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papa francisco

Vie 5 Jun 2020

El Papa Francisco pide orar por los que sufren

En un video mensaje el Papa Francisco ofrece su intención de oración universal, pensando en la difícil situación que aqueja a la humanidad por cuenta de la pandemia, allí pide a los fieles rezar “para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el corazón de Jesús”. El Pontífice señala: “Muchas personas sufren por las graves dificultades que padecen. Nosotros podemos ayudarlas acompañándolas por un camino lleno de compasión, que transforma la vida de las personas y las acerca al corazón de Cristo, que nos acoge a todos en la revolución de la ternura”. Video de intenciones del Papa Francisco El Video del Papa es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi.

Mar 2 Jun 2020

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones

En la solemnidad de Pentecostés, el domingo 31 de mayo, se publicó el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el 18 de octubre o en otra fecha, según las situaciones pastorales locales. El mensaje tiene como tema el versículo bíblico "Aquí estoy, mándame" (Is 6,8). En su mensaje, el Papa recuerda que la misión, la ‘Iglesia en salida’ no es un “programa, una intención que se logra mediante un esfuerzo de voluntad”, sino que “es Cristo quien saca a la Iglesia de sí misma. En la misión de anunciar el Evangelio, te mueves porque el Espíritu te empuja y te trae”. La pregunta que Dios hace: “¿A quién voy a enviar?” viene del corazón de Dios, indica Francisco, “de su misericordia que interpela tanto a la Iglesia como a la humanidad en la actual crisis mundial”, a la vez que recuerda algunas palabras pronunciadas el 27 de marzo, en la oración mundial por el fin de la pandemia: “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos”. Así pues, se renueva y espera nuestra respuesta generosa y convencida: “¡Aquí estoy, mándame!”, reclama el Pontífice. “Dios continúa buscando a quien enviar al mundo y a cada pueblo, para testimoniar su amor, su salvación del pecado y la muerte, su liberación del mal”. El Santo Padre destaca que la misión “es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios, pero podemos percibirla sólo cuando vivimos una relación personal de amor con Jesús vivo en su Iglesia”. Fuente: Agencia AICA [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 28 Mayo 2020

¿Qué es la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos?

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - El Señor Jesús, en su oración sacerdotal (Jn 17), eleva una sentida alabanza y súplica al Padre; primero por sí mismo manifestando que todo es para mayor Gloria de Dios, luego pide por los “suyos”, es decir sus discípulos, y luego, rogó por quienes creerán en el anuncio de la Buena Nueva, dice: “No ruego solo por estos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí” (Jn 17,20), y pide en concreto por la unidad, “para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21). Con gran probabilidad, ya preveía que en la historia dada las complicaciones del ser humano nos dividiríamos, como efectivamente ha sucedido tantas veces. Se evidencia que la unidad es fruto de la oración, de una súplica amorosa al Padre; que en sus planes no está el que existan miles de Iglesias según el querer de cada uno sino que se busque la unidad, y que la unidad tenga como fuente el misterio que une al Padre y al Hijo en el amor del Espíritu Santo. La unidad no es fruto de compromisos humanos sino que es un don misterioso del Espíritu Santo, por ello se hace necesario orar y suplicar a Dios nos conceda las gracias necesarias para vivir la unidad, tarea en la que debemos comprometernos todos aquellos que creemos en la Palabra de Jesús. Orar por la Unidad de todos los cristianos, más allá de juzgar los intereses, divisiones y visiones personales, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don. Él fue el primero que oró por la unidad. Seguramente su corazón vivía el dolor de la separación y los reproches recíprocos que durante la historia hemos ocasionado. La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, encuentra dos fechas posibles de celebración. En el hemisferio norte del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson, en torno a la fiesta de san Pablo, por su hondo significado de conversión y unidad. En el hemisferio sur donde el mes de enero es tiempo de vacaciones, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar la Semana de Oración, por ejemplo, en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que viene a ser, también, otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo. Desde 1968 los temas de cada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos son elaborados conjuntamente por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Mundial de Iglesias y el Pontificio Consejo  para la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica. Los materiales, cada año se preparan con la participación de las Iglesias de una determinada región del mundo; el material del 2020 ha sido preparado por las Iglesias cristianas de las islas de Malta y de Gozo (Cristianos Unidos en Malta). El 10 de febrero de cada año, los cristianos de estas islas, celebran la Fiesta del Naufragio de San Pablo que lo llevó a estas tierras, acontecimiento que es narrado en Hechos de los Apóstoles 27,9 – 28,11. Con esta celebración dan gracias por la llegada de la fe cristiana a sus islas. Por estos motivos los cristianos de esta región han elegido esta narración, (Hch 27,18 – 28,10), como base para los materiales del presente año con el tema “Nos trataron con una solicitud poco común” (Hch 28,2), haciendo alusión a la hospitalidad brindada por los nativos de estas islas a los doscientos setenta y seis náufragos (Cf. Hch 27,37). Así esta semana es una semana de oración para unirnos a Jesús y buscar los caminos para vivir la tan anhelada unidad por la que Él oró y ora permanentemente. La invitación es que nos unamos en profunda oración por la unidad de todos los cristianos durante la Semana de Oración del 30 de mayo al 7 de junio y busquemos durante todo el año orar y vivir la unidad manteniendo la Identidad de nuestra fe. Dios nos recompensará. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director del departamento para la Promoción de la Unidad y el Diálogo [email protected]

Sáb 16 Mayo 2020

"Conocer para comprender": Hacia la Jornada del Migrante y el Refugiado

En los meses previos a la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR), que se celebrará el domingo 27 de septiembre de 2020 con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir”, la sección Migrantes y Refugiados de la Santa Sede propuso un itinerario de preparación con reflexiones mensuales, material informativo y multimedia, teniendo como punto de partida la experiencia de Jesucristo desplazado y refugiado junto con sus padres. Dicho itinerario comienza con el mensaje del Santo Padre, que pone especial énfasis en la realidad de los desplazados internos. “Jesús está presente en cada uno de ellos, obligado, como en tiempos de Herodes, a huir para salvarse”. Y esto es más cierto en este período de crisis mundial causada por la pandemia del Covid-19. El mensaje se basa en seis parejas de verbos: conocer para comprender, hacerse prójimos para servir, escuchar para reconciliarse, compartir para crecer, involucrar para promover, colaborar para construir. Esta misma preocupación por los desplazados internos se expresa también en las Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos, aprobadas por el papa Francisco y publicadas por la sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Las Orientaciones proporcionan directrices prácticas para el cuidado pastoral, que las Iglesias locales están llamadas a ejercer con los desplazados internos, y recogen también una serie de buenas prácticas. Para ampliar la sensibilización sobre la realidad de los desplazados internos y para favorecer una adecuada preparación con vistas a la celebración de la JMMR, también este año la sección Migrantes y Refugiados propone, con periodicidad mensual, reflexiones, material informativo y multimedia así como vídeos inéditos del Santo Padre, útiles para profundizar en el tema de la JMMR. En el primer video, el Santo Padre profundiza en la primera pareja de verbos “conocer para comprender”, proponiéndonos el testimonio de vida de un desplazado. Durante el itinerario de preparación, la sección Migrantes y Refugiados anima a compartir, desde las Iglesias locales y demás actores católicos, testimonios escritos o multimedia y también fotografías, que presenten el compromiso común en el cuidado pastoral de los desplazados internos. Fuente: Agencia católica AICA

Mar 12 Mayo 2020

El Papa invita a jornada de oración este jueves

Los obispos de Colombia acogiendo la invitación hecha por el Papa Francisco para este jueves 14 de mayo, invitan a todos los fieles y creyentes a participar de una jornada de oración por la grave crisis mundial creada por la pandemia del Covid-19. Así lo ha dado a conocer el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, quien anima para que en los diferentes momentos del día se realicen acciones de oración, ayuno, sacrificios y caridad que lleven al fin de esta pandemia. Cabe recordar que esta es una iniciativa del Alto Comité para la Fraternidad Humana y que fuera acogida por el Santo Padre el pasado domingo 3 de mayo, a la hora del rezo del Regina Coeli: “Y como la oración es un valor universal, he aceptado la propuesta del Alto Comité para la Fraternidad Humana de que el próximo 14 de mayo, los creyentes de todas las religiones se unan espiritualmente en un día de oración, ayuno y obras de caridad, para implorar a Dios que ayude a la humanidad a superar la pandemia del coronavirus”. Foto: Tomada de internet

Mié 29 Abr 2020

"Me siento lleno de fe y esperanza para servir a mi país": Mons. Rueda

En una entrevista concedida para Vatican News, el arzobispo electo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, habló sobre los desafíos que marcarán la ruta de trabajo en este nuevo cargo pastoral. Destacó entre ellos: La Santidad, una Iglesia misionera, la autenticidad de quien vive la pobreza evangélica; los jóvenes; entre otros. Cabe recordar que el Papa Francisco nombró el pasado 25 de abril como nuevo arzobispo de Bogotá y primado de Colombia a monseñor Luis José Rueda Aparicio, hasta el momento arzobispo de Popayán. Sucedeiendo al cardenal Rubén Salazar Gómez, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá.El Arzobispo electo tomará posesión de la sede el próximo 11 de junio. Lea la entrevista completa El prelado expresó los sentimientos que le produce este nombramiento: “Me siento lleno de fe y lleno de esperanza para servirle al país, este país que busca la reconciliación y quiere motivos de esperanza, y ese motivo de esperanza profundo es Cristo Jesús, celebrado en la Iglesia, conocido y anunciado, muerto y resucitado para darnos salvación”. La santidad, el primer desafío para los cristianos Monseñor Rueda expresó que el primer desafío que tenemos todos los miembros de la Iglesia es ser santos. “Sin la santidad no podemos servir. Al estilo de la virgen María, al estilo de los mártires latinoamericanos, y del santoral secreto, de aquellos santos que no son conocidos, pero que le sirvieron al pueblo de Dios”, expresó. Junto al desafío de la santidad, está el de la sinodalidad, expresó monseñor Rueda: “El segundo es ponernos en camino, sinodalidad, todos juntos. La Iglesia y, la Iglesia con la humanidad, buscando la solución de los problemas. Seguidamente evidenció los múltiples problemas que aquejan el territorio colombiano, entre los que enumeró: “el narcotráfico, que genera la muerte de hombres y de mujeres” y la corrupción. La respuesta a estas problemáticas tiene que ser desde el Evangelio, afirmó, “pero en comunión con aquellos que incluso están fuera de la Iglesia, pero que tienen buena voluntad de buscar el bien común”. Iglesia misionera En el aspecto eclesial, el nombrado arzobispo de Bogotá insistió en que “como Iglesia estamos llamados a ser instrumentos de la comunión misionera, Como dice la Lumen Gentiun. signo de comunión entre nosotros como seres humanos y de toda la humanidad en comunión con Dios. Es una comunión misionera, al estilo de lo que nos propuso Aparecida”. El centro de esta actividad misionera, está Cristo, al que “tenemos que anunciarlo, tenemos que vivirlo, tenemos que llevarlo a todos los escenarios, donde hay hombres y mujeres tendidos en el camino que necesitan el amor misericordioso, la mano, la presencia, la voz amiga. El Salvador es Cristo, animándonos y dando vida”. La autenticidad de quien vive la pobreza evangélica Monseñor Rueda insistió en que Cristo nos llama a vivir en la pobreza y con los pobres: “El señor Jesús nos motiva a vivir la actitud de la pobreza con alegría, sin resentimientos, sin odios, compartiendo la fraternidad de cada día, al estilo de francisco de Asís, al estilo del Papa Francisco. Es el mensaje de encontrarnos primero con Cristo Jesús el más pobre de todos. De vivir con alegría la pobreza y desde allí poder acompañar, compartir y ser hermano de aquellos que son descartados, de aquellos que viven en situaciones infrahumanos, y que podemos visibilizarlos al estilo de la parábola del samaritano”. Los jóvenes son una buena noticia Cuestionado sobre la importancia de los jóvenes en la labor evangelizadora de la Iglesia respondió: “Los jóvenes tienen un corazón más sensible a las necesidades de los más frágiles. Creo que ellos tienen un Evangelio que, aunque no lo saben de memoria lo viven con sus actitudes cuando encuentran a alguien a quien ayudar, a alguien a quien proteger, a alguien a quien curar. Creo que por allí Dios nos está dando una posibilidad de volver a los jóvenes también, con espíritu y alma de buen samaritano”. El obispo añadió: “Ellos quieren aportar, y tienen mucho que aportar y nosotros, los más viejos, debemos saber que ellos tienen mucho que enseñarnos. Ese Cristo vivo, ese Cristo caminante que les entusiasma a ellos y que nos ha entusiasmado a nosotros en nuestra juventud, ellos quieren verlo recorriendo barrios, veredas, ríos, quebradas, mares, en los campos deportivos, en todos los escenarios, por eso nuestra tarea es acompañar ese kerigma vital y acompañar esos procesos evangelizadores que irán surgiendo en el corazón de los jóvenes”. ¿Qué santos le inspiran en la misión que le ha encomendado la Iglesia? Los santos siempre han estimulado nuestra vida en el seguimiento de Cristo. Porque él nos invitó en el sermón de la montaña, sean santos como el padre celestial es santo y cuando uno mira la vida de los santos entiende que ellos tomaron el sermón de la montaña y lo convirtieron en vida, son hombres y mujeres que han dejado que Cristo entre en su conciencia y en su corazón y se convierten en vida. FUENTE: Vatican News

Dom 12 Abr 2020

Papa Francisco: Que el resucitado sane las heridas de la humanidad desolada

Este domingo 12 de abril, el Papa Francisco ha celebrado en la Basílica de San Pedro la misa del Domingo de Resurrección. Acto seguido oró por el mundo entero e impartió la bendición Urbi et Orbi a la humanidad y a toda la creación. Contagiar la esperanza que viene de la resurrección “Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!». No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no “pasa por encima” del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios”, afirmó el Papa Francisco profundizando sobre el sentido de la esperanza. Mirar al resucitado El Papa invita a mirar al resucitado, “que no es otro que el crucificado”, para “que sane las heridas de la humanidad desolada”. En este contexto, el Papa tiene presente a los enfermos, a los que han fallecido y a las familias que lloran la muerte de sus seres queridos: “Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus” y pide para ellos “que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación”. De igual manera recordó al personal sanitario, a las autoridades y a todos los que trabajan en los servicios esenciales. Dificultades generadas por la pandemia Francisco hizo un recuento de las dificultades que los seres humanos pasan en estos momentos de pandemia: lutos, sufrimientos físicos y problemas económicos. Seguidamente subrayó: “Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación”. En este ambiente, nos invita a recordar la antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua del Misal Romano: No temas, «he resucitado y aún estoy contigo». Un período de cambios repentinos El Papa se presenta cercano a aquellos que están enfrentando un futuro incierto, pues temen perder el trabajo y las consecuencias que este hecho comporta; también está cercano a quienes toman decisiones políticas y les invita a que encarnen la búsqueda del bien común de todos los ciudadanos “para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas”. Este no es tiempo para la indiferencia ni para el egoísmo Francisco hace un llamado a los fieles para que actúen en favor de los más débiles: “Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos”. Llamamientos a la humanidad El Obispo de Roma procedió a hacer una serie de peticiones a la humanidad y en particular a los cristianos católicos para que actuemos y así construyamos una nueva humanidad, fruto de la resurrección de Jesús entre nosotros: Pidió no dejar solos a los pobres, a los presos y a los que no tienen hogar. “Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos”. En el caso de los países con sanciones internacionales pidió que “se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada”. A los países que cargan enormes deudas externas, pidió reducir o incluso condonar, “la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres”. Para Europa, el Papa pidió que enfrente los desafíos actuales con unidad, rechazando los egoísmos: “Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares”. El Papa renovó su llamado a finalizar de inmediato todas las guerras y a poner por encima de los conflictos la vida de todos los seres humanos, así como a poner fin al comercio de armas: “No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas. A continuación, el Papa hizo memoria de algunos lugares castigados por conflictos bélicos y en los que la población sufre la fuerza de la violencia desde hace muchos años: “Que sea en cambio el tiempo para poner fin a la larga guerra que ha ensangrentado a Siria, al conflicto en Yemen y a las tensiones en Irak, como también en el Líbano. Que este sea el tiempo en el que los israelíes y los palestinos reanuden el diálogo, y que encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz. Que acaben los sufrimientos de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania. Que se terminen los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en varios países de África”. Seguidamente el Papa recordó a las poblaciones donde se producen crisis humanitarias, en Asia y África, como en la Región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. También pidió que Jesús “reconforte el corazón de tantas personas refugiadas y desplazadas a causa de guerras, sequías y carestías. Que proteja a los numerosos migrantes y refugiados —muchos de ellos son niños—, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Que permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”. Finalizó su mensaje diciendo: “Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte; es decir, cuando no dejamos que sea el Señor Jesús quien triunfe en nuestro corazón y en nuestra vida. Que Él, que ya venció la muerte abriéndonos el camino de la salvación eterna, disipe las tinieblas de nuestra pobre humanidad y nos introduzca en su día glorioso que no conoce ocaso”. Tomado: Vatican News

Jue 9 Abr 2020

El Papa a los sacerdotes: "déjense lavar los pies"

El día en que la Iglesia conmemora la Última Cena celebrada por Jesús con sus doce discípulos en «la noche en que iba a ser entregado» (1 Cor 11,23), durante la cual el Maestro instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio cristiano y que marca el inicio del Triduo Pascual, el Papa Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica Vaticana. Una Misa inusual, debido a la pandemia en curso, que ve al Sumo Pontífice celebrarla en una basílica semivacía, tras haberla celebrado cinco años en el interior de una cárcel, tras haber lavado los pies de personas privadas de su libertad, de pobres y de refugiados. Este año, esos ritos no están presentes, debido al distanciamiento social pedido por las autoridades para prevenir los contagios. La comunión de la Iglesia es de todos modos latente: en los hogares convertidos en templos domésticos así como en las iglesias y en las comunidades religiosas, gracias también a los medios de comunicación social. Eucaristía, servicio, unción En la noche en el que el más grande se hace pequeño, (cfr. Jn 13, 3-5), el Pontífice improvisa la homilía, y da tres palabras claves al iniciar, a partir de las cuales desarrollará la primera parte de su reflexión: Eucaristía, servicio, unción. "El Señor que quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía, y nosotros nos convertimos siempre en sagrarios del Señor: llevamos al Señor con nosotros hasta el punto de que él mismo nos dice que si no comemos su cuerpo y bebemos su sangre, no entraremos en el Reino de los Cielos. Misterio, esto del pan y el vino, del Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros". El servicio:"Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en ese intercambio de palabras que tuvo con Pedro, le hace entender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que sea el Siervo de Dios siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos". Y el sacerdocio. "Hoy quisiera estar cerca de los sacerdotes, de todos los sacerdotes, desde el más reciente ordenado hasta el Papa: todos somos sacerdotes. Obispos, todos... Somos ungidos, ungidos por el Señor; ungidos para hacer la Eucaristía, ungidos para servir". Los santos de al lado El Papa no presidió esta mañana la Misa Crismal con los sacerdotes de Roma, pero espera poder celebrarla “antes de Pentecostés”, dice en la homilía, porque de lo contrario “debemos posponerla hasta el año que viene”. Sin embargo, añade, “no puedo dejar pasar esta Misa sin recordar a los sacerdotes”: "Sacerdotes que ofrecen sus vidas por el Señor, sacerdotes que son servidores"."En estos días – hace presente – más de 60 han muerto aquí, en Italia, en el cuidado de los enfermos en los hospitales. También con los médicos, las enfermeras: son los santos de al lado, sacerdotes que han dado su vida en el servicio". Sacerdotes anónimos y buenos Francisco piensa en particular en aquellos que están lejos, narra de haber recibido precisamente hoy la carta de un franciscano capellán de una prisión, que cuenta cómo vive esta Semana Santa con los presos. Y habla de los sacerdotes que van lejos para llevar el Evangelio, y mueren también a causa de la peste en ese lugar lejano, porque no estaban preparados, porque no tenían anticuerpos. Sacerdotes de los cuales “nadie conoce su nombre”. Y prosigue: "Los sacerdotes anónimos, los curas del campo que son párrocos en cuatro, cinco, siete pueblos, en las montañas, y van de uno a otro, que conocen a la gente... Una vez, uno de ellos me dijo que sabía el nombre de toda la gente de los pueblos". "¿En serio?" Le dije. Y dijo: "Incluso el nombre de los perros". Conocen toda la proximidad sacerdotal: bien. Buenos sacerdotes. Sacerdotes calumniados y pecadores En este día Francisco lleva a todos en su corazón, y los lleva “al altar”. Lleva a los sacerdotes calumniados que muchas veces no pueden ir a la calle porque les dicen cosas malas en referencia “al drama del descubrimiento de los sacerdotes que han hecho cosas malas”: “Algunos me dijeron que no pueden salir con el collar clerical porque los insultan, y ellos siguen”. Lleva también al altar a los sacerdotes pecadores, “que junto con los obispos y al Papa pecador” no olvidan de “pedir perdón” y “aprenden a perdonar”. No sean tercos como Pedro Lleva consigo a los sacerdotes que sufren algunas crisis, que no saben qué hacer, que “están en la oscuridad”: "Hoy todos ustedes hermanos sacerdotes, están conmigo en el altar, ustedes, consagrados. Sólo les digo una cosa: no sean tercos como Pedro. Déjense lavar los pies. El Señor es su siervo, Él está cerca de ustedes para darles fuerza, para lavarles los pies". Generosidad en el perdón Concluyendo la homilía, el Pontífice exhorta a los sacerdotes a ser “grandes perdonadores”: "Perdonen. Corazón grande de generosidad en el perdón. Es la medida con la que seremos medidos. Como has perdonado, serás perdonado: la misma medida. No tengan miedo de perdonar. A veces tenemos dudas: miren a Cristo. Allí está el perdón para todos. Sean valientes. Incluso arriesgando en el perdonar, para consolar. Y si no pueden dar un perdón sacramental en ese momento, al menos den el consuelo de un hermano que acompaña y deja la puerta abierta para que vuelva". Por último, la gratitud a Dios padre por la gracia del sacerdocio y el recordatorio a cada uno de ellos: "Jesús los ama. Sólo pide que ustedes se dejen lavar los pies". tomado de: Vatican News Foto: Internet