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El que viene a mí no tendrá hambre
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DÉCIMO OCTAVO DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO
Agosto 4 de 2024
Primera lectura: Ex 16, 2-4.12-15
Salmo: 78 (77),3 y 4bc.23-24.25 y 54 (R. cf. Jn 6,32)
Segunda lectura: Ef 4, 17.20-24
Evangelio: Jn 6, 24-35
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
Si el domingo pasado el evangelio consideraba la multiplicación de los panes y peces, en este domingo se deja ver el éxito y la popularidad, que este hecho ganó para Jesús. Los seguidores comieron, se saciaron y con ello, se sintieron satisfechos. Todo lo que buscaban era satisfacer el hambre; por eso su afán de proclamar rey a Jesús. Sin embargo, dejemos claro, no era esto lo que Jesús buscaba.
Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:
● La primera lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del evangelio de este domingo. Allí se narra cómo el pan sin levadura que habían cargado los hijos de Israel desde Egipto parece haberse agotado. Al llegar al desierto de Sin sienten que en este lugar van a morir de hambre y se quejan ante Moisés y Aarón. La falta de pan conduce a una crisis de fe, aunque este no era el único motivo. La presentación de la queja es excesiva y tendenciosa. Es decir, afirmar que en Egipto disponían de alimento en abundancia hasta quedar saciado no responde a la realidad descrita en los capítulos 1 y 2, donde el Faraón organizó su progresivo genocidio. Sin embargo, la distancia geográfica y temporal y una nueva situación problemática no permite que las cosas se miren con objetividad, poniendo en peligro el mismo plan de salvación y liberación de Dios para ellos. Como podemos ver, la queja se manifiesta en el alimento, pero apunta a todo el plan de Dios. En este contexto se debe interpretar la aparición de Dios en la nube. Si lo que está en juego es el plan de salvación, no sirve con darles simplemente el pan y asegurarles, de esa manera, la subsistencia. Se hace necesario que Dios mismo ratifique con su presencia su voluntad de continuar en el proyecto ya anunciado, que luego en el Nuevo Testamento, llegará a su plenitud, con Jesús, verdadero pan.
● En la segunda lectura, Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. La vida cristiana viene exigida por el Evangelio. El Apóstol exhorta a no proceder como los paganos, sino más bien, a renunciar al hombre viejo renovándose en el espíritu y revestirse del hombre nuevo. El hombre viejo es el que vive en el pecado, bajo la acción de la concupiscencia de la carne, de la codicia, de la ira, de la maldad, conforme a la primera imagen del hombre pecador (cf. Col 3, 5-9). El hombre nuevo, por el contrario, es el hombre interior (cf. Ef 3,16), creado a imagen de Dios, regenerado en Cristo, que bajo la acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar, que se manifiesta en las obras de bondad y misericordia, de pureza y sobre todo de amor (cf. Col 3, 10-14).
● En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 6. El domingo pasado, Jesús multiplicó los panes, ahora, este domingo, resalta la petición del pan verdadero y vivificante.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Ahora, en continuidad con el evangelio del domingo pasado, Jesús confirma la interpretación material que la gente hizo de la multiplicación de los panes, pero recalca lo que es más importante. Miremos algunos detalles del texto, donde se narra el diálogo entre Jesús y aquellas personas, reunidos de nuevo. A pesar de las apariencias, Jesús continúa manteniendo la iniciativa, y esto se nota, por su presencia sorprendente: “Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo has venido aquí?’” (v. 25).
También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole Maestro (cf. Jn 3, 2). Sin embargo, Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela más bien a la gente las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle y desenmascara el interés material y egoísta de aquella muchedumbre; es decir, Jesús alerta a aquellos galileos sobre la ambigüedad de su deseo, al haber fijado su mirada en los panes que comieron: “En verdad, en verdad les digo: me buscan no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v. 26). Es el gusto por el pan terreno lo que los mueve.
La multitud, encerrada en su sueño mesiánico, no ha comprendido el signo realizado por Jesús y su alcance espiritual. Ha dado más valor al pan que al que lo da. Ante este panorama, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan material y pasajero y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre dará: “Trabajen no por el alimento perecedero, sino por el alimento que perdura para la vida eterna” (v. 27).
Los versículos que siguen continúan planteando el sentido del verdadero alimento, de la fe y el maná: pan que perece, pan que dura; obras – fe; el maná de Moisés y el maná de Jesús (Ex 16,15); con esto, se presenta a Cristo como verdadera fuente de la vida (v. 35).
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?
Jesús, como Moisés, se encuentra también con la misma problemática: aquellos que solo buscan solucionar sus problemas y vivir sin dificultad. Es decir, buscar solución a sus necesidades cotidianas: en el caso de la Palabra de hoy, el pan; pero esto tiene una aplicación en todas las expectativas humanas: bienes, proyectos, éxitos, etc. Sin embargo, el Maestro recalca qué es lo más importante: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”. Con todo, trabajar por el alimento que no perece, no es desprecio del trabajo para conseguir el alimento material, sino abrirnos a la búsqueda constante de aquello que llena completamente el corazón del ser humano.
El papa Francisco, en la carta encíclica Laudato Si’, ha señalado una dura crítica del consumismo, proponiendo un cambio en el estilo de vida para frenar la destrucción del planeta: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios” (203). Las palabras del Santo Padre sobre el cuestionamiento del consumismo, no significa que no podamos buscar los bienes de este mundo, sino más bien el hecho de que los bienes no se distribuyen, sino que se acumulan en manos de pocos y les hace falta a muchos. No hay que olvidar, que una sociedad consumista es aquella en la que Dios solo puede estar si no afecta mis intereses. En efecto, en el mundo lo que predomina no es el ser sino el tener. Siguiendo la lógica del evangelio de este domingo para nuestras vidas, vale la pena preguntarnos: ¿qué es lo que le da sentido a mi vida?, ¿qué alimento busco para dar plenitud a mi vida? En este sentido, el evangelista Mateo Dirá: “busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Jesús no hizo el milagro de la multiplicación de los panes solo para saciar el hambre de aquella gente, sino como un signo para descubrir el verdadero alimento, que lleva hasta la vida eterna.
Después de esta afirmación fundamental de Jesús, aquellos que lo buscaban le plantean una pregunta: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les muestra la única “obra de Dios”, la que hay que realizar para agradarle o la que Dios realiza en el creyente. Son posibles las dos lecturas, ya que la fe en el Enviado, en lo cual consiste la obra de Dios, es producida por Dios mismo y por el hombre que acoge (cf. Jn 3,16s.34).
Pero aquellos, que se habían alimentado con panes abundantes, piden credenciales, solicitan un signo parecido a aquel del desierto: “¿Y qué signos haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto…” (v. 30). Hay que suponer, que la gente estaba convencida de que Jesús había hecho un milagro; por eso, es lógico que ahora pida una señal, incluso, más grande que la que dio el propio Moisés (cf. v. 31). Ahora bien, si Jesús se arroga unas pretensiones superiores a las de Moisés, tendrá que reivindicarlas con un signo, con un testimonio más evidente y más admirable que el del viejo legislador.
De acuerdo con las esperanzas judías, el Mesías debía renovar los milagros realizados por Moisés, el maná sería el alimento permanente. Pero demostrar esto, equivaldría a negar la verdadera fe, ya que esta exige aceptar a Jesús como el nuevo maná: yo soy el pan de vida (v. 32). Se trata de la nueva pascua de Jesús, en donde el Padre ofrece un maná distinto. Si bien el maná en el desierto fue una bendición para sobrevivir, mató el hambre solo por un momento; el pan de Jesús, apunta a un alimento superior, que va más allá de la sola supervivencia: la vida misma de Dios que se convierte en verdadero alimento.
Por último, todo el diálogo, termina con la pregunta fundamental de los interlocutores: “Señor, danos siempre de este pan”. La respuesta de Jesús es decisiva: “Yo soy el pan de vida…” (vv. 34-35). Esta última parte del diálogo, es paralela a la de la mujer samaritana (4,15). Este pan del cielo equivale a creer en Jesús, como revelación del Padre, y encontramos a Jesús, verdadero pan, en la oración, en la confianza en Dios, en la esperanza en la vida eterna, en la participación frecuente de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. El papa Benedicto XVI, comentando el discurso del pan de vida, habla de la Eucaristía con estas palabras: “La Eucaristía es el centro de la vida cristiana: aquí Dios nos regala verdaderamente el maná que la humanidad espera, el verdadero ‘pan del cielo’, aquello con lo que podemos vivir en lo más hondo como hombres. Pero al mismo tiempo se ve la Eucaristía como el gran encuentro permanente de Dios con los hombres, en el que el Señor se entrega como ‘carne’” (RATZINGER, J., [BENEDICTO XVI], Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo a la Transfiguración, Primera parte, Madrid, Ed. La Esfera de los Libros, 2007, 1ª ed., p. 318).
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Dios Todopoderoso, te damos gracias por la vida y porque con el trabajo de nuestras manos nos permites colaborar en tu obra creadora. También te damos gracias porque mediante el trabajo nos permites crecer como seres humanos y conseguir el pan de cada día para sostener a nuestras familias. Te pedimos, el deseo de trabajar no solo por ese pan que se acaba, sino también, y, sobre todo, por el alimento que dura para la vida eterna y que nos da tu Hijo Jesucristo. Jesús, hoy nos has dicho que la obra de Dios consiste fundamentalmente en que creamos en aquel a quien él ha enviado, ayúdanos a crecer en la fe, de tal manera que se acreciente nuestra unión y amor a ti, y que luego esta fe se manifieste en el amor a nuestros hermanos.
Al final del diálogo, los galileos le hacen una petición a Jesús “Señor, danos siempre de este pan”. Al final del proceso de fe, entendemos que no debemos ir hacia Jesús con nuestras respuestas sino solo con nuestras preguntas. Puede suceder que el Maestro mismo nos haga cambiar de preguntas, o que nos quedemos, como sucedió en el caso del Evangelio de hoy, con la respuesta que necesitamos. Es decir, no queremos ni buscamos otro pan, ni otro camino, ni otra verdad, ni otra vida, ni otra luz que no sea Jesús.
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Recomendaciones prácticas:
● Jornada Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para la Animación y Formación de los Sacerdotes Nativos (POSPA).
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Queridos hermanos, en la Eucaristía nos alimentamos de la Palabra que se ha hecho carne para la vida del mundo y del cuerpo y la sangre del Señor entregados para el perdón de nuestros pecados. En esta liturgia, anunciaremos que Jesús es el verdadero pan de la vida que sacia nuestra hambre y nuestra sed para siempre. Dispongámonos para esta celebración. Dejémonos encontrar por el Señor. Dejemos que el Señor, el Buen Pastor, nos tome en sus manos y nos abrace en su regazo. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical.
Monición a la liturgia de la Palabra
Hermanos, en las lecturas de este domingo meditamos el tema del pan, el que Dios concedió a Israel en el desierto y el que Cristo multiplicó también para la multitud, intentando luego conducirles del pan material al espiritual. El Evangelio de Juan cita explícitamente el episodio narrado en la primera lectura; también el salmo hace referencia al mismo acontecimiento. Que el Señor, en esta celebración, nos sacie con el pan de la palabra, escuchando atentamente.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Reunidos en el nombre de Jesús nuestro Señor, traemos ante Él las necesidades de su pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Unámonos diciendo:
R/. Señor, sé el alimento y la vida del mundo.
1. Por la Iglesia, para que sus ministros alimenten al pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio. Oremos.
2. Por los hombres y mujeres que hoy, en el mundo, pasan necesidades, en especial por quienes sufren de hambre, para que el Señor, al igual que hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre material y espiritual de los más necesitados. Oremos.
3. Por las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos. Oremos.
4. Por la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, para que siga ayudando en la formación de los futuros sacerdotes que se encuentran en tierras de misión. Oremos.
5. Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea, para que busquemos a Dios siempre con el único interés de amarle y servirle, no tanto por lo que Él pueda hacer por nosotros, sino por amor. Oremos.
Oración conclusiva
Señor Jesús,
tú eres nuestro pan de vida,
que se hace presente en la Eucaristía;
sé la luz y la vida de todos los que te buscan,
y el cumplimiento y alegría de todos
los que te han encontrado,
ahora y por los siglos de los siglos.
R/. Amén.



Bautismo y Cuaresma
Lun 3 Mar 2025

Mié 5 Mar 2025
Ora a tu Padre, que está en lo secreto
MIÉRCOLES DE CENIZAMarzo 05 de 2025Primera lectura: Joel 2,12-18Salmo: 51(50),3-4.5-6a.12-13.14 y 17 (R. cf. 3a)Segunda lectura: 2Corintios 5,20 - 6,2Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónComenzamos hoy un tiempo especialmente dedicado a la escucha de la palabra del Señor, a la oración intensa y al ayuno, que nos ayudan a tener un encuentro más intenso con Dios. Por ello, para los padres de la Iglesia, la cuaresma es un entrenamiento que capacita al cristiano para el combate diario contra los tres enemigos del alma: Demonio, mundo y carne. En este orden de ideas, las lecturas que hoy proclamaremos son un llamado muy serio a la conversión, entendida esta en la Escritura como la transformación real que el Espíritu santo opera en lo profundo de nosotros; y así ora el Salmista en este día: <<Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme>> (cfr. Sal 50/51, 12). En otras palabras, la conversión, más que ser fruto de nuestros esfuerzos y de nuestros puños, es la transformación del corazón que Dios realiza en lo íntimo de nosotros si nos abrimos a Su gracia. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?· Rasguen sus corazones y no sus vestiduras (Cfr. Joel 2, 12-18). La primera lectura de este día es un llamado de Dios a volver a Él. Para el semita que escribe el Antiguo testamento, este volver a Dios es un retornar, dar media vuelta, cambiar de camino. En hebreo. šubû שֻׁ֥בוּ . Se trata de un imperativo; << vuelvan a mí con todo el corazón, con ayuno, con llanto, con lamentos>>. · Reconcíliense con Dios (Cfr. 2 Cor 5, 20 – 6,2). Escribiendo a los cristianos de la comunidad de Corinto, Pablo nos exhorta a reconciliarnos con Dios porque este es el momento favorable. Es interesantísimo notar que Pablo usa, hablando de la reconciliación, un verbo especial en griego para indicar la reconciliación entre dos esposos después de una infidelidad o una traición (καταλλάγητε τῷ θεῷ). Se trata de un verbo que el autor sagrado usa para hablar adrede no de una relación emperador – esclavo, sino de una relación de enamorados. Pablo está hablando no de una religión de miedo, sino de una relación de amor entre Cristo y el creyente.· Tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará (Cfr. Mt 6, 1-6. 16-18). Al interno del gran sermón de la montaña (Mt 5-7), el Evangelio de este día marca un pequeño programa de vida cuaresmal en torno a tres temas: limosna, oración y ayuno. Estos tres elementos tienen algo en común y es la lucha del cristiano contra la hipocresía, la ostentación y el ritualismo exterior. Entre otras cosas es interesante notar, que la hipocresía (ὑποκριτής en griego) era la máscara que usaban los actores en el teatro para mostrar diferentes caras. El cristiano sabe que toda su praxis espiritual y litúrgica tiene que incidir en lo interior de su corazón, en donde ve su Padre que está en lo secreto, y ese Padre que ve en lo secreto le recompensará. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?· Las Escrituras de este día nos ponen en movimiento y en modo combate. El cristiano es uno que combate y que toma todos los días la decisión de dejarse transformar por Dios. Como Israel en el desierto que cada mañana recogía su maná cuotidiano, el cristiano sabe que la conversión de ayer no sirve para hoy, y que la conversión de hoy no sirve para mañana. Todos los días se pone en actitud de conversión recogiendo el maná de su vida que es Jesucristo y volviendo a Dios de todo corazón en este HOY… <<si hoy escuchas la voz de Dios, no escurezcas tu corazón >> (Cfr. salmo 95/94)· A la luz del evangelio de este día, estamos llamados a intensificar la oración, el ayuno y la limosna; pero es condición sine qua non, que estas praxis cuaresmales sean en lo secreto de la vida del cristiano, allí donde sólo Dios ve. Más que la práctica exterior de un rito como la ceniza, lo que Dios ve es la actitud del corazón. · El salmo de este día nos da claves preciosas para entender la conversión cuaresmal. Más que el ejercicio ascético del cristiano por dejar el pecado con sus esfuerzos y su voluntarismo sin la ayuda de la gracia (pelagianismo); el orante salmista entiende la conversión como la transformación que opera en lo profundo del creyente el mismo Dios. De ahí que no somos nosotros los que nos convertimos con nuestros esfuerzos, sino que es Dios el que nos convierte a nosotros si nos abrimos a su gracia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro?· Pedimos al Señor la gracia de convertirnos, de volver a Él sin mirar atrás. El discípulo misionero como san Pablo, olvidando lo que queda atrás, se lanza a lo Dios tiene por delante para él. (Cfr. Fil 3,13)· Reflejo este encuentro en mi vida poniéndome en movimiento, volviéndolo a intentar, porque en palabras de Escrivá de Balaguer, un santo es un pecador que lo sigue intentando. _______________________Recomendaciones prácticas:· Comienza la Campaña de la Comunicación Cristiana de BienesII. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración con la que hoy inauguramos la Cuaresma. Comenzamos un tiempo especialmente dedicado a la escucha de la palabra de Dios, a la oración intensa y al ayuno, que nos ayudan a tener un encuentro más intenso con Dios. Por ello, para los padres de la Iglesia, la cuaresma es un entrenamiento que capacita al cristiano para el combate diario contra los tres enemigos del alma: Demonio, mundo y carne.Pongámonos de pies, y recibamos a Jesucristo en la persona del presbítero. Monición a la Liturgia de la Palabra Vamos ahora a escuchar las Escrituras. Las lecturas que hoy proclamaremos son un llamado muy serio a la conversión, entendida esta en la Escritura como la transformación real que el Espíritu santo opera en lo profundo de nosotros; y así ora el Salmista en este día: <<Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme>> (cfr. Sal 50/51, 12).Escuchemos atentamente y dejemos que esta palabra toque nuestro corazón.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos queridos Hermanos al Padre por medio de su Hijo Jesucristo diciendo R. Haz que volvamos a ti, Señor.1. Por la Iglesia y por cada uno de nuestros Pastores; que puedan entender en estos días de gracia, que el ministerio es para servir a los demás y no para ser servidos por los demás. Oremos.2. Por nuestros gobernantes, para que cada día tengan luz y acierto desde el cielo, en las decisiones que deben tomar a favor de los pueblos a ellos encomendados. Oremos3. Por todas las personas que sufren y especialmente por los que hoy no han comido nada; de tal manera, que podamos compartir con ellos el pan, porque este es el ayuno que Dios quiere. Oremos4. Por nosotros que hoy hemos escuchado la Palabra de Dios, para que podamos entrar en este combate de la cuaresma escuchando más las Escrituras, ayunando de nuestros vicios y haciéndonos más generosos. Oremos5. Por la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes, para que no busquemos nuestras comodidades superfluas, sino que con nuestra generosidad podamos proveer a las necesidades de nuestros hermanos. Oremos.6. Por el Jubileo del Mundo del Voluntariado, para que todos aquellos que participen puedan, a través de su trabajo apostólico, mostrar a los hombres la presencia de Dios en el mundo.Oración conclusivaPadre Santo, haz que volvamos a Ti y volveremos.Conviértenos y nos convertiremos, por Jesucristo Nuestro Señor.R. Amén.

Vie 21 Feb 2025
Amad a vuestros enemigos
SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 23 de 2025Primera lectura: 1S 26, 2.7-9.12-13.22-23Salmo: Sal 103(102), 1-2.3-4.8 y 10.12-13 (R. 8a)Segunda lectura: 1Corintios 15,45-49Evangelio: Lucas 6,27-38I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el Evangelio del domingo pasado se proclamaba dichosos, alegres y ¡ay de vosotros! Este domingo, el evangelista Lucas invita a dar un paso más en el acercamiento a Dios, y para ello propone llenar el corazón de verdadera misericordia y mostrarla por medio del perdón a todos aquellos que entren en relación, tanto personal, como comunitaria con nosotros. Nos recuerda la Palabra, que el auténtico perdón no deja lugar ni a la venganza, ni al rencor; implica además un alma noble donde habite la verdadera misericordia. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:•Primera lectura (1S 26, 2.7-9.12-13.22-23): 1 Sm 26 es una segunda versión del tema de 1 Sm 24. Cambia la forma, pero el fondo es el mismo. En ambos casos Saúl está al alcance de David, pero éste le perdona la vida sin causarle ningún daño. En ambos casos aparece la magnanimidad de David y el mismo respeto hacia el ungido del Señor. En uno y otro caso Saúl reconoce su mal proceder, y, por último, en ambos casos, Saúl augura a David la bendición de Dios y el éxito en sus empresas (1 Sm 26,25). •Segunda lectura (1 Co15,45-49): Este texto hace parte de la disertación paulina sobre el misterio de la vida, sobre la resurrección de los muertos (1 Co 15). No hemos nacido para quedarnos en la tierra, sino para ser seres espirituales, donde la muerte no nos lleve a la nada. Es eso lo que se propone bajo la imagen de los dos Adanes: el de la tierra y el del cielo. Pablo se funda en la Escritura en una fórmula habitual en el judaísmo: “Así está escrito”. Sigue un texto de Gn 2,7 para sacar unas consecuencias entre el hombre natural, biológico, genético si cabe, y el hombre espiritual (el de la resurrección). La comparación entre el primer hombre Adán y el último Adán evoca la que se había establecido en 15,21 (22) entre Adán y Cristo; el último Adán de 15,45b es lógicamente Cristo; tal correspondencia la confirma la consideración del último Adán como espíritu vivificante de 15,22.•Evangelio (Lc 6,27-38): Se nos propone el amor al prójimo; reflexionemos con atención en este aspecto importante que nos presenta el Evangelio. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Al bajar de la montaña junto con Jesús, los discípulos escuchan el Sermón de la llanura (Lc 6,20-49). Lucas introduce en su relato uno de los discursos de Jesús, orientado concretamente a sus discípulos: “Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía…” (Lc 6,20); para él, este discurso compendia las instrucciones que Jesús impartió a aquellos que serían sus testigos en Galilea. El “discurso de la llanura”, calificación con la que se le conoce usualmente (cf. Lc 6,12.17), es paralelo al “discurso del monte” en el Evangelio Según Mateo (cf. Mt 5,1-7,27). Este último se dirige a la “multitud” y a sus “discípulos” (cf. Mt 5,1) y el de Lucas se dirige, desde sus inicios, solamente a “los discípulos”, como lo hemos dicho antes.El amor al prójimo ocupa buena parte del discurso programático de Jesús. Se dirige a cuantos escuchan. Este amor, debe extenderse a los enemigos. En esto insisten los dichos iniciales, en cuyo centro se encuentra la regla de oro: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten a ustedes (6,31). Concretamente, amar a los enemigos significa hacerles bien, desearles bien, esto es, bendecir, orar por ellos, renunciar a toda retorsión (es decir, presentar la otra mejilla), ser condescendientes (es decir, ceder la túnica o el manto), dar prestado de manera desinteresada. De aquí sigue, una serie de preguntas retóricas “Si aman a los que los aman…” mostrando la diferencia entre la conducta del verdadero discípulo y la de los “pecadores”; de esta manera, el discípulo de Jesús está llamado a imitar el amor generoso del Padre celestial, que da sus beneficios a los ingratos y a los malos (6,35). De la misma forma, la imitación de Dios se retoma en el dicho “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (6,36). Jesús aplica este principio en las relaciones con el hermano, advirtiendo que no seamos severos con ellos, porque “con la medida con que se mide, Dios los meditará a ustedes”. La exhortación a la generosidad: “Den, y Dios les dará” se dilata en una descripción de la recompensa divina (cf. 6,38)2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Hemos escuchado en el Evangelio algunas de las frases más fuertes y exigentes del mensaje de Jesús: “amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian”. Todas estas enseñanzas del Maestro, fuera de su contexto, aisladas, pueden parecer para muchos, exageradas, utópicas, absurdas, Pero ¿cuál es su contexto?: Es la posición del hombre con respecto a Dios. Es decir, aquellos que aparecen como dichosos en las bienaventuranzas, se encuentran en una nueva relación con Dios (son sus hijos: Lc 6,36). Y esta nueva relación pide un nuevo comportamiento con los demás. Lucas viene a decir que los cristianos han sido transformados en la totalidad de su persona; ¿De qué manera? En sus sentimientos, el amor sustituye al odio; en sus palabras, la bendición a la maldición; en sus acciones, la no violencia a la violencia. Jesús une estrechamente el precepto del amor a los enemigos con el del amor al prójimo, que, en el Antiguo Testamento, no era del todo claro. Hay, por tanto, que ignorar las barreras creadas por las afinidades y simpatías naturales (cf. Lc 14,12). Se trata, en definitiva, de adoptar el comportamiento misericordioso de Dios (Lc 6,35-36) para recrear una humanidad nueva: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (v. 36). El Papa Francisco, en la Audiencia General del 1 de septiembre de 2016, se preguntaba: “¿Las palabras de Jesús son realistas? ¿Es verdaderamente posible amar como ama Dios y ser misericordiosos como Él?” responde el Santo Padre “Si observamos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante e incansable amor por los hombres: Dios es como un padre o como una madre que ama con amor infinito y lo derrama con generosidad sobre cada criatura. La muerte de Jesús en la cruz es la culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente. Pero, cuando Jesús nos pide que seamos misericordiosos como el Padre, ¡no piensa en la cantidad! Él pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su misericordia”. Por esta razón, el amor del discípulo de Jesús, que siempre es comprendido en el Nuevo Testamento no como un sentimiento sino como una acción y una tarea, debe alcanzar incluso a aquellos que aparentemente no lo merecen: los enemigos, los que te odian, los que te golpean y los que te roban. La afirmación que encontramos en el texto del Evangelio, concretamente en Lc 6,31 dice: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten”, es una regla revolucionaria, que también se encuentra en otras religiones, señal de que aquí se expresa una intuición o un deseo universal que nace del fondo del corazón humano.En su enseñanza, Jesús, muchas veces, afirma el deseo más profundo y universal del corazón humano, el deseo de fraternidad, nacido de la voluntad de querer bien a los demás con total gratuidad. Es en la fraternidad sincera, bien vivida, donde se revela el rostro de Dios. Esta expresión, que suele llamarse “la regla de oro” de la caridad cristiana, nos indica que el amor no se limita a excluir el mal, sino que implica un compromiso operativo para hacer el bien al prójimo. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor Jesús, tú conoces por experiencia la fragilidad, la debilidad y también la dureza de la naturaleza humana; sin embargo, desde lo alto de la cruz tuviste expresiones de compasión y de perdón incluso por los que te estaban crucificando. Derrama en nuestros corazones tu Espíritu de amor, para que nos dé la fuerza de poner en práctica tu Palabra incluso cuando nos parece demasiado exigente. Infunde tú mismo en nosotros una infinita capacidad de paciencia y de perdón, a fin de que el Padre celestial pueda reconocernos como sus verdaderos hijos. Amén Las palabras dirigidas por Jesús a quienes le escuchaban se orientan a que el discípulo sea un imitador de Dios Padre. La concreción más clara de la misericordia es la que se manifiesta en las parábolas del Buen Samaritano (Lc 10,25-37) o del Hijo pródigo (15,11-31), que revelan la forma de vida de Jesús. Se trata de un llamado a la conversión. Él quiere que sus seguidores tengan una forma de comportarse contraria a las formas habituales del mundo. Aquí radica la verdadera novedad del Evangelio, que se funda en una nueva experiencia de Dios, Padre de amor. No olvidemos que el amor de Dios por nosotros es totalmente gratuito. El verdadero amor quiere el bien del otro independientemente de lo que han hecho por mí; de esta manera, imitamos la misericordia de Dios Padre que es bueno con los ingratos y con los malvados. Por eso, ¿Será que nosotros miramos la vida y a las personas con la misma mirada de Jesús? ¿Cómo aplicar en mi vida las palabras de Jesús: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre”? II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, con mucha alegría y gozo nos reunimos nuevamente en este lugar santo, donde Dios nos seguirá instruyendo con su Palabra de vida. El «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos es lo que más caracteriza la Palabra de Dios de este día. Hoy, en la liturgia, Cristo nos llama a una radical revisión de vida. El cristiano debe bendecir a los que le odian y perdonar a los que le ofenden. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical.Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, la Palabra de Dios resalta hoy el mandamiento del amor y el perdón mutuo. En la primera lectura, tomada del libro de Samuel, nos encontramos hoy con la heroicidad de David, capaz de amar a su enemigo hasta el punto de perdonarle la vida. Por su parte, la segunda lectura, tomada del apóstol San Pablo en la Carta a los Corintios, continúa hoy su razonamiento sobre la resurrección de los muertos. En el Evangelio meditamos sobre el «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos. Nos recuerda que Dios siente compasión para con los pecadores, y nos invita a imitar esa conducta generosa de nuestro Padre. Cuando lo hacemos, obtenemos el gran premio de asemejarnos a Él. Jesús nos trae la regla de oro de la verdadera caridad: tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios nos invita a vivir en el amor sin poner condiciones, a vivir como Él vivió. Unámonos diciendoR. Señor, enséñanos a amar1.Por los que han sido ungidos por el Señor, para que sean testigos de su amor y promuevan la justicia, la paz y la libertad, en la Iglesia y en el mundo. Oremos.2.Por nuestros gobernantes y los del mundo entero para que trabajen por la paz del mundo, para que se frenen las ambiciones, desaparezcan las enemistades y brote el amor y la concordia en el corazón de todos los hombres. Oremos.3.Por nosotros, para que que imitando a Jesús sigamos sus huellas, y para que viviendo la santidad a la que Él nos llama, tengamos sus mismos sentimientos de compasión, perdón y bondad. Oremos.4.Por los emigrantes, los prisioneros, los desempleados y los que están lejos de sus hogares, para que se sientan hijos de la gran familia de Dios y encuentren consuelo en sus penas. Oremos.5.Por todos los que estamos aquí reunidos en el Señor, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y crecer siempre en la caridad. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Padre, la oración que te hemos presentado, y haz que caminemos unidos los que profesamos una misma fe y un mismo amor. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Jue 13 Feb 2025
Bienaventurados
SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 16 de 2025Primera lectura: Jeremías 17, 5-8Salmo: Sal 1, 1-2.3.4 y 6 (R. cf. 39, 5a)Segunda lectura: 1Corintios 15, 12.16-20Evangelio: Lucas 6, 17.20-26I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn este sexto domingo del tiempo ordinario se nos invita, no solo a oír la Palabra de Dios, si no escucharla con el corazón para que ella produzca frutos en nosotros. La palabra de Dios hoy, por medio del profeta Jeremías nos recuerda que quien opta por Dios, quien aprende a escuchar su voz y la pone en práctica experimentará la bendición, será “bendito quien se fía de Yahvé, pues no defraudará Yahvé su confianza (Jr. 17,7), pero quien se hace el sordo a la palabra de Dios, no deja que ella produzca frutos abundantes, quien pone su confianza en las cosas humanas no será maldito. El apóstol san Pablo con fuerza le habla a la comunidad de los corintios y les hace saber que el mensaje que les está predicando tiene como centro la resurrección de Cristo y por ende la esperanza que todos por le fe en Él resucitarán, pues si Cristo no resucito vacía es la predicación y vana nuestra fe,” somos los hombres más dignos de compasión” (1 Cor. 15,19).El evangelio de San Lucas, en el pasaje de las Bienaventuranzas, nos recuerda que la verdadera felicidad no está en las cosas que posemos o ambicionamos, la verdadera felicidad no está en tener muchas personas a nuestro alrededor, la verdadera felicidad está en abandonarnos en Él, poner a Dios en el centro de nuestra vida y hacer de Él nuestro mayor tesoro, nuestro alimento, buscar agradarle primero a Él y no a los demás. No podemos olvidar que es bienaventurado, feliz, bendecido y lleno de vida verdadera quien confían en Dios y solo en ÉL.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? De una manera maravillosa la Palabra de Dios, por medio del apóstol San Pablo nos vuelve a poner en el contexto de la pascua, nos invita a volver la mirada al día de Pascua a no olvidar cual el centro, razón y fuerza de nuestra fe, Cristo Resucitado. San Pablo dedica su vida al anuncio de Jesús, pero lo anuncia muerto y resucitado, lo anuncia como el vencedor de la muerte, aunque sabe que para muchos será incomoda su predicación, él con valentía manifiesta que si no creemos en la resurrección seremos los más desdichados de todos. Por ello la Iglesia desde sus inicios ha predicado a Jesucristo que padece, muere en la cruz y al tercer día resucita de entre los muertos para romper las cadenas de la muerte y así conceder a quienes crean en Él la esperanza de una vida nueva. por ello Pablo no solo anuncia que Cristo Resucito, sino que también los creyentes resucitarán por la fe en Él, la muerte no es el final de la vida, es Pascua, es el paso de esta vida a la eterna por la confesión del nombre de Jesús, por la fe en Jesús.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al acercarnos a la Palabra de Dios en este domingo, Dios quiere hablarnos al corazón para llenar de alegría nuestro corazón y darle sentido y fortaleza a nuestra vida. Hoy Jesús me dice y te dice que Él es la fuente de la vida verdadera, que ha muerto para ofrecernos la posibilidad de vivir una vida verdaderamente feliz en esta tierra con la esperanza de disfrutar de la vida que no se acaba en el cielo. Pero esto no se puede quedar en un simple discurso, tiene convertirse en nosotros en una convicción que surja desde lo profundo de nuestro corazón y desde allí se convierta en una fuerza que nos lleve a ser cristianos que demos testimonio de Jesús en nuestra vida concreta. En una sociedad que pareciera que se fuera alejando cada día más de Dios, en un mundo donde aparentemente el mal, la muerte y la “oscuridad” se han fortalecido, nosotros los discípulos de Jesús, usted y yo, todos debemos como Pablo, los apóstoles y tantos hombres y mujeres a los lardo de más de 2.000 años, anunciar a Jesús que ha resucitado, proclamar que la vida ha triunfado sobre la muerte, que el mal, el diablo no tienen la última palabra y con nuestra manera de vivir, de hablar y pensar podemos hacer presente a Cristo, vencedor de la muerte. Como Iglesia, como creyentes, estamos llamados a ser Luz y anunciar con palabras y obras, a tiempo y destiempo el evangelio de la vida.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Palabra de Dios busca producir frutos en aquellos que se disponen como tierra buena para recibirla, pedimos a Dios que nos de la gracia de abrir el corazón a su palabra en este domingo, acoger con un corazón limpio este llamado que nos hace a alejarnos del pecado, pedimos a Dios que nos de la fuerza para “solo confiar en Él”, te pedimos que no permitas que coloquemos nuestra esperanza en las cosas o las personas, pues solo tú tienes Palabras de Vida eterna, danos la sabiduría necesaria para comprender que solo en ti podemos ser realmente “bienaventurados.Pedimos a Dios la gracia de poder transmitir con nuestras palabras y nuestra manera de vivir la alegría de la fe, el gozo de que sentimos por ser hijos de Dios y poder experimentar su amor, pidamos a Dios que podamos contagiar a muchos de la alegría de ser cristianos, recordándoles, mostrándoles que si tenemos a Jesús en nuestro corazón el llena de sentido, de alegría y paz la existencia. Pidámosle a Jesús que nos de la gracia de ser motivo de verdadera a alegría para los que están a nuestro lado._______________________Recomendaciones prácticas: •21 – 23 de febrero. Jubileo de los DiáconosII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos como comunidad en este domingo, la Iglesia nos invita hacernos consientes que en medio de nosotros esta Jesús, el Señor, que nos llama a seguirle para llenar nuestra vida de su presencia y alcanzar la bienaventuranza y compartirla con los demás.Unidos, participemos de la mesa de la Palabra y compartamos el pan Eucarístico. Con profunda fe iniciemos nuestra celebraciónMonición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos va a recordar que tenemos delante de nosotros dos caminos, el camino del bien y del mal, la posibilidad de optar por Dios y acercarnos a Él o por le contraria alejarnos. Escuchemos con atención esta Palabra, alimentémonos de ella y comprometámonos a ponerla en práctica siempre.Oración Universal o de los FielesPresidente: Elevemos al Dios nuestras suplicas y con la confianza de saber que siempre nos escucha, digamos:R. Padre Bueno, escúchanos.1.Por la Iglesia, para que sea obediente a la voluntad del Padre Eterno y ayude a todos a acercarse a Él como única fuente de vida verdadera. Oremos.2.Por los gobernantes para que cada día, iluminados por el Espíritu Santo trabajen por la justicia y el progreso de los todos. Oremos.3.Por aquellos que se han alejado de Dios, para abriendo su corazón a Él pueden llenar su vida de sentido y verdadera alegría. Oremos.4.Por nosotros, para que, al participar de la Eucaristía, experimentemos el gozo de sabernos amados por Dios y así podamos también vivir en la verdadera caridad. Oremos.5.Por el Jubileo de los Diáconos, para que su ministerio se enriquezca y desempeñen dignamente su servicio en el altar y en todos los lugares donde son enviados. Oremos.Oración conclusivaPadre bueno, Tú conoces mejor que nosotros las necesidades del mundo, acoge nuestras oraciones y concédenos los auxilios que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 7 Feb 2025
Rema mar adentro
QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 09 de 2025Primera lectura: Isaías 6,1-2a.3-8Salmo: 138(137),1-2a.2bc y 3.4-5.7cd y 8bc (R. 6a)Segunda lectura: 1Corintios 15,1-11Evangelio: Lucas 5,1-11I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas tres lecturas de este V domingo del tiempo ordinario nos recuerdan que todos hemos recibido la vocación de ser discípulos y misioneros que trasmiten, como el apóstol Pablo, el Evangelio que nos ha sido anunciado. La pregunta de Dios ¿A quién enviaré? sigue tocando el corazón de la humanidad y espera la respuesta de los hombres y mujeres de toda época que, como el profeta, tengan el coraje de decir: “Aquí estoy, envíame a mí”. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El evangelio narra la llamada de Simón quien, después de la elección, recibirá de Jesús el nombre de Pedro. El escenario de la llamada de los primeros discípulos, en el evangelio según Lucas, no podía ser más sugestivo, la orilla del lago, donde se encuentra un grupo de pescadores haciendo labores cotidianas, lavando las redes después de una jornada infructuosa de pesca. Y allí, en el mismo lugar, un grupo de gente, en torno a Jesús, deseosa de escuchar la Palabra de Dios, mientras que los pescadores parecen indiferentes a las enseñanzas del Maestro. La mirada de Jesús no es indiferente, su mirada elige, se fija en la barca de Simón y le pide que se aparte de la tierra, de la orilla y allí, sentado en la barca enseña.La palabra de Jesús es también una palabra que se dirige al corazón de cada persona. Él, después de hablar a la multitud se dirige directamente a Pedro: “rema mar adentro y echa las redes para pescar”. Es decir, deja la orilla, ese lugar que, debido al infructuoso trabajo de la noche, se había convertido en un espacio de desánimo y agotamiento para abrirte a nuevos horizontes, el de la Palabra de Dios. El diálogo de Jesús y Pedro es sencillo y profundo. Pedro sabe que la noche es el tiempo más propicio para la pesca, sin embargo, se dispone, abre su corazón, en el amanecer de un nuevo día, a la palabra de Jesús. Es es cierto, Señor, nos sale del corazón decirte junto con Simón, después de bregar toda la noche: no hemos podido pescar nada, “pero por tu Palabra echaremos las redes”.La presencia y la palabra de Jesús en la barca de aquellos pescadores hace que la faena cotidiana se convierta en un hecho extraordinario, una pesca abundante que no puede ser contenida por las redes, hasta el punto de tener que pedir ayuda. La respuesta de Simón, ante la revelación de la acción de Dios en las palabras de Jesús, es la reverencia y el sentimiento de sentirse indigno de participar y ser testigo del maravillosa acontecer de Dios que nos visita cada mañana. El sentimiento de Simón es el mismo de Isaías y Pablo y, de todos aquellos, que se sienten llamados por el Señor a dejar las orillas para ir por todo el mundo a anunciar el Evangelio.Como Pablo sabemos que todo es gracias del amor de Dios que en su Hijo Jesús nos ha llamado para ser “pescadores de hombres”. Trabajemos por el anuncio de Evangelio, más que todos, pero como nos dice Pablo, con la certeza que todo lo que somos y hacemos es por la gracia del Señor. Su misericordia para con nosotros es eterna, Él no abandonará la obra de sus manos.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Quizás como Isaías, Pablo y Pedro nos sentimos indignos, incapaces de salir y asumir la vocación que todos hemos recibido como bautizados, sin embargo, la liturgia de este domingo nos invita a evangelizar cada espacio de nuestra vida, es decir, hacer de nuestro trabajo, nuestras familias, comunidad y espacios cotidianos un lugar de encuentro con el Señor que nos perdona, elige y envía, entonces todo será más fructuoso.El evangelio nos invita a dejar todo aquello que nos incapacita para seguir a Cristo. Ya nos decía el Papa Francisco que solo aquel que acoge y se deja llenar de las gracias de Dios puede llenar el mundo: “A este mundo vacío de Dios no lo llenarán los mediocres, los superficiales, los tibios, los frívolos, los desanimados… Lo llenarán los que estén llenos de la Palabra de Dios”. Nuestra respuesta humilde a Dios no puede ser otra que nuestra disponibilidad total para seguir a Jesús. Aventurémonos como los primeros discípulos y, confiados en la Palabra del Señor que nos ha llamado, rememos mar adentro. En este año jubilar, como peregrinos de la esperanza, llevemos la barca de la Palabra de Dios a las orillas geográficas y existenciales de la humanidad.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, visita nuestras orillas, mira con amor nuestra barca, abre nuestro oído para escuchar tu palabra y concédenos la fuerza que necesitamos para responder con fe, amor y humildad: “Aquí estoy, envíame a mí”; “Señor, por tu Palabra echaré las redes”. En este año jubilar, concédenos Señor la gracia de ser Peregrinos de la Esperanza que anuncian tu palabra de vida eterna a todos aquellos y aquellas que, desanimados por las tormentas del mundo, deciden no seguir intentando, abandonando todo deseo de una vida digna de hijos de Dios._______________________Recomendaciones prácticas:•11 de febrero: Jornada Mundial del Enfermo•15 – 18 de febrero: Jubileo de los Artistas.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como comunidad de fe para alabar y dar gracias a Dios que nos llama a vivir cada día como sus hijos muy amados y elegidos. Que esta celebración nos inspire a descubrir y vivir nuestra vocación con generosidad y alegría y nos disponga a escuchar la invitación de Jesús a Simón Pedro: “Boga mar adentro y echa las redes para pescar”. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy tienen como tema central la vocación. Dios elige al profeta Isaías para que predique su palabra a un pueblo de labios impuros. El profeta contempla la grandeza de la gloria de Dios y se siente indigno, sin embargo, sus labios son purificados para que vaya y predique solo la Palabra de Dios. En el Evangelio Jesús llama a un grupo de pescadores y hace de su labor ordinaria, la pesca, una misión extraordinaria: “serán pescadores de hombres”. Pablo, el gran apóstol y misionero del Evangelio, experimenta que todo aquello que es ha sido solo por la gracia de Dios. Dispongamos a escuchar y abramos nuestro corazón a la Palabra de Dios.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Conscientes de nuestra vocación y llamados a seguir a Cristo con generosidad, presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, confiando en su infinita misericordia. Digamos con confianza: R. Dios de amor, escúchanos.1.Por la Iglesia, para que todos los bautizados descubran y respondan con generosidad a la llamada de Dios a vivir la santidad según la vocación a la que han sido llamados. Oremos.2.Por el Papa, los obispos, sacerdotes y todos los consagrados, para que, fieles a su vocación, sean siempre ejemplos de entrega y servicio, inspirando a otros a seguir a Cristo. Oremos.3.Por los matrimonios y las familias, para que, viviendo su vocación con amor y fidelidad, sean un signo visible del amor de Dios en el mundo y un apoyo para las nuevas vocaciones. Oremos.4.Por los jóvenes, para que, abiertos a la voz del Espíritu Santo, descubran su llamado particular en la Iglesia y en la sociedad, y respondan con valentía y generosidad. Oremos.5.Por los que sienten el llamado al sacerdocio y a la vida consagrada, para que tengan la fortaleza y el apoyo necesarios para responder afirmativamente a esta vocación, y sean guiados por la gracia divina en su camino. Oremos.6.Por todos los enfermos, para que se alivien sus penas, reciban el consuelo y la gracia para unir sus sufrimientos a los de Cristo en la Cruz. Oremos7.Por los artistas, para que celebren su Jubileo dando gloria al Señor a través de los dones que cada uno ha recibido. Oremos.Oración conclusivaPadre misericordioso, escucha nuestras oraciones y concede lo que con fe te hemos pedido. Que tu Espíritu Santo nos guíe siempre para responder con generosidad y amor a tu llamado. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.