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Paz

Sáb 6 Jul 2019

Obispos confían Colombia al amor maternal de María

Al cierre de la CVIII Asamblea Plenaria del Episcopado y en el contexto del centenario de coronación de la Virgen de Chiquinquirá, patrona y reina de Colombia, los obispos del país visitaron el santuario mariano, confiando al amor maternal de María el cuidado de la Nación. “Ella conoce nuestros dolores, nuestras búsquedas, nuestras luchas, nuestros deseos de construir una casa fraterna entre los colombianos”, señaló monseñor Oscar Urbina Ortega, Arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, durante la Eucaristía de apertura de las actividades programadas para este centenario. Destacando la fidelidad y compromiso de la Santísima Virgen María, invitó a no desfallecer en el seguimiento a Cristo y animó a pedir su intercesión para que ella “nos enseñe a mirar con paciencia y perseverancia lo que vivimos en este momento complejo y difícil de nuestra historia, cuando sentimos la tentación de dejar de leer los signos de los tiempos como si en ellos no estuviera presente Dios”. “María nos enseña a creer aún en la noche que atravesamos por la violencia de las armas, la de los corazones endurecidos por la indiferencia y la codicia, que enceguece y no deja ver el dolor de los pobres, de los que no tienen techo, ni tierra, ni trabajo, por la violencia de la corrupción que despoja a los más frágiles, para nutrir el egoísmo de unos pocos, por la avalancha de la narcodegradación que arrasa con la vida de los niños, los adolescentes y los jóvenes que son la presencia del mañana”, agregó el prelado. Finalmente, invitó a mirar con fe la historia y con esperanza el futuro, siendo “signos creíbles, valientes y coherentes de los valores innegociables del Evangelio (…) recordado que solo el amor sana las heridas en cada uno y nos ayuda a recorrer el camino de la reconciliación”. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar Homilía[/icon]

Vie 5 Jul 2019

Obispos abordan realidades de la Iglesia y el país

Tras una semana de reflexión y trabajo para la proyección pastoral y evangelizadora de la Iglesia Católica en el país, los obispos, en rueda de prensa, el 5 de julio, en la sede del Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), presentaron su aporte y visión ante distintas realidades socio – económicas que impactan la dinámica de la nación. Centrando su intervención en el tema que les congregó: ‘la economía al servicio de la dignidad humana y del bien común’, explicaron que este componente hace parte de los énfasis de trabajo del trienio 2017 – 2020 orientado a la evangelización de lo social. “Para un cristiano es muy importante su compromiso político, el uso de los bienes y su relación con la creación. Por eso, en la asamblea pasada trabajamos el tema de la política; en esta, nos hemos detenido en una reflexión sobre la economía; y en febrero de 2020, después del Sínodo de la Amazonía, trabajaremos nuestra relación con la creación”, afirmó monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la CEC. Sobre la dinámica de trabajo que siguieron durante la asamblea, monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la CEC, explicó que “como acostumbramos en la vida de la Iglesia, nosotros trabajamos en tres líneas cada vez que nos enfrentamos a un tema, al discernimiento de una realidad: El Ver: quiere mostrarnos lo que hay, la fenomenología de las situaciones, el panorama que se nos presenta. El juzgar: aquí no quiere decir emitir juicios sino el confrontar o el ver la iluminación que nos da la enseñanza de la Iglesia, la Palabra de Dios para ponerle una contraluz a esa realidad. El actuar: es proponernos caminos de práctica, de acción, de llevar a la realidad concreta el camino que hemos hecho. La centésima octava Asamblea Plenaria del Episcopado dedicó especial atención al análisis de la realidad. “La mirada estuvo centrada, especialmente, en la diferencia que existe entre nosotros, lo que llamamos la brecha social o la distancia entre ricos y pobres. (…) Analizamos la problemática del trabajo, todas las vertientes, los modelos económicos, es decir, todo lo que puede aportarnos a la visión de realidad”. PRINCIPALES REALIDADES ANALIZADAS: Fenómeno migratorio Monseñor Víctor Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta informó que la problemática de migración venezolana inició desde 2015, agudizándose a partir de 2017. Al respecto dijo que Colombia entera debe responder con caridad y fraternidad a esta crisis que viven los venezolanos. “Hoy, la Iglesia quiere ser caridad, una mano que acoge, alimenta, guía y acompaña a estas personas en sus dificultades y creo que esta es la intención de la mayoría de los colombianos (…) La Iglesia lo está haciendo, es necesario que otras instituciones se sumen a esta necesidad y apoyen este drama”. Con la ola de migración de ciudadanos venezolanos a Colombia por causa de la crisis política, económica y social del vecino país, comenzó a ser cada vez más notorio el fenómeno de la apatridia: miles de niños que nacen sin una nacionalidad definida. Al respecto, el obispo de Cúcuta dijo que se deben respetar los derechos de estos menores. “La Iglesia ha estado atenta a esta problemática. No olvidemos que muchos son colombianos retornados y se tienen que garantizar sus derechos. La institución multilateral internacional tiene normas que permiten dar una salida a estos niños. Si nacen en Colombia, ellos tendrían derecho a ser acogidos”. El prelado informó que, a través de la Fundación Asilo Andresen, se han atendido a más de 211 niños, entre 2 y 7 años de edad, garantizándoles, en unión con otras instituciones, los principales derechos. Se refirió, además, al plan de activación que se está desarrollando en las diferentes arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos del país, para apoyar a la población venezolana. Manifestó que las jurisdicciones de Pamplona, Arauca, Riohacha, Tibú, entre otras, están ofreciendo asistencia médica, alimentaria y camino de acompañamiento a los que transitan por estos territorios. Otro tema que entró en la reflexión fue la xenofobia contra los inmigrantes, a lo que señaló que es importante la inserción de estas personas en el contexto social y “apoyarlos para que tengan trabajo digno, acompañarlos mientras esta crisis se mejora, es decir, una atención inmediata e integral (...) Invitamos a los colombianos a acoger, acompañar, ayudar e insertar, a estos hermanos nuestros”. El corazón de toda actividad económica es la persona humana Al referirse a la dinámica económica del país, monseñor Óscar Urbina señaló que la Iglesia ve con preocupación que, en un país dotado de gran riqueza natural y potencial humano, existan tan altos niveles de inequidad. “Los bienes no están proyectados hacia el bien de todos, sino al disfrute de quien los puede adquirir de una u otra forma. No estamos condenando a nadie, pero sí llamando a la conciencia de los empresarios, quienes son ante todo administradores que han recibido la posibilidad de hacer mucho bien. Además de lo que puedan recibir como beneficio propio, deben pensar más en las fuentes de trabajo que pueden ofrecer”, afirmó el prelado. Reforma Agraria Al respecto, monseñor Urbina, precisó que la Iglesia está en mora de trabajar el tema de tierras. “Sabemos que el conflicto desplazó a muchas personas que les tocó irse hacia territorios que eran de nadie y allí han trabajado; ahora corren el riesgo de ser expulsados porque no tienen los títulos de propiedad.” Ante esta situación, agregó, “es necesario que los gobiernos hagan un trabajo especial que favorezca a las comunidades”. Finalmente, hizo un llamado especial a los candidatos a gobernación y alcaldía, para que incluyan en sus planes de gobierno este tema, que sin duda aportará al desarrollo integral de las personas. Implementación de los acuerdos de paz “La Iglesia quiere la paz y está al servicio de ella”, insistió monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín y vicepresidente de la CEC. “La paz no es fácil, porque implica llegar a una concordancia de voluntades por parte de todos. Mientras el egoísmo de la persona esté a flor de piel y cada uno quiera buscar sus propios beneficios, lograr sus propios proyectos, todos estaremos contra todos y nos estaremos destruyendo”, enfatizó. Refiriéndose al ‘Bicentenario de la República’, manifestó el arzobispo Tobón que esta es una oportunidad para repensar el país. “Hace 200 años hubo un proyecto: construir una patria nueva y mucha gente entregó no solo sus bienes y esfuerzos, sino que donó su vida, para que existiera lo que hoy llamamos Colombia”. Y puntualizó: “En estos 200 años nos hemos dispersado, olvidando que sin un proyecto común no hay paz, desarrollo, ni futuro. Por eso, el llamado de la Iglesia es a una cultura de paz, a una unión nacional, a un diálogo sincero, a un trabajo de todos, para que aprovechando los enormes recursos naturales y humanos que tenemos, construyamos una sociedad justa, equitativa, en la que la verdad y la solidaridad marque un futuro bueno para todos”. Protección de menores Durante la asamblea se abordó también el tema de la implementación de la Carta Apostólica en forma Motu proprio “Vos estis lux mundi” (Ustedes son la luz del mundo), que tiene que ver con la puesta en marcha de organismos diocesanos estables para la atención de denuncias sobre abuso a menores. En este sentido, explicó monseñor Elkin Álvarez que “casi la totalidad de las jurisdicciones tiene organismos estables para recibir denuncias” y, además, “en varias diócesis se está avanzando en comisiones interdisciplinarias (psicólogos, canonistas, psiquiatras), para que no se trate solo de canalizar denuncias y activar la ruta, sino también se brinde un acompañamiento y manejo integral de estas situaciones.

Lun 10 Jun 2019

No podemos dejarnos atrapar por el pesimismo: Mons. Oscar Urbina

Consciente de la realidad que vive el país, pero con la certeza que “de los momentos difíciles y complejos aparecen también soluciones que ayudan a superar las dificultades”, monseñor Oscar Urbina, Arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, se refiere a la realidad que atraviesa el país. En entrevista concedida a Caracol Televisión, el prelado precisó que “estamos pasando por un momento complejo, fruto sin duda de lo que ha pasado en los años anteriores (…) sin embargo, hay esperanza, hay un horizonte al que todos debemos caminar que es la reconciliación; de este trabajo nadie se puede excluir, todos somos artesanos de la paz”, insistió. En este sentido, destacó el papel fundamental de la educación “para formar en valores, rescatar a las generaciones nuevas y enrutarlas hacia un país fraterno, justo, desarrollado y en paz”. De otra parte, el arzobispo, insistió en la necesidad de “la valentía y la sinceridad (…) porque significa que el interlocutor que tengo delante tiene aportes a lo que yo pienso o busco y yo también puedo darlos en cualquiera de los campos: económico, político, social y cultura”. Las declaraciones las concedió en el marco del especial periodístico ‘¿Para dónde va Colombia? Una mirada al futuro de un país que lucha por no caer en el pesimismo’, en el que participaron diversos gremios de la sociedad colombiana.

Sáb 11 Mayo 2019

“Los colombianos estamos distantes de la reconciliación”: P. Echeverri

Padre Dario Echeverri, Secretario General de la Comisión de Conciliación Nacional, ente adscrito al Episcopado, ha repudiado la persecución y asesinato a líderes sociales en el país. Ser líder social es un pecado en una Colombia cada día más polarizada. El flagelo de la violencia va en franco aumento como lo señala la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas, que en su último informe ha denunciado el asesinato de 29 líderes sociales en lo que va de 2019, y lo que es peor aún, el organismo asegura que en el país no se han implementado medidas eficaces para proteger la vida de estos voceros de las comunidades tal como lo reseña RCN Radio. La Iglesia está al tanto de esto y en reiteradas oportunidades ha exhortado a las autoridades a tomar cartas en el asunto. Por ello nadie mejor que Darío Echeverri, secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), quien conversó con Vida Nueva para reflexionar en torno al camino de la paz, el perdón y la reconciliación en una nación que da un paso adelante y dos atrás en esta materia. Tarea de todos los colombianos Sobre la lamentable situación vivida por los líderes sociales ha dicho –en su calidad de sacerdote– que “para la Iglesia, y para mí, me duele cualquier vida humana, cualquier vida humana debe pesar en la conciencia de todos los colombianos”. Asimismo ha mostrado enorme preocupación la manera tan pasiva como la sociedad ha asumido el tema del asesinato de líderes sociales, porque a su juicio el país está “recorriendo los pasos que se vivieron en otros momentos de la historia como el de la Unión Patriótica, entre otros”. Aun cuando en la actual coyuntura –en medio de un acuerdo de paz firmado– en medio de las diferencias y polarizaciones ha señalado que la construcción de la paz y protección de los líderes sociales no es tarea única del gobierno, por tanto, considera que “todos somos los responsables, a todos nos toca responder por la vida de todos los colombianos”. Estatus de la reconciliación en Colombia Otra de las tareas pendientes es la reconciliación, de hecho, el pasado 3 de mayo mientras la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) conmemoraba por segundo año consecutivo Día Nacional para la Reconciliación con una solemne eucaristía, oficiada por el mismo Oscar Urbina, arzobispo de Villavicencio y presidente de esta instancia, un silencio informativo cubrió todos los espacios. En referencia a esto el presbítero ha destacado que “es cierto que los medios, que a veces tienen el antojo de la noticia, pero no de la noticia-noticia, sino de la noticia-show de la que padecen, le dieron poca cobertura esta celebración y a este día”. En este sentido, ha sido muy transparente: “Creo que los colombianos estamos muy distantes de la reconciliación, a los colombianos nos quedan muchos pasos en línea de la reconciliación”. Al tiempo ha recordado que desde la Comisión nacional de reconciliación y reparación se ha avanzado muy poco en este tema. “Casi nada, porque reconciliación implicaría tender la mano al otro, abrirle posibilidad al otro y tratar de superar la polarización, que hay en el país, estamos en deuda con la reconciliación”, ha expresado. Miedo a la verdad Si bien el tema de la paz, el perdón y la reconciliación es una tarea de todos, al consultársele sobre el papel que deberían tener los líderes políticos en este proceso, ha mencionado la reflexión que junto a los obispos hicieron en la comisión permanente en la que precisamente salió a colación el tema de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y las objeciones que a la misma el gobierno de Iván Duque hace. Al respecto el sacerdote ha opinado que detrás de todo el asunto de la JEP lo que está de fondo es el miedo a la verdad, porque “la verdad es una condición sine qua non para la reconciliación. Estamos lejos de la verdad, estamos muy lejos de la reconciliación”. Pero hay esperanza Pese a las vicisitudes y las nubes negras que se ciernen sobre el horizonte, desde la CCN y la Conferencia Episcopal siguen en su empeño por una Colombia reconciliada y en paz, por tanto el presbítero ha asegurado que “somos conscientes de las dificultades que son muy grandes, y que sí, hacen que uno pueda mirar el panorama como sombrío”. Sin embargo también es rotundo: “por muy oscuro que sea el panorama, nosotros tenemos que entender que se necesita el compromiso y el empeño de todos en la iglesia católica, de la comisión de conciliación, pero también de todos en el país”. Fuente: Portal digital Vida Nueva

Sáb 20 Abr 2019

Paz, perdón y narcotráfico, mensajes en sermones del Viernes Santo

Este 19 de abril, Viernes Santo, los obispos y sacerdotes del país durante el Sermón de las Siete Palabras, centraron su reflexión en temas coyunuturales para el país, presentamos algunos de los mensajes que el diario El Tiempo destacó La urgencia de una reconciliación nacional que conduzca a la paz, la necesidad de bajar los homicidios y feminicidios, la importancia de cuidar el medioambiente y la necesidad de ser solidarios con los migrantes venezolanos fueron algunos de los llamados que hicieron este Viernes Santo los obispos y arzobispos del país en el tradicional sermón de las Siete Palabras. Las palabras en pro del perdón y la reconciliación como camino más certero hacia la paz fueron muy reiteradas. “Cuán urgente es este mensaje de reconciliación en nuestro país y sociedad, teniendo presente el nivel de polarización y de odio que se ha ido incubando en el corazón de los colombianos y que se manifiesta en la falta de tolerancia frente a la diferencia, que vivimos a diario a toda escala y aparece de nuevo con fuerza”, dijo el presbítero Juan Ricardo González, de la Arquidiócesis de Medellín. “Nos toca a nosotros, pueblo de Colombia, convertirnos en la generación del perdón. La violencia acumulada y las heridas abiertas son tales que exigen empezar por ahí: reconciliarnos con Dios, con las almas y espíritus de las vidas humanas truncadas por nuestra culpa o desidia personal y colectiva”, dijo por su parte monseñor Darío Monsalve, arzobispo de Cali. El arzobispo de Tunja, monseñor Luis Augusto Castro, también habló sobre la necesidad de la paz, de retomar diálogos, y de “que el Estado se convierta en una oportunidad de esperanza para los más débiles”. En Medellín de igual manera manifestaron la preocupación por los actos de violencia que se han presentado en la región, y que van en aumento. “Preocupa de manera especial que en los municipios del valle de Aburrá, que conforman el territorio de nuestra Arquidiócesis, han crecido de manera alarmante los homicidios, lo que demuestra que es urgente trabajar por consolidar los procesos de paz, de perdón y reconciliación”, dijo el presbítero González, delegado arzobispal para las comunicaciones de la Arquidiócesis de Medellín. Así fue el viacrucis en Roma encabezado por el papa Francisco Papa dice que el cierre de puertas a migrantes es una cruz del mundo El papa dice que quien rechaza a los gays 'no tiene corazón humano' Por ese resurgir de la violencia, la protección de la vida fue otro común denominador en los sermones. Para el caso de Bogotá, el padre Rafael de Brigard, vocero de la Arquidiócesis de Bogotá, afirmó que el país debe actuar en pro de la defensa de los derechos humanos. “Queremos insistir en que se respete la dignidad de las personas, que se acaben los actos violentos en contra de los que piensan distinto o con los que se tienen diferencias”, dijo. En esa misma línea, la migración masiva de venezolanos a Colombia fue otra de las reflexiones. El monseñor Víctor Ochoa, obispo de Cúcuta, invitó, entre otras cosas, a los ciudadanos a no darles la espalda a los venezolanos que están llegando a la ciudad y al país. “Además de los migrantes, hay campesinos que no pueden acceder a la tierra; hay situaciones de violencia, y vamos a levantar la voz para defender la vida de los colombianos y extranjeros”, dijo Ochoa. La corrupción y el narcotráfico fueron otros temas que tocaron algunos representantes católicos. El monseñor José Luis Rueda, el arzobispo de Popayán, y quien es uno de los voceros de la Conferencia Episcopal en Colombia para dicho sermón, dijo que el país no puede permitir que “reine el narcotráfico”. “Estamos denunciando ante la cruz de Jesús que hay una narcoeconomía que nos está haciendo mucho daño. Necesitamos una economía ética que beneficie a todos, sobre todo a los más pobres”, manifestó. Rueda dijo también que en las manifestaciones públicas que se han presentado, como la minga indígena en Cauca, es necesario que se promueva la paz y la tolerancia. “Si humanizamos la protesta y el orden público, podemos encontrarnos en diferencias de pensamiento y no con la violencia”, agregó. Incluso, celebró que se conformen organizaciones y sindicatos para hacer peticiones. “Cuando se unen los obreros, campesinos, indígenas y afrodescendientes, entre otros, hay un signo de esperanza. Eso sí, toda protesta debe llevar una propuesta”. La garantía de los derechos de la mujer fue también otro de los pilares del sermón, pues destacaron el rol de ellas en la sociedad, sobre todo en épocas de guerra y posconflicto. “Las mujeres están en el centro del huracán. Hay mucho feminicidio que las pone en riesgo. Es necesario que todos seamos custodios de sus vidas”, dijo Rueda. El obispo de Quibdó, monseñor Juan Carlos Barreto, se concentró en la crisis humanitaria que se vive en el Chocó, y le pidió una rápida intervención al Gobierno Nacional. “Un tema importante es el acuerdo humanitario para el departamento, que era una de las expectativas con el acuerdo con el Eln, pero como este no se pudo llevar a cabo, se frenó”, dijo Barreto. El obispo de Quibdó le dijo a este diario que “hay temores relacionados con la extorsión a familias y comerciantes. Hay falta de protección a las comunidades después de que se fueron las Farc, y ahora llegan los paramilitares y el Eln. Calculamos que hay 7.000 personas que están confinadas y con riesgo de ser desplazadas. Y todavía no hay respuestas de la institucionalidad”. Incluso, en días pasados la Diócesis de Quibdó hizo una alerta temprana por la posibilidad de que se repita una masacre, como la de 2002 en Bojayá. Otro de los temas que se escucharon desde los púlpitos fue el de la necesidad de que los católicos se pongan la camiseta del planeta y ayuden a preservarlo. “En el valle de Aburrá hemos vivido una emergencia ambiental por la calidad del aire, que nos debe llevar a todos a ser conscientes de nuestra propia responsabilidad frente al ambiente”, subrayó González. Fuente: Diario El Tiempo

Jue 14 Mar 2019

Comunicado sobre situación social del Cauca

En un comunicado, presentado el 14 de marzo, los obispos de Guapi, Tierradentro y Popayán insisten en el llamado a avanzar en la construcción de un pueblo reconciliado y en paz. “Diversidad sí, eliminación del otro no”, piden los obispos al recordar que “la construcción de relaciones sociales en el Cauca, requiere confiar en el otro, la desconfianza nos lleva muchas veces a la enemistad”; por esto, agregan, es prioritario “signos estables de sinceridad y una gran capacidad de diálogo”. “En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares. Pero junto con las diversas fuerzas sociales, acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común” (Papa Francisco E.G No. 241)”. Finalmente, recuerdan que “hay problemáticas que nos exigen una respuesta inmediata, también hay situaciones que requieren concertación y trabajo con proyección y sostenibilidad de futuro. En la medida en que hagamos en el Departamento del Cauca un camino social y un proceso comunitario incluyente, invitando e involucrando al mayor número de personas, podremos superar la tentación de la dominación y la del inmediatismo”. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargar comunicado[/icon]

Jue 7 Mar 2019

Expocatólica, el evento ferial de la Iglesia en Colombia, abrió sus puertas

Recordando un mensaje del Papa Francisco durante su visita a Colombia “No nos quedemos en dar el primer paso, sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro en busca de la armonía y de la fraternidad”, Monseñor Oscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal, dio apertura a Expocatólica 2019. Las exposiciones que los asistentes podrán ver a lo largo de estos cuatro días, son el reflejo de los bienes y servicios que esta Institución adelanta en todo el territorio nacional, trabajando en la construcción de una Iglesia y una sociedad siempre creativa e innovadora y buscando caminos de reconciliación y paz, así nos lo recordó el prelado. “Cada conferencia, cada taller, cada manifestación artística y cada momento espiritual están pensados y trabajados arduamente, para que en este espacio de encuentro, a través de tantas formas con las que Dios nos hablará estos cuatro días, nos reunamos, crezcamos y sintamos una Iglesia viva, que se renueva cada día y que está comprometida en acercarnos a Dios a través de múltiples maneras de muchos instrumentos de su gracia y verdad”, afirmó. Manifestó que Expocatólica, es un “poner delante de todos, la luz de Cristo que es irradiada por la Iglesia, además, quiere mostrar los frutos buenos de corazones moldeados por la Buena Nueva de Cristo”, agregó además “esta es una ventana abierta para que vean la fuerza transformadora del Espíritu en una mente y en un corazón que quieren hacer algo nuevo y bueno por el hermano”, agregó el prelado. Agradeció la presencia de los expositores y los aportes que desde cada una de sus experiencias y carismas le aportan a la Evangelización, “ellos dan lo mejor de sí para que los visitantes sientan como todo lo que hacen es para ellos, para su crecimiento humano y espiritual, para su reflexión y compromiso cristiano”. Finalmente, sostuvo que las puertas del centro de convenciones Agora de Corferias están abiertas a la Evangelización, ánimo para que este espacio sea un momento de encuentro y diálogo con el Evangelio. “Vivamos con Jesucristo esta feria y sintamos momentos de comunión y transformación. ¡Sigamos Caminando Juntos, al paso de Francisco!” [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar saludo Mons. Urbina[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar progrmación[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] VER GALERÍA FOTOGRÁFICA[/icon]

Mié 16 Ene 2019

Entrevista al Cardenal Salazar sobre temas nacionales

El Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, concedió recientemente una entrevista al periodista Gerardo Aristizabal para el programa 'Pregunta Yamid' de Canal 1, en la que tocó temas nacionales como el narcotráfico, la corrupción, la violencia y la pedofilia en la Iglesia, entre otros. Presentamos transcripción de la misma. Señor cardenal, ¿cuál es su mensaje en este nuevo año para los colombianos? Un nuevo año siempre abre la posibilidad de sentirnos un poco más esperanzados. El mensaje fundamental es de esperanza. Una esperanza que tiene que convertirse en un deseo sincero, por parte de cada uno de nosotros, de seguir colaborando desde donde estemos, en el trabajo, en familia, para que el país siga adelante, para que alcance la paz, la justicia, la igualdad, la fraternidad y la solidaridad. La construcción del país es tarea de todos y cada uno de nosotros. ¿Qué diagnóstico hace usted de la situación de la Colombia actual? Tenemos que situarnos, en primer lugar, en el panorama mundial, que no es que sea muy claro ni entregue mucha tranquilidad. Estamos viviendo una época de intranquilidad en todos los niveles, y en ese contexto se sitúa Colombia, que tiene una serie de problemas internos que son los más acuciantes y que son los que nos provocan la mayor incertidumbre y, por lo tanto, la mayor sensación de intranquilidad: el narcotráfico y la corrupción. El narcotráfico en el país se presenta como un agente perturbador y generador de violencia. Generador de todo tipo de crímenes porque, desafortunadamente, el narcotráfico no se reduce sólo al tráfico de drogas sino que con el tráfico de drogas va todo tipo de crímenes que uno se pueda imaginar, desde los más grandes crímenes hasta los mínimos. En el tema del narcotráfico, con la reinserción de las Farc han quedado muchas zonas a merced de los carteles de las drogas. Colombia ha tenido siempre un problema muy serio y es que el país, como geografía, es mucho más grande que el Estado. El Estado no llega a todas partes y eso significa que hay vastas zonas del país que no están sometidas al Estado de Derecho, ni al estado de represión legítima y castigo del crimen. Eso ha permitido que haya proliferado, en las periferias, una serie de bandas criminales que son las que tratan de imponer su ley y de someter a la población. Incluso con amenazas a religiosos, como lo denunció hace poco el obispo de Santa Rosa de Osos contra varios de sus párrocos… Eso no es nuevo, desafortunadamente, pero lo trágico es que siga presentándose, que siga habiendo este tipo de grupos criminales que intimidan a la población, que impiden el trabajo de la Iglesia, que tratan de controlar la vida de la gente. Ahí tenemos una de las fallas principales y fundamentales del país. Dijo usted, cardenal, que otro problema es el de la corrupción Ese es otro problema que tenemos en el país. Todos los días se destapan nuevos episodios de corrupción, y lo más grave es que no tenemos las armas jurídicas suficientes para castigar y hacer posible que se reprima la corrupción, que es rampante. De esa rampante corrupción la gente está asqueada… Sí, pero no pasa nada. No pasa nada. En Colombia como que hemos perdido la capacidad de protestar y de hacerlo de una manera efectiva. Permitimos que las cosas sigan y que la situación se prolongue. Por ejemplo, con las marchas de los estudiantes no creo que se haya logrado crear ese ambiente positivo de protesta. De vamos a protestar contra situaciones para logran que cambien sino que, generalmente, derivan estas marchas en actos de vandalismo, de violencia. Nos hemos acostumbrado a tener una serie de problemas serios y a soportarlos. Y seguimos adelante. Cada uno sigue en su pequeña tarea y no pensamos en el país como tal. No tenemos un sentido de responsabilidad y, por lo tanto, no tenemos un sentido de nuestra propia capacidad para ayudar a solucionar los problemas del país. ¿Somos una sociedad pasiva en lo colectivo? Me parece que sí. Criticamos todo lo que tú quieras. Hablamos todo lo que tú quieras, pero difícilmente pasamos a una protesta efectiva que lleve a la solución de los problemas. ¿Será porque existe incredulidad en las instituciones, incluida la Iglesia católica? Hoy se ve a diario cómo la población golpea a policías cuando llegan a atender denuncias, y así en todos los aspectos… La gente ha ido tergiversando la naturaleza del Estado. La gente no considera al Estado como algo positivo que busca el bien de la sociedad, sino que generalmente lo concibe como una fuerza represiva y explotadora. Hay un problema de credibilidad en las instituciones porque no hay confianza en el Estado. Y no hay confianza porque a lo largo de la historia, el Estado no ha llegado a todas partes, y cuando llega, no siempre llega de la debida forma porque a veces llega con medidas restrictivas, con medidas impositivas, e incluso, a causar violencia. Eso hace que las instituciones pierdan credibilidad y no sean miradas como aquellas que promueven el bien, sino como fuentes de corrupción, de represión y de intranquilidad para el país. Eso hace que no confiemos en las instituciones y ha venido pasando, en los últimos años, con la Iglesia, desafortunadamente. Usted hablaba de las marchas y protestas, qué piensa del plantón realizado contra el señor fiscal general Ese tipo de protestas es importante que se dé. Eso significa que la gente se expresa, que tengan razón o no la tengan es otra cosa, pero lo importante es que sean capaces de expresar sus puntos de vista y de manifestar lo que piensan. En el caso concreto este del plantón, pues que sean capaces de organizar un plantón indica qué hay mucha gente que no está contenta con la forma como el señor fiscal general está actuando en el caso específico de Odebrecht, así haya otro fiscal Ad Hoc. ¿Ante eso qué debería hacer el fiscal? Creo que él debe atender las razones que se le presentan permanentemente y que ponen en tela de juicio su capacidad para seguir siendo el fiscal general. Él debe mirarlas de frente y tratar de demostrar, si es el caso, que sí puede seguir siendo fiscal porque no hay algo que verdaderamente se lo impida. Usted es uno de los cardenales más cercanos al papa Francisco, ¿Qué opina del tema de la pedofilia, que es una de sus preocupaciones? Va a haber una reunión del 21 al 24 de febrero en Roma con los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo, precisamente, para tratar ese tema. En esa reunión voy a tener una conferencia en la que hablaré sobre la ‘Responsabilidad del Obispo’ en todo el tratamiento de abuso sexual que se presenta, se ha presentado y Dios quiera que no se vuelva a presentar en la Iglesia. Nosotros ya tenemos unas normativas claras de cómo proceder. Tal vez antes no las había con toda la precisión que en este momento existen. En el año 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una especie de guía para que cada Conferencia Episcopal hiciera una propia para el tratamiento de estos casos. Cada diócesis debe hacer su protocolo, tener una ruta de atención y estar alerta para que no se vuelvan a presentar estos casos. En el caso de que haya una denuncia poder tratarla y llegar a fondo en el castigo del culpable y también con la reparación de la Víctima. En este caso, creo que nosotros hemos avanzando y, con la ayuda del señor, esperamos que no se vuelva a presentar nunca jamás en la Iglesia un caso de abuso. ¿Qué medidas específicas ha implementado usted en Colombia para combatir la pedofilia en la Iglesia? Hay un plan integral: acompañamiento a la víctima que denuncia, acompañamiento en el proceso que se sigue para determinar la validez de la denuncia, también para determinar la pena que debe recibir el que ha abusado. Eso lógicamente tiene que ir también a Roma. Los protocolos y rutas están plenamente establecidos para que este proceso sea lo más rápido y efectivo posible. No solamente la Iglesia está empeñada en reprimir los abusos para evitar que se vuelvan a presentar. Tenemos toda una política del menor. El papa Francisco utilizó una frase que nosotros hemos asumido: la Iglesia tiene que ser un lugar seguro, de tal manera que en las parroquias, en los colegios, en las guarderías, en toda institución de Iglesia, nosotros podamos tener la certeza de que nadie va a correr peligro. El papa habló de que los católicos son unos en la Iglesia y otros fuera de ella, ¿En Colombia son los católicos camanduleros y de doble moral? Ese es un problema que se ha presentado en toda la existencia de la Iglesia y que se presenta en todos los ámbitos de la vida religiosa. No podemos garantizar que una persona, por el hecho de rezar, de ir a misa, de confesarse de vez en cuando, sea una persona coherente. La coherencia es uno de los problemas más graves que tenemos en todas partes. La gente hoy se ha acostumbrado a la incoherencia. Una cosa es lo que dicen, otra cosa es lo que hacen… una cosa es lo que piensan. La cultura en la que vivimos tiende a fragmentar la vida de las personas. La persona puede vivir con muchas personalidades, con muchas identidades al tiempo. Una cosa es la personalidad que muestra en Facebook, otra la que presenta en Instagram, y otra cosa es la que muestra en la oficina, en la casa y en la Iglesia. Esa fragmentación de la personalidad trae un peligro gravísimo por la dificultad de que alguien así guarde coherencia. ¿Cómo analiza el mandato del presidente Duque? Creo que tiene una excelente voluntad. Él es un hombre de bien: honesto, honrado que quiere hacer las cosas bien hechas. Otro problema es que se las dejen hacer. Tenemos un Congreso muy fragmentado, muy complejo, un país muy difícil porque los problemas nuestros son sumamente serios. Lo único que uno puede pedirle al Señor es que lo ilumine y lo fortalezca para que él pueda seguir adelante y ayude al país a avanzar en la solución de sus grandes problemas. ¿Quién estaría interesado en que al presidente Duque le vaya mal? Hay mucha gente, mucha gente. No voy a entrar a hacer un análisis de la política en Colombia porque ese es un análisis sumamente complejo y que pisaría muchos callos que no es necesario pisar. ¿Cómo ve el tema de la consolidación en implementación de la paz? Es un tema muy complejo porque todo lo pactado en La Habana no era tan fácil de implementar por muchos motivos, pero creo que el Gobierno está haciendo un esfuerzo serio por consolidar la paz. Pero el único problema no es la ex guerrilla de las Farc. Tenemos el ELN, tenemos el EPL, que ahora ha ido recobrando fuerzas nuevas, tenemos bandas criminales, paramilitares o, sencillamente, de narcotráfico, que hacen muy compleja la situación del país. La implementación de la paz requiere un esfuerzo de todo mundo pero que no es fácil, sobre todo teniendo el combustible del narcotráfico. Nosotros vamos a tener que luchar, durante mucho tiempo más, con toda la problemática de la violencia en Colombia. ¿Cuál es su futuro dentro de la Iglesia? El futuro dentro de la Iglesia a nadie le debe preocupar porque nosotros no hacemos carrera. Nosotros estamos para servir. Pero yo ya renuncié como Arzobispo de Bogotá. ¿Y qué le dijo el papa Francisco? Me dijo “quédate quieto. Mientras estés bien no hay problema”. Vamos a ver hasta cuándo estoy bien y por lo tanto hasta cuándo el papa quiere tenerme.