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Liturgia

Sáb 24 Dic 2022

Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria

NACIMIENTO DEL SEÑOR Diciembre 25 de 2022 (Misa del día) Primera lectura: Isaías 52,7-10 Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1,1-6 Evangelio: Juan 1,1-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La solemnidad del Nacimiento del Señor no solo tiene una connotación religiosa sino, además, cultural. La celebración de este acontecimiento trasciende el espacio reservado al culto público y a la asamblea litúrgica y se instala en los espacios privados, domésticos y laborales, donde las expresiones devocionales y folclóricas tienen especial relevancia. Por otra parte, en Evangelii Gaudium 157, el Papa Francisco expresa que «una buena homilía debe contener una idea, un sentimiento, una imagen». Entonces, podríamos tomar como pautas para la predicación las siguientes recomendaciones: • Una idea: El nacimiento del Salvador se enmarca en la teología trinitaria; el evangelio de Juan en esta Solemnidad indica lo que ya desde el Concilio de Nicea fue sistematizado con respecto a Jesucristo y su doble generación: primero, engendrado eternamente (no creado) por el Padre Dios: “En el principio existía la Palabra”. Segundo, engendrado temporalmente por obra del Espíritu Santo en el seno virginal de María se hizo hombre: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. • Un sentimiento: La alegría llena los corazones de quienes asimilan la experiencia de salvación. La primera lectura tomada de la profecía de Isaías y el salmo que proclamamos indican las señales de este gozo: cantos de júbilo, gritos de vítores, sonar de cítaras, clarines y trompetas, todo en un concierto de alegría por la llegada del Mesías. • Una imagen: La mejor imagen en este día es la contemplación del pesebre pues vuelve concreta la idea desarrollada (dogma) y el sentimiento que esta suscita. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Isaías detalla los comportamientos de un pueblo a la espera de una Buena Noticia: proclama que es hermoso ver en lontananza a quien trae una buena nueva; en el pueblo causa ansiedad, en el corazón de cada uno revive la esperanza. ¿Qué mensaje traerá aquel que viene? En este texto el Mesías tiene tres encargos; primero, ser “el mensajero de la paz”; segundo, “proclamar la justicia” y, finalmente, recordarle al pueblo que “Dios reina”. El pueblo expectante no puede subir hasta la atalaya para divisar a lo lejos qué tan cerca está el enviado; por eso son los vigías los primeros anunciadores de esta cercanía y posterior llegada porque son los primeros que han tenido la experiencia del encuentro: “ven cara a cara al Señor”; de modo que, al constatar su mirada cercana y presente, anuncian al resto del pueblo esa buena noticia con rostro alegre para dar paso, inmediatamente, a la celebración con gritos de júbilo. Por su parte, tanto el evangelista Juan como el autor de la carta a los hebreos presentan un resumen de la “economía de la salvación”. Han contemplado el misterio, han buscado entenderlo y lo han asimilado en su vida; solo así podrían haber escrito que el Verbo (Juan), el Hijo (Hebreos), es el eje sobre el que gira la historia, es el quicio que une el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues es la realización actual de la promesa antigua. “El Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios” (Juan) y “Reflejo de su gloria e impronta de su ser” (Hebreos) son expresiones que usa el autor para explicar que el Padre y el Hijo son de la misma naturaleza divina (Trinidad inmanente); mientras que las expresiones: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan) y “habiendo realizado la purificación de los pecados” (Hebreos) indican la razón por la cual el Hijo de Dios se encarnó (Trinidad trascendente). La etapa final de la historia ha sido inaugurada por la Encarnación del Hijo de Dios (primera venida); el cristiano asume los frutos de la Redención y espera la segunda venida, el retorno glorioso de “Dios Hijo Único que está en el seno del Padre (Juan), “sentado a la derecha de la Majestad en las alturas” (Hebreos). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El cristiano está llamado a tener un encuentro personal con Jesucristo para lograr una vida plena. El Señor ya tuvo contacto con la historia de la humanidad a través de su Encarnación y busca el contacto con la historia de cada persona. Celebrar la Navidad es celebrar el Nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo; pareciera una verdad de Perogrullo, pero es necesario insistir en ello, sobre todo en las circunstancias actuales en las que muchos celebran Navidad sin ninguna referencia espiritual, devocional o litúrgica, es decir, únicamente como fiesta secular donde se comparten regalos y cenas. En algunos casos, la tristeza y el desespero en el que viven ciertas personas – situaciones que suelen hacerse más evidentes durante la época navideña – pueden tener origen en la dificultad que algunos experimentan para descubrir el sentido de la historia personal y comunitaria, y no encuentran ni un hilo conductor ni un motivo integrador. La propuesta cristiana no produce una alegría pasajera, momentánea, como la que ofrece el mundo moderno a través de experiencias esporádicas y deletéreas de entretenimiento que suelen dejar vacíos e insatisfacciones. Jesús no es esporádico e intermitente pues su presencia es fundante, permanente; no es deletéreo porque no hace daño, sino que vivifica; para ello vino al mundo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Le suplicamos al Señor, en esta solemnidad, que nos conceda la gracia de vivir cristianamente la Navidad; para ello, las familias y la comunidad deben encontrar en el Nacimiento de Jesús una ocasión de alegría, de fraternidad y de compromiso. Alegría al reconocerse objeto del amor de Dios; fraternidad porque la salvación es un don que vence todo individualismo y autorreferencialidad ya que está encaminada a la paz de la tierra; compromiso porque ser cristiano no es un título indiferente sino un modo de ser que redunda en beneficio de la propia persona y del prójimo al asumir el desafío de vivir de manera concreta la redención obrada por Jesús. ______________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres misas, con tal que se celebren en las horas indicadas. En las misas de navidad puede elegirse, según se considere más oportuno, cualquiera de los tres formularios de lecturas. • Si se considera oportuno, puede organizarse al comienzo de la celebración una procesión interna de niños que lleven la imagen del Niño Jesús al pesebre, donde se expone a devoción de los fieles con dignidad y evitando la desagradable figura de una alcancía en la que se recoge el “aguinaldo” para el Niño. • Seguir los formularios establecidos, prefiriendo para esta celebración el Prefacio I de Navidad y la Plegaria Eucarística I o Canon Romano, en la que el “Reunidos en comunión…” es propio de Navidad. • Debe hacerse muy notorio el canto del “Gloria” a Dios en el cielo, sin cambiar su precioso texto litúrgico ni por villancicos ni por otros cantos. Su sólo texto es ya una profesión de fe en el misterio de Dios. • Tener presente el signo del Credo en el que se hace la genuflexión al momento de recordar la encarnación del Verbo. • Puede emplearse hoy la fórmula de bendición solemne “En la Navidad del Señor”, Misal, p. 471. • Tener presente un sentido y sencillo saludo de Navidad para la comunidad, aprovechando la ocasión para felicitar a todos por el nacimiento del Salvador. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Quienes han estado vigilantes para salir al encuentro del Señor que ha llegado, han podido verlo “cara a cara”. Hemos venido a esta asamblea litúrgica con la firme intención de encontrarnos con Él para contemplar su victoria y luego salir a anunciarlo hasta los confines de la tierra. Celebremos con alegría el Nacimiento de Nuestro Salvador y que el gozo que hoy experimentamos se transforme en buenas obras en beneficio de nuestros hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios ilumina nuestro camino para comprender el misterio de la salvación. Atendamos a la voz del mensajero de la paz que ha venido al mundo a proclamar el amor del Padre y escuchando su palabra transformémosla en obras de justicia y santidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: El Salvador del mundo ha nacido para hacer nuevas todas las cosas. Elevemos nuestras súplicas a Dios Padre, para que nos conceda la gracia de reconocer en su Hijo Jesucristo el camino que nos conduce a la vida plena y verdadera. R. “Padre de las luces”, escúchanos. 1. Por el Pueblo de Dios, orientado por el Papa y los Obispos, para que, a ejemplo de Jesucristo, tu Hijo, sea en todo tiempo y lugar una viva imagen de tu amor. Oremos. 2. Por los gobernantes de la tierra para que se dejen guiar por Jesucristo, rey del mundo, y trabajen por la promoción de la justicia y la consecución de la paz. Oremos. 3. Por los niños y los jóvenes para que encuentren en Jesús el sentido de sus vidas y la respuesta a sus inquietudes. Oremos. 4. Por los enfermos, los migrantes, los privados de la libertad, las víctimas de la violencia y por quienes en este día se sienten desmotivados y tristes por las dificultades que deben enfrentar, para que el nacimiento de Jesús les llene de gozo. Oremos. 5. Por nuestra comunidad y nuestras familias para que esta Navidad sea un incentivo para vivir en armonía buscando la reconciliación y la concordia. Oremos. Oración conclusiva Te los pedimos por Jesucristo, tu Hijo, manifestado hoy al mundo en la humildad de nuestra carne, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Mié 21 Dic 2022

Voz del Pastor | 25 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 1,1-5.9-14 versión corta

Jue 15 Dic 2022

Voz del Pastor | 18 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 1,18-24

Mar 13 Dic 2022

Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO Diciembre 18 de 2022 Primera Lectura: Isaías 7, 10-14 Salmo: 24(23), 1-2.3-4ab. 5-6 Segunda Lectura: Romanos 1, 1-7 Evangelio: Mateo 1, 18-24 I. Orientaciones para la Predicación Introducción ¡Ya llega el Rey de la gloria!! Ya estamos en el cuarto domingo de Adviento que da inicio a la última semana de adviento, se enciende el cuarto cirio, ya estamos próximos a la Navidad. El Salmo 23 que proclamamos hoy, anuncia que “Va entrar el Señor”, va a poner su morada entre nosotros (Cfr. Jn 1, 14). Tanto la primera lectura como el evangelio anuncian como algo inminente el hecho de que “la virgen está encinta y da a luz un hijo” y este hijo será “el Emmanuel”, el Dios-con-nosotros, de tal manera que la llegada del Hijo de Dios es inminente, alegrémonos y gocemos, llenémonos de júbilo, pero al mismo tiempo preguntémonos con el salmista “¿Quién puede subir al monte del Señor?, ¿Quién puede estar en el recinto sacro?”. ¿Será que cada uno de nosotros está preparado para recibir al Señor?, pues solo “el hombre de manos inocentes y puro de corazón” puede entrar en esa presencia. “No tengas miedo de llevarte a María” (v. 20) Por otra parte, en el pesebre, junto al Señor que viene, encontramos también a José y María. Vale la pena resaltar un hecho que nos presenta el pasaje del Evangelio de hoy en la versión de Mateo. Se trata del hecho de que, al quedar María embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo, cosa que aún ignoraba José, ante las razonables dudas de él y su decisión de repudiarla en secreto, es el mismo Señor a través de su ángel quien reivindica, quien defiende a María y categóricamente le dice a José “No tengas miedo de llevarte a María, tu mujer porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Es el mismo Dios quien disipa las dudas respecto a María. Ella confió en Dios como su humilde esclava y Dios no la guarda y conserva su integridad. Hoy que con frecuencia nos siembran dudas frente a María, que si tuvo uno o varios hijos, que solo Cristo basta y la presencia de María no es necesaria, que si tiene la potestad o no de interceder, etc. Ante estas dudas hoy estas palabras del evangelio son para nosotros: ¡No tengas miedo de llevarte a María! No tengas miedo de llevarla a tu casa, a tu lugar de trabajo, de hacerla parte de tu espiritualidad. “Llevar a María” es llevar bendiciones. Prueba de ello son las bodas de Caná, un matrimonio que comenzó mal, con poco vino y de mala calidad. Como se comienza se termina; para esos nuevos esposos improperados e imprevistos, es fácil concluir que las cosas no les irán muy bien, pero afortunadamente tuvieron un acierto, el acierto de invitar a María ya Jesús a sus bodas (Cfr. Jn 2, 1-2) y esto, ya sabemos la historia, cambio todo para bien. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El oráculo del profeta Isaías, en su contexto original, es una respuesta al rey Ajaz de Judá que debe decidir sobre la amenaza de ataque a Jerusalén por parte de los reyes de Israel y Siria. El profeta invita a Ajaz a no temer y a descartar una respuesta armada, confiando en la fidelidad del Señor a sus promesas, pues él no permitirá que la descendencia de David pierda el trono de Judá. El signo de la acción de Dios es que “la virgen está encinta, y da a luz un hijo”. Si bien ligadas en su sentido literal a un contexto histórico preciso, esta profecía abre el horizonte y anuncia el nacimiento del Mesías de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen. Escribiendo a los Romanos, san Pablo recuerda que el centro y el culmen de la revelación divina es justamente el nacimiento del Hijo, acontecimiento que fue anunciado por los profetas y que, llegada la plenitud de los tiempos (cfr. Gal 4,4), tiene lugar en un espacio y tiempo concretos. El énfasis de esta introducción de la carta está el reconocimiento de Cristo como Mesías Salvador y de la gracia del apostolado que los discípulos reciben del mismo Señor. El relato del Evangelio, que nos introduce espiritualmente en la contemplación del acontecimiento más grande y definitivo de la historia, subraya el origen divino del niño que nacerá de María, el cual viene del Espíritu Santo, en el que se cumplen todas las promesas de Dios, al que se ha de recibir en la fe y que salvará al pueblo de sus pecados. El recuerdo de la profecía de Isaías certifica, por así decirlo, que el Hijo que nace de maría es el Emmanuel, el Dios con nosotros. Modelo de cómo acoger el plan de Dios, su amor revelado en el nacimiento del Hijo eterno, son María y José, obedientes y fieles, generosos y humildes. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A pocos días de la celebración del nacimiento del Niño Dios, la Palabra de este domingo último de Adviento nos invita a entrar totalmente en la contemplación del misterio más grande de nuestra fe: el Hijo de Dios se ha hecho Hombre, es la prueba más grande del amor del Padre Dios, es el acontecimiento que nos llena de alegría y de esperanza. ¿Cómo recibir, entonces, al señor que llega pronto? No mundanicemos la celebración de la Navidad El Evangelio nos advierte claramente que no debemos permitir que se nos embote la mente (cf. Lc 21,34), esto que, que las preocupaciones del mundo, la distracción del dinero, el ruido, los vicios nos hagan perder la dimensión sobrenatural de cuanto estamos celebrando. Se trata de una situación que lamentablemente se ha vuelto común: que olvidemos a Jesús en la navidad y le demos más importancia a los regalos, a las comidas y a las fiestas. El Papa Francisco nos ha dicho que “la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre ‘mi tiempo’, de Dios sobre mi ‘yo’ . Vayamos hasta el pesebre y contemplemos el amor infinito de Dios La navidad nos pide una actitud contemplativa. El Papa Francisco ha subrayado en diversas intervenciones que el silencio interior es una condición necesaria para ir con provecho hasta el pesebre y descubrir que realmente Dios está con nosotros, está de nuestra parte, viene para salvarnos, para darnos la libertad verdadera. Con la humildad, generosidad y obediencia de María y de José El modelo de José y María nos indica las actitudes positivas que nos conducen al encuentro del Niño Dios: la humildad, para reconocer en el pequeño del pesebre al Mesías; la generosidad, que es la disponibilidad, frente al plan de salvación de Dios; la obediencia, que es la docilidad y voluntad de servir completamente a lo que el Señor quiere. Vivamos la gracia del apostolado También, ya desde este momento, nos debemos sentir enviados, “comunicadores” de la Buena Nueva del nacimiento. Lo podemos hacer en nuestras familias, en nuestros círculos sociales, en nuestros conjuntos residenciales, en los barrios, en las veredas, en nuestras comunidades. En este tiempo, podemos convertir la feliz navidad que nos deseamos en un apostolado, en un anuncio, pues es decir que Cristo nazca en tu corazón y te llene del verdadero amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? • Señor, que pueda palpar y sentir con fuerza tu presencia en el mundo, en cada hermano, en cada acontecimiento y que, sintiéndote, me goce en tu presencia. • Que la presencia de María y el experimentar su amor maternal, contribuyan a la vivencia de una sana y equilibrada espiritualidad que de frutos abundantes de santidad. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Después del saludo puede encenderse la cuarta luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. • Este domingo resalta la figura de María y se celebra como una verdadera fiesta mariana. • Se sugiere el Prefacio de Adviento IV: María, nueva Eva, por resaltar la acción de la Virgen María. • Proponer a los fieles la visita a los más necesitados de la comunidad, llevándoles una voz de esperanza y algún presente. • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia de Navidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con inmensa y creciente alegría por la certeza de la inminente llegada del Dios hecho hombre, que pone su morada entre nosotros, nos reunimos para la celebración de la Eucaristía en este cuarto y último domingo de Adviento. Que esta celebración nos ayude a completar adecuadamente este camino de preparación para la navidad que hemos venido recorriendo. Con ojos abiertos y corazón palpitante, participemos de esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Tanto el Profeta Isaías en la primera lectura, como el salmo y el Evangelio de hoy, expresan con claridad que el cumplimiento de la profecía del mesías esperado es inminente. Ante la inminencia del Emmanuel, del Dios con nosotros, es necesario dar pruebas de que ya estamos preparados para estar en su presencia, en la certeza de que todos estamos llamados a formar parte de los santos, como dice San Pablo en la segunda lectura. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios Padre que cumple sus promesas y nos envía a su hijo para poner su morada entre nosotros, presentémosle confiados nuestras súplicas diciendo: R. Dios con nosotros, escúchanos. 1. Por los miembros de la Iglesia, para que continuando con fe, dedicación y compromiso de santidad este camino de adviento, podamos recibir a Jesús con manos inocentes y puro corazón. Oremos. 2. Por los gobernantes de las naciones, por los líderes de las comunidades, para que antepongan siempre el bien común al bien personal, perseveren en sus propósitos y su trabajo de fruto abundante para bien de todos. Oremos. 3. Por nuestras comunidades, por todos los que nos preparamos para celebrar la navidad, para que este tiempo de Adviento sea tiempo de gracia, de paz y de perdón. Oremos. 4. Por las personas que sufren a causa de enfermedad, pobreza, soledad, o en cárceles y hospitales, para que este tiempo de esperanza les traiga ilusión, entusiasmo y motivaciones para continuar con gozo en el camino de la vida. Oremos. 5. Por los alejados de Dios, para que este tiempo en que Dios viene a nuestro encuentro, sea una experiencia de conversión y de reencuentro gozoso con el Señor. Oremos. Oración conclusiva Escucha Padre estas súplicas que te hemos dirigido con fe, en el nombre de tu amado hijo Jesucristo que puso su morada entre nosotros, que bendice y salva y que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Sáb 10 Dic 2022

Voz del Pastor | 11 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 11,2-11

Vie 9 Dic 2022

¡Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO «Gaudete» Diciembre 11 de 2022 Primera Lectura: Isaías 35,1-6a.10 Salmo: 46(145),6c-7. 8-9a.9bc-10 Segunda Lectura: Santiago 5, 7-10 Evangelio: Mateo11, 2-11. I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Adviento es tiempo de preparación y conmemoración. Las celebraciones nos han de ayudar a encontrar el significado auténtico de este tiempo, que se nos ofrece para preparar nuestros corazones para recibir al Señor. A manera de reflexión se puede asumir: 1. La alegría de la liberación: 2. Los anuncios y signos de la presencia del Hijo de Dios – una era mesiánica; 3. El cumplimiento de la profecía del ayer, la nueva y paciente espera del creyente hoy. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Primera lectura. El profeta Isaías hace resonar en algunos de sus apartes el anuncio de la esperanza con sentido escatológico, se interesa por el destino final del mundo y las naciones, recurre al género apocalíptico (34,1 – 35,10), aquí al final de esta sección se proclama el restablecimiento de Jerusalén en toda su gloria y esplendor (35,1-10). Todo se transforma maravillosamente, comenzando por la naturaleza (vv. 1-2), que se “regocija”, “alegra”, y “florece” llegando a la saciedad del gozo y la alegría; es tal el panorama que la desolación de la tierra inhóspita se compara ahora con los mejores paisajes de la región: “la gloria del Líbano”, la exuberante belleza del Carmelo y el Sarión”. Toda esta fuerza para manifestar la “gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios”. En un segundo movimiento, la alegría trasformadora invade uno a uno los órganos del ser humano (vv. 3-6): manos, rodillas, corazón, ojos, oídos, piernas, lengua. Todo se transforma, y la razón se precisa en el v. 4: “Miren a su Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y los salvará”. Así Jerusalén, Sión es el destino final de la alegre peregrinación. La visita del señor produce alegría porque es visita salvadora, mesiánica. Salmo. Hay una serie de salmos en los cuales la expresión “¡Aleluya!” (Alabad a Yahvé) los caracteriza, conocidos como salmos aleluyáticos, quince salmos en total. La liturgia judía los exaltó en tres grupos de Hallel, expresión hebrea que significa “alabanza, agradecimiento”: el “Pequeño Hallel” (Sal 113-118), así llamado por el Sal 114 que canta la epopeya del éxodo; el “Gran Hallel” (Sal 136) y el “Hallel Final” (Sal 146-150), grupo al que pertenece el salmo de la celebración. El salmo 146 es un himno de alabanza al Señor, Él es el creador que mantiene su fidelidad y por tanto el único que puede ayudar a su pueblo. En forma de letanías se anuncian algunas acciones del Señor para con los pobres, oprimidos, hambrientos, cautivos, ciegos, cojos, indefensos (huérfanos y viudas). La alabanza se hace suplica de presencia salvadora: “Ven, Señor, a salvarnos”. La alabanza es la palabra última de la creación, de la historia, del creyente que goza de la intimidad con Dios. Segunda lectura. Esta lectura nos recuerda que el adviento no solo es conmemoración sino también preparación a la venida del Señor. El texto la presenta como “parusía del Señor”, es la venida de Cristo al final de los tiempos. En el mundo griego, “parusía”, designaba la llegada de un rey, a quien se esperaba en ambiente festivo, esplendidos preparativos, víveres, construcciones y acuñación de monedas conmemorativas. Este sabor festivo debe marcar la conmemoración y la preparación de la venida del Señor. Santiago con una parábola explica cuál es la conducta de los cristianos que esperan la parusía: se requiere paciencia, el creyente vive su propio tiempo de espera como sembrador, “el fruto madura a su tiempo”; nada se puede hacer para anticipar la cosecha, debe concentrase en sus tareas y dejar que lo demás suceda a su tiempo. El cristiano no debe quejarse uno de otro, debe animarse, queda tomar el ejemplo: “fortaleza y paciencia” de los profetas, pues como para ellos también para el creyente hoy cada día está más próxima la venida del Señor. Evangelio. El texto abre la sección narrativa (11-12) del “Misterio del Reino de los Cielos” que introduce el discurso parabólico (13) sobre el Reino. La perícopa de este domingo está marcada por la figura de Juan Bautista, que se ha de comprender en su relación al Reino, así se identifican dos secciones: 1) vv. 3-6. La perplejidad de Juan al ver que Jesús no se ajusta a la idea que él ha tenido de Mesías, el justiciero que ya tiene puesta el hacha (cf. Mt 3, 10-11), ante lo cual pregunta “¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”, a lo cual Jesús responde con obras que testimonian su condición de Mesías, ellas dicen: el Señor está aquí, el tiempo de salvación se está cumpliendo. La respuesta alude a los oráculos de la era mesiánica, entre los cuales se referencia el pasaje de la primera lectura; en Jesús, aunque su proceder contraríe las expectativas, en él se cumplen los anuncios mesiánicos, él produce un cambio gozoso y alegre, él no es el justiciero esperado sino la presencia viva de la misericordia de Dios. “Dichoso quien no se escandaliza de esta presencia del Reino. 2) vv. 7-15, el pasaje va un poco más allá de lo proclamado. Jesús aborda el tema de quien es Juan el Bautista, su identidad. Un profeta, más que profeta, sin embargo, precisa que el momento actual el rasgo característico de la identidad es la pertenencia al Reino, bien este que supera otras grandezas; esto explica que Juan sea el más grande nacido de mujer, como Profeta, sin embargo, más pequeño a aquellos que ahora tienen la gracia de conocer el Misterio del Reino, que se anuncia en esta sección. Juan no está excluido del Reino, su situación se refiere a la contraposición histórica que le correspondió vivir. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? ¡Gaudete! ¡Alégrense! La liberación está aquí ¡Gaudete! Es necesario recuperar el auténtico sentido del nombre este tercer domingo de adviento. La alegría es la característica esencial de aquello que tiene sabor a buena noticia, fiesta; pero el ¡Alégrense! De este domingo no se refiere a las alegrías superficiales, profundas o pasajeras que se motivan por diversas circunstancias como un nacimiento, un cumpleaños, el éxito en la vida o incluso la victoria de un partido de futbol o competencia deportiva. El gozoso ¡Estén alegres! anuncia la inminente llegada de la alegría mesiánica, la venida del Salvador. Es el grito gozoso de la alegría que nace de la presencia de Dios. No es causada de forma espontánea y natural, ni por el hermoso paisaje de la creación ni de las fuerzas del ser humano, sino que tiene su causa en la irrupción de Dios y su salvación. Dios es la causa y fuente del grito gozoso del ¡alégrense! En él se expresa la certeza de la presencia y salvación de Dios, es conmemoración y preparación. Se nos hace presente la alegría de la salvación y nos anuncia su llegada al final de la historia. El estén alegres es la forma concreta de responder con la alabanza a la presencia de Dios. Es la vivencia de una alegría profunda que requiere paciencia y acción. El Reino de Dios está aquí y aún se ha de esperar. Como Juan y sus discípulos es necesario tener la capacidad de ver y oír lo que Jesús está realizando, no es necesario seguir esperando a quien no ha de llegar. Él ya llegó, sigue llegando y llegará, su victoria siempre asegurará. La salvación ya está actuando. Seguir esperando nos lleva a preguntarnos qué Jesús tenemos en nuestras mentes, en nuestros ideales; quizás la figura de la presencia real del Salvador contraríe esa esperanza, pues normalmente las expectativas humanas no se ven compaginadas con la forma de actuar de Dios. Cuál es nuestra actitud en este momento histórico que nos corresponde vivir. Ya participamos de la irrupción del Misterio del Reino de una manera especial, nos tocó este momento particular, pronto celebraremos el Jubileo de la Esperanza (2025), el Jubileo de la gracia Mariana (2031) y los dos mil años de la Redención (2033). De momento disfrutemos con alegría profunda y autentica la presencia del Reino, el Señor ya está aquí y pronto vendrá. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Para acoger la alegría de la salvación se necesita meditar con atención y escuchar con amor, estas actitudes permitirán ver de verdad el misterio del Reino en las acciones del hoy. Señor que como los hombres de tu tiempo también veamos como obras grandes maravillas y nos comprometes en la misión de anunciar que solo acogiendo estos signos evidentes de la misericordia de Dios podremos comprender la grandeza de la alegría con que inunda nuestro día y corazón. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar que cada familia construya su pesebre, su belén y que en torno a él se viva la alegría de acoger la buena noticia de la salvación. • Programar el rezo de la novena de Navidad es garantizar una celebración de piedad popular con mayor participación, con un alto nivel de comprensión que deja frutos de compromiso evangelizador en las personas, familias y comunidades. Se seguiré la Novena de aguinaldo propuesta por la Conferencia Episcopal. • Después del saludo, puede encenderse la tercera luz de la corona de Adviento, recitando la respectiva oración. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a la celebración de este tercer domingo de Adviento: “Gaudete”, alégrense, salten de alegría, porque ya está cerca el Señor. En un mundo con tantos dolores los cristianos debemos ser esa voz profética que invita a la esperanza y a la alegría, no basada en comidas y vino sino en la certeza de la Buena Noticia de la Salvación. Jesucristo está aquí y nos trae la salvación. Con este gozo que nos llega de Dios comencemos la celebración, cantando y orando alegrémonos hermanos que es tiempo de salvación. Monición a la Liturgia de la Palabra Hoy, todo invita a alabar con alegría y júbilo a Dios que es fiel. El ama a todos y les ofrece la salvación. El rostro divino de Jesús nos deja ver su amor, su era mesiánica en la que trasforma todo, así la creación entera es gloria y el esplendor de Dios, vale la pena hermanos tener paciencia para acogerlo ya en el corazón y esperar su segunda venida como el triunfo definitivo de su amor. Escuchemos con atención el anuncio que nos hace su Palabra y recibamos al Rey y Salvador. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios Padre, pidiendo en nuestra plegaría de hoy la especial intercesión de la Madre de Jesús, que su cercanía nos inunde de la Alegría de la Salvación. Respondemos: R. Bendice y alegra a tus hijos, Señor. 1. Padre te pedimos por toda la Iglesia, para que en medio de los dolores sepa a coger la alegría del Evangelio y persevere en la verdad de Jesús como lo hizo la Virgen María. 2. Padre te pedimos por los gobernantes para que, inspirados en el mensaje de la salvación, dediquen sus esfuerzos a la búsqueda de la Paz, la concordia y la armonía entre todos los pueblos de la Tierra. 3. Padre te pedimos, por los enfermos, ancianos, los maltratados, explotados y vejados, para que ellos sientan la alegría del mensaje que instaura una nueva época de salvación. 4. Padre te pedimos, por todos los consagrados para que aprendan del evangelio a comunicar la alegría, y en ella vivan la fidelidad, la pureza y perseverancia en el seguimiento de Jesús. 5. Padre te pedimos, por nuestra comunidad parroquial, para que la alegría de las fiestas de adviento y la navidad que se acerca nos ayuden vivir mejor nuestra misión. Oración conclusiva Padre, en la alegría que nos inunda el Adviento, acoge en tus manos estas plegarias y permite que día a día nuestra vida se asemeje a lo que tú esperas de tu pueblo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Mié 7 Dic 2022

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA Diciembre 8 de 2022 Primera Lectura: Génesis 3,9-15.20 Salmo: 98(97),1.2-3ab.3cd-4 (R. Lc 1,49) Segunda Lectura: Efesios 1,3-6.11-12 Evangelio: Lucas 1,26-38 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Solemnidad de la Inmaculada ofrece la oportunidad de leer en este contexto algunos temas entre sí interconectados, he aquí tres sugerencias: Examinar el origen y las consecuencias del pecado a la luz de la fe; comprender las abundantes bendiciones divinas en el Plan de la salvación, o presentar la espléndida figura de la Virgen María como la llena de gracia en la cual Dios hace brillar su acción en favor de la humanidad, pieza esencial en el plan salvador. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Primera lectura. Estos versículos de la pintoresca página de la caída del ser humano (Gn 3), presentan el pecado como una desobediencia al mandato divino (v.11) fruto de un “engaño” (v.13), que tiene sus consecuencias: no se soporta la presencia y vista de Dios, hay un reconocimiento de la desnudez (física y espiritual), ante lo cual se siente miedo y el hombre se esconde de la presencia de Dios (v.10); misteriosamente hay una consecuencia de esperanza, el anuncio de la primera buena nueva, (proto-evangelio v.15). Dios interviene como juez, interroga al ser humano, pero no a la serpiente, para establecer las responsabilidades y sanciones. Al hombre (Adán) le plantea 3 preguntas para establecer que el pecado es una desnudez y una violación al mandato expreso de Dios, por ello el centro gravita sobre saber dónde lo dejó el pecado, ¿Dónde estás? El hombre redirige la “culpabilidad” indirectamente a Dios, pues le dice “la mujer que me diste como compañera me llevó a fallar” (vv. 9-12) y lógicamente a la mujer. A la mujer, Dios le dirige solo una pregunta, “¿qué has hecho? (v. 13), su respuesta: haber caído en el “engaño”. El juicio final, dos decisiones: una maldición divina para el animal más astuto (3,1) que se convierte en la bestia más miserable, y el anuncio de una aversión radical entre el “mal” y la humanidad a la cual se le vislumbra la victoria final, el protoevangelio. La traducción griega usa en la última frase del v. 15 un pronombre masculino singular, “él te herirá la cabeza”, así se asegura una interpretación mesiánica del texto. Un descendiente de la mujer obtendrá la victoria definitiva. Salmo 98 (97). Es un himno escatológico, pertenece a la colección de los himnos de la realeza de Dios (cf. sal 47, 93, 96-99), canta la victoria definitiva de Dios de la cual han sido testigos todos los pueblos. El mundo, los habitantes de las naciones, la creación entera, todos son invitados a cantar el cántico nuevo con una alegría desbordante en vítores, gritos y toques musicales. Segunda lectura. Estos versículos están entresacados de la cascada universal de las bendiciones “en Cristo” como la fuente de todas las bendiciones desde siempre y para siempre (Ef 1, 3-14). El texto, describe con una profundidad magistral la obra universal de la salvación, en la que actúan las tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, en bien de la humanidad. En Cristo, el Padre nos ha dado todos los “bienes espirituales y celestiales” (v.3), que se explicitan en la elección (v.4), la filiación (v.5), la liberación (v.7) y la herencia (v. 11). El hombre destinatario de estas prerrogativas divinas está destinado a ser santo e irreprochable de manera que se convierte en “himno de alabanza para la gloria de Dios” (Cf. vv. 6. 12. 14). El Evangelio. El pasaje comprende cinco elementos básicos: la entrada en escena del mensajero (vv. 26-27); la sorpresa causada por el ángel (v. 29); el mensaje (vv. 30-33); la objeción (v. 34), y la respuesta - señal (vv. 35-37). Que se pueden agrupar en tres partes, conforme al diálogo, intervención uno a uno, El ángel y la Virgen. El saludo a la virgen llena de gracia (26-29). Viene presentado el escenario, Nazaret, que no aparece relacionado con las expectativas mesiánicas del Antiguo Testamento; los personajes: Gabriel el mensajero de parte de Dios y la presentación de María como virgen, este término se repite 2 veces en el v. 27, para el evangelista no hay duda es “virgen” y añade que se llama “María”, que a la época probablemente se pronunciaba Mariam, con un sentido de “princesa, dama”. Destacan las tres partes del saludo, “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Es un saludo mesiánico con características claras: invitación a la alegría, presencia de Dios salvador, y en María una presencia que denota abundancia, como si se le dijera que Dios la hace en abundancia objeto de su favor salvador. Al saludo la Virgen María se “turbó”, expresa sorpresa y para comprender entra en una actitud reflexiva: “se preguntaba que significaría aquel saludo”. El anuncio de la maternidad fruto de la gracia (30-34). El mensajero le reafirma su condición de “llena de gracia” por segunda vez. Le anuncia la maternidad, concebirá y dará a luz un hijo: Lo llamará Jesús, será grande e Hijo del Altísimo. Esta presentación se centra en Jesús para que se comprenda que su aparición es fruto de la abundancia de la gracia divina como manifestación de la misericordia de Dios, por ello se alude a las promesas del reinado duradero de la casa de David. La sección cierra con la pregunta de la anunciada madre, en la que ahora ella reafirma su condición virginal, descrita por el evangelista dos veces, y reafirmada por el saludo del ángel, “llena de gracia”. La maternidad virginal (35-38). El mensajero explica la concepción virginal de Jesús, y explicita su identidad: Santo, Hijo de Dios. Suceso completamente nuevo y único en la historia, que se describe con dos acciones paralelas: “el Espíritu Santo vendrá sobre ti”, y “el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. La concepción es absolutamente obra del poder creador de Dios, del Espíritu Santo, hay una nueva creación. Nadie desde Adán a Jesús y después de él hasta el final de la historia ha sido ni será creado mediante este proceso. Una nueva humanidad. El mensaje de esta maternidad se cierra con una señal, el embarazo de Isabel. No son necesarias otras razones aparte del poder creador de Dios, “para Dios no hay nada imposible”. La respuesta de María es la inmediatez para acoger el misterio de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La espléndida figura de la Virgen María, la llena de gracia, en la cual Dios hace brillar su acción en favor de la humanidad, pieza esencial en el plan salvador. María es una pieza clave en la comprensión de la realización del plan de salvación. Ella es la mujer que llena de gracia a la pregunta a la mujer ¿Qué has hecho? Ella con hechos responde que no se dejó “engañar” y aceptó ser la “esclava del Señor”; en ella, de alguna manera se inicia el cumplimiento del protoevangelio (Gn 3,15), su “Sí” permite que la humanidad reciba la abundancia de las bendiciones celestiales “en Cristo Jesús” (Ef 1,3). María es Virgen, Mujer llena de gracia, esclava del Señor, Madre del Grande. Su figura es modelo de la respuesta al amor de Dios. La abundancia de la gracia divina acogida en la virginidad de María se hizo fecundidad de nueva maternidad y humanidad. Nace el Niño que es Mesías, de linaje divino y real. En todo el Anuncio, tanto para María como para el Niño que nacerá se subraya la pertenencia exclusiva a Dios, Jesús es consagrado, Santo, María la esclava del Señor. La Encarnación del Hijo de Dios es una irrupción divina única en nuestra historia que se hace salvación; para ello se contó con la colaboración de una “Virgen llamada María”. El salmo nos invitó a cantar un cántico nuevo por las maravillas que ha hecho el Señor. Estas son sus maravillas: se preparó una Virgen, llena de Gracia desde su concepción. La Inmaculada Concepción, que hoy en este día celebramos y en nueve meses nos alegraremos con su nacimiento. María toda ella es fruto de las maravillas que obra el Señor, porque para Dios no hay nada imposible. La Gracia de Dios le permite dar una respuesta diferente a la pareja de la creación, ella no huye de la presencia de Dios, al contrario, el ángel le dice “el Señor está contigo… No temas María porque has encontrado gracia ante Dios”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La atrayente página bíblica bien conocida, misterio desbordante que para profundizarlo es necesario hacer silencio, cerrar los ojos y tener mirada interior para contemplar las maravillas de Dios. Que cada uno se deje sorprender por la sencillez, humildad, y grandeza de la Virgen Madre, y que como ella acojamos en nuestra vida la gracia de Dios para que demos espacio en nuestro corazón a la presencia de su Hijo, el Hijo de Dios. Que a ejemplo de María todo cristiano se disponga siempre a huir del pecado, pero nunca de Dios, a llenar su desnudez con la “gracia de Dios”, a dar siempre su mejor respuesta al amor del Señor, ser esclavos de su Palabra, no en el romanticismo de la palabra sino en el compromiso fiel de vivir el Plan que salvación. El pecado tuvo una consecuencia positiva abrirnos a la irrupción de Dios, no huyamos engañados y miedosos sino confiados en las bendiciones espirituales y celestiales que nos llegan “en Cristo Jesús” recorramos el camino de una nueva creación, toda ella obra del Dios creador. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Motivar la bella tradición colombiana de prender las luces (velas) en la noche de esta fiesta frente a cada casa para recibir la bendición de Dios. • Se puede preparar convenientemente el Rosario y, donde es posible, con procesión. Es una buena oportunidad para seguir fortaleciendo las expresiones de fe en Dios, que motiven la fe de otros y el amor; igual que el pedido de intercesión de la Bienaventurada Virgen María. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración. Entre las fiestas de la tradición cristiana esta de hoy figura entre las más bellas. Ella por sí misma nos llena de felicidad, alegría y gran gozo en el Señor. Que esta celebración de los sacramentos que en este día se celebran: Bautismos, Primeras Comuniones, y la Eucaristía misma, nos inviten a vivir como María, “llenos de la Gracia del Señor”, a decir en cada instante de nuestra vida “He aquí los esclavos del Señor”. Gritemos, cantemos y celebremos con alegría esta fiesta de la Inmaculada Virgen María, y a su Hijo el Santo de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, ¡Atentos que nos habla el Señor! Las lecturas nos interrogan: ¿Dónde estás? ¿Qué has hecho? Hagamos silencio para acoger con fruto la Palabra y las bendiciones de Dios, que con nuestra actitud contemplativa le respondamos desde el corazón, como respondió María al mensajero de Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra”. ¡Silencio, Amor y escucha! Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Padre de todas las bendiciones, Tú en la Virgen María, la llena de gracia, nos ofreces la imagen de la humanidad nueva que participa a la plenitud de la victoria de Cristo. Por intercesión de la Inmaculada te presentamos nuestra oración. A cada petición respondemos diciendo: R. Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros. 1. Te pedimos Señor por la Iglesia que peregrina en este mundo, para que, a imagen de la humilde mujer de Nazaret, sea la esclava, esposa y madre que llena de gracia a tus hijos. 2. Te pedimos Señor por toda la humanidad, para que, reconozca en María, la Nueva Eva, un signo de esperanza que acompaña las pruebas de la vida y les permita concebir en sus corazones al Hijo de Dios. 3. Te pedimos Señor por los cristianos que se alegran con esta festividad, para que, ellos den cabida a la gracia del señor y con la vivencia de los sacramentos crezcan en su amor y santidad. 4. Te pedimos Señor por loa que sufren, para que la mirada misericordiosa de María se vuelva con piedad hacia ellos y les alcance de ti la fortaleza, esperanza y paz. 5. Te pedimos Señor por nosotros que nos disponemos a celebrar la liturgia de la mesa eucarística, anuncio del banquete del Reino Eterno, para que en comunión con María nos comprometamos en la nueva evangelización. Oración conclusiva Escucha Padre, la oración que hoy sometemos a tu bondad, en la alegría de acoger en nuestro corazón al Hijo Santo de Dios, y que deseamos te sea agradable, por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 1 Dic 2022

Voz del Pastor | 04 de diciembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 3,1-12