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pandemia

Jue 8 Oct 2020

Departamento de Matrimonio y Familia conmemorará su aniversario 50

Con el ánimo de conmemorar los 50 años del Departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), se realizará el próximo 21 de octubre el encuentro virtual de Agentes de la Pastoral Familiar, que llevará por nombre “La Familia en tiempos de pandemia y post pandemia”. Será un momento para dar gracias a Dios por este cincuentenario y hacer una lectura de la realidad mundial que se vive en tiempos de pandemia, con el fin de proyectar el trabajo pastoral que esta dependencia ofrecerá luego a las familias. En esta ocasión desde el Vaticano estará presente monseñor Vicenzo Paglia, gran canciller del Instituto Pontificio para la Familia Juan Pablo II y presidente de la Academia Pontificia para la Vida, quien en los últimos meses se ha dedicado a estudiar el fenómeno de la familia en tiempo de pandemia. El padre Juan Carlos Liévano, director del Departamento de Matrimonio y Familia, ha informado que se contará además con la participación de los directores que han pasado por esta dependencia a lo largo de estos 50 años, quienes harán historia de su trabajo y ofrecerán desde su óptica unos retos para la familia actual. En la agenda se tiene contemplado socializar algunas experiencias exitosas desarrolladas en algunas regiones del país en este tiempo de pandemia, en el trabajo de la pastoral familiar. Igualmente, estarán presentes de manera virtual, monseñor Oscar Urbina Ortega, presidente de la CEC, monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario de la CEC y monseñor Edgar de Jesús García, presidente de la comisión de Matrimonio y Familia. El evento se realizará a través de la plataforma Microsoft TEAMS y será transmitido además por Facebook Live de 9:00 a.m. a 12 m. Para participar del encuentro, puede inscribirse de manera gratuita antes del 18 de octubre a través del [icon class='fa fa-download fa-2x'] LINK DE INSCRIPCIÓN[/icon], todas las parejas, personas y movimientos que trabajan con y por la familia.Al correo registrado se enviará el enlace de conexión. Mayores informes al correo [email protected]

Vie 25 Sep 2020

¿Por qué volver a los templos?

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La pandemia nos alejó durante meses de los templos; ahora se nos invita a “volver a los templos”; y no han faltado en las redes sociales las voces disonantes que se oponen a este volver, y no me refiero a los argumentos de salud sino a posturas muy distantes de esos estrados. Algunos recurren a la sentencia que no es necesario volver a un templo pues a Dios se le encuentra en todo lado. Alguien en mis redes me decía “oraré para que usted pueda encontrar a Dios sin necesidad de ir al templo”, de estas motivaciones o cuestionamientos nacieron estas reflexiones, que espero sean luz y formación de unos y otros. Quiero iniciar citando a Pablo para argumentar a quiénes me dirijo: “¿por qué voy a juzgar a los de fuera?” (1 Cor 5,12), estas reflexiones, enseñanzas, orientaciones son para los de dentro, para los que se precian de ser y pertenecer a la comunidad cristiana católica. Sé que otras comunidades cristianas tienen una comprensión y teología muy distinta sobre el valor de los templos, respeto sus posturas y espero que ellos respeten la nuestra. Me surgen varios interrogantes ¿En nuestra relación y amor con Dios qué valor damos a los templos? ¿Acaso podemos cambiar nuestra postura bajo el argumento que a Dios lo encontramos en todo lado? ¿Un cristiano católico no tiene necesidad de ir al templo? ¿Acaso el creyente católico resuelve su relación con Dios en un intimismo personal? ¡Que a Dios lo encontramos en todo lado lo tengo claro! ¿Qué católico desconoce el atributo divino de la omnipresencia de Dios? Sabemos que le es propio de su perfección y que este atributo le permite estar presente en todos los lugares y en todos los momentos al mismo tiempo. Por si acaso, he aquí algunas referencias bíblicas, Dios mismo con una pregunta retórica nos cuestiona “¿No lleno yo el cielo y la tierra?” (Jr 23,24); la sabiduría del pueblo de Israel así lo comprendió “En todo lugar están los ojos de Yahvé observando a malos y a buenos” (Pr 15,3); y solo por citar un texto del Nuevo Testamento veamos lo que nos enseña Jesús sobre la oración: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará” (Mt 6,6). Que Dios está presente en todo lado es claro, pero estos encuentros no eximen de aquellos en los lugares sagrados, como los templos. Todo lo contrario, cuando el creyente en cualquier lugar y en una relación auténticamente espiritual se encuentra con Dios, es Dios mismo quien le enseña que hay encuentros más íntimos y lugares especiales en los que se vivencia su amor. El encuentro real don Dios en cualquier lugar no es pretexto para despreciar los lugares que Él mismo consagró. “Volver a los templos” significa tener claridad sobre la dimensión espiritual católica. Tres grandes componentes se pueden citar: El valor sagrado del lugar, el sentido inigualable de la Iglesia – comunidad creyente, y finalmente, la incuestionable presencia real de Jesús en la Sagrada Eucaristía. Nuestra comprensión del valor del lugar sagrado nace de la experiencia bíblica. Israel descubrió el valor sagrado del Templo, sobre este argumento compuso hermosísimos salmos hablando del recinto sagrado (Cf. Sal 27; 24, 42), su oración hoy frente al Muro de los Lamentos no es más que una manifestación del valor sagrado del Templo. Jesús respetó el valor del Templo y buscó su purificación, Él que habla de oración en Espíritu y verdad (Cf. Jn 4,24) no escatima en llamar al Templo “casa de oración” (Mc 11,17; Mt 21,13; Lc 19,46; Jn 2,14). A la edad de 12 años ya lo había llamado: “casa de mi Padre” (Lc 2,49). Los cristianos en continuidad con este valor consagramos lugares especiales al encuentro con Dios, y aunque nos encontramos con Él en todo lado, no dejamos de tener “casas de oración”. El valor de lo sagrado para los cristianos es una novedad fielmente vivida durante estos ya casi dos mil años. Cada lugar sagrado, templo, capilla, oratorio, nos lleva a decir como Pedro: “Señor está bien que nos quedemos aquí” (Mt 17,4), estos lugares son para los cristianos católicos esas “chozas” que quiso construir Pedro para estar cerca del Señor, en ellas experimentamos la luz de la transfiguración y bajamos a la lucha de la vida con la fuerza del Señor. ¡Nada como un lugar sagrado para intimar con Dios! La expresión “volver a los templos” en los labios de un creyente significa comprender el sentido inigualable de la Iglesia – comunidad creyente; en ella se expresa su deseo de querer vivir su condición de piedra viva de la Iglesia, pues “los que en un tiempo no eran pueblo, ahora son Pueblo de Dios” (2 P 2,10). Cada bautizado se sabe parte de este Pueblo único; “volver a los templos” es volver a ver el rostro del otro que es hermano, es compartir la alegría de caminar juntos al encuentro de Dios. La Iglesia va más allá de las fronteras de la propia casa, en los otros hay riqueza y presencia de Dios. Es suficiente ver la realidad de la Iglesia en sus inicios “En Antioquía, donde por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos” (Hch 11,26); “Al llegar Bernabé y ver lo que Dios había obrado entre ellos se alegró y los exhortaba a permanecer unidos al Señor” (Hch 11,23). En el encuentro de las piedras vivas, cada uno se fortifica en el testimonio, comparte la oración, juntos aprenden como Iglesia a no temer la persecución, el sufrimiento de cada uno cobra sentido, valor, ella- la Iglesia – permanece unida en oración (Cf. Hch 12,1.5). El pueblo congregado en un lugar sagrado es fuerza que alcanza el amor de Dios. “Volver a los templos” no significa caminar de casa a otro lugar para hacer lo que se podía haber hecho en casa, nada más absurdo y ajeno a la comprensión de la verdad. El “volver a los templos” significa volver a la realidad de la vivencia sacramental; y de manera particular a la incuestionable presencia real de Jesús en la Sagrada Eucaristía. Esta, aunque por más que se quiera no se puede tener en cada casa o en cualquier lugar, qué más quisiéramos que en cada una hubiese un sacerdote para hacer presente la Carne y Sangre del Señor. Aunque Dios lo llena todo y nos podemos encontrar con él en cualquier lugar, no acontece lo mismo con la realidad de la Carne y Sangre de Jesús. La presencia viva y real de Jesús está allí presente en el encuentro de la comunidad eclesial presidida de un sacerdote que ofrece el Sacrificio de la Salvación. Sobre este realismo ya nos dijo Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn 6,54); Pablo al respecto nos dice: “la copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo?; y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? (1 Cor 10,26). Así que “volver a los templos” es volver a los sacramentos, a la realidad de la Confesión a la vivencia de la Eucaristía; es volver a sentir la Gracia transformante del Señor en la realidad de la gracia sacramental que se debe prolongar a lo largo de la vida. “Volver a los templos” es ser Iglesia que entra en contacto con la presencia real de Jesús en un espacio Sagrado. Nuestros templos no son solo un altar de sacrificio sino también un espacio sagrado de encuentro y oración, a ellos va el creyente buscando al Señor, a vivir su amor. Hermanos creyentes ¡Volvamos a los templos”! no traguemos entero que nosotros tenemos doctrina, teología y espiritualidad que nos hace comprender porque es importante “volver a los templos”. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director del Departamento de Doctrina y Animación Bíblica de la CEC [email protected]

Mar 22 Sep 2020

Iglesia en Antioquia saluda a profesionales de la salud y agradece su entrega

En el marco celebrativo de la Semana Pastoral de la Salud que vivió del 14 al 19 de septiembre la arquidiócesis de Medellín, el arzobispo de esta ciudad, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, dijo que en este tiempo de pandemia se ha hecho más sensible en las personas vivir momentos de enfermedad y muerte. “Por eso tenemos que acudir a Dios, el único que puede darnos una palabra que ilumine este misterio de nuestra caducidad y que nos dé fortaleza y esperanza en los momentos de prueba”. Recordó como la persona de Jesús dedicó su ministerio para atender a los enfermos, dándoles consuelo y regalándoles la salud física y espiritual. “Es un momento para encontrarnos con nuestra condición humana, todos somos hijos de Dios con una dignidad incomparable, pero también somos frágiles”. En este contexto, resaltó la labor y el carisma que Dios les dio a tantos profesionales de la salud y les expresó su saludo de gratitud por el servicio prestado en favor de los enfermos. “Pienso en los médicos, enfermeros, enfermeras, en todo el personal de las clínicas y hospitales, pienso en los curadores de los enfermos, que trabajo tan necesario y a la vez exigente, que trabajo tan hermoso y tan abnegado (...) En nombre de la Iglesia saludo, felicito y agradezco a todos los que sirven a los enfermos, y les digo que se sientan felices de haber recibido este don y la posibilidad de cumplir este servicio a Cristo que padece en cada uno de los que están enfermos”, aseveró.

Jue 17 Sep 2020

Diócesis de Ocaña, una red de solidaridad

Las jurisdicciones eclesiásticas, siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia, continúan brindado apoyo en estos tiempos de crisis a causa del Covid-19. La Diócesis de Ocaña, por medio de la Pastoral Social, desde hace años viene desarrollando acciones en favor de la dignidad de las personas, siendo la solidaridad, caridad y formación, unos de los pilares más importantes en su accionar. Esta diócesis está compuesta por 18 municipios, ocho de estos se encuentran en el Alto Catatumbo, lo que hace que se vean inmersos en dinámicas de violencia y que requieran un mayor compromiso de la Iglesia católica colombiana. “Antes de la pandemia, realizamos una formación a jóvenes con la estrategia Artesanos de Paz en las instituciones educativas y algunas acciones de formación a las juntas de acción comunal desde varias líneas y aspectos en lo contable, comunicacional y jurídico”, asegura el padre Eduardo Lanciano Jiménez, delegado diocesano de la Pastoral Social de Ocaña. La Pastoral Social también ha trabajado en el acompañamiento a la población rural y campesina, fortaleciendo este sector a través de la formación y granjas ecológicas. Como resultado de esta iniciativa a favor de las economías solidarias, se creó una cooperativa que hoy tiene alrededor de 4.000 asociados. Una de las acciones que se ha fortalecido en medio de la crisis que se vive actualmente, es la atención a la población migrante proveniente de Venezuela que se encuentra en situación de vulnerabilidad, es por ello que, esta jurisdicción eclesiástica les ha brindado acompañamiento espiritual, social y jurídico, donaciones de alimentos, kits de aseo y apoyo en algunos emprendimientos productivos que les ayudan a fortalecer sus capacidades y conocimientos. “Esas actividades se han intensificado un poco más, porque en medio de la pandemia y de la crisis que estamos viviendo, se requiere mucho más acompañamiento y atención. Antes salían a las calles informalmente, vendían alguna cosa, pero el efecto de la pandemia los ha llevado al aislamiento y prácticamente carecen de lo necesario y fundamental para vivir”, asegura el sacerdote. También trabajan con una casa de misericordia, un espacio para la atención a la población desplazada y migrante en donde se les brinda hospedaje, alimentación y cuidados de salud e higiene. Cuentan con un espacio de almacenamiento de alimentos y de ropa para el acompañamiento a las comunidades que más lo necesiten. El objetivo principal es transformar la realidad del otro, no solo con cuidados paliativos, sino acompañando al prójimo en su situación de vulnerabilidad, poder estar a su lado y ser la manifestación de Dios para el que sufre, ya que esta es la esencia de la iglesia, del servir y el Evangelio. “Esto lo desarrollamos desde el llamado de Jesús que nos dice de manera permanente que cuando lo hacemos, lo estamos haciendo con él. De modo que, en el necesitado vemos reflejado el rostro de Jesucristo, el evangelio es vida y el evangelio nos compromete a fijar la mirada en curar las heridas”, afirma el padre Lanciano. Para que todo esto sea posible, la diócesis ha contado con el apoyo internacional de Usaid, la OEA, ONU, Acnur, Cáritas Francia, Cáritas Alemania y Cáritas Italia, además de las parroquias y personas que con sus aportes y cocimientos han permitido llegar con una respuesta concreta a la población que más lo requiere. Asimismo, se han realizado articulaciones con los Comités Parroquiales de Pastoral Social, equipos que lideran proyectos en la diócesis, Alcaldía, Secretaría de Educación, instituciones educativas, Defensoría del Pueblo, Cruz Roja, Personería Municipal y la cooperativa financiera Crediservir. Según comenta el padre Eduardo Lanciano, la diócesis ha tratado de adaptarse al trabajo desde la distancia, lo que implica un esfuerzo mucho más grande, porque es conocer la realidad del otro desde un teléfono. Sin embargo, de esta forma hacen acompañamiento espiritual, enviando mensajes que les permitan fortalecer, animar y acompañar, ponerse al servicio de los demás y que, a pesar de todo, la gente sepa que no está sola. “Yo creo que toda esta experiencia nos ayuda a replantearnos a reformularnos a poner ante todo la confianza en el señor. Yo creo que ha sido una oportunidad para eso, pero también para descubrir la mano amiga de la solidaridad, el acompañamiento, el no sentirme solo. Sigamos trabajando y luchando por construir una red de solidaridad mucho más amplia, en donde el sufrimiento de uno termine tocándonos y comprometiéndonos a todos”, es el mensaje que deja el delegado diocesano de la Pastoral Social de Ocaña. Fuente: Of. de comunicaciones del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS)

Lun 14 Sep 2020

Provincia Eclesiástica de Tunja convoca a jornada de oración por el fin del COVID-19

En el marco de la celebración litúrgica de Nuestra Señora de los Dolores, la Provincia Eclesiástica de Tunja, conformada por: la Arquidiócesis de Tunja, Diócesis de Duitama-Sogamoso, Diócesis de Chiquinquirá, Diócesis de Garagoa, Diócesis de Yopal y el Vicariato Apostólico de Trinidad, invitan a sacerdotes, religiosos, religiosas, comunidades parroquiales, grupos apostólicos y personas de buena voluntad, a unirse en oración por la salud de los enfermos y el descanso eterno de quienes han fallecido a causa del coronavirus (COVID-19). Durante la jornada de oración, que se realizará el martes 15 de septiembre, señalan los organizadores, “también se encomendará a Dios Todopoderoso, al personal médico y sanitario, así como a los científicos e investigadores, para que encuentren prontamente un remedio efectivo para controlar este virus que agobia a la humanidad; suplicando al Señor, con la intercesión de la Virgen María por la superación actual de esta contingencia”. Conozca los horarios y diferentes actividades que se realizarán durante la jornada en: www.arquidiocesisdetunja.org y en las redes sociales de las diócesis que hacen parte de la Provincia Eclesiástica. “Que esta sea una oportunidad para revisar nuestros hábitos, actitudes, comportamientos y crecer como personas, hombres y mujeres de fe, replanteando muchos aspectos que la situación actual hace notar”, señala la comunicación. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue comunicado[/icon]

Lun 7 Sep 2020

En tiempos de pandemia también se construye la paz

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - La primera semana de septiembre se ha institucionalizado en Colombia como la Semana por la Paz. Durante estos duros días por la pandemia del COVID-19, se han hecho notar muchos rasgos esperanzadores del ser humano: la generosidad, la solidaridad, el heroísmo de los servidores de la salud y otros sectores sociales, entre otros. Pero también se han evidenciado preocupantes signos oscuros que nos interpelan y tienen que movilizar para mejorar. Numerosos hechos violentos revelan el aumento de la agresividad en las personas: violencia intrafamiliar, contra las mujeres, los niños, asaltos callejeros, a establecimientos de comercio, a peatones y usuarios de bicicletas, masacres perpetradas por distintos grupos armados contra sectores específicos de la población como jóvenes, líderes sociales, comunidades indígenas, muestran que no solo se ha multiplicado exponencialmente el contagio del COVID-19 sino también el muy triste y mucho más letal de la violencia. Por ello nos viene bien hacer esta semana una buena lectura del mensaje que el Papa Francisco nos regaló para la jornada mundial de la paz que se celebra todos los 1 de enero: «La paz como camino de esperanza: diálogo reconciliación y conversión ecológica» Mientras circula toda clase de informaciones que infunden desconcierto y confusión y muchos líderes locales y globales parecerían estimular sentimientos que infunden animadversión hacia otras regiones y naciones, el Papa hace un llamado a la esperanza, perseverando en tender puentes y espacios de diálogo reconciliador. Si bien cuando vio la luz el mensaje del Papa publicado el 1 de enero aun no nos encontrábamos en medio de la pandemia, sus palabras son oportunas: «la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables» (Francisco, 53 Jornada Mundial de la Paz, enero 1 de 2020). El Santo Padre deja claro una de las causas que alimentan los conflictos y violencias: «nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo» (JMP, 2020). ¿Cómo romper el miedo que mantienen a las sociedades inmersas en círculos de violencia en muchos niveles? El Papa Francisco plantea la vía de la fraternidad: «basada sobre nuestro origen común en Dios y ejercida en el diálogo y la confianza recíproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto» (JMP, 2020). Si algo tenemos que aprender de esta pandemia, nos lo recordó el Papa el 27 de marzo, es que todos somos igualmente vulnerables y que en las manos de todos, remando juntos, esta la salida a la crisis. Este razonamiento podemos también ponerlo para otras dificultades, como las de la violencia fratricida que vivimos en nuestro país. Estos días de confinamientos y mucho tiempo para pensar, vayamos a lo profundo de nuestra conciencia y redescubrámonos como hermanos, ni iguales ni perfectos, pero todos hijos de una misma tierra: en nuestras manos está hacer de esta una nación donde haya espacio y posibilidades de vida digna para todos o seguir tercamente viéndonos como enemigos y tiñendo cada centímetro cuadrado de la patria con sangre de hermanos. ¿Ansiamos la vacuna para liberarnos del Coronavirus? En nuestras manos ya tenemos el antídoto para nuestra larga historia de violencia: cultivar la paz por el camino de la esperanza, en diálogo honesto y fraterno, asumiendo cada uno su propia parte de responsabilidad. Finalmente, al tiempo con la Semana por la Paz, tenemos la jornada de las migraciones. En esta ocasión el Santo Padre nos convoca a recordar que como tantos hermanos y hermanas nuestras deben dejar su tierra para buscar un mejor porvenir en tierras extrañas, Jesús tuvo que refugiarse con su familia en Egipto cuando apenas era un bebé. Y desde esta perspectiva, una vez más nos convoca para acoger, promover e integrar a los migrantes y desplazados internos. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM

Sáb 5 Sep 2020

Videos en lenguaje de señas para reapertura de templos

En el marco del proceso de reapertura de templos, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), atendiendo la condición de los católicos con limitaciones auditivas, ha realizado una serie de videos en lenguaje de señas. Los tres audiovisuales, con una duración aproximada de 60 segundos cada uno, presentan a Ángela María Hincapié, experta en la materia, indicando las recomendaciones de bioseguridad que se deben tener en cuenta ‘antes, durante y después’ de las celebraciones eucarísticas. Estas piezas comunicativas se suman a los materiales presentados en días anteriores, en el marco de la nueva fase para afrontar en Colombia el Covid-19. Son de libre uso y se encuentran disponibles en el micrositio iglesiaantecoronavirus.cec.org.co, haciendo clic en el botón ‘Subsidios para reapertura de templos’. También se pueden encontrar en nuestro canal de YouTube: Conferencia Episcopal de Colombia /episcopadocol

Vie 4 Sep 2020

Comunicado de la provincia eclesiástica de Cali

Ante los grandes desafíos que trae la pandemia del Covid-19, los obispos de la provincia eclesiástica de Cali, integrada por las jurisdicciones de Cali, Palmira, Cartago, Buga y Buenaventura, se pronunciaron frente a algunos aspectos que requieren especial atención durante este mes de septiembre. Son ellos: El desempleo, el cuidado de la casa común, la Paz, los migrantes, la realidad de los centros penitenciarios, entre otros. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]