SISTEMA INFORMATIVO
“El sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías, como lo había anticipado el Papa”: P. Raúl Ortiz Toro
Tags: XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos Informe de síntesis de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos conferencia episcopal de colombia iglesia católica colombiana Padre Raúl Ortiz Toro sínodo sobre la sinodalidad

Tras la celebración eucarística de clausura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos desarrollada en Roma durante todo este mes de octubre, presidida por el papa Francisco el domingo 29 de octubre en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, los padres y madres sinodales iniciaron sus viajes de regreso a las comunidades eclesiales de pertenencia, llevando consigo grandes expectativas y tareas a realizar durante este periodo de preparación que culminará con la segunda sesión, en octubre de 2024.
El día anterior había sido presentado el informe de síntesis de la primera sesión, documento que en versión oficial por ahora solo está disponible en italiano, a partir del cual se han generado algunas inquietudes y en el que todos los miembros del Pueblo de Dios estamos llamados a profundizar.
Para iniciar esta camino de discernimiento y retroalimentación, el Departamento de Comunicaciones del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano entrevistó al padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina, sobre algunos aspectos que permiten comprender no solo las propuestas del documento final titulado “Una Iglesia sinodal en misión”, sino, en general, los principales temas tratados durante la XVI Asamblea General.
Padre Raúl, ¿Cree que ya finalizada esta primera sesión de la Asamblea Sinodal se han disipado los temores y tensiones que la antecedieron?
Efectivamente. Sin embargo, recuerdo aquel adagio: “calumniad, calumniad, que algo queda”; es decir, lamento mucho que los profetas de calamidades hayan logrado hacer mella en tantas personas inocentes que desconocen la teología o el derecho canónico al punto de sembrarles desazón y desconsuelo. El mismo Papa Francisco lo advirtió cuando contó que habiendo llamado a unas monjitas, estas le expresaron que tenían miedo del Sínodo porque habían escuchado que allí iban a “cambiar la doctrina”, lo cual no ha pasado para nada. Es lamentable que haya tantos prejuicios, pero a la vez es esperanzador, porque esto quiere decir que los temores eran infundados y que, en verdad, el Espíritu Santo fue el protagonista.
La prensa, que no es nada ingenua, gozó con los que prejuiciosamente anticipaban un cisma, e hizo uso de los detractores del Sínodo que se detuvieron en temas de tono disciplinar, que ahora vemos que no fueron centrales o ni siquiera fueron abordados, como la ordenación de mujeres, el levantamiento del celibato sacerdotal y la bendición de parejas homosexuales. Sabían, pero sin embargo lo callaron, que el Sínodo es un órgano de participación eclesial de carácter consultivo y no deliberativo; y sabían, además, que el sínodo alemán había sido un proceso con una metodología y resultados distinto a lo propuesto por Francisco en el Sínodo sobre la Sinodalidad, dos caminos diferentes, pero tendenciosamente los equipararon como si se tratara de una misma cosa. Esta experiencia debe enseñarnos que la altura de una discusión se basa en la sensatez de los argumentos y no en los prejuicios infundados. En conclusión, el sínodo derrotó los prejuicios y las ideologías como lo había anticipado el Papa.
¿Qué pasará ahora mientras llega la segunda sesión del Sínodo en octubre de 2024?
Hemos entrado a una nueva etapa de discernimiento en perspectiva de retroalimentación. De la consulta a las Iglesias locales entre 2021 y 2022 salieron grandes intuiciones que fueron recogidas en las síntesis nacionales y continentales, que se vieron a su vez reflejadas en el Documento de Trabajo del Sínodo. Durante la Asamblea, las madres y los padres sinodales escucharon la voz del Espíritu Santo, a través de la conversación espiritual, que es un método que no es nuevo en la Iglesia, pero que sí es novedoso en su aplicación durante un Sínodo. Sumado a esto, el silencio fue un protagonista especial que permitió hacer síntesis interior. La espiritualidad de la sinodalidad con base en la escucha en un doble pero único sentido, es decir, del Espíritu Santo y del santo pueblo fiel de Dios, es una riqueza grande que debemos explorar y profundizar en nuestras comunidades eclesiales locales. Para ello, la síntesis de esta primera sesión de la Asamblea Sinodal ha logrado identificar unos temas que en nuestras Iglesias Particulares seguramente se trabajarán con la metodología de conversación espiritual durante este año antes de la segunda sesión.
¿Cuáles son, entonces, esos temas nucleares para el discernimiento?
El documento está organizado de manera tripartita externa e internamente. Es decir, hay 20 temas agrupados en tres grandes bloques y luego cada uno de esos 20 capítulos está desarrollado en tres partes. Los tres grandes bloques son, el primero, el que se refiere a la teología y a la espiritualidad de la sinodalidad, como sentando unas bases argumentativas, pero vivenciales, de lo que se necesita para lograr ser “Una Iglesia sinodal en misión”, que es el nombre que le han dado a esta síntesis. El segundo, es un bloque que se detiene a pensar en las personas, en los sujetos del sentido de la fe (sensus fidei), es decir, todos los miembros del pueblo de Dios en la dinámica de sinodalidad-colegialidad episcopal-primado petrino, desde una perspectiva de comunión para la misión. Finalmente, el tercer bloque trata el tema de los procesos y de las instituciones, y la necesidad de que sean cada vez más sinodales, esto es, que promuevan y faciliten la corresponsabilidad, el liderazgo compartido en la Iglesia.
¿Y esto no es demasiado teórico y quizá reiterativo?
Es necesaria teología; es la sana doctrina según el principio de Tradición que nos legó san Vicente de Lérins en el siglo V: lo que se ha creído siempre, en todos los lugares y por todos. Estas bases iluminan entonces la distribución tripartita interna de cada uno de los 20 temas que han sido tratados así: convergencias, cuestiones que se deben afrontar y propuestas; podríamos decir que esta es la parte práctica; precisamente, aquí es donde se ve que el Sínodo es un órgano consultivo y no fue convocado para cambiar la doctrina. Entonces, por ejemplo, tomemos el tema tercero que es la iniciación cristiana: las convergencias son los principios basilares del tipo: “la celebración de la Eucaristía, sobre todo el domingo, es la primera y fundamental forma en la que el pueblo de Dios se reúne y encuentra” (3 e); en consecuencia, una cuestión que se debería afrontar es que “el sacramento del bautismo no puede ser entendido de manera aislada, al margen de la lógica de la iniciación cristiana, ni tampoco de manera individualista” (3 g); por ello, una propuesta es que “si la Eucaristía da forma a la sinodalidad, el primer paso es obrar en consecuencia con la gracia a través de un estilo celebrativo a la altura del don y con una auténtica fraternidad. La liturgia, celebrada con autenticidad, es la primera y fundamental escuela de discipulado y fraternidad” (3 k). Ningún buen católico podrá resistirse a este tipo de reflexión a la vez tan concreta como trascendente.
¿Cómo se aterriza cada convergencia, cuestión y propuesta del documento final al discernimiento comunitario?
Lo primero es que el documento debe ser leído en el contexto de una espiritualidad de la sinodalidad que tiene de base la conversión permanente, sincera y progresiva, en el ámbito personal y evangelizador. Los principales detractores del Sínodo sobre la Sinodalidad no son los que hablan prejuiciosamente de la metodología o el contenido de la Asamblea sinodal, sino aquellos que no están convencidos de que los tiempos nos desafían a ser una “Iglesia sinodal en misión”, en salida a las periferias. Son las resistencias más peligrosas, las de la inactividad. Se me viene a la cabeza una frase del papa Pío XII que habló en 1950 de “la herejía de la acción”, una acción que no se basa en la ayuda de la gracia y no busca la santidad. Pero ahora podríamos parafrasear al papa Pacelli porque el clericalismo que ha denunciado Francisco ha llevado, más bien, a una “herejía de la inacción”. En algunas comunidades eclesiales la fe dormita porque los agentes de evangelización están cansados, parece que llevaran un peso encima desde hace dos mil años. Por ejemplo, hace poco, en un encuentro ecuménico internacional, la cantidad de jóvenes saliendo a misión – que nosotros llamamos ad gentes – nos dejó atónitos a la vez que preocupados, no solo por la cantidad, sino porque ninguno era católico.
Padre, creo que aún no me ha respondido la pregunta…
Bueno, estaba haciendo un preámbulo, que hace parte de la respuesta: si no hay pasión por evangelizar, ni conciencia de la vocación misionera, la sinodalidad pasará a la historia como una buena idea más, sin mayor trascendencia. ¿Cómo se aterriza, entonces? En primer lugar, aparece el liderazgo de las Conferencias Episcopales; a ellas se les ha pedido que reflexionen sobre varios asuntos, por ejemplo, instituir comisiones de estudio sobre cuestiones discutidas, profundizar las relaciones con las conferencias de la vida religiosa, buscar caminos para la inculturación de la liturgia, usar un lenguaje más cercano en sus documentos, promover las pequeñas comunidades, establecer métodos para rendición de cuentas, recordar la obligatoriedad de los consejos episcopales y de pastoral, y una larga lista.
Creo que las Conferencias Episcopales estudiarán los 20 capítulos de la síntesis y decidirán qué es necesario discernir a nivel parroquial, diocesano, nacional o continental, por supuesto con apoyo de los organismos de participación y corresponsabilidad según cada nivel. Algo muy concreto es que las Iglesias Particulares deberían convertir en hábito el discernimiento a través de la metodología de conversación espiritual, con las herramientas de la escucha y el silencio, haciendo uso del documento síntesis del Sínodo y la experiencia de esta primera sesión que acaba de terminar. En ello, el liderazgo de nuestros obispos, presbíteros, religiosos, religiosas, laicos y laicas es fundamental.
¿Quizá el tema que va a ser más cuestionado sea el número 15 que trata del “Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas”?
Como lo decía hace un momento algunas personas se van más por las ramas que por el tronco. Ese capítulo, seguramente, será tratado y discernido sinodalmente por el pueblo de Dios, colegialmente por los obispos y, en últimas, definido por el primado petrino. Los participantes en el Sínodo han asegurado que hablando de estas cuestiones se dieron cuenta de lo importante que es escuchar y hacer silencio para entender los argumentos de los demás (cf. 15 a) sobre todo en temas “controvertidos” como los efectos antropológicos de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, la tensión entre no violencia y legítima defensa, las problemáticas relativas a los ministerios en la Iglesia, los temas que se conectan con la corporeidad y la sexualidad, y otros (cf. 15 b) como la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, y las situaciones matrimoniales difíciles (cf. 15 g). Algo interesante es que justo en este tema, la síntesis recuerda que la Iglesia ya se ha manifestado en su magisterio sobre tales cuestiones que aguardan a ser “traducidas a iniciativas pastorales apropiadas” (15 g). Esto me parece muy iluminador porque la tendencia que algunos grupos tienen a la reivindicación es suscitada por la marginación; pero si a la persona se le integra en la comunidad de fe, el afecto suscita la conciencia. Es la pedagogía de Jesús con Zaqueo: lo integra y esta acogida le abre los ojos, reconoce sus injusticias y se convierte.
¿Podría dar un ejemplo concreto respecto del ya cuestionado tema 15?
Voy a poner el ejemplo de las personas con orientación sexual diversa porque es uno de los temas por ahora más visibles y controvertidos: la Iglesia tiene sobre este asunto un magisterio muy claro, pero ha costado trabajo aterrizarlo en prácticas pastorales concretas. La diversidad sexual existe, está ahí, como la diversidad religiosa también, no podemos tapar el sol con las manos. Si el Catecismo desde 1992, en el numeral 2358, afirma que las personas con tendencias homosexuales cargan sobre sus hombros “una auténtica prueba” y que “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza”, además de evitárseles “todo signo de discriminación”, ¿cuántas son las parroquias o comunidades que después de tres décadas han considerado al menos implementar una pastoral adecuada para ellas? Las hay, pero son poquísimas. Acoger, formar, exigir, no se trata de hacer lobby por un tema, eso no, sino de ser consecuentes.
El Catecismo es claro al enseñar que a las personas homosexuales se les debe ayudar a realizar en sus vidas la voluntad de Dios, a educar la libertad interior y a que descubran a Jesús como solidario en medio de las dificultades de su condición; solo así puede presentárseles la propuesta del llamado a la castidad que todos hemos recibido. Sin embargo, generalmente saltamos a lo segundo – “sean castos” –, sin haber hecho lo primero – una escuela de acogida y formación cristiana y humana. Volviendo al caso, la reivindicación de quienes solicitan, por ejemplo, la “bendición de una pareja homosexual”, es más bien una reacción de quien nunca ha recibido algo más que señalamientos: si a esa misma pareja se le acoge, se le brinda formación cristiana, se le integra en la comunidad, estoy casi seguro de que nunca exigirá una bendición de su unión, porque el solo hecho de ser acogido ya será asimilado como una bendición.
¿Qué novedades cree que puede haber en este año antes de la segunda sesión del Sínodo?
Me ha llamado la atención que la síntesis nos pide promover, antes de la segunda sesión, iniciativas que permitan un “discernimiento común sobre cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas”, con base en la Palabra de Dios, en las enseñanzas de la Iglesia, en la reflexión teológica y en la experiencia sinodal (15 k). No por ser controvertidas son prohibidas; es mejor tratar estos temas y darles claridad, sobre todo en un contexto como el actual en que todo es cuestionado. Este es otro punto que debe dar tranquilidad a quienes ven con sospecha el Sínodo porque se deja en claro que las fuentes de la Revelación son la Palabra de Dios, escrita y transmitida, interpretada por el magisterio eclesial, con ayuda de los teólogos y el sensus fidei fidelium, es decir, el sentido de fe que tienen los fieles del pueblo de Dios, entre los que se encuentran aquellos estigmatizados por diversas razones: su pobreza, su condición sexual, su discapacidad, su estatus migratorio, etc.
Una gran novedad es que se pide conformar una comisión intercontinental de teólogos y canonistas para estudiar las implicaciones canónicas de la sinodalidad y, al mismo tiempo, se solicita un estudio preliminar para la revisión del Código de Derecho Canónico. Otra novedad es que se invita a que en las iglesias locales haya formación para algunos ministerios como la escucha, la resolución pacífica de conflictos, la misión digital, el acompañamiento a los matrimonios y la práctica del método de conversación espiritual. Además, se recuerda que las parejas que viven “situaciones afectivas y conyugales complejas” (sobre todo los casados por la Iglesia, divorciados por lo civil y vueltos a casar) pueden ser integradas en diversos servicios eclesiales como por ejemplo los organismos de participación, tales como un consejo pastoral parroquial (18 f). Muy seguramente también asistamos, en este año, a la confección de un martirologio ecuménico y quizá la convocación de un sínodo ecuménico, según las propuestas.
¿Y alguna novedad en la renovación de estructuras?
A propósito, una iniciativa que ya veíamos venir, particularmente después de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, realizada en 2021, es la de empezar a pensar, eso sí sin cuestionar la existencia y permanencia de las Conferencias Episcopales, en la creación de Asambleas Eclesiales de carácter permanente, en el orden continental y nacional, con participación de todos los miembros del Pueblo de Dios, que se reúnan bien sea antes o después de las asambleas episcopales (19 m). También la síntesis invita a que en este año se tenga en cuenta en los proyectos pastorales la rendición de cuentas como buena práctica de transparencia en la administración de los bienes (11 k), así como la vinculación serena y bien pensada de sacerdotes que dejaron el ministerio presbiteral para que asuman algunos oficios pastorales discretos (11 l). Especial mención merece la petición de inclusión de mujeres en los organismos de participación eclesial donde se toman decisiones (9 m), la equidad de salarios, que puedan ser jueces en todo tipo de procesos y la continuidad de la investigación teológica y pastoral sobre su acceso al ministerio del diaconado (9 n).
A propósito, ¿Qué dijo el Sínodo sobre el diaconado femenino? Quizá uno de los temas más álgidos…
Algo que debe quedar claro es que la propuesta sinodal versa sobre la ministerialidad en la Iglesia y no sobre la ordenación presbiteral de las mujeres. Son dos cosas distintas y la discusión sobre el diaconado femenino se enmarca en la primera y no en la segunda. Debemos partir de lo que dice el documento Lumen Gentium, a propósito de que existe una relación intrínseca y profunda, pero también una diferencia esencial y no solo de grado, entre los ministerios bautismales y el ministerio ordenado. Me parece importante lo que ha resaltado el Sínodo acerca de la urgente necesidad de desmontar el clericalismo tanto en los presbíteros como en los laicos. Esto explica un tanto el por qué un sector reclama el acceso de la mujer a la ordenación sacerdotal: piensan que en este mundo de luchas por la equidad de género sería inconcebible sostener que un hombre tenga un privilegio y una mujer no. Pero esta lectura es propiamente mundana, en el sentido que el Papa le ha dado a esta palabra. La solución no es que la mujer acceda al presbiterado como privilegio, pues este separa al ministro de la comunidad y perpetúa el clericalismo, sino que el hombre ejerza el presbiterado como un servicio, pues este sí permite la equidad. Solo el servicio nos permite a hombres y mujeres ser las manos y el corazón de Jesús, mientras el privilegio nos separa por géneros.
Ahora bien, las reflexiones sobre el diaconado femenino no van encaminadas al acceso de las mujeres al presbiterado sino al ejercicio del ministerio bautismal. El Sínodo ha expresado que el diaconado permanente fue restablecido a partir del Vaticano II como grado propio y permanente de la jerarquía, pero antes no era así. Hay que decir que, al menos en la historia de la teología, este no es un tema tabú, porque lo que sale de la investigación es que el diaconado femenino estuvo presente en la Iglesia primitiva en el contexto de la praxis bautismal, cuando se necesitaban servidoras de la comunidad para la inmersión de las mujeres adultas en el agua de regeneración; a eso puede referirse, por ejemplo, san Pablo (Rom 16, 1) a propósito de la diaconisa Febe.
Pero volviendo al asunto, podríamos decir que el Papa Francisco ya ha restituido este tipo de diaconado (servicio) como ministerio bautismal sin necesidad de ubicarlo en el orden jerárquico. Esto ha sido posible desde hace un par de años gracias al acceso de las mujeres a los ministerios instituidos, reconocidos públicamente, es decir, el lectorado y el acolitado, además del ministerio de catequista. Así, a medida que se incluye más a la mujer en los ministerios bautismales, en las instancias de gobierno – como pasa ahora en varios dicasterios vaticanos – y en los organismos de participación de las iglesias locales, va cediendo el ánimo reivindicativo como síntoma de exclusión y así nadie puede acusar a la Iglesia de discriminación. A propósito, el Sínodo ha pedido que los diáconos permanentes no se limiten al servicio litúrgico, sino que se enfoquen principalmente en el servicio de caridad. De aquí que resulte muy necesaria y urgente la formación en la sinodalidad, iniciando por nosotros, los que hacemos parte del ministerio ordenado.
Precisamente, no sé si está de acuerdo, en que es importante que las nuevas generaciones de presbíteros y diáconos permanentes sean más “empáticas” con el tema sinodal…
Totalmente de acuerdo; por ello considero que el tema más urgente en el contexto que estamos viviendo en la Iglesia es el número 14 que versa sobre la formación con énfasis sinodal, no solo para todos los bautizados sino, específicamente, para los que optan por el sacerdocio ministerial. Además, este tema no solo está en dicho capítulo sino que aparece transversal en todo el documento; al respecto, las cinco propuestas (14 k,l,m,n,o) son todo un desafío para los obispos, los rectores de seminarios y la pastoral vocacional y sacerdotal ya que se pide una revisión de la reciente Ratio Fundamentalis, que es como la carta constitucional o la bitácora que rige los procesos de formación hacia el presbiterado y el diaconado permanente. Además, se pide que para la segunda sesión se haga una evaluación de la recepción y asimilación del proceso sinodal en estos itinerarios de formación.
Esta propuesta me parece muy pertinente porque si los ministros ordenados no están permeados de la espiritualidad y la teología del Pueblo de Dios, que es la base de la sinodalidad, será difícil lograr esta renovación en la Iglesia. Esto supone seguir avanzando en la “desacademización” de la formación, es decir, que el camino hacia el presbiterado no sea simplemente matricularse en unas materias y vivir herméticamente en un recinto, lo que no pocas veces ha ocasionado ambientes artificiales y aislados de las comunidades cristianas que ocasionan inmadurez afectiva y relacional. Los llamados Seminarios Conciliares lo son porque fueron el magnífico resultado del Concilio de Trento; pero desde que San Carlos Borromeo fundó el primer seminario no han pasado más de 500 años, entonces, ¿cómo se formaron las generaciones de sacerdotes durante los anteriores 15 siglos? Debemos dirigir la mirada a las experiencias significativas y efectivas de esas épocas y a los actuales cambios socioculturales y pensar en Seminarios Sinodales que no se rijan por contenidos académicos sino por el encuentro personal con Jesucristo en las comunidades eclesiales, de tal modo que se permita una mayor inserción en el pueblo de Dios desde los inicios. Pero esto es un tema que no podemos agotar en una pregunta.
¿Algo más que agregar Padre Raúl?
Habría muchos otros temas por tratar, pero por ahora esto es suficiente. Pienso que este Sínodo nos confirma una vez más que la Iglesia está dirigida por el Espíritu Santo. Cuando estudiamos la historia de este misterio divino, no solo como institución humana, encontramos unos momentos especiales en los que se renueva Pentecostés, por ejemplo, la época apostólica y patrística con sus respectivos concilios, el surgimiento del monacato y de las órdenes mendicantes, la Reforma Católica de Trento y sus gloriosas consecuencias, ¡La pérdida de los Estados Pontificios! (que permitió la separación entre el poder político y el servicio eclesial), el Concilio Vaticano II y el actual Proceso Sinodal. No debemos tener la mirada y los oídos tan cerrados a la voz del Espíritu; la Iglesia tiene más de dos mil años, cuenta con la asistencia del Espíritu Santo y es de revelación divina que “el poder del infierno nunca prevalecerá contra ella”.
A continuación, compartimos la versión oficial del documento de síntesis:




El Samaritano se acercó y curó las heridas
Mar 21 Nov 2023

“Para ser libres, Cristo nos ha liberado” (Gálatas 5, 1)
Vie 17 Nov 2023


Jue 23 Nov 2023
Con la 'Semana Roja' promovida por ACN, Colombia se une al llamado urgente por la defensa de la libertad religiosa
Este jueves, 23 de noviembre, a las 7:00 p.m., en Bogotá, en la Vicaría Episcopal Padre Misericordioso, se llevará a cabo la noche testimonial de la 'Semana Roja 2023'. Se trata de la iniciativa promovida desde 2015 por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), que tiene como propósito, llamar la atención del mundo sobre el drama que enfrentan los cristianos que son objeto de ataques, secuestros y asesinatos debido a su fe, pero también, visibilizar a todos aquellos hombres y mujeres que entregan su vida por la misión de llevar el amor del Evangelio a quienes más lo necesitan, especialmente en zonas periféricas.Durante esta semana, que se celebra a nivel internacional, son varias las actividades adelantadas para amplificar dicho llamado, entre ellas, la presentación de testimonios que evidencian esta grave situación de peligro o persecución. Este año, en Colombia, se presentará el del padre africano Lawrence Ssimbwa, misionero de la Consolata y párroco de San Martín de Porres, en Buenaventura (Valle del Cauca), y el de la hermana Mercy Mendoza, religiosa venezolana, dominica, quien realiza su misión en Docordó (Chocó). Además, para recordar la sangre derramada por los mártires, se lleva a cabo la iluminación con color rojo de diferentes monumentos, edificios icónicos, templos y catedrales en todo el mundo. Este año, en Colombia, se iluminarán las iglesias donde se lleva a cabo la presentación de los tesimonios.“La Semana Roja nos ayuda a sensibilizar y a concientizar sobre lugares en Colombia y la realidad colombiana que muchas personas no conocen, lugares lejanos que tal vez nunca habían escuchado del trabajo de los sacerdotes, la entrega de religiosos y religiosas, catequistas. Al mismo tiempo, la Red Week es una oportunidad para hacer conocer a muchos misioneros y misioneras, sacerdotes que entregan su vida para estar con ellos, con las personas abandonadas”, afirma el padre Lawrence.Por su parte, María Inés Espinosa Calle, directora ejecutiva de ACN Colombia, Ayuda a la Iglesia que Sufre, manifestó: “quisimos destacar también a esos héroes anónimos de nuestra Iglesia que viven todos los días lo que se conoce como el martirio 'blanco', que es sacrificarse y entregarse por completo, ofrecer el trabajo, los esfuerzos, la vida, por llevar el amor de Dios a donde más se necesita y brindar la esperanza de Cristo a quienes no tienen nada; eso lo tendremos con estos testigos de excepción: el padre Lawrence Ssimbwa y la Hermana Mercy Mendoza”.Esta jornada, en la que se celebra la Santa Misa y se reza la coronilla de la divina misericordia, también se llevó a cabo el pasado lunes 20 de noviembre en Cali, en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima. En diferentes países, como muestra de solidaridad, a esta iniciativa no solo se han unido diferentes confesiones cristianas, sino también otros grupos religiosos.Acceda aquí al sitio web de la iniciativa.

Mié 22 Nov 2023
Encuentro de evangelizadores digitales de Colombia se convirtió en el primer paso para animar la creación de la Pastoral Digital en el país
Del 17 al 19 de noviembre, la Diócesis de Buga fue sede del primer encuentro de evangelizadores digitales de Colombia, realizado en el marco de “Hechos 29”, la iniciativa liderada por el sacerdote mexicano José Juan, conocido en el entorno digital como “Padre Borre”. Un espacio de fraternidad, oración, reflexión, aprendizaje y construcción colectiva de ideas en el que participaron 37 jóvenes dedicados a anunciar la Buena Nueva a través de las redes sociales. Este evento, en el que estuvo presente monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de esta jurisdicción eclesiástica del Valle del Cauca, marca el inicio de una contundente propuesta para animar la creación la Pastoral Digital en el país.“Ser y hacer Iglesia” fue el lema que inspiró este espacio convocado por el Instituto Jesús Adolescente de Buga y respaldado por el Dicasterio para las Comunicaciones del Vaticano, así como por la Conferencia Episcopal de Colombia, especialmente mediante el acompañamiento del Director del Departamento de Comunicaciones y Tecnologías, el padre Martín Sepúlveda.Justamente el padre Martín expresó que en este espacio se evidenció la importancia de trabajar en una espiritualidad del misionero digital, basada en la oración, la escucha de la palabra, para que “en una iglesia que es comunión y misión, participación y escucha, se pueda también dar un complemento de alma a todo este entusiasmo que tienen los jóvenes por anunciar a Cristo”, precisó.Por su parte, el seminarista y evangelizador digital Rafael Beltrán valoró la oportunidad que este espacio brindó para el encuentro personal entre los misioneros: "la experiencia de "Hechos 29" se resume en el compartir fraterno, no únicamente en el "like" de la red social sino en la posibilidad de interactuar con el otro, en el ser y caminar con el otro, que tengamos la oportunidad, como dice el Papa, de ir al mundo entero anunciando la Buena Nueva pero recordando que somos signo de la Iglesia".La religiosa antioqueña Marta Moreno, conocida en redes como "Sor Selfie", quien desde el inicio de la pandemia inició a adelantar un importante trabajo en ese sentido, inicialmente en el ambiente educativo, afirmó que este encuentro significó una experiencia de renovación y formación, a través de la cual se logró identificar aciertos y desaciertos de la evangelización digital y aterrizarlos en la realidad de Colombia. Dijo, además, que fue un espacio para compartir la experiencia de diversos proyectos evangelizadores que están en marcha en el país, así como sus esperanzas, desafíos y sueños, que son entregados a Dios.¿Y por qué “Hechos 29” si el libro de Hechos solo tiene 28 capítulos? “El capítulo 29 lo ha estado escribiendo la Iglesia a partir de los apóstoles, de los santos padres de la Iglesia, todos los santos y toda la historia de la Iglesia hasta la actualidad; lo que están haciendo los nuevos apóstoles después de que Jesús nos dejó es esta labor que ahora estamos escribiendo. Y este evento en particular que le pusimos “Hechos 29”, hace referencia a un versículo de este nuevo capítulo donde hablamos de la evangelización digital, de los nuevos “ciberapóstoles””, así explica el “Padre Borre” la inspiración de este encuentro que busca animar la consolidación de la misión digital.“Hechos 29” se ha llevado a cabo en México en dos oportunidades, otra en Lisboa, en el marco de la reciente Jornada Mundial de la Juventud y ahora en Colombia donde, tras este primer momento en Buga, fue anunciada la realización de un nuevo encuentro de en Colombia, en julio de 2024, pero esta vez en la Arquidiócesis de Bogotá.

Lun 20 Nov 2023
“En Colombia hace falta derribar los muros que tenemos en el corazón, en la conciencia”: Cardenal Luis José Rueda Aparicio
Este domingo, 19 de noviembre, Noticias Caracol emitió una entrevista realizada al Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Durante el diálogo con Juan Roberto Vargas, director del espacio informativo, y con la periodista Rocío Franco, el purpurado se refirió a la asamblea del sínodo, en la que estuvo participando durante el pasado mes de octubre. Además, hizo importantes reflexiones y llamados sobre la situación actual del país, el rol del ELN y el acuerdo nacional que es necesario para superar este momento difícil que vive la nación.Ante la pregunta de los periodistas acerca de su percepción sobre el Acuerdo Nacional al que se ha referido el presidente Gustavo Petro y del que aún no se han visto avances reales, monseñor Rueda manifestó su respaldo a la superación de la polarización política a través de la búsqueda de consensos que involucren a todos los sectores de la sociedad para garantizar un futuro mejor para todas las generaciones venideras. “El Acuerdo Nacional (…) No es para apoyar ni a Petro, ni a Uribe ni a sus seguidores, es para apoyar la siguiente generación de colombianos, los nietos de ustedes, los hijos de ustedes, de todas las familias colombianas”, manifestó con contundencia el purpurado. De acuerdo con el Cardenal, cuatro temas centrales deberían transversalizar este acuerdo: El respeto a la vida; una economía orientada al desarrollo integral de las personas, de las familias y de las regiones; el enfoque ecológico y agrícola; y la familia como fundamento de la sociedad y del futuro.Además, en el espacio, titulado “Las reflexiones del Cardenal”, el presidente del episcopado colombiano también se refirió al ELN. Recordó que, aunque la Iglesia Católica colombiana ha estado acompañando cada uno de los intentos de acuerdo que se han adelantado con este grupo insurgente, ya es momento que el ELN asuma un verdadero compromiso por detener su accionar delictivo para buscar verdaderos caminos verdaderos de paz y, especialmente, alivio para las comunidades que están en medio del conflicto. “Colombia necesita un ejército que respete la libertad nacional y entonces que su sigla se convierta en una cuestión proactiva de vida sin armas”, puntualizó el Cardenal.A propósito de la justificación que ha usado el ELN para seguir delinquiendo a través de acciones como el secuestro y la extorsión, mientras desarrolla una mesa de diálogos con el Gobierno Nacional, monseñor Luis José Rueda afirmó: “Es absolutamente impopular pretender que con el erario público vayamos a sostener un grupo que está dedicado a hacer sufrir a nuestros colombianos. Por lo tanto, nosotros lo que debemos pedirles a ellos es integren a la sociedad. Si aman a Colombia, intégrense para empuñar las herramientas y sacar adelante este país en todos los aspectos y en todas las regiones”.Además, ante la dolorosa realidad humanitaria, social y económica que viven las comunidades de muchas regiones del país, el Cardenal Luis José Rueda Aparicio, remarcó en el espacio que le dan las instituciones del Estado a estas problemáticas por falta de presencia o efectividad: “Es necesario que el Estado tome en serio las regiones, porque cuando uno está como misionero en el Putumayo, en el en el Chocó, en las distintas regiones, se da cuenta también del abandono del Estado. Entonces ese es el caldo de cultivo y el escenario propicio para que crezcan estos grupos que pretenden ser la solución, pero con las armas”.La entrevista finalizó con la bendición del Cardenal a todas las familias colombianas y su invitación a mantener viva la esperanza en Cristo ante tantos desafíos. "Dios Bendiga a las familias de Colombia, a los niños, a los jóvenes y a los adultos. Afiancémonos en la esperanza, confiemos unos a otros y confiemos en el amor de Dios que nos acompaña", expresó el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.A continuación, vea la entrevista completa:

Vie 17 Nov 2023
Tras visita a la Diócesis de Apartadó, Grupo de Trabajo por Colombia pide fortalecer acciones para proteger a migrantes en el Urabá
Del 13 al 17 de noviembre, miembros del Grupo de Trabajo por Colombia (GTC), integrado por las Cáritas de Europa y Norteamérica, así como por el Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana SNPS/CC, llevaron a cabo un nuevo encuentro. En esta oportunidad, visitaron la Diócesis de Apartadó, concretamente los municipios de Apartadó, Necoclí y Turbo (Antioquia), bajo el propósito central de conocer la situación actual de la movilidad humana en la subregión del Urabá, concretamente desde cuatro dimensiones: crisis migratoria, conflicto armado, afectación del medio ambiente y la construcción de paz.Este grupo fue recibido por el padre Leonidas Moreno Gallego, administrador de la Diócesis de Apartadó y por su equipo de trabajo, también participaron los directores de pastoral social de la Arquidiócesis de Medellín y de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Además, lideró la actividad el padre Rafael Castillo Torres, director del SNPS.Al cierre de esta visita en territorio, en el auditorio de la Curia Diocesana de Apartadó, el Grupo de Trabajo por Colombia llevó a cabo una rueda de prensa para socializar su experiencia y dar a conocer un comunicado final sobre su percepción en el territorio, especialmente a partir del encuentro con diferentes miembros de la comunidad, organizaciones de la sociedad civil y agentes pastorales. En el encuentro con medios estuvieron presente Geraldine Hill, representante de SCIAF, Cáritas de Escocia, Joel Da Costa, representante de Cáritas de Francia y Liliana Zamudio, subdirectora de Cáritas Colombia.En dicha rueda de prensa se destacaron varios puntos clave sobre la realidad y las necesidades más urgentes que lograron evidenciar:Registro migratorio incompleto: El GTC señala la falta de un registro migratorio fiable y bajo control gubernamental, generando discrepancias en las cifras de migrantes.Dignidad del migrante en riesgo: Se enfatiza en la pérdida de respeto por la dignidad del migrante, evidenciada en la falta de alojamiento digno, atención médica oportuna, seguridad y protección, especialmente para grupos vulnerables.Débil regulación estatal: Se denuncia la falta de regulación estatal, contribuyendo a la trata de personas y la explotación de la población migrante.Implementación lenta de acuerdos de paz: Se expresan preocupaciones sobre la implementación de acuerdos de paz, especialmente en aspectos étnicos, restitución de tierras y enfoque de género.Necesidad de presencia estatal: Se subraya la importancia de una presencia real del Estado para evitar la transformación de negociaciones de paz en nuevas formas de violencia.Persistencia de control armado: A pesar de la disminución de enfrentamientos, afirman que la población sigue bajo el control de grupos armados, afectando la seguridad y la libertad de las personas.Impacto de megaproyectos: Se resalta el impacto negativo de megaproyectos como la producción bananera y la minería en el biosistema del Urabá, afectando su biodiversidad y las condiciones de vida de la población.Necesidad de abordar traumas y procesos comunitarios: Se insiste en abordar las afectaciones materiales, psicosociales y emocionales de la población mediante procesos comunitarios y apoyo para la construcción de tejido social.En el espacio también se destacó la importancia de la misión que adelanta la Iglesia Católica junto diversas organizaciones de la sociedad civil.El representante de Cáritas Francia hizo énfasis en la necesidad de dar visibilidad a las problemáticas que hay en la región: “Si la fuerza de la sociedad civil puede hacer algo, es visibilizar y hacer también incidencia directamente con las autoridades locales”.Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social, en la Conferencia Episcopal de Colombia, el padre Rafael Castillo hizo un importante llamado a las estructuras criminales presentes en este territorio "que lo controlan, lo dominan y lo someten". Agregó: "Paren de seguir haciendo de la migración un negocio. La Iglesia denuncia y condena esta flagrante violación a los derechos humanos y al derecho fundamental a migrar. Saludamos todos estos esfuerzos, les invitamos a las comunidades a no tener miedo, a avanzar con coraje y con dignidad".En este mismo sentido, en el comunicado, el Grupo de Trabajo por Colombia pidió al Estado implementar una política pública con enfoque de derechos, garantizando la seguridad y la libertad de migrar. También destacó la importancia de trabajar conjuntamente con gobiernos regionales y organismos internacionales para abordar las causas fundamentales de la migración.Por otra parte, la subdirectora de Cáritas Colombia, Liliana Zamudio, manifestó que el Estado debe orientar y tener claridad en la articulación con las entidades locales, como son la Policía, las oficinas de migración, entre otras. “No existe esa claridad en la política migratoria, orientaciones de orden legal hacia las alcaldías. Se debería tener una política clara, que dé y articule a entidades locales, el orden y la seguridad que da migración y las garantías que se da a las personas locales por sus derechos”.Vea el mensaje del Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social: