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Iglesia

Vie 26 Mar 2021

Protocolos en la Semana Santa

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Se acerca la semana mayor para los cristianos, y en particular para la Iglesia católica. Se me ocurre pensar que aparte de las motivaciones implícitas que animan la celebración anual de la pasión, muerte y resurrección del Señor, este año, cuando podemos al menos parcialmente, hacer posible que los fieles vengan a nuestros templos y capillas, debemos ser conscientes de la realidad que vivimos, que ayuda, sin duda, a darle una especial significación a los días del triduo pascual. Lo primero es lo primero, y es tener presente lo que vamos a conmemorar: un acto de amor, pues “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, para que todos los que creen en Él tengan vida” (Jn. 3,16). El Concilio Vaticano II resume así estos días de gracia: “La obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo el Señor la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa ascensión. Por este misterio, con su muerte destruyó nuestra muerte y con su resurrección restauró nuestra vida” (Sacrosanctum concilium, 5). Por esto, si bien es cierto que acompañamos a Cristo en su dolorosa pasión, también estamos llamados a descubrir su fruto, que radica esencialmente en la vida nueva que nos regala. En Cristo y por Cristo somos hechos criaturas nuevas. Así, el sentimiento que nos debe animar en la semana santa es la alegría de la pascua, el gozo de sabernos amados y salvados en y por Cristo. Una segunda realidad que está latente en el pueblo santo de Dios, es el deseo de tener nuevamente la experiencia del encuentro con el Señor, mediado, por demás, por el encuentro con los demás hermanos en la fe. La pandemia ha sido un obstáculo para los encuentros comunitarios presenciales, y esto lo siente profundamente la comunidad que tiene la necesidad de encontrarse, de compartir no solo las angustias y dolores que la pandemia ha dejado en tantos, sino también la fe que nos une y hace hermanos. Es una magnífica oportunidad para que los sacerdotes y animadores pastorales y servidores de la liturgia, anuncien la buena nueva del Señor en la semana santa 2021, y ayuden a que el encuentro con Él sea realmente transformador. Vamos a celebrar la semana santa en medio de una “nueva normalidad” social, marcada por los protocolos de bioseguridad y la amenaza de nuevos contagios, o el llamado tercer pico de la pandemia. Así, vale la pena recordar nuevamente lo que dijo el Concilio en la Sacrosanctum concilium: “En consecuencia, simplifíquense los ritos, conservando con cuidado la sustancia; suprímanse aquellas cosas menos útiles que con el correr del tiempo se han duplicado o añadido” (n. 50). Aquí está la clave para entender que lo simple, por ser simple, no deja de ser solemne. Por eso mismo, en el fondo, los protocolos ayudan a participar digna, decorosa y alegremente en la liturgia católica. En eso debemos insistir. Más aun, en el silencio orante y contemplativo, en la quietud del cuerpo, cuando no habrá desplazamientos o procesiones, o cantos efusivos que se recomiendan evitar, seguramente va a haber una mejor disposición para poner la mirada en lo esencial, en el Crucificado - Resucitado, que dio su vida para nuestra salvación. Muchos feligreses están sedientos del consuelo divino. Algunos por la pandemia o por la violencia perdieron familiares o amigos; otros pasan dificultades económicas porque se quedaron sin empleo o han visto reducidos fuertemente sus ingresos; otros la pandemia afectó su salud física o psicológica; otros tantos experimentaron el rompimiento de vínculos familiares o amistades, y otros están poniendo en tela de juicio la fe en Dios. En la pascua 2021, considero que más que hablar mucho, hay que orar mucho. “Al orar, no hablen mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados” (Mt., 6, 7), y se recuerda además cómo la oración hecha con fe es siempre eficaz: “pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se le abrirá” (Mt. 7, 7). Por eso los mensajes, las homilías, los sermones, deberán ayudar a los ministros y fieles a renovar la confianza en el Señor de la vida, que probado en todo, superó la adversidad, que fue tentado para darnos ejemplo, y que con su muerte venció la muerte. Una sola palabra que llegue al alma de una persona, dicha con la fuerza que viene de lo alto, de seguro que ayudará a traer paz y sosiego a los tristes, a los apesadumbrados, a los que piensan que este mundo se acabó y que no hay nada qué hacer. Esta semana santa será la de la esperanza confiada en Dios, que prometió no abandonar a sus hijos. Pascua 2021, la pascua de la vida nueva, donde estamos llamados a abrir las puertas de nuestros corazones y de nuestras casas al Dios del amor. Será la pascua de la familia. Con María y San José, teniendo como centro a su hijo Jesús, tendremos la oportunidad de celebrar este misterio de redención más plenamente. Muchas personas, por las razones antes dichas de la pandemia, no asistirán a los templos a las ceremonias, pero se unirán a ellas a través de las transmisiones televisivas y por las redes. Esta realidad se convierte en un nuevo reto para los ministros que presidirán las ceremonias y recogerán las experiencias vividas desde hace un año, para hacer de las transmisiones una ocasión para evangelizar, para celebrar y para dejar un mensaje renovador lleno de esperanza al pueblo creyente. El lenguaje mediático requiere simplicidad y contundencia, tal como lo hizo Jesús: ámense los unos a los otros, perdonen y serán perdonados, oren sin descanso, crean… Se ha de tener especial cuidado en el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, de manera que la disciplina que la Iglesia católica ha tenido, haciendo de los templos lugares seguros, siga siendo lección de vida para la comunidad. Los protocolos para nosotros, son un acto de amor hacia el hermano que debe ser cuidado y hacia cada uno. Finalmente, serán muchas las personas que van a buscar en las celebraciones pascuales de este año el conforto de la misericordia y del amor de Dios. Acojámoslas con la ternura de Dios, y hagámosles llegar en las palabras del Cristo de la cruz, el abrazo de acogida del hijo de Dios que dio su vida para darnos vida: “Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). Sí, aun en medio de la adversidad y temores que suscita la pandemia, el Señor de la vida está con nosotros animándonos siempre. Felices pascuas, en Cristo resucitado. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 26 Mar 2021

Andaban buscando cómo prender a Jesús a traición y darle muerte

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Marzo 28 de 2021 Primera Lectura: Is 50,4-7 Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Flp 2,6-11 Evangelio: Mc 14,1 - 15,47 (forma larga) o Mc 15,1-39 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este Domingo de Ramos, domingo de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo hagamos tres contemplaciones mediante tres figuras que brotan de la Palabra: • Contemplar a Jesucristo, discípulo. El Profeta Isaías presenta la figura del discípulo, en algunas traducciones la del iniciado; es decir, la persona que obedece, sigue y aprende la voluntad de Dios en su vida, y en el seguimiento se convierte en testigo fiel. • Contemplar a Jesucristo, esclavo. El apóstol san Pablo en la carta a los filipenses muestra la figura del esclavo con estas connotaciones: tomó la condición de esclavo, pasó por uno de tantos, como un hombre cualquiera, se rebajó a una muerte de cruz, se convierte en testigo de humildad. • Contemplar a Jesucristo, su cuerpo crucificado. El profeta Isaías, el salmista y el relato del Evangelio según san Marcos van describiendo las partes del cuerpo de una persona que se entrega, y en el abandono de las partes de su cuerpo, traspasa los sentidos para que, a través de ellos, contemplemos al Hombre, ser de la tierra que es glorificado en la resurrección, adquiriendo un cuerpo de luz, un cuerpo glorificado, mostrando así, que el destino del hombre no es la sepultura sino la Gloria de la vida eterna. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías hablando de la misión del hombre que presenta destaca las partes del cuerpo como el oído, la lengua, el rostro, la barba, la espalda y la mejilla; mientras que el salmista resalta la cabeza, las manos, los pies y los huesos; mientras que san Pablo orienta la mirada a la contemplación del hombre en su humanidad, y mencionando la rodilla y la lengua como instrumentos para glorificar a Dios. En la Pasión según san Marcos se va progresivamente describiendo el Misterio de la Pasión, Muerte y Crucifixión de Nuestro señor Jesucristo, evidenciando las partes de su cuerpo que fueron objeto de humillación y escarnio, pero que han servido a la propia humanidad para contemplarse y reflejarse como esa imagen y semejanza sufrida, doliente y escarnecida, como una humanidad que peregrina en el espacio y el tiempo y como una solo cuerpo que va buscando superar los dolores y sufrimientos hasta llegar a contemplar al Cristo crucificado y resucitado que por sus heridas en su cuerpo lacerado nos ha redimido, nos ha salvado. Detengámonos en oración y contemplación, en aquellas partes del cuerpo que resalta el autor sagrado, para que, mirando nuestra propia humanidad, meditemos en el cuerpo de tantas personas que hoy día sufren las vejaciones y el maltrato en tantas formas sutiles de martirio, crucifixión y muerte. En la narración del evangelista San Marcos se destaca el frasco de nardo que derrama una mujer en la cabeza de Jesús, junto a la corona de espinas y los golpes que le daban en su cabeza; al igual que su rostro escupido, abofeteado por los soldados romanos. Jesús mismo alude a su cuerpo embalsamado para la sepultura, pero solicitado por José de Arimatea para para poderlo enterrar; al mismo tiempo que en el momento de la última cena, alude al cuerpo de la Eucaristía: esto es mi Cuerpo y a la sangre, como sangre de la alianza. Se encuentran en el texto evangélico otras partes del cuerpo que no se refieren directamente a Jesús como los labios que lo besan, la oreja del criado que es cercenada y el muchacho que huye desnudo después que apresasen a Jesús. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Todo ser humano posee un cuerpo que constituido por su naturaleza por muchas partes que unidas forman un todo. El cuerpo de Cristo humano, trascienda la naturaleza humana en un cuerpo divino resucitado; este mismo cuerpo va a trascender y a permanecer en el cuerpo de la Eucaristía; pero este mismo cuerpo va a constituirse en el cuerpo de la Iglesia, que somos todos los bautizados, cuya cabeza es Cristo. La Iglesia como cuerpo de Cristo cuya cabeza es Cristo, sufre en sus partes cuando un miembro de su comunidad sufre, pero está llamado a que todo su cuerpo junto con sus miembros resucite trascendiendo la humanidad frágil y débil de la carne, para que el alma arropada de la inmortalidad resucite. Toda la creación (humanidad), dice el apóstol san pablo (Cfr. Rom 8, 18-25), gime como con dolores de parto, hasta que alcance a liberarse de la esclavitud de la corrupción para entrar en la libertad gloriosa de la salvación de los hijos de Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Suplicamos al Señor que contemplando su pasión, Muerte y resurrección en este domingo de Ramos podamos sentir compasión de tantos hermanos y hermanas que sufren en el cuerpo y en el alma; tanto enfermos, ancianos desahuciados, niños, niñas, adolescentes abusados, maltratados, explotados, que usa sus cuerpo para el comercio y tráfico de órganos, son asesinados, explotados y abusado sexualmente, vendidos usados como herramientas de comercialización, sin contemplar los dolores y sufrimientos de su humanidad y sin sentido trascendental de sus almas. Tantas víctimas de la violencia de la pandemia, fallecidos sin que sus cuerpos hayan tenido cristiana sepultura. También el cuerpo de la Iglesia sufre cuando uno de sus hijos y de sus partes no son honradas y respetados en su dignidad debidamente. En tantos seres humanos, Cristo sigue siendo maltratado y crucificado en su cuerpo. Contemplemos en el cuerpo de la Iglesia cuya cabeza es Cristo, el rostro de la humanidad doliente y sufrientes; también en la Eucaristía el cuerpo de Cristo que entra en nuestro cuerpo para configurarnos con él, y el cuerpo de tantos hermanos y hermanos que son abandonados y olvidados, para que desde el cuerpo de la Iglesia y de la Eucaristía oremos por sus vidas y por su salvación. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, con el Domingo de Ramos, que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén para vivir la Pascua, la Iglesia inicia esta semana santa que nos invita a cada uno, como hijos de Dios en el bautismo, a vivir estas celebraciones litúrgicas como un solo cuerpo que es la Iglesia, llamada a transformar el dolor y los sufrimientos de nuestros propios cuerpos, el cuerpo de la Iglesia y de la humanidad en un cuerpo pascual que a través la Pasión, Crucifixión y Muerte de Jesucristo sirva de instrumento de salvación para la humanidad que peregrina hacia la Resurrección. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos invita a disponer nuestros sentidos, ojos y oídos para que contemplemos y escuchemos los misterios de la redención sucedidos en el cuerpo de Jesucristo, por quien hemos sido salvados en nuestro cuerpo y en nuestra alma como cuerpo místico que es la Iglesia. Escuchemos con atención para vivamos con compromiso. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Supliquemos al Dios de la vida que, en la entrega de su Hijo, nos demuestra la abundancia de su amor para con la humanidad, y dirijamos nuestras oraciones a Él como fuente de vida y digamos con humildad: R. Escucha Señor nuestra oración 1. Por el cuerpo de la Iglesia: el papa, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos; para que como miembros del cuerpo místico de la Iglesia formemos una unidad que peregrine hacia la redención en la vida eterna. Roguemos al Señor. 2. Por el cuerpo de gobernantes: presidente, gobernadores, alcaldes, militares, servidores públicos; para que en el ejercicio de sus funcione sirvan a los demás protegiendo la vida de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor. 3. Por el cuerpo de salud: médicos, enfermeras, servidores en hospitales y clínicas; para cuiden el cuerpo de Cristo en los enfermos, vulnerables y olvidados de la sociedad. Roguemos al Señor. 4. Por el cuerpo docente: rectores, profesores, estudiantes y personal administrativos para que formen en los valores éticos, morales y espirituales los niños y jóvenes profesionales para que ayuden y protejan a los más vulnerables de la sociedad. Roguemos al Señor. 5. Por el cuerpo legislativo y administrativo: magistrados, doctores, abogados, profesionales, administrativos y servidores públicos, para que propendan leyes justas que protejan y defiendan la vida y dignidad de todos los seres humanos, especialmente de los abandonados y olvidados. Roguemos al Señor. 6. Por el cuerpo de los agonizantes, desahuciados y fallecidos, para que les brindemos cristiana sepultura, y honremos su memoria como parte de la Iglesia que peregrina hacia la vida eterna. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios Padre Misericordioso, que en Cristo cabeza del Cuerpo de la Iglesia, nos has dado la Eucaristía, atiende benigno todas estas súplicas. Por Jesucristo Señor nuestro. R. Amén

Vie 26 Mar 2021

La voz del Pastor | 28 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 11,1-10

Vie 26 Mar 2021

Iglesia construye memoria histórica, reconciliación y paz en comunidades del Cesar

Gracias a una iniciativa apoyada por la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y la Embajada de Noruega en Colombia, entre los meses de diciembre de 2020 y marzo de 2021, la Diócesis de Valledupar, a través de su equipo de Pastoral Social, acompañó las comunidades de Guacoche y Guachochito en el departamento del Cesar, buscando aportar, mediante espacios de encuentro, apoyo pastoral y psicosocial y fortalecimiento cultural, la construcción de memoria histórica y los procesos de reconciliación y paz con enfoque medioambiental que se vienen adelantando en este territorio, ubicado junto al río Cesar, que ha sido profundamente golpeado por el conflicto armado. Durante la puesta en marcha del proyecto, denominado “Reconstrucción histórica afrodescendiente a través del diálogo de saberes para la reconciliación y la paz en Guacoche y Guacochito”, participaron niños, jóvenes y adultos. En él, la comida típica, las danzas folclóricas y la cultura tinajera (propia de la zona) fueron los principales elementos de cohesión social, a través de los cuales se buscó también aportar al fortalecimiento del tejido social. En el desarrollo de la iniciativa participaron sacerdotes, agentes de pastoral, psicólogos y trabajadores sociales. De acuerdo con monseñor Óscar Vélez Isaza, Obispo de esta jurisdicción, “afianzar todos los procesos de recuerdo y de memoria histórica va dando raíces a las comunidades, y cuando una comunidad tiene raíces, puede soportar muchos vientos y dificultades”. El prelado afirmó también que la pastoral ecológica, a través de la cual se trabaja en torno a la reconciliación con la casa común, otra de las líneas abordadas a través de este proyecto, “es un campo importante en el que la Diócesis continuará trabajando fuertemente”. Fuente: Oficina de comunicaciones de la CCN

Jue 25 Mar 2021

En Diócesis de Pasto: Campaña 60 días por la vida

Desde la primera semana de marzo y todo el mes de abril la Diócesis de Pasto estará animando la campaña “60 días por la vida”, una iniciativa que busca generar acciones concretas para el cuidado de los recursos naturales a la luz de la encíclica del Papa Francisco 'Laudato Si' (Alabado seas, mi Señor), documento que propone un modelo de ecología integral. Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la Diócesis de Pasto, ha dicho que la Cuaresma y la Pascua son tiempos para vivir la conversión ecológica. “Estos días son para pensar en el cuidado de la creación. Quiero invitarlos a vivir un itinerario de 60 días para cuidar la casa común”. Sus organizadores recuerdan además, que esta campaña está enmarcada en los tiempos litúrgicos de Cuaresma y Pascua, pero también en el calendario civil que nos recuerda fechas del medio ambiente tales como: día del agua, día de la tierra, día del árbol y día de los bosques, entre otros; por tanto, esta iniciativa busca ofrecer momentos de reflexión frente al cuidado de la “casa común”. Para lograr este objetivo se está publicando todos los días, a través de las redes sociales de la diócesis, una pieza gráfica en la que se proponen acciones para el cuidado del medio ambiente y frases de la encíclica 'Laudato Si'; unido a esto se ofrecen datos de interés sobre el impacto ambiental. Actividades especiales * Los Comités de Pastoral Social en las parroquias rurales de la diócesis, están realizando acciones de cuidado ambiental. * Los movimientos de pastoral juvenil de las parroquias, han convocado a un #BasuraChallenge, que consiste en elegir un lugar de su municipio de residencia con alta concentración de residuos sólidos, NO peligrosos, tales como plásticos o papeles y realizar una recolección de los mismos y dejar en video registrada esta acción. * Evento académico virtual de reflexión sobre el cuidado de la “casa común”. * Concierto virtual de acción de gracias a Dios por la creación, a cargo de los ministerios de música de la diócesis. * Como clausura de la campaña, se está adelantdo con entes gubernamentales, identificar una zona ambientalmente vulnerable del municipio de Pasto, con el compromiso de trabajar luego en la reforestación del lugar.

Jue 25 Mar 2021

"ADN Celam": Nuevo servicio informativo para América Latina y el Caribe

Como parte del proceso de renovación y restructuración del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM) que adelanta este organismo eclesial, fue presentado en estos días el boletín informativo "ADN Celam", que ofrecerá de manera gratuita por Whatsapp y por Telegram, las principales noticias de la Iglesia latinoamericana. Según lo han dicho en su portal, este boletín ADN Celam "responde a la necesidad de afianzar y fortalecer las apuestas comunicativas de la Iglesia latinoamericana y caribeña, así como su incidencia social y pastoral en el continente. Además, se constituye en un primer paso para una futura agencia de noticias del CELAM". El nuevo informativo diario, estará bajo la responsabilidad del área de comunicaciones y prensa del CELAM, conformado por un equipo de profesionales en esta área de varios países de América Latina. Son ellos: Paola Calderón (Colombia), Luis Miguel Modino (Brasil), Ángel Alberto Morillo (Venezuela) y Óscar Elizalde Prada (Colombia, quien también funge como asesor interino del Centro para la Comunicación del Celam). La imagen visual de ADN Celam La imagen visual o logo del informativo tiene formas circulares y abiertas, expresa los dinamismos sinodales que atraviesa el ejercicio pastoral, formativo, comunicativo y de gestión del conocimiento del CELAM, en diálogo con cada una de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, las cuales se encuentran representadas en las figuras continuas que se aprecian en el centro del logo. La imagen ha sido creada por Giovanny Pinzón y Milton Ruiz. ¿Cómo recibir ADN Celam en el celular? Los interesados en hacer parte de la comunidad ADN Celam podrán seguir los siguientes pasos: * Desde tu celular has clic en AQUÍ para recibir el boletín por Whatsapp, o AQUÍ para recibir el boletín por Telegram. * Cuando te salga el mensaje: “Quiero hacer parte de la comunidad ADN Celam”, pulsa UNIRME. Para mayores informes o en caso de tener alguna dificultad para inscribirse al boletín, puede escribir al siguiente correo electrónico: [email protected] Fuente: Of. prensa del CELAM

Jue 25 Mar 2021

Llamados por Dios

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - La Cuaresma 2021 ha estado marcada, para nosotros los creyentes, por un sinnúmero de signos que tienen que ayudarnos a pensar en lo importante de nuestras vidas y en el llamado que nos hace el Señor a la esperanza. Comenzamos por la ceniza. Es un signo de penitencia. Este año muchos la recibieron no en la frente sino en la cabeza. De pronto no cayeron en la cuenta de que para recibir la ceniza en la frente en forma de cruz, se levanta la cabeza, se acercan erguidos para ser signados; con la imposición en la cabeza, se acercan con la cabeza abajo, un signo muy interesante para mostrar nuestra humildad y pequeñez ante la misericordia de Dios. A Él nos acercamos no para exigir, sino para pedir, como el leproso del evangelio: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Seguimos con la Palabra de Dios. Esta en sí misma no es un signo, es la presencia viva del Señor. En la Cuaresma, la Palabra se convierte de manera especial en luz de nuestros pasos. Por eso el llamado a intensificar su lectura y meditación que nos ayude a descubrir lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de prueba. Pasamos luego a las expresiones de nuestros deseos de conversión: la limosna, la penitencia y el ayuno. Estos sí que nos permiten entender la compasión del Padre del cielo hacia nosotros sus hijos. A través de estas realidades, para tantos dolorosas, ya que están en estado permanente de ayuno, de abstinencia y penitencia, pues no tienen ni siquiera dónde dormir ni qué comer, al tomar conciencia de estas realidades y ser compasivos como Dios, el llamado es a ser a austeros, solidarios, generosos y misericordiosos a través de las obras de caridad. No puede faltar en la Cuaresma el sacramento de la misericordia, el sacramento del perdón. Nos acercamos al sacerdote para recibir el perdón de los pecados y hacer delante suyo el compromiso de no volver a pecar. Es el llamado a la reconciliación con Dios, con los hermanos y con la naturaleza. En la encrucijada de la pandemia, llega la vacuna contra el coronavirus. Prácticamente coincidió su llegada con el inicio de la cuaresma. Desde la fe un mensaje, basado en la misma Palabra de Dios: “el que persevere hasta el fin se salvará”. Así es, la vacuna surge como un signo de esperanza para seguir nuestro camino en este mundo, con entusiasmo. No todo estaba acabado, todo saldrá bien. ¿Acaso no fue ese el anuncio constante de Jesús a sus discípulos, que al final no comprendían?: “él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas y ser matado y resucitar al tercer día” (Mt., 16, 21). Ahora sentimos de nuevo el llamado a la esperanza en la acción misericordiosa del Señor que no nos abandona. El Papa Francisco, el miércoles de ceniza, decía que “la Cuaresma es el camino del retorno a Dios”. Es el camino para el encuentro con el Resucitado. Es el camino para llegar a la meta de la vida nueva, movidos por la esperanza que no defrauda. Estemos atentos al llamado que nos hace Dios a ser mejores, a estar con él, a disponernos para el encuentro definitivo con Dios, a renovar la fe, la esperanza y el amor. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo auxiliar de Cali

Jue 25 Mar 2021

Papa Francisco nombra nuevo Arzobispo de Cartagena

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Cartagena a monseñor Francisco Múnera Correa, hasta el momento obispo de la Diócesis de San Vicente del Caguán. Monseñor Múnera Correa sucederá a monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Cartagena, donde sirvió durante 16 años. Biografía: Monseñor Francisco Javier Minera Correa nació en Copacabana (Medellín), el 21 de octubre de 1956. Después de ingresar en el Seminario Mayor de los Misioneros de la Consolata, cursó el ciclo filosófico en el Seminario Arquidiocesano y los estudios teológicos en la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá. Siendo ya sacerdote, obtuvo la Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de agosto de 1982 en La Ceja (Antioquia), incardinándose en el Instituto para las Misiones de La Consolata, en el que había hecho su profesión perpetua el 25 de diciembre de 1981. Los principales cargos que ha desempeñado durante su ministerio han sido los siguientes: Vicerrector en el Seminario Internacional Instituto Misiones Consolata de Bravetta, Roma (1983-1986); Vicario Parroquial y luego párroco en Loyangallani, diócesis de Marsabit, Kenya (1988-1992); Rector del Seminario Internacional Instituto Misiones Consolata en Bogotá, desde 1993 y, simultáneamente, desde junio de 1996 hasta 1998, cumplió el oficio de Vice-Superior Regional del IMC en Colombia. El 7 de diciembre de 1998 el Santo Padre Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Acque Nouve di Numidia y Vicario Apostólico de San Vicente de Puerto Leguízamo, recibió su ordenación episcopal el 11 de febrero de 1999. El 30 de mayo de 2019, al ser elevado el Vicariato Apostólico de San Vicente del Caguán a diócesis, fue nombrado monseñor Múnera como su primer obispo de esta Iglesia particular.