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Arzobispo de Barranquilla: “Un cristiano no enfrenta la muerte solo”
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En la Catedral Basílica de Santa Marta, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, presidió la eucaristía en la que se despidió a quien fuera el pastor de la Iglesia magdalenense desde agosto de 2014, monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval.
Junto con monseñor Salas estuvieron los obispos de la provincia eclesiástica de Barranquilla, a la que pertenece la diócesis de Santa Marta: Monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, obispo de El Banco; monseñor Francisco Ceballos Escobar, obispo de Riohacha, y monseñor Óscar Vélez Isaza, obispo de Valledupar. También asistieron presencialmente varios sacerdotes del clero de Santa Marta, religiosos, religiosas y seminaristas, así como algunos agentes de pastoral y autoridades civiles, militares y de policía, con el cuidado de no sobrepasar el aforo permitido en la catedral.
En el saludo a los presentes y a las más de dos mil quinientas personas que se unieron a la transmisión por redes sociales que originó la emisora Voces 89.4 FM de la diócesis de Santa Marta, el arzobispo Pablo Emiro expresó las condolencias de monseñor Óscar Urbina Ortega, presidente del episcopado colombiano, así como la voz de solidaridad de todos los obispos del país.
Monseñor Salas, durante su homilía y tomando un pasaje del evangelio proclamado, “vengan benditos de mi Padre, reciban el reino preparado para ustedes”, recordó que un cristiano no enfrenta la muerte solo, ni siquiera “en las circunstancias en que murió Luis Adriano, en la soledad de una cama”. Aseguró que nadie está solo si ha tenido a Cristo en su vida. “Él no estaba solo, nadie está solo porque ese con quien hemos vivido nuestra vida está con nosotros, permanece con nosotros, nos consuela, nos reconforta y nos sostiene”.
Evocó la última reunión que sostuvieron los obispos de la provincia eclesiástica, en el mes de diciembre, donde monseñor Luis Adriano les manifestó que solo le faltaba un año para su jubilación; pero él, aun faltándole un año para terminar su período de gobierno, quería vivirlos totalmente hasta el último momento en la misión encomendada.
“Vivir en Cristo, entonces, significa no perder de vista lo esencial, no perder de vista lo importante y nosotros, los consagrados, nosotros los obispos, tenemos clara una cosa: no nos vamos a comprar el Covid en una tienda o no nos lo vamos a ganar haciendo tonterías en la calle, pero sí por el cumplimiento de nuestra misión nos acontece lo que le sucedió a Luis Adriano, nos damos por bien servidos (…) Nosotros todos los días tenemos que gastarnos en aquello que se nos ha confiado, tenemos que donarnos en aquello que se nos ha confiado, tenemos que servir en aquello que se nos ha pedido; la vida no la podemos banalizar porque los días pueden ser muchos, pero también pueden ser pocos”, afirmó.
El prelado dijo, además, que no hay duda que monseñor Luis Adriano, desde su lecho de dolor, vivió también su propia pascua y su momento de pasión, recordando así el último mensaje de Navidad, ofrecido por este obispo a su clero y feligresía en general, estando ya hospitalizado.
“El ofreció su enfermedad, la incomodidad de una enfermedad de estas, los malestares que ocasionan, las complicaciones que originan y todo ello lo vivió en esa dimensión sobrenatural, donde el dolor se redimensiona, donde el dolor se vuelve salvífico, donde el dolor humano unido al dolor de Cristo se vuelve redentor y así vivió él esos días, ofreciendo todo por su propia santificación y por la santificación de la Iglesia que le habían confiado, especialmente de sus sacerdotes”.
Finalmente, animó al clero diocesano y a la comunidad para que el ejemplo de este pastor sirva para seguir edificando una Iglesia viva, en medio de las circunstancias del momento especial que tendrá que vivir esta Iglesia particular. “Ponemos en la presencia de la Santísima Virgen María las intenciones de todos sus sacerdotes, de todo su pueblo, de todas sus comunidades parroquiales, ponemos en sus manos los sufrimientos de tantos que siguen enfermos, ponemos en las manos de la Virgen el dolor de aquellos que todavía padecen las ausencias de los que ya partieron, para que ella y su Hijo sean nuestro consuelo y nuestra esperanza”.
Saludo de condolencia del nuncio apostólico de Colombia
Por su parte, el nuncio apostólico de Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, se hizo presente con un saludo de condolencia a la comunidad diocesana de Santa Marta, resaltando de monseñor Luis Adriano su sencillez y don gente, quien no escatimó esfuerzos, aún en medio de la pandemia, para estar presente dentro de sus comunidades.
“En su enfermedad monseñor se ha identificado íntimamente con los sufrimientos de Cristo, experimentando en su carne lo que viven tantos de nuestros hermanos, familiares y amigos a quien Dios visita estos días con un amor de predilección misterioso, pero profundamente real”.
“Monseñor a quien hemos conocido como un hombre naturalmente bueno, afable, sencillo dotado de un espontaneo don de gente, y un gran respeto por las personas, no escatimó esfuerzos durante su vida pastoral, ni siquiera durante la pandemia, para estar cerca de aquellos a quien el Señor le confió (…) Siguiendo el ejemplo del Maestro quien nos enseñó que nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus hermanos”.
“De hecho, aun encontrándose en un momento de enfermedad, no midió sus energías y no dudo en arriesgar su salud por el bien de sus ovejas”, puntualizó el nuncio apostólico en su mensaje.
Miremos y contemplemos el Crucificado
Jue 2 Mayo 2024
Lex orandi, lex credendi, lex vivendi
Jue 2 Mayo 2024
Vie 3 Mayo 2024
"Los invito para que no solo adoremos la cruz, sino que nos injertemos a ella": Arzobispo de Cali
En la mañana de este viernes, 3 de mayo, los arzobispos de Colombia, reunidos en la sede de la Conferencia Episcopal, celebraron juntos la Santa Misa, en el contexto de la fiesta litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz y del Día Nacional de Oración por la Reconciliación y la Paz del país que han propuesto. A la Eucaristía asistieron también el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, así como directivos y colaboradores del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano.Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali, presidió la celebración. Durante su homilía, recordó las palabras del papa Francisco durante su visita a Colombia en 2017 animándonos en esta tarea y afirmó que hoy la urgencia de la reconciliación y de la paz, está atravesada por el dolor que padecen hoy muchas comunidades del país, agobiadas y casi secuestradas, "por una ola de violencia, chantaje, vacunas y extorciones, en aumento, que les quitan la libertad, incluso hasta de su libre movilidad".El arzobispo de Cali dijo que en tiempos de tanta turbulencia, no solo en Colombia sino en el mundo entero, donde la paz parece "esquiva y lejana", es Cristo el que nos reconforta y conduce hacia ese camino, pero que también necesitamos superar con amor, perdón y respeto las diferencias para poder transitarlo. Esto, de acuerdo con monseñor Luis Fernando, permite vivir la fraternidad y reconocernos "Todos hermanos", lema que ha motivado esta jornada. "Cuánto necesitamos de hombres y mujeres, de todas las condiciones sociales, culturales, edades y hasta de credos religiosos, que, pensando en el bien común, superando la fuerza de las ideologías, sean capaces de darlo todo y darse plenamente a la causa de la paz. Cuánto valor se requiere para dar el paso de la paz, en donde la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición de actos violentos permitan a todos, víctimas y victimarios, abrazarse, no para asfixiar al otro, sino para expresar su reconocimiento de los hechos de dolor, la reconciliación, el perdón y la cercanía", expresó.El prelado afirmó, además, que el mensaje de la Cruz para los colombianos es contundente: nos debe conducir no solo a su adoración sino también a la conversión, a ser sembradores y artesanos de paz. Recordó que con esa Cruz se puso fin a la enemistad, se hizo posible la redención y se venció a la muerte, y así también debemos asumirlo nosotros para que florezca la esperanza."Miremos la cruz y al Crucificado. En una unión mística ese nuevo árbol florece y da frutos de paz y reconciliación. Los invito para que no solo adoremos la cruz, sino que nos injertemos a ella, para que retoñemos con la esperanza de ser los constructores de una nueva sociedad. Abrazados e injertos en la cruz del Redentor, elevemos a Dios nuestras plegarias por la conversión de los pecadores y de quienes perpetran toda clase de crímenes y desastres, y nos conceda también nosotros, víctimas y ciudadanos del común, comprender y perdonar al estilo de Jesús", afirmó.Vea a la transmisión de la Eucaristía a continuación:
Vie 26 Abr 2024
Obispos colombianos piden a todos los fieles unirse el 3 de mayo en cadena de oración nacional por la vida, la reconciliación y la paz
La Iglesia colombiana pide que el próximo viernes, 3 de mayo, fecha en la que la Iglesia universal celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, todas las familias, parroquias, comunidades e instituciones católicas del país, se unan en cadena de oración por la vida, la reconciliación y la paz del país. La convocatoria es hecha directamente por los obispos y parte de reconocer la grave crisis humanitaria que enfrentan múltiples territorios en medio del conflicto armado y otros tipos de violencia, así como el complejo panorama sociopolítico que vive hoy la nación, permeado por la división y la polarización.El cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia lidera la iniciativa que, este año, tiene como lema "Todos hermanos", inspirado en la cita bíblica de Mateo 23,8. A través de un videomensaje, el purpurado invita a reconocer que, más allá de las diferencias, todos somos hijos de Dios y, por ende, hermanos; que Él es nuestra paz; que la oración nos conduce a su encuentro; y que la reconciliación es el camino que necesitamos transitar para vivir una verdadera esperanza del cambio en el país.“Oremos por nuestra patria, que el Señor nos muestre con su Santo Espíritu los caminos de la reconciliación. Y la reconciliación requiere la capacidad de ver al otro como hermano. Jesús nos ha dicho: Todos somos hijos del mismo Padre. El Papa Francisco lo dice de una manera gráfica: Todos vamos en la misma barca. La barca colombiana requiere que usted abra su corazón a la reconciliación, al perdón. A mirar al otro, no como enemigo para eliminar, sino como un amigo, como un miembro de la misma familia colombiana. Eso es lo que queremos el 3 de mayo, que haya un día pleno de oración en los templos parroquiales, en los oratorios de colegios, de universidades, de casas religiosas femeninas y masculinas”, expresó el primado de Colombia.El primado de Colombia recuerda también que es fundamental acompañar esta oración de acciones concretas de paz y que todos los actores están llamados a aportar. “Y la paz lleva al respeto a la vida, al desarrollo integral de todas las regiones de nuestro país”, enfatiza. También invita a aprovechar todo el mes de mayo para hacer signos de peregrinación hacia los santuarios marianos del país encomendando a la Santísima Virgen este mismo propósito.Para su implementación en todos los templos y ambientes eclesiales, el Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) ha elaborado un manual celebrativo. El documento propone diversas prácticas espirituales bajo esta intención, entre ellas: 12 horas de oración ante el Sacramento de la Eucaristía, una Hora Santa, el rezo del Santo Rosario y la devoción de los “Mil Jesús”.Durante este 3 de mayo, los arzobispos del país estarán reunidos en Bogotá, en la sede del episcopado y, desde allí, celebrarán juntos la Eucaristía por la reconciliación y la paz de Colombia. La Santa Misa será presidida por monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali y se transmitirá a través del canal Cristovisión y de las redes sociales de la Conferencia Episcopal de Colombia.Contexto del Día de Oración por la Reconciliación y la Paz de ColombiaDesde el año 2017, y para recordar la visita apostólica del papa Francisco al país, especialmente su encuentro en Villavicencio con víctimas del conflicto armado, la Conferencia Episcopal de Colombia propuso la celebración de este Día Nacional de Oración por la Reconciliación y la Paz cada 3 de mayo.Vea a continuación el mensaje del cardenal Luis José Rueda Aparicio:
Vie 19 Abr 2024
Obispos eméritos de Colombia se reunieron para generar aportes al trabajo de la Iglesia colombiana y universal con énfasis sinodal
Este 15 y 16 de abril, en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, se reunieron veinte obispos eméritos del país para desarrollar su encuentro anual. En esta oportunidad, bajo el propósito central de abordar aspectos relacionados con la realidad eclesial y sociopolítica del país, así como para estudiar el documento síntesis de la primera etapa de la asamblea general del sínodo de los obispos, desarrollada en octubre de 2023.Los prelados fueron convocados y acompañados permanentemente por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, quien los escuchó y tomó en cuenta sus recomendaciones para el trabajo de la Iglesia colombiana y para hacer eco de ellas en la siguiente fase de la asamblea sinodal. Esto, reconociendo su amplia experiencia y la importancia de los aportes que aún pueden realizar, pese a estar retirados del gobierno pastoral por su edad.El cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, quien lideró el espacio, destacó esta oportunidad: “Es bonito sentir las manos extendidas, pero además de la fraternidad, sentir que algo podemos aportar nosotros al caminar de Iglesia colombiana y eso se le debe al señor cardenal Rueda, quien es el presidente de la Conferencia Episcopal y que valora este encuentro y lo manifiesta especialmente, nos anima y está con nosotros todo el tiempo”.A propósito del discernimiento que realizaron sobre la situación actual del país, el cardenal Jiménez remarcó que pese a tantos desafíos y preocupaciones que se viven, la Iglesia está llamada a sembrar esperanza: “la esperanza de que lo que se acerca no es un precipicio, sino que podemos construir verdaderamente una Colombia digna de todos los colombianos, de todos los jóvenes y especialmente de los que están más necesitados”.A continuación, conozca los detalles, narrados por el cardenal Jorge Enrique Jiménez:
Mié 17 Abr 2024
“La historia contará el legado de sus obras”: Cardenal Rueda sobre el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz durante su Misa Exequial
Cientos de personas, entre familiares, amigos, obispos, sacerdotes, consagrados, autoridades civiles y militares, así como fieles laicos, participaron en las honras fúnebres del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, quien durante tres periodos fungió como presidente del episcopado colombiano. El papa Francisco también se unió a esta despedida a través de una carta que envió al cardenal Luis José Rueda Aparicio, en la que encomendó al purpurado, que ya vive su Pascua, a la Virgen de Rosario de Chiquinquirá y lo reconoció como un pastor que "con su dedicación y trabajo ofreció su vida por el bien de la Iglesia".El primer momento de oración por su Eterno Descanso, se produjo este martes 16 de abril en la capilla del Seminario Conciliar de Bogotá donde los restos mortales del cardenal permanecieron en cámara ardiente. Posteriormente, en la mañana del miércoles, su cuerpo fue trasladado a la Catedral Primada de Colombia. Allí se llevó a cabo la Santa Misa Exequial, que fue presidida por el cardenal Rueda Aparicio y contó con una masiva asistencia.Durante su homilía, el primado de Colombia destacó varios de los roles que ejerció el cardenal Rubiano. Además, se refirió a las ordenaciones de los nueve obispos que celebró durante su episcopado: Alfonso Cabezas Aristizábal, Fernando Sabogal Viana, Octavio Ruiz Arenas, Oscar Urbina Ortega, Daniel Caro Borda, José Roberto Ospina Leongomez, Héctor Epalza Quintero, Francisco Antonio Nieto Súa y José Daniel Falla Robles.“La historia contará, de manera completa, el legado de sus obras. Su misión apostólica será motivo de gratitud del Pueblo fiel de Dios, y su esperanza lo llevará a la casa de Dios nuestro Padre, donde se colmarán todos los anhelos de su vida, que fueron muchas veces expresados en su salmodia: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida, espera en el Señor, querido hermano Pedro Rubiano Sáenz, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. (Salmo 26)”, así concluyó su reflexión el cardenal Luis José Rueda Aparicio.A continuación, vea la homilía completa, compartida por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá: