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Liturgia

Vie 17 Feb 2023

Voz del Pastor | 19 de febrero de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 5,38-48

Vie 17 Feb 2023

Amen a sus enemigos

SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 19 de 2023 Primera Lectura: Levítico 19,1-2.17-18 Salmo: 103(102),1-2.3-4.8 y10.12-13 (R. 8a) Segunda Lectura: 1Corintios 3, 16-23 / Evangelio: Mateo 5,38-48 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Después de proclamar el “Sermón de la Montaña”, San Mateo agrupa una serie de enseñanzas de Jesús que permiten ver cómo los discípulos deben entender y practicar la ley. No hay nada de teoría en las palabras del Maestro, ni tampoco prescripciones realmente nuevas, en todo el sentido de la palabra, sino unos cuantos ejemplos para orientar de forma correcta la conducta concreta y cotidiana de los discípulos ante algunas situaciones que un código legislativo, como tal, no puede prever. Aquel faro que puede guiar siempre a las personas es la ley del amor. Y es verdad que es algo que ya suena repetitivo y hasta etéreo, pero en realidad, este pasaje bien asumido, es la verdadera característica del cristianismo. Jesús va más allá de lo prescrito por la ley de Moisés. Amar como amó Jesús, pidiendo por ellos en la cruz, es acercarse a la perfección de Dios, que es amor. Jesús en persona es la revelación suprema de esta santidad y de este amor infinito de Dios. El apóstol Pablo, ya en la segunda lectura, nos indica que si somos “templos habitados por el Espíritu” pertenecemos a Cristo y por Cristo de Dios y seremos capaces de superar nuestras tendencias muy humanas de venganza, odio, resentimientos, es decir, la “sabiduría de este mundo” para que nos habite la verdadera sabiduría del Espíritu por lo cual “todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 38: “Ojo por ojo, diente por diente”. Es la ley del talión (tal-cual), que era común en la antigüedad y que tenía un propósito claro: limitar la venganza exagerada del más fuerte (cf. Gn 4, 23) y establecer así una cierta paridad. A nosotros nos parece una forma de justicia pasada de moda, pero no es así, también hoy vemos cómo hay venganzas exageradas por alguna falta cometida. Pero esto no resuelve el mal sino que lo duplica. v. 39: “Pero yo les digo”. Esta frase es el punto que hace la diferencia, porque Jesús invita a tener un punto de vista diferente, el de la “justicia excesiva del Padre” y solo esta puede romper la espiral de violencia que se genera con la venganza. En el trasfondo está la cruz de Cristo desde donde se perdona a aquellos que no saben lo que hacen. v. 39b: “Al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra”. Si la primera regla para vencer el mal es no devolver mal por mal, la segunda es la disponibilidad a “tolerarlo” que significa permitir algo que no gusta o no se aprueba del todo, es la capacidad de llevar los unos el peso de los otros. No es indiferencia frente al mal sino la fuerza de llevarlo sobre sí mismo. v. 40: “Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto”. La tercera regla para vencer el mal es renunciar a tu derecho. En lugar de reivindicar sin amor tu túnica, has de estar dispuesto a renunciar incluso al manto. Es la desnudez de Cristo en la cruz, despojado de todo, por la salvación de la humanidad. v. 45: “Así serán hijos de su Padre del cielo”. Es actuar como lo que debemos ser desde el bautismo: hijos de Dios; es buscar la verdadera esencia del cristiano. v. 48: “Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”. El hombre es imagen de Dios y será “templo del Espíritu” solamente si es como Él. Esta santidad no separa del mundo ni del pecador, sino que se transforma en compasión que se compromete en todas las situaciones, en misericordia que abraza en cada miseria. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? ¿Qué podemos hacer, como cristianos, ante la espiral de violencia que hoy azota nuestro país? ¿Cómo me pide actuar el Señor en el lugar donde Él me ha puesto para vivir el Evangelio? En el Antiguo Testamento ya la ley preveía una medida para substituir la violencia ciega y desenfrenada por una justa proporción entre la gravedad del crimen cometido y el daño causado con el castigo o la reparación. Jesús da un paso más adelante de la ley. No pide que nos comportemos como ingenuos ni mucho menos que nos inhibamos ante la injusticia y la violencia, pero sí nos invita a ser artífices de paz y reconciliación, estando incluso dispuestos a ceder algo de nosotros mimos con el fin de detener la violencia fratricida. También en este aspecto Jesús lleva la ley a plenitud en Él mismo. ¿Tiene sentido para nosotros hoy la afirmación de Jesús en el Evangelio: “Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”? Jesús en persona es la revelación suprema de esta santidad y de este amor infinito de Dios. Él, el justo enviado al mundo, entregó su vida en la Cruz, por la salvación de los pecadores, Él fue el templo donde habitó el Espíritu de Dios para ser transparencia de Dios en el mundo. Si nos llamamos cristianos, ¿podemos en algo parecernos a Dios? ¿Si somos templo de Dios y el Espíritu de Dios nos habita, podemos en algo superar nuestras tendencias humanas para mirar el mundo desde la experiencia de Dios en nuestra vida? ¿Qué otra cosa entiendo por ser “templo de Dios y que el Espíritu de Dios me habite? 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Después de leer el texto anterior, hago una “pausa de contemplación”. • En un primer momento puedo imaginarme a Jesús que habla en el monte y proclama las bienaventuranzas. • Pido al Señor lo que deseo en este momento: ser “templo del Espíritu” para dejarme llenar por las actitudes de Cristo y tener como lema de la vida: llegar a “ser perfecto como el Padre”; particularmente pido comprender y vivir lo que Jesús dice acerca de la nueva justicia del Hijo. • Medito cada palabra de Jesús: veo cómo la vivió Él y como la vive en relación conmigo. ______________________ Recomendaciones prácticas: • En este día se puede entregar a los fieles una hoja que contenga cuatro cuadros horizontales y diez verticales. En los diez cuadros verticales se escriben los diez mandamientos. En los cuatro cuadros horizontales se hacen las siguientes preguntas: ¿Qué esclavitud quiere combatir este Mandamiento? ¿Qué valor quiere promover este Mandamiento? ¿Cómo vivo yo este Mandamiento? ¿Cómo vive el mundo este Mandamiento? Lo pueden entregar al domingo siguiente en la parroquia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En la liturgia de hoy, continuando con el “Sermón de la Montaña”, Jesús nos presenta su “nuevo mensaje” que es el mandamiento del amor, dándole una amplitud y una generosidad tales que hacen de este pasaje uno de los más característicos del cristianismo. La invitación a “ser templos del Espíritu” y “perfectos como el Padre celestial es perfecto”, significa que también a nosotros el Señor nos ofrece la esperanza de la plenitud que comienza con nuestro comportamiento en el tiempo presente y alcanza su plenitud en la eternidad. Monición a la Liturgia de la Palabra La primera lectura que contiene la invitación “serán santos porque yo, el Señor, su Dios soy santo” nos dice que la omnipotencia y la santidad van de la mano y Dios promulga sus Mandamientos en virtud de este doble título. Por esto es preciso cumplirlos para glorificar su autoridad y honrar su santidad. El salmo responsorial es la acción de gracias del pecador, que experimenta la alegría del perdón. La segunda lectura nos habla de “ser templos de Dios habitados por el Espíritu de Dios”: las divisiones, las rivalidades, y otras expresiones similares representan la condición humana que no es habitada por el Espíritu de Dios. También nos dice “ustedes son de Cristo” para recordarnos que desde el Bautismo somos hijos de Dios y debemos vivir nuestra vida según esta condición. El Evangelio nos presenta dos nuevos ejemplos de cómo el discípulo de Cristo debe asumir la Ley e ir, incluso, más allá de lo que la misma señala y así oponer el bien al mal. El Evangelio es un código de santidad que tiene su fuente en el Padre del cielo y que Jesús enseñó por medio de palabras y, de manera perfecta, a través de sus obras. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos y hermanas: Nosotros, que somos templo de Dios y morada del Espíritu Santo, oremos a Dios Padre por toda la humanidad, diciendo con fe: R. Bendice, Señor, a tu pueblo. 1. Por nuestra Diócesis de N. y cada una de sus parroquias, para que acojan sin temores la santidad que viene de Dios y en ellas reine el amor y el perdón, oremos al Señor. 2. Por los ministros que anuncian el Evangelio, para que lo hagan con palabras sencillas y oportunas y además lo pongan en práctica en la vida de cada día, oremos al Señor. 3. Por los que ejercen la autoridad en nuestra Patria, para que sean honestos en sus emprendimientos, en favor de todos los ciudadanos, oremos al Señor. 4. Por aquellos que alivian a los que sufren, para que sepan reconocer a Jesucristo en los pobres, en los humildes y en lo más débiles. Oremos al Señor. 5. Por nosotros aquí presentes en la casa de Dios, para que miremos a todas las personas como amigos y sepamos perdonar a quien nos ofende, oremos al Señor. Oración conclusiva Señor, Dios nuestro, que nos concedes mucho más de lo que nos atrevemos a pedir y esperar, danos un corazón confiado y atento a las sorpresas de tu amor. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Vie 10 Feb 2023

Voz del Pastor | 12 de febrero de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 5,20-22a.27-28.33-34a.37

Mié 8 Feb 2023

Así se dijo a los antiguos: pero yo les digo

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 12 de 2023 Primera Lectura: Eclesiástico 15,16-21 Salmo: 119(118), 1-2.4-5.17-18.33-34 (R. cf. 33a) Segunda Lectura: 1Corintios 2, 6-10 Evangelio: Mateo 5, 17-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción A lo largo de estos domingos la liturgia continúa siendo inspirada por el “Sermón de la montaña”. San Mateo, en su Evangelio, apoyándose en abundantes citas bíblicas proclama en todo momento que, desde el origen hasta su Muerte y Resurrección, tanto en su enseñanza como en su comportamiento, Jesús lleva a cumplimiento el contenido de las Sagradas Escrituras. Para San Mateo la novedad de la Buena noticia y de la vida evangélica solo se entiende en la línea de la tradición de Moisés. Así lo podemos meditar en la primera lectura en donde se subraya que la Ley de Dios viene en nuestra ayuda para aumentar nuestra capacidad de discernimiento y saber distinguir, de manera inmediata y con toda certeza, entre el bien y el mal. Así mismo el salmo responsorial nos invita a sentir alegría al poder cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios de todo corazón, en plena libertad, y así expresar cómo el amor de Dios nos habita. Asumir en nuestro corazón los Mandamientos de Dios, podríamos decir con San Pablo a los Corintios en la Segunda lectura, es tener con nosotros la sabiduría de Dios, que se recibe por la acción del Espíritu Santo que nos lleva a la comprensión del misterio de Dios. Este Espíritu Santo se recibe, especialmente, cuando entramos en oración. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? v. 17: “No he venido a abolir la ley y los profetas”, dice Jesús. En efecto la ley es buena y necesaria cuando esta promueve y hace crecer la vida y prohíbe aquello que atenta contra ella. Los profetas también apelan a ella, denuncian las transgresiones y prometen un corazón nuevo y un Espíritu nuevo, que nos haga caminar por el camino de Dios. “Sino a darle cumplimiento”, Jesús es el primero que, de palabra y de obra, da cumplimiento a la ley. Porque Él es la sabiduría encarnada que no solo cumple la ley sino que lleva a plenitud la alianza de Dios con su pueblo. v. 18: “Mientras dure el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i o una tilde de la ley sin que todo suceda”, Jesús se presenta como el ejemplo de aquel que cumple la ley, no vino a abolir sino a dar cumplimiento. Y ¿Por qué cumple la ley? Porque hay amor en su corazón. Quien no ama ve en las normas algo que lo limita, pero quien ama ve en ellas la posibilidad de crecer en el respeto y amor al prójimo, a la sociedad, a la creación. v.20 “Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos”. Jesús pide a sus discípulos que su justicia supere aquella de los escribas y fariseos. No se trata de ser más rigurosos en la observancia de las reglas o más escrupulosos que los fariseos, sino que propone un salto de calidad: su justicia supera la de aquellos porque es la justicia de Dios que ustedes han recibido como un don, es la luz de Cristo y su potencia que ahora obran en su existencia y lo llevan a una autonomía (nomos significa ley), es decir, acoger la ley en el corazón como un don de Dios. v. 21: “Han oído que se dijo…pero yo les digo”. Hay una serie de enseñanzas de Jesús que complementan aquello que es dicho por la ley. Son cinco antítesis en el Evangelio de Mateo. Tres las encontramos en este domingo y dos en el siguiente. No son contraposiciones porque no dice, por ejemplo, que antes se prohibía matar (No matarás) y ahora Jesús dice: pueden matar. No se cambia la ley sino que se profundiza, se realiza e incluso el amor lleva a dar un paso más: “Yo les digo quien llame a su hermano imbécil responderá ante el Consejo”. Era necesario dar un paso adelante con respecto a la Torá de Israel y Jesús lo hace precisamente partiendo de ella: “ahora yo les digo”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Estamos en un momento en el cual con mucha facilidad se puede perder el control de los instintos por los muchos estímulos que están fuera y dentro de nosotros, y después vienen los problemas que afectan no solo a quien hace el mal sino a toda la familia, a los hijos, a la sociedad. Por eso Jesús insiste: ante ciertas situaciones es necesario adherirnos a la ley y aún más al amor de Dios que nos habita. La pregunta que debemos hacernos es esta: ¿Es humanizante o deshumanizante la mentalidad de hoy que permite todo aquello que Jesús nos pide superar? ¿Nos ayuda a nosotros y a las personas a crecer en la dignidad? Jesús ahora, llevando a plenitud la ley y los profetas, nos ofrece los criterios para discernir entre aquello que es bueno de lo que es malo, entre lo que humaniza y lo que deshumaniza. Sobre los principios no se puede ceder porque no seríamos leales con las personas sino les indicamos el camino de Dios y las opciones de vida que nos ha enseñado el maestro Jesucristo. Pero al mismo tiempo se puede acompañar y comprender a quien se ha equivocado para que retome el camino de Dios. Se puede y se debe desaprobar todo aquello que deshumaniza a las personas, pero no se puede nunca juzgar y condenar a la persona que lo hace, sino que debe ser acompañada y ayudada. Jesús es el primero que vive el amor. Su justicia no es la de los escribas ni la de los fariseos: es la “excesiva del Hijo”, igual a la del Padre, que hace entrar en el reino. Los Mandamientos son una manera fácil y a la mano para tener criterios de discernimiento frente al mundo, pero la Iglesia no solo anuncia la ley sino todo el Evangelio que nos presenta la “justicia excesiva” del Hijo, que ama como el Padre y nos pide “ser perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo” (Mt 5, 48). El amor que supera la ley no le hace mal a nadie y el amor es el pleno cumplimiento de la ley. Quien ama no ve en la ley una restricción sino una posibilidad de respetarse a sí mismo, al otro y a la creación. Quien ama va mucho más allá de lo que le pide la ley como, en efecto, es la propuesta de Jesús. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Después de leer el texto anterior, hago una “pausa de contemplación”. • En un primer momento puedo imaginarme a Jesús que habla en el monte y proclama las bienaventuranzas. • Pido al Señor lo que deseo en este momento: acoger en mi corazón la “justicia excesiva” como cumplimiento pleno de la ley. • Tomo el salmo 119 y voy meditando cada una de las frases y lo que ellas pueden suscitar en mi vida en estos momentos. _______________________ Recomendaciones prácticas: • En este día se puede entregar a los fieles, en un papel de media carta, una invitación a leer el Catecismo de la Iglesia Católica, señalando los números en donde se explican Las Bienaventuranzas y los Mandamientos que corresponden a la tercera parte del Catecismo: la vida en Cristo. Se puede estimular la lectura rifando algunos ejemplares del Catecismo de la Iglesia Católica impreso o poniendo sobre la ficha que se entrega la dirección o página de internet donde se encuentra. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La ley de Dios manifestada en el Antiguo testamento es un camino sabio y fácil para que podamos decidir entre el bien y el mal con libertad. Jesús respetó y mantuvo la ley de Moisés, pero, apelando al amor de Dios, pide dar un paso más superando solo la visión legalista del cumplimiento. Con varios ejemplos el Evangelio nos mostrará como Jesús lleva a plenitud los antiguos mandamientos que siguen vigentes para nosotros hoy. Vivamos este encuentro con Cristo, en la Eucaristía, abiertos a la novedad que hoy nos trae la presencia del Espíritu Santo. Monición a la Liturgia de la Palabra Ante las confusiones que generan hoy las diversas ideologías, muchas personas quedan perplejas cuando tienen que decidir sobre su actuación en la sociedad y, en algunas ocasiones, son incapaces de distinguir de manera inmediata, sobre el bien o el mal. Por eso la ley de Dios viene en su ayuda y así, iluminados por la sabiduría divina, están en condiciones de tomar libremente una buena decisión. El salmo nos invita a estar alegres por poder cumplir los Mandamientos con todo el corazón y en plena libertad para expresar nuestro amor a Dios. La segunda lectura nos dice que la sabiduría de Dios no puede ser comparada con la de los hombres pues esta es dada a cada uno por el Espíritu Santo que, además, nos abre a la comprensión de los misterios de Dios. En el Evangelio Jesús, revestido de la autoridad de Dios, nos enseña y revela una lectura y una práctica de los Mandamientos concorde con la intención profunda de Dios: “Han oído que se dijo…pero yo les digo”. La moral evangélica brota de un corazón que permanece “en continua conversión”. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios, Padre todopoderoso, para que nos ayude con su gracia a poner en práctica las palabras de Jesús, suplicando confiadamente: R. Escúchanos, Señor. 1. Por el Papa y por los obispos que profesan la fe apostólica, para que despierten en el corazón de los fieles y en quienes reciben la catequesis el deseo de vivir, desde ya, el Reino de Dios, oremos. 2. Por quienes tienen responsabilidades educativas para que sepan promover una cultura de pueblo de Dios, fundada en los Mandamientos de Dios, oremos. 3. Por los oprimidos y marginados, por los pobres, por los afligidos y por quienes sufren, para que encuentren alivio, consuelo y salud en Jesús, oremos. 4. Por las madres solteras y por los hogares separados, para que sientan, de parte de los cristianos, la acogida y la ayuda que necesitan. Oremos. 5. Por todos los aquí presentes en esta asamblea del domingo, día del Señor, que escuchamos las palabras de Jesús en el Evangelio, para que nuestra justicia supere la de los escribas y los fariseos, oremos. Oración conclusiva Señor, Dios omnipotente, graba en nosotros la Ley del amor y del perdón, para que seamos capaces de vivir conforme con el Evangelio de tu Hijo. Él que es Dios contigo en la unidad del Espíritu Santo. R. Amén.

Sáb 4 Feb 2023

Ustedes son luz del mundo

QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 5 de 2023 Primera Lectura: Isaías 58, 7-10 Salmo: 112(111), 4-5.6-7. 8a y 9 (R. 4a) Segunda Lectura: 1Corintios 2,1-5 Evangelio: Mateo 5,13-16. I. Orientaciones para la Predicación Introducción A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día: • El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo. • La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios. • El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad. En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia. San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios. Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy. Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón. Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables. En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias. Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos. Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo. Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor. Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”. _______________________ Recomendaciones prácticas: • 11 de febrero, Jornada Mundial de Enfermo. Promover la lectura del Mensaje del Papa para esta fecha. • Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nuevamente nos reunimos como familia creyente, para celebrar, en este primer día de la semana, la Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. Y muy en continuidad con la fiesta de la Presentación y de la Candelaria que celebramos hace unos días, hoy el Señor nos exhorta a ser sal de la tierra y luz del mundo, a ser fraternos y solidarios. Participemos en este banquete del amor de Dios para que salgamos renovados a ser testigos de su misericordia. Monición a la Liturgia de la Palabra No necesitamos ser perfectos para ser sal de la tierra y luz del mundo. San Pablo nos recuerda que es Dios quien realiza su obra a través de nosotros y que sólo debemos dejar que el Espíritu siga haciendo milagros y prodigios siendo dóciles a su acción y sensibles frente a las necesidades del mundo y de nuestros hermanos. Dispongamos a escucha con fe la Palabra que va a ser proclamada. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos al Señor nuestras súplicas, con la certeza de que nuestro Padre siempre nos concede lo que más nos conviene. R. Escúchanos, Padre de bondad. 1. Por el Papa, los Obispos y todos los ministros que ejercen el servicio de pastorear la Iglesia, para que mantengan un corazón dispuesto a velar por las ovejas de sus rebaños, atiendan sus necesidades y salgan alegres al encuentro de muchas otras que necesitan acercarse al Señor. 2. Por las autoridades civiles, militares y de policía del mundo y de Colombia, para que impulsen políticas y estrategias en beneficio de los más pobres y desamparados. 3. Por los que aún desconocen o no reconocen la misericordia de Dios, para que encuentren en el camino pastores buenos que los animen a hacer parte del rebaño del Señor. 4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y nunca se dejen vencer por las dificultades de la vida. 5. Por todos nosotros, para que siempre encontremos descanso y consuelo en el corazón misericordioso del Hijo de Dios. Oración conclusiva Escucha Padre, las súplicas que te presentamos, por intercesión de tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Vie 3 Feb 2023

Voz del Pastor | 05 de febrero de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 5, 13-16

Sáb 28 Ene 2023

Voz del Pastor | 29 de enero de 2023

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 5, 1-12a

Mié 25 Ene 2023

Bienaventurados los pobres en el espíritu

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 29 de 2023 Primera Lectura: Sofonías 2, 3; 3,12-13 Salmo: 146(145), 6c-7.8-9a.9bc-10 (R. Mateo 5, 3a) Segunda Lectura: 1Corintios 1,26-31 Evangelio: Mateo 5, 1-12a. I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Como un nuevo Moisés, Jesús expone desde lo alto de un monte la nueva ley de su Reino; es el Sermón de la Montaña que comienza con las Bienaventuranzas, todas ellas se resumen en la primera: la de los pobres en el espíritu, aquellos que lo dejan todo para seguir e imitar a Cristo. • Ya en el Antiguo Testamento la pobreza voluntaria como signo de humildad, sinceridad y mansedumbre era la característica fundamental del resto de Israel que debía recibir en su seno al Mesías. • La Iglesia de la gran ciudad de Corinto recuerda nuestras actuales comunidades cristianas, que han de sentirse fuertemente insertadas en Cristo que es quien actúa con su poder en medio de ellas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy escuchamos, en la primera lectura, un pasaje bien conocido del profeta Sofonías. En una época dura y compleja de la vida del pueblo de Israel, cuando aparece muy cercana la perspectiva del exilio, el Señor promete un “resto fiel” que buscará al Señor con humildad y confianza. Así se introduce la figura teológica de los pobres de Yahvé, que no se refiere a una clase sociológica, sino a aquellos que siguen con sencillez y humildad los caminos del Señor, que guardan sus mandamientos, que hacen depender toda su vida del amor del Señor. La misma realidad se celebra en el Salmo que, justamente, recuerda, como en un cántico sin término, las acciones de Dios a favor de los pobres en el espíritu. También el trozo que hemos escuchado de la carta a los Corintios recoge la línea veterotestamentaria que ya hemos señalado, aplicada a una comunidad cristiana. La vida en Cristo no puede fundarse en glorias o conquistas humanas, sino en el amor y misericordia de Dios que nos ha escogido. Se habla, además, del modo de proceder de Dios, en ocasiones desconcertante, porque elige lo débil, lo que no cuenta. Bien sabemos que el pasaje evangélico de San Mateo que se lee hoy en la liturgia, el de las Bienaventuranzas, introduce el llamado Discurso de la Montaña, en el que se anuncia el Reino de Dios, su identidad, su dinámica y sus exigencias. Las palabras de Jesús, que sin duda desconciertan, se refieren al modo de actuar de Dios y, de modo especialísimo, hablan del mismo Cristo en cuya vida y mensaje se refleja cada una de las bienaventuranzas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como María, en su visita a Isabel, la Iglesia debe lograr la comprensión del modo de ser y de actuar de Dios: “Él derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos…” (Lc 1, 46ss). Sólo los humildes y sencillos, los que pertenecen al resto que Dios se ha elegido, así como los describe el profeta Sofonías, pueden descubrir el misterio de la acción misericordiosa de Dios. Lo afirma el mismo Cristo en su alabanza al Padre: “…has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Lc 10,21). Dios nos ofrece la felicidad verdadera, la que no se acaba y la que no se compara con la aparente dicha que nos dejan algunas cosas del mundo. En efecto, las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida. Hay que tener presente que las bienaventuranzas no proclaman una especie de resignación y de pasividad frente al sufrimiento. La dicha no está en llorar, sino en el consuelo que se recibe de Dios; no está en sufrir, sino en heredar la tierra; no está en tener hambre y sed de justicia, sino en quedar saciado. Si queremos encontrar la felicidad verdadera, la que el Señor nos promete, tenemos que vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas. El Papa Francisco nos decía en una de sus homilías: “Si alguno de ustedes hace la pregunta: ¿Qué hay que hacer para convertirse en buen cristiano?, aquí tenemos la respuesta de Jesús que nos indica tan ‘contracorriente’ respecto a lo que habitualmente se hace en el mundo”. El mismo Santo Padre afirmaba: “las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano”. Hay que invitar a nuestras comunidades a hacer de las bienaventuranzas no sólo el programa de cada persona, sino también el itinerario de fe y de práctica de la acción evangelizadora. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que cada vez más se impone, con fuerza destructora, un estilo de vida que etiqueta como triunfadores o vencedores a los que ostentan el poder, el tener y el placer. Y muchas dinámicas sociales sirven a estos propósitos. El Señor nos propone un ideal bien distinto: el de aceptar su reinado en nuestra vida, el de asemejarnos a Cristo, el de encontrar la dicha en su amor y misericordia. Las bienaventuranzas deben representar para cada uno y para la comunidad un desafío permanente: el de buscar la felicidad en las cosas del Señor, confiarnos totalmente en su amor, ver las cosas como Dios las ve, aceptar su reino y seguirlo fielmente. ______________________ Recomendaciones prácticas: • Convendría hacer una cartelera con la frase: “Dichosos los que tienen espíritu de pobres”. • La Plegaria eucarística de hoy pudiera ser la de para diversas circunstancias 4: «Jesús, que pasó haciendo el bien», p. 529 del Misal, por destacar la cercanía de Jesús con los pequeños, pobres, enfermos, pecadores, oprimidos y afligidos. • Tener presente que esta semana, el jueves 2 de febrero, es la fiesta de la Presentación del Señor: Jornada Mundial de la Vida Consagrada. La liturgia propone un esquema sencillo de bendición de los cirios y con procesión o sin ella, antes de comenzar la eucaristía. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Muy amados hermanos: nos reunimos de nuevo alrededor del altar del Señor para celebrar el misterio de nuestra fe. Hoy el Señor Jesús nos indicará el camino de la verdadera felicidad, no sólo a través de la Palabra sino también en el sacrificio de sí mismo, ofrecido al Padre. Vivamos la Eucaristía con una participación activa y consciente. Monición a la Liturgia de la Palabra Con frecuencia oímos hablar de planes, de proyectos o de metas. Hoy la Escritura Sagrada nos indica el programa de vida del cristiano que es el de las bienaventuranzas. Pongamos toda la atención del corazón a la proclamación de la Palabra de Dios, pues en ella encontraremos la “lámpara que guía nuestros pasos” (Sal 118,105). Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Padre, que nos promete la felicidad verdadera en la acogida de su Reino y en el seguimiento de su Hijo, presentemos nuestras súplicas confiadas, diciendo: R. Venga tu Reino, Señor 1. Por la Iglesia, el Papa, los Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos, para que nuestra existencia cristiana refleje la confianza, humildad y alegría propias de los Hijos de Dios. Roguemos al Señor. 2. Por los que ejercen el gobierno en sus comunidades, para que el Señor les concedas sabiduría y fortaleza para trabajar a favor del bien común, especialmente en medio de las comunidades más vulnerables. Roguemos al Señor. 3. Por quienes tienen hambre y sed de justicia, los perseguidos por causa de la justicia, los que trabajan por la paz: que todos se vean fortalecidos y animados para seguir buscando el bien con decisión y valentía. Roguemos al Señor. 4. Por los que sufren y los que lloran: que puedan hacer la experiencia del consuelo y del amor de Dios en la caridad de todos nosotros sus hermanos. Roguemos al Señor. 5. Por nuestra comunidad, para que viva el espíritu de las Bienaventuranzas, de manera especial, obrando con limpieza de corazón y con misericordia. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre, lleno de ternura, recibe complacido la oración de tu Iglesia congregada en el día de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor, R. Amén