la vida de pecado a la vida de la gracia, de la desesperanza a la esperanza. Con la Pascua que hemos vivido, debemos ser capaces de descubrir a Jesús que se hace compañero de camino, que nos habla, nos instruye, se nos revela y nos fortalece con el fuego que arde en el corazón. Como fruto de la Pascua 2022, debemos imitar a los discípulos, que caminaban juntos con Jesús, que juntos salen presurosos a anunciar “lo que han visto y oído”, que juntos oran con María, que juntos esperan la llegada del Espíritu Santo. En la Pascua 2022, la semilla de la solidaridad, del servicio mutuo, de la ayuda a los más pobres y necesitados, debe dar realmente frutos de caridad eficaz. En la Pascua 2022, el saludo de Jesús Resucitado, “paz a ustedes” deberá resonar sin cansancio. Vivir la pascua, con el corazón, tendrá que hacer de cada uno artesanos de la paz. Con la Pascua 2022, se debe fortalecer nuestro sentido de Iglesia. Somos la Iglesia del Señor resucitado, somos presencia de su amor, somos familias que, caminando unidas, esparcimos el suave olor de Cristo. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 15 Abr 2022

Via Crucis: Mons. Rueda invita a contemplar la verdad que pasa por la cruz

Este Viernes Santo, 15 de marzo, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, presidió desde la Plaza de Bolívar el Via Crucis, cuyo tema central fue: “El camino de la cruz, camino sinodal y de esperanza”. Durante su recorrido que inició a las 9:00 de la mañana, le acompañaron el padre Jorge Marín, párroco de la Catedral, los sacerdotes del arciprestazgo 1.1 de esta iglesia particular, diáconos, comunidades religiosas, periodistas, laicos y feligreses en general. Primera estación: Jesús es condenado a muerte. En el rostro de Jesús se refleja el rostro de tantos hermanos condenados por la injusticia humana, rostros de tantos que el mundo señala con odio y rencor, rostros de hombres y mujeres que han perdido la esperanza y la alegría, que claman misericordia, que esperan paz. Pedimos perdón: Por no haber caminado al servicio de la justicia que Dios nos ha enseñado. Segunda estación: Jesús carga con la Cruz. Junto al dolor de Nuestro Señor, contemplamos el dolor del mundo, de los que han perdido el norte en sus vidas. Se tú, Jesús amado, la fortaleza en la que se puedan apoyar tantos seres humanos que sufren de soledad. Pedimos perdón: por haber olvidado que la cruz es el altar en el que nuestro salvador se ofrece por amor y que ella es la escalera por la que se asciende a la verdad y a la vida. Tercera estación: Jesús cae con la cruz. Cuantos rostros miran hacia el vacío del mundo. Cuántas veces hemos olvidado el rostro misericordioso de Cristo vuelto hacia el pecador, el rostro sereno y bondadoso, inspirando la confianza necesaria para que el caído pueda levantarse. Pedimos perdón: por las veces que hemos ignorado las caída de nuestros hermanos en este doloroso camino de la historia. Cuarta estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre. En el camino de la historia encontramos rostros de madres, hijas, esposas, surcados por lágrimas y por el dolor. En esta estación, sale a nuestro encuentro la Virgen de la Esperanza. Sus ojos purísimos se vuelven fuentes de consuelo y de alegría. Pedimos perdón: por no haber acogido el ejemplo de María, compañera de camino, nuestra Madre fiel, fuerte, generosa, llena de amor y de esperanza. Quinta estación: El cireneo ayuda a llevar la cruz. Ser hoy cireneo, es saber ser misericordia y esperanza que sostiene y alienta para avanzar en el camino de la fraternidad. Pedimos perdón: por las veces que hemos pasado indiferentes ante el dolor humano. Sexta estación: Jesús deja su rostro en el velo de la verónica. Es el dolor humano en todas sus expresiones, enfermedades que son como espinas, guerras que son como bofetadas, violencias que son como lágrimas que ruedan por el rostro del Salvador. Pedimos perdón: por tantas veces que no valoramos la entrega generosa de las mujeres, fieles servidoras de la esperanza en el camino de la fe. Séptima estación: Jesús cae por segunda vez. Sentimos el dolor de tantos rostros angustiados de los más pequeños, de lo niños inocentes, niños desplazados, con falta de amor, de os que día a día son sometidos a la crueldad y a la inconciencia de la humanidad. Pedimos perdón: por nuestra indiferencia y por las gravísimas omisiones ante tantos dolores del alma y del cuerpo que padecen los niños. Octava estación: Jesús encuentra las mujeres de Jerusalén. Admiramos y contemplamos la vida de tantas discípulas de Cristo que lo dejaron todo por seguir al maestro. Mujeres consagradas, unidas a la cruz del señor con persecuciones, martirios, incomprensibles. Pedimos perdón: por no haber valorado la generosidad de tantas mujeres que han entregado su vida y su amor por el Evangelio, por no haber valorado su caminar por los senderos de la fe. Novena estación: Jesús cae por tercera vez. Contemplamos el dolor de Cristo, por salvar al mundo fue a buscar a quienes lo desprecian, para ofrecerles su amor. Tendamos la mano a tantos violentos y ayudemos para que puedan hallar oportunidades de reconciliación. Pedimos perdón: por no haber agotado los esfuerzos en la búsqueda de la verdadera paz, por no haber trabajado con fe en la reconciliación de la humanidad. Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras. Vemos la vida de muchos despojados de sus derechos y valores por un mundo en el que se le arrebata a tantos su dignidad y su identidad. Pedimos perdón: por las veces que hemos olvidado acompañar con nuestra solidaridad orante y nuestra generosidad gozosa la misión de tantos creyentes que anuncian la fe. Undécima Estación: Jesús es clavado a la cruz. En su crucifixión vemos la vida de todos los sacerdotes del mundo, invitados a realizar en plenitud las gracias de su sagrada misión, vemos el rostro se tantos pastores sacrificados hasta el martirio. Pedimos perdón: por las veces en las que el Misterio Sagrado no ha sido vivido con la entrega y la fidelidad que espera el Pueblo Santo. Decimosegunda estación: Jesús muere en la cruz. Miramos las víctimas de la pandemia, los hermanos de todas las culturas que han sentido el impacto doloroso de la vida amenazada por la enfermedad. Pedimos perdón: por no haber defendido la vida humana desde su comienzo hasta su final, escudos en el temor y en la cobardía. Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz. Vivimos la comunión al avanzar por los caminos de la historia cuando sabemos valorar y agradecer el testimonio de la fidelidad de quienes hemos recibido aliento para avanzar, compañía para proseguir, esperanza para llegar con ellos a la meta de la fe. Pedios perdón: por todas las ofensas a la memoria venerada de nuestros mayores con las que hemos interrumpido el camino del amor que nos ofreces. Decimocuarta estación: Jesús es puesto en el sepulcro. Que desde el corazón orante de la Iglesia brote un canto de esperanza para el mundo y una luz de fe que nos lleve a la verdad y ala paz iluminando el camino de fe de la humanidad. Pedimos perdón: por no haber valorado la experiencia contemplativa de quienes lo dejaron todo por centrar su vida en la oración. FUENTE: Of. de comunicaciones Arquidiócesis de Bogotá FOTOS:Of. de comunicaciones Arquidiócesis de Bogotá ENTREVISTA A MONSEÑOR LUIS JOSÉ RUEDA APARICIO Al finalizar el recorrido por las 14 estaciones del santo Vía Crucis, monseñor Luis José Rueda, en el ámbito Nacional, recordó que nos hace falta salir de la indiferencia y trabajar unidos por la paz, buscar juntos las soluciones ante las cruces que lleva nuestro país. Se dirigió también al proceso electoral que vive en este momento Colombia y la violencia que se desata en el territorio nacional.

Mar 12 Abr 2022

Los amó hasta el extremo

JUEVES SANTO MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR Abril 14 de 2022 Primera lectura: Éxodo 12, 1-8.11-14 Salmo: 116(115), 12-13.15 y 16bc.17-18 Segunda lectura: 1Corintios 11, 23-26 Evangelio: Juan 13, 1-15 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La última parte del evangelio de Juan se abre con una introducción solemne: “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. El evangelista Juan nos ayuda a recorrer atentamente el último día de Jesús con sus discípulos. Así nos hace comprender que efectivamente ha llegado la “hora” tan esperada por Jesús, la “hora” ardientemente deseada, cuidadosamente preparada, frecuentemente anunciada (ver 12,27- 28). Es la “hora” en que manifiesta su amor infinito entregándose a quien lo traiciona, en el don supremo de su libertad. Dos aspectos se ponen de relieve: 1. Esta es la hora en que Jesús regresa a la casa del Padre: “había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre”. Él conoce el camino y la meta. 2. Esta es la hora en la que Jesús da la máxima prueba de su amor: “los amó hasta el extremo”. Juan señala que el amor de Jesús viene de Dios y es, por lo tanto, un amor gratuito y total. La cruz de Jesús será la manifestación de este amor divino, afecto supremo que ama hasta las últimas consecuencias, hasta el extremo de sus fuerzas. El marco es el de la Pascua hebrea: “Antes de la fiesta de la Pascua”. En ella el pueblo de Israel celebra con gratitud los beneficios de Dios, quien lo liberó de la esclavitud y lo hizo su pueblo. Jesús lleva a su cumplimiento esta liberación, arrancando al hombre de la esclavitud del pecado y de la muerte y dándole la comunión plena con Dios. El gesto simbólico del lavatorio de los pies muestra la significación de la entrega de su vida y el valor ejemplar que ésta tiene para todo discípulo . 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los evangelios sinópticos dedican algunos, pocos, versículos a la narración de la última cena, en cambio el evangelista Juan dedica 5 capítulos de su evangelio a este acontecimiento. Sería importante leerlos en su conjunto. Allí encontramos un largo discurso que Jesús hace a sus discípulos. La Biblia, por lo general, recoge los discursos finales de los grandes personajes y les da el sabor de un testamento pues es la recomendación final de cómo debe ser el comportamiento en la vida, con la promesa de una bendición (cf. Testamento de Jacob, Gn 49). Pues lo mismo sucede en el evangelio de Juan, los discursos de Jesús, ubicados en la Última Cena, tienen el objetivo de ser el testamento que Jesús deja a sus discípulos. Nosotros sabemos ¡cuánto son sagradas las últimas palabras de una persona que nos ha amado y que se marcha! Este testamento no se abre con un discurso sino con un gesto de Jesús que conservó únicamente el evangelista Juan y el cual, seguramente, dejó desconcertados a los discípulos: el lavatorio de los pies. Este hecho se introduce con unas palabras muy solemnes que, ante todo, hablan de la hora de Jesús al pasar de este mundo al Padre, además menciona cómo la vida de Jesús se resume en un verbo: amar, y un amor sin condiciones, hasta el extremo que es el don de la vida misma, más allá de esto no se puede ir. Incluso esta escena pone al Maestro de rodillas ante quien no lo ha aceptado como sucedió con Judas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Cuando leemos este texto de Juan y cómo describe cada gesto de Jesús, nos pareciera que es una narración en cámara lenta con el propósito de que se nos escape ningún detalle de este momento particular y único de Jesús, pero sobre todo para que sea un signo que quede por siempre en el corazón de los fieles seguidores del Maestro. La solemnidad con que se cuenta esta escena nos llevaría a esperar que inmediatamente Juan narrara la institución de la Eucaristía, en cambio no, es el único evangelista que no lo hace, incluso habiendo hablado de la Eucaristía en el capítulo 6 de su evangelio, sino dice que cuando estaban cenando Jesús se levantó, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una vasija y se puso a lavarle los pies a los discípulos. “Se quitó el manto” es una expresión que poco se ha meditado pero que es un gesto importante. Pero en el lenguaje bíblico no solo se quitó el manto, sino también la túnica, es decir, quedó vestido como un esclavo de la época y esto aún causa mayor admiración, pues nosotros pensamos, todavía hoy, en un Dios al que debemos servir y no un Dios que nos sirve, como hace Jesús. Estamos frente a un Dios que se hace esclavo del hombre y no es fácil dejarnos convertir por esta imagen de Dios, menos en una sociedad donde prevalece el “yo”. Haríamos bien en quedarnos en silencio contemplando esta imagen de Dios que ha convulsionado la mentalidad de los discípulos durante la Última Cena y preguntarnos ¿en qué momento dejamos de contemplar a un Dios que se hace servicio, para ponernos en el centro de atención y ser servidos por los demás? “Pedro dice: Señor, ¿tú lavarme los pies a mí?”. Pedro se da cuenta que con ese gesto Jesús está cambiando el orden de las cosas tal y como los discípulos las pensaban. ¿Cuál es el orden lógico y normal? Que el maestro sea servido por sus discípulos. Y Pedro no acepta este gesto porque ya está entendiendo que Jesús reproduce el rostro del Padre del cielo y es imposible pensar en un Dios que se inclina para servir a las personas. Ciertos gestos de pastores humildes y sencillos, no son aceptados fácilmente por el mismo clero y los fieles, porque en su lógica humana todavía pretenden ser servidos. Aún hoy existe quien, como Pedro, se rebela ante un Dios que quiere inclinarse para servir a la humanidad, no lo acepta, simplemente porque no se siente cómodo al ser confrontado con la propuesta de Jesús: ustedes deben lavarse los pies unos a otros. No logramos quitarnos el manto que da prestigio y reconocimiento. Además, muchas expresiones antiguas y nuevas de espiritualidad enfatizan en que es la persona que debe servir a Dios con una moral a rajatabla y le es escandaloso pensar en un Dios que, al contrario, sirve al hombre. El inclinarse de Jesús para lavar los pies de sus discípulos es el último escalón del servicio necesario para la salvación del hombre. Jesús necesitaba bajar hasta este punto de su encarnación para rescatar totalmente a la humanidad del pecado. “Ustedes también deben lavarse los pies unos a otros”. Jesús se pone de nuevo el manto, pero no se quita la toalla que es el símbolo del servicio, lo que significa que el gesto realizado por Jesús no es solamente algo del momento para después volver a ser el Dios que necesita ser servido. No es una fachada que utiliza para mostrarse espontáneo y cercano en algún momento. No, ese gesto es la presentación auténtica de la identidad de Dios que quiere servir siempre a la humanidad. Eso nunca cambiará pues esa es la naturaleza de Dios: servir. La verdadera dignidad del cristiano es reproducir esta imagen del Padre del cielo que brilla en la persona de Jesús. Aquí también puede Jesús decirnos, después de celebrar la Eucaristía: “hagan esto en memoria mía”. “Dichosos ustedes si lo cumplen”. Dichoso es aquel que ha logrado hacer de su vida un servicio, que ha encontrado un sentido a su existencia desde la enseñanza de Jesús. A estos el Señor les felicitará porque han manifestado a sus hermanos el amor de Cristo, no para ganarse méritos sino para llegar al paraíso. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor Jesús, que tu amor sin condiciones sea el modelo más claro para mi vida. Que amar y servir sean el propósito de mi existencia y si, por algún motivo, no logró entender la lógica de tu amor, que tu Espíritu Santo me guie en mi camino de conversión. Señor Jesús que, según tu ejemplo, mi lema sea “en todo amar y servir” como lo expresaba San Ignacio de Loyola a ejemplo de aquel Jesús que sirvió por amor a la humanidad. Señor Jesús, que siempre endose el vestido del servicio, sin fachadas ni maquillajes momentáneos, y que allí encuentre el sentido de mi vida. _____________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes que han celebrado para el bien del pueblo o han concelebrado en la Misa Crismal, pueden concelebrar en la Misa Vespertina. • «Invítese a los fieles a una adoración prolongada del Santísimo Sacramento en la reserva solemne. En esta ocasión es oportuno leer una parte del evangelio de San Juan (cap. 13 al 17).» (Circular sobre las Fiestas Pascuales, n. 56). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Comienza esta tarde, con la Misa vespertina de la Cena del Señor, la celebración del Misterio Pascual de Cristo muerto, sepultado y resucitado, que es la base fundamental de nuestra fe. Al caer de la tarde, reunidos como los apóstoles en torno al Maestro, celebramos la santa Eucaristía, memorial viviente de nuestra redención y Pascua sacramental del Hijo de Dios inmolado por la salvación del mundo. En este jueves santo la Iglesia hace memoria y celebra la institución de la Eucaristía, la institución del sacerdocio y la institución del servicio fraterno y recíproco a través del gesto que hace Jesús al lavar los pies a sus discípulos. Monición a la Liturgia de la Palabra La cena del pueblo de Israel, narrada en el libro del Éxodo, antes de su Pascua de liberación, la releemos en la narración de la nueva Cena pascual que san Pablo, en la primera carta a los Corintios, nos transmite, así como la ha recibido del Señor. Antes de partir el pan, el evangelista Juan, en aquella hora del paso de este mundo al Padre, confía a la Iglesia aquel evento desconcertante de Cristo que lava los pies a sus discípulos. Monición al lavatorio de los pies La liturgia invita ahora al celebrante a revivir el gesto del lavatorio de los pies, hecho por Jesús a sus discípulos. Este rito quiere recordarnos que, para ser, en verdad, discípulos del Señor, que ha dado su vida por la humanidad, es necesario ir por el camino del servicio, sin condiciones y hasta el final. Las personas que han aceptado la invitación de dejarse lavar los pies representan los distintos ámbitos de nuestra comunidad parroquial. Esto significa que cada persona en nuestra comunidad puede ser ayudado y servido, pero lo importante es aceptar la invitación que nos hace el Señor de cambiar nuestra mentalidad y nuestra vida. Monición a la preparación de los dones Confirmados por la caridad de Cristo, llevamos al altar nuestros corazones y los signos de nuestra comunión con Dios y con los hermanos, pidiendo a Dios Padre que el amor hecho sacrificio de Cristo obtenga de nosotros plena adhesión. Monición a la Procesión del Santísimo Sacramento La Eucaristía ahora es llevada al monumento preparado esmeradamente por la comunidad para la Adoración del Santísimo Sacramento. Allí estamos invitados a vivir un momento de oración y contemplación de un Dios que se entrega por nosotros y se convierte en alimento de vida eterna en la Sagrada Comunión. El don recibido en la Eucaristía es muy grande. No podemos salir del templo a toda prisa, hoy no es un día como cualquier otro. Dejemos que nuestros asuntos, los afanes, los compromisos y tantas otras ocupaciones esperen y cedan el puesto a la adoración de Jesús Eucaristía. Dejemos que el corazón exprese una alabanza, una acción de gracias, suplique el perdón y confié a Jesús todas sus intenciones y necesidades. La Iglesia permanecerá abierta hasta media noche y tendremos la hora santa a las 9 de la noche. Son tantos momentos que nos ayudarán a vivir en el amor de Jesús estos días. Adoremos al Señor Jesús, vivo y presente realmente en la Eucaristía. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En la hora en que Jesús nos entrega con el pan y el vino el sacramento del amor, presentémosle al Padre, nuestras súplicas diciendo: R. Cristo, pan de vida, escúchanos. 1. Por el papa Francisco, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que, a imagen de Cristo, buen Pastor, sean testigos del servicio desinteresado, especialmente a los más pobres y necesitados. 2. Por nuestros gobernantes, para que, iluminados por los valores y principios cristianos sepan administrar con justicia y honestidad, los bienes que se les han confiado para bien del pueblo colombiano. 3. Por las personas más necesitadas de nuestro pueblo, para que encuentren en el corazón generoso de los cristianos alivio a sus sufrimientos. 4. Por nuestro país, para que, reine la paz, la concordia, la reconciliación y la justicia en medio de todos los hombres. Convierte el corazón de los violentos y no permitas que impere la injusticia y los atentados contra la vida humana. 5. Por el corazón de los jóvenes de nuestro pueblo, para que sepan responder con generosidad al llamado que Cristo les hace a entregar su vida al servicio de los demás en el sacerdocio o en la vida consagrada. Oración conclusiva Dios Padre nuestro, mira con bondad nuestros corazones hambrientos de tu misericordia y concédenos cuanto te hemos pedido, si es conforme a tu voluntad, Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mar 12 Abr 2022

Caritas Colombia solidaria con su hermana Caritas Ucrania

“Desde Cáritas Colombia queremos unirnos en abierta solidaridad cristiana y acompañamiento con nuestra Caritas hermana de Ucrania”, así lo expresó el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Caritas Colombia, tras la noticia de la muerte de dos colaboradoras de Caritas Ucrania Mariupol. “Desde Cáritas Colombia, les expresamos toda nuestra solidaridad, que es nuestra oración cristiana y también nuestra presencia de ánimo en las horas difíciles que ellos como pueblo están viviendo (…) En el sentido más estricto del Evangelio, cuando una Caritas sufre todas las Caritas sufrimos por ella, porque somos unas Caritas inspiradas en los valores, los principios y los criterios que nacen del Evangelio y del magisterio social”. El directivo observó que desde el Evangelio se invita a vivir como hermanos, en un continuo diálogo y en paz y este, agregó “es el gran anhelo que tenemos todos frente al conflicto que vive Ucrania con Rusia”. Añadió que la experiencia que vive hoy el pueblo ucraniano, deja la enseñanza de una necesidad de volver a Dios con más verdad y amor. Dijo además, que la construcción y la búsqueda de la paz tienen obstáculos con resultados dolorosos que llevan a la división entre pueblos hermanos. “Triste que se haya creado un clima de intolerancia, da pesar que hay algunos que persisten en alentar el odio y otros que permanecen indiferentes sin reaccionar ante atentados violentos e injusticias de todo tipo, que claramente se han cometido contra el pueblo ucraniano”. El directivo observó que, es importante desde las Caritas seguir cumpliendo la tarea que se viene haciendo, pero ahora con mayor insistencia y perseverancia. “Limpiar corazones que es donde se genera la violencia, el odio y la venganza, pero no basta con limpiar corazones hay que sanear también nuestras mentes que por lo general tienden a obstaculizar siempre lo propio para imponerlo con fuerza a las demás personas”. Y agregó, “También es una tarea permanente en nosotros como Caritas transformar sentimientos y sembrar entre nosotros los sentimientos que hacen posible la concordia, la ternura, la compasión hacia todo ser humano. No podemos cansarnos, como dicen nuestros principios rectores, en la perseverancia de la búsqueda de la paz, por los caminos acertados de la justicia, el diálogo y la verdad”. Concluyó, haciendo un llamado a la paz y pidió la oración de todos para que no reine la indiferencia ante la difícil realidad que vive el pueblo ucraniano. Según información, siete personas habrían muerto cuando un tanque disparó contra la oficina que Cáritas Ucrania mantiene en la ciudad de Mariupol.

Lun 11 Abr 2022

Mons. Héctor Fabio Henao habla sobre el conflicto armado y la paz en Colombia

En una entrevista publicada en el Diario El Tiempo, monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, actual encargado de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado colombiano; además representante de la Conferencia Episcopal (CEC) ante el Consejo Nacional de Paz, habló sobre sus proyectos luego de dejar la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social, cargo que ocupó por más de 25 años y se refirió también a la agenda de paz en Colombia, permeada por un proceso electoral en camino. LEA LA ENTREVISTA COMPLETA "Estamos en ronda con los candidatos" Encargado de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado colombiano; representante, además, de la Conferencia Episcopal (CEC) ante el Consejo Nacional de Paz, monseñor Héctor Fabio Henao no descansa. Y esto, a pesar de haber dejado recientemente la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social, un cargo que desempeñó por más de 25 años. Por estos días, sus horas se pasan entre viajes a diversas regiones del país y entre reuniones con candidatos a la Presidencia, para alertar al próximo presidente de la República sobre las graves emergencias humanitarias que deberá enfrentar. Desde que usted asumió la dirección del Secretariado Nacional de Pastoral Social hasta ahora, que entrega el cargo a otra persona, ¿cómo se ha transformado la posición de la CEC frente al conflicto armado? La CEC ha ido profundizando un relacionamiento mucho más cercano frente a la problemática humanitaria de violación de derechos humanos (DDHH). En 1996, cuando yo recibí el Secretariado, estábamos comenzando a tener una percepción diferente. En esa época publicamos el primer informe sobre desplazamiento forzado en el país. Fue la CEC la primera institución que habló sobre el tema y ese informe nos llevó a buscar que se creara una ley y, después, a tener un trabajo muy intenso frente a la Corte Constitucional. Haber entrado a profundizar el asunto y haberlo identificado como una violación masiva de DDHH nos ayudó a tener una ruta mucho más definida frente a cómo posicionarnos de cara a la situación. Después hemos entrado en contacto con otras realidades, pero la dureza del conflicto, la forma tan abierta como actuaron actores claramente enfocándose contra poblaciones indefensas y vulnerables, y la manera como, solamente por intereses económicos y por control territorial, fueron atacadas poblaciones que habían sido muy distantes del conflicto armado, obligaron también a la CEC a ir teniendo posiciones mucho más precisas, en términos de violación a los DDHH. En ese sentido, hoy se tiene una perspectiva mucho más enfocada hacia esas realidades. ¿Cuál será su nuevo rol dentro de la CEC? En este momento estoy trabajando en las relaciones Iglesia-Estado. De hecho, un primer paso que se está dando es el de dialogar con los candidatos a la Presidencia de la República. Vemos como una urgencia definir claramente cómo podemos seguir esta interlocución. La Iglesia tiene que ayudar a que todos estos clamores que vienen desde el territorio con los sufrimientos de la gente puedan ser objeto de discusión, de análisis y de toma de decisiones, de manera muy propositiva. Además, yo soy el representante de la CEC en el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, un mecanismo muy pluralista de participación, en el que está representada la sociedad colombiana con sus distintos actores. Es parte de esta función y en calidad de tal he estado acompañando a los consejos territoriales. La idea es seguir fortaleciendo ese vínculo y perfeccionando esos mecanismos de diálogo. Hablemos sobre la agudización del desplazamiento forzado El desplazamiento había bajado en intensidad, ha tenido unos grandes picos, pero ahora vuelve otra vez a ser muy preocupante. Está subiendo y tiene que ver, en parte, con la disputa por el control territorial y las rutas del narcotráfico; pero también, en muchos casos, con la necesidad de acallar poblaciones que podrían trasmitir información a organismos internacionales y a las mismas autoridades sobre las difíciles situaciones en las que viven. El confinamiento también es una realidad en Colombia. Hay poblaciones que no pueden, ni siquiera, desplazarse por la presencia de actores armados ilegales. Un fenómeno muy complejo. Nosotros esperamos que el país encuentre los caminos para prevenirlo. Hay que mantener la atención sobre las alertas tempranas que emite la Defensoría del Pueblo; mantener mecanismos de prevención muy ágiles, de respuesta rápida frente a esos llamados, porque, indudablemente, la realidad de desplazamiento es muy grave hoy. Recientemente usted viajó a Arauca, invitado por los principales representantes de las Naciones Unidas en Colombia. ¿Qué está pasando en dicho departamento? De los asesinatos de este año, un número muy importante, la mayor parte han sido en Saravena. Por eso fuimos allí. En Arauca nos hablaron de grupos que se han confinado por miedo a la situación, entre ellos los excombatientes. Nos hablaron también sobre más de tres mil personas desplazadas. Una situación muy difícil, porque hay quienes han salido huyendo pero no aparecen registrados como desplazados. Muchos están en Bogotá y en otras ciudades, dispersos por el país. La región vive una situación muy compleja. Ha habido una alerta de las organizaciones de la sociedad civil, buscando protección y apoyo; un clamor muy fuerte por mecanismos efectivos de protección a la población y por que se dé respuesta a la situación de amenazas. ¿Qué opina de la reacción del Gobierno frente esta clase de problemáticas? En primer lugar, hay un legado importante que tiene que ver con el estatuto temporal para migrantes venezolanos. Una respuesta importante para dicha población, que ha ayudado a estabilizar la situación de gente que estaba en condiciones muy dramáticas. Sobre temas relacionados con seguridad en el país hay muchas complejidades, pero en el caso de Arauca en concreto hay un desafío enorme en cuanto a la protección de la población civil y una urgencia de que se revise la política de seguridad. Prima mucho la incertidumbre. Hay un temor permanente. Miedo fue una palabra que escuché muchas veces; también, estigmatización. Vámonos a otra región. Los obispos de Chocó y otros líderes sociales y religiosos ratifican sus denuncias sobre alianzas paramilitares en esta parte del país entre sectores de la fuerza pública y el Clan del Golfo. Incluso, piden una reunión con el presidente Duque. Yo fui con el presidente de la CEC y con otros obispos a Quibdó. Allí monseñor Rueda fijó una posición muy clara, diciendo que esto no puede ser tomado a la ligera. Se está trasmitiendo una realidad que no puede ocultarse y es que en estas zonas del país están pasando situaciones muy graves. Según la CEC, estas regiones requieren una atención especial y un plan urgente. Esto se le informó al Papa y la situación muy grave de las regiones se está hablando también con los candidatos a la presidencia en estos días que estamos en la ronda, planteando lo que la Iglesia desde las regiones nos está diciendo. Estamos trasladándoles eso a los candidatos para decir: por favor, tengan en cuenta en sus agendas la situación de las regiones más empobrecidas y más golpeadas por la violencia. Chocó y el occidente antioqueño son, a la vez, regiones codiciadas por grandes compañías. Varias zonas sembradas con minas antipersonales corresponden a áreas con títulos mineros. Las grandes empresas, cuando entran a territorios donde ha habido un control de actores armados, tienen un desafío muy grande: cuál mecanismo de seguridad van a implementar. Eso lo hemos vivido de lado y lado. También hay reclamos desde múltiples ángulos sobre actividades económicas protegidas por sectores de grupos organizados al margen de la ley. Un asunto complejo es que, si Colombia ha tenido un conflicto armado y estamos viviendo una reconfiguración de territorios y de presencia territorial, eso es un desafío para cualquier empresa que entre en los territorios, porque, en principio, tendría que tener unos códigos muy claros de sus relacionamientos para garantizar la protección de su personal y de su actividad. Pero no se pueden establecer mecanismos vinculados a actores no estatales ni en contra de las comunidades. Hay un desafío muy importante, porque eso es histórico. Ha pasado ya desde hace muchos años. Y ha habido reiteradamente el reclamo de las comunidades diciendo que es necesario que se aclaren cuáles son los mecanismos de protección o de seguridad que estas empresas utilizan. En Jericó, municipio de Antioquia, la Iglesia católica rechaza la actividad de la AngloGold Ashanti. Y en este momento hay una gira por Europa de la red Iglesias y Minería, en la que también se ha hablado en contra de esta multinacional. ¿Usted qué opina de esta posición? Yo estuve en Jericó no hace mucho tiempo y tuve la oportunidad de conocer de cerca la posición del señor obispo. De escuchar también a los sacerdotes sobre la problemática que se ha creado. La preocupación de ellos tiene que ver con el hecho de que estamos hablando de una zona que tiene una riqueza de producción de alimentos muy grande. Es una zona importante en cuanto capa vegetal y desde ahí han planteado una posición muy clara: aquí está de por medio el manejo de las aguas. En ese sentido, la posición de ellos ha sido bastante crítica frente a esta gran mina sobre la cual ha habido mucha discusión. Y el llamado ha sido, en gran parte, hacia la autoridad ambiental: una demanda para que, realmente, estudie a fondo, pues hay estudios comparativos de lo que podría pasar. Entrevista: Miguel Estupiñán Fuente: Diario El Tiempo