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Paz

Jue 22 Feb 2018

Construyamos paz defendiendo la vida

Una sociedad que quiere vivir en paz no puede alargar la mano para destruir la vida. Hay que protegerla desde su concepción hasta su muerte natural. Si Colombia quiere construir paz no puede alargar la mano para decir sí al aborto, para destruir la vida de los demás, ni con el asesinato ni con el terrorismo. Hay que estar en contra de la destrucción de la vida humana, hay que valorarla y respetarla. Tareas: Además de la oración identifica una institución que ayuda a las madres en riesgo de aborto y da un aporte para colaborar con esas personas. Rechaza siempre de forma coherente cualquier tipo de violencia en contra de la vida humana. Frente a las posibilidades de riesgo de la vida, siempre brinda buenos consejos defendiendo la vida.

Mar 20 Feb 2018

El voto de todos es importante y necesario

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En nuestro País, tenemos una tradición de respeto y de participación democrática que pese a sus grandes limitaciones nos permite contribuir en las decisiones referidas al gobierno y a la elección de los gobernantes. Toda democracia debe fomentar la participación para fortalecer, defender, informar escuchar a todos los ciudadanos. Esta es la doctrina social de la Iglesia, que nos quiere enseñar acerca de nuestro empeño en la sociedad como católicos (Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, n. 190b). En poco menos de un mes estaremos llamados a dar nuestro voto, para la elección de los órganos legislativos, los cuales han estado en muchos cuestionamientos en los últimos tiempos. Como católicos, no podemos permanecer distantes y pasivos de frente a unas importantes decisiones, en la que está marcado y proyectado el futuro de Colombia, nuestra Patria. Nuestro voto tiene que ser un voto responsable, que tome cada una de las propuestas de quienes se postulan para entrar a definir todo el ordenamiento legislativo de Colombia. También comenzará la definición de quienes aspiran a la Presidencia de la República. El Presidente, ocupa una carga pública en la cual tiene que trabajar por los altos intereses de todos los colombianos, velar por su seguridad, por su trabajo, por los medios y recursos necesarios para la educación y la salud. Las modernas ideas políticas pretenden que los gobernantes tomen seriamente las necesidades y realidades sociales de cada uno de los miembros del Estado. La participación de todos debe medir propuestas, indicaciones, elementos con los cuales pretende servirse a Colombia y los intereses de cada uno de los asociados. La Conferencia Episcopal de Colombia ha publicado un Mensaje en el que nos “invita a involucrarnos en el proceso electoral”, derrotando la indiferencia y comprometiéndonos. Comprendiendo que el voto es “un derecho inalienable y un deber fundamental”. Como católicos tenemos que revisar también los temas que se refieren al respeto de la vida humana, de los valores fundamentales del hombre a los cuales no puede renunciarse, la educación en valores y contenidos superiores para los hijos, la defensa de la Institución familiar (entendiendo la familia como una comunidad de vida sacramental entre un hombre y una mujer). Este discernimiento tiene que estar llamado a identificar precisamente esos valores morales necesarios a consolidar la vida social (Compendio…, n. 568). Es una invitación a elegir los valores fundamentales. La Conferencia Episcopal de Colombia nos invita a un “voto responsable” donde podamos elegir y examinar a cada uno de los candidatos para buscar soluciones a fondo a nuestra Patria, Colombia. En esta campaña hemos podido observar cómo se presentan situaciones y hechos que se han apartado de principios éticos y de respeto, donde se pretende, en muchas situaciones, descalificar al adversario y, con muchos medios, obtener el beneplácito de los ciudadanos. Hemos tenido también en algunos momentos la posibilidad de reflexionar sobre la Paz y su futuro, la forma de llegar a ella serenamente y el diálogo que debe prevalecer siempre, como horizonte para alcanzar la PAZ; las propuestas para educación, salud, infraestructura, políticas agrarias. En el respeto de la decisión que cada uno debe tomar en el respeto de su conciencia y de sus propias reflexiones, es necesario que tengamos en cuenta la situación de nuestra región, el Nororiente de Colombia, la frontera, que vive una profunda crisis social reflejo de cuanto sucede en Venezuela. Uno de los fenómenos más preocupantes que ha salido a la luz y se ha fortalecido, a lo largo de las últimas elecciones, es el tema de la abstención, muchos, muchos han preferido no participar en la elección con su voto. Otros lo han hecho en blanco, como lo establece la Constitución, como vía democrática. Es necesario participar responsablemente, sin que el voto sea comprado o vendido descaradamente. El Compendio de la Doctrina social de la Iglesia dice: “La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, llamado a ejercer libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos” (Pacem in Terris) (n. 190). El voto de cada uno de los ciudadanos es necesario, importante, legítimo. Pidamos a Dios que ilumine un voto responsable de cada uno de nosotros, que con la ayuda de Dios podamos escoger un gobernante que solidifique nuestra patria, fortalezca y ayude la vida de los más pobres, defienda la vida, acompañe a los pobres y campesinos en sus legítimas aspiraciones. Que con suficiente tiempo reflexionemos y participemos en la democracia que se nos ofrece. ¡Alabado sea Jesucristo! + Victor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Vie 16 Feb 2018

Bienaventurados los que trabajan por la paz (Mt 5, 9)

Por: Ismael José González Guzmán - Somos muchos los colombianos que durante años crecimos en medio de esa cultura violenta que sembró la guerra y los distintos conflictos sociales. No tuvimos la oportunidad de experimentar una cultura de paz, porque no fuimos formados para ella. Sin embargo, hoy que tenemos la posibilidad de construir una historia diferente en Colombia: ¿Nos negaremos a vivir en paz?, ¿vamos a perpetuarle a las próximas generaciones ese discurso de odio, resentimiento y venganza que heredamos de la violencia? O por el contrario, ¿estaremos en la capacidad de abrir el corazón y dejarnos reconciliar? El papa Francisco en su visita al país, nos recordó que todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso (cf. Misa en Villavicencio, septiembre 8 de 2017). No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres. En definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia (Evangelii Gaudium, 219). En medio de esta iniciativa por avivar una cultura de paz, la política juega un papel fundamental, porque se necesitan leyes justas que puedan garantizar la armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado al país por décadas; leyes que no nazcan de la exigencia pragmática de ordenar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas crisis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales (cf. Evangelii Gaudium, 202). Bajo esta realidad, el Episcopado colombiano nos invitó en diciembre de 2017, a dar “un nuevo paso” hacia la construcción de un país que sea patria y casa para todos, recordándonos que Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza. Particularmente en estos comicios electorales que se avecinan. Grosso modo, los Obispos nos invitaron a: 1) Involucrarnos en el proceso electoral, para derrotar la indiferencia y el abstencionismo; 2) Reforzar con el voto el comportamiento ético de nuestra sociedad y a acabar con la corrupción; 3) Exigir campañas transparentes y que favorezcan la unidad; 4) Analizar cuidadosamente la trayectoria y las propuestas de los candidatos; 5) Pensar en las necesidades más urgentes de nuestra nación; 6) Elegir a quienes les duela la realidad de los colombianos; y 7) Asegurar el país sobre valores fundamentales y proteger su institucionalidad. Más allá de nuestras diferencias, –como nos dijo el papa Francisco– todos somos parte de algo grande que nos une y nos trasciende; somos parte de este maravilloso País. No permitamos que la historia de desigualdad social, corrupción y violencia, se siga repitiendo. Gracias a esto, tenemos una Colombia escondida detrás de las montañas, que sufre por la ausencia del Estado, que no cuenta con oportunidades y que día a día, en medio de condiciones de precariedad, lucha por sobrevivir. Estos son los frutos que nos ha dejado la clase politiquera del país, aquella que reemplaza la vocación de servicio y la paz, por la avidez del dinero, dejándonos como herencia un estado profundo de inequidad. Aprovechemos esta cuaresma y preparémonos con la oración, el ayuno y las obras de caridad, no sólo para vivir plenamente la pascua, sino también, para discernir y votar por aquellos que, su quehacer político esté inspirado en los valores del evangelio. Es decir, que trabajen por la justicia, la paz, la reconciliación, el perdón, que defiendan la vida y la familia, entre otras cosas. No olvidemos que, si queremos construir esa cultura de paz, debemos tener voluntad para dar urgentemente un paso en la dirección que propone esta reflexión. Ismael José González Guzmán Director Ejecutivo del Centro Estratégico de Investigación, Discernimiento y Proyección Pastoral Conferencia Episcopal de Colombia [email protected] Twitter: @ismagonzalez / @cenestrategico

Vie 9 Feb 2018

Cardenal invita a superar la “autoreferencialidad” para construir un país reconciliado

En su homilía durante la celebración eucarística de cierre de la Centésima Cuarta Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, el Cardenal Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), invitó a los colombianos a superar la “autoreferencialidad”, el estar solo centrados en sí mismos, pues esta actitud “nos aísla del mundo que nos rodea y entonces no escuchamos a Dios, nos volvemos absolutamente incapaces de escuchar la Palabra del Señor, que se vuelve un lenguaje vacío que no nos dice nada, no entra en el corazón para transformarlo. Y esa incapacidad de escuchar a Dios, nos lleva a la incapacidad de descubrirlo presente en el mundo”. En el contexto actual de “violencia, polarización, de un país que no sabe con claridad para donde va”, es fundamental, enfatizó el cardenal, “escuchar al Señor, escuchando los acontecimientos y las personas”. Si somos capaces de proclamar su presencia, agregó, “entonces vamos a contribuir realmente a que en Colombia haya un poco más de tolerancia, de respeto, de capacidad de darnos la mano, de reconciliarnos”. En este sentido, manifestó que es “triste constatar cuánto nos cuesta la reconciliación en el país”, ante lo que destacó la urgencia de “dejar a un lado nuestros propósitos personales y grupales para pensar en un programa de nación que nos permita vivir en paz”. Escuche la homilía completa aquí:

Lun 29 Ene 2018

Caminemos juntos por los caminos del perdón, la reconciliación y la paz

Por: Mons. Luis Felipe Sánchez Aponte - A pesar de las incertidumbres y dificultades que se tienen durante la etapa del post acuerdo y la falta de signos contundentes para proseguir los diálogos con el ELN, nunca podemos perder la Esperanza de que sí es posible construir entre todos y sobre las bases del Evangelio la “Civilización del amor”, sueño tan anhelado por el papa Pablo VI. San Juan Pablo II en su visita a Colombia nos invitaba a construir una sociedad que lleve el sello de los valores cristianos como el más fuerte factor de cohesión social y la garantía de un futuro en paz. Una sociedad que camine hacia la paz, recorriendo los caminos del perdón y la reconciliación. Una sociedad en la que sean tutelados y preservados los derechos fundamentales de la persona. El Papa Francisco nos invitó a reconciliarnos con Dios, con los colombianos y con la creación. “La reconciliación no es una palabra abstracta. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas vencen la atención de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de paz”. La reconciliación es un encuentro entre hermanos dispuestos a superar la atención del egoísmo. Es el fruto de sentimientos fuertes, nobles y generosos que conducen a instaurar una convivencia fundada sobre el respeto a los demás y a los valores propios de cada sociedad civil. La Reconciliación que se consolida con el aporte de todos permite construir el futuro y hace crecer la Esperanza. Lo ha dicho claramente el Papa Francisco: “Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso”. Nuestra fe como católicos nos ha de comprometer desde cada una de nuestras regiones a un compromiso muy concreto y muy real con el país. Nuestra Fe viva y Esperanza, puesta en Jesucristo Príncipe de la paz, es la respuesta a todas las angustias que vive Colombia. Frente a una mentalidad de desconfianza, desánimo, desespero, indiferencias y pesimismo, como personas maduras en la fe agarrémonos de la fuerza del Resucitado quien con el poder de su Amor, nos lleva al perdón, la reconciliación y la paz. Como católicos tenemos más convicciones para exigir respuestas a los fenómenos de la injusticia, el desempleo y el desplazamiento. Levantemos muy en alto nuestro clamor en defensa de los pobres, de los que mueren por falta de atención médica, de los que no tienen vivienda. Clamemos por el respeto a la vida de cada persona desde el momento de su concepción hasta el último momento de su vida. Miremos todos en la misma dirección de la justicia, el bien común y el desarrollo humano integral tal como lo enseñó Pablo VI: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Colombia nos necesita a todos: No podemos dejar perder esta gran oportunidad. Dejemos a un lado los intereses egoístas de las personas o de partidos políticos. Es necesario seguir clamando a los cuatro vientos que la paz es posible y que todos tenemos el compromiso de ser artesanos de la paz. Pongamos a trabajar todos los recursos de nuestra fe para la reconstrucción de una auténtica Colombia en Paz. Recordemos, finalmente, que el Papa Francisco nos ha recordado el compromiso de la reconciliación personal y comunitaria. Él nos ha invitado para que todos “seamos hombres y mujeres reconciliados para reconciliar”. “Cristo es la palabra de reconciliación escrita en nuestros corazones. Palabra con capacidad de llegar a todos los corazones. La única Palabra capaz de derrotar la cínica soberbia de los corazones egoístas. Intensifiquemos la oración. La paz de Colombia, no puede darse a sí misma, decía el Papa Francisco. La paz es un don de Dios, viene de lo alto y hay que pedirla de rodillas y mirando al cielo. No podemos quedarnos parados. Salgamos al encuentro del hermano anunciando la paz. “Que hermosos son sobre los montes los pies del Mensajero que anuncia la Paz” (Is 52,7). + Luis Felipe Sánchez Aponte Obispo de Chiquinquirá

Vie 26 Ene 2018

En defensa de valores e institucionalidad

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez: El fermento cristiano-católico ha sido a través de los siglos notable contribución al mundo. Habrá, siempre, personas empeñadas en negar esa realidad, pero, al acercarse a la raíz de esta fe sacrosanta y al divino Sembrador de tan sapiente enseñanza, cuya semilla esparció en pocos años y encargó difundirla a sus Apóstoles y Sucesores, con satisfacción advertimos la fuerza y valor de ese germen de infinitas bondades. Es enseñanza de bien que no es para que esté encerrada en sacristías, o bajo los muros de templos, sino para que difunda su precioso contenido “en todas las naciones” (Mt. 16,88). Muchos quisieran acallar esa voz, especialmente en cuanto a los Pastores de la Iglesia, valiéndose de falsas interpretaciones de la Palabra de Dios y de recomendaciones del Papa Francisco, p.e. cuando dijo a los Jerarcas que “no son técnicos ni políticos” (07-09-17). Pero con ello no les quitaba la grave responsabilidad de iluminar esos campos con los principios cristianos, y a los dirigentes de esos frentes respetar los puntos básicos de la fe y moral, en busca de verdadero bien común. El mismo Papa dio ejemplo de esa iluminación de recto camino, en esos campos, y pidió claro rechazo a leyes contra la vida o la familia, y fustigó la pecaminosa negligencia en frenar el narcotráfico y el desastroso consumo de la droga. En esa misma alocución, recordó el Papa a los Pastores estar pendientes de buscar soluciones a la luz de la fe ante la deformación del país, siendo ellos “custodios de las piezas fundamentales para su armonía y progreso”. Reclamó que la Iglesia no fuera acallada sino que se le reconociera la libertad de presentar su salvífico mensaje, fundamento de su Reino, con proyección de eternidad. Es que, expresó el Pontífice: “Colombia tiene derecho a ser interpelada por la verdad de Dios”, en defensa de la vida y familia de los humanos. Agregó sobre puntos concretos: “No tengan miedo de alzar serenamente la voz para recordarlos a todos”. Animados por esos llamados del Papa, lanzó, el Episcopado colombiano, con voz firme un primer mensaje en noviembre, a los católicos y a todos los de buena voluntad, a “no quedarnos parados”, sino en marcha hacia acciones concretas. Para iniciar este año 2018, envió nuevo llamado pastoral refiriéndose al tema concreto del deber cristiano y patriótico de involucrarse en el periodo electoral, que en forma candente se adelantará en estos primeros meses del año. Hay llamado enfático a superar corrosivas y antipatrióticas actuaciones, infectadas por corrupción, especialmente en las campañas políticas, minadas, también, por presiones violentas o engañosas ante la voluntad del elector. Es preciso que en todos los partidos políticos se atienda el llamado de la Iglesia a afrontar, efectivamente, y no como señuelo para conquistar votos, hacer frente a las necesidades más urgentes y clamorosas, y que se elija, con conciencia y libertad, “a quienes les duela de verdad la realidad de los colombianos”. Se da enfático llamado a dar el voto ante Dios y ante la Patria, buscando “asegurar nuestro País sobre valores fundamentales y proteger su institucionalidad”. Hay qué examinar a fondo cual es el pensamiento de los candidatos, cual la defensa de esos valores, cual su rechazo al crimen y a cuanto conduce a él, cómo quedará defendida o no con ellos la institucionalidad y herencia doctrinal que han dado piso firme a nuestra nacionalidad, sin dejar que ideologías desestabilizadoras sean a las que, ingenuamente, se les abra paso. Hay insistente llamado final a liderar la ciudadanía hacia una democracia madura y participativa, con consolidación de la justicia y de la unidad, que lleve, democráticamente, a una paz bien cimentada, con firmes principios y valores, con rechazo de todo crimen y opresión, como lo anhela y necesita nuestro pueblo. Monseñor Libardo Ramírez Gómez Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Mié 20 Dic 2017

Consejo Nacional de Paz buscará construir una política de reconciliación

Durante la posesión del Comité Nacional del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, este organismo en cabeza de Monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, expresó en un pronunciamiento la necesidad de una construcción de una política de reconciliación, convivencia y no estigmatización, como una política de Estado. En la misiva también manifestaron “la voluntad de generar y fortalecer una cátedra nacional de cultura política de paz y reconciliación; y el fortalecimiento de los Consejos Territoriales de Paz”. Expresaron que “tenemos disposición total para apoyar y acompañar la agenda de negociaciones entre el ELN y el Gobierno fortaleciendo una estrategia de participación ciudadana en los territorios. Respaldamos el cese bilateral al fuego e instamos a que sea prorrogado después del 9 de enero”. Además, mostraron preocupación porque en las zonas apartadas del país exista la urgencia de fortalecer las garantías y condiciones de seguridad de sus pobladores en especial de sus líderes sociales ante la arremetida de grupos armados ilegales y bandas criminales. Para el logro de estos cometidos, el Consejo manifestó que requieren de “un decidido apoyo del Estado, una fluida interlocución al más alto nivel para que se materialice en respaldo político, condiciones presupuestales y facilidades operativas. Por otro lado, en esta sesión plenaria se analizaron los avances de la implementación del Acuerdo Final de Paz suscrito con las FARC y los diálogos entre el Gobierno Nacional con la guerrilla del ELN en Quito, Ecuador. Este evento que tuvo lugar el 19 de diciembre, presidido por el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, se posesionaron a los integrantes del Comité Nacional de Paz. Como Presidente de este órgano consultor fue elegido Monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social. El Consejo Nacional de Paz fue reactivado y modificado mediante el Decreto- Ley 885 de 2017. Es un órgano consultivo del Gobierno que se encarga de asesorar la política de paz, reconciliación y convivencia, y de facilitar la colaboración armónica de las entidades y órganos del Estado. Está conformado por 105 personas, 35 representantes de la institucionalidad y 70 delegados de la sociedad civil. Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria Nació en Medellín, Antioquia. Es Filósofo y Teólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster en Sociología de la Universidad de San Buenaventura, ambas de Medellín y Doctor en Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Se ordenó como Sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín el 7 de agosto de 1980. Desde 1999 es Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social/Cáritas Colombiana, el cual hace parte de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Jue 14 Dic 2017

Episcopado Colombia desea una feliz Navidad y un 2018 lleno de paz y reconciliación

A través de un video clip, las directivas, sacerdotes y colaboradores que laboran en la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), expresan su saludo de Navidad a todos los colombianos y desean que este tiempo sea de paz y reconciliación. El video institucional, que por primera vez se realiza, muestra los rostros de aquellas personas que colaboran en el episcopado y hacen posible que el Evangelio trascienda por toda Colombia. La agrupación musical ‘Estación Cero’ se sumó a la propuesta con la canción‘’Es Navidad’,que acompaña el mensaje navideño. Durante tres días las cámaras estuvieron recorriendo los distintos escenarios y dependencias de la CEC, logrando más de 20 horas de grabación que dieron como resultado el video clip de 3 minutos 30 segundos, con el que se quiere saludar a los colombianos e invitarlos a vivir una Navidad en familia, en paz y reconciliados. El presidente del episcopado, Monseñor Oscar Urbina Ortega, manifestó que en Navidad Cristo se hace presente de manera viva, como luz, en el corazón de cada colombiano, llenando de alegría y paz los hogares y los distintos escenarios de la vida nacional.