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navidad

Lun 28 Dic 2015

El niño Dios es artífice de la Paz

Acerquémonos al Banquete que el Señor nos sirve en la Mesa de su Palabra, para acoger la bendición dada a la humanidad en su Hijo, Palabra eterna del Padre, que ha entrado en el mundo por obra del Espíritu en María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres. Este pequeño niño que contemplan los pastores en la gruta de Belén, es el artífice de la paz verdadera y duradera. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Números 6,22-27[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 67(66),2-3.5.6+8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Gálatas 4,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 2,16-21[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Llegamos a este día para proclamar nuestra fe en Aquel que es verdadero Dios y verdadero hombre. Él es la bendición del Padre para toda la humanidad, que se ha realizado con la entrada del Verbo eterno en este mundo, tramite la maternidad de María y que, al igual que los pastores, nosotros somos invitados a acercarnos hasta Él para adorarlo como a nuestro Salvador. Los sacerdotes de la antigua alianza, alentados por Moisés, han proclamado: “el Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor”; así mismo proclama la Iglesia y hoy venidos adorarlo, porque todo los anuncios han llegado a plenitud en el pesebre, allí la Buena Nueva nos es presentada por una Madre y un padre, como “el niño acostado en el pesebre”. Contemplarle, llena la existencia de estos humildes hombres de un gozo desbordante, confirmándoles que lo dicho por los mensajeros divinos es verdad. Dios no miente, no se margina de la vida de los que ama, sobre ellos derrama con desbordante bondad su favor. Pablo nos resume toda esta verdad en una confesión que en su sencillez refleja una profunda densidad: “cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer”. Así testimonia que lo acontecido en el pesebre es obra divina, haciéndonos ver como parte del diseño salvador la Encarnación del Verbo y la maternidad de María. En una y otra acción resplandece la bendición divina, para que todos nosotros fuésemos rescatados y viniéramos a ser “hijos por adopción”, capacitándonos para proclamar en fuerza del Espíritu, que Dios es nuestro Padre. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El regocijo de la Iglesia por el don otorgado nos hace estallar en cánticos de alabanza y reconocimiento de la gloria divina. No se trata de una fiesta entre muchas, es la Fiesta con mayúscula, el Sol de la Justicia brilla reluciente en el hoy de nuestra historia. Ha venido al mundo nuestra paz y reconciliación, a pesar de nuestro pecado, Dios ha fijado su mirada en nosotros y nos ha bendecido, tomando nuestra carne en el seno virginal de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. En este año de la misericordia, la pacificación es el fruto de la intervención divina, que no quiere a sus hijos viviendo lejos del abrazo paternal del amor, por eso se nos invita a llegar con confianza a Aquel que se ha compadecido de nuestros extravíos, de nuestras miserias, de nuestras pobrezas. No quiere ser el Dios distante, frío, indiferente, pues tiene un corazón que se conmueve ante la desnudes que origina en nosotros el pecado y, nos recoge entre sus manos para sanar nuestras heridas, fortalecer nuestra fragilidad, acompañar nuestra camino. La paz es don divino y esfuerzo humano, ha indicado en reiteradas ocasiones nuestra Madre la Iglesia, ella viene de la contemplación del misterio divino, de la admiración ante su obra, para desembocar en una entrega generosa de nuestro ser. María se extasía ante el recién nacido y, solo atina, guardar todo en su corazón. Esta actitud contemplativa de María antes que quietud, es respuesta de compromiso, adquiriendo fuerza aquellas palabras proclamadas por la Virgen al momento de la anunciación: “hágase en mí según tu palabra”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Celebrar este día de la Maternidad divina de María, esta jornada mundial de oración por la paz, este inicio del año civil, es ser invitados a clamar la bendición divina del Padre sobre el mundo, trabajando con denodado empeño en la tarea evangelizadora en el seno de nuestras comunidades, para que muchos ante tan alegre noticia –como los pastores– vayan presurosos al encuentro de Jesús, fuente de la paz verdadera. Hemos dado un paso del 2015 al 2016 por pura gracia, por bendición de Dios, otorgándosenos así una nueva oportunidad para la gracia de Dios, que nos esforcemos por vivir de tal manera que nosotros mismos seamos bendición para los demás, prolongación de la bendición dada en el Hijo eterno, en María –Madre nuestra-, en esta Eucaristía: fiesta de la vida de los hijos del Padre, memoria de las acciones salvíficas y alimento para fortalecer a todos los que alegrándonos con la llegada del Verbo al mundo, nos comprometemos a ser servidores de la vida, de la misericordia, del amor, de la justicia y de la paz. El Papa Francisco propone en su mensaje para esta Jornada de Oración por la Paz, transitar el camino que nos lleve a salir de nosotros mismos, de nuestros instalamientos y comodidades, en definitiva a salir de nuestros egoísmos para ir al encuentro del hermano. De allí que ofrece rasgos de este camino, cuales son: “la maduración de una cultura de la legalidad, de la educación al diálogo y a la cooperación”, indicando que son “formas fundamentales de reacción constructiva” ante las múltiples cuestiones que afligen a la humanidad. Decirnos hoy, feliz año nuevo, es comprometernos con estas actitudes que indica el Papa y con muchas otras que testimonian nuestra condición de hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, bendecidos con la maternidad de María. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Hacer notar el carácter festivo de la celebración con los cantos, la disposición del lugar, alguna ornamentación a la imagen de María y una ofrenda con destinación a los pobres para subrayar la reconciliación y la paz. Celebrar con dignidad, para que el celebrar del mundo no absorba la grandeza del misterio que se nos brinda y termine por ocultarlo ante nuestros ojos. Jornada Mundial de Oración por la paz. Convendría tener presente el mensaje del Santo Padre para esta Jornada. Recordar que el próximo domingo, 3 de enero, es la solemnidad de La Epifanía del Señor. Tiene Misa de la Vigilia (sábado 2 en la tarde) y Misa del día. Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor

Vie 25 Dic 2015

Dios ahora nos habla a través de su Hijo

La Palabra, el Hijo de Dios se hace carne de hombre. Y Dios Padre, que antiguamente habló mediante los profetas, nos habla ahora por el Hijo. Esa Palabra nos da la vida si nosotros lo recibimos, como lo sugiere el evangelista San Juan. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 52,7-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hebreos 1,1-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Juan 1,1-18[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Hoy leemos y celebramos los versículos más importantes de toda la Biblia “La Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14). Es decir la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, sin dejar de ser Dios, se hace hijo del Hombre. La pregunta es ¿Por qué el Verbo se hizo carne? Lo respondemos en el Credo: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación”. Dice un Padre de la Iglesia: “La humanidad, esclavizada por el pecado, conmovió tanto a Dios, que lo hizo bajar a visitar nuestra naturaleza humana” (S. Gregorio Niseno, citado por C I C, 457). Así que hoy celebramos al Dios misericordioso que “obedece” a la creatura, como una madre que hace caso al niño. Esta visita de Dios al hombre es la Encarnación, y tiene estas características: ─ No es por un tiempo como en el Viejo Testamento; Cristo vino para quedarse; “Habitó entre nosotros” (Jn 1, 14), dice el Evangelio; y quiere significar “se estableció entre nosotros” para siempre. ─ Vino para todos, no para una nación, como en el Antiguo Testamento. El Profeta Isaías (primera lectura) nos dice: “Hasta el último confín de la tierra verán la victoria de nuestro Dios” (Is. 52,10). ─ Vino a traer el mensaje de Dios, por eso el que viene es Palabra (Jn 1,1). La Epístola nos dice: “De muchas maneras nos habló Dios, pero ahora nos habla por su Hijo, el heredero de todo” (Heb. 1, 2). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Llega Jesús, ya lo sabemos. Nace en una pesebrera, es verdad; está con sus padres, vienen los ángeles, los pastores, los magos, ¡qué bien! Llega también Herodes, ¡qué mal!. Y ahora en 2015, nace Jesús para mí y para tí. Y tú y yo lo recibimos, y lo acogen también los ángeles y los pastores de hoy. Sin embargo, lo rechazan los Herodes de hoy, los que no quieren ver nada de la religión. Y hay algo peor: los indiferentes, los que no se inmutan por la venida del Mesías anunciado, del Salvador; los que no saben nada del Emmanuel que pone su tienda en medio de nosotros; los que no se avergüenzan de esa frase bíblica tan preocupante, anunciadora de la crisis de la cruz: “Vino a los suyos y a los suyos no lo reconocieron”. Los “suyos” no son los de otras religiones, sino muchos de los bautizados, que no viven su fe. Estos “suyos” estaban ocupados comprando los aguinaldos; consumiendo comida y licores en una fiesta sin homenajeado; pensando en que la empresa me autoriza para no trabajar, sin darme razón; anhelando poder vender artesanías o adornos extranjerizantes, o vestimentas despampanantes o hasta vulgares, o viajes para alejarse de Dios, no para buscarlo. Esta es la realidad de nuestro tiempo “sagrado” de Navidad: Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron (Jn 1, 10). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La celebración de anoche, la Misa de gallo, constituye la más tierna belleza de la Liturgia, y cautiva por igual a infantes, jóvenes y adultos. Es celebración del corazón más que de la mente: sentimos que ya llegó. Nos habíamos dedicado durante nueve días a rezarle a Jesús: “Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”. Y Él escuchó nuestra oración. Por eso “nuestro corazón” se regocija en el Señor. Eso es la celebración de anoche, pero la de hoy día es de otro carácter: es de fe. Debemos decir: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, y en Jesucristo su único Hijo, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo y se encarnó de María, y se hizo hombre” (cfr. Jn 1, 14). Así, nuestra Misa de Navidad no se puede quedar en el Pesebre. Quizás hemos acompañado a los niños a ver al Niño Jesús, tal vez nos gozamos con la música navideña o nos exageramos en las comidas de diciembre. Pero no: ya los domingos de Adviento nos prevenían que la fe al ir unida a la moral. Así decía San Pedro “Mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre inmaculados e irreprochables” (2Pe 3. 14). De ahí los propósitos para este tiempo de Navidad que comienza hoy y concluye en la Epifanía. ─ Es un tiempo alegre, la penitencia ya pasó. Dice Isaías: “Romped a cantar en coro, que el Señor consuela a su pueblo (Is 52,8). ─ Es un tiempo santo: No se puede desperdiciar; sea que trabajemos o que vayamos de vacaciones, aprovechemos para conocer a Jesús y aprender a seguirlo. ─ Es un tiempo de ocasiones preciosas de recibir a Jesús que llega. En la Palabra, en la Eucaristía o en los desposeídos, allí encontramos a Jesús. Y recordemos: “Aquellos que sí lo recibieron, recibieron el poder de ser hijos de Dios” (Jn 1, 12). ─ Es un tiempo de vida familiar: La Familia de Jesús, José y María constituye el ejemplo que nos ilumina y nos motiva para vivir nuestra vida familiar en la fe y en el servicio mutuo. De esto hablaremos sin duda el próximo domingo. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Felicitar a las familias (e instituciones) que han armado el pesebre o nacimiento y que han hecho la novena; igualmente resaltar el haber seguido la tradición de la corona de Adviento. Comentar otros signos que ayudan a la devoción y al sentido del Nacimiento del Señor, como el árbol de Navidad y las tarjetas; advertir que estas han de ser “cristianas” y ojalá en ediciones en beneficio de obras sociales o religiosas. En la liturgia: El Gloria ha de ser más solemne que nunca, y en el Credo hay genuflexión a las palabras “Se encarnó”. Comunicar los horarios festivos subsiguientes: Sagrada Familia, Inocentes, Madre de Dios, Epifanía. Seguramente muchos no participaron en la Misa de media noche. Entonces puede organizarse una procesión interna de niños que lleven la imagen del Niño Jesús al pesebre.

Mar 22 Dic 2015

La Navidad es signo de unión íntima con el Padre

El cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), pidió a los creyentes que en Navidad no nos dejemos deslumbrar por las luces y los globos y que más bien centremos nuestros corazones en celebrar a Cristo que llega a nuestras vidas para transformarnos. A través de un mensaje, el purpurado aseguró que en la Navidad celebramos el infinito amor de Dios hacia los hombres. Recordó que el Concilio Vaticano II ha puntualizado que la encarnación de Cristo es el reflejo de que Dios quedó más unido a los hombres y por ello cada hombre se hace más imagen del Padre. “Recibamos la Navidad con emoción, amor, admiración y que sea la oportunidad para comprender el amor de Dios”, concluyó el prelado.

Mar 22 Dic 2015

Obispos envían mensaje de Navidad

Los obispos han emitido un mensaje de Navidad, en el que hacen un llamado a todo el pueblo colombiano y de manera particular a los gobernantes “para que en esta Navidad sean auténticos instrumentos de reconciliación, justicia y paz”. “A quienes han optado por la vía de las armas y la violencia, de la corrupción y la injusticia, para que descubran en el pesebre el verdadero sentido de la grandeza y la riqueza, de la promoción de los derechos humanos y los valores que construyen sociedad”. De igual forma, indican que en la Navidad la celebración del nacimiento de Jesús “nos debe llevar a un tiempo de alegría, encuentro fraterno, compartir generoso, perdón sincero y paz con los hermanos”. El mensaje firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, recuerda que la Navidad no es sólo un acontecimiento de comodidad e invita a toda la comunidad a ser solidarios “con tantas personas que adolecen de cariño, de techo digno, de alimento diario, de paz a causa de la violencia o de oportunidades para salir adelante”. Por último los obispos desearon a todo el pueblo colombiano una feliz navidad e impartieron la bendición para todas las familias del país. [icon class='fa fa-download' link=''] DESCARGA MENSAJE DE OBISPOS[/icon]

Mar 22 Dic 2015

La Navidad una verdadera fiesta

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Muy queridos hijos: Estamos terminando otro año en nuestra historia. Estoy seguro que todos sentimos que el tiempo está pasando muy rápido y en él se van sucediendo acontecimientos inesperados. Es la mano de Dios y su voluntad la que se hace presente en cada una de nuestras vidas personales, familiares y comunitarias. Por eso, con ocasión de estas celebraciones de Navidad y Año Nuevo los invito para que juntos, como hermanos, elevemos nuestras plegarias a Dios-Padre por sus bondades y su misericordia para con nosotros. La Navidad debe ser una verdadera “fiesta” en nuestra vida de fe. En este tiempo celebramos el nacimiento de Jesucristo, Dios que se hace hombre y viene a establecer su morada en medio de nosotros. La grandeza de Dios visita la pequeñez del hombre y se encarna, se hace hombre; de tal manera que en Jesucristo encontramos la “Palabra de Dios”, “El Verbo encarnado”, el “Emanuel”, el “Dos con nosotros”. Este tiempo de Navidad es tiempo de luz y de esperanza, es tiempo de fraternidad, de perdón y de reconciliación. Dios ha venido a todos nosotros, a toda la humanidad entregándonos a su Hijo Jesucristo y mostrándonos por medio de Él, su amor, su misericordia, su perdón y su redención. Por Jesucristo nos hemos levantado de nuestra postración, aquella que nos dejó el pecado y el egoísmo y nos condujo a separarnos de Dios. La Navidad es el tiempo de volver a entablar el diálogo con Dios descubriendo en Jesucristo al “Dios con nosotros”; pero sobretodo, es el momento de reconciliarnos en nuestros hogares, de tratarnos como hermanos, de olvidar y dejar atrás los resentimientos y de sembrar semillas de esperanza en los más próximos a nosotros. También celebramos el Año Nuevo. Terminamos el 2015 y se inicia el 2016. El Papa Francisco en su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz que celebraremos el 1 de enero del 2016, nos invita a que venzamos la indiferencia y conquistemos la paz. Es un llamado a que reaccionemos frente a la indiferencia que solemos tener en relación con los acontecimientos que no tocan directamente con nosotros, ni con nuestra vida ni con nuestra familia. Tenemos que reconocer que somos muy individualistas y que vivimos muy al interior y en relación sólo con nuestros problemas y nuestras preocupaciones. Lo que atinamos a decir cuando nos informamos sobre lo que sucede en nuestra comunidad, en nuestro país y en el mundo entero, es “qué pesar”, “no debía de ser”, “es increíble”. Pero, preguntémonos: ¿Realmente. Qué hacemos? ¿Cuál es nuestra posición al respecto? ¿Por lo menos oramos, nos dirigimos a Dios? Deberíamos reaccionar de otra manera. Es cierto que no tenemos la solución en nuestras manos, pero también es cierto que deberíamos comenzar por nosotros y nuestro entorno y cambiar aquello que es causa directa o remota de lo que sucede a nuestro alrededor y en el mundo entero. “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Esta es la invitación que nos hace el Papa Francisco. Es la oportunidad para responderle al Señor y entre todos, como hermanos, construir un mundo mejor, un mundo más consciente y misericordioso, un mundo más libre y más justo. Y en nuestra querida Colombia, en estos momentos, cuando se está negociando la paz, es bueno que seamos conscientes de la necesidad de la paz, pero sin sacrificar nuestros principios, nuestros criterios y, sobre todo, respetando la institucionalidad y las leyes de nuestro país. Además, es necesario que tengamos en cuenta que todos tenemos “deberes y derechos” y que en una sociedad justa y equitativa, todos tenemos que actuar coherentemente sin pretender solamente reclamar derechos. Que el Señor Jesús, el Niño Dios, el Emanuel, el Dios con nosotros, llene nuestros corazones de paz, de alegría y de esperanzas y que nos dé la fortaleza y la energía para dejar nuestra indiferencia y actuar como verdaderos hermanos, con responsabilidad, conciencia y equidad. Para todos FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO NUEO PLENO DE PAZ Y PROSPERIDAD. GONZALO RESTREPO RESTREPO Arzobispo de Manizales

Lun 21 Dic 2015

Con verdadera fe acojamos al Salvador

Las lecturas de esta noche nos traen de nuevo el anuncio del nacimiento del Salvador. También nos invitan a acercarnos a Él y a acogerlo en nuestro corazón con verdadera fe. Dejémonos conducir por Dios que nos habla. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 9,1-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 96(95),1-2a.2b-3.11-12.13 (R. cf. Lc 2,11)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Tito 2,11-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 2,1-14[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El pasaje evangélico de hoy nos relata, con trazos detallados pero simples, el acontecimiento más grande de la historia de nuestra salvación. San Pablo dice de este momento que es “la plenitud de los tiempos”, en el que Dios nos envió a su Hijo nacido de una Mujer (cfr. Gal 4,4-5). Conviene subrayar en este pasaje las palabras del ángel a los pastores, porque ellas nos indican el sentido profundo de lo que celebramos en esta noche: “No teman. Les anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo… Nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”. Es el mismo anuncio que la Iglesia y el mundo entero reciben hoy. A partir del Evangelio, podemos comprender el pleno sentido de la profecía mesiánica de Isaías: ¡El Niño que nace en el pesebre es el Salvador! Él es la luz para el pueblo que camina en tinieblas, Él es quien multiplica la alegría, el que puede destrozar el yugo que nos oprime. Además, son muy expresivos los títulos con que Isaías nos describe al Mesías: “Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Siempre Padre, Príncipe de Paz”. El Apóstol San Pablo resume todo lo anterior en una frase: En Cristo, “la gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] A partir del encuentro con la Palabra, es posible aplicar su mensaje y la celebración misma de esta noche a nuestra vida. Navidad no puede ser una fiesta cualquiera, es una fiesta para contemplar el amor de Dios, para extasiarnos frente a su determinación de salvarnos definitivamente con el nacimiento de su Hijo. Por eso, la primera actitud con la que hemos de recibir al Mesías es la contemplación y la acción de gracias. El Evangelio nos invita, en segundo lugar, a reconocer en el Niño del pesebre al verdadero Salvador. La abundancia de títulos para el Mesías en las lecturas también nos conduce a este reconocimiento, que no es otra cosa que la actitud de fe. Cristo es todo lo que Dios no da, Él es todo lo que espera nuestro corazón; en Él encontramos la manifestación plena del amor del Padre. Todo lo que rodea el nacimiento de Jesús es pobre, humilde y sencillo. Por eso hay que recibir al Mesías con la misma humildad y sencillez. El Papa Francisco nos dice que solo reconoce o ve la luz que trae el Salvador la gente sencilla, dispuesta a acoger el don de Dios. En cambio, no la ven los arrogantes, los soberbios, los que establecen las leyes según sus propios criterios, los que adoptan actitudes de cerrazón” (cfr. Homilía en la noche de Navidad, 2014). Tenemos que recibir al Salvador sin temor. Éste es el imperativo del ángel y nos pide abandonarnos completamente en el Hijo de Dios y estar dispuestos a seguirlo con toda nuestra vida, aunque nos tropecemos con dificultades y problemas. Lo expresa bien el apóstol San Pablo: “Nada nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús” (Rom 8,39). Y, finalmente, la Navidad nos pide vivir con novedad el mandamiento del amor. Dios nos ha manifestado su amor y con ese mismo amor, que es Cristo, debemos amar a los hermanos. Por eso, la Navidad nos invita a renovar nuestro compromiso de caridad con todos. El Apóstol San Pablo hoy nos ha dicho que este misterio nos lleva a renunciar a los “deseos mundanos” y nos debe encaminar a la “práctica de todo lo que es bueno”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] En la Eucaristía, Cristo vuelve a entregarse por nuestra salvación. Lo hace porque asumió nuestra carne y se inmoló por nosotros. En la celebración del nacimiento del Mesías, debemos acercarnos con profunda devoción al banquete del cuerpo y de la sangre del Señor. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Recordar que esta solemnidad es de precepto; se debe entonar el Gloria de la Misa de manera más solemne; en el Credo se debe hacer genuflexión cuando se dicen las palabras «se encarnó». Dar realce a la imagen del niño Jesús, recién nacido. No se debe colocar sobre el altar, sino en alguna mesa auxiliar o en el mismo pesebre, con el fin de permitir que en algún momento, fuera de la celebración, sea venerada de manera especial.

Dom 20 Dic 2015

“Jóvenes que su vitalidad sea luz de esperanza”

Con estas palabras el obispo auxiliar de Cali, Juan Carlos Cárdenas Toro, exhortó a los jóvenes para que en esta Navidad sean verdaderos artesanos del perdón, la reconciliación y la paz. “La vitalidad de su juventud mis queridos jóvenes, puede devolverle la luz de la esperanza a un país que necesita trasegar por los senderos de la reconciliación y la paz”, expresó el prelado. Agregó que la labor de los jóvenes como artesanos, “pese a un país lleno de heridas, de polarizaciones, de sufrimientos e injusticias” es la de manifestar su alegría y disponer de sus talentos y creatividad al servicio de una nación. “Que el Niño recién nacido nos devuelva desde la juventud la capacidad de aportar estos talentos, estas cualidades de creatividad, para ir tejiendo puntadas de una nueva Colombia en la que todos quepamos, en la que cada puntada afiance la unidad en medio de la diversidad (…) la creatividad es un regalo de Dios, no la dejemos escapar”. Mis queridos jóvenes, alegría, vitalidad y la creatividad son los mejores regalos que el Niño Jesús les ha traído para que los pongan a fruticificar y que Dios los bendiga. Por último el prelado luego de recordar a los jóvenes lo importantes que son para la Iglesia, les dio su bendición. Foto: Internet Audio: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

Dom 20 Dic 2015

El recién nacido deje en los niños compromisos de fe

Monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó resaltó que la familia y la parroquia son dos escenarios importantes donde los niños pueden ir creciendo como personas y en la fe. Monseñor Barreto recordó como la familia es el núcleo ideal para fomentar los valores de la reconciliación y perdón y cómo desde allí los menores aprenden a asumir compromisos para no volver a fallar. “En el hogar los niños encontrarán dificultades propias de la convivencia de una familia, pero es desde allí donde se tienen que generar los valores de la reconciliación y el perdón, es allí donde tienen que aprender a expresarlo verbalmente y a vivirlo también de manera simbólica, con un abrazo y un compromiso de no volver a fallar, con la corrección que van haciendo los padres y el esfuerzo que van haciendo los niños”, dijo el obispo. El obispo también destacó que el ambiente parroquial y de manera especial en el tiempo de Navidad, los niños se acercan a participar en movimientos infantiles desde donde refuerzan sus valores y compromiso con Dios. Por último monseñor Barreto deseo que para esta Navidad el Niño de Belén, traiga para todos los niños de Colombia valores tan importantes como el perdón y la reconciliación. Foto: Internet Audio: Mons. Juan Carlos Barreto Barreto