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Iglesia

Dom 15 Nov 2020

“Velar por el bien común”: Monseñor Mancera a obispos colombianos

En la reciente reunión virtual de los obispos colombianos para discernir sobre la realidad en tiempos de pandemia y el impacto de ésta en la vida social, política, económica y religiosa de los colombianos, uno de los ponentes invitados fue monseñor Jaime Alberto Mancera Casas, quien hizo una remembranza de las conclusiones y los compromisos que dejó la CX Asamblea Plenaria del Episcopado, realizada en el mes de febrero de este año. En su intervención, monseñor Mancera hizo énfasis en acciones específicas de trabajo pastoral, con el fin de examinarlas a la luz de evangelio y ver la manera cómo han ido evolucionado e interpelando el quehacer evangelizador, con un futuro a mediano y largo plazo. “Han pasado ya los primeros ocho meses de esta pandemia, ya hemos vivido el comienzo de una reactivación económica y hemos empezado a vivir en el temor de una segunda ola de contagios fuertes que vuelve a sembrar en nosotros un ambiente de incertidumbre y de muchos interrogantes”, precisó monseñor Mancera. La pastoral, la necesidad de promover y fortalecer la espiritualidad de los fieles y en general de la población colombiana para hacer frente a las consecuencias que ha dejado la pandemia del Covid-19 en el país, fue uno de los primeros temas de abordaje. Ante esto, la Iglesia en Colombia “reconoce el cansancio emocional que esta situación ha dejado en todos, pues no ha sido sencillo cargar con la incertidumbre de todas las decisiones que se deben tomar, la depresión a causa del coronavirus, los nuevos brotes de la enfermedad y el dolor por los seres queridos enfermos y fallecidos”. Monseñor hizo referencia a la angustia y el dolor de quiénes han perdido sus trabajos, de quienes han tenido que cerrar sus negocios sin poder tener lo necesario para asegurar el alimento. Asimismo, llamó la atención sobre los denominados “usureros o prestamistas – gota a gota”, que se aprovechan de la necesidad del otro llegando a convertir estos “favores” en hechos de violencia. “Es un llamado especial a la convivencia social y a vivir en comunión fraterna. Como nos lo enseña el Papa Francisco, a compartir lo poco que tenemos con los demás, a velar por el bien común”, aseveró monseñor Mancera. Durante su intervención también hizo mención de otras problemáticas como el aumento de la violencia intrafamiliar, los asesinatos de líderes y lideresas sociales a causa del control territorial y el reclamo de iniciativas por el respeto de los derechos humanos. La falta de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, entre otras más que afectan seriamente la superación de las comunidades. Destacó cómo durante este tiempo de pandemia la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la pastoral social y gracias a un trabajo articulado con las jurisdicciones eclesiásticas, ha acompañado de manera permanente y desde acciones como la de los bancos de alimentos, las poblaciones que han padecido con más fuerza el impacto de la crisis sanitaria; y resaltó la continuidad de estrategias con el fin de aumentar las labores de ayudas humanitarias. Ante este panorama, la Iglesia en Colombia se ha comprometido a ejercer una espiritualidad más central y desde el corazón, escuchando, reconociendo, despertando y transformando los clamores de la sociedad colombiana, para seguir trabajando desde una articulación diocesana.

Sáb 14 Nov 2020

Obispos reflexionaron sobre los desafíos de la pandemia

La semana finalizó con una reunión virtual de los obispos colombianos, los días 12 y 13 de noviembre, en la que revisaron algunas realidades de la vida eclesial que están bajo la acción de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). “Sentimos la necesidad de encontrarnos, utilizando los medios virtuales, para poder seguir haciendo lo que nos corresponde: el discernimiento de las realidades que estamos viviendo, para poder proponer los caminos pastorales que necesitamos en este momento preciso de la historia”, expresó monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo electo de Santa Rosa de Osos y secretario general de la CEC. Ese discernimiento evangélico y colegial, al que hace referencia monseñor Álvarez, lo hicieron los obispos desde su realidad de pastores con la intención de abrir horizontes a la acción evangelizadora en el contexto de la pandemia y de la vida social, política, económica y religiosa del país. “Además, necesitamos proyectar algunas etapas que vienen para la CEC, especialmente la asamblea que tendremos pronto, si Dios quiere, de manera presencial, pero sabiendo que necesitamos todavía saber cómo evoluciona el panorama sanitario”, expuso el prelado. Los obispos colombianos coincidieron en la necesidad de reforzar, en este tiempo de pandemia, la acción pastoral de la Iglesia, enfatizando en las pastorales familiar, de medios de comunicación y educativa, entre otras, así como seguir atendiendo el acompañamiento caritativo en las comunidades, especialmente en las más pobres. Sin duda alguna, este tipo de encuentros anima a nuestros pastores a seguir caminando juntos, aprendiendo juntos y sirviendo juntos. “… Dios nos ha prometido que donde nos reunamos en su nombre, él está con nosotros y nos enseña a vivir la unidad para seguir evangelizando y buscando que el reino de Dios sea realidad en este momento”, concluyó el secretario general de la CEC.

Vie 13 Nov 2020

La voz del Pastor | 15 de noviembre de 2020

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 25,14-30

Vie 13 Nov 2020

Instalación mesa departamental del sector religioso en Guainía

Con participación del colectivo de pastores de diferentes iglesias y sacerdotes del Vicariato Apostólico de Inírida, se instaló formalmente la mesa departamental del sector religioso en el departamento del Guainía. Ésta mesa departamental de asuntos religiosos, pretende erradicar la intolerancia, la estigmatización y la violencia; con ella, se garantiza el diálogo entre las administraciones departamental, municipal y las entidades religiosas, reafirmando el compromiso para la protección y garantía del derecho religioso a todos los ciudadanos de esta región. Monseñor Joselito Carreño Quiñonez, Vicariato Apostólico de Inírida, ha dicho que la instalación de la mesa de asuntos religiosos en el departamento del Guainía se presenta como la más importante oportunidad para fortalecer los lazos de unidad entre todas las confesiones religiosas presentes en el departamento y además aporta para "construir con la luz del Espíritu Santo la tan anhelada unidad soñada y orada por nuestro Señor Jesucristo". "Este acto es signo que hace visible que somos auténticos seguidores de nuestro Señor Jesucristo, es la unidad de todos los que creemos en él. La oración de intercesión eterna de Jesús al Padre del cielo es la de que todos sus seguidores seamos uno como él y el padre son uno ( ver Juan 17, 10ss)", aseveró. Por su parte el gobernador Juan Carlos Iral Gómez, reafirmó su compromiso con la libertad religiosa y de culto, manifestando que es de gran importancia contar con la presencia de la espiritualidad y ética que caracteriza a la Iglesia. En ésta oportunidad y tras una ardua jornada de trabajo sobre la base de cuatro ejes temáticos, se llegó a identificar el quehacer de los próximos tres años, bajo diferentes líneas de acción a través de gestiones, programas y proyectos. La mesa departamental del sector religioso, genera no sólo un reconocimiento, sino una labor conjunta, porque como es reconocido, las iglesias y el sector religioso, tienen una gran vocación social. En el mismo escenario, se procedió a escoger los delegados de la mesa departamental ante las diferentes estancias de participación ciudadana, donde se tiene la representación de los líderes del sector, a fin de generar oportunidades a la población, finalmente y tras una votación personalizada, se eligió al pastor William Martínez, como representante del sector de las iglesias bíblicas. Fuente: Of de pastoral de las comunicaciones Vicariato de Puerto Inírida

Vie 13 Nov 2020

Por tutela retiran piezas religiosas de la Gobernación del Valle del Cauca

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Se está volviendo reiterativo el hecho de querer imponer un pensamiento religioso, desconociendo algo que es muy claro en Colombia, “el hecho religioso católico” de un país que por siglos se ha ido consolidando en los cimientos del Evangelio y del humanismo cristiano. “La decisión obedece a una tutela en la que se argumentó que, en el edificio se estaba violando el derecho fundamental de laicidad del Estado” (Periódico El País, nov. 7 de 2020, A10). Según se pudo comprobar, en un espacio pequeño en que había un oratorio, se tenían el Sagrario con Santísimo sacramento y dos imágenes muy queridas por los vallecaucanos: el Cristo Milagroso de Buga y la imagen del San Juan Pablo II, especialmente. Me vienen unas series de preguntas que considero oportuno compartirlas: ¿Qué entienden los jueces y algunas personas por “Estado laico”? ¿Acaso la laicidad madura no implica el respeto de los credos de los demás? ¿Entonces la ley de libertad de cultos y expresiones religiosas que nos honramos de tener en nuestra constitución en qué queda? ¿Será que la presencia del Sagrario con la Eucaristía y una imagen de tanta tradición como la del Milagroso de Buga, afecta la conciencia y va en contra de los principios de las personas, creyentes o no? ¿Qué daños hacen la Eucaristía y la imagen del Señor de los Milagros? ¿Por qué se busca privatizar la fe de los creyentes restringiéndola solo a lo íntimo de cada uno? ¿Se tiene presente cuántos son los servidores públicos, en este caso de la Gobernación del Valle, que profesan la religión católica? ¿No podrán ellos reclamar su derecho a la libre expresión de la fe y a tener derecho a un lugar digno donde hacer oración y recuperar las fuerzas ante las dificultades y retos que deben afrontar en todo momento? ¿Pueden los accionantes demostrar que la Gobernadora o alguno de los servidores de la gobernación católicos, imponen su fe a quienes atienden en sus oficinas? ¿A alguno han “obligado” asistir una ceremonia religiosa? ¿Qué se está buscando con esta estrategia? ¿Será que se está preparando el terreno para imponer un día a los trabajadores del Estado a que renieguen de su fe católica o asuman un agnosticismo radical? Ante tantos problemas realmente graves y urgentes por los que atravesamos actualmente, ¿cómo entender que los jueces interpreten como un derecho fundamental estas querellas, con el tiempo que realmente quitan a las administraciones y a ellos mismos? ¿Si fuera claro, acaso no se está así vulnerando el derecho fundamental de culto a los que lo profesan lícitamente?. En la reciente encíclica Fratelli Tutti, el Papa Francisco de nuevo convoca a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a trabajar por el respeto mutuo, a valorar al otro, a reconocer que en la diferencia hay riqueza. Frente al tema del respeto de las tradiciones religiosas, de cualquier credo, y en particular de las convicciones cristianas, dice el Papa, primero, que “El culto a Dios sincero y humilde no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y el compromiso amoroso por todos” (FT, 283), y, segundo, que “los cristianos pedimos que, en los países donde somos minoría (y en Colombia no lo somos, pero a veces nos tratan como minoría), se garantice la libertad, así como nosotros la favorecemos para quienes no son cristianos allí donde ellos son minoría. Hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones” (FT, 279). Como Obispo católico, en nombre de quienes hacemos parte de la Iglesia católica, invito a que en vez de gastar tiempo y energías en este tipo de declaraciones, tutelas y sentencias judiciales, trabajemos juntos, sabiendo que, como también lo dice el Papa Francisco, “esa libertad religiosa proclama que podemos encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes; atestigua que las cosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena, ordenada y pacífica, acogiendo las diferencias y con la alegría de ser hermanos en cuanto hijos de un único Dios” (FT, 279). En este caso la tutela fue contra la Gobernación del Valle del Cauca, pero los afectados son los ciudadanos que profesan la fe católica, comenzando por la Gobernadora, a quien se le quiere impedir que viva y exprese coherentemente sus convicciones de fe, tal como se quiso hacer con el Presidente de la República, en el caso de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y su presencia en la Eucaristía en honor del Señor Caído de Monserrate. Mañana, Dios no lo quiera, se buscará entutelar al Señor de la historia y del mundo, pues su existencia, que nada ni nadie puede negar, es escándalo y necedad para algunos. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Mié 11 Nov 2020

Cercanía del CELAM con las víctimas del huracán Eta

A través de una carta dirigida a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Centro América y México, las directivas del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), expresaron su cercanía a las poblaciones de los países que fueron víctimas del huracán Eta. "Las víctimas y los daños causados por este violento huracán nos llenan de profundo dolor; por eso, queremos acercarnos espiritualmente a ustedes con el consuelo de la oración, pero también con la ayuda concreta, que ya se ha activado a través de Cáritas Latinoamericana y Caribeña", reseña la misiva. Además este órgano eclesial, extendió una invitación afectuosa para que todas las Conferencias Episcopales se unan a "cooperar y contribuir como Iglesia Samaritana, para acompañar y aliviar el dolor de los que sufren estas devastadoras consecuencias". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar carta del CELAM[/icon]

Mié 11 Nov 2020

"La espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción"

TRIGÉSIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 15 de noviembre Primera lectura: Pr 31,10-13.19-20.30-31 Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. 1a) Segunda lectura: 1Ts 5,1-6 Evangelio: Mt 25,14-30 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Ideas fuerza que nos ofrece la Palabra de Dios: • Los cristianos están llamados a vivir preparados y dispuestos para dejar que Dios se revele en sus vidas. • Es importante la guarda del respeto y del amor, como interpretación y vivencia del temor de Dios. • Es necesaria la decisión, disposición y administración del Reino de Dios, para heredar la vida eterna, a través de la imagen del banquete festivo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El último capítulo del libro de los proverbios está dedicado a destacar las virtudes y el valor que significa los dotes de una mujer en el contexto de un libro que está basado en las enseñanzas de carácter religioso y moral, que anticipan el plan de preparación virtuoso del que Pablo le habla a la comunidad de Tesalónica, casi como un presagio de la disposición en el contexto cristiano a la parusía. Mientras que el evangelio de Mateo en el capítulo 25 narrará tres parábolas (las 10 vírgenes, los talentos y el juicio final), en este domingo -XXXIII del tiempo ordinario-, la liturgia nos invita a detenernos en la «parábola de los talentos» y en ella, el evangelista nos insta a observar con atención el ejemplo de los tres siervos que ajustan su relación con el amo por medio de la administración de sus talentos, recordando así la vocación al servicio, propia de la vida cristiana. Los cristianos están llamados a vivir preparados, dispuestos y dedicados a dejar que Dios se revele en sus vidas. Por ello las virtudes que el libro de los Proverbios muestra en la mujer que, con su manera de ser, honra y hace magna la vida del hogar, ponen de manifiesto, lo que el autor sapiencial repite en la descripción de la mujer. El texto reiterará y centrará las acciones que ella puede hacer por medio de sus manos; por ello en la destreza y sostén para manejar lo material, el texto le dará un reconocimiento a la habilidad que tiene ella para manejar el hogar. Mientras que, en la relación con los más necesitados, la mujer hacendosa, abre y extiende sus manos, porque en su corazón siempre hay generosidad y bondad para darle a los demás, aquello que hace parte de sí misma. De esta manera la mujer debe ser exaltada, porque por su capacidad de hacer las cosas con sus manos, ella se convierte en un ejemplo para la comunidad y no sólo para su casa. La recitación del salmo 127 con el estribillo: «dichoso el que teme al Señor», le recuerda al creyente la importancia de guardar respeto y amor, como interpretación del temor, más allá de la comprensión primaria de asociarlo con el miedo. De allí que el recuerdo para que el hombre obtenga la bendición, por parte de su Dios, viene a ser la prosperidad por siempre como promesa que Dios cumple en quienes lo honran y buscan con sincero corazón. La unidad narrativa del evangelio de Mateo en el capítulo 25 contiene tres parábolas en las que se destacan tres verbos para acoger el Reino de Dios, disponer, administrar y heredar. Sin embargo, para este domingo, la parábola sobre la que recae la liturgia es aquella de los talentos. Ella relata la decisión que toma un hombre que, al partir al extranjero, confía sus bienes a tres de sus sirvientes. La parábola de los talentos es desafiante porque confronta al lector con la capacidad que tienen los siervos escogidos para administrar los talentos que les han distribuido. El amo para asignar los talentos debe conocer muy bien las facultades y capacidades que los siervos tienen porque sólo así les podrá dar según su capacidad de administrar aquello que les será confiado. El texto pone de manifiesto que, no sólo el amo, conoce a sus siervos, sino que ellos también conocen muy bien a su amo. Por ello hay en los siervos comprometidos una moral de responsabilidad que los lleva a ser merecedores de aquellos decoros que provienen de su patrón; de allí que el entrar en el banquete de su Señor se convierte en el mayor premio obtenido por aquellos administradores honrados y buenos. La infelicidad de aquel que, por miedo al amo, entierra el talento recibido, deja en claro, que no se hace merecedor del banquete del amor que su señor ha reservado para los que han renunciado a la pereza y desidia, sino que, al contrario, se hacen dignos del premio y herencia de su señor, solo aquellos que vencen la desidia como una tentación constante a no querer hacer nada por los demás. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La palabra de Dios en este domingo nos recuerda que el cristiano es siervo del Señor, y que tal y como la mujer del libro de los Proverbios, administra bien sus dones por medio de las obras de sus manos, de la misma manera el Señor pone su confianza en las capacidades que cada uno de sus siervos tiene. Él es el Señor de la vida quien conoce bien a cada uno de los que asumen su compromiso como siervos del amor. Es así como cada servidor está llamado a no compararse ante los otros, sino que debe, reconocer aquello con lo que Dios mismo lo ha dotado y responder a su vocación con generosidad y bondad. De este modo, la labor del siervo es reconocer que debe dar buenos fruto y que sus dones los debe poner al servicio de los demás, teniendo en cuenta su entorno. Por tanto, rechazar el don es enterrar el talento del servicio y disponibilidad a salir de sí para darse a los demás. En la esperanza de una segunda venida del Señor como lo dice Pablo, los talentos que nos vienen de Dios no son para sí, al contrario, deben contribuir con la esperanza y la alegría que tenemos de acoger y dar fruto, desde el servicio, en favor de los más vulnerables de la sociedad, tal como lo invita constantemente a vivir el Papa Francisco, especialmente, con su ejemplo de acogida a los migrantes. Si aceptamos y estimamos la vida como un tesoro invaluable, tendremos que reconocer que somos portadores de muchos talentos y que, como lo reitera el Papa Francisco, es importante no encerrarse en sí mismos, enterrando el propio talento, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino abrirse, ser solidarios, tener cuidado de los demás (Cfr. Catequesis, 24 abril 2013). De esta manera el cristiano busca cómo vivir de una forma libre y disponible el amor que viene del Señor, para compartir con los demás lo mejor de sí como una consecuencia del amor a Dios, a través de los demás y en sus respectivas comunidades. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este domingo es un espacio privilegiado para pedirle al Señor que renueve en cada cristiano, la capacidad de entender el valor que proviene de los talentos o dones recibidos, por la gracia del amor a Dios y por medio del servicio. Los frutos abundantes del servicio del siervo honrado y cumplidor estimulan al siervo a seguir dando frutos desde sus capacidades. Solo cuando el siervo se abre a la obediencia hacia el amo, extiende su bondad sobre los demás en quienes reconoce el amor de su Señor y Dios. Por tanto, insistirá el Papa Francisco que en consonancia con el apóstol Pablo "la espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción. Nosotros somos el tiempo de la acción, tiempo para sacar provecho de los dones de Dios, no para nosotros mismos, sino para Él, para la Iglesia, para los otros, tiempo para tratar siempre de hacer crecer el bien en el mundo" (ídem) II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Este domingo todos estamos llamados por Dios a vivir en comunidad el misterio de su amor por medio de la celebración de la eucaristía. Sean todos bienvenidos al banquete del amor pascual, en donde todos estamos llamados a dar lo mejor de sí, para el bien de la comunidad y así poder darle cumplimiento al mandato del Señor de amarnos todos como hermanos. Dispongamos nuestros corazones para acoger con alegría los dones que el Señor nos dará con su palabra y su pan partido y repartido con amor. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra La escucha de la Palabra de Dios en este contexto celebrativo nos invita a reflexionar sobre nuestras obras y la respuesta que le damos al Señor por medio de la comunidad, en la justa y recta administración de los talentos que hemos recibido de su bondad. Que esta liturgia de la Palabra nos siga disponiendo a la espera gloriosa de la segunda venida de nuestro salvador. Escuchemos con el corazón y la mente abierta el mensaje que nos trae el Señor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, para que nuestro Padre amoroso escuche las súplicas de su pueblo y nos prodigue lo que, por su voluntad, sea para el bien de todos y digamos: R. Padre misericordioso escucha nuestra oración 1. Por el Papa y todos los obispos para que sean ejemplo de servicio en nuestras comunidades y, así, todos busquemos dar lo mejor de nosotros mismos por el bien de la comunidad. Oremos al Señor. 2. Por la Iglesia para que, a ejemplo de la mujer virtuosa del libro de los Proverbios, busque ser protectora de la vida y ejemplo para la sociedad, en el servicio y el amor por los más necesitados. Oremos al Señor. 3. Por los gobernantes de nuestro país, para que no desperdicien los dones que les han sido otorgados para administrar y trabajar por el bien común y, desde el servicio, multipliquen sus obras a favor de la vida. Oremos al Señor. 4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y no se dejen vencer por las dificultades. Oremos al Señor. 5. Por nuestra comunidad para que sea dócil a la escucha de la Palabra y sirva con la alegría del amor de Dios presente en su corazón. Oremos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Escucha Padre de misericordia las súplicas que te dirigimos con fe y esperanza Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 11 Nov 2020

Concretar acciones al servicio de los pobres

Por: Mons. Fernando Chica Arellano - Con cierta frecuencia, a propósito de las enseñanzas de la Iglesia y, más en particular, de los documentos pontificios, algunas personas parecen tener la sensación de que son textos demasiado genéricos. Bonitas palabras, pero difíciles de llevar a la práctica. Esta impresión se difumina leyendo el magisterio del papa Francisco, colmado de ejemplos sugerentes y de retos específicos. En estos párrafos quiero evocar algunas de las concreciones que el Obispo de Roma ha formulado en sus dos últimas encíclicas: Laudato Si’ (LS), sobre el cuidado de la casa común, de 2015, y Fratelli Tutti (FT), sobre la fraternidad y la amistad social, de 2020. Son pautas que nos llevan a compartir, a vencer nuestro egoísmo y salir de nosotros mismos para auxiliar a quienes se hayan sometidos a pruebas diversas. Pueden servir para celebrar con genuino provecho la IV Jornada Mundial de los Pobres. Esta iniciativa, alentada por el Santo Padre con entusiasmo y ardor, coincide con el 33º domingo del Tiempo Ordinario. Esta vez tiene lugar el 15 de noviembre próximo y es una llamada imperiosa a tender la mano a los menesterosos. Recordando la distinción clásica entre las obras de misericordia corporales y espirituales (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2447), divido mi exposición en dos secciones. Concreciones ‘corporales’ Comentando la parábola evangélica del buen samaritano (cfr. Lc 10, 25-37), Su Santidad indica que “es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido. Busquemos a otros y hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor o a la impotencia” (FT 78). En Laudato Si’, el Sucesor de Pedro había ya observado: “Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico. Si una persona, aunque la propia economía le permita consumir y gastar más, habitualmente se abriga un poco en lugar de encender la calefacción, se supone que ha incorporado convicciones y sentimientos favorables al cuidado del ambiente. Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida” (LS 211). A continuación, individuaba varios ejemplos bien asequibles para cambiar el rumbo de nuestra vida a mejor: “Evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias” (LS 211). En varios momentos de la encíclica Fratelli Tutti, habla el Papa de la importancia de la caridad política. Es interesante reconocer que lo hace de un modo bien preciso, estimulante, cercano e inclusivo: “Es caridad acompañar a una persona que sufre, y también es caridad todo lo que se realiza, aun sin tener contacto directo con esa persona, para modificar las condiciones sociales que provocan su sufrimiento. Si alguien ayuda a un anciano a cruzar un río, y eso es exquisita caridad, el político le construye un puente, y eso también es caridad. Si alguien ayuda a otro con comida, el político le crea una fuente de trabajo, y ejercita un modo altísimo de la caridad que ennoblece su acción política” (FT 186). En el siguiente párrafo seleccionado, por ejemplo, el Papa es capaz de vincular algo tan cotidiano como es cuidar el agua que sale del grifo en casa con el nivel moral de la humanidad, la preocupación ecológica y el respeto a los derechos humanos: “Cuando hablamos de cuidar la casa común que es el planeta, acudimos a ese mínimo de conciencia universal y de preocupación por el cuidado mutuo que todavía puede quedar en las personas. Porque si alguien tiene agua de sobra, y sin embargo la cuida pensando en la humanidad, es porque ha logrado una altura moral que le permite trascenderse a sí mismo y a su grupo de pertenencia. ¡Eso es maravillosamente humano! Esta misma actitud es la que se requiere para reconocer los derechos de todo ser humano, aunque haya nacido más allá de las propias fronteras”(FT 117). Otras pistas las encontramos cuando al Santo Padre alude a la importancia de la sobriedad y dice: “Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la naturaleza, en la oración” (LS 223). Con ello, enlaza ya con la importancia de humanizar las relaciones cotidianas, reivindicando el “laborioso cultivo de la amistad”, que a veces puede quedar minusvalorado en nuestro mundo, marcado por las relaciones digitales. “Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la comunicación humana” (FT 43). Si en vez de gastar tanto tiempo en enviar mensajes, mirar el teléfono móvil o quedar atrapados por el brillo de la pantalla de una tablet, miramos a quien tenemos al lado, lo escuchamos, salimos a su encuentro, lo tomamos en serio, secamos sus lágrimas, compartimos sus anhelos, etc., estamos inyectando enormes dosis de bondad llamadas a romper círculos viciosos y nocivos. Pero con esto entramos ya en otra sección, tan inspiradora como la primera. Concreciones ‘espirituales’ “El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor” (LS 231). Recojo ahora cinco tipos de gestos cotidianos que podemos considerar como “obras de misericordia espirituales”. Son actitudes que caldean nuestra alma y la hacen sensible a las necesidades ajenas, sobre todo a las penurias de los más vulnerables. Según indica el papa Francisco, la amabilidad nos libera de la crueldad, de la ansiedad y de la urgencia distraída. “Hoy no suele haber ni tiempo ni energías disponibles para detenerse a tratar bien a los demás, a decir ‘permiso’, ‘perdón’, ‘gracias’. Pero de vez en cuando aparece el milagro de una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia. Este esfuerzo, vivido cada día, es capaz de crear esa convivencia sana que vence las incomprensiones y previene los conflictos. El cultivo de la amabilidad no es un detalle menor ni una actitud superficial o burguesa”(FT224). Esta amabilidad se plasma en el cuidado del diálogo, que tantas veces hoy brilla por su ausencia y se convierte en manipulación, sucesión de monólogos o meras negociaciones interesadas. “Los héroes del futuro serán los que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales. Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad”(FT 202). Un modo bien concreto en el que la amabilidad y el diálogo toman forma es el espíritu del ‘vecindario’, sobre todo en ciertos barrios populares, que viven auténticas relaciones de vecindad, “donde cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “nosotros” barrial. Ojalá pudiera vivirse esto también entre países cercanos, que sean capaces de construir una vecindad cordial entre sus pueblos” (FT 152). Por supuesto, nada de esto evita la existencia de conflictos. Pero, ¿qué hacer con ellos? “Es fácil hoy caer en la tentación de dar vuelta la página diciendo que ya hace mucho tiempo que sucedió́ y que hay que mirar hacia adelante. ¡No, por Dios! Nunca se avanza sin memoria, no se evoluciona sin una memoria íntegra y luminosa” (FT 249). Y advierte el Obispo de Roma: “No me refiero solo a la memoria de los horrores, sino también al recuerdo de quienes, en medio de un contexto envenenado y corrupto fueron capaces de recuperar la dignidad y con pequeños o grandes gestos optaron por la solidaridad, el perdón, la fraternidad. Es muy sano hacer memoria del bien” (FT 249). Relacionado con ello, está la última de las concreciones que he seleccionado: “Prestar atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista. Cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso” (LS 215). Invitándonos a todos a ser contemplativos en medio de la vida cotidiana, el Papa afirma que “el universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre” (LS 233). Para cultivar esta actitud contemplativa, en el sexto capítulo de la encíclica Laudato Si’, Francisco recuerda la importancia de los signos sacramentales, del descanso dominical y del encuentro festivo comunitario, entre otras ayudas privilegiadas que encontramos en nuestra tradición eclesial. Una Jornada que estimule nuestra creatividad No echemos en saco roto estas pistas tan luminosas que Su Santidad nos brinda como una oportunidad de gracia. Sintámonos todos, leyendo su magisterio, invitados a estar cerca de quienes carecen de lo necesario, de aquellos que están hartos de palabras banales y tienen sed de un amor concreto, diligente y raudo, que abra nuevos horizontes y arranque del pesimismo y la postración. Las sugerencias del Papa piden ser comentadas en reuniones de pastoral, grupos apostólicos, ambientes juveniles que busquen caminos no roturados, escuelas de formación cristiana, reuniones de Caritas… Pueden servir de acicate para llenar de contenido esta Jornada de los Pobres, oportunidad propicia para cancelar nuestra posible tibieza y atender a los necesitados, implicándonos en la solución de sus problemas, como hicieron los santos, que resplandecen en la historia como antorchas de incesante caridad. Santos como Francisco de Asís, Ángela de la Cruz, Juan de Dios, Teresa de Calcuta, Damián de Molokai, Leopoldo de Alpandeire, Carlo Acutis y otros, nos enseñan a seguir las huellas de Cristo, poniendo por obra lo que leemos en la Carta a los Romanos: “Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde” (12,15-16). De ellos aprendemos que nadie se salva solo. Todos somos deudores. Por eso hemos de sumar voluntades, desgranar ideas, emprender acciones benéficas, de modo que nuestras almas se conmuevan ante el clamor de quienes menos tienen. Socorriendo a los desvalidos, al estilo de Cristo Jesús, nuestra fe se volverá activa, nuestra esperanza firme y dinámica nuestra caridad. Ojalá que, por medio de esta Jornada, Dios ensanche nuestros corazones, para que sepamos poner en marcha una creatividad eficaz y regeneradora en aras de una vivencia profunda y cotidiana del Evangelio, continuamente al servicio de los pobres y desfavorecidos de este mundo. Tras lo dicho, alguien puede pensar que los esfuerzos y puntos reseñados no van a cambiar el mundo. Que lo sugerido por Su Santidad es una simple minucia, poco para lo mucho que hay que arreglar a nuestro alrededor. A este respecto, hay que llenarse de esperanza y ánimo tomando en cuenta una observación que hace el mismo papa Francisco: “Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente” (LS 212). Adelante, pues. Mons. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA