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Iglesia

Jue 18 Jun 2020

“Pido tu ayuda para vivir un episcopado alegre y generoso”: Mons. Gil Betancur

Encomendándose a la protección de la Santísima Virgen María, Reina y Madre de las Misericordias, monseñor Farly Yovany Gil Betancur recibió, este jueves 18 de junio, la ordenación episcopal en un acto litúrgico presidido por monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona. En su mensaje, el nuevo obispo electo para Montelíbano, pidió la ayuda de la Virgen “para vivir un episcopado alegre y generoso (…) Ampárame, guárdame, y favoréceme como a hijo predilecto, porque pongo en tus manos el ministerio episcopal que acabo de recibir y ansío santamente vivir, imitando en su entrega a nuestro Beato el Padre Marianito”. Monseñor Gil hizo una corta reflexión a cada uno de los interrogantes que el Papa emérito Benedicto XVI propone a quienes han sido llamados al servicio episcopal: “¿Desde dónde quieres, Señor, que te ame? ¿Desde dónde quieres, Señor, que te siga? ¿Desde dónde quieres, Señor, que te sirva?” Estas fueron sus respuestas que, sin duda, marcarán su andar pastoral en esta nueva misión encomendada por la Iglesia: - Señor, desde Montelíbano quieres que te ame; te amaré, entregándome al servicio de esa querida Diócesis. - Señor, quieres que te siga en el servicio que nos enseñas desde el Cenáculo como Sumo Sacerdote. Que, como tú, nuevo y definitivo sacerdote, mi existencia sea una ofrenda total. - Señor, que pueda gritar al mundo que Cristo nos puede renovar desde la apertura de nuestros corazones a su misericordia. Te serviré sin reservas, caminando en tu presencia. Luego de agradecer al Papa Francisco el llamamiento al Ministerio Episcopal, renovándole su comunión al sucesor de Pedro, ofreció un saludopor su cercanía, gratitud y amistad generosaal Nuncio Apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor, amonseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona, quien actuó como ordenante, y a los obispos, monseñor Gabriel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, arzobispo emérito de Barranquilla, quienes le acompañaron durante la ceremonia como primeros ordenantes. Así mismo, manifestó su saludo generoso a los obispos y arzobispos del país y en ellos a cada uno de los miembros de la Conferencia Episcopal, donde recientemente finalizó su gestión como secretario adjunto. Igualmente se mostró agradecido con la diócesis de Santa Rosa de Osos donde fue incardinado desde el momento de su ordenación sacerdotal y en ella al clero: “Gracias por permitirme compartir con ustedes estos años de ministerio sacerdotal. Gracias por su amistad y testimonio. Que Cristo Sumo Sacerdote los bendiga a todos en fidelidad”. Al dirigirse a su nueva familia diocesana de Montelíbano, les expresó su cercanía:“Acojo a mis sacerdotes, diáconos y seminaristas. En este día de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, él bendiga sus ministerios. Saludo a todos los hombres y mujeres que peregrinan en la Diócesis de Montelíbano”. También recordó y agradeció el servicio evangelizador que los obispos predecesores han dejado en esta Iglesia particular. Hizo extensivo su saludo a las principales autoridades municipales y civiles de los municipios de Don Matías y Santa Rosa de Osos, agradeciendo su apoyo y el servicio prestado en favor de las comunidades de esta región antioqueña. Finalmente, agradeció a su familia, dirigiendo unas sentidas palabras a sus padres y hermanos, a quienes les dijo: “A mis papás y hermanos, gracias porque este sí que hoy ratifico al Señor, siempre ha tenido su apoyo y oración”. Al dirigirse a todo su núcleo familiar afirmó: “Nuevamente las distancias geográficas nos imposibilitan estar juntos físicamente en estos momentos especiales, pero siempre el amor y la hermandad romperán estas barreras”. Por su parte, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, durante su homilía, hizo una reflexión sobre la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote que hoy la Iglesia católica celebra: “Somos sacerdotes, porque el Señor nos ha llamado a participar de su sacerdocio y ministerio; porque nos confía perpetuar en el tiempo su obra salvadora (…) El obispo está constituido para perpetuar esta obra salvadora de Cristo.”. Recordó a monseñor Farly Yovany las tres tareas que como pastor de la Iglesia ha de seguir en su caminar episcopal y que hoy se proponen en las lecturas de la palabra de Dios: acompañar, orar y santificar al pueblo de Dios. El Obispo acompaña a sus fieles Al recordar como Jesús se entregó por nuestra salvación y cargó con los pecados del pueblo, así mismo, dijo: “el obispo debe llevar sobre sus espaldas el peso y la responsabilidad de la comunidad. Está allí para acompañar y velar por su bien (…) Debe preocuparse, si fuese necesario, hasta dar la vida por sus fieles”. Subrayó que la tarea de un obispo no es la de hacer una "labor social o filantrópica" para ayudar a solucionar carencias o dificultades de la sociedad organizada, se trata de la necesidad de "estar con los fieles para que ellos experimenten, por nuestra entrega generosa, la presencia amorosa de Jesús que levanta.". El Obispo ora por sus fieles Tomando la carta a los Hebreos, que presenta a Jesucristo Sumo Sacerdote como la persona que intercede por todos, así mismo, agregó: “el obispo, imagen del Padre y Ministro de Jesucristo, ora también por sus fieles y ora con ellos (…) Esta fiesta que celebramos hoy nos invita a recordar y llevar a la práctica esta tarea, esencial en el ministerio episcopal”. Exhortó al nuevo obispo a hacer entrega de su vida de forma generosa, disponible y a tener la capacidad de orar ante Dios por todos los fieles, de manera especial por los “más necesitados, por los que sufren, se han alejado y son rechazados por no creer o, según nosotros, porque son pecadores (…)Amamos a los fieles, si oramos por ellos”. El Obispo santifica a su pueblo Afirmó que la Iglesia vive de la Eucaristía, “del misterio de la fe, en que nos alimentamos de Cristo para tener vida eterna”. Por lo que recordó que, en esta tarea de santificar al pueblo de Dios, le corresponde al obispo celebrar los sacramentos y la Eucaristía haciendo presente a Cristo en medio de él. “El obispo, por la santidad en su propia vida, configura la vida de Cristo en la comunidad; santifica a su pueblo”. Por último, exhortó a monseñor Farly Yovany para que en medio de las “dificultades y las pruebas, en medio de los gozos y las fatigas, de los posibles desencantos humanos y de los logros aparentes de nuestro esfuerzo”, confíe siempre en la gracia de Dios: “La confianza en el Señor es prenda de seguridad y garantía en el ejercicio del ministerio episcopal (…) Si Cristo actúa en nosotros y nos depositamos en sus manos, podemos decir: “todo lo puedo en Aquel que me conforta””. Fotos: Cortesía oficina de comunicaciones diócesis de Santa Rosa de Osos

Jue 18 Jun 2020

Iglesia en Inírida clama por el respeto a la vida de líderes sociales

Ante el incremento de asesinatos, atentados y amenazas contra los líderes sociales en toda Colombia y también en el Vicariato Apostólico de Inírida, presidido por monseñor Joselito Carreño Quiñones, el obispo prende las alarmas y hace un llamado al Gobierno y a las organizaciones de Derechos Humanos para que pongan sus ojos sobre estos territorios donde se han presentado tan lamentables crímenes. Exige el respeto por la vida de los líderes sociales, cuya tarea “es luchar y defender los derechos de las comunidades ubicadas en sectores marginados y que históricamente han sido excluidos”, así también, pide por salvaguardar la vida de todos los que se ven constantemente amenazados ante las innumerables violencias presentes en el territorio local y nacional. A través de un mensaje el prelado señala que tan solo en el primer trimestre del año las estadísticas arrojaban 36 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en Colombia, pero aclara que esta cifra puede aumentar a 60 dado que hay muchos casos que no han sido verificados, información soportada según la Organización "Somos Defensores", asesinatos en: Guaviare, Meta y Vaupés. “Hoy, las amenazas se están materializando si tenemos en cuenta que, en 2017 fueron asesinados 20 líderes, en 2018 asesinados 46 y en 2019 asesinados 25 evidenciándose un descenso en esa fecha. Hoy 36 asesinatos de líderes es una cifra verdaderamente alarmante”, afirma. Evidencia como el asesinato selectivo de estos líderes sociales han sido perpetrados por sucesores del paramilitarismo, narcotraficantes, exploradores ilegales de minerales, excombatientes de la FARC y disidentes, los que desplazaron y ocuparon tierras de la población, todo a cuenta de oponerse a los intereses propios de estos grupos y por defender los territorios de las comunidades. Por ello, dice monseñor Carreño Quiñones “hay que sensibilizar al máximo la sociedad, desnaturalizar la violencia y no aceptarla más; porque cuando la sociedad calla, esa sociedad otorga (…) No se puede permitir que esos líderes comunitarios, asociados a la defensa de su territorio, de los derechos humanos y a la participación política de la comunidad en la exigencia de sus derechos, sigan siendo asesinados”. Así también en declaraciones a un medio nacional el prelado hizo un llamado a la sensibilización local y nacional “porque nos hemos ido anestesiando de tal manera de que esta realidad no nos está impactando y no nos estamos haciendo escuchar, especialmente por parte del Gobierno, que tiene la responsabilidad de salvaguardar y proteger la vida de todos los colombianos y no vemos acciones concretas y tangibles”. Finalmente, recuerda cómo la Iglesia viene insistiendo en la necesidad de crear una política pública nacional “para enfrentar esta amenaza, política, que incluya acciones de protección, de respuesta oportuna a las alertas y de presencia eficaz de las instituciones del estado en las comunidades más vulnerables”.

Mié 17 Jun 2020

Hipoteca inversa o Inversa la Hipoteca. A este vestido le falta tela

Por: Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas - Duflo y Banerjee, premios Nobel de economía, en su libro Repensar la pobreza, se plantean preguntas sobre la vida económica de los pobres: ¿Pueden los pobres pedir préstamos, ahorrar y asegurarse frente a los riesgos que afrontan? Considero que desde la realidad que vive el País, la respuesta es taxativa: No, a los pobres las entidades financieras no les gestionan préstamos y menos en tiempos de pandemia. En recientes pronunciamientos, el gobierno ha planteado implementar el negocio, porque es un negocio, no es un acto de solidaridad ni un proyecto de política social, la Hipoteca Inversa, que consiste en un modelo de préstamo hipotecario muy particular, que tiene como posibles clientes a las personas mayores de 65 años que sean propietarios de una vivienda; y según la modalidad escogida, si la hipoteca es de única disposición, el adulto mayor puede recibir la cantidad de dinero acordada por una única vez; pero como es negocio, la oferta se amplía y existe la disposición periódica en la cual se hacen desembolsos por un tiempo determinado o pueden concertar una tercera vía, las disposiciones periódicas vitalicias hasta la muerte de quienes son garantía en la hipoteca. Es una estrategia financiera, no obligatoria, pero para algunos atractiva, fascinante, seductora. De lo bueno no dan bastante, la hipoteca será exigible cuando el constituyente de la misma haya fallecido y de manera acuciosa, la entidad financiera inicia el proceso para liquidar la hipoteca a su favor. Ciertamente, estamos en una economía de mercado en la cual el pobre termina siendo más pobre y sus herederos inician de cero y cada día con menores posibilidades y la propuesta, encarnando la figura del Leviatán del Mediterráneo, arrasa con la historia familiar de generaciones que han adquirido su vivienda con inmensos esfuerzos y sacrificios, esa es la manera estratégica como el modelo económico multiplica pobres y reviste de “grandes oportunidades” negocios que acrisolan la riqueza de unos pocos o más aún, de los mismos de siempre. Es injusticia social que el sistema financiero busque ganancias en tiempos tan sombríos para las mayorías y que el Estado, llamado a salvaguardar la calidad de vida integral de los ciudadanos, asista y promueva negocios que le roban la esperanza a las grandes mayorías de la población. Aquí nos preguntamos, ¿qué sucede con los herederos que habitan la misma casa luego del fallecimiento del propietario? La respuesta es hipotética en cuanto que no ha sido emitido el decreto y la reglamentación del negocio, pero es de inferir, que les corresponde la propiedad de la vivienda y la deuda acumulada con la entidad financiera y en lógica comercial, tienen dos posibilidades, liquidar la deuda acumulada con el banco y sino tienen brazo financiero, -las mayorías no lo tienen porque ni empleo hay-, pueden financiar la deuda con una nueva hipoteca y en consecuencia, nuevos clientes y más ganancia para los de siempre. Aún falta quien diga, vendan la propiedad y con el importe de la venta, saldan la deuda de la hipoteca inversa y sino les alcanza, la entidad financiera instará a vender otras propiedades de la herencia, si existen. Este es el modelo existente en otras latitudes. Inversa la hipoteca de la injusticia social institucionalizada, es el imperativo categórico del pueblo a sus gobernantes, para abrir caminos de promoción humana integral, en la cual, todos puedan acceder a salud, vivienda y educación y no construir un falso bienestar sobre las cenizas de las viviendas de los pobres y necesitados. A este vestido le falta tela!!! Mons. Juan Carlos Ramírez Rojas Ecónomo-Director Financiero Conferencia Episcopal

Mié 17 Jun 2020

“Me hará falta el río grande de La Magdalena por su navegar tranquilo y sus horas de poesía”

Así lo expresa monseñor Camilo Castrellón Pizano, quien recientemente dejó la diócesis de Barrancabermeja, luego que el papa Francisco le aceptara la renuncia al gobierno pastoral de esta Iglesia particular. Se retira para dedicar su tiempo a la oración, al sacramento de la reconciliación, a la actualización en el tema de la psicología, que dejó por su trabajo pastoral y, además, estará acompañando y asesorando parejas en procesos de separación. En diálogo con la oficina de comunicaciones de la Conferencia Episcopal, el obispo saliente cuenta algunos de los momentos pastorales vividos a lo largo de sus 19 años de ministerio episcopal, ejercidos en las diócesis de Tibú y Barrancabermeja. Anunciar la Buena Nueva de Jesús, legado que deja a su sucesor Revela que durante su ministerio tuvo claro que su tarea era la de anunciar la Buena Nueva de Jesús y eso lo ha hecho visible trabajando por los más pobres, vulnerables y últimos de la sociedad, especialmente apoyando procesos de construcción de la paz. Estas acciones, apunta el prelado, se han visto materializadas “gracias al trabajo en equipo, marcado con una presencia activa de los sacerdotes, la vida consagrada, los laicos, con un discernimiento constante de la realidad y una iluminación desde la Palabra de Dios, el Magisterio de la Iglesia y las ciencias sociales. Toda la elaboración del proyecto pastoral diocesano, partió siempre de la base y no del vértice, cuya misión fundamental de éste era apoyar a las parroquias y vicarías”. El plan pastoral, explica, estuvo “centrado en la persona del Señor Jesús y en la reconciliación como camino para la paz”, razón por la que destaca el trabajo hecho con los jóvenes y las familias dejando como resultado la construcción y fortalecimiento de las “comunidades eclesiales de base”, entendidas como grupos de personas donde sus integrantes se conocen, comparten su vida, celebran su fe y se ayudan mutuamente para vivir plenamente su compromiso en la construcción del Reino de Dios. En materia de relaciones con otras instancias, el obispo saliente subraya que, a pesar de las diferencias de pensamiento, la Iglesia siempre ha mantenido buena comunicación, diálogo e independencia con los gobiernos tanto nacional, departamental y local, con las fuerzas militares y de policía, con los medios de comunicación social, con las organizaciones civiles, con los grupos y movimientos de derechos humanos, con los diálogos pastorales con los grupos alzados en armas y con los líderes y lideresas de las comunidades, hecho que ha permitido abrir caminos de reconciliación y paz que favorecen sin lugar a dudas a las comunidades. Caminando de la mano con los más pobres y desprotegidos Frente a las distintas realidades sociales que se perciben en estos territorios, acompañadas por una gran riqueza natural, la calidez de sus gentes, sus comunidades, pero también marcados por la desigualdad, la pobreza, el narcotráfico, los grupos alzados en armas, en fin, una serie de factores que marcan un panorama de mucha complejidad, el obispo emérito de Barrancabermeja destaca que para analizar estos ambientes se partió de un proceso de discernimiento “donde nos preguntábamos cómo estaba trabajando Dios en la situación que se nos presentaba, para ayudarle a llevar adelante su plan de salvación”. Esto, afirma, siempre fue soportado desde una lectura del análisis de la realidad e iluminado por el Evangelio, las ciencias sociales, el Magisterio Pontificio y la Doctrina Social de la Iglesia. “Para la toma de decisiones teníamos un material de apoyo con unos principios fundamentales: la constitución del ser humano que encuentra en Cristo el hombre nuevo y le ofrece su realización más plena, la centralidad de la persona humana como un ser que anda, que peregrina, como un ser viático, sujeto de su propia historia, la persona humana, fundamento y fin del orden social”, añade. Así, pues, resalta que “estos principios se entrelazaban transversalmente con: las opciones de una Iglesia en salida, la cultura del encuentro, la centralidad en los pobres, la reconciliación y la paz”. Habló fuerte denunciando las injusticias Resalta la tarea de sus antecesores quienes siempre fueron claros en denunciar las injusticias y anunciar el Evangelio con miras a la construcción de una nueva sociedad. Por eso, subraya que “tanto en la diócesis de Tibú como en la de Barrancabermeja tuve muy claro que el anuncio y la denuncia eran parte inseparable del ministerio episcopal y en ambas jurisdicciones había una memoria y un trabajo muy fuerte de mis antecesores (…) Especialmente en Tibú, soy consciente que mis denuncias, que fueron muchas y frecuentes, incomodaron al establecimiento y a los grupos al margen de la ley. En tres oportunidades, supe después, que habían tomado la decisión de secuestrarme con fines de una ejecución sumaria”. Recuerda cómo, durante su trabajo pastoral en la diócesis de Tibú, los medios de comunicación privados le fueron esquivos a la hora de realizar denuncias. Éstas – explica-, se tenían que hacer a través de la emisora diocesana o en el púlpito durante las eucaristías; era así como particularmente las víctimas o sus familiares sentían la cercanía y el apoyo de la Iglesia. “Un caso, entre muchos, ilustra lo dicho: en una celebración del Sábado Santo, en la noche, en la Iglesia Catedral, al terminar la Vigilia Pascual, una muchacha muy asustada y escondiéndose de la gente, me dijo que durante la misa un grupo al margen de la ley se había llevado a un joven. Llamé, inmediatamente, al vicario general y salimos para donde sabíamos que conocían el secuestro y exigimos devolver al instante al joven. A los pocos minutos estaba libre. Al día siguiente, hice la denuncia pública”, afirma. También recuerda acontecimientos especiales vividos en la diócesis de Barrancabermeja. Allí la voz del obispo ha sido siempre respetada y es considerado como un líder espiritual, desde tiempos de monseñor Bernardo Arango, pasando por monseñor Juan Francisco Sarasti y, particularmente, por monseñor Jaime Prieto, quienes fueron voz autorizada, libre e iluminadora de la realidad social en estos territorios. Nostalgia de dejar estos territorios Expone que su salida le trae nostalgia, pero también tiene claro que su formación con la comunidad Salesiana le enseñó a ser un ciudadano del mundo y, por lo tanto, siempre estará en actitud de salida y, al mismo tiempo, “con los pies firmes en el presente y convencido que el Señor, en el nuevo lugar de mi estadía, me tiene una misión particular”. “Estoy muy agradecido y voy a extrañar al magnífico equipo de la curia diocesana, conformado por sacerdotes, religiosas y profesionales, hombres y mujeres que me acompañaron durante estos años, con amistad y profesionalismo, lo mismo que a quienes fueron los conductores del carro del obispo, compañeros de largos recorridos y al personal de servicios que trabaja en la casa del obispo por su sencillez, servicio, dedicación y su compromiso; también a los fieles de las parroquias (...)Tuve una relación muy fluida con la academia, con los profesionales y una cercanía especial con las víctimas de la violencia, con quienes fortalecimos lazos de amistad y solidaridad, que necesariamente voy a extrañar (…) También extrañaré al equipo humano del Secretariado Permanente de la Conferencia Episcopal por su cercanía, amabilidad, profesionalismo y capacidad de servicio. Concluye su entrevista, agradeciendo las sólidas amistades que se fueron tejiendo a lo largo de su episcopado, resaltando sobre manera a aquellas personas que le ayudaron en la construcción de una mejor sociedad y que creyeron en él como obispo. Y, así como le “hará falta el río grande de La Magdalena por su navegar tranquilo y sus horas de poesía”, también él dejará un vacío en quienes lo acompañaron en su paso por Barrancabermeja.

Mar 16 Jun 2020

El justo perseguido por causa de su fe es confortado y salvado por Dios

XII del Tiempo Ordinario 21 de junio 2020 Primera lectura: Jr 20, 10-13 Salmo: 69(68), 9-10.14.33-34 (R. 35,10) Segunda lectura: Rm 5,12-15 Evangelio: Mt, 10,26-33 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • El justo perseguido por causa de su fe es confortado y salvado por Dios. • La nueva vida en Cristo nos libera de la muerte eterna, del pecado y de la esclavitud de la ley. • En Cristo debemos tener valentía y fortaleza para vencer los temores y los miedos ante las amenazas que se nos presentan. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Jeremías, como un hombre justo, después de haber manifestado su sufrimiento interior y las dificultades por las que atraviesa su vida y su ministerio, además del rechazo que experimenta, ahora siente amenazas contra su vida, todo por causa de su fe y su fidelidad en la tarea profética: debió levantar su voz contra los pecados y delitos cometidos por parte del pueblo. El profeta se dirige al Señor que lo sostiene y acompaña ante la insidia del enemigo. En la súplica, Jeremías se presenta a Dios como un soldado que es capaz de enfrentar a quienes hacen la guerra al profeta. Por eso se siente seguro, ya que los perseguidores son derrotados y experimentan el fracaso y la deshonra de la cruel persecución, pues sólo Dios conoce lo íntimo del hombre y sondea el corazón del que está en un momento de aflicción, por eso, sabe que es un hombre justo que se fía de su Señor para no caer en manos de los impíos. San Pablo, en su carta a los Romanos, nos recuerda que Cristo es el fundamento de nuestra esperanza y por eso, elabora una antítesis que representa el drama de la humanidad y compara la figura de Adán y Cristo; el primero, causante del ingreso del pecado y la muerte en el mundo; y el segundo, quien otorga el don de la gracia y la vida nueva que regenera al hombre. La carta presenta a Adán en el origen de la humanidad pecadora como figura de oposición del que había de venir, ya que Cristo es el nuevo Adán que redime y renueva la humanidad. Ambas figuras se encuentran dentro del plano de la solidaridad; por uno entró el pecado para todos y por otro, entró la gracia para toda la humanidad. En el Evangelio, se muestra la vulnerabilidad del discípulo que siente miedo ante una amenaza que es más fuerte y frente a la cual se siente débil e indefenso o incluso, incapaz de superar el peligro. Jesús hace alusión al miedo a los que matan el cuerpo o a un temor tan profundo como enfrentarse a hablarle a un público que es adverso al mensaje que se quiere proponer, tal como sucede con quienes rechazan la Buena noticia del Evangelio y se oponen rotundamente a este. El pasaje del Evangelio que se proclama este domingo habla de cuatro miedos: 1) miedo a hablar para proclamar la Palabra de Dios en público, frente al cual Jesús invita a proclamar el mensaje con valentía, ya que la verdad no puede permanecer oculta ni encubierta; 2) el miedo a los que matan o acaban con la vida y la integridad física, frente al cual Jesús invita a la confianza, porque sólo Dios es creador, dueño y Señor de la vida y nadie puede matar el alma; 3) el miedo a los que matan el alma, que es el temor a la muerte eterna o a perder la salvación otorgada por Cristo; y 4) el miedo a no dar testimonio público de Jesús con la entrega del martirio o la defensa pública y la confesión de la fe como en el caso de los mártires y confesores. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Nosotros por el bautismo hemos sido constituidos profetas, para anunciar la Palabra de Dios y denunciar todo lo que se opone al Reino de Dios. Al ejercer con fidelidad la tarea profética estaremos sometidos a la persecución o la adversidad de quienes se sienten incómodos por el mensaje evangélico, o, al igual que Jeremías, sentiremos la asechanza del enemigo que quiere ponernos un traspié para hacernos caer o desanimar en la predicación del evangelio. Pero esto no debe asustarnos, al contario, debemos dirigirnos al Señor, como el profeta lo hizo en su momento, con la confianza de que él conoce nuestro corazón y como un fuerte soldado nos defenderá y nos protegerá si permanecemos fieles a la tarea que nos ha encomendado. En medio de una humanidad descristianizada debemos ejercer valientemente la dimensión profética aún en medio de las contradicciones e incomprensiones de quienes escuchan la Palabra y la rechazan. El bautismo nos ha dado la vida del Espíritu, nos ha regenerado del pecado y nos ha librado de la muerte eterna, ya que la vida nueva de Cristo el nuevo Adán, nos ha sido dada para hacernos nuevas creaturas, de modo que el hombre viejo, el pecado del antiguo Adán, ya no tenga más dominio en nosotros. De aquí que cada día somos invitados a vivir la vida nueva y a dar testimonio de nuestra condición de hijos de Dios. En medio de las circunstancias que vive el mundo actual nosotros, hoy más que nunca, estamos llamados a permanecer en la vida nueva que nos ha dado Cristo para ser pregoneros de su mensaje de salvación. El discípulo, seguidor del Señor, debe tener la plena confianza en aquel que lo llamó, para anunciar su Palabra con valentía, incluso en medio de las amenazas y la adversidad de quienes rechazan el mensaje y se oponen al proyecto salvífico de Dios, por eso, se debe proclamar la buena noticia afrontando los miedos, ya que, en Cristo, tenemos la garantía de que nada ni nadie nos podrá hacer daño. El mismo lo ha prometido en su Palabra: “No tengan miedo”. Esta es una invitación a la fortaleza y la confianza, de que con el Señor estamos seguros y nada ni nadie nos podrán hacer daño si permanecemos en Él. Recordemos las palabras de Teodoro de Mopsuestia: “No temas a la muerte, sino al pecado que te aleja de Dios”. Que nuestro temor no sea por las amenazas externas de los enemigos sino por la división que causa en nosotros el pecado que nos aparta de la comunión con el Señor. Ante los miedos que se le presentan al cristiano, lo más fácil sería esconder el mensaje y quedarse con él, por el pánico a enfrentarse a un público que es adverso y rechaza la novedad que propone el Evangelio, pero Jesús exhorta a sus seguidores para que no tengan miedo de proclamar la verdad, porque aunque sea eclipsada por un momento, al final será descubierta, ya que no puede permanecer oculta, ella es como la luz que termina venciendo a la oscuridad y la disipa; nos conviene recordar las palabras de un antiguo escrito de los padres de la Iglesia: ”Así como no existe lugar en la tierra donde no pueda llegar la luz del sol, así tampoco habrá un lugar donde la verdad del Evangelio no sea conocida” (Comentario anónimo al evangelio de Mateo, siglo III). Así es el mensaje de la Palabra, que no se puede ocultar ni callar por temor al rechazo, al contrario, se debe proclamar desde las azoteas, es decir, de un lugar alto que garantiza la difusión del mensaje para que todos los interlocutores lo puedan escuchar. Al mismo tiempo, es una interpelación que hace Jesús para que sus seguidores sean discípulos en la escucha atenta y la recepción del mensaje y profetas que proclamen con valentía la Buena noticia del Reino sin callar ni esconder nada del Evangelio. En este tiempo que vivimos llenos de miedos por la amenaza del covid19, que se presenta como un peligro letal para nuestras vidas, no debemos dejarnos vencer. Todo lo contrario, debemos cuidar nuestra salud y la de nuestros semejantes sabiendo que el Señor nos acompaña y no nos abandona en los momentos de tribulación. Que esta pandemia que vivimos no nos atemorice ni nos haga claudicar en nuestra tarea profética para ser discípulos y misioneros de la Buena Noticia del Evangelio en medio de un mundo necesitado del amor de Dios. Hoy cuando celebramos el día del padre en Colombia, damos gracias a Dios por todos nuestros padres vivos, por aquellos que en medio de la familia han sido auténticos profetas y maestros en el cuidado y la educación de sus hijos. Oramos por todos ellos y sus necesidades y a quienes ya han fallecido los recordamos con cariño y gratitud orando por su eterno descanso. También oramos por aquellos que no han sabido cumplir con esta bella y noble tarea de ejercer la paternidad responsable, para que comprendan la necesidad de ser cooperadores en la educación y el cuidado de la familia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Suplicamos al Señor que nos ayudes a asumir con valentía nuestra misión de profetas y mensajeros de su Palabra, que nos dé fortaleza frente a las adversidades y amenazas; que nos fortalezca para enfrentar los miedos y seguir pregonando su Palabra en medio de nuestros hermanos. También pedimos que nos ayude a superar la pandemia que ha cambiado nuestro ritmo de vida y nos ha llevado a permanecer cerca de los seres más queridos o de aquellos que comparten con nosotros el día a día. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos a esta celebración eucarística. Sabemos que desde tiempos antiguos el pecado y la muerte han azotado al hombre, y hoy acudimos a Jesús, Palabra y vida, que con su muerte en la cruz y su resurrección nos ha sacado de la oscuridad y nos invita a no tener miedo, a tener fe, porque en él todo lo podemos. Abramos nuestros corazones y participemos con fe en esta celebración que nos permite recordar y vivir profundamente el Sacrificio Santo que se dio por nuestra liberación. Monición a la Liturgia de la Palabra Jesucristo, el nuevo Adán, nos enseñó con su sacrificio pascual que amar a Dios, obedecerle y cumplir sus mandamientos nos lleva a la vida eterna. Las lecturas de hoy nos llevan a reflexionar sobre los caminos que debemos seguir para obtener la gracia de Dios, que nos permite vencer el pecado y la muerte, para resucitar luego en la gloria del Señor. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras oraciones al Padre, que es rico en misericordia, y que está siempre presto a atender las súplicas de quienes lo invocan confiada y filialmente. Digamos con fe: R. Dios de amor escúchanos 1. Por el Papa y la Iglesia, para que el Señor les de la fortaleza necesaria para vencer las dificultades que se le presentan cada día y así puedan seguir guiando a la Iglesia con amor, valentía y sabiduría. 2. Por los gobernantes de las naciones y todos los que están comprometidos con la vida política, para que reconozcan que su gran misión es velar por el bienestar común de los que les han sido confiados. 3. Por los enfermos y sus familias, por los secuestrados, por los que han debido abandonar sus familias en busca de mejores oportunidades, para que encuentren en el Señor la ayuda, el consuelo y la paz que necesitan. 4. Por nosotros, reunidos en torno al altar, para que a la luz del evangelio nos comprometamos, a partir de la familia, a ser casas abiertas al paso de Dios y a atender las necesidades de nuestros hermanos con sensibilidad y caridad cristianas. 5. Por los padres de familia para que reciban el auxilio de Dios y sigan cumpliendo con responsabilidad la misión encomendada en el cuidado de sus familias y por los que ya fallecieron para que reciban el gozo del encuentro con el Padre Celestial. 6. Por todos nosotros para que en medio de la pandemia no nos dejemos vencer por el cansancio o el miedo y seamos valientes en la proclamación del Evangelio. Oración conclusiva Padre bueno, que velas continuamente por nosotros, atiende las plegarias que te presentamos confiadamente. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Mar 16 Jun 2020

El amor de Dios encuentra su máxima expresión en el amor de Cristo

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús 19 de junio 2020 Primera lectura: Dt 7,6-11 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8+10 (R. cf. 17) Segunda lectura: 1Jn 4,7-16 Evangelio: Mt 11,25-30 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • El amor de Dios al pueblo de Israel es un amor gratuito y fiel que espera fidelidad. • El amor de Dios es ágape, amor de donación que se anticipa al amor humano. • El amor de Dios encuentra su máxima expresión en el amor de Cristo, manso y humilde de corazón que, sacrificado en la cruz con el costado traspasado por la lanza, refleja el amor de Dios que atrae a todos hacia sí. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la lectura del libro del Deuteronomio se nos habla del amor que Dios manifiesta al pueblo, un amor que se hace realidad en la elección libre y gratuita de Israel como el pueblo de su propiedad, un pueblo consagrado a Dios, separado de todo lo profano. Esta predilección por Israel no reside en sus capacidades o en su grandeza sino en el amor gratuito y libre de Dios que se dona y se entrega a su pueblo elegido y se mantiene fiel al juramento que había hecho a Abraham y su descendencia. Que el pueblo sea elegido por Dios, no puede considerarse como un mérito propio o fruto de su conquista humana sino por la gracia de Dios que se dona libremente a su pueblo amado. Dios le ha demostrado al pueblo que es parte y propiedad suya, de modo que lo ha rescatado de la esclavitud del enemigo para hacerlo un pueblo libre entre los demás pueblos. Esta demostración del amor de Dios exige del pueblo una respuesta que se destaque entre los demás pueblos, por eso, el pueblo debe responder confiando y adorando en exclusividad a Dios como el único Dios vivo y verdadero. El pueblo debe reconocer que todavía no ha dado la respuesta que Dios espera y ha pecado dando culto a otras divinidades, por eso, no debe olvidar su identidad y recordar todo lo que Dios ha hecho demostrándoles su amor exclusivo y fiel. A pesar de la infidelidad del pueblo, Dios permanece fiel y mantiene la promesa y la palabra dada a los antepasados. En la lectura de la primera carta del apóstol San Juan, se nos recuerda que Dios es amor, con esa afirmación se describe una característica esencial de Dios, pero no se trata de un amor cualquiera, es un amor que se dona y se entrega totalmente, buscando el bien del hombre. La mayor prueba de ese amor de Dios la encontramos en la entrega de su Hijo en la cruz, ya que allí se puede demostrar y palpar lo que es el amor auténtico, un amor que se dona hasta la entrega total sin reservarse nada para sí. Así, podemos conocer a Dios, porque él nos ha amado primero. El amor fraterno es consecuencia del amor que Dios le ha dado al hombre, ya que de la misma manera que hemos sido amados, así también debemos amarnos unos a otros. El hombre no puede decir que ama a Dios sin amar a sus hermanos, pues la forma más concreta de mostrar el amor a Dios es en la vivencia del amor fraterno. En el Evangelio, Jesús se dirige al Padre para manifestarle su cercanía y la intimidad con él mediante la oración que expresa un acto de profunda confianza donde se manifiesta la gratitud del Hijo hacia su Padre, porque se revela a la gente sencilla y humilde de corazón que sabe acoger con docilidad el mensaje de salvación. Esta expresión es al mismo tiempo un rechazo a la incredulidad de los maestros y expertos de la ley, que, por ser demasiado apegados a la letra, no han querido aceptar la novedad que Jesús les quiere comunicar en la ley nueva del amor. Esta revelación de Jesús como el Hijo amado la ha hecho el Padre y, mediante la voz salida de la nube en el momento del bautismo y en la transfiguración nos ha pedido que lo escuchemos y que acojamos su Palabra, ahora es el Hijo que se manifiesta como enviado del Padre y solamente lo reconocen los pequeños y sencillos que están dispuestos mediante la humildad y la mansedumbre a aceptar su yugo suave y su carga ligera que no es como la carga pesada y onerosa que imponían los fariseos mediante los preceptos de la ley, sino que es el yugo suave del amor. Y ese amor de Jesús está simbolizado hoy en su corazón traspasado por la lanza, un corazón que ama y no pide otra cosa, más que amor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En esta solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús venimos a adorar este misterio de Nuestro Señor Jesucristo representado en su Divino Corazón, que es una manifestación del amor de Dios a la humanidad, un amor que se entrega totalmente buscando el bien de los seres que ama. Es un amor que lleva a Dios a elegir y a congregar a su pueblo santo, que en el pasado fue Israel y ahora, en esta etapa de la historia, es la Iglesia congregada por el Espíritu. De ella formamos parte todos los bautizados que fuimos rescatados a precio de la sangre de Jesucristo en la cruz y simbolizada en el amor del Corazón de Jesús, ese Corazón que tanto ha amado a los hombres y no ha recibido sino desprecios e ingratitudes, tal como lo expresó el mismo Jesús a Santa Margarita de Alacoque. Nosotros, como pueblo santo y elegido de Dios, debemos corresponder a ese amor de Dios, reparando de modo especial por tantas ofensas que causamos al Amor Divino, cuando no sabemos retribuirle y lo despreciamos con nuestro pecado. El amor de Dios que se entrega pide que también nosotros nos entreguemos de la misma manera amando a nuestros hermanos como él mismo nos ha amado. En estas circunstancias especiales que vivimos de confinamiento, no debemos olvidarnos de manifestar nuestro amor a los más cercanos, a los de casa, pero también a los que sufren y viven en situaciones difíciles por causa de la pandemia. El amor que nosotros debemos dar como respuesta al amor de Dios, debe ser un amor ágape, es decir, sin reservas que nos lleve a buscar el bien de todos. Cabe recordar las palabras de Santa Teresa de Calcuta: “debemos amar sin reservas hasta que duela”, es decir, hasta la entrega total a ejemplo del amor de Dios que se entregó completamente en su Hijo que nos dio la máxima prueba de amor en la entrega de la cruz. El amor de Dios es un yugo suave que nos une a Cristo, por eso, nos pide humildad y mansedumbre para entender la necesidad de donarnos y entregarnos por amor a nuestros hermanos. Ese es el auténtico amor que hace libres y da alegría y sentido a la vida del hombre. En esta solemnidad del Sagrado Corazón, podemos recordar una comparación con la actividad biológica del corazón: en el corazón de Cristo también se dan los mismos movimientos del corazón humano para amar y dejarse amar, esto es sístole, para congregar y recoger, ya que Cristo con su amor nos congrega como su pueblo y nos atrae hacia él para que experimentemos su cercanía y su amor que nos acompaña y nos nutre de modo especial en la Eucaristía; y diástole, porque nos impulsa y nos envía, ya que, del mismo modo que él nos ha amado, también nosotros somos discípulos y misioneros de su amor a la humanidad a través de obras concretas de misericordia con nuestros hermanos. En esta solemnidad del Sagrado Corazón vivamos con alegría la invitación que nos hace Teodoro de Mopsuestia “Mi yugo es suave porque ofrece a todos el perdón de Dios, y mi carga es ligera porque no impone una multitud de leyes, sino que otorga decisiones libres y voluntarias amando como Dios y dejándose atraer y amar por él (Cf. TEODORO DE MOPSUESTIA. Fragmentos sobre el Evangelio de Mateo, 67). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy pedimos al Señor por la humanidad entera y por nuestra patria Colombia consagrada al Divino Corazón. Que Dios nos conceda caminar como Iglesia peregrina en una única barca, la de Pedro, para amarnos unos a otros como él nos ha amado, que nos dé un corazón manso y humilde como el suyo para ser artesanos de la paz y la reconciliación, que nos otorgue un corazón generoso y entregado para no olvidarnos de los hermanos que sufren en medio de la pandemia que azota a la humanidad. También suplicamos por los sacerdotes para que sigan anunciando la Palabra y llevando el bálsamo del consuelo y el perdón en el sacramento de la reconciliación, y nutran al pueblo con el sacramento de la Eucaristía; pedimos para ellos fortaleza en medio de la adversidad para seguir siendo instrumentos de la misericordia en medio de la humanidad. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, agradezcamos que nos haya acogido y congregado en su corazón para ser su pueblo santo. Hoy el Señor nos llama a perseverar en la fe, a guiar el paso de los pueblos por senderos paz, especialmente en nuestro país, donde la paz se ve perturbada por tantos hechos de violencia y muerte. Hoy podemos renovar nuestra plena confianza en el inmenso amor que Dios nos ha manifestado en Cristo: un amor que es inigualable e inagotable. Jesús nos amó hasta el extremo y nos sigue amando a pesar de nuestras debilidades. Nos toca corresponder a ese amor con una entrega también amorosa y sin condiciones. Participemos con fe y alegría en esta Eucaristía, misterio del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy nos proponen un itinerario por la historia de la salvación, toda ella signada por el amor infinito y fiel de Dios hacia la humanidad y plenificada en el misterio pascual del Hijo, Cristo. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras oraciones al Padre, que es rico en misericordia, y que nos ha mostrado su amor a través del corazón de su Hijo. Digamos confiadamente: R. Padre que nos amas, escúchanos 1. Por el Papa, la Iglesia y sus Obispos, para que el Señor los acompañe y le guíe en la difícil tarea de pastorear a los pueblos con amor y sabiduría. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que comprendan bien su misión y dediquen todo su esfuerzo a lograr el bienestar y la prosperidad de todas las personas, especialmente los más necesitados. 3. Por nuestro país, para que el Corazón de Cristo, guíe sus pasos por el camino de la paz, el bienestar y la prosperidad de todos sus habitantes. 4. Por los enfermos de cuerpo y alma, para que, en el Corazón de Jesús, encuentren el consuelo y la sanación que sólo Dios sabe dar. 5. Por nosotros aquí reunidos en esta celebración, para que sepamos ser instrumentos en manos de Dios y llevemos con alegría y esperanza su mensaje de amor y reconciliación a nuestras comunidades. Oración Conclusiva Padre compasivo y bondadoso, acoge benigno nuestras súplicas que confiadamente te presentamos, por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén

Mar 16 Jun 2020

El riesgo no dicho del distanciamiento social

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Que no se interprete el título de esta reflexión como una oposición o desconocimiento de la importancia y necesidad de esta norma para la prevención del Covid-19. Todo lo contrario. Reitero la urgencia del cuidado personal y colectivo para que “la velocidad del contagio del coronavirus” disminuya y cada individuo ni contagie ni sea contagiado. Uno de los riesgos es que con el pasar del tiempo lo que dicen las palabras “distanciamiento social” se haga más radical y nos deshumanice. Durante la cuarentena adquirió especial auge el uso de la tecnología con las redes sociales y la virtualidad, como forma de comunicarnos y de establecer una nueva forma de relaciones humanas. Numerosas son las plataformas a través de las cuales se hacen reuniones, se dan clases, se hacen negocios, y hasta se reza. El Papa Francisco llamó la atención sobre el peligro de “acostumbrarnos” a esta nueva forma de encuentro. Por otra parte, los profesionales de la sicología y la sociología describen el miedo con el cual las personas se relacionan con los otros. Lo llaman “síndrome de la cabaña”. De amigos, colaboradores, clientes, se pasa a ver en el otro un presunto contagiado, un peligro de enfermedad, etc. Es una reacción aparentemente normal, por el incremento de noticias e informaciones de todo tipo: Que el Coronavirus o Covid-19 tiene origen animal, que fue producido en un laboratorio y que por error se difundió, que son las antenas de la nueva tecnología 5G el que lo produce, que es una estrategia para consolidar el nuevo orden mundial, que es una forma de depurar la población, haciendo que mueran los ancianos y los que tienen morbilidades o enfermedades graves, que es un desarrollo o mutación de otros virus como el ébola, el chikungunya o el VIH, que es un castigo de Dios, que es la venganza de la naturaleza por el daño que el ser humano le ha hecho, que está en todas partes, que la vacuna está muy cerca, y un largo etc. que lo único que genera es temores, soledades e incertidumbres. ¿Y quién tiene razón? Si la expresión “distanciamiento social” se normaliza como estilo de vida, se corre el peligro de dejar de ver en el otro al hermano, al conciudadano, a la persona con la que igualmente estamos llamados a hacer parte de la casa común. Wilhelm von Humboldt dice que “en el fondo, son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida”. Y es cierto. Por eso la mejor expresión, que recoge el mismo objetivo del cuidado de contagio, podría ser “distanciamiento preventivo”. La expresión distanciamiento social, literalmente hablando, lleva de manera inconsciente a la separación, al egoísmo, a la ruptura con el otro, al ver al otro como lejano y no como prójimo (próximo). La “nueva normalidad” de la vida, orientada a la “reinvención” en todos los campos ha de tener en cuenta, como dice Stephen Covey, que “la tecnología reinventará los negocios, pero las relaciones humanas seguirán siendo la clave”. Eso no se puede perder. Es también importante tener en cuenta lo que el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate del 2009 afirmó: “la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos” (n.19). Es un llamado de atención siempre actual. Jesús hizo de su cercanía, de su proximidad a todos, una fuente de salvación, de curación. Él tocaba a los leprosos, untaba los ojos de los ciegos con saliva para devolverles la vista, tomaba de la mano a los enfermos y paralíticos, levantó a los que decían que estaban muertos. Y al dejarse tocar curaba a quienes tenían esta oportunidad. La cercanía con prevención, hace que el otro se sienta persona, importante, valorado, y no que se sienta como un enemigo o un intruso. Es mejor apropiarnos del término “distanciamiento preventivo” como una forma de evitar el contagio, pero a la vez de cuidar al otro. No me distancio del otro por miedo, sino por amor y respeto. Porque no quiero hacerle un posible daño, me distancio del otro. Pero ese distanciamiento es físico, no espiritual. Será temporal no definitivo, porque, confiando en Dios, los abrazos, los besos, los aplausos, los cantos, los bailes, el compartir fraterno en el deporte y en la oración comunitaria volverán a ser la rutina de la verdadera normalidad. El ser humano está llamado naturalmente al encuentro, a las relaciones que consolidan el afecto, la solidaridad y el amor. Por eso, al menos por ahora, practiquemos con responsabilidad el distanciamiento preventivo. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Lun 15 Jun 2020

En camino a la reapertura de los templos

El pasado domingo 14 de junio, el Ministerio del Interior expidió el Decreto 847 por el cual se modifica el Decreto 749 del 28 de mayo de 2020. A manera de síntesis, en esta nueva reglamentación se pueden observar los siguientes puntos: Establece la vía jurídica para la promulgación del acto administrativo que permita el desarrollo del pilotaje de reapertura de templos en Salamina (Caldas) y Aguazul (Casanare), que se pondrá en marcha esta semana. Habilita a los alcaldes de los municipios NO COVID-19 del país para que tramiten ante el mismo Ministerio del Interior la autorización para la reapertura de los templos y centros de culto. En todo caso, por cuanto concierne a la vida y misión de la Iglesia Católica, se tendrán como base los lineamientos de bioseguridad que ya fueron aprobados por el Ministerio de Salud y Protección Social, con los ajustes que resulten del pilotaje. En cuanto a la lista de los municipios NO COVID-19, ésta se actualiza diariamente y se puede consultar en el siguiente link: https://d2jsqrio60m94k.cloudfront.net, bajo el título: “Municipios con y sin casos confirmados de COVID-19” El episcopado colombiano ha venido disponiendo cuanto es necesario para que la reapertura de los templos católicos en el país responda adecuadamente tanto a la vivencia de la fe en las celebraciones litúrgicas con la participación física de los fieles, como a los cuidados que se deben guardar para proteger la salud y la vida de los mismos fieles y de la comunidad en general. En diálogo con monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), pudimos conocer más detalles de los pasos que se vienen avanzando, junto con el Gobierno Nacional, en la gestión conjunta de reabrir los templos para celebraciones presenciales de los fieles, siguiendo los debidos protocolos de bioseguridad y contando con la disposición colaborativa de las autoridades locales, así como con la de obispos, sacerdotes y comunidad de creyentes. Periodista CEC: ¿Qué falta para que la prueba piloto se ponga en marcha? Mons. Álvarez: Falta un acto administrativo del Ministerio del Interior, según lo permite ahora el Decreto 847. Confiamos que este acto administrativo se expida esta misma semana, para dar vía libre a la experiencia piloto en Salamina y en Aguazul. Periodista CEC: Una vez inicie la prueba piloto en las dos poblaciones escogidas, ¿cuánto tiempo durará ésta? Mons. Álvarez: Nosotros hemos pedido al Ministerio del Interior que fije un plazo de término para la prueba piloto. Todavía no se ha dado una respuesta exacta a esta solicitud. Periodista CEC: Según el Decreto 847, son los alcaldes de los municipios NO COVID-19 quienes van a tramitar ante el Ministerio del Interior la reapertura de los templos en sus territorios. ¿Cómo será esa reapertura? ¿Se abrirán a la vez todos los templos de cada población NO COVID-19 o, si es un proceso escalonado, qué se tendrá en cuenta? Mons. Álvarez: Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay un proceso para esto. Los alcaldes deben tramitar la autorización ante el Ministerio del Interior, certificando en primer lugar que su municipio es no COVID. El Ministerio le dará curso a esas solicitudes. La autorización se pedirá para las diversas confesiones de fe que haya en cada municipio. Los protocolos que se acreditarán, en el caso de la Iglesia católica, son fundamentalmente los que ya ha aprobado el Ministerio de Salud para el pilotaje, a los cuales, sin duda, se le harán ajustes según el resultado de la experiencia. Periodista CEC: ¿Qué le corresponderá al párroco adelantar ante la alcaldía municipal? Mons. Álvarez: Se pide a los párrocos que estén en permanente contacto con las autoridades locales y con las secretarías de salud, en lo que se refiere al manejo general de la pandemia y a todas las medidas que se vayan tomando, también para este punto concreto de la reapertura de templos, siempre siguiendo las orientaciones y directrices de los obispos u ordinarios diocesanos. Se aclara, que los sacerdotes no tienen que acreditar un protocolo distinto del que ya ha sido revisado por el Ministerio de Salud. Desde la Conferencia Episcopal informaremos oportunamente de eventuales ajustes a los protocolos, que resulten de la evaluación de la prueba piloto. Periodista CEC: Teniendo en cuenta que los lineamientos de bioseguridad presentados por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) al Gobierno Nacional, ya fueron aprobados por el Ministerio de Salud y Protección Social, recordemos de manera general en qué consiste la propuesta de la Iglesia católica en cuanto a estos protocolos. Mons. Álvarez: Reitero que el Ministerio de Salud ha aprobado los protocolos para la reapertura de templos en Salamina y en Aguazul. Estos lineamientos son fundamentalmente los que se aplicarán para la reapertura de los demás templos, una vez se surta la experiencia piloto. Ya hemos hecho del conocimiento de todos los obispos del país estos lineamientos para que se vayan preparando, en espera de la autorización necesaria. Periodista CEC: Muy importante su aclaración. Ahora sí, en líneas generales, coméntenos en qué consisten los protocolos presentados por la CEC al Gobierno Nacional para la reapertura de nuestros templos católicos. Mons. Álvarez: Hay, sobre todo, unas medidas muy importantes para el ingreso, el control de aforo, el distanciamiento social, la desinfección para estar en los templos; aparecen también unas medidas para tener en cuenta durante las celebraciones litúrgicas con el fin de cuidar la participación devota y digna de los fieles; también contemplamos unas medidas para el momento de salida de las iglesias. Periodista CEC: Ante esta situación de reapertura de nuestros templos, ¿cuál es el mensaje de la CEC para los sacerdotes y los fieles católicos? Mons. Álvarez: Hemos venido viviendo una situación distinta y nueva, como lo ha repetido el Papa Francisco. Esperamos que, paulatinamente, los fieles puedan regresar a los templos para celebrar nuestra fe cristiana. Y hay que hacerlo con pleno sentido de lo que significa en nuestra vida la celebración de la liturgia y la vida de la comunidad ¿Qué quiero decir con esto? Que la vuelta a los templos debe convertirse para nosotros en un renovar y fortalecer nuestra relación con Dios y con los hermanos, y para asegurar en nuestras comunidades una profunda espiritualidad litúrgica. No se trata simplemente de abrir los templos y cumplir unos protocolos. Es necesario cumplir todas las medidas de bioseguridad, por el bien de todos, pero no podemos caer en el riesgo de “celebrar sin espíritu”. Quiero enviar un mensaje muy especial a los sacerdotes para que tengan muy presente que ahora deben preparar mejor las celebraciones. Lógicamente se trata de preparar bien las medidas para evitar la propagación del virus, pero no nos olvidemos de la preparación espiritual, interior, de las disposiciones que pide la liturgia misma, de lo necesario para que sacerdotes y fieles, celebren de verdad el misterio de la fe cristiana y puedan recibir la gracia propia de los sacremntos.