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Liturgia

Mié 21 Sep 2022

Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado

VIGÉSIMOSEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 25 de 2022 Primera Lectura: Am 6, 1a.4-7 Salmo: Sal 146(145), 6c-7.8-9a. 9bc-10 Segunda Lectura: 1Tm 6, 11-16 Evangelio: Lc 16, 19-31 I. Orientaciones para la Predicación 1. Introducción: El domingo XXVI del tiempo durante el año y celebrado en el marco del camino sinodal, invita a abrir los ojos y prestar atención a la realidad que nos circunda para poder vivir en todo momento guiados por la fe, dando sentido a nuestras acciones en la justicia y el amor: • No se puede vivir pensando sólo en sí mismo. • Es necesario combatir el combate de la fe en todo momento. • La caridad y la justicia nacen de la escucha de la Palabra de Dios. 2. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Amós, testigo de las injusticias del siglo VIII A.C., levanta su voz en este domingo para hacer resonar un llamado frente a las costumbres religiosas de la aristocracia de esa época que sólo han buscado su propia seguridad. La religión verdadera no puede quedarse en ritualidad y debe trascender al terreno de la justicia, abandonando el pensamiento egoísta que sólo conduce al engrandecimiento del “yo” y no a la relación con Dios a través de la justicia vivida en la comunidad. El salmo 146(145) canta las gestas maravillosas de Dios con su pueblo, pero, sobre todo, enaltece la justicia divina que siempre toma partido por el débil y desvalido y reina desde la justicia del amor. La segunda lectura en el texto de 1Timoteo se vuelve una exhortación para ser un cristiano verdadero, maestro auténtico no sólo en la doctrina sino en la búsqueda de la justicia y de las virtudes de la auténtica piedad, de tal manera que sin justicia, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre, no se puede ser hombre de Dios. El Texto de Lucas, con la conocida imagen del rico y de Lázaro traza un camino de vida cristiana. El Evangelista Lucas pretende mostrar una manera concreta de actuar a quien se pone en el camino de la misericordia como seguidor de Jesús (16,1-17,10). El texto de Lc 16,19-31 presenta una continuidad con el tema de los bienes a través de una parábola de dos personajes: Lázaro y el rico. El interés del evangelista no es hablar de lo que ocurre después de la muerte sino de dar una enseñanza sobre el manejo de los bienes en la vida presente. Lázaro significa Dios ayuda o Dios ha ayudado, mientras que el rico no tiene nombre. Estar en el seno de Abrahán significaba estar a la derecha del patriarca en el banquete para hablar con él. El rico está lejos del banquete y muestra haber construido su vida en la abundancia que no mira al pobre ni se interesa por él. La imagen del lugar de la muerte (Sheol) refleja el momento en el que Israel cree en un lugar donde van malos y buenos pero separados. Enseñanza fundamental de la parábola es que la Palabra (Moisés y los profetas) tiene poder para cambiar la vida, basta escuchar y abrirse a la acción de Dios. 3. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El camino sinodal exige una comunidad que pueda ser sal, luz y fermento para la masa (la sociedad) y que pueda ser Palabra siempre abierta para todos en el ejercicio de la caridad y la justicia. El Papa Francisco insistía en 2019 a los miembros de Caritas Internationalis: “La caridad no es una idea o un sentimiento de piedad, sino un encuentro vivencial con Cristo”; por tanto, la relación con el otro debe estar mediada por la fe de quien entra en el camino del otro para ayudar, para hacer presencia. En el hoy de la Iglesia colombiana debe resonar el llamado del Señor para no apoltronarnos en nuestras seguridades y salir a lo que el Papa Francisco ha indicado como las periferias existenciales. 4. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy, el prefacio de la Plegaria Diversas Circunstancias 1 (La Iglesia en camino hacia la unidad), nos hace resonar en el corazón lo que tiene que ser contemplar a Cristo en nuestra asamblea: has reunido por medio del Evangelio de tu Hijo a hombres de todo pueblo, lengua y nación, en una única Iglesia, y por ella, vivificada por la fuerza de tu Espíritu, no dejas de congregar a todos los hombres en la unidad. Ella manifiesta la alianza de tu amor, ofrece incesantemente la gozosa esperanza del reino, y resplandece como signo de tu fidelidad que nos prometiste para siempre en Jesucristo, Señor nuestro. Una manera concreta de contemplar es dejar que resuene en la asamblea una frase: “Si no escuchan no se convertirán ni aunque resucite un muerto”. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Comienza la Semana Bíblica. • Día mundial del Turismo. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Reunidos para celebrar este domingo la Eucaristía, nos convoca el Señor para abrir el oído y construir lazos de fraternidad en la caridad y la misericordia. Hacer camino juntos implica reconocer al otro, al que es diferente y se vuelve compañero en el viaje de la existencia. Celebremos juntos el amor de Dios, que compromete nuestra existencia y nos lleva a sentirnos amados para transmitir este amor a los demás. Monición a la Liturgia de la Palabra Es necesario escuchar para experimentar la conversión nos dice hoy la Palabra de Dios, por eso abramos el oído y estemos atentos al maravilloso anuncio que se nos hace hoy y descubramos que la única manera de vivir la justicia es poniendo en práctica la ley del amor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Dios que mantiene su fidelidad perpetuamente y hace justicia a los oprimidos, presentemos nuestra oración confiada. R/. Dios de amor, escúchanos. 1. Acompaña, Señor, el camino pastoral de la Iglesia para que pastores y fieles siempre estemos dispuestos a desacomodarnos y salir de nuestras seguridades para ir al encuentro del otro, en quien vemos el rostro de Cristo. Roguemos al Señor. 2. Fortalece, Señor, la misión de nuestros gobernantes, especialmente del presidente de los parlamentarios, para que puedan promover siempre leyes justas y basadas en el bien común para que nuestro país crezca siempre en equidad, justicia y caridad. Roguemos al Señor. 3. Mira, Señor, el sufrimiento de tantos hermanos que no tienen techo ni hogar, de tantos que deambulan por las calles y pasan hambre, haz que nuestra caridad con ellos sea viva y eficaz. Roguemos al Señor. 4. Acompaña, Señor, a los migrantes, a los peregrinos y a los turistas en sus travesías y haz que juntos construyamos sendas de paz y justicia. Roguemos al Señor. 5. Ilumina, Señor, el caminar de nuestra comunidad cristiana, para que podamos estar enraizados en la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Roguemos al Señor. Presidente: Tú que sustentas al huérfano y a la viuda y reinas eternamente, escucha nuestra plagaría confiada. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Sáb 17 Sep 2022

Voz del Pastor | 18 de septiembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 16,1-13

Mié 14 Sep 2022

No pueden servir a Dios y al dinero

VIGÉSIMOQUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 18 de 2022 Primera Lectura: Am 8, 4-7 Salmo: Sal 113(112), 1-2.4-6.7-8 (R. 9, 19a) Segunda Lectura: 1Tm 2, 1-8 Evangelio: Lc 16, 1-13 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Dios altísimo que se abaja para mirar su creación, para levantar lo que está por el suelo, nos ejemplifica para fomentar el bien de todos desinteresadamente, especialmente de los necesitados. En la liturgia de este domingo, la Iglesia acoge el mensaje del Señor, que manifiesta su benevolencia hacia los pobres y rechaza la instrumentalización de estos, ello no implica de ninguna forma el desprecio de quienes han sido constituidos en autoridad, porque Él quiere que todos los hombres se salven. El Directorio Homilético, respecto del mensaje de los textos sagrados correspondientes a este día, propone algunas líneas de meditación, por ejemplo: el llamado al «amor a los pobres», la insistencia en que «nadie puede servir a dos señores [Dios y el dinero]» y la importancia de «orar en favor del otro, no por los propios intereses» (cf, Directorio Homilético, Apéndice I, ciclo C, Vigésimo quinto domingo del Tiempo Ordinario). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La lectura de la profecía de Amós (Am 8,4-7) está inserida en el contexto propio de algunos capítulos que transmiten las consecuencias negativas que sobrevendrían al pueblo de Samaria por sus conductas corruptas, si bien siempre con la apertura al anuncio de la restauración que vendrá por el Mesías. Con esta claridad, el Señor advierte, por medio del profeta, que no olvidará jamás la instrumentalización de los necesitados, concretamente en el rechazo de los pobres y en la eliminación de los humildes de la nación (v. 4), en el robo de estos por medio del precio de usura, de la medida fraudulenta de su alimento básico, el grano (v. 5), y del usarlos aprovechando su situación de indigencia (v. 6). El contenido del salmo de respuesta (Sal 112,1-2. 4-6. 7-8) continúa la defensa del pobre en medio del llamado a la alabanza divina por la compasión del Señor (vv. 1-2), que se abaja desde su posición “altísima” para mirar su creación (vv. 4-6); esa concepción tiene una repercusión en el ámbito social, a saber, el rescate de la fama del pobre ante la situación de los más favorecidos, los príncipes de su pueblo (vv. 7-8). La segunda lectura, tomada del capítulo segundo de la Primera carta a Timoteo, propone «que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven»; sin embargo, es cierto que algún contenido del pasaje puede estar ligado, en el contexto litúrgico, a los pasajes anteriores, como el llamado a la unidad en la oración para superar las iras y las divisiones (v. 8) con la mediación de Cristo, que vino a la humanidad para la salvación de todos, evitando el desprecio de los favorecidos, los reyes y de aquellos que han sido constituidos en autoridad, en eminencia (v. 2). El pasaje evangélico de Lucas (Lc 16,1-13) tiene como enseñanza principal, e intencionalmente en afinidad con la primera lectura y el salmo que la sigue, una sentencia del Señor: «no pueden servir a Dios y al dinero» (v. 13). La fidelidad en el uso de las cosas de este mundo, es ampliada por mucho con la fidelidad al Señor, para ello se propone el ejemplo negativo del administrador o mayordomo de los bienes de un hombre rico que, habiendo conocido la noticia de su despido a causa del despilfarro de los haberes del patrón, se dedica a ganarse injustamente el aprecio de los deudores de su amo rebajándoles la deuda (vv. 1-7). Si bien lo anterior es reprochable, porque es una muestra de astucia inmoral («mayordomo malo», v. 8), esta sagacidad debería ser implementada, en cambio, para buscar la fidelidad al Señor (cf. vv. 10-13). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Sagrada Escritura, como sabemos, no da una calificación inmoral al dinero en sí mismo, como tampoco al salario devengado como fruto del trabajo o a las riquezas, que pueden crecer a lo largo de la vida, en cambio rechaza, desde el Antiguo Testamento, el dar el corazón a los bienes, el uso de los mismos para obras de injusticia y el ser faltos de compasión con los más necesitados, por mencionar un poco. Justamente en el día del Señor, memoria de la Resurrección, pensemos como el dinero, en este mundo, puede pretender quitarle el señorío a Dios. El día de la Resurrección de Jesucristo, «los guardias, los soldados, que estaban en el sepulcro para no dejar que vinieran los discípulos y llevarse el cuerpo, le han visto: le han visto vivo y resucitado. Los enemigos le han visto, y después han fingido que no le habían visto. ¿Por qué? Porque fueron pagados. Aquí está el verdadero misterio de lo que Jesús dijo una vez: “Hay dos señores en el mundo, dos, no más: dos. Dios y el dinero. Quien sirve al dinero está contra Dios”. Y aquí está el dinero que hizo cambiar la realidad. Habían visto la maravilla de la resurrección, pero fueron pagados para callar» (FRANCISCO, Audiencia general 31 de marzo de 2021). En el salmo, el orante, eleva a Dios su alabanza porque se fija en la humillación de los marginados para enaltecerlos ante los poderosos del mundo; esto es cuánto ha hecho con su Hijo Jesucristo, con María su Madre y con la multitud de los fieles. Esta actitud divina del abajamiento a la miseria humana, para levantar al necesitado, es una motivación a la caridad efectiva también en el ámbito de la celebración, en la que se comparte la mesa común de la Palabra y de la Eucaristía. El cristiano tiene ante sí, en esta celebración, la evidencia de la injusticia e inequidad existentes en el mundo, la urgencia de la caridad y el rechazo al odio de clases, que es promovido por algunos sectores de la sociedad. De hecho, la instrucción de la Iglesia para la propuesta de las intenciones que debiera contener la oración de los fieles, incluye la oración por los que gobiernan y por la salvación de todos los hombres, por la humanidad (cf. Sacrosanctum Concilium, 53; IGMR 70). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Esta oración nos puede ayudar a interiorizar lo propuesto por la selección de textos presentados en la liturgia de la Palabra y a suplicar lo que necesitamos para vivir con mayor compromiso la misión: «Oh Padre, que nos llamas a amarte y servirte como único Señor, ten piedad de nuestra condición humana; sálvanos de la codicia de las riquezas y concédenos que, levantando al cielo manos libres y puras, te demos gloria con toda nuestra vida». El señorío único de Dios, pensemos, implica amar y respetar su voluntad respecto de los más necesitados y acatar su advertencia sobre el riesgo de permitir al apego al dinero avanzar sobre el “espacio” que corresponde únicamente a él, el de la adoración. Para contemplar nos pueden servir las imágenes que tenemos por proximidad con la celebración del domingo anterior, del Dios que rescata lo perdido («levanta de la basura al pobre») incluso cuando “tiene más”, porque cada uno es importante para Él: recordemos el gozo que experimenta quien recupera una oveja perdida, aun teniendo cien; el gozo de la mujer que encuentra una moneda (dracma) perdida, aun teniendo diez; y el gozo del padre que recupera a su hijo perdido, aun teniendo otro, porque aquel había partido de la casa paterna y de su tierra a dilapidar la herencia reclamada al padre y esto es perdición. El Señor no está de acuerdo con divisiones e iras entre los que conformamos la humanidad, en cambio nos impulsa a la fraternidad solidaria. La promoción de los marginados y el rechazo a la injusticia, siempre en el amor a cada miembro de la familia humana, es un reflejo del encuentro con Jesucristo en nuestra vida. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Día del Migrante II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hemos sido congregados por el Señor, para vivir este encuentro de unidad por excelencia, para tomar parte en la mesa común de los hermanos, para comulgar con el santo alimento de la Palabra y de la Eucaristía; esto nos impulsa a abandonar toda actitud que encubra la desigualdad y la injusticia, a buscar la hermandad en medio de la tentación propuesta por la división. ¡Únicamente en Dios está la salvación para todos! Monición a la Liturgia de la Palabra En la santa Palabra, que ahora será proclamada, Dios manifiesta su voluntad, aquella que nos orienta; acojámosla, pues es verdadera riqueza que nos impulsa a dar gloria al Señor con nuestras vidas, en obras de justicia y caridad. ¡Atentos! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Amados hermanos y hermanas, elevemos súplicas y oraciones a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y pidamos, por la mediación única de su amado Hijo Jesucristo, que nos asista con su Espíritu para pedir como conviene. R. Señor, socorre a tu pueblo. 1. Por la santa Iglesia, para que venciendo cualquier tentación mundana se dedique a la edificación de tu Reino en las obras del amor y la justicia. Oremos. 2. Por los gobernantes y cuantos han sido constituidos en autoridad, para que sean genuinos administradores del bien común en sus diversas formas y luchen contra la marginación de los menos favorecidos Oremos. 3. Por los que sufren aflicción a causa de enfermedades o pruebas, para que reciban tu consuelo y valentía, respaldados por nuestra cercanía y misericordia. Oremos. 4. Por nuestra comunidad parroquial, para que se nos conceda el llevar adelante la vida sin descuidar las necesidades del prójimo en servicio humilde a sus necesidades. Oremos. 5. Por los migrantes, refugiados y personas desplazadas, para que puedan encontrar comunidades seguras y amorosas, así como la oportunidad de salir adelante. Oremos. Oración conclusiva Dios omnipotente y eterno, Tú que eres el único Señor y quieres ser amado, sobre todo, escucha las oraciones de tu pueblo para que cumplamos plenamente tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 2 Sep 2022

Voz del Pastor | 04 de septiembre de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 14,25-33

Jue 1 Sep 2022

Aquel que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

VIGÉSIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 4 de 2022 Primera Lectura: Sb 9, 13-18 Salmo: Sal 90(89), 3-4.5-6.12-13. 14 y 17 (R. cf. 12b) Segunda Lectura: Flm 9b-10.12-17 Evangelio: Lc 14, 25-33 I. Orientaciones para la Predicación Introducción: La liturgia de la Palabra en este Domingo nos invita a descubrir la verdadera sabiduría, que permite descubrir la voluntad de Dios. En la segunda lectura, Pablo escribe una nota a Filemón para que reciba a su esclavo fugitivo, Onésimo, no ya como un esclavo sino como un hermano, y con esta exhortación nos invita a todos los creyentes a vivir verdaderas relaciones de fraternidad. En el Evangelio, Jesús, que sube a Jerusalén, continúa enseñando sobre el valor de la cruz para el creyente y sobre la necesidad de renunciar a los bienes para ser verdaderamente discípulo suyo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura es la conclusión de una hermosa oración que trae el capítulo 9 del libro de la Sabiduría pedir a Dios la verdadera sabiduría, que consiste en conocer y en poner en práctica la voluntad de Dios. La sabiduría es un don de Dios y a la vez, fruto del discernimiento constante del creyente, que debe superar la mezquindad de la condición humana para comprometerse a hacer visible y real en esta tierra el proyecto amoroso de Dios para el mundo. En la segunda lectura, la nueva relación de fraternidad que propone Pablo para Filemón y Onésimo, enmarca de modo maravilloso la semana por la Paz que hoy se inicia, y concreta de modo admirable el proyecto de Dios al que hacía referencia la primera lectura: el cristiano debe ser un artesano de la paz y un promotor incansable de la fraternidad y de la justicia social. Y esta vocación del creyente la concreta Jesús en el texto del Evangelio, cuando recuerda que todo discípulo debe llevar la cruz, símbolo del amor verdadero, y debe considerar secundarias todas las demás cosas, particularmente los bienes materiales, que están llamados a ser un medio para la construcción de una sociedad más justa y fraterna. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Saber discernir. La vida es un constante ejercicio de discernimiento, un permanente esfuerzo de ponderación sobre lo que debemos hacer o no hacer, decir o no decir, sentir, pensar o evitar. Pero más allá de las decisiones cotidianas, la Palabra de este domingo nos invita a discernir el verdadero sentido de nuestra vida. ¿Para qué estamos en este mundo? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida sobre la tierra? ¿Dónde encuentro la plenitud de la existencia? Más allá de una opción profesional o académica, estamos invitados a pedir y a encarnar la verdadera sabiduría, que, en últimas, consiste en descubrir el querer de Dios para nosotros y para el mundo. Todos podemos constatar lo efímeros que son los bienes materiales, los triunfos y los éxitos, las alegrías y los placeres. Y también, a medida que avanzamos por la vida descubrimos cómo el tiempo es corto y pasa cada vez más rápido. Y como no podemos dejar pasar la existencia sin pena ni gloria, Dios nos ofrece la verdadera sabiduría para que oriente y dé sentido a nuestra existencia. Pero se exige un esfuerzo de discernimiento constante de parte del creyente para ir descubriendo qué es lo que Dios quiere de nosotros y cómo podemos comprometernos en Su proyecto de salvación. Amar y servir. Para poder entender en profundidad el texto del Evangelio es necesario decir que el término “odiar” en la lengua de Jesús no significa ese mal sentimiento al que se refiere el verbo castellano, sino sobre todo “amar menos”, o “poner en segundo plano”. Cuando Jesús habla de “odio” se refiere a las rupturas que es necesario hacer cuando se trata de vivir con coherencia los valores del Evangelio, a renunciar a todo lo que nos impide seguirlo con fidelidad. Por eso el Señor pone como condición para el verdadero discípulo el llevar la propia cruz. No se refiere a soportar con paciencia las contrariedades, los pequeños o grandes sufrimientos de la vida, ni a hacer mortificaciones y sacrificios constantes. Se refiere a lo que la Cruz significó en su propia pasión, es decir, la mayor manifestación de amor de un Dios que entrega su vida por los pecadores. Es este amor que el discípulo debe cargar y encarnar, manifestándolo en una constante actitud de servicio. Amar y servir como Jesús es lo único que puede dar verdadero sentido a nuestra vida. Renunciar a los bienes. Las dos breves parábolas introducen un tercer elemento del discipulado. No se trata de dar unas monedas a un habitante de la calle o una limosna en el templo, sino de entregar todo lo que somos y tenemos para que se realice el proyecto amoroso de Dios para el mundo. Pero tampoco se trata de una exhortación a vivir en la miseria o a volvernos mendigos viviendo de la caridad ajena. ¡Ojalá todos los creyentes tuvieran dinero, y mucho, no para “botar para lo alto”, sino para servir! ¡Ojalá todos los creyentes tuvieran poder y cargos importantes, no para llenarse de soberbia, sino para construir un mundo más justo! Ese es el sentido de la renuncia: asumir que todo lo que somos y tenemos es para servir a los demás y para construir la civilización del amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Semana por la paz. Desde hace más de treinta años se realiza en Colombia la Semana por la paz, en la semana que enmarca la fiesta de san Pedro Claver (9 de septiembre). Son muchas las actividades que se realizan y las iniciativas que proponen colectivos y organizaciones que trabajan por hacer realidad la paz que ha sido tan esquiva a nuestra nación colombiana. Pero lo más importante es que cada creyente se comprometa a ser constructor e instrumento de paz en su propio contexto, en el medio en el que se mueve. Y esto se logra disminuyendo la agresividad, eliminando la violencia, favoreciendo procesos de perdón y reconciliación. ¿Cómo puedo ser yo constructor de paz en mi familia, en mis espacios laborales o académicos? Fratelli Tutti. La reciente encíclica del Papa Francisco desarrolla más ampliamente la reflexión que los textos de la Palabra presentan en esta eucaristía. Sería una buena ocasión para leerla y meditarla, pero, sobre todo, para hacer un examen de conciencia sobre el nivel y la calidad de mis relaciones interpersonales. El caso de Onésimo en la segunda lectura es significativo porque Pablo nos invita a tratarnos como verdaderos hermanos, y aunque la esclavitud ya acabó hace mucho tiempo, todavía podemos seguir tratando a otros como esclavos y queriendo que los que nos rodean sean nuestros siervos. ‘¿Cómo puedo ser más fraterno para hacer más visible el amor de Dios por medio de mis palabras, sentimientos y acciones? _________________________ Recomendaciones prácticas: • Difundir el material y las actividades de la Semana por la Paz. • Orar y en lo posible entregar la “Oración por la paz” atribuida a san Francisco de Asís. • El viernes 9 de septiembre se celebra el Día de los Derechos humanos (en Colombia), memoria de San Pedro Claver. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy nos reunimos para celebrar el Día del Señor y el inicio de la Semana por la Paz. Dispongámonos a dejarnos alimentar por la Palabra y por la Eucaristía, que nos recuerdan nuestra vocación de amar y servir. Participemos con fe y con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra En este Domingo la Iglesia nos propone la necesidad de buscar la verdadera sabiduría; nos recuerda que debemos vivir verdaderamente como hermanos; y se nos invita a tomar la cruz como el Señor Jesús, para amar más y servir mejor a los más necesitados. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros de que Él hace posible lo que para nosotros es imposible. R. Padre misericordioso, escucha nuestra oración 1. Por la Iglesia y por todas las comunidades eclesiales, para que en medio de las dificultades siga haciendo presente el mensaje de Salvación de Cristo Jesús y siga siendo luz que oriente el caminar de toda la humanidad. 2. Por nuestros gobernantes, para que puedan conducir a nuestros pueblos hacia el desarrollo y la construcción de una sociedad cada vez más justa y fraterna. 3. Por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades y en sus hermanos los medios necesarios para lograrlo. 4. Por todos los cristianos, para que con esfuerzo constante implantemos la fraternidad en el mundo y esta produzca alegría y paz en los hombres. 5. Por esta comunidad, para que todos nos comprometamos en la construcción de la paz y en la práctica de la justicia, que hagan cada día más visible el proyecto amoroso de Dios para el mundo y para nuestra nación. Oración conclusiva Atiende Padre bueno las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y con la sinceridad de un corazón que te busca y te necesita. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 31 Ago 2022

SUBSIDIOS: Semana por la Paz 2022

Con el lema: "TERRITORIOS EN MOVIMIENTO POR LA PAZ - Reconociendo, Resignificando, Reivindicando", la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social y diversas organizaciones sociales regionales y de nivel nacional, avanzan con los preparativos de la 35ª versión de la Semana por la Paz, que se realizará del 4 al 11 de septiembre de 2022. En este contexto, el Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), uniéndose a esta jornada ha elaborado un material que contiene: Una guía litúrgica para la misa de apertura de la Semana por la Paz y el esquema de oración para las reuniones durante esta semana. DESCARGAR GUÍA LITÚRGICA AQUÍ DESCARGAR ESQUEMA DE ORACIÓN APERTURA DE REUNIONES AQUÍ Por qué el lema Recordemos que este año, sus organizadores le han dado fuerza a este lema "TERRITORIOS EN MOVIMIENTO POR LA PAZ - Reconociendo, Resignificando, Reivindicando", recordando que "los territorios expresan la diversidad y la vitalidad social, cultural y política del país; en estos se viven las tensiones, las conflictividades y los rigores de la violencia; pero también se manifiesta la esperanza, las resistencias y los esfuerzos valientes en la construcción de condiciones de vida digna: la paz se teje día a día desde los territorios". Piezas para redes sociales Los interesados en unirse a esta jornada, la oficina de comunicaciones del SNPS ha elaborado una serie de piezas y los copys de EXPECTATIVA de Semana por la Paz, que podrán ser publicados en las redes sociales de sus instituciones. DESCARGAR AQUÍ ¿Qué es la Semana por la Paz? Semana por la Paz es una movilización ciudadana cuyo objetivo es visibilizar el esfuerzo cotidiano de miles de personas, colectivos, organizaciones, instituciones, que trabajan en la construcción y consolidación de la paz, y de iniciativas que dignifiquen la vida en y desde los territorios. Se realiza en septiembre en el marco del 9, Día de los Derechos Humanos en Colombia y el Día de San Pedro Claver. En el 2022 se cumplirán 35 años de realizar de forma permanente y comprometida la Semana por la Paz, apoyando y visibilizando diversas iniciativas ciudadanas con acciones y mensajes acordes con el contexto y momento político del país, y fortaleciendo la conciencia social sobre la urgencia de construir en Colombia un proceso de paz plural, participativo, firme y duradero, con miras a la reconciliación nacional. Para sumarse a esta iniciativa comunicarse a través de [email protected]

Vie 26 Ago 2022

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

VIGÉSIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 28 de 2022 Primera Lectura: Sir 3,17-19.28-29 Salmo: Sal 68(67), 4-5ac. 6-7ab.10-11 (R. cf. 11b) Segunda Lectura: Hb 12, 18-19. 22-24a Evangelio: Lc 14, 1.7-14 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La liturgia de la Palabra en este domingo encuentra en la segunda lectura la enseñanza fundamental: El comportamiento del creyente se deriva, surge y se alimenta de la nueva Alianza sellada por Dios en Jesucristo. Es en la experiencia de la gratuidad de ese pacto amoroso, que el cristiano debe encontrar la motivación para vivir la humildad y la modestia a la que exhorta el libro de Sirácida en la primera lectura, así como el ejemplo del mismo Jesús, que se hizo servidor de todos, especialmente de los más pobres y necesitados y que en el texto del evangelio nos exhorta a la humildad y al desinterés en nuestras acciones. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura está tomada del libro de Sirácida. Se llama así porque en su conclusión está firmado por “Jesús, hijo de Sirá”. En el prólogo de la obra, el autor cuenta que es la traducción al griego de la obra escrita en hebreo por su abuelo “sobre cuestiones de instrucción y sabiduría”, para que, especialmente los que viven fuera de Israel, progresen y lleven una vida más acorde con la Ley. El texto que se proclama en la liturgia toma algunos versículos del final del capítulo tercero, que exhortan a actuar con dulzura y humildad y a vencer el orgullo y la soberbia. La segunda lectura está tomada del final de la Carta a los Hebreos y compara la Alianza del Antiguo Testamento, rodeada de fuego, oscuridad, tinieblas y huracanes que llenaron de miedo al pueblo que tuvo que pedir la intercesión de Moisés, con la Nueva Alianza del Nuevo Testamento en la que el nuevo pueblo de Dios encuentra en Cristo el rostro del Dios amigo de la humanidad, que puede dirigirse directamente a Dios sin miedo ni temor. En el Evangelio, san Lucas narra la enseñanza de Jesús, invitado a comer en la casa de uno de los jefes de los fariseos, que aprovecha la oportunidad para enseñar que en su comunidad no puede haber discriminaciones, sino que los discípulos deben caracterizarse por vivir y testimoniar con los demás el amor gratuito y misericordioso del Padre. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Debemos estar atentos para que la fe no se convierta en un motivo de soberbia, que nos lleve a creernos superiores a los demás. Ese fue el pecado de Israel en el Antiguo Testamento y de los fariseos y escribas en la época de Jesús. Es lo que el Papa Francisco reiteradamente advierte al hablar de la tentación del “pelagianismo”, una doctrina herética que lleva a pensar que son nuestras buenas obras las que nos llevan a la salvación. Por el contrario, la fe cristiana es fundamentalmente la experiencia de la misericordia de Dios, que nos conduce a ser testigos de la misericordia con los que nos rodean. Servir a los más necesitados. El lavatorio de los pies por el que renovamos el Jueves Santo el gesto de Jesús en la Última Cena, nos invita a redescubrir el sentido de nuestra existencia en el mundo: todo lo que somos y tenemos se orienta al servicio, particularmente al servicio de los más necesitados. Dios nos ha puesto en este mundo para ser sacramento y signo de su amor. Finalmente, uno se muere y nada se lleva. Ayudar a quien pasa necesidad, respetar la dignidad de las personas más humildes, promover la construcción de una sociedad más justa y fraterna, es la misión del cristiano en el mundo. Es una buena oportunidad para recordar las obras de misericordia espirituales y materiales, como un camino concreto para vivir nuestra fe. Vivir con humildad y modestia. Viviendo en una sociedad capitalista que promueve el consumo de bienes muchas veces superfluos, la primera lectura nos recuerda que mientras más grandes seamos, más necesitamos ser humildes. No se trata de rechazar el éxito o de no aspirar a triunfar en la vida. Ojalá todos los creyentes fueran grandes líderes en todos los campos, pero recordando siempre que el poder y la riqueza no son un fin en sí mismo sino una oportunidad para poder servir más y mejor a los más necesitados. Eso exige estar siempre atentos, porque muchas veces la vida nos va llevando a crear necesidades, a llenarnos de soberbia, a creernos superiores a los demás. El modelo para el creyente debe ser siempre el Señor Jesús, que siendo Dios se hizo servidor de todos. Vivir la Nueva Alianza. El texto de la segunda lectura nos recuerda el sentido y la misión de la Iglesia como el pueblo de la Nueva Alianza y de cada uno de los que conformamos esta nueva comunidad, no basada en las leyes del Decálogo sino en el mandamiento del amor. La participación en la Eucaristía, la celebración de los mandamientos, la vida de oración del cristiano debe alimentar de manera constante la misericordia en el corazón del creyente. Misericordia que se manifiesta en el perdón, en el amor desinteresado, en la comprensión de la debilidad ajena, en la conciencia de la propia fragilidad. Y misericordia que se basa en la propia experiencia del amor misericordioso de Dios con nosotros. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Vivir conscientemente. “No hay peor ciego que el que no quiere ver y no hay peor sordo que el que no quiere oír”. Podemos escuchar la Palabra que la Iglesia nos propone para este domingo pensando en los otros, viendo la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Podemos visualizar personas a nuestro alrededor que discriminan a los que les rodean, que gastan su dinero en cosas innecesarias, que miran por encima del hombro a los demás y se llenan de orgullo y de soberbia. Pero la Palabra se dirige a cada uno de nosotros para que examinemos nuestra propia vida, nuestras propias actitudes, para que nos dejemos interpelar y para que acojamos el llamado de Dios a la conversión. Pidamos hoy al Señor la gracia de contemplar críticamente nuestra vida y nuestras propias actitudes para poder ser más y mejores sacramentos de su misericordia en el mundo. Saber escuchar. Una última reflexión podría surgir de las últimas palabras de la primera lectura: “un oído atento es el anhelo de sabio”. En realidad, a medida que vamos avanzando en la vida, tenemos la tentación de hablar más y de escuchar menos, olvidando que Dios nos dio dos oídos y sólo una boca. Los mayores problemas que surgen en las relaciones interpersonales se dan porque no sabemos escuchar. Y no se trata de escuchar sólo con los oídos. Se trata de una actitud que debe alimentarse para estar atento a lo que nos dice Dios (en su Palabra, en nuestra conciencia, en la historia, por medio de los demás), a lo que nos dicen “los signos de los tiempos”, los acontecimientos de la vida, a lo que nos dicen los demás no sólo con palabras. El creyente atento sabe escudriñar el corazón de sus semejantes. El que ama verdaderamente, intuye las necesidades y no necesita esperar a que le pidan favores. ¿Cómo estoy escuchando? ¿Qué me está diciendo Dios en este momento de la vida? ¿Cómo podría mejorar mi capacidad para escuchar a los que me rodean? _____________ Recomendaciones prácticas: • Jornada Dona Nobis, para la obra evangelizadora de Conferencia Episcopal de Colombia. • Mañana se celebra la Jornada de Oración por los Cristianos Perseguidos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos todos a esta celebración de acción de gracias en la que experimentamos la misericordia de Jesús, que nos invita a ser misericordiosos con los hermanos, a vencer el orgullo y la soberbia y a ser testigos del amor desinteresado. Dispongámonos a celebrar nuestra fe y a experimentar la presencia constante y misericordiosa de Dios en nuestra vida, en nuestra familia y en nuestra comunidad. Que esta celebración renueve nuestro espíritu de amor y servicio a los más pobres y necesitados de nuestra sociedad. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos invita a comportarnos sabiamente, a actuar con sabiduría, venciendo el orgullo y creciendo en humildad. Escuchemos con atención a ese Dios que quiere renovar en esta celebración la Nueva Alianza que tiene su fundamento en el mandamiento del amor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras súplicas y peticiones al Padre misericordioso con la confianza de los hijos, con la certeza de que Él hace posible lo que para nosotros es imposible y que con su sabiduría nos concede siempre lo que más nos conviene. R. ¡Escucha, Padre, nuestra oración! 1. Por la Iglesia universal, por nuestra Iglesia diocesana y por nuestra propia comunidad eclesial, porque también aquí reinan muchas veces las divisiones y las discriminaciones, para que todos seamos capaces de vencer el orgullo para vivir la verdadera fraternidad. 2. Por los pastores de la Iglesia, para que siempre den testimonio de fe y de fortaleza, para que puedan dar siempre ejemplo de humildad y de ternura, siendo, a ejemplo de Jesús, servidores de los más necesitados. 3. Por los cristianos perseguidos, que han experimentado la marginación y la violencia, y de modo especial por los que han perdido las fuerzas y la esperanza, para que encuentren en los que los rodean un testimonio eficaz de tu misericordia. 4. Por todas las personas que trabajan en el gobierno y en las organizaciones de servicio a los más necesitados y por todos los que arriesgan su vida por ayudar a los que más sufren, para que encuentren en la fe en Cristo la fuerza necesaria para ser incansables testigos de tu amor. 5. Por quienes comparten con alegría desde su pobreza, en esta Jornada Dona Nobis, promovida desde la Conferencia Episcopal de Colombia, para apoyar su acción evangelizadora. Oración conclusiva Escucha, Padre bondadoso, las plegarias que te dirigimos con la confianza de los hijos, porque sabemos que siempre nos concedes lo que más nos conviene. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. R. Amén.

Jue 25 Ago 2022

Voz del Pastor | 28 de agosto de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 14,1.7-14