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migrantes

Lun 23 Abr 2018

Encuentro inter-fronteras para mejorar atención a migrantes y refugiados venezolanos

En Bogotá, durante los días 24 y 25 de abril, se realizará elencuentro-taller inter-fronteras pro Venezuela que tiene por objetivo proporcionar y mejorar la respuesta de emergencia a los venezolanos migrantes y refugiados por parte de 10 Cáritas de Latino América y Caritas Internacionalis. Al encuentro asistiránlos directores de las Cáritas de Venezuela, Brasil, Perú, Costa Rica, Roma, Chile, Ecuador, Antillas y Colombia, así como de Latinoamérica y del Caribe. Elprimer día, el análisis se centrará en la respuesta humanitaria a la crisis venezolana. Para ello, Caritas Internationalis presentará los mecanismos que ha implementado para la emergencia. En este espacio se realizará un análisis de necesidades por país y lecciones aprendidas en Colombia y Venezuela. Con base en el análisis de necesidades se definirán: los temas sobre los cuales se debe focalizar eltrabajo en cada país, las acciones concretas que se pueden realizar y los recursos para respuesta técnica y financiera. El segundo día se examinarán los efectos de la crisis migratoria de Venezuela y su reflejo en los países de América Latina y el Caribe, así como la respuesta que se está dando alos refugiados y migrantes. El evento es organizado por Caritas Internacionalis con apoyo del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana y hace parte de las acciones realizadas en el marco de la campaña mundial compartiendo el viaje.

Jue 12 Abr 2018

La misión de la Iglesia que peregrina en la Orinoquía

Por: Mons. Francisco Antonio Ceballos Escobar - Colombia tiene una frontera con Venezuela de 2.219 kilómetros, de los cuales 534, el 24%, corresponden al departamento del Vichada, ubicado geográficamente en el extremo oriental de Colombia y formando parte de la cuenca hidrográfica del Orinoco y Meta. Venezuela no era un país de emigrantes, todo lo contrario, ha sido una de las naciones latinoamericanas que ha albergado en su territorio a más inmigrantes, provenientes en su mayoría de América, Europa, el Medio Oriente y países del Este Asiático. En los años setentas, en el “boom” del petróleo, un alto número de colombianos marcharon al país vecino buscando mejorar su situación económica o huyendo de la violencia. Pero ahora las cosas se han invertido. Desde que llegó al poder Hugo Chávez en 1999, y particularmente durante los cinco años de gobierno de Nicolás Maduro, esta situación se ha agravado convirtiéndose en una de las principales fuentes de emigración en el mundo. Esa crisis de la hermana república de Venezuela ha convertido a Colombia en lugar de recepción y de tránsito; los transeúntes, preferencialmente van buscando alcanzar los países del sur del continente, en donde algún miembro de su núcleo familiar se estableció anticipadamente, antes de que la situación se agravara, o donde prevén mejores condiciones económicas y posibilidades de trabajar y vivir dignamente. A Puerto Carreño los venezolanos llegan en menor escala con respecto a Cúcuta, Santander, Arauca o la Guajira, pues las distancias y los altos costos del transporte aéreo, terrestre o fluvial, para llegar al interior del país, les impiden utilizar esta frontera. Muchos de quienes llegan al país, ya sea con la Tarjeta de Movilidad Fronteriza, con pasaporte, o ilegalmente por las muchas trochas que existen, se quedan, o van y vienen, como es el caso de los “bachaqueros” que deambulan por las calles vendiendo algunos productos de la canasta familiar, o se ubican estratégicamente en las esquinas, de tal manera que con facilidad puedan cargar sus cosas cuando aparece la policía requiriendo documentos. Según estadística proporcionada por el Puesto de Control Migratorio Fluvial, el flujo migratorio en el 2017 en Puerto Carreño fue de 3.557 personas; fueron devueltos por no presentar los requisitos de ingreso al país o haber ingresado por lugar no habilitado 7.130 personas. En los primeros cuatro meses del 2018 ingresaron 5.118 venezolanos al país. Las autoridades migratorias devolvieron 1.694 ilegales. Pero más los que ingresan por las trochas que por los puestos de control. Teniendo en cuenta de que la población de Puerto Carreño se estima en 21.000 habitantes, la proporción de los que se quedan es muy alta. Lo cierto es que en Puerto Carreño han aumentado los robos callejeros, a casas y a establecimientos públicos; la prostitución galopa por sus calles; las riñas callejeras, la tasa de homicidios ha crecido; el microtráfico y la drogadicción va en aumento; las enfermedades de transmisión sexual, son cada día más frecuentes; la unidad familiar, ya resquebrajada, se ha empeorado; la cárcel ya no tiene cupo para tanta gente, de los cuales 9 son venezolanos; y si a esto le agregamos la trashumancia de algunos miembros de las comunidades indígenas, la situación se hace más tétrica. Acoger, acompañar y consolar es nuestra misión Ante esta crisis humanitaria los cristianos no podemos ser sordos y ciegos, pues Dios se nos ha revelado como alguien que está siempre a favor de los que sufren, los maltratados, los pobres. Lo dice la Biblia en el libro de Judit 9, 11: Tú eres el Dios de los humildes, defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados. Para Jesús los pobres eran los favoritos del Padre; Él mismo se identificó con los pequeños, con los que tienen hambre, con los que están desnudos, los enfermos, los encarcelados (. Mt 25, 40). Desde los pobres Jesús nos llama a la conversión, desenmascara nuestro bienestar, cuestiona nuestra manera de vivir la fe, rompe nuestros esquemas y nuestra tranquilidad. El Papa Francisco en múltiples ocasiones y escenarios se ha dirigido a los cristianos y a la comunidad internacional, a fin de despertar nuestras conciencias ante la tragedia del desplazamiento. Dirigiéndose a los participantes del Tercer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el Papa dijo: “La tragedia de estas gentes sólo la puede describir con una palabra que me salió espontáneamente en Lampedusa: vergüenza. Allí pude sentir de cerca el sufrimiento de tantas familias expulsadas de su tierra por razones económicas o violencias de todo tipo, multitudes desterradas, -lo he dicho a las autoridades de todo el mundo-, como consecuencia de un sistema socioeconómico injusto y de conflictos bélicos que no buscaron, que no crearon quienes hoy padecen el doloroso desarraigo de su suelo patrio, sino más bien, muchos de aquellos que se niegan a recibirlos. Nadie debería verse obligado a salir de su patria. Pero el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los traficantes de personas para cruzar las fronteras, y es triple si, al llegar a la tierra donde creyó que iba a encontrar un futuro mejor, se le desprecia, se le explota e incluso se le esclaviza. Esto se puede ver en cualquier rincón de cientos de ciudades”. La actitud de la Iglesia debe ser la del samaritano, sin lugar a dudas; es decir, acoger, acompañar y consolar. Al decir de Johann Baptist Metz con “una mística de ojos abiertos”, o una espiritualidad de responsabilidad absoluta hacia los que sufren llevándoles a recobrar la esperanza y la posibilidad de una vida mejor. Más que dar comida, abrigo, medicina, etc., que si bien es lo primero, y se ha hecho con la ayuda de Cáritas Internacional y la Pastoral Social Nacional, hay que dar esperanza a quienes la han perdido ante los múltiples intentos fallidos de recuperar la institucionalidad, la paz, el poder adquisitivo, etc. “La esperanza es algo constitutivo en el ser humano… El hombre no solo tiene esperanza, sino que vive en la medida en que está abierto a la esperanza y es movido por ella”. Desde la óptica cristiana nuestra esperanza tiene un nombre: Jesucristo resucitado. Solo desde él a los cristianos se nos desvela el futuro último que podemos esperar para la humanidad, el camino que puede llevar al ser humano a su verdadera plenitud y la garantía última ante el fracaso, la injusticia y la muerte. La resurrección es la última palabra sobre el destino final de todos, como dice Pablo a Timoteo: “Cristo es nuestra esperanza” (1 Timoteo 1, 1). Dios quiera que tantos hombres y mujeres que han dejado su tierra, su familia, su patria, sus pequeñas seguridades, encuentren en nuestras iglesias y comunidades cristianas un refugio en donde puedan llorar sus desgracias y en donde logren recuperar sus fuerzas. + Mons. Francisco Antonio Ceballos Escobar Obispo Vicariato Apostólico de Puerto Carreño

Vie 23 Mar 2018

Nota internacional destaca apoyo de la iglesia a migrantes venezolanos

Compartimos nota de prensa en inglés (y su traducción en español) realizada por Chatolic News Service y publicada en el portal web The Chatolic Register, sobre el apoyo de la Iglesia en Colombia a los migrantes venezolanos. Los voceros para este informe periodístico fueron monseñor Víctor Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta, y monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas. Lee el artículo original: Colombian bishops seek more solidarity with Venezuelan refugees Los obispos colombianos buscan más solidaridad con los refugiados venezolanos Por Chatolic News Service BOGOTÁ, Colombia - Los obispos en Colombia están haciendo un llamado a los funcionarios, las parroquias y la comunidad internacional para que aumenten los esfuerzos para ayudar a los inmigrantes venezolanos, que están dejando su país al ritmo de al menos 50,000 personas por mes. El llamado a la acción se produce cuando la violencia, la escasez de alimentos y la hiperinflación obligan a miles de venezolanos a huir hacia Colombia y otros países de América del Sur. En Colombia, que ha acogido a la mayoría de los migrantes, el número de venezolanos se duplicó en un año, de 300.000 a 600.000, según estimaciones del gobierno. Esto ha causado un gran daño a los hospitales, las escuelas y los gobiernos municipales, que luchan por atender a la población que ingresa. "Muchas personas que vienen buscan medicinas y alimentos", dijo el obispo Víctor Ochoa Cadavid, de Cúcuta, la ciudad más grande en la frontera de Colombia con Venezuela. "Estas personas están sufriendo mucho y estamos tratando de hacer lo que podamos para proporcionar algo de caridad". En Colombia, la Iglesia ha proporcionado despensas de alimentos, refugios y medicinas a los migrantes venezolanos; Caritas, la agencia de ayuda caritativa de la Iglesia, incluso ayudó a algunos de ellos con boletos de autobús hacia sus destinos previstos. Muchos venezolanos que ingresan a Colombia llegan al país con poco o nada de efectivo, ya que los salarios caen en picado en su nación económicamente devastada. El obispo Ochoa dijo que su diócesis ya ha servido más de 350.000 almuerzos a migrantes venezolanos vulnerables en ocho despensas de alimentos apoyadas por la Iglesia en la ciudad. En febrero, la conferencia de obispos colombianos dijo que, todos los días, la Iglesia está ayudando a unas 9.000 familias venezolanas con comida, refugio y apoyo psicológico. "Algunos vienen a buscar comida o medicamentos y luego regresan a Venezuela", dijo el obispo Ochoa a CNS. "Otros incluso cruzan la frontera con sus mascotas ... con la intención de establecerse aquí". En respuesta a la gran ola de migrantes, que a veces ingresan ilegalmente al país, Colombia ha endurecido los controles fronterizos y ha enviado 3.000 soldados y policías adicionales para patrullar su frontera de 1.400 millas con Venezuela. Al mismo tiempo, el gobierno colombiano ha ofrecido permisos de residencia temporales a los venezolanos que ya se encuentran en el país, para ayudarlos a trabajar legalmente y para detener la potencial explotación de empleadores inescrupulosos que abusan de los inmigrantes indocumentados. La conferencia de obispos se ha abstenido de tomar cualquier posición sobre la política de inmigración del país, dijo monseñor Héctor Fabio Henao, director de Caritas Colombia. "Pero estamos haciendo un llamamiento para que el pueblo venezolano sea tratado con dignidad". Henao le dijo a CNS. "Creemos que el problema debe abordarse centrándose en su dignidad y sus derechos". Monseñor Henao dijo que la conferencia de obispos ha designado su campaña cuaresmal anual para ayudar a los inmigrantes venezolanos. El año pasado, la campaña de Cuaresma de los obispos recaudó 300 millones de pesos para las víctimas de las inundaciones. Monseñor Henao reconoció que a medida que crece el número de venezolanos en Colombia, también crece el temor entre algunos sectores de la sociedad de que los nuevos inmigrantes les quiten empleos a los locales o realicen actividades delictivas. El fiscal general de Colombia publicó recientemente un informe que dice que 1.869 venezolanos fueron arrestados por la policía en los últimos 12 meses por delitos como robo, tráfico de drogas, contrabando y portar armas ilegalmente. Pero los obispos colombianos han señalado que solo un pequeño porcentaje de inmigrantes está cometiendo crímenes. Monseñor Henao dijo que la Iglesia colombiana está instando a sus seguidores a dar la bienvenida a los recién llegados y darse cuenta de que también traen consigo habilidades y experiencias que contribuirán al desarrollo del país. "La conferencia episcopal está unida en expresar su solidaridad hacia los venezolanos", dijo. "No hay voces en la Iglesia que pidan restringir su entrada a nuestro país".

Vie 16 Mar 2018

Iglesia colombiana continúa acompañando al migrante venezolano

En el marco del acompañamiento solidario que viene brindando la Iglesia colombiana a la población venezolana migrante, Cáritas Internacionalis, el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) y la Arquidiócesis de Barranquilla, realizaron una jornada de entrega de 130 paquetes alimentarios a familias focalizadas en el municipio de Manatí. El 85% de las familias beneficiadas tenían como cabeza de hogar a mujeres gestantes o lactantes; estos núcleos familiares están compuestos de 4 a 6 integrantes, en su mayoría menores de edad. Esta acción se suma a la atención brindada por la Iglesia Católica en Barranquilla, que a la fecha registra el acompañamiento a 3.015 personas, que corresponden a unas 991 familias venezolanas de los municipios de Manatí, Campo de la Cruz, Ponedera, Candelaria y Barranquilla con paquetes alimentarios, jornadas médicas y acceso a medicamentos a comunidades. Las acciones implementadas por el proyecto de atención a la crisis humanitaria migrante Colombia - Venezuela, suple necesidades urgentes de la población en estado de emergencia por la migración. Para la Iglesia es urgente no solo garantizar la atención de las mujeres gestantes, sino también los mínimos de atención de sus bebes recién nacidos. Por otra parte, se indica que es necesario no solo dar acceso a educación de los niños y niñas, sino también que se les permita ser promovidos de curso a final del año escolar. Una experiencia de este trabajo es la que adelanta el padre Álvaro Berdejo, párroco de Virgen María de Regla (Soledad, Barranquilla), que ha permitido abrir un comedor para brindar almuerzo a más de 120 migrantes venezolanos. Alrededor de $800.000 diarios son invertidos para dar de comer a los hermanos connacionales; una cifra elevada para una comunidad con escasez, sin embargo, desde el 21 de diciembre hasta la fecha no ha faltado un plato de comida. “Es una comunidad con gente muy pobre y necesitada, es la primera parroquia que ha logrado mantener un trabajo permanente de apoyo espiritual y material a los venezolanos” aseguró el padre Berdejo. “La comida que recibimos acá viene siendo alrededor de $5.000 que nosotros nos ahorramos para poder enviar a nuestras familias. Cuando llegué vendía aguacate, pero ya no hay cosecha, estoy vendiendo dulces de casa en casa, compro una bolsita que cuesta $4.000, pero eso no tiene valor, son las personas las que le dan valor al producto”, comentó Luis González, quien hace 8 meses migró a Colombia. (CONOZCA ESTA HISTORIA COMPLETA)

Mar 28 Nov 2017

Acoger a migrantes y refugiados, tema de la Jornada Mundial de la Paz 2018

En un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2018, el Papa Francisco pidió una actitud de acogida, comprensión y generosidad con los migrantes y refugiados que abandonan su patria huyendo de las guerras y la miseria y en busca de una vida digna. En el mensaje, titulado “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”, el Santo Padre critica la retórica del miedo difundida con fines políticos en algunos países de acogida y pide que se mire a los migrantes y refugiados como miembros de una misma familia humana. 1.- Un deseo de paz El Pontífice subrayó el gran deseo de paz que hay en la humanidad, y exhortó a que ese deseo sea escuchado. “La paz es una aspiración profunda de todas las personas y de todos los pueblos, especialmente de aquellos que más sufren por su ausencia, y a los que tengo presentes en mi recuerdo y en mi oración”. De entre ellos recordó “a los más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los que 22 millones y medio son refugiados”. “Con espíritu de misericordia, abrazamos a todos los que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental”. Francisco explicó que “acoger al otro exige un compromiso concreto, una cadena de ayuda y de generosidad, una atención vigilante y comprensiva, la gestión responsable de nuevas y complejas situaciones”. En este punto se detuvo en reclamar a los gobiernos unas políticas comprometidas y responsables: “Los gobernantes tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico”. 2.- ¿Por qué hay tantos refugiados y migrantes? El Papa Francisco se refirió a las guerras, a las desigualdades y a las injusticias como principales motivos que empujan a esos millones de personas a abandonar sus hogares y embarcarse en un incierto viaje en busca de una vida digna. “Los conflictos armados y otras formas de violencia organizada siguen provocando el desplazamiento de la población dentro y fuera de las fronteras nacionales”, siguiendo la tendencia iniciada con las guerras mundiales, genocidios y limpiezas étnicas del siglo XX, lamentó el Santo Padre. “Pero las personas también migran por otras razones”, apuntó: “Se ponen en camino para reunirse con sus familias, para encontrar mejores oportunidades de trabajo o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en paz”. Por eso, criticó la difusión de retóricas anti migrantes o anti refugiados en algunos países de destino para recoger réditos políticos: “En muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan, despreciando así la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios”. En este sentido advirtió que “los que fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia”. Por el contrario, “os invito a contemplar las migraciones con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz”. 3.- Una mirada contemplativa Migrantes y población local de los países de acogida forman parte de una misma familia, recordó el Papa. La mirada contemplativa, alimentada por la fe, ayuda a “reconocer que todos, tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra”. Mirando a migrantes y refugiados con esta mirada contemplativa, comprobamos que “no llegan con las manos vacías: traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”. “Esta mirada sabe también descubrir la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio de incontables personas, familias y comunidades que, en todos los rincones del mundo, abren sus puertas y sus corazones a los migrantes y refugiados, incluso cuando los recursos no son abundantes”. Por último, “esta mirada contemplativa sabe guiar el discernimiento de los responsables del bien público, con el fin de impulsar las políticas de acogida al máximo”. 4.- Cuatro piedras angulares para la acción El Obispo de Roma propuso en el mensaje una estrategia para ayudar a los refugiados, migrantes y víctimas de la trata de personas a alcanzar la paz. Esa estrategia debería estar articulada alrededor de cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. Acoger: “Recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales”. Proteger: “Nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación”. Promover: “Tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados”. Integrar: “Significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales”. 5.- Una propuesta para dos Pactos internacionales El Papa se refirió a los dos pactos mundiales que a lo largo del año 2018 se adoptarán en el seno de las Naciones Unidas: uno para garantizar una migración segura, ordenada y regulada, y el otro sobre refugiados. Estos pactos “es importante que estén inspirados por la compasión, la visión de futuro y la valentía, con el fin de aprovechar cualquier ocasión que permita avanzar en la construcción de la paz: sólo así el necesario realismo de la política internacional no se verá derrotado por el cinismo y la globalización de la indiferencia”. 6.- Por nuestra casa común Por último, el Pontífice recordó las palabras de San Juan Pablo II: “Si son muchos los que comparten el ‘sueño’ de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en ‘casa común’”. Leer mensaje de la Jornada Mundial de la Paz 2018 Fuente: Agencia católica ACIPRENSA Foto: Tomada de Internet

Mié 8 Nov 2017

Iglesia ofrece cursos de español para migrantes

El Programa de Refugiados liderado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social, logró un importante acuerdo con el Instituto Caro y Cuervo para que los solicitantes de asilo y refugiados extracontinentales que no hablan español, se beneficien de cursos gratuitos para aprender este idioma, dictados por estudiantes de la maestría en pedagogía de la enseñanza en español. El pasado miércoles 1 de noviembre se llevó a cabo la reunión inicial con todos los beneficiarios, personas provenientes de Turquía, Afganistán, Irán y Siria. Allí se hizo una presentación por parte de la directora de la maestría de pedagogía de enseñanza del idioma español, así como de la Directora del Instituto. En la misma se decidió crear 7 grupos de aprendizaje, de acuerdo a niveles y edades, estos cursos darán inicio el próximo 14 de noviembre. Estos cursos antes solo podían ser ofertados a refugiados con situación migrante definida y tenían un alto costo. Ahora serán gratuitos, y podrán participar también las personas que son solicitantes de asilo, lo que contribuirá a la integración más rápida de los migrantes que están llegando a territorio colombiano.

Mar 26 Sep 2017

Iglesia Católica se une a la campaña mundial de migraciones

El 27 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco lanzará la campaña global "Compartiendo el Viaje" que se extenderá hasta el año 2019 y que la Conferencia Episcopal de Colombia, se une a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS)/Cáritas Colombiana. Monseñor Héctor Fabio Henao, director del SNPS expresó que “la Iglesia Católica bajo la orientación del Papa Francisco busca siempre acoger al que sufre. En este aspecto ayudar a los refugiados es colocarse en el camino del que huye, del desplazado; es hacer presente y anunciar a Jesucristo en medio de las circunstancias que viven los migrantes e itinerantes y también los refugiados.” Esta campaña global liderada por Caritas Internationalis tiene por objetivo sensibilizar acerca del tema migratorio a nivel mundial. También se propone desafiar los mitos y las percepciones que se tienen acerca de esta población, con el fin de fomentar una mayor cultura de encuentro entre los migrantes y las comunidades de todo el mundo. El gesto característico de esta campaña será el denominado open arms (brazos abiertos) por el cual migrantes y refugiados simbolizarán el apoyo que reciben las personas en esta condición y los desafíos que enfrentan en sus viajes. Para redes sociales todos los ciudadanos migrantes y no migrantes podrán unirse bajo el #ShareJourney, y tomar una fotografía con los brazos abiertos y compartir su mensaje sobre su experiencia. Cáritas Colombiana habló con migrantes a propósito de la campaña Aura y Moisés Sediles, provenientes de Nicaragua y Juan Carlos Pirela, oriundo de Venezuela, compartieron sus experiencias y opiniones acerca de la vida de un migrante. Para Aura este paso en su vida ha significado “un sentimiento de solidaridad ante los designios de la vida […] un viaje que no se hace por placer”. Algo parecido opina Juan Carlos, quien tuvo que salir de Venezuela a causa de la situación socio-política y quien emprendió una nueva etapa de su vida “cargando 47 años en una maleta para enfrentarme a lo desconocido”. Por su parte, Moisés afirma que lo más difícil de dejar su país natal, aparte de su familia, fue su sentido de pertenencia ya que “en Nicaragua yo podía participar en política, acá existen muchas limitaciones en ese sentido”. Los tres coinciden en que ha sido un proceso complejo dejar atrás a sus familias pero sostienen que Colombia los ha recibido de la mejor manera. También afirman que es un imaginario social que el migrante llegue a un nuevo territorio a delinquir, que por el contrario llegan a aportar cosas positivas al país que los recibe. Estos tres migrantes concuerdan en que a pesar de los inconvenientes que tienen que atravesar a diario le están muy agradecidos a la tierra que les brindó un segundo hogar, y esperan, cada uno desde su contexto, poder devolverle algo a Colombia. Programa de refugiados en Colombia El SNPS con años de experiencia en el tema de las migraciones y refugio, viene actuando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en la implementación del Programa de Refugiados SNPS/ACNUR que implementa actividades en favor de los solicitantes de asilo y refugiados en Colombia. Desde el programa se brinda asesoría legal gratuita, durante todo el proceso de solicitud de la condición de refugiado. Además, se tiene otra línea de trabajo social, en la que el Programa busca alcanzar soluciones sostenibles y la integración de estas personas con necesidad de protección internacional en Colombia. En la actualidad Colombia tiene 236 refugiados con el estatus que entrega la Cancillería Colombiana. Monseñor Henao explicó que la Iglesia Católica ayuda a los refugiados a “hacer el recorrido ante el Ministerio de Relaciones Exteriores para obtener su reconocimiento para que su caso sea incorporado dentro de aquellos que necesitan protección dentro de nuestro país”. El prelado comentó que luego viene un proceso de inserción al mundo laboral y a la sociedad colombiana.

Lun 18 Sep 2017

Encuentro Comisiones Episcopales de migraciones en América del Sur

Representantes de las Conferencias Episcopales de 10 países de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), con la presencia del CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) y de la Sección Migrantes y Refugiados perteneciente al Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral, llevaron a cabo una reunión en Santiago de Chile los días 12 y 13 de septiembre, coordinada por la Conferencia Episcopal de la República Argentina. El eje de la reunión estuvo en analizar la actual realidad sudamericana en temas de migración y refugio, como también establecer los desafíos, oportunidades que la Iglesia Católica a través de su accionar en una región que con sus propias características en lo que refiere a la movilidad humana, está inserta en un contexto global cada vez más complejo. Durante el encuentro se presentaron las situaciones puntuales de cada país en lo se está haciendo en migración, refugio, tráfico y trata de personas, y marcos legales migratorios y de asilo. Ese ejercicio permitió tener una visión sudamericana, donde países de tránsito, origen, destino y retorno, e incluso aquellos que poseen todas o más de una de esas características, se transforman en piezas de un todo, por lo que las soluciones y el accionar de la Iglesia deba ser coordinado y sinérgico. El encuentro también permitió profundizar en dos temas: por un lado, presentar a través de la Sección Migrantes y Refugiados, los esfuerzos que la Iglesia viene realizando para los Pactos Mundiales de Migración y Refugio de 2018. Para ello, se expusieron los 20 puntos aprobados por el Papa Francisco, los cuales mediante un plan estratégico y de acción presentado, se desean incluir en los pactos (uno para migración y otro para refugiados). El período de negociación que finaliza en 2018 involucra cerca de 193 países, y donde la sociedad civil juega un rol importante. Se abre una oportunidad para una Iglesia que quiere ser protagonista de un hito histórico. Por último, se dedicó un tiempo especial a estudiar la actual crisis migratoria venezolana, como así también las futuras líneas de trabajo de la Iglesia Sudamericana. Sin dudas fue un momento de encuentro muy positivo, que dejó un camino de trabajo intenso para los próximos meses, cuyo horizonte es hacer de la acogida, la protección, la promoción y la integración – 4 verbos con los cuales el Papa Francisco piensa la movilidad humana – las bases de una conciencia global que ya no permite ambigüedades. A María, Madre de los Migrantes, encomendamos a todos nuestros hermanos que sufren el desplazamiento y la migración forzada.