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Antecedentes de la Carta Apostólica Desiderio Desideravi
Tags: carta apostólica desiderio desideravi motu propio traditionies custodes ecclesia dei smmorm pontificm Iglesia
El 29 de junio del año 2022 el papa Francisco regaló a la Iglesia un texto dedicado a la liturgia. Se trata de la Carta Apostólica Desiderio Desideravi[1], sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios, que desarrolla los resultados de la plenaria de febrero de 2019 del Dicasterio del Culto Divino y sigue al motu proprio Traditionis Custodes, reafirmando la importancia de la comunión eclesial en torno al rito surgido de la reforma litúrgica postconciliar.
La Carta Apostólica es el punto de llegada de un proceso que tuvo sus orígenes en la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, a raíz del desacato del arzobispo de Dakar (Senegal), Monseñor Marcel Lefebvre (+ 1991) de los acuerdos aprobados por los padres conciliares y férreo defensor de la vieja ortodoxia, idea que lo impulsó a fundar, en 1968, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Suspendido a divinis en 1976 por el Vaticano, Monseñor Lefevre, continuó ordenando sacerdotes y obispos partidarios de su ideario, por lo que fue excomulgado definitivamente en 1988, por el papa Juan Pablo II.
1. Quattuor Abhinc Annus
Juan Pablo II, deseando ayudar a este grupo y demás partidarios del rito de la misa anterior a la reforma, concedió el indulto Quattuor Abhinc Annus[2], en forma de instrucción publicada por la Congregación del Culto Divino, el 3 de octubre de 1984. La instrucción llega cuatro años después de una consulta de la Santa Sede a los obispos “sobre el modo en el cual los presbíteros y los fieles en sus diócesis, adoptaron el Misal promulgado por el papa Pablo VI; las dificultades sobrevinientes a la aplicación de la reforma litúrgica, y las resistencias que hubiere que superar”[3] . Para hacer uso de este indulto, se debía guardar las siguientes condiciones: “debe constar sin ambigüedades que tales sacerdotes y fieles no tienen parte con los que dudan de la legitimidad y rectitud doctrinal del Misal Romano promulgado por el Romano Pontífice Pablo VI en 1970”; “esa celebración sólo será útil para los grupos que la pidieron; en las iglesias y oratorios que el Obispo diocesano señalare (no así en templos parroquiales, a no ser que el Obispo lo conceda para casos extraordinarios)”; “en los días y condiciones que el mismo Obispo estableciera por costumbre o por una eventualidad, deberán celebrar siguiendo el Misal del año 1962 y en latín; no deberán mezclar los ritos y los textos de ambos Misales”; “cada Obispo reportará a esta Congregación sobre las concesiones que otorgue, y al culminarse el año de la concesión del presente indulto, dará cuenta de los resultados obtenidos con su aplicación”[4].
2. Carta Apostólica Ecclesia Dei
Más adelante, el Pontífice, como signo de la solicitud del Padre común para con todos sus hijos, expidió la Carta Apostólica Ecclesia Dei[5], dada en forma de motu proprio, el 2 de julio de 1988, y constituyó la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, “con la tarea de colaborar con los obispos, con los dicasterios de la Curia Romana y con los ambientes interesados, para facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades, religiosos o religiosas, que hasta ahora estaban ligados de distintas formas a la Fraternidad fundada por el arzobispo Lefebvre y que deseen permanecer unidos al Sucesor de Pedro en la Iglesia católica, conservando sus tradiciones espirituales y litúrgicas”[6]. En su escrito, además, el Papa, exhortó a los obispos a utilizar amplia y generosamente esta facultad en favor de los fieles que lo solicitasen.
3. Carta Apostólica Summorum Pontificum y Carta Con grande fiducia
En la misma línea de solicitud pastoral, el papa Benedicto XVI, el 7 de julio de 2007, publicó la Carta Apostólica Summorum Pontificum[7], dada en forma de motu proprio, y amplió y actualizó la indicación general del motu proprio Ecclesia Dei, sobre la posibilidad de utilizar el Missale Romanum de 1962, con normas más precisas y detalladas. En dicha carta, el Papa, estableció la distinción entre dos formas del mismo rito romano: una forma llamada “ordinaria”, que se refiere a los textos litúrgicos del Misal Romano revisados siguiendo las indicaciones del Concilio Vaticano II, y una forma denominada “extraordinaria”, que corresponde a la liturgia que regía antes del aggiornamento litúrgico. En la carta a los obispos que acompaña al motu proprio[8], Benedicto XVI precisaba muy bien que su decisión de hacer coexistir los dos misales no tenía solamente por objeto satisfacer el deseo de ciertos grupos de fieles adherentes a las formas litúrgicas anteriores al Concilio Vaticano II, sino también permitir el mutuo enriquecimiento de las dos formas del mismo rito romano, es decir, no sólo hacer posible su coexistencia pacífica sino también posibilitar su perfeccionamiento, subrayando los mejores elementos que los caracterizan. A propósito de esto escribía que “las dos formas de uso del rito romano pueden enriquecerse recíprocamente: se podrá y se deberá incluir en el antiguo misal a los nuevos santos y algunos de los nuevos prefacios [... ]. En la celebración de la Misa según el misal de Pablo VI se podrá manifestar, de un modo más enérgico que lo que se ha hecho hasta el presente, esa sacralidad que atrae a numerosas personas hacia la forma antigua del rito romano”[9]. Por tanto, las condiciones para el uso del misal de 1962 establecidas en los documentos anteriores Quattuor abhinc annis y Ecclesia Dei, fueron sustituidas por las siguientes:
En las misas celebradas sin pueblo, “todo sacerdote católico de rito latino, tanto secular como religioso (idóneo y sin impedimento jurídico), puede utilizar tanto el Misal Romano editado por el beato Papa Juan XXIII en 1962 como el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, en cualquier día, exceptuado el Triduo Sacro…, no necesita permiso alguno” (art. 2); “las comunidades de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica, tanto de derecho pontificio como diocesano; los fieles que lo pidan voluntariamente”; puede tener lugar en día ferial; los domingos y las festividades” (art. 3); “el párroco,, puede conceder la licencia para usar el ritual precedente en la administración de los sacramentos del Bautismo, del Matrimonio, de la Penitencia y de la Unción de Enfermos, si lo requiere el bien de las almas” (art. 5, 3; 9, 1 ); “a los ordinarios se concede la facultad de celebrar el sacramento de la Confirmación usando el precedente Pontifical Romano” (art. 9, 2); “el ordinario del lugar, si lo considera oportuno, puede erigir una parroquia personal según la norma del canon 518 para las celebraciones con la forma antigua del rito romano” (art. 10)[10].
4. Carta Apostólica Ecclesiae unitatem
En este camino de acercamiento de la Santa Sede a la Fraternidad San Pío X, el Pontífice, publicó la Carta Apostólica en forma de motu proprio Ecclesiae unitatem[11], el 2 de julio de 2009, en la que reformó la estructura de la Comisión Ecclesia Dei, uniéndola de manera estrecha a la Congregación para la doctrina de la fe y retiró “la pena de excomunión a los cuatro obispos ordenados sin mandato pontificio por el arzobispo Lefebvre en 1988: Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta”[12]. Con esa decisión, el Pontífice, “quiso suprimir un impedimento que podía impedir la apertura de una puerta al diálogo e invitar así a los obispos y a la Fraternidad San Pío X a volver al camino de la comunión plena con la Iglesia”[13].
La renuncia del papa Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, y los vientos de reforma del nuevo pontífice, el papa Francisco, suscitaron resistencia en algunos sectores de la Iglesia. En Colombia, el rostro visible de ésta resistencia fue el catedrático José Galat Noumer (+2019), presidente de la Universidad “La Gran Colombia”, quien cuestionó la legitimidad del papa Francisco en varias ocasiones por su canal de televisión Teleamiga, por lo que la Conferencia Episcopal consideró que Teleamiga no podría ser considerado un canal católico y pidió a sacerdotes, religiosos y laicos a retirar el apoyo a ese canal, el 25 de julio del año 2017[14].
5 Carta apostólica sobre la Comisión Pontificia Ecclesia Dei
Con la misma intencionalidad pastoral y de comunión eclesial de sus predecesores, el Papa Francisco, suprimió la Comisión pontificia Ecclesia Dei, el 19 de enero de 2019, y pasó sus tareas a la Congregación para la Doctrina de la Fe, considerando que en la actualidad han cambiado las condiciones que llevaron al santo Pontífice Juan Pablo II al establecimiento de dicha Comisión[15]. Luego, a los dos años siguientes, y después de una consulta amplia al episcopado, el Pontífice, promulgó la Carta Apostólica Traditionis Custodes, sobre el uso de la liturgia romana antes de la reforma de 1970, el 16 de julio de 2021[16], y cerró el camino a la “forma extraordinaria” de la misa. Los resultados lamentaron que una cosa hecha para ayudar pastoralmente a quienes habían vivido una experiencia anterior, se fuera transformando en ideología. Es entonces, cuando el Papa, reconoce la necesidad de normas claras para quienes no habían vivido esa experiencia y buscan los ritos tridentinos por moda, por mero gusto, sin saber latín y por tanto sin saber lo que están orando[17]. Sin embargo, el Papa, no prohibió la celebración de la Misa tridentina, sino que dispuso que cada obispo la supervise y apruebe.
6. Carta Apostólica Traditionis Custodes
En esa Carta, el Pontífice, estableció que: “los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano” (art. 1); “al obispo diocesano, le corresponde la regulación de las celebraciones litúrgicas en su propia diócesis. Por tanto, es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica” (art. 2); “los presbíteros ordenados después de la publicación del presente Motu proprio, que quieran celebrar con el Missale Romanum de 1962, deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización” (art. 4)[18].
Esta situación de personas que no tienen muy claro qué están orando o el sentido de determinados ritos fue la motivación del Pontífice para urgir una formación litúrgica seria y vital, en su Carta Apostólica Desiderio Desideravi[19].
¿Cómo se manifiesta el fenómeno del tradicionalismo en su Iglesia particular?
P. Jairo de Jesús Ramírez Ramírez
Director del Departamento de Liturgia del SPEC
[1] Francisco. Desiderio Desideravi, sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios (29/06/2022). Madrid: BAC-documentos, 2022.
[2] Sagrada Congregación para el Culto Divino. “Indulto para usar el Misal Romano de 1962”. En: Acta Apostolicae Sedis (AAS), 76 (1984), pp. 1088-1089.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Juan Pablo II. Carta Apostolica “Ecclesia Dei” en forma de motu proprio (2 de julio de 1988). En: AAS 80 [1988] 1498; cf. L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 10 de julio de 1988, p. 24).
[6] Ibíd.
[7] Benedicto XVI. Carta Apostólica Summorum Pontificum (7 de julio de 2007). En: AAS 99 [2007], pp. 777-781.
[8] Benedicto XVI. Carta Con grande fiducia (7 de julio de 2007), en AAS, 99 (2007), pp. 795-799.
[9] Ibíd.
[10] Ibíd.
[11] Benedicto XVI. Carta Apostólica en forma de motu proprio Ecclesiae Unitatem (2 de julio de 2009).
[12] Ibíd.
[13] Ibíd.
[14] Cfr. Conferencia Episcopal de Colombia. Comunicado n. 002 (25 de julio de 2017). En: https://www.cec.org.co/sites/default/files/2017%20ComTeleamiga.pdf, consultado el 19 de octubre de 2022.
[15] Cfr. Francisco. Carta apostólica en forma de motu sobre la comisión pontificia “Ecclesia Dei”, (17 de enero de 2019).
[16] Francisco. Carta Apostólica Traditionis Custodes, sobre el uso de la liturgia romana antes de la reforma de 1970 (16 de julio de 2002).
[17] Cfr. Tadeo Albarracín. Antecedentes de la Carta Desiderio Desideravi, en: https://elcatolicismo.com.co/iglesia-hoy/formacion/los-antecedentes-de-la-carta-apostolica-desiderio-desideravi, consultado el 1 de octubre de 2022.
[18] Ibid.
[19] Francisco. Desiderio Desideravi, Op., cit.
Cuaresma: un camino de fe en comunidad
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Conversión pastoral para ir en salida misionera
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Mar 13 Feb 2024
2024 de la mano de Dios
Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Sin duda que el refrán de que cada día tiene sus afanes, es cierto. Así como cada año que comenzamos viene cargado de expectativas y sueños. Estamos dando inicio formal a las actividades administrativas en la Arquidiócesis y en general en todas nuestras comunidades. De nuevo quiero expresarles mis mejores deseos para que este año represente un tiempo de paz y reconciliación, así como de crecimiento en la fe y en el compromiso de vivir una vida según el querer del Señor. Vivámoslo de la mano de Dios.Para la Iglesia universal, por querer del Papa Francisco, el 2024 será el año de la oración. Él ha querido que, en la proximidad del año santo jubilar, que se celebrará en el 2025, los que hacemos parte de la Iglesia católica nos unamos en un mismo sentir y un solo corazón, por la gracia y acción del Espíritu Santo que debemos dejar actuar en cada uno. Y un medio para discernir lo que el Señor quiere para todos es la oración.El Catecismo de la Iglesia Católica dedica toda la cuarta parte a la oración cristiana, en los números 2558 – 2865. Los invito para que los retomen y los lean; es una joya catequética que nos ayuda a comprender la importancia de la oración cristiana y los beneficios que de ella surgen. En estos números nos enseña a orar y hacer de la vida una oración.En estos tiempos, que no son los últimos, pero que nos ayudan a prepararnos para cuando el momento final llegue, el Catecismo dice, entre otras cosas, lo siguiente: “Orar en los acontecimientos de cada día y de cada instante es uno de los secretos del Reino revelados a los “pequeños”, a los servidores de Cristo, a los pobres de las bienaventuranzas. Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante impregnar de oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser la levadura con la que el Señor compara el Reino (cf. Lc. 13, 20-21)” (n. 2660).Y estas formas de oración son: vocal, meditación y contemplación, y en estas expresiones están la oración de bendición, de adoración, de petición, de intercesión, de acción de gracias y de alabanza.En este primer editorial del año, solo los quiero motivar para que acojamos la invitación del Papa para que se intensifique la oración, en estos tiempos de prueba. La Arquidiócesis irá ofreciendo subsidios, con base en el Catecismo, para que se sumerjan en el misterio del amor de Dios que es también la oración. Si Cristo oró, lo hizo porque para Él la oración era vital, y para enseñarnos a orar.El 2 de febrero celebramos la solemnidad de la Presentación del Señor en el templo, conocida también esta fiesta litúrgica como de Nuestra Señora de la Candelaria. Pedimos al Señor, que vino a nosotros como la luz de las gentes, que también nosotros seamos luz llena de esperanza para los demás.Igualmente se celebra el 11 de febrero, la Jornada Mundial del Enfermo, en concordancia con la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes. Oramos por los enfermos, por los que están en clínicas y hospitales, y oramos también por el personal de salud, médicos, personal de enfermería, administrativos y directivos de estas instituciones. También pedimos para que las políticas de salud que se están implementando, no vulneren los derechos de nadie, ni de los enfermos, ni de los prestadores de salud. En el centro de todo esfuerzo está la persona, y es a ella a la que se debe servir con amor y eficacia.El miércoles 14 de febrero damos inicio al tiempo de Cuaresma, con la imposición de la ceniza. Que sea un día de auténtico compromiso de cambio y de conversión personal y comunitaria.Y el 22 de febrero, celebramos la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Es el día en el que oramos por el Papa Francisco, sucesor de Pedro, y al orar por él, oramos por toda la Iglesia. El ser católico conlleva la comunión con el Papa. Él nos pide siempre que oremos por sus intenciones. Hagámoslo. Y oremos también por nuestro seminario Arquidiocesano San Pedro Apóstol, pidiéndole a San Pedro que interceda por esta importante y querida obra arquidiocesana, la casa donde se forman los futuros presbíteros.
Vie 26 Ene 2024
Encuentro con Jesucristo en la Palabra de Dios
Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve- Para la gloria de Dios y bien de la Iglesia que amamos, comenzamos el año 2024 con ánimos renovados y fervor pastoral fortalecido, para llevar a cabo la evangelización en nuestra Diócesis de Cúcuta. Damos gracias a Dios por el trabajo pastoral y compromiso apostólico de todos nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, agentes de pastoral y fieles de cada una de nuestras parroquias, que hasta el momento se han desgastado dando lo mejor de sí para llevar a todos a Nuestro Señor Jesucristo, respondiendo al mandato de ir en salida misionera a predicar el Evangelio del Señor.Para llevar a cabo esta tarea con la alegría de los hijos de Dios, les garantizo a todos mi oración constante de rodillas frente al Santísimo Sacramento y la celebración diaria de la Eucaristía, con la intención de ayudarles en su crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, respondiendo cada día a la pregunta que Jesús le hizo a Pedro: “Y según ustedes, ¿Quién soy yo?” (Mc 8, 29), afirmando con nuestras palabras y obras: “Tú eres el Cristo” (Mc, 8, 29), profesión de fe que tenemos que transmitir en la misión evangelizadora que estamos desarrollando y que este año vamos a fortalecer en la salida misionera por los sectores de cada una de las parroquias.El desarrollo de nuestro Plan de Evangelización comienza con el primer paso que es el “Encuentro con Jesucristo”, que será la insistencia central en este quinquenio y cada año tendrá un momento especial, fortaleciendo en este año 2024, el encuentro con Jesucristo en la Palabra de Dios y luego en años venideros será encuentro con Jesucristo en la liturgia, en la comunidad, en los pobres y en la Virgen María. Cada año retomará la insistencia del año anterior y será fortalecida con el contenido central de la evangelización que es Jesucristo Nuestro Señor, al que seguimos como camino, verdad y vida, que nos lleva hasta el Padre celestial (Jn 14, 6).Este primer año del proceso evangelizador tiene como énfasis el encuentro con Jesucristo en la Palabra. Al celebrar en este domingo el día de la Palabra de Dios, nos convoca de manera particular a profundizar en el conocimiento de Jesucristo en la Sagrada Escritura que es fuente de vida para cada uno de nosotros creyentes en Cristo y de esa manera caminar juntos fundamentados en la Palabra de Dios, tal como lo enseña Aparecida cuando afirma: “Junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada convivencia comunitaria, nuestros fieles necesitan profundizar el conocimiento de la Palabra de Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única manera de madurar la experiencia religiosa” (Documento de Aparecida 226c).En el proceso evangelizador de la Iglesia, pastores y fieles, estamos llamados a caminar juntos, fundamentados en la Palabra de Dios. Así lo expresa Aparecida cuando hace el llamado misionero, “hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios” (DA 247), para encontrarnos con Jesucristo que es la fuente de nuestra salvación.Por eso el anuncio misionero en nuestra Iglesia Particular lo vamos a centrar y a fortalecer este año en la Palabra de Dios entregada a los fieles en su integridad, como lo ha pedido Aparecida: “Se hace necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de ‘auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad’.Esta propuesta será mediación de encuentro con el Señor si se presenta la Palabra revelada, contenida en la Escritura, como fuente de evangelización” (DA 248).Desde el Bautismo todos somos discípulos misioneros del Señor que anhelamos nutrirnos con el pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía, para ir en salida misionera comunicando el mensaje de salvación a todos los hermanos.Palabra de Dios y Eucaristía siembran en el creyente las semillas del Reino de Dios, que le permite llenarse de fervor pastoral, para comunicarlo con la vida y las palabras en un deseo sincero de evangelizar, transmitiendo el mensaje de la salvación a todos. Un deseo evangelizador que brota del conocimiento y amor por la persona, el mensaje y la Palabra de Jesucristo. Así lo enseña el Papa Francisco cuando afirma: “La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y los vuelve capaces de un auténtico testimonio evangélico en la vida cotidiana. La Palabra proclamada, viva y eficaz, prepara para la recepción del Sacramento, y en el Sacramento esa Palabra alcanza su máxima eficacia” (Evangelii Gaudium 174).En este compromiso misionero contamos con la protección maternal de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, nuestro patrono, quienes escucharon la Palabra de Dios y entregaron su vida para hacer su voluntad. En nuestra respuesta evangelizadora queremos hoy decir como Pedro: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 29), para recibir la gracia y la fortaleza que vienen del encuentro con Jesucristo, para ir en salida misionera a encontrar al hermano entregando la Palabra de Dios, acercarlo a Nuestro Señor Jesucristo y comprometerlo a vivir sin temor la alegría del Evangelio.En unión de oraciones,reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta
Jue 7 Dic 2023
De la mano de la Virgen
Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - “En el sexto mes, Dios envió al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un nombre llamado José, de la descendencia de David. El nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 26 -27).Iniciamos el año litúrgico 2023 – 2024 con el adviento, el domingo 3 de diciembre. Como bien se sabe, este es un tiempo especial dedicado a la preparación de la gran fiesta de la navidad. Confiados en Dios, disponemos alma, vida, cuerpo y corazón, para recibir nuevamente al Niño Dios. El adviento es el tiempo de la gozosa espera, donde a través de actos de penitencia, oración y limosna, abrimos las puertas de nuestras vidas para acoger la nueva noticia que los ángeles anunciaron a los pastores en Belén.Pero es necesario tener presente que el adviento no debe limitarse a estos días previos a la navidad. La vida del cristiano es y debe ser asumida en constante adviento. Es necesario tomar conciencia de que estamos de paso por este mundo, de que somos peregrinos y que el adviento, en la espera de la segunda venida del Señor, debe animar toda nuestra existencia. Para ello la palabra “preparación” es una constante. Tenemos que estar todos preparados porque no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el Señor. Eso es también adviento. Podríamos decir, que la madurez del cristiano se manifiesta en lograr combinar el presente con el futuro; el ya pero todavía no que anima la fe a buscar en todo momento la verdad infinita del Hijo de Dios.El camino del adviento, de la mano de la Virgen, adquiere su pleno significado, pues ella, la llena de gracia, supo lo que era acoger en su corazón y en su seno al Hijo de Dios y vivir en carne propia la espera gozosa durante los nueve meses de su embarazo. De la mano de la Virgen María, los invito a recorrer el camino de sus vidas, en tónica de adviento.En el año 1223, en un pequeño poblado de Italia llamado Greccio, hace 800 años, San Francisco de Asís quiso escenificar el misterio del portal de Belén. San Francisco veía en esta escena la síntesis de todo el amor que Dios nos tiene. Ha sido esta una tradición que ha superado los tiempos y llega a nosotros con una invitación muy especial: la de que hagamos de nuestros corazones, de nuestras vidas, de nuestras familias, un nuevo pesebre, en donde nazca verdaderamente el Niño Dios. No puede ser el pesebre una simple decoración. Ha de ser también el testimonio de una fe que tenemos en que somos amados y salvados por el amor y la misericordia divinas.Como nos recuerda el Papa Francisco en la Carta Apostólica Admirabile signum del 2019, “el hermoso signo del pesebre, tan estimado, suscita siempre asombro y admiración”. Y también: “¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y las estrellas son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”.Aprovecho para motivar a todas las familias a que recen las novenas de adviento con fe, con esperanza, con recogimiento. Que los pesebres sean hechos con material no biológico, pensando en el cuidado de la casa común, y que, como dice el Papa, no pierdan nunca el asombro al reconocer que, de nuevo Dios Padre creador nos envía a su Hijo para salvarnos. Su nombre es Jesús.De la mano de la Virgen los invito a celebrar la Navidad, tiempo de gozo, tiempo de paz.De la mano de la Virgen María cumplo el primer año del inicio de mi arzobispado en Cali. La Virgen Inmaculada me acompañe hoy y siempre.A todos los lectores de la Voz Católica, a todos los fieles de la Arquidiócesis de Cali y a todos los hombres y mujeres que habitan estas hermosas tierras del Valle del Cauca, les deseo una feliz Navidad y un año 2024 lleno de las gracias y bendiciones del Altísimo. Reciban y vivan el nuevo año de la mano de la Virgen.
Mar 21 Nov 2023
El Samaritano se acercó y curó las heridas
Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve-Nos disponemos para la Jornada Mundial de los Pobres el próximo domingo, con el propósito que todos los bautizados seamos más sensibles a las necesidades de los más vulnerables de la sociedad. No se trata de hacer el bien solamente un domingo al año, es una jornada para tomar conciencia que la caridad cristiana debe ser el modo habitual como el cristiano vive su fe. El fruto maduro de la fe y la esperanza es la caridad, que constituye la corona de todas las virtudes y es a la vez la puerta de entrada a la gloria de Dios. “Vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme” (Mt 25, 34-36).La caridad permite ver cercano al prójimo y hacerse uno con él en su necesidad espiritual y material y todo por amor a Dios, sabiendo que para obtener la vida eterna está escrito en la Palabra: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27), estando en estos mandamientos todo lo que se ha de hacer para llegar a la salvación eterna.En la parábola del buen samaritano del Evangelio un experto de la ley interroga a Jesús sobre quien es el prójimo y Jesús responde diciendo que el prójimo es aquel que está caído en el camino y quien obra correctamente desde la caridad; es el samaritano quien no dio rodeos cuando vio a su hermano herido en medio del camino, sino que se acercó, sintió lástima y le vendó las heridas cuidando de él (Cfr Lc, 10, 30 - 36), diciendo con esto que ese herido del camino le pertenece a todo cristiano que tiene como virtud esencial ejercer la caridad con los más vulnerables y necesitados de la sociedad.El desarrollo de nuestro Plan de Evangelización tiene como lema para este mes: “Caminemos juntos, animando la evangelización” que es el anuncio de Jesucristo para que habite en el corazón de cada creyente y que tendrá como manera de ser del cristiano evangelizado el ejercicio de la caridad. Es posible transformar el mundo si hacemos de la caridad el programa de vida del evangelizado.Vivimos en un mundo globalizado, pero a la vez individualista y egoísta, que busca resolver todos sus conflictos estando por encima del otro, no importa si cada uno se construye un trono sobre las cenizas de los demás, lo importante para el ser humano de hoy es el trono, el pedestal, sin importar los medios para conseguirlo. Frente a este panorama desolador para la humanidad, la propuesta de Jesús en la parábola del buen samaritano, es un grito de esperanza, porque donde hay una persona buena hay esperanza, donde existe un buen samaritano que se acerca y cura las heridas de otro, allí no hay desolación, ni destrucción y estamos en medio de muchos samaritanos que en el camino se acercan y curan heridas de las más desvalidos.El llamado para todos es que seamos los samaritanos de este momento, a pesar de la destrucción del otro, por la que pasa el ser humano individualista y egoísta. El Evangelio de la caridad sigue siendo la propuesta para transformar este mundo, haciendo presente a Jesucristo que nos propone el camino para vivir como hermanos y para ayudarnos como prójimos. El Papa Francisco al reflexionar sobre la realidad del necesitado expresa: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (FT 56).Este llamado del Papa Francisco nos ubica en la realidad humana que hay que fortalecer y enaltecer desde la apertura al otro, para sanarle sus heridas. En el camino encontramos muchos heridos física y espiritualmente, que necesitan un samaritano, un prójimo que se agache, sane y cuide heridas. El Evangelio de la caridad nos ayuda a descubrir esa potencia de amor que existe en cada corazón, porque hace parte de su ser abrirse a los otros. “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud, si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su verdad si no es en el encuentro con los otros: sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar” (Fratelli Tutti 87).Con este itinerario que hemos realizado en torno a la Jornada Mundial de los Pobres, entendemos que la caridad va mucho más allá de una jornada en la que servimos a los más necesitados; la caridad es el sello del cristiano y debe estar todo el tiempo en su corazón. La caridad es la manera de ser del cristiano, que en el camino de la vida se agacha a sanar las heridas de quien está caído. “Caminemos juntos, haciendo la caridad” construyendo juntos un mundo nuevo y mejor desde la caridad, que es el amor de Dios que se hace presencia a través de cada uno de los cristianos. Que la Santísima Virgen María, madre de la Caridad y el glorioso patriarca San José custodien la fe y esperanza en nosotros, para que por la gracia de Dios produzcamos el fruto maduro de la caridad y así “Caminemos juntos, sanando las heridas del prójimo”. En unión de oraciones. Reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta