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Iglesia

Jue 19 Nov 2020

CELAM y Red Clamor presentan la investigación ‘Pies para que te tengo’

El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Red CLAMOR presentaron el informe ‘Pies para que te tengo’, con el fin de recopilar testimonios de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, visibilizar sus sentimientos, los desafíos que han tenido que enfrentar y la fortaleza con la que los han afrontado. El informe ofrece además una serie de recomendaciones para promover la protección y el desarrollo integral de personas refugiadas y migrantes en las comunidades de acogida.“Superemos la barrera de la indiferencia, creemos conciencia sobre el valioso aporte que las personas refugiadas y migrantes venezolanas hacen al país que las acoge”, destacó el arzobispo Gustavo Rodríguez, presidente de la Red Clamor. “Aprendamos a tirar los muros que nos separan y a crear puentes de encuentro para enriquecernos unos con otros”. El Informe aborda, en cuatro tramos de una travesía, las oportunidades, los retos y los riesgos a los que se exponen y viven las personas venezolanas refugiadas y migrantes durante las rutas de tránsito y en las diferentes ciudades de acogida. Contempla una metodología de consulta participativa a través de entrevistas individuales y grupos focales de discusión con personas refugiadas y migrantes de Venezuela, así como entrevistas a actores claves que forman parte de la respuesta en los diferentes países de acogida. Como resultado de la investigación, la Red CLAMOR hace una serie de recomendaciones, entre ellas lograr una mayor sinergia entre las organizaciones de la Iglesia católica que atienden a personas en movilidad humana, con los organismos de las Naciones Unidas y otras instancias nacionales e internacionales, para juntos promover el desarrollo integral de las personas refugiadas y migrantes. “En el marco de la III Jornada Mundial de los Pobres, esta publicación nos recuerda la importancia del valor de la compasión y la solidaridad hacia las personas que han tenido que dejar su país en búsqueda de una vida digna y segura”, recalcó monseñor Miguel Cabrejo, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Los más de 200 testimonios de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en diferentes países de América Latina mencionaron retos en común como la xenofobia y la discriminación, obstáculos en su acceso a derechos e integración social, y dificultades para su inclusión laboral. La pandemia expone además a las personas refugiadas y migrantes de Venezuela a dificultades y riesgos de protección aún mayores, ya que muchos han perdido sus fuentes de ingreso y, en ocasiones, sus hogares, exponiéndolos a la indigencia, el desalojo forzado, la explotación, la violencia de género y el abuso, entre otros. ‘Pies para que te tengo’ reúne experiencias de personas extraordinarias y resilientes que compartieron sus historias de sufrimientos, miedos, pero sobre todo de lucha. Una compilación de memoria histórica, con la esperanza de dejar huella en muchos corazones. Esta publicación fue posible gracias al apoyo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados. Fuente: Of. de comunicaciones del Celam y Red Clamor

Mié 18 Nov 2020

Episcopado invita a orar por los difuntos este viernes

La propuesta del papa Francisco de rezar por los fieles difuntos durante todo el mes de noviembre, ha sido acogida por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) que este viernes 20 noviembre, a las 12:00 del mediodía, celebrará una eucaristía para orar por el eterno descanso de quienes, por diferentes causas, han fallecido durante estos meses de pandemia. En un mensaje los obispos han expresado que este será un momento para "orar por el alma de quienes han partido a la ‘Casa del Padre’ en este tiempo de pandemia y brindar consuelo a sus familiares y amigos, suscitando así un espacio de encuentro y cercanía con el pueblo colombiano para expresar, como Iglesia, solidaridad y compromiso de oración ante la situación de emergencia sanitaria que nos agobia a todos". La Santa Misa, que será presidida por monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, secretario general de la CEC y obispo electo de Santa Rosa de Osos, será transmitida por varios espacios católicos de televisión y radio, así como por medios digitales y redes sociales. Alianza de medios católicos El canal Cristovisión originará la señal desde la capilla principal de la CEC, la cual se emitirá por éste y los canales Teleamiga de Bogotá y Telesantiago de Tunja. También se unirán a la transmisión: Emisora Mariana de Bogotaá y Minuto de Dios (con sus emisoras en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cartagena). “Estamos a la espera de la respuesta de otros medios católicos del país que, seguramente, se unirán a la transmisión para que este mensaje de consuelo y esperanza del episcopado colombiano llegue a todos los rincones del país”, dijo el padre Jaime Marenco, director de comunicaciones de la CEC. También se ha extendido invitación a las 77 jurisdicciones de las Iglesia en Colombia (arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos), para que se unan a esta transmisión desde sus páginas web, redes sociales y otros medios. Hasta el cierre de esta nota, 26 jurisdicciones habían respondido afirmativamente. Por su parte, la Conferencia Episcopal trasmitirá por su página cec.org.co y por su fanpage /episcopadocol

Mié 18 Nov 2020

Iglesia en la Isla de San Andrés clama la solidaridad de los colombianos

Ante la voz de angustia que muestra la difícil situación que están atravesando las familias del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, el Vicario Apostólico de la Isla, monseñor Jaime Uriel Sanabria Arias, hizo un llamado urgente pidiendo la ayuda solidaria para las familias que lo perdieron todo por causa del huracán Iona. El prelado a través de un video informó que desde el Banco de Alimentos Bread Fruit del Vicariato, se están prestando las ayudas, pero advirtió que ante la dimensión de la catástrofe se requiere un mayor apoyo. “Desde el Banco de Alimentos Bread Fruit del Vicariato, estamos acompañando las necesidades de muchas familias, ahora en medio de esta situación que nos hemos visto afectados en Providencia, San Andrés y Santa Catalina, acudimos a la solidaridad de ustedes para que nos puedan ayudar preferiblemente con aportes económicos”, aseguró monseñor Sanabria. El jerarca explicó que muchas familias que lo perdieron todo, están pasando grandes y urgentes necesidades, por lo que agradeció desde ya los aportes que las personas de buen corazón puedan brindar. Las donaciones se podrán realizar a nombre del Vicariato Apostólico de San Andrés, en el Banco AV Villas, Cuenta corriente No. 860050947 - Nit 892400068-3 Una vez se consigne se agradece enviar el comprobante al correo electrónico [email protected]

Mié 18 Nov 2020

Diócesis de Montería se prepara para su Asamblea Diocesana de Pastoral

Inspirados por el pasaje bíblico de Lucas 8,22 “Pasemos a la otra orilla”, la diócesis de Montería dará inicio el próximo sábado 21 de noviembre de 2020, desde las 9:00 a.m., a la Asamblea Diocesana de Pastoral, presidida por su obispo Ramón Alberto Rolón Güepsa. Según lo han indicado sus organizadores será un momento para revisar "el camino pastoral recorrido y avanzar con optimismo en el Señor Jesús el futuro que se aproxima". Como parte de la preparación a este evento, la Jurisdicción elaboró una encuesta que aplicó a: un joven, una pareja, un miembro del consejo pastoral, un representante del consejo económico y al párroco o vicario, con el fin de evaluar la Pastoral en tiempos de pandemia, sus resultados han de proyectarse al trabajo que realizarán durante la Asamblea. La invitación que hace la Jurisdicción es a vincularse en familia para que participen de este evento eclesial, que se transmitirá a través de las redes sociales de la diócesis de Montería, en Facebook y Youtube.

Mar 17 Nov 2020

Encuentro virtual: "Entorno Digital: Ni Ángel Ni Demonio"

Durante la Semana del Buen Trato, que promueven varias instituciones públicas y privadas de la capital colombiana, entre ellas la Iglesia católica, la agenda se vio movida con una nutrida programación de actos académicos, artísticos y culturales. Ahora como cierre de la misma la arquidiócesis de Bogotá realizará de manera virtural, el próximo 21 de noviembre a partir de las 9 a.m., el encuentro virtual: "Entorno Digital: Ni Ángel Ni Demonio". Los anfitriones a esta actividad han observado que "niños, ancianos y personas con discapacidad suelen sufrir con más frecuencia abandono, exclusión o son privados del amor. Las consecuencias del abuso y la desatención perduran toda la vida y afectan incluso el desarrollo económico y social del país", por lo anterior, han resaltado se sienten en el deber de crear conciencia sobre la importancia de trabajar por el cuidado de esta población vulnerable. "Ser pequeño, frágil o no tener salud no resta valor a la persona, por el contrario son dones para la familia y la sociedad porque a través del cuidado de ellos se aprende a convivir en la diferencia y a ser solidario. Por eso se busca que las familias adopten el Buen Trato como un principio para fortalecer los vínculos dentro de la familia. Sin embargo, muchas familias viven entornos nuevos de relacionamiento que dificultan el encuentro intergeneracional y encontrar caminos alternativos para solucionar los conflictos. Muchas enfrentan la vida en medio de la falta de oportunidades, en malas condiciones de empleo o de vivienda e incluso en condiciones de hambre, porque la inequidad también genera violencia", han explicado en un mensaje. Frente a esta realidad, la arquidiócesis de Bogotá ha dispuesto ser ese puente para que las familias adopten el Buen Trato como principio y les ayude a cuidar con responsabilidad, ejercer adecuadamente el poder y establecer relaciones de confianza, en medio de las tensiones que la aquejan. Además del primado de Colombia, monseñor Luis José Rueda Aparicio y monseñor Luis Manuel Alí, obispo auxiliar de Bogotá y coordinador de la oficina del Buen Trato en esta jurisdicción, estará como invitado especial el sacerdote español Antonio Carró, conocido como uno de los más grandes expertos a nivel mundial sobre el tema de seguridad tecnológica. Animará este espacio la cantante colombiana Carolina Múñoz, ganadora del festival colombiano de música andina el Mono Núñez, quien compartirá canciones de su autoría inspiradas en el valor de la maternidad. El evento será transmitido por los canales oficiales de la arquidiócesis de Bogotá, Facebook, Twitter y YouTube.

Mar 17 Nov 2020

La Jornada Mundial de los Pobres

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid- Ha querido el Papa Francisco que uno de los domingos del año se dedique a pensar y actuar en favor de los pobres, ha establecido esta jornada que hoy celebramos, para que miremos a los pobres, a los vulnerables, a los que en medio de esta sociedad tienen ingen­tes necesidades, fruto de la inequidad de nuestro contexto social. Este domingo, 15 de noviembre, se tendrá esta oportunidad de pensar en esta rea­lidad dramática e iluminarla desde la fe. Pero, sobre todo, nos tiene que ani­mar a tener gestos y acciones que toquen las necesidades de los pobres. “La hermana pobreza”, la llamaba san Francisco de Asís, debe ser acogida y recibida en un espíritu de libertad, de gozosa generosidad, de aprecio por lo que se posee descartando la obsesión de convertirnos en acaparadores de bienes, trabajando para tener lo que se posee con sentido fraterno, con visión generosa, con esa luz de esperanza que recibe la vida cuando hay mucho más gozo en dar que en recibir. El mundo en el cual vivimos, es un mun­do que ha resaltado el bienestar, el consu­mo, el derroche, hemos vuelto absolutos los bienes materiales, casi como objeto de nuestra vida, la razón última del trabajo y de la acción humana. La situación con­creta de la COVID-19 ha desnudado aún más la pobreza. En el Evangelio de Jesucristo, la pobreza es un don, no una limitación. Es don por­que nos da la oportunidad de encontrar en el necesitado, el rostro mismo de Dios, porque nos permite descubrir que en el hermano que sufre no hay, como lo pre­tenden tantos sistemas económicos, una deplorable situación, sino que en el cora­zón del pobre encontraremos siempre la oportunidad de escuchar el reclamo divi­no que nos pide que nos olvidemos de esa conquista desaforada de bienes y riquezas que esclavizan y nos dediquemos, mejor, a encontrar el modo más efectivo de ca­nalizar todas las oportunidades para que el que experimenta esta realidad, pueda ser restituido a la dignidad propia del ser humano. En el Antiguo Testamento en­contramos grandes enseñanzas sobre los pobres (Cf. Ex 21, 16; 22, 20s.25s; Lev 19, 13s). Sería objeto de una gran profun­dización de nuestra parte para un creci­miento espiritual, el ser “pobres”, según el corazón y la voluntad de Dios. ¿Cómo se ha desfigurado el concepto de pobreza? A veces se la instrumentaliza para ha­cer del necesitado “el caldo de cultivo” de tantas doctrinas que buscan generar el caos y transforman el justísimo recla­mo de solidaridad con el necesitado en una manipulación del que debería ser asistido con amor, para convertirlo en un feroz perseguidor de sus hermanos, para seguir­lo humillando en vez de socorrerlo, para seguirlo explotando y hundiendo en la miseria. En nuestro contexto ha sido usada la pobreza para fortalecer la confrontación social y, no en cambio, la oportunidad de trabajar para sacar a muchos de esta situación de dolor y necesidad. La auténtica pobreza es discreta, no se disfraza, no humilla al otro recordándole a cada instante su miseria y su dolor, por­que solo se acerca al que necesita para dar con amor, para expresar el gozo de la vida en la sobriedad digna con la que no repar­timos, sino que compartimos, en la que no entregamos, sino que nos damos con el alma al que el mismo Dios nos pone en el camino para que lo colmemos primero de amor y de bondad y luego saciemos su necesidad. La pobreza es una gran realidad en la Diócesis de Cúcuta, una ciudad con grandes retos de pobreza y necesidad, co­menzando por el desempleo y la falta de recursos para muchos. La pobreza que Dios quiere que socorra­mos y asistamos con amor, es aquella rea­lidad de una humanidad en la que muchí­simos hermanos nada tienen, porque otros tantos han acaparado las posibi­lidades y las oportunidades. Tenemos delante de nosotros a los emigrantes, a los retornados colombianos, a los que no tie­nen empleo, a los que ancianos no tienen una pensión, a los niños que no tienen lo necesario para vivir. Hay un constante crecimiento de este cua­dro doloroso entre nosotros, mientras que la indiferencia culpable de los poderosos de este mundo, se alejan del deber de compartir con amor y de dar con genero­sidad, sobre todo teniendo como certeza que, al final nada podremos llevarnos a la eternidad y que el tesoro que guardamos en el cielo no son los bienes de este mundo sino la generosidad con la que hayamos salido al encuentro del hermano que sufre y del que tantas veces se ha olvidado el mundo. Los pobres son el gran tesoro de la Iglesia, nos enseñó San Lorenzo, diácono, al inicio de la predica­ción del Evangelio. La Iglesia ha sido siempre maestra en el servicio a los pobres. No en vano es la única institución humana en la que la so­lidaridad deja de ser un acto filantrópico para convertirse en un acto de amor pro­fundo y cercano que ilumina la vida, que alimenta física y espiritualmente a quien asistimos con sentimientos convencidos y claros que nos hacen ver en el que sufre al mismo Cristo. Es la caridad de Cristo que nos urge, enseña San Pablo (Cf. 2 Cor 5, 14). Cuánto nos convendría aplicar constan­temente el criterio con el que seremos juzgados: “tuve hambre y me diste de co­mer, tuve sed y me diste de beber” (Mateo 25.35 ss.), porque nuestra caridad no es­pera otra cosa que llenar las manos vacías con la doble ración amorosa del pan que calma el hambre y del amor con el que se ofrece al necesitado el mismo corazón. Hemos tratado en nuestra Iglesia Particu­lar de servir a los pobres, con tantas ini­ciativas: la primera, la Casa de Paso ‘Di­vina Providencia’; el Banco Diocesano de Alimentos (BDA), que ha entregado desde hace más de 20 años alimentos a los pobres. Las parroquias han servido a los pobres y necesitados; la Fundación Asilo Andresen que atiende a niños ne­cesitados; la obra de tantas religiosas que con amor acuden a los ancianos en el asilo de los ancianos regentados por las Hermanitas de los Ancianos Desam­parados y las misioneras de la Santa Madre Teresa de Calcuta, y tantas otras comunidades de religiosos y religiosas dedicados a la educación. Injusto será negar la acción de la Igle­sia. Somos, gracias a Dios, maestros en caridad, porque sabemos dar, sabemos ofrecer amor, sentimos que, en un miste­rio admirable, el mismo Cristo al que so­corremos con amor en tantísimas obras, de las que Cúcuta y su Iglesia pudiera ofrecer la muestra más viva, es que nun­ca dejará que se vacíen los graneros del corazón para seguir dando amor y nunca se vacíe la despensa con la que calmamos el hambre material mientras anunciamos que es Dios el que nos hizo ministros de amor y de su misericordia. Cada uno de nosotros puede tener algún gesto concreto con los pobres, en esta Jornada, pensemos en nuestros vecinos ancianos, enfermos, pobres, excluidos, los presos, que les ayudemos siempre, inspirados en el amor de Cristo. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 17 Nov 2020

En tiempos de Covid, el amor tiene la última palabra, no la muerte

Hace ocho meses el país vive una realidad ajena a la que se imaginaba a comienzos de este 2020. Durante este tiempo, la emergencia sanitaria a causa de la Covid-19 ha generado fuertes impactos en la vida social y económica de los colombianos, llevándolos a pasar situaciones extremas de vulnerabilidad y zozobra. Ante esta realidad, la Iglesia católica en Colombia, en concordancia con los valores del Evangelio, activó sus planes de emergencia y puso en marcha acciones inmediatas para tratar de solventar un poco el golpe que la pandemia generó en muchas de las familias colombianas, especialmente las pertenecientes a los lugares más recónditos del territorio nacional. Los resultados del trabajo que la Conferencia Episcopal de Colombia ha realizado durante este tiempo de emergencia sanitaria, fueron expuestos el pasado jueves por monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social/ Caritas Colombia, en la reunión de obispos colombianos que se llevó a cabo de manera virtual. En primer lugar, el directivo subrayó que la Iglesia ha estado muy activa en el desarrollo de varias acciones, con el fin de dar esperanza en medio de una situación que es dramática, esto, con la convicción de llevar el amor de Dios en todas las circunstancias, particularmente en las emergencias, pues es el amor el que debe dar la última palabra y no la muerte. Lastimosamente la realidad que vislumbró la pandemia y que fue evidenciada por quienes trabajan directamente en las jurisdicciones eclesiásticas, es preocupante, pues se ha identificado que la población con más alto grado de vulnerabilidad son los migrantes, los refugiados solicitantes de asilo, los enfermos terminales, las poblaciones étnicas y las personas internas en los centros carcelarios. Monseñor Henao también mencionó que se presentó un aumento en la violencia intrafamiliar, una situación que ha sido constatada por diferentes organismos del Estado. A esto se suma un aumento en la percepción de inseguridad en zonas urbanas del país a cuenta del empobrecimiento. Las llamadas rentas ilícitas del narcotráfico, la minería ilegal, el asesinato de líderes y lideresas sociales y excombatientes, se suman a este alto porcentaje de las problemáticas que aquejan al país. Finalmente, se encuentra el aumento del desempleo que es cada vez más grave, pues se han alcanzado tasas que no se tenían desde hace 10 años. Ante este panorama y durante la cuarentena estricta, decretada en el mes de marzo, la Iglesia puso en marcha cuatro acciones fundamentales con las que buscó socorrer a la población más necesitada: “pasar de la indiferencia a la unidad, caminar del egoísmo a la solidaridad, pasar de la división a la paz y la convivencia y pasar del olvido a la atención del hermano en necesidad”, afirmó monseñor Henao. “Hemos colocado en primer lugar el apoyo psicosocial, que es una necesidad cada vez más urgente. Se han entregado 19.775 paquetes alimentarios. Por parte del Episcopado se ha brindado también apoyo jurídico, kits de aseo e higiene y de aseo personal. Acceso a servicios de salud a buena parte de la población. Se ha dado apoyo para el trabajo, se han distribuido equipos de bioseguridad especialmente en jurisdicciones alejadas, transporte y ayuda humanitaria. Educación y formación para buena parte de la población dando paso a una dimensión educativa dentro de la Iglesia. Transferencias en efectivo a 20.767 familias, recursos que se hacen a través de acciones bancarias y cuya finalidad es que las personas puedan atender sus necesidades inmediatas y, por último, se ha brindado albergue a 2.477 familias, entre otras ayudas”, señaló el director del SNPS/CC. Son varias las jurisdicciones eclesiásticas que han desarrollado programas por sí mismas con sus recursos, sus colectas y campañas que ha ejecutado localmente. Monseñor Henao manifestó que también se ha venido trabajando en articulación con organismos del Estado, como el Ministerio del Interior, así como con alcaldías y gobernaciones. Las instituciones y fundaciones también han hecho parte de este trabajo articulado, donde se ha logrado la entrega efectiva de mercados, kits de aseo, comida preparada, apoyo económico a poblaciones vulnerables, hospedaje, apoyo psicosocial y acompañamiento espiritual, una acción muy fuerte que se ha desarrollado en muchas diócesis y que realmente responde a una necesidad muy profunda, pues muchas personas están afectadas emocionalmente. “Los proyectos se han acoplado de manera que respondan y fortalezcan la capacidad de la Iglesia de hacer presencia ante esta emergencia sanitaria. Lo segundo es organizar una respuesta operativa y humanitaria coordinada desde Pastoral Social con todos los organismos que integran el Episcopado”, aseveró monseñor Henao. Por último, dijo que la Iglesia continuará reuniendo esfuerzos en pro de ayudar y proteger a los más necesitados, pues aún queda un desafío muy grande, ya que Colombia continúa con aumento significativo en el número de contagios, lo que significa que la situación aún no ha cesado y que puede extenderse por un largo tiempo.

Lun 16 Nov 2020

Rafael Luciani: “Ante la pandemia, pensar en clave sinodal”

Otro de los ponentes invitados a la reciente reunión virtual de los obispos colombianos fue el laico venezolano Rafael Luciani Rivero, doctor en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana. Luciani afirmó que la crisis actual por causa de la pandemia, que se vive a nivel pastoral en todas las iglesias locales del mundo, requiere una revisión desde un modelo espiritual, pastoral e institucional, advirtiendo que para ello es necesario pensar en clave sinodal. "Si la conversión pastoral no se da de manera sinodal, se puede correr el riesgo de repetir modelos anteriores. La pastoral no puede ser pensada sin ser tratada en clave sinodal, esto significa discernir la identidad y misión evangelizadora actual en sus distintas estructuras, como son las curias, parroquias o comunidades", afirmó. Para pensar en un modelo de transmisión de la fe renovado, se hace necesario contar con espacios conjuntos de discernimiento donde se realice un diagnóstico y participen allí, como actores: el episcopado, el clero, la vida religiosa y el laicado. "No puede hacerse una propuesta de pastoral sin revisar si tenemos la formación suficiente y las estructuras necesarias para responder a esa realidad cambiante que estamos viviendo". Explicó que no se trata de hacer algo completamente nuevo, sino pensar en las instancias y mediaciones que no están siendo adecuadas para que la transmisión de la fe sea atractiva, que llegue y sea capaz de generar procesos de recepción de la fe. Reforma de estructuras y mentalidades para un nuevo milenio Recordó como el Papa Francisco al hablar de “sinodalidad”, propone también un nuevo modelo y modo de proceder para todo un milenio, es decir, el proceso que de ahora en adelante la Iglesia ha de seguir para entender su propia identidad. "Hay que hacer una reforma de mentalidades y de instituciones en toda su complejidad, el cambio de época implica predicarnos por las mediaciones nuevas que necesitamos, la forma de estar en la sociedad, es decir, que si estamos en un cambio de época hay necesariamente que pensar en un cambio del modelo institucional eclesial". Afirmó que, a raíz de la pandemia, se revela como el gran signo de los tiempos la inequidad. "Ya no se trata solo de los sectores que han sido pobres, sino también del empobrecimiento a todos los niveles de la sociedad, de todos los estratos; entonces el empobrecimiento se convierte hoy en un gran reto pastoral". Nuevos procesos de inculturación Finalmente, invitó a pensar en una pastoral de comunidades como ya toda la tradición del magisterio latinoamericano lo ha venido diciendo, es decir, la articulación de las pequeñas comunidades. "Una forma de aprender a escuchar los nuevos signos de los tiempos en las realidades actuales, es con las comunidades caminando hacia una nueva manera de vivir el cristianismo y una forma de ayudar a hacerlo, a mi parecer, es crear comunidades pequeñas, ambientales, que permitan a la parroquia que pueda ser en este momento comunidad de comunidades".