Pasar al contenido principal

Iglesia

Sáb 28 Nov 2020

Inicia el tiempo de Adviento - Estén atentos, vigilen

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Hoy celebramos el primer domingo del tiempo de Adviento, con esta celebración iniciamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo santo en el que como Iglesia durante cuatro domingos nos preparamos con intensidad para la celebración de la Navidad. El Adviento es un tiempo de alegría, caracterizado por la preparación espiritual del nacimiento de Jesús. El Adviento comienza en el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Es un tiempo dedicado a la reflexión, penitencia y oración como preparación para recibir a Nuestro Señor Jesucristo. Es un tiempo de espera gozosa. Etimológicamente, la palabra Adviento es de origen latín “adventum”que significa“llegada”. El color que utilizamos durante este tiempo es el morado. El santo evangelio que hoy se proclama en la Santa Misa está en Marcos 13, 33-37. La palabra clave para entender el mensaje es: Vigilar. Así empieza el Santo evangelio: Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Dice San Columbano (559 – 615 d. C): “La grandeza del hombre consiste en su semejanza con Dios, con tal de que la conserve”. Nuestra primera tarea es vigilar nuestra semejanza con Dios, para conservarla. Preguntémonos: ¿Yo_____, soy consciente de mi grandeza y dignidad, como imagen y semejanza de Dios? Si fuéramos más conscientes de nuestra dignidad, evitaríamos más el pecado. Si queremos vivir en estado de gracia, si queremos prepararnos dignamente para recibir a Jesús Nuestro Dios y Señor en la Navidad, estemos atentos, vigilemos nuestros sentidos externos. En el secreto de nuestra conciencia y con sinceridad de corazón respondamos las siguientes preguntas: ¿Qué ven mis ojos, como ven mis ojos, que auscultan mis ojos? ¿Qué huele mi olfato? ¿Qué toca mi cuerpo (tacto)? ¿Qué escuchan mis oídos? ¿Qué es aquello más agradable a mi gusto? Si no vigilamos nuestros sentidos externos, nos veremos confundidos al interior de nuestros sentidos internos. La segunda parte del evangelio es una sencillísima parábola narrada al estilo de San Marcos, escuchemos: Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. El evangelista nos está diciendo que el dueño del mundo es Dios. Dios es semejante aun dueño que se marcha a tierras lejanas y a cada uno de nosotros nos ha dejado una herencia, para que la cuidemos y estemos atentos y vigilantes acrecentando los talentos que Él nos ha concedido. El gran talento que Dios nos ha dejado es la libertad. Este es un don que nos permite obrar sin ningún prejuicio. Nuestro gran afán en el obrar debería ser solo: “ser lo que se es”, es decir, obrar de acuerdo con lo que Dios a cada uno nos ha dado. El día de su regreso Dios nos pedirá cuenta de nuestra administración. Lo primero que debemos aprender a administrar es nuestro propio ser, un ser que como ya lo hemos dicho, ha sido creado a imagen y semejanza del mismo Dios. Si nosotros queremos permanecer en la gracia de Dios, si queremos conservar en nosotros la imagen y semejanza con Dios, debemos estar vigilantes frente al pecado. ¿Cómo estar atentos para no pecar? A la luz de la Palabra de Dios del presente domingo, podemos meditar tres aspectos, virtudes, valores o actitudes fundamentales para permanecer en Dios, evitar el pecado y así mantenernos firmes en nuestra dignidad de ser imagen y semejanza de Dios: 1. El amor a Dios San Columbano nuevamente nos dice: “Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen”. Volvamos a la invitación de siempre, recordemos un principio básico y fundamental de nuestra fe: “Amar a Dios sobre todas las cosas”. El amor es la esencia de nuestra fe cristiana. “Sólo el amor es digno de fe”. Dice el Papa Francisco: “El verdadero amor "debe llevar a hacer el bien (...), a ensuciarte las manos en las obras de amor”. Hermanos, estamos comenzando el Adviento, ya, a la puerta está la Navidad y en este tiempo brota nuestra sensibilidad por los demás. Por favor, si vamos a hacer una obra de amor, hagámosla bien. No les demos a los demás sólo lo que nos sobra, ofrezcámosle, a nuestros hermanos, cosas que realmente las necesiten y les sirva para su bienestar. Regalar basura es pecado. Dar lo que nos sobra es una injusticia. La verdadera caridad cristiana es, como dice Santa Teresa de Calcuta: “Dar aquello que nos duele darlo”. La Navidad es tiempo para compartir y dar fraternidad, afecto, cercanía tiempo. La Navidad es tiempo para amar a Dios y desde Dios amar a los hermanos. 2. La piedad La Piedad es un término que tiene su origen en el vocablo latino piĕtas, es una virtud que provoca devoción frente a todo lo que guarda relación con cuestiones santas y se guía por el amor que se tiene hacia Dios. La piedad es una virtud que se traduce en acciones impulsadas por el amor que se siente por los demás y la compasión hacía el prójimo. La piedad es también una virtud propia del tiempo litúrgico que celebramos. Como un acto de piedad pedimos a Dios que venga y no tarde, que venga y transforme nuestras vidas. La piedad es una virtud que se ejerce en la libertad de los hijos de Dios. La piedad nos permite madurar en la fe, ya que la piedad se ejerce en sí misma y no por intereses mezquinos. Escuchemos lo que nos decía un autor espiritual anónimo del siglo II: “Ningún justo consigue en seguida la paga de sus esfuerzos, sino que tiene que esperarla pacientemente. Si Dios premiase en seguida a los justos, la piedad se convertiría en un negocio; daríamos la impresión de que queremos ser justos por amor al lucro y no por amor a la piedad”. Cuidado, no podemos dar la impresión de que la piedad es un negocio. La piedad es una virtud de la religión y tiene su sentido en sí misma. La piedad como virtud también se aprende. Por favor, aprovechemos este tiempo de Adviento y Navidad para enseñar a nuestros niños (as) la virtud de la piedad. 3..El silencio Hermanos el Adviento y la Navidad nos invitan a la contemplación del misterio de la encarnación del Verbo. Es un tiempo oportuno para crecer en el silencio contemplativo del misterio encarnado. No confundamos diciembre con Navidad, celebremos la Navidad, no simplemente diciembre. Hagamos silencio. Adviento y navidad es tiempo para el silencio. Hagamos silencio si queremos crecer en el amor. Hagamos silencio si queremos entender el momento presente que estamos viviendo. El ruido nos aturde y ensordece, nos confunde, nos desbarata y nos puede volver agresivos. El ruido no nos permite escuchar la voz de Dios y el sufrimiento de nuestros hermanos. Uno de los protocolos más urgentes y necesarios ante la crisis que vivimos en la actualidad es el silencio. Pero no se trata de un silencio agresivo y resentido, es decir, un silencio masticando el dolor, el resentimiento y la rabia, este silencio hace muchísimo mal, destruye nuestras relaciones e incluso nuestro sistema inmunológico. La propuesta es la de un silencio reflexivo, un silencio diálogo, un silencio activo, propositivo y creativo, un silencio palabra. Este silencio es fuente de vida nueva. El silencio no es un fin, el silencio es un camino pedagógico, no se trata de permanecer en silencio, el silencio nos debe impulsar a la acción. No basta el silencio externo, a veces, es el menos importante. El silencio necesario y urgente hoy y siempre es el silencio interior. Es fundamental, esencial e imprescindible el silencio de nuestra memoria, nuestro entendimiento, nuestra voluntad y nuestra imaginación. Escuchemos nuevamente otra parte del Santo Evangelio: Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. La invitación de la Palabra de Dios es a que estemos atentos y vigilantes en todo momento, es decir, veinticuatro siete. No podemos espabilar, nos dice el apóstol Pedro: “Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar.Resístanle firmes en la fe, sabiendo que nuestros hermanos en este mundo se enfrentan con sufrimientos semejantes” (1 Pe 5,8-9). Nuestra tarea es vigilar. Estar siempre vigilantes, esta es nuestra lucha. Escuchemos lo que nos dice la Palabra de Dios: “estén atentos, vigilen…, al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer”. Lo normal es que en el día estemos despiertos y por lo tanto estemos vigilantes, generalmente, nos cuesta más estar vigilantes en la noche. La noche es para dormir y descansar. La analogía del evangelio con respecto a la noche, la podemos interpretar a la luz de San Juan de la Cruz, cuando nos habla de la “noche oscura”. En clave de espiritualidad, es en la noche, precisamente cuando más despiertos debemos estar. La cuestión es: vigilar. La noche oscura según San Juan de la Cruz es la gran oportunidad que Dios nos da para purificar nuestra piedad. Pensemos en el momento histórico que vivimos como un tiempo oportuno para estar vigilantes. La pandemia nos hizo relativizar las estructuras, nos puso en otro contexto, nos invita a estar vigilantes y en actitud de reinventarnos. El mundo nos distrae demasiado, hoy vivimos en medio del entretenimiento y la farándula; pensemos, por ejemplo: ¿cuánto tiempo perdemos en nuestras redes sociales viendo majaderías? La crisis actual nos dijo: “paren y vigilen con atención para donde van”. Aprovechemos este tiempo de crisis, de noche oscura, para estar vigilantes y revisar nuestra vida y, sobre todo, aprovechemos este “instante vital” de crisis para dejarnos sorprender por Dios. Los momentos de las grandes crisis son los momentos de las grandes luces. Las grandes crisis son las mejores maestras de sabiduría. Para terminar, les propongo dos cosas: (1) Respondamos esta pregunta, ojalá en un ambiente familiar: ¿Cómo celebrar la navidad en este tiempo de incertidumbre? (2) Celebremos la Navidad teniendo en cuenta el siguiente lema: Navidad en casa, navidad por la vida. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Obispo Arquidiócesis de Florencia Evangelio - Marcos 13, 33-37 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Velen!

Vie 27 Nov 2020

Sábado 28 de noviembre, continúa jornada mariana de oración.

En estos tiempos difíciles que vive la humanidad, la Iglesia católica sigue pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen. Por eso, a través de una iniciática propuesta por monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), se ha invitado insistentemente a los fieles católicos a rezar el santo rosario unidos en familia o en grupos pastorales, pidiendo el fin de tantas pandemias que aquejan a Colombia y al mundo. Esta iniciativa de monseñor Urbina fue acogida por el canal Cristovisión que, desde hace cinco meses, abrió un espacio para que un sábado de cada mes se emita el santo rosario con la participación de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de todas las edades y de diferentes lugares del país, motivando así a muchos para que se unan a esta oración mariana a través de Cristovisión, de la página web cec.org.co y la página en Facebook /episcopadocol. Cada mes ha tenido una intención especial. Así, este sábado, a las 5:00 pm, la intención general del rosario será por los migrantes, especialmente por lo que llegan a Colombia, por las ‘casas de paso’ que los acogen, por los niños y jóvenes que también hacen parte de estas olas migratorias, en fin, será una oportunidad más para seguir orando por un mejor mañana para nuestros hermanos migrantes. Cabe anotar que en cada santo rosario se hace referencia a un santuario o parroquia que se destaca en alguna región del país por su fervor mariano. Además, quienes se unan al rezo por Cristovisión o por los espacios digitales de la CEC antes mencionados, conocerán la Basílica Menor del Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en Cúcuta. Estarán presentes los obispos de la provincia eclesiástica de Nueva Pamplona, quienes ofrecerán el Padre Nuestro de cada decenario. Son ellos: Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona; mons. Jaime Abril González, obispo de Arauca; mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta; mons. Luis Gabriel Ramírez Díaz, administrador apostólico de Ocaña, y mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, administrador apostólico de Tibú.

Vie 27 Nov 2020

La voz del Pastor | 29 de noviembre de 2020

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 13, 33-37

Vie 27 Nov 2020

Estado de salud monseñor Oscar Urbina Ortega

Se emite este comunicado para informar sobre el estado de salud de monseñor Oscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 27 Nov 2020

"Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento"

Primer domingo de Adviento Noviembre 29 de 2020 Primera Lectura: Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7 Salmo: 80(79), 2ac+3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b) Segunda Lectura: 1Co 1,3-9 / Evangelio: Mc 13,33-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En el inicio del tiempo litúrgico del Adviento, la Palabra de Dios nos alienta a ir con el corazón bien dispuesto al encuentro del Señor que viene: * No se trata sólo de la celebración anual del nacimiento del Salvador, sino también de la espera gozosa de su segunda venida en la gloria. * La conversión a Dios es la primera y fundamental disposición para acoger al Salvador. * El Señor nos reitera la necesidad de permanecer “vigilantes”, es decir, que perseveremos cada día en nuestra vida en Cristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los capítulos 63 y 64 del profeta Isaías, de los cuales están entresacados los versículos que se han proclamado en la primera lectura, conforman una preciosa oración dirigida a Dios, pidiendo su “vuelta” y su acción para la salvación del pueblo, que muy probablemente está atravesando la experiencia del destierro. Estas palabras señalan un itinerario para ir al encuentro del Salvador, en el que aparecen varias disposiciones del orante: * El reconocimiento de la paternidad de Dios, aun teniendo en cuenta las rebeldías del pueblo. Es muy bella la confesión que cierra la lectura: “Tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero; somos todos obra de tu mano”. * La confianza en el amor de Dios, que interviene y actúa en la historia, que salva a sus hijos. Este es el significado de la imagen de los cielos rasgados para que Dios baje. * La conciencia de que, para ir al encuentro del Señor, es necesario el esfuerzo de practicar la justicia, acordarse de sus caminos, volver a él desde el corazón. En la segunda lectura se subraya otra convicción: que la perseverancia hasta el final es obra de la gracia divina en nosotros: “Él -Cristo- los mantendrá firmes hasta el final”. No basta el solo esfuerzo humano, aunque éste sea imprescindible; nuestra perseverancia es primeramente obra de la gracia. En el Evangelio, el Señor nos dice reiterativamente: “velen”. Este imperativo claramente tiene en perspectiva los últimos tiempos, la vuelta del Señor, la cual no nos debe sorprender “dormidos” o “descuidados”. De manera obvia, estas alusiones se refieren a la disposición interior de vivir continuamente la voluntad de Dios, de ser siervos que hacen la tarea que nos ha sido confiada, de estar siempre listos para cuando vuelva el Señor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A causa de la pandemia del Covid-19 estamos viviendo momentos de incertidumbre y de muchas dificultades. Desde nuestra fe, en este contexto, el Adviento se nos presenta como un camino de esperanza, que nos encamina para ir al encuentro de Cristo Salvador. Para recorrerlo es necesario que tengamos presente: Las dos venidas de Cristo: Iniciando nuevamente el Adviento, tiempo para preparar nuestra espera del Señor, la Palabra nos recuerda que nuestra vida debe ser una continua peregrinación hacia la casa del Padre. En efecto, generalmente vivimos el Adviento como una preparación para el nacimiento del Niño Dios, pero no se nos debe olvidar la dimensión escatológica que nos pide estar vigilantes para recibir al Señor en su segunda venida. La preparación ha de ser ante todo interior: Es bello y bueno que, en este tiempo, se organicen algunas exteriores que crean un ambiente navideño: luces, árbol, pesebre, decoraciones, regalos, etc. Sin embargo, la primera e infaltable preparación ha de ser en el interior de cada persona, donde Cristo quiere nacer, y desde donde salen las buenas acciones para ir al encuentro definitivo con él. La vigilancia como permanencia en el amor de Dios: Es la invitación central que nos hace hoy el Señor: “velen”. Quiere decir que nuestra vida debe estar siempre centrada en el amor de Dios y el deseo de vivir permanentemente su voluntad. Este “velar”, así como queda expresado en la imagen de los servidores que esperan a su Señor, nos exige mantenernos atentos a los signos de los tiempos, esto es a las realidades que reclaman nuestro compromiso de fe. Dicho de otra manera, no nos podemos descuidar o adormecer pensando que el Señor tarda, llevando una vida descuidada o indiferente frente al amor de Dios. La oración de quien espera: La comunidad cristiana ora en este tiempo de Adviento pidiendo que el Señor “vuelva”; que se abran los cielos y baje, que acontezca el amor de Dios entre nosotros, que toda la humanidad vaya al encuentro de la salvación que el Señor nos trae. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración del profeta Isaías que tenemos hoy en la primera lectura es una magnífica plegaria para prolongar la escucha de la Palabra en este tiempo de Adviento. Como comunidad reconocemos a Dios Padre que nos ama y nos salva, le pedimos discernimiento de los signos de los tiempos y la fortaleza para no errar en el camino que nos conduce a él, le pedimos que no nos distraigamos o adormezcamos en el camino, sino que vivamos despiertos en la espera del Señor. En esta liturgia también podemos manifestar nuestro compromiso de celebrar el nacimiento del Señor con verdadero espíritu cristiano, sin dejarnos distraer por las cosas exteriores o materiales del más importante propósito de nuestra vida que es el de ir permanentemente al encuentro del amor del Señor. Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas, celebramos el primer domingo de Adviento y el inicio de un nuevo año litúrgico. Recordemos que el Adviento es tiempo de esperanza y alegría, preparación y vigilancia. Dejemos que el Padre nos tome como arcilla entre sus manos y moldee nuestra vida, nuestro ser y nuestro hacer, preparándonos para conmemorar y celebrar la venida de nuestro Redentor. Él, quien viene constantemente a nuestras vidas y a cada uno de nosotros, con el corazón pleno de amor, mostrándonos un camino seguro hacia su encuentro. Prepararemos su venida llenos de gozo y esperanza. Participemos con viva devoción en esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra En este primer domingo de Adviento, la liturgia de la Palabra nos muestra la fidelidad del Padre que, desde el principio, a pesar de las infidelidades de su pueblo, lo llama a ser partícipe de la gracia divina a través de su Hijo, Jesucristo. Por Jesús hemos sido enriquecidos en todo y hemos sido llamados a la santidad. Y para poder cumplir con la tarea que el Padre nos encomienda, se nos llama a velar pues no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el dueño de la casa. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestra oración confiada a Dios Padre, que nos ha enriquecido en todo por medio de su Hijo Jesucristo, diciendo: R. Que brille su rostro y nos salve 1. Por el Papa Francisco y los pastores de la Iglesia para que, con su palabra y ejemplo, en este tiempo de Adviento, vayan adelante, iluminando y señalando el camino que conduce al encuentro del Señor, roguemos al Señor. 2. Por la Iglesia, para que no se canse de proclamar el Evangelio de Cristo y sea como un faro de luz y esperanza en medio de un mundo que sufre, roguemos al Señor. 3. Por los líderes de las naciones, para que Dios les dé la gracia de trabajar unidos durante este tiempo difícil, para promover la justicia y el cuidado especial de los pobres y vulnerables, roguemos al Señor. 4. Por los enfermos, para que puedan experimentar el poder sanador de Dios en cuerpo, mente y espíritu, mediante el amor y el apoyo de los que los cuidan, roguemos al Señor. 5. Por nosotros aquí reunidos, para que veamos y encontremos en Cristo nuestra riqueza, y viéndola la podamos compartir con aquellos que más lo necesitan, roguemos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Padre bueno escucha estas plegarias que te presentamos con fe y esperanza, por mediación de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 27 Nov 2020

“En medio de la pandemia, María nos invita a ser solidarios”: Sor Cecilia Triana

Cada 27 de noviembre, el santoral católico rememora una de las apariciones marianas de la Virgen María que hace alusión al momento en que la Madre de Dios se apareció a santa Catalina Labouré, en 1830, en una escena que se convertiría en la imagen de una insignia popularmente conocida como la "Medalla Milagrosa". La hermana Cecilia Triana González,Provincial de las Hijas de la Caridad, Provincia La Milagrosa Bogotá – Venezuela, recordó que esta escena de la aparición de la Virgen a esta joven novicia que pertenecía a la comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, aconteció en París, en tiempos donde se vivían momentos de guerra, pandemias y crisis sociales muy fuertes, que no fueron ajenas al corazón de la madre de Dios. “Allí la Virgen le dijo que esa medalla sería un signo de amor, una promesa de protección y una fuente de gracia para todos aquellos que confiaran en ella”. “Esto tiene que ver con la simbología que hay en la misma medalla”, explicó la religiosa. “María resplandece en medio de las 12 estrellas como la reina de los Apóstoles, como la madre de la Iglesia, como quien alienta y favorece nuestra vida, la vida del pobre, del creyente y nuestra misión de hogares, nuestra misión de apóstoles, de trabajadores, de campesinos, de personas del barrio, de personas de la economía, de la ciencia y allí está María”. En este contexto, la religiosa dijo que estos signos nos deben llevar a recordar la función que tiene cada uno dentro de la Iglesia, más en estos momentos por los que atraviesa la humanidad, donde somos llamados a vivir la fraternidad y a acoger a los más necesitados. “María nos está recordando que cada uno de nosotros somos una estrella, al igual que los Apóstoles; una estrella que tiene toda una misión, somos enviados para hacer el bien en medio del dolor, de la orfandad de nuestro tiempo, debemos ser esa luz profundamente solidaria que ilumina en medio de la tiniebla, en medio de la adversidad”, advirtió. Observó que en estos tiempos inesperados y difíciles de comprender, fruto de la pandemia no solo del coronavirus, sino de otras pandemias que afronta el planeta y la sociedad colombiana, es donde aparece el misterio de la medalla,“en medio de esta situación la Virgen permite intuir que alrededor de la crisis que vivimos nuestro corazón de hombres y mujeres tiene que ser solidario”. “Todas las pandemias que nacen de la desigualdad, de la inequidad, de los abusos, de la corrupción institucionalizada, que nacen de todas esas formas de reconocimiento de la dignidad del ser humano, nos invitan a reflexionar y a atender el llamado que nos hace el Santo Padre en su última carta«La alegría de ser hermanos»". Este viernes 27 de noviembre, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl tendrán la eucaristía, a las 6:00 p.m., para conmemorar la fiesta de Santa Catalina Labouré y la celebración de los 387 años de fundación de esta comunidad.

Jue 26 Nov 2020

“Exorcismo y oración de liberación”

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Doctrina, ha publicado el libro“Exorcismo y oración de liberación”, un texto que recoge las memorias del curso teológico-pastoral que lleva este mismo nombre y que se realizó en noviembre de 2019. El libro, además de reunir las ponencias de quienes participaron como conferencistas, ofrece una síntesis de toda la comprensión teológica que encierra el tema del exorcismo. “En la publicación está la comprensión litúrgica, canónica, espiritual y pastoral de toda esta realidad que necesita ser iluminada dentro del contexto de los sacerdotes y de las personas que desean conocer sobre esta dinámica que, a veces, aparece tan oscura”, explicó el padre Jorge Bustamante Mora, director de los Departamentos de Doctrina y Promoción de la Unidad y el Diálogo de la CEC, quien además tuvo a su cargo la coordinación de la primera edición de este libro. Ante el “boom” de las personas que hoy día expresan sentir energías negativas o que hay una presencia misteriosa del mal, el director del Departamento precisó que “es importante tener una clara formación teológica para comprender este tipo de fenómenos y darles un manejo adecuado, que sea entendido desde la enseñanza de la Iglesia y no se caiga en errores o exageraciones que no ayudan al crecimiento espiritual”. Este subsidio resulta valioso en la formación de todo sacerdote para que pueda desde su ministerio ejercer la ayuda que según sus competencias la Iglesia le permite. “Centramos la atención para precisar qué hay que hacer para ayudar a estas personas que realmente aparecen afectadas por el mal, también para iluminar a las personas y hacerles comprender que no todo lo que ven como mal puede ser una circunstancia que provenga del maligno, sino que puede tener otras explicaciones; es necesarioayudar a aquellos que creen tenerlo, pero realmente no hay nada”. Frente a este tema del exorcismo, que en muchas personas causa temor, misterio, y búsquedas desesperadas de ayuda incluso en lugares equivocados, el sacerdote dijo que el libro plantea algunas pautas que pueden ser asumidas como retos para enfrentarlos. Apoyar a las personas que sufren realmente por este tipo de fenómenos fruto de un influjo del maligno, mediante ministros competentes que les ayuden a centrar la mirada en la fe y a encontrar solución a esta dura realidad. Un gran desafío, es no estar viendo el diablo o el mal en todo, sino tener un crecimiento espiritual acorde a la doctrina y lo que la Iglesia quiere. Se requiere ofrecer presencia y acompañamiento pastoral más que soluciones mágicas. Formación para el ministro ordenado que presta este ministerio, formación para sus equipos de colaboradores, y desde luego, formación para todo cristiano, de manera que se sepa cuándo debe o no recurrirse a estas ayudas. Pues, existen personas que no son católicas y proponen soluciones de acuerdo a sus propios intereses. Este libro de 280 páginas puede adquirirse en la librería de la Conferencia Episcopal, comunicándose al PBX: 437 55 40 Ext. 264 Cel: 313 8808447 o solicitando su ejemplar al correo electrónico: [email protected]

Mié 25 Nov 2020

«Madrugón a la oración»: Jornada promovida por la Arquidiócesis de Bogotá

Por iniciativa de la arquidiócesis de Bogotá, este sábado 28 de noviembre desde las 5:00 a.m. a las 8:00 a.m., se vivirá la gran Jornada: «Madrugón a la oración», una experiencia iluminada por el Salmo: 'Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo'. Según lo ha dicho monseñor Pedro Manuel Salamanca Mantilla, obispo auxiliar de la arquidiócesis, será un madrugón espiritual para el encuentro con Dios, centrado en el texto Bíblico de Mt 5,1-12, que habla de las Bienaventuranzas “como Iglesia de Bogotá queremos ser sal de la tierra y luz del mundo, sabemos que si no vivimos en el espíritu de las Bienaventuranzas, no podremos ser esa luz”. En esta experiencia inédita, el prelado pide a los creyentes unirse en oración como una forma de ser solidarios con el prójimo, en este momento difícil que atraviesa la humanidad. Este evento eclesia será transmitido por el canal católico Cristovisión y a través del canal de YouTube de la arquidiócesis de Bogotá, todos invitados a vivir este momento de fe, esperanza y caridad.