SISTEMA INFORMATIVO
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Tags: iglesia católica iglesia colombiana predicación orante solemnidad san pedro y san pablo Liturgia
SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES
29 de junio de 2023
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 12,1-11
Salmo: 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9
Segunda lectura: 2Timoteo 4,6-8.17-18
Evangelio: Mateo 16,13-19
ORIENTACIONES PARA LA PREDICACIÓN
Introducción
Pedro, en nombre de los discípulos, confiesa la fe en Jesucristo como Mesías e Hijo de Dios y por eso es constituido como la piedra en la que será edificada la Iglesia, la comunidad donde habita Cristo en medio de los creyentes.
El Pueblo de Dios ora por el apóstol Pedro y el Señor lo rescata de las cadenas de la prisión que no pueden obstaculizar la misión evangelizadora de la iglesia apostólica. Se manifiestan el poder de Dios y la intercesión de los fieles.
El apóstol Pablo da testimonio de su fidelidad al Señor desde que comenzó su camino de fe a partir del encuentro con Cristo resucitado. Consciente de la proximidad de su martirio, él confía en recibir la corona merecida pues el mismo Señor le dio fuerzas para evangelizar y lo libró de los peligros.
Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Ya no solamente son las autoridades religiosas quienes persiguen a los primeros cristianos, sino que también entra en escena la autoridad política, representada en la figura del rey Herodes. Parece ser que, para poner preso al apóstol Pedro, su única motivación es agradarle a la gente. Humana y físicamente hablando era imposible que Pedro saliera por sus medios de la cárcel pues la perícopa resalta el hecho de estar muy bien custodiado por cuatro piquetes de soldados y dormir encadenado entre dos soldados. No obstante, como ocurrió en otros momentos puntuales de la Historia de la Salvación, el Dios que hace obras admirables interviene para dar la libertad a sus hijos, a sus elegidos.
Luego de que el ángel del Señor le ayudara a superar todas las barreras para salir de la prisión, se le abren los ojos a Pedro, quien, volviendo en sí, reconoce la obra de Dios y confiesa su fe: “el Señor ha enviado a su ángel para librarme”. Cabe subrayar el papel de la oración de la Iglesia: como respuesta a esta oración, el Señor envía a su ángel. “Para Lucas el episodio es importante no sólo porque revela el poder de la fe y la oración cristianas, sino la fidelidad de Dios que nunca abandona a sus elegidos” (J. Fitzmyer).
Estando en la prisión, Pablo resume su vida en tres acciones: combatir bien el combate, correr hasta la meta y mantener la fe. Si en otro pasaje el apóstol exhorta a su discípulo Timoteo a combatir el buen combate de la fe (cf. 1Tm 6,12) es porque tiene toda la autoridad de vida para aconsejarlo. Podríamos decir que dicho combate por el Evangelio, pasando por cada prueba que tuvo que enfrentar, comenzó el día en que tuvo su encuentro con Cristo en el camino hacia Damasco y fue bautizado. Inmediatamente después de esto, san Pablo no vaciló en ponerse al servicio de la causa de Cristo, por encima de las dificultades, transformándose en el gran evangelizador de la primera generación de cristianos.
Pablo experimenta la cercanía de lo que él llama “el momento de ser sacrificado”, dando a entender que entregará su vida como ofrenda sagrada, agradable para el mismo Dios. Consciente de la proximidad del final de su vida y su misión, Pablo evalúa su camino y lo compara con una carrera que él ha corrido completa, hasta la meta (no todos los corredores terminan una competencia). El apóstol ya había hecho esta comparación de la vida cristiana en otra de sus cartas, invitando a los discípulos a que, privándose de las cosas del mundo, no se cansaran de correr por el premio: una corona incorruptible (Cf. 1Cor 9,24-25). En ese orden de ideas, Pablo está tan convencido de haber cruzado la meta, que se expresa muy seguro a la hora de afirmar que simplemente aguarda la corona, el premio. De la misma manera, les da un mensaje de esperanza a todos aquellos que aspiran al premio eterno, si perseveran compitiendo hasta el final y aman la venida del Señor.
Dos preguntas les hace Jesús a sus discípulos caminando por la región de Cesarea de Filipo (región claramente distinguida como pagana): una primera para conocer qué es lo que ellos han oído de la gente acerca de su maestro y para que den una respuesta sin comprometerse; otra, la segunda, para cuestionarlos directamente y saber si han descubierto quién es el “Hijo del hombre”, quién es el maestro con el que han compartido la vida, quién es el amigo que los ha guiado en el camino de discipulado.
A la primera pregunta responden con las suposiciones del pueblo en general, con nombres de otros personajes proféticos que lo que dejan entrever no es otra cosa, sino la confusión de la gente con respecto a la identidad de Jesús. Y a responder la segunda pregunta se lanza Pedro, tomando la vocería, para declarar que Jesús es más que un profeta, es el Ungido prometido desde el principio, el Hijo del mismísimo Dios vivo, único y verdadero, Dios revelado a Moisés y a los israelitas como YHWH. Reconocer la condición divina de Jesús, es decir, su origen celestial, es un don recibido por parte del Padre celestial, lo que indica que todo discípulo que quiera reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, debe abrirse al don que viene del Padre, el único que, por la acción del Espíritu, ilumina nuestro entendimiento y fortalece nuestra voluntad para conducirnos a la Verdad plena que es Jesucristo. En la misma línea teológica podemos afirmar que también Pedro recibe el don de ser piedra sobre la que Cristo edificará la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, la comunidad de los bautizados que fundamentan su fe en el Resucitado. Pedro lo que ha hecho es expresar su fe personal, que a su vez es la fe de la comunidad apostólica. Sobre esa sólida fe que ha confesado la verdad de Cristo, sobre esa misma fe, es que se sostiene la vida de la Iglesia.
Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
En el contexto de este tiempo sinodal que vive la Iglesia escuchemos la siguiente reflexión del Papa Francisco en la Misa de la solemnidad de san Pedro y san Pablo del año 2022, tomando como referencia la primera lectura:
“Los Hechos de los Apóstoles nos han relatado lo que sucedió la noche en que Pedro fue liberado de las cadenas de la prisión; un ángel del Señor lo sacudió mientras dormía y ‘lo hizo levantar, diciéndole: ¡Levántate rápido!’ (12,7). Lo despertó y le pidió que se levantara. Esta escena evoca la Pascua, pues aquí encontramos dos verbos usados en los relatos de la resurrección: despertar y levantarse. Significa que el ángel despertó a Pedro del sueño de la muerte y lo instó a levantarse, es decir, a resurgir, a salir fuera hacia la luz, a dejarse conducir por el Señor para atravesar el umbral de todas las puertas cerradas (cf. v. 10). Es una imagen significativa para la Iglesia. También nosotros, como discípulos del Señor y como comunidad cristiana, estamos llamados a levantarnos rápidamente para entrar en el dinamismo de la resurrección y dejarnos guiar por el Señor en los caminos que Él quiere mostrarnos. […]
El Sínodo que estamos celebrando nos llama a convertirnos en una Iglesia que se levanta, que no se encierra en sí misma, sino que es capaz de mirar más allá, de salir de sus propias prisiones al encuentro del mundo. Con la valentía de abrir las puertas. […] Una Iglesia sin cadenas y sin muros, en la que todos puedan sentirse acogidos y acompañados, en la que se cultive el arte de la escucha, del diálogo, de la participación, bajo la única autoridad del Espíritu Santo. Una Iglesia libre y humilde, que “se levanta rápido”, que no posterga, que no acumula retrasos ante los desafíos del ahora, que no se detiene en los recintos sagrados, sino que se deja animar por la pasión del anuncio del Evangelio y el deseo de llegar a todos y de acoger a todos. No nos olvidemos de esta palabra, todos. ¡Todos! Vayan a los cruces de los caminos y traigan a todos: ciegos, sordos, cojos, enfermos, justos, pecadores, ¡a todos, a todos! Esta palabra del Señor debe resonar en la mente y en el corazón, todos, en la Iglesia hay lugar para todos. Muchas veces nosotros nos convertimos en una Iglesia de puertas abiertas, pero para despedir y para condenar a la gente. Ayer uno de ustedes me decía: ‘Para la Iglesia este no es el tiempo de las despedidas, es el tiempo de la acogida’. ‘Pero no vinieron al banquete’ — Vayan al cruce de los caminos y traigan a todos, a todos — ‘Pero son pecadores’ — ¡Traigan a todos!”
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Siguiendo el ejemplo de la Iglesia relatado en la primera lectura, hoy oremos por el sucesor del apóstol Pedro, el santo padre, el Papa Francisco. Contemplemos con gozo que la promesa del Señor se sigue cumpliendo: La Iglesia ha estado y sigue estando edificada sobre la roca de la fe del apóstol Pedro. Tengamos en cuenta que nuestra fe personal debe estar arraigada en la fe de toda la Iglesia, que es la fe de la comunidad de los bautizados. En nuestra vida se debe reflejar lo que decimos cada vez que recitamos el Credo: “Creo en santa Iglesia Católica”. Celebrar a los apóstoles Pedro y Pablo es una bella oportunidad para renovar nuestra fe en Dios uno y trino, nuestra fe en la resurrección y nuestra fe en la Iglesia.
_____________________
Recomendaciones prácticas:
Jornada del Óbolo de San Pedro.
Se celebra la misa vespertina de la vigilia de esta solemnidad el día 28 de junio desde las 6 de la tarde en adelante.
Esta misa tiene eucología menor y lecturas propias (cf. Misal, página 607).
II. MONICIONES Y ORACIONES DE LOS FIELES
Monición introductoria de la Misa
Queridos hermanos: celebramos hoy el testimonio de fe de los santos apóstoles Pedro y Pablo: la fe que confesó san Pedro, reconociendo a Jesús como el Mesías; la fe que confesó san Pablo para evangelizar y formar comunidades de cristianos. En esta fe se sostiene la fe de todos los miembros de la Iglesia, unidos a su cabeza que es Cristo. Por eso vivamos esta Eucaristía con la alegría de tener nuestra fe bien cimentada en la roca de los apóstoles. En este día oremos de manera especial por las intenciones del Papa Francisco.
Monición a la Liturgia de la Palabra
El mensaje que anunciaron los apóstoles Pedro y Pablo es la Buena Noticia de Cristo. Hoy este mensaje ha llegado a nosotros gracias a que se ha transmitido de generación en generación desde el tempo de los apóstoles hasta nuestros días. Entonces sintámonos privilegiados de escuchar la Palabra del Señor.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Alegres por celebrar la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo, presentemos al Padre, por medio de Cristo, nuestras oraciones por el mundo entero y digamos juntos:
R. Padre de amor, escucha la oración de tu Iglesia.
Oremos por la Iglesia Universal para que, permaneciendo fiel al fundamento apostólico, haga resonar la proclamación del Evangelio en todo el orbe.
2. Oremos por el Papa Francisco, sucesor de Pedro, para que, impulsado por el Espíritu Santo, siga confirmando en la fe a todo el pueblo de Dios.
3. Oremos por los gobernantes de las naciones, para que, buscando el bien de todas las personas, lleven a cabo su misión guiados por la caridad.
4. Oremos por los que sufren en el cuerpo y el alma, para que, con ayuda de sus hermanos encuentren fortaleza y consuelo.
5. Oremos por nosotros que participamos de esta celebración, para que, imitando el ejemplo de San Pedro y San Pablo, confesemos nuestra fe con convicción y seamos testigos valientes de Cristo Resucitado.
Oración conclusiva
Dios todopoderoso,
por intercesión de tus santos apóstoles Pedro y Pablo
no permitas que seamos perturbados por ningún peligro,
tú que nos has afianzado sobre la roca de la fe apostólica.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
R. Amén
Misioneros hoy
Vie 4 Oct 2024
Vie 20 Sep 2024
Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos
VIGÉSIMO QUINTO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOSeptiembre 22 de 2024Primera lectura: Sb 2,12.17-20Salmo: 54(53),3-4.5.6 y 8 (R. 6b)Segunda lectura: St 3,16 – 4,3Evangelio: Mc 9, 30-37I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónDespués de la revelación que el domingo pasado nos ha hecho del misterio de sufrimiento hacia el cual se encamina, Jesús hoy formula el código de la autoridad cristiana en el dicho limpio y radical: “Si alguno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos” (v,35). Esta actitud de donación total constituye al verdadero discípulo de Cristo, que debe hacerse niño, pequeño y servidor de todos.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Jesús pone de modelo cristiano al niño, revolucionando la concepción que se tenía de este en su ambiente y en su cultura. Jesús rechaza la visión según la cual, el niño siempre es objeto de educación por parte del adulto. Pero el niño es un sujeto que tiene un mensaje precioso para todos los que de alguna manera nos creemos maduros y superiores.El niño del evangelio, representa la total disponibilidad y el abandono sin cálculos, hipocresías e intereses. Con este espíritu del niño “que acalla y modera sus deseos en los brazos de su madre” (Sal 130 (131), 2), el discípulo entra en el mundo con el espíritu de aquel que “ha venido a servir y no a ser servido” (Mt 20, 28).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?El niño es modelo del cristiano porque puede ser feliz con lo poco o lo mucho que tiene; puede disfrutar de un juguete sencillo o de un juguete costoso. Tiene la capacidad por su condición de niño, de disfrutar de todo lo que hace en cada momento… se lo goza y se lo disfruta todo. En consecuencia, la Palabra de este día me invita a hacer todo lo que de mí dependa para ser feliz con lo poco o lo mucho que tengo.En la tradición rabínica de Israel, se dice que daremos cuentas a Dios de todas las veces que pudimos ser felices y no lo fuimos. En otras palabras, la vida no es siempre un valle de lágrimas, y tendría como el niño del evangelio, que aprender a gozar en medio de mis circunstancias. Poder decir con san Pablo: “Se contentarme con lo que tengo. Se vivir escaso y sobrado… todo lo puedo en aquel que me fortalece” (Flp 4,12)3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Pedimos al Señor la gracia de poder como el niño del evangelio tener el contentamiento y la simplicidad del cristiano, que aún en medio de las pruebas, irradia esperanza porque sabe que Papá Dios cuida de él.Esta convicción la reflejo estando siempre alegre (Flp 4, 4), sin dejar anidar en mí sentimientos de envidia o inferioridad (St 3,16. 4,2)._______________________Recomendaciones prácticas:●24 de septiembre: Día nacional del recluso.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a nuestra Eucaristía dominical. Jesús resucitado está en medio de nosotros con potencia, y su amor es más grande que todos los problemas con lo que tú has venido a esta celebración. Pongámonos de pies, y recibamos a Jesucristo en la persona del presbítero.Monición a la liturgia de la Palabra Vamos ahora a escuchar las Escrituras. Escucharemos primero las palabras del libro de la Sabiduría que fueron inspiradas para dar coraje y ánimo a los judíos piadosos que estaban lejos de su tierra. Estas palabras son también para nosotros, que necesitamos ser fieles en medio de este mundo que se opone a DiosDespués en el evangelio, escucharemos la invitación de Jesús a ser como niños poniéndonos al servicio de los demás. Escuchemos atentamente.Oración Universal o de los FielesPresidente: Oremos, queridos hermanos al Padre por medio de su Hijo Jesucristo diciendo:R/. Escúchanos Señor.1.Por la Iglesia y por cada uno de nuestros pastores; que puedan entender que el ministerio es para servir a los demás y no para ser servidos por los demás. Oremos.2.Por nuestros gobernantes, para que cada día tengan luz y acierto desde el cielo, en las decisiones que deben tomar a favor de los pueblos a ellos encomendados. Oremos.3.Por todas las personas que sufren y especialmente por los que no tienen el alimento necesario para subsistir; de tal manera, que podamos compartir con ellos el pan, y hacernos generosos desde nuestra pobreza. Oremos.4.Por todos los que, alejados de la casa del Padre, buscan llenar su corazón con cosas superfluas, para que sean liberados y reconozcan el amor de Dios en sus vidas. Oremos.5.Por los reclusos, para que en su fiesta patronal que se celebrará el próximo martes puedan abandonarse en la misericordia de Dios y en Él encuentre su paz y su consuelo. Oremos.Oración conclusivaPadre Santo,sabemos lo que queremos,pero tú sabes lo que necesitamos.Acoge estas oraciones yaquellas súplicas queno nos atrevemos a pedir. PorJesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.
Vie 13 Sep 2024
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga
VIGÉSIMO CUARTO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOSeptiembre 15 de 2024Primera lectura: Is 50, 5-9aSalmo: 115 (114),1-2.3-4.5-6.8-9 (R. cf. Lc 9,57)Segunda lectura: St 2, 14-18Evangelio: Mc 8, 27-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl Cristo-Mesías que sufre mucho de Marcos, quien es al mismo tiempo el Siervo doliente de Isaías, está al centro de la liturgia de la Palabra de este domingo. No se puede ser discípulos del Maestro sin ponerse detrás de Él y cargar en modo sereno la debilidad, la cruz de cada día. Solo podemos comprender la sabiduría y la lógica de Dios subiendo a la cruz; es decir, aceptando la realidad de la vida tal cual es, y dejando en manos de Dios lo que no podemos cambiar.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Estamos en el corazón del Evangelio de Marcos que hoy nos presenta a Jesús como siervo sufrido en quien se cumplen las Escrituras de los profetas, especialmente las de Isaías, que presentan a este personaje como un Varón de dolores que ofrece su espalda, que es golpeado, al que le arrancan la barba, al que afrentan y escupen (Is 50,6).A estas alturas de la teología de san Marcos, Jesús no es aún el hijo de Dios revelado por el centurión romano en el clímax del Evangelio de Marcos (Mc 15, 39). Jesús aquí, es revelado como el Cristo que tiene que pasar por la cruz para ser el Mesías-Salvador.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Ser discípulo para Marcos es estar con Jesús, pero poniéndome detrás de Él; Ponte detrás de mí... Satanás (Mc 8, 33), entendiendo que la cruz es el criterio fundamental para conocer la sabiduría de Dios (1Co 1, 24). A propósito, es interesante notar que Jesús no dice a Pedro; ¡Quítate de mí vista Satanás!, o ¡Apártate de mí Satanás! En el original griego, Jesús le dice: “Ponte detrás de mí… ὕπαγε ὀπίσω μου…”, utilizando casi la misma expresión que usa cuando lo llama en el Mar de Galilea, diciéndole a él y a los otros discípulos: “Vengan detrás de mí… δεῦτε ὀπίσω μου… y los haré pescadores de hombres” (Mt 4,19). Jesús está diciendo a Pedro que se ponga detrás de Él para aprender de nuevo a ser discípulo; es decir, que, para comprender la lógica de Dios, es necesario pasar por la cruz (1Co 1, 23-25).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Pedimos al Señor que nos de la gracia cada día de llevar la cruz, poniéndolo a Él por delante. En otras palabras, le pedimos la gracia de aceptar en modo sereno lo que no podemos cambiar con nuestros esfuerzos y nuestros puños. No se trata de resignarnos – la resignación NO es bíblica ni cristiana -; se trata de dejar en sus manos lo que no podemos cambiar de nuestra realidad y de nosotros mismos.El mensaje bíblico de la cruz no se trata de sufrir por sufrir o de latigarme o hacerme daño. La cruz de Cristo es aceptar mi realidad concreta y existencial de cada día sin neurotismos y en modo sereno. Esto lo reflejo viviendo mi fe con los pies en la tierra, pero con la mirada puesta en el cielo; aceptando con esperanza lo que no entiendo y haciendo todo lo que de mí dependa por convertirme._______________________Recomendaciones prácticas:●Día del migrante.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a nuestra Eucaristía dominical. Hoy Jesucristo ha vuelto del cementerio y viene con potencia a resucitarnos de nuestras muertes, tristezas y amarguras. Hoy domingo es día de fiesta; dice el libro de Nehemías: “Este día está consagrado al Señor, no estén tristes ni lloren. La alegría del Señor es su fortaleza” (Ne 8,10).Pongámonos de pies, y recibamos a Jesucristo en la persona del presbítero.Monición a la liturgia de la PalabraVamos ahora a escuchar las Escrituras. En un primer momento escucharemos el tercer canto del siervo de Isaías: Varón de dolores que la Iglesia ha identificado con Jesucristo. El evangelio de hoy nos dará la fuerza para tomar la cruz y seguir a Jesucristo. Escuchemos atentamente.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos, queridos hermanos al Padre por medio de su Hijo Jesucristo diciendo:R/. Te lo pedimos Señor.1.Por la Iglesia y nuestros pastores, de tal manera que proclamen siempre y con coraje que Jesús es el Cristo-Mesías. Oremos.2.Por nuestros gobernantes, de tal manera que cada día se dejen impregnar más por el Evangelio y no cedan a la tentación de la corrupción. Oremos.3.Por todas las personas que sufren, y especialmente hoy por los migrantes. Que nuestra caridad con ellos sea viva y operante. Oremos.4.Por todos los padres de familia, para que sepan guiar a sus hijos en medio de esta sociedad secularizada. Oremos.5.Por nosotros, de tal manera que cada día abracemos la cruz y reconozcamos a Jesús como el enviado del Padre. Oremos.Oración conclusivaPadre Santo,sabemos lo que queremos,pero tú sabes lo que necesitamos.Acoge estas oraciones yaquellas súplicas que nonos atrevemos a pedir. PorJesucristo, Nuestro Señor.R/. Amén.
Vie 6 Sep 2024
Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!"
VIGÉSIMO TERCER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOSeptiembre 8 de 2024Primera lectura: Is 35,4-7aSalmo: 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1)Segunda lectura: St 2,1-5Evangelio: Mc 7, 31-37I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Palabra de Dios que se nos ofrece a consideración nos ofrece algunas ideas temáticas para nuestra reflexión y oración:●Dios que se encarna en Jesús, viene en persona para salvar a la humanidad. ●Jesús viene a salvar a la humanidad, mediante la vivencia de la pobreza y la curación de todas las dolencias. ●El testimonio de Jesús empuja a los discípulos y a la humanidad a actuar coherentemente, de acuerdo a la vivencia del estilo del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Isaías profetiza un tiempo de gracia en el que el mismo Dios baja al mundo en persona para resarcir y salvar a la humanidad; y los signos que lo acompañan son: despegar los ojos del ciego, abrir los oídos a los sordos, el mudo cantará y el cojo saltará. El evangelista san Marcos no hace otra cosa, que testimoniar que en Jesús este tiempo ha llegado y se hace presente, mediante el hecho vivo de un acto taumatúrgico donde el Señor hace oír y hablar a un sordomudo. En realidad, lo que las Sagradas Escrituras manifiestan, es el cumplimiento de las promesas proféticas en nuestro Señor Jesucristo. Por su parte el salmo, que hace parte de los himnos veterotestamentarios, profundiza en la presencia de Dios, mediante otros signos que se complementan al anuncio profético cuando dice que las promesas de Dios se cumplirán porque Él es fiel, y viene a resarcir la justicia a los oprimidos, abrir los ojos al ciego, enderezar a los que ya se doblan, sustentar al huérfano y a la viuda, y proteger el camino de los peregrinos (forasteros, extranjeros). Consecuencia de la presencia del Señor en nuestra vida, es que como discípulos misioneros nuestra actitud como cristianos es no hacer acepción de personas, concretamente nos invita a dar testimonio en el culto y en todos los aspectos de la vida a no discriminar entre un rico y un pobre, entre uno que esté mal vestido y otro que, por su apariencia, esté en mejores condiciones económicas; este ejemplo concreto se encuentra en la segunda lectura del apóstol Santiago y la lectura cierra con una pregunta que nos debe hacer reflexionar y actuar: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En la liturgia del día de hoy, la Iglesia nos invita a ser testigos del cumplimiento de las expectativas mesiánicas, encarnadas en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Su obra personifica la realidad de la acción escatológica de la Salvación de Dios sobre todos los que le esperan, en especial los desanimados, llevando a la acción las esperanzas de una parte del mundo que, con ansiedad, suspiraba por la visita de Dios.En la primera lectura, el profeta Isaías realiza, como con un grito estentóreo de gozo, el anuncio de la Salvación a los desanimados (lit. precipitados de corazón). La visita de Dios viene descrita con figuras poéticas que hacen pensar en un tiempo de restauración universal, en donde no solo se restablecen los ánimos de los decaídos, sino también los elementos de la naturaleza recobran su belleza originaria: Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! (Is 35, 1-2). El ambiente de renovación universal es al mismo tiempo, un anuncio esperanzador de la manifestación pública del poder renovador de Dios sobre las personas que viven en la desesperanza de las propias limitaciones físicas. Los ciegos, los sordos, los cojos, y los mudos son categorías de personas que, viviendo en medio del pueblo, tienen que soportar además del ostracismo religioso y social (cf. Lv 21,18; 2S 5, 8), la incapacidad que les dificulta experimentar con plenitud el don de la vida (cf. Lv 19,14; Is 6, 9-10). Ante su situación de mediana muerte, Dios con su visita promete restaurarlos en plenitud.La acción renovadora de Dios viene también descrita como un acto de recreación ex nihilo sobre los elementos. Los parajes desérticos se llenan de agua: porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales (35, 6-7): es decir, recobran la Vida, don por antonomasia del Señor que manifiesta su poder creador. El público de Isaías guardará en el corazón los anuncios de salvación del profeta, y este pasaje servirá, junto a sus paralelos (cf. Jr 31,8; Is 25,8; 49,6; 61,1), como modelo literario que describirá de manera ideal lo que se espera de los tiempos mesiánicos.No hay duda de que el evangelio de hoy se inscribe dentro de la línea de pasajes que describen en el ministerio de Jesús, el cumplimiento de la expectación mesiánica anunciada por Isaías. Sin embargo, el relato marcano nos ofrece una composición narrativa colmada de peculiaridades que no se deben pasar por alto. En primer lugar, el ministerio de Jesús es descrito como manifestación del Mesías de Israel en tierra extranjera. Desde el final de la escena anterior (cf. Mc 7, 24), Jesús con sus discípulos ya camina en territorio de Tiro, Sidón y la Decápolis, tierra pagana. El plan narrativo del evangelio hasta este momento nos describe una paradoja inaudita: los suyos continúan preguntándose acerca de su identidad y del impacto de su obra, mientras que parece que su fama ya ha sobrepasado las fronteras de Israel, y Jesús caminando en el extranjero ya es reconocido y buscado como hombre de Dios, gracias a su poder sanador (cf. La siro-fenicia: Mc 7, 24-30). El reconocimiento de la obra de Jesús de parte del público gentil contrasta, en estos primeros pasajes, con el deseo del Señor de pasar desapercibido en medio de ellos (7, 24). En este sentido, la perícopa de hoy nos muestra que, la psicología del Señor se mueve en un contraste bastante conmovedor: por un lado, Jesús movido por la compasión acepta el encuentro con el sordomudo que le es presentado, y por otro, se sugiere un deseo del maestro de mantener en la privacidad la manifestación de su poder.Esta privacidad de Jesús con el enfermo se transforma a la vez en un encuentro íntimo y de gracia. La descripción de la sanación, inaudita en la tradición sinóptica, sugiere un contacto especial con el enfermo. Jesús toca con sus dedos, y con su saliva las partes enfermas de la persona: hay una doble enfermedad, por tanto, hay también un doble acto sanador. A ese hombre que es incapaz de escuchar su Palabra, Jesús le comunica con su contacto físico el mismo poder sanador que en otras ocasiones es trasmitido como una orden directa al enfermo (cf. Jn 5, 8-16; Lc 5, 17-26; Mt 8,)3). En Jesús, Dios habla también tocando con sus dedos.El uso de la saliva resulta más intrigante aún. Más allá del hecho de que era un elemento bastante usado en la antigüedad por los taumaturgos contemporáneos a Jesús como instrumento de sanación, esta sustancia evoca también la trasmisión de la vida a la boca, elemento orgánico del habla. Una suerte de “beso” simbólico de Dios, que evoca el aliento divino del Génesis, que saliendo de la boca de Dios hace posible la vida del órgano inanimado (cf. Gn 2, 7). El evangelista Juan también tomará esta figura, representando a su vez el acto de recreación de la vista del ciego de nacimiento (cf. Jn 9, 6). A este contacto íntimo entre Jesús y el enfermo, el evangelista Marcos agrega un elemento de gracia: la mirada de Jesús al cielo solo presente aquí en la tradición sinóptica en contexto de curación, sugiere que la acción sanadora de Jesús tiene su origen en el Padre: distribuidor de la vida y fuente de todas las bendiciones que garantizan el sustento humano (cf. Mc 6, 41; Jn 11, 41). Y, por último, el suspiro de Jesús junto a la orden effatá: Jesús comparte el sufrimiento del enfermo (cf. Rm 8, 23.26; 2Co 5, 2.10), y este a su vez, se “abre”. De esta manera, la Palabra de Jesús encuentra su vía de acceso al interior del hombre, para que este experimente por primera vez el contacto real con la Palabra transformadora del Señor.Los testigos del evento, la población de la Decápolis, ya lo saben: en Jesús la acción de Dios se encuentra presente, el Dios Creador ha visitado al mundo en la persona de Jesús. Resulta interesante que la reacción de la gente contradiga la orden de Jesús a callar sobre los acontecimientos, pero más allá de eso, el evangelio que estos testigos paganos proclaman es una clara alusión al descubrimiento que hacen del Dios de Israel presente en Jesús. Todo lo ha hecho Bien: la voz narradora del poema de la creación del libro del Génesis encuentra eco de sus palabras en esta proclamación de fe y gozo (cf. Gn 1, 31). La proclamación litúrgica de hoy es un llamado a dejarnos tocar por la acción sanadora de Cristo. En no pocas ocasiones el toque de Jesús en nuestra vida sobrepasa el lenguaje de las palabras. Él se acerca con signos, con momentos íntimos, esos que guarda la memoria del corazón de cada uno de nosotros, y que hacen posible nuestro acceso a la fe y a la aceptación de su Palabra en nuestras vidas. En el fondo de muchas de nuestras situaciones personales, la Palabra que quiere entrar a nosotros encuentra sus vías de acceso a nuestro corazón, totalmente cerradas por nuestra indiferencia. Santiago hoy nos invita a mantener los sentidos espirituales bien abiertos para la visita de nuestro Señor: la comunidad debe reconocer la presencia de Dios en todos y no hacer acepción de personas. Esta habilidad solo será convenientemente desarrollada si en el contacto íntimo con Jesús, habilitamos nuestros sentidos espirituales para entrar en contacto real con el poder sanador de Cristo que nos adentra en la Sintonía de su Palabra y de su acción santificadora._______________________Recomendaciones prácticas:●8 al 15 Congreso Eucarístico Internacional. Quito, Ecuador.●Día de Oración compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia.●Inicia la Semana por la Paz.III.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Reunidos como asamblea litúrgica celebremos hoy la gracia del encuentro de comunión entre los hermanos y con el Señor. La liturgia hoy nos invita a la alegría y a la alabanza a Dios, por el don de la vida y por la presencia salvadora de Jesús, que con su Palabra quiere abrir nuestros oídos y nuestro corazón a la experiencia salvadora del encuentro íntimo con el Señor.Contagiémonos de la alegría de la redención, y abramos nuestra alma al don de su Palabra y de su Eucaristía, como regalos que alimentan nuestra vida y animan nuestro compromiso cristiano. ¡Participemos con gran alegría de este banquete sacrificial! Monición a la liturgia de la Palabra La Palabra de Dios hoy nos llama a la alabanza y a la acción de gracias. Seamos testigos de la historia de la intervención recreadora de Dios en la vida humana. Su poder hoy es anunciado por las profecías; su gracia es cantada por el salmista; y su bondad es descrita con detalle por el amor sanador de Cristo, que abre nuestro cuerpo y nuestro corazón al contacto de su Palabra sanadora. ¡Escuchemos con atención!Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestra oración al Padre de los cielos, autor de la vida y restaurador de la existencia humana, y supliquemos con humildad que su poder recreador renueve con su gracia la aridez de nuestro corazón. Supliquemos con fe diciendo:R/. ¡Abre nuestro corazón a tu amor, Señor!1.Por tu santa Iglesia y sus ministros, para que redescubran constantemente en sus vidas la necesidad del diálogo íntimo con el Señor Jesús, como única fuente de fertilidad apostólica y sean testimonios ante el mundo de la acción sanadora del Señor en sus vidas. Oremos.2.Por las naciones de la tierra, para que el aliento renovador del Señor abra los corazones del mundo entero a la escucha y obediencia de la Palabra divina, anunciada con el testimonio y la vida de los proclamadores de la verdad del Evangelio. Oremos.3.Por las personas afectadas por limitaciones físicas y mentales, para que Dios suscite en sus corazones ánimos renovados de vida, proclamen ante el mundo el valor de la dignidad humana, y sean ejemplo de superación y resiliencia para cuantos necesiten inspiración en sus vidas. Oremos.4.Por la Iglesia de Aquisgrán, para que no falten las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, a un laicado comprometido, y reciban de Dios la recompensa por su generosidad y apoyo a la Iglesia colombiana. Oremos.5.Por nuestra patria Colombia, para que la Semana por la Paz motive a todos los colombianos a construir lazos de hermandad, tolerancia y solidaridad. Oremos.Oración conclusivaDios Padre Celestial,envía tu aliento creador sobre tu Iglesia,sostén con tu fuerza a los decaídos ypermítenos experimentar un encuentrorenovado con tu Hijo Jesús,para ser anunciadores en elmundo de tu gracia y salvación.Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/. Amén
Vie 30 Ago 2024
Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí
VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOSeptiembre 1° de 2024Primera lectura: Dt 4,1-2.6-8Salmo: 15(14), 2-3a.3bc-4ab.5 (R. 1a)Segunda lectura: St 1,17-18.21b-22.27Evangelio: Mc 7,1-8.14-15. 21-23I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl vigésimo segundo domingo del tiempo Ordinario está globalmente enmarcado por los mandamientos como tema general que atraviesa todas las lecturas; enunciamos tres ideas temáticas que orientan nuestra reflexión y oración: ●Los mandamientos como fuente de la normativa de un pueblo que ayuda, no solo a constituirse como un código de reglas, sino que ayuda al pueblo de Israel a constituirse como nación. De hecho, se puede observar que todos los países tienen una carta magna constitucional que les permite fijar las normas que los van a identificar y constituir como nación; en el caso de Israel, Dios dictamina la fuente de su reglamentación. ●Los mandamientos como fuente de honestidad del ser humano. En este sentido se puede observar cómo el contenido del Salmo 14 describe de qué manera se puede regir un hombre que quiere habitar en presencia de Dios padre; en pocas palabras se indican los parámetros para ser honesto y caminar de la mano de Dios y llegar a ser santo. ●Los mandamientos brotan de las normas esenciales del interior del hombre y no se quedan en el cumplimento de las meras apariencias. El evangelio muestra a Jesús indicando esta parte fundamental de los mandamientos, no es la norma por la norma que se pega a la letra de actitudes externas, sino que es la norma que transforma al hombre de adentro a hacia fuera. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El Salmo 15 (14) condensa el mensaje central de cómo un ser humano puede andar rectamente en la vida, a partir de configurar su vida con el mayor tesoro que puede tener su corazón en la vida: Dios. El poderse hospedar en la casa de Dios, constituye el camino y la meta del sueño del ser humano, y los mandamientos que llegan a regir este camino, como describe el salmista son: proceder honradamente, practicar la justica, tener intenciones leales, no calumniar con la lengua, no hacer mal al prójimo, ni difamarlo, honrar a los que temen al Señor, no prestar dinero a usura, ni aceptar soborno contra el inocente; y cierra el salmo diciendo: quien así obra nunca fallará. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?El signo más importante que caracteriza la fe del pueblo de Israel, sin lugar a duda, es la convicción histórica de que su identidad nacional se funda en su relación con la Ley del Señor. Israel es la nación de la Alianza con Dios, esa es su identidad más real. En la primera lectura, el autor del libro del Deuteronomio nos ofrece el cuadro que determina el perfil característico del pueblo elegido: la vida del pueblo (su supervivencia) y su libertad (la posesión de la tierra) dependen del cumplimiento y del respeto de las normas (juqqim) y de los preceptos (mishpatim), que Dios ha establecido en su contenido y en su forma para siempre. La tradición rabínica posterior, ha visto en la expresión juqqim, los principios rituales de la Toráh; y en los mishpatim, los preceptos sociales, determinados por la práctica consuetudinaria de la Ley del Señor en la vida comunitaria. Así, la Ley que el Señor propone a su pueblo, posee una doble dirección: por un lado, de verticalidad, en cuanto se refiere a los asuntos de la relación ritual con Dios, en el reconocimiento de su santidad y soberanía; y, por otro lado, de horizontalidad, en la conciencia de que el hermano que pertenece al pueblo es objeto también del amor como criterio fundamental que encarna los principios más básicos de la Toráh (cf. Lv 19,17-19).Desde este punto de vista, Israel debe comprender que su tesoro nacional más valioso es la palabra de Dios, encarnada en la Toráh. Ella, no solo es la fuente de su actuar y el sello que enriquece su identidad, sino también el principio que acompaña y alimenta la sabiduría y la prudencia del hombre que le teme al Señor. Israel es faro para los pueblos, precisamente porque Dios habita con su Ley en medio de ella, determinando con esta cohabitación, que es un pueblo fuera de lo común: una nación que rige su vida por los criterios establecidos por su auténtico soberano, el Señor; un pueblo regido, incluso en sus actuaciones de vida más básicas, por la presencia del Rey que habita en medio de él, y que como Dios promulga y dirige su vida en medio de los demás pueblos. Es en este contexto religioso, en el que se puede comprender de una mejor manera los conceptos de pureza e impureza, que están tan arraigados en las convicciones religiosas y rituales del pueblo de Israel. Por pureza se debe entender la capacidad ritual de estar en la presencia de Dios. Un pueblo que tiene la convicción de cohabitar con Dios (cf. Ex 40, 34-38.), debe mantenerse constantemente en la disponibilidad interna y externa que le permita ser digno anfitrión del Morante Divino, que a través de su Ley le ha consagrado para siempre. Por este motivo, el pio israelita, debe preocuparse por mantener su cuerpo siempre preparado para mantenerse listo para el culto Divino del Señor en el Santuario (cf. Ez 44, 9ss).Las abluciones, el baño exterior de los vestidos, el lavado de los utensilios que sirven para los alimentos y otras prácticas, como las descritas con detalle por el evangelista Marcos a un auditorio quizá no tan familiarizado con el estilo de vida judío, adquirieron para la praxis cotidiana un valor tradicional que terminó por convertirse, con el paso del tiempo, en un compendio, a veces agobiante, de prescripciones y tradiciones rituales que acompañaban la cotidianidad del pueblo. Esta situación para Jesús, que se camuflaba bajo el ropaje de enseñanza tradicional, fue asesina de la memoria original, dando como resultado una relativización de los valores más importantes representados en los hábitos de pureza y dignidad, pasando de los niveles originales de la Toráh, al ámbito reduccionista de una exterioridad maquillada vaciada de significado.El evangelio pone de esta manera nuestra mirada en el modo de actuar de Jesús y de sus discípulos, y apuesta por enfocar también nuestra atención hacia el gran dilema de la pureza ritual. En el centro está la discusión de Jesús con los fariseos y los escribas venidos de Jerusalén, es decir, los representantes de la interpretación autoritativa de la Toráh, y en el contexto marcano el desencuentro rabínico entre estas dos partes se traslada de la acción externa de la crítica del “comer con las manos impuras”, como acusación a los discípulos, a una clara enseñanza de Jesús sobre el genuino sentido de lo que significa la relación entre la actuación de los discípulos con la práctica auténtica de la Ley. La citación de Isaías 29,13, da a los argumentos de Jesús un denotado énfasis profético, con el que el maestro se inscribe en la tradición bíblica que realza el valor del compromiso en el cumplimiento de la Ley, sobre la exterioridad ritual (cf. Os 6, 6-7; 1S 15, 22; Pr 21,3; Is 1,11; 58, 6; Am 5, 21). Esta línea de tradición profética da fe de que, en algún momento de la Historia de la interpretación de la Toráh, la diada juqqim-mishpatim, se separó por vías que afectaron también la comprensión de lo auténticamente religioso. Jesús así, argumenta que la dualidad vertical y horizontal de la Ley, que caracteriza la esencia de la Toráh, asumió el camino de la simple exterioridad ritual, del maquillaje que renuncia a la interioridad, que encuentra su mayor y mejor sede en el corazón (su corazón está lejos de mi). Jesús pone en evidencia un fenómeno paradójico: en la búsqueda azarosa por mantener la tradición, se olvida el contenido espiritual que la origina. Por la idolatría de las formas, se abandona la veneración a la Palabra de Dios, que, con elocuencia y vitalidad constantes, continúa, aún hoy, hablando al corazón de los seres humanos. ¡Tremenda tentación! Presente también en la Iglesia de nuestros tiempos.Jesús no separa con su predicación a los discípulos de la necesidad de alcanzar la pureza como estado que les habilita para estar en la presencia de Dios. Para Cristo, la pureza ritual permanece como algo aún relevante (cf. Lc 17,11-19). Sin embargo, el fiel debe cuidar su estado ritual de relación con Dios no de lo “que está fuera del hombre”, de lo que entra a su boca como alimento (haciendo especial referencia a la disciplina alimentaria judía, en un contexto quizá polémico para la comunidad marcana de su tiempo: cf. Hch10,11;15; Rm 14,14-23; 1Tm 4,3-4; Tt 1,15); sino de lo que afecta el Interior del ser humano, el corazón, verdadera sede que representa el espacio en el que se encuentra la genuina disposición humana para entrar en relación con el Señor, debiendo ser esta, la auténtica preocupación que debe caracterizar nuestra vida de piedad. El elenco marcano de las malas intenciones que salen del corazón, se remite necesariamente a los preceptos que tienen que ver con los mispatim judíos: fornicación, hurtos, homicidios, adulterios, ambiciones, envidias, calumnias, soberbia, terquedad, Para Jesús la práctica auténtica de la Ley debe reconciliar los elementos verticales y horizontales de la Toráh, juqqim y mishpatim, deben andar juntos, pero como ley inscrita y comprendida desde el corazón (cf. Jr 31, 33-34). De esta manera, la liturgia de hoy se convierte en un grito de características proféticas del Señor a su Iglesia. Es una invitación a dejarse constantemente irradiar por la luz del Espíritu, en el ánimo de redescubrir y renovar constantemente su propósito y disposición espiritual para mantenerse pura e Inmaculada ante su Señor (cf. Ef 5, 27). Así mismo, el llamado del Señor en este domingo es también un apelo personal para todos los creyentes en particular, que nos compromete a emprender un camino de “ecología interior”, de “cuidado del corazón”. La “pureza”, comprendida desde la Biblia, no es un tema irrelevante para nuestro compromiso cristiano, sino que, superados los prejuicios moralistas, sugiere un llamado constante a la renovación y a la conversión, tareas siempre necesarias en nuestro trasegar humano en la espera del cumplimiento escatológico personal y comunitario._______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la Creación●Inicia el mes de la Biblia.●4-6 de septiembre. Simposio Teológico que precede al Congreso Eucarístico Internacional. Quito, Ecuador.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La liturgia de este domingo nos invita a realizar una mirada interior: contemplemos nuestro corazón como la sede de un auténtico y real encuentro con Dios y con los hermanos. En comunión con toda la Iglesia, revivamos el Misterio Pascual de nuestro Señor Jesucristo, con el ánimo de sentirnos instruidos por el Maestro y alimentados por su Eucaristía. Presentemos juntos la ofrenda que más agrada al Señor, la que purifica nuestras intenciones y la que nos permite comparecer puros ante su presencia. Que la Palabra de Cristo y su presencia amorosa, nos empujen a vivir con mayor ahínco y empeño nuestro compromiso cristiano. ¡Participemos con enorme alegría!Monición a la liturgia de la Palabra Hoy la Palabra de Dios nos habla con una fuerza profética inaudita. Con su Ley el Señor nos instruye y capacita para estar en su Presencia; con la fuerza de Cristo y de su Palabra nuestro corazón se purifica para presentarnos santos ante Dios; y con el compromiso cristiano, nuestra fe se convierte en acción viva en favor de los hermanos. ¡Escuchemos con mucha atención! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, reunidos en comunión con toda la Iglesia, elevemos nuestras súplicas al Padre de los Cielos, principio y fin de toda Sabiduría, fuente de sanación para nuestros corazones, y confiados en que nos escuche, elevemos nuestra plegaria ante el altar de su presencia en las alturas. Digamos:R/. ¡Danos un nuevo corazón, Señor! 1.Por la santa Iglesia de Dios, peregrina en la tierra y sostenida por el ministerio de sus pastores, para que camine por el sendero de una constante renovación, y desde los principios de la Ley de Dios inscrita en nuestros corazones, sea luz que ilumine al mundo y testimonio creíble de la paz de Cristo. Oremos.2.Por quienes dirigen el destino de los pueblos, en especial, por los gobernantes cristianos, para que el sello de su fe permee las decisiones públicas, sostenga el progreso de los pueblos y guíen a sus ciudadanos por el sendero de la renovación constante en la solución compartida de todas las necesidades ciudadanas. Oremos.3.Por quienes sufren el flagelo de la pobreza extrema y del abandono estatal, para que el signo salvífico del corazón de Jesús suscite corazones convertidos, que sirvan de instrumentos de Cristo para socorrerlos en sus necesidades, y permitirles alcanzar la realización suficiente de sus aspiraciones humanas. Oremos.4.Por nuestras comunidades cristianas, para que en este mes de la Biblia tengan un encuentro concreto con la Palabra de Dios, de tal manera que penetre sus corazones y haciendo de cada uno de sus miembros testigos de la Verdad. Oremos.5.Por toda la creación, para que el Señor nos enseñe a contemplarlo en la belleza del universo, de tal manera que podamos ofrecer una acción de gracias por todo lo que ha creado y nos dé la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe. Oremos.Oración conclusivaSeñor de todas las Luces,ilumina con tu amor nuestros corazones,cólmanos de tu Presencia,y recibe con benevolencia la oración detu Iglesia suplicante, para que,en el cumplimiento de tus preceptos,te glorifique e ilumine al mundohaciendo presente con su accióntu amor eterno que nos redime a todos.Tú, que vives y reinas, por los siglos de los Siglos.R/. Amén.