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"Es más lo que aprendemos al lado del habitante de calle que lo que nosotros le podemos enseñar": Cardenal Rueda Aparicio
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El cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, invitó a desarrollar la pastoral de las personas en situación de calle teniendo en cuenta estrategias que propicien la prevención de quienes están al límite de buscar la calle como refugio y la generación de entornos protectores para quienes ya viven esta difícil realidad.
El primado de Colombia también remarcó la necesidad de buscar desde la Iglesia Católica mayores espacios de articulación con otras religiones e instituciones involucradas en este trabajo, para lograr mejores resultados en la misión.
“He aprendido que es necesario que haya integración entre las expresiones y movimientos de servicios católicos, porque muchas veces somos paralelos, no nos conocemos…También deberíamos integrarnos, porque este es un tema ecuménico, con tantas confesiones religiosas, con pastores y pastoras que también salen a la calle motivados por su fe, a servir a los que están aquí tirados en el camino sin conocer su nombre, muchas veces sin conocer su historia, pero que agradecen cuando nos acercamos a ellos sin miedo y sin asco (..) Y tercera integración: con las entidades públicas y privadas que también están atentas. Las entidades del Estado muchas veces están allí, son entidades que tienen dinero, que tienen recursos, también las entidades privadas, pero con las cuales deberíamos interactuar, porque eso nos enriquece, porque eso nos permite compartir la técnica y el dinero que tienen las entidades privadas y estatales con el amor que queremos llevar y con nuestra motivación en Jesús de Nazaret, que nos sigue esperando en la calle”.
El llamado lo dio a conocer el purpurado este lunes, 26 de febrero, en el marco del ‘Primer Encuentro regional de la pastoral latinoamericana de personas en situación de calle’. Espacio convocado virtualmente por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), como primer paso para el establecimiento de esta pastoral regional, acogiendo el llamado del papa Francisco para ser Iglesia en salida a las periferias geográficas y existenciales, así como a no apartar nuestro rostro de ningún pobre.
Durante su intervención, el presidente del episcopado colombiano inició recordando su llegada a la Arquidiócesis de Bogotá en junio de 2020, marcada por la pandemia en etapa de confinamiento, así como por su experiencia cercana desde ese entonces con los habitantes de calle de la capital colombiana. Esto, especialmente, gracias a cinco personas y, al tiempo, experiencias concretas:
“Fray Gabriel Ramírez (Fray Ñero, Q.E.P.D.) me enseñó a conocer y a amar a los y las personas que están en situación de calle. Quiero agradecer también y nombrar a Sor Noemí Sánchez Vicentina, una mujer dedicada a amar a los habitantes de calle, ella con sus hermanas vicentinos y con un grupo grande de laicos. El padre Jorge Arias, de la Arquidiócesis de Bogotá, un servidor de los pobres. Con él he aprendido tantas cosas (…) Me ha enseñado el camino de la cercanía y de la compasión, de la dignificación de las personas que están en esas periferia existenciales y geográficas, como nos dice el papa Francisco”.
El purpurado también se refirió a monseñor Ricardo Pulido Aguilar, también de la Arquidiócesis de Bogotá: "porque él ha caminado con los pobres en la ciudad, porque él ha abierto su corazón a los más abandonados, a aquellos que nadie quiere, a aquellos que rechazan incluso por el olor". Además, hizo referencia al padre Jonathan Acuña, misionero consolato, líder de una iniciativa pastoral de acompañamiento a los habitantes de calle con jóvenes universitarios, católicos y no católicos, conocida como 'Aguapanelazo'. Espacio que el cardenal ha tenido la oportunidad de acompañar en varias ocasiones.
Haciendo una especie de radiografía de este escenario de trabajo donde dijo "está Jesús esperándonos", el Cardenal se refirió cuatro rasgos que se hallan entre sus habitantes y que evidencian también otros graves flagelos sociales sobre los que también hay que poner la mirada en este trabajo pastoral: el consumo de sustancias psicoactivas, la prostitución, la trata de personas y el fenómeno migratorio.
“Es la suma de la calle con el consumo de drogas, es el consumo y la calle; pero es también es la combinación de calle y situación de prostitución, de hombres y mujeres. Es también la combinación de la calle y la trata de personas en distintas ciudades de América Latina. Es la combinación de calle y migración, migrantes que llegan a las calles, desplazados de distintos lugares. Algunos son de nuestros propios países, otros de países vecinos. He nombrado solamente esas cuatro combinaciones...Pero pudiéramos ampliar esta gama de combinaciones para decir que hay múltiples historias”.
Frente al rol que la Iglesia está llamada a desarrollar en la pastoral de las personas en situación de calle, el primado de Colombia recordó que se trata de personas realmente pobres, que sufren profundamente la indiferencia. Por eso, se refirió a la necesidad de estar, dialogar, comer con ellos, lavarles sus pies, ungirlos, llevarles espiritualidad y compartir también la riqueza de su espiritualidad. Recordó que se trata de personas que están llenas de historias y sabiduría, que junto a ellos se puede aprender sobre el verdadero valor de la vida digna.
“Es más lo que aprendemos al lado del habitante de calle que lo que nosotros les podemos enseñar. Pero eso si hay algo que debe caracterizar nuestra cercanía con ellos: la humildad y la capacidad de servicio. Ser esa Iglesia hermosa que deambula por las calles”.
Sobre la dimensión de protección, el presidente del episcopado aseguró que la Iglesia también debe apoyar la generación de entornos protectores para ellos: protectores de su vida, de su historia, de ellos mismos, de quienes están enfermos y tirados en el camino, de los ancianos que ya no pueden buscar los alimentos.
“Sabiendo que todos ellos un día hicieron la opción por distintos motivos de estar en la calle. Porque para ellos la calle es libertad, para ellos la calle es el escenario que han asumido muchas veces porque lo quieren”.
El cardenal afirmó que se debe tener en cuenta el escenario preventivo, buscando la manera de llegar y ayudar a tantos hombres y mujeres “que están en la frontera, que están ya listos para irse a la calle porque no se sienten bien en su casa o porque no se sienten bien en los entornos sociales donde viven”.
Finalmente, precisó que, en la configuración de esta pastoral latinoamericana de personas en situación de calle, los protagonistas y gestores del camino de Jesús en la calle y de la Iglesia en la calle, siempre deben ser estos hombres y mujeres que sufren.
Vea la transmisión completa del evento a continuación:



¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío!
Vie 27 Jun 2025

Política y ética
Mar 17 Jun 2025

Mié 9 Jul 2025
Ni mayorías ni minorías: "Los obispos somos misioneros y servidores de la armonía en la Iglesia", afirma cardenal Luis José Rueda
Este miércoles 9 de julio, en su CXIX Asamblea Plenaria, los obispos colombianos compartieron propuestas para reavivar su ministerio como pastores de esperanza en clave sinodal. El cardenal Luis José Rueda Apariciolideró la reflexión teológico-pastoral central, destacando que"el obispo no puede vivir su ministerio en soledad, sino en, con y para la comunidad". El purpurado hizo énfasis en lasinodalidadcomo eje de su misión.Inspirados en la advocación de la Reina y Patrona de ColombiaLa jornada coincidió con los106 años de la Coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia. Durante la Eucaristía de apertura, monseñorFrancisco Javier Múnera Correa, presidente del episcopado, recordó el mensaje con el que el Papa Francisco acompañó el rezo del Angelus en septiembre de 2017 en Cartagena, en él, vinculó la devoción mariana con la defensa de los excluidos:"La Virgen, representada en una tela desgastada y luego restaurada, es paradigma de quienes trabajan por recuperar la dignidad de los hermanos caídos... como los migrantes, víctimas de violencia o los pobres, que son imagen viva de Dios", afirmó.Inspirado enSan Pedro Claver, el también Arzobispo de Cartagena subrayó el llamado a sus hermanos, para serservidores de la paz, la justicia y la reconciliación.Claves para un episcopado sinodalEn plenaria, basado en los numerales70 y 71 del Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad, el cardenal Luis José Rueda Aparicio planteó ejes concretos para vivir el ministerio episcopal en Colombia:1. El ministerio se vive en comunidad, no en soledad"No estamos para vivir un ministerio en soledad. Somos servidores, trabajadores de la viña del Señor, pero en comunidad", afirmó, retomandoLumen Gentium. Destacó lavisita pastoralcomo herramienta esencial para"escuchar al Pueblo de Dios".2. La fraternidad como esencia de la misiónEl Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia subrayó la necesidad de:- Fortalecer las provincias eclesiásticas, promoviendo encuentros entre obispos y valorando el aporte de losobispos eméritos:"Son hermanos en una condición diferente de servicio".- Considerar la posibilidad de aumentar el número de obispos auxiliares y reconocer en ellos una oportunidadpara garantizar transversalidad misionera en las Iglesias particulares.- Priorizar el acompañamiento a la vida consagradafemenina y masculina.3. Humanizar el ministerio"Ayudemos a los fieles a no cultivar expectativas irreales sobre nosotros. Reconocer que también somos frágiles, que tenemos muchas cosas por mejorar y reconstruir en nuestras vidas. Si no nos mostramos perfectos, la expectativa en el pueblo de Dios cambia". Destacó también la importancia de que los obispos tengandirector espiritual y confesor.4. Armonía, no mayorías“No hay que ver las mayorías ni las minorías, sino la armonía. Los obispos somos los misioneros y servidores de la armonía en la Iglesia, con la fuerza del Espíritu”, explicó, promoviendo laconversión relacionaldesde el modelo de Jesús, particularmente en contextos de fragmentación, como el colombiano.Implementación sinodal: el obispo como "puerta de entrada de la sinodalidad"El cardenal Luis José presentó también lasnuevas pistas para la fase de implementación del Sínodo que se llevará a cabo entre este año y el 2028, orientaciones propuestas por la Secretaría General del Sínodo, organismo al que actualmente pertenece el purpurado colombiano. Explicó que el texto cuenta con el aval del Papa León XIV en lógica de continuidad y enfatizó que el obispo debe ser el "principal responsable" de dicha implementación, destacando la necesidad de:- Crearequipos sinodales diocesanoscon laicos, sacerdotes, religiosos y seminaristas.- Conservar laconversación en el Espíritucomo metodología en la Iglesia colombiana.- Mantener unamirada compasivahacia los sufrimientos del mundo.Desafíos a la luz de “Apostolorum Successores” y desde la perspectiva regionalTras esta ponencia, los obispos trasladaron su reflexión a espacios de trabajo grupal, divididos en siete grupos regionales, cada región compuesta por dos provincias eclesiásticas. Allí fueron orientados por el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos “Apostolorum Successores”, publicado por la Congregación para los Obispos en el año 2004.Este texto guía presenta una visión integral del Obispo como Sucesor de los Apóstoles, maestro de la fe, santificador y guía de la Iglesia local; destaca la importancia de la colegialidad episcopal y la comunión con el Papa; orienta sobre la organización de la diócesis, la relación con los presbíteros, los religiosos y los laicos; subraya la formación continua del Obispo y su responsabilidad de formar a sus colaboradores; e invita a una gestión pastoral prudente y transparente, promoviendo la corresponsabilidad y la caridad pastoral.Entre las conclusiones sobre su identidad y misión para ser profetas, testigos y servidores de la esperanza en Colombia los prelados identificaron prioridades como:"El obispo debe ser un hombre de fe que transmita la alegría del Evangelio y construya comunidad": monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín."Nuestro estilo debe reflejar a Cristo: cercano a los pobres y sufrientes, como Él lo fue": monseñor José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales."Los sacerdotes son nuestros primeros destinatarios; muchos pierden esperanza frente a dificultades. También acompañaremos a familias y jóvenes": monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali.Vea los detalles más destacados de esta jornada en el Informativo del Episcopado Colombiano:

Mar 8 Jul 2025
Así va la CXIX Asamblea: Obispos colombianos reflexionan sobre experiencias y desafíos de su ministerio entorno al anuncio de la esperanza
Este martes, 8 de julio, los obispos colombianos dedicaron sus espacios de oración, reflexión y trabajo a profundizar, especialmente, en el tema central de esta CXIX Asamblea Plenaria: su ministerio episcopal. En medio de múltiples desafíos eclesiales y en un contexto marcado por la polarización, la violencia y las crisis sociales, analizaron cómo fortalecer su misión pastoral para responder a las urgencias del país.¿Cómo ser más cercanos y proféticos? ¿Cuáles podrían ser las claves para convertirse en pastores de esperanza, en medio de tantos desafíos que viven hoy sus comunidades?: Fueron algunos de los interrogantes que suscitaron su discernimiento."Necesitan pastores": un llamado a la cercaníaLa jornada inició con una Eucaristía presidida por monseñorLuis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile), quien invitó a los obispos a ser"pastores cercanos a un pueblo extenuado y abatido". Basado en el Evangelio de Mateo, destacó que"Jesús vio a la multitud y dijo: necesitan pastores", subrayando la importancia de interpretar correctamente las realidades sociales y eclesiales para acompañar a las comunidades en medio de crisis familiares, laborales y económicas.Más tarde, en su reflexión teológico-pastoral, el prelado chileno invitó a reconocer la importante misión de los diáconos permanentes; ser consuelo para sacerdotes y miembros de la vida consagrada; y recordar que su servicio al mundo es desde el mensaje del Señor. Además, se refirió a algunos signos que hoy pueden amenazar la esperanza (a nivel social y eclesial). Entre ellos, la ausencia de paz y de justicia, la dolorosa realidad de los abusos y el clericalismo.El arzobispo chileno enfatizó que los obispos son facilitadores de la conexión entre las comunidades y el Señor."Lo que yo traté de compartir, a partir de lo que me ha tocado vivir como sacerdote y también como obispo, es el valor de la esperanza como virtud teologal. Nuestra esperanza se funda en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que fue capaz de atravesar lo más terrible: la muerte", afirmó el prelado.Durante su reflexión, entre los aspectos clave del ministerio episcopal, destacó:Fundamento cristológico de la esperanza"Esa esperanza nos permite mirar hacia el futuro con certeza de que lo que anhelamos -la vida bienaventurada en el Señor- se concretiza en la medida que estamos vinculados a Cristo".El servicio sacramental como puerta de gracia"Cada vez que celebramos un sacramento, abrimos una puerta enorme de la trascendencia divina a nuestra contingencia frágil. Dios llega con su gracia como bálsamo".Vivir el ministerio como entrega "Ser pastores testigos de la esperanza implica entregar nuestra vida para que el mundo tenga vida".Testimonios episcopales: entre desafíos y aprendizajesUn panel de obispos compartió experiencias clave de su ministerio, destacando laoración, elconocimiento de las culturas localesy elautocuidadocomo pilares para mantener la esperanza. En él, participaron el Arzobispo Chileno, y por Colombia, monseñor José de Jesús Quintero Díaz, Vicario Apostólico de Leticia, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, Obispo de Buenaventura y monseñor Carlos Germán Mesa Ruiz, Obispo Emérito de Socorro y San Gil.Monseñor William Prieto Daza, obispo de San Vicente del Caguán, fue el moderador de este panel, que, más adelante, dio apertura a un diálogo. Al final, destacó la riqueza del espacio desde la posibilidad de conocer el testimonio de “cuatro hermanos obispos de diferentes edades, diferentes años de ordenación sacerdotal y ver cómo en medio de las luces y de las cruces que se llevan en el ministerio”, se puede contemplar la gracia de Dios, su fidelidad y cómo Él hace surgir la esperanza en medio de tantas realidades difíciles y diversas de nuestro país. Además, refirió lo significativo que es para él, como obispo joven, nombrado hace apenas nueve meses en un territorio de misión.Por su parte, monseñor Carlos Germán destacó los contrastes de su ministerio de más de 20 años:En Arauca:"Me decían que era un 'laboratorio de guerra'. Intentamos convertirlo en laboratorio de paz. No fue fácil en este contexto tan tremendo que vive Colombia".En Santander:"Una diócesis con raíces comuneras, donde hay que entender las culturas locales. Los santandereanos son muy religiosos, pero con esa característica de cambio que los identifica".Sobre su actual condición de obispo emérito, explicó: "El obispo emérito no deja de ejercer sus tres oficios recibidos en la ordenación, pero de otra manera".Monseñor Mesa Ruiz enfatizó que"la unidad en la diversidad es esencial. Creemos en una Iglesia una, santa, católica y apostólica, pero con diversidad de dones y carismas".Claves para un ministerio profético en ColombiaDurante los diferentes espacios, los prelados coincidieron en que su servicio debe priorizar aspectos como:1. La unidad, siguiendo el llamado del Papa León XIV a ser"principio visible de unidad"en una sociedad fragmentada.2. El acompañamiento concreto, especialmente en zonas afectadas por violencia y pobreza.3. El diálogo, tanto al interior de la Iglesia, como en los espacios sociales y políticos.Entre las herramientas para mantener la esperanza, destacaron: la oración para tener la presencia de Dios como principal fortaleza, así como conocer y vivir a fondo la cultura de las comunidades que pastorean.Entérese de los detalles en la nueva emisión del informativo del Episcopado Colombiano. Véala a continuación:

Mar 8 Jul 2025
CXIX Asamblea del Episcopado Colombiano: Arzobispo de Chile plantea claves para un ministerio cercano al pueblo
La segunda jornada de la CXIX Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano inició con una Eucaristía presidida por monseñor Luis Fernando Ramos Pérez, arzobispo de Puerto Montt (Chile) e invitado especial a este encuentro. En su homilía, el prelado invitó a los obispos a "interpretar correctamente la realidad" y a ser "pastores que acompañen a un pueblo abatido".La celebración, basada en el Evangelio de Mateo 9, 32-38, marcó el inicio formal de las reflexiones que se estarán adelantando en esta asamblea bajo el tema central: "El Obispo: Profeta, testigo y servidor de la esperanza".Claves de la homilía: interpretar y acompañar1. Contra las interpretaciones erróneasMonseñor Ramos advirtió sobre el riesgo de "equivocarse fuertemente" al leer la realidad:"Los fariseos hicieron una interpretación ideologizada [del milagro de Jesús] que produjo confusión. Nosotros, como pastores, debemos tener una mirada que nos ayude a interpretar correctamente lo que vivimos, porque eso impacta a las comunidades".2. El grito de un pueblo "extenuado y abatido"El arzobispo chileno, con experiencia en comunidades de la Patagonia, compartió su vivencia pastoral:"En mi catedral, escucho historias que me conmueven: personas abatidas por crisis familiares, laborales o económicas. Para ellas, la Misa y la reconciliación son un ‘respiro profundo’ al encontrarse con el Señor".Subrayó que esta realidad exige pastores cercanos: "Jesús vio a la multitud extenuada y dijo: ‘Necesitan pastores’. Nuestro ministerio adquiere allí su relevancia maravillosa".3.Oración por los pastoresSiguiendo el texto evangélico, monseñor Luis Fernando Ramos recordó la importancia de rezar para que haya más pastores que acompañen a la gente herida por lo que le ha tocado vivir.“Por eso el Señor invita a que recemos, para que tengamos más pastores en nuestras comunidades, porque la gente se encuentra abatida y extenuada. Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos acompañe entonces en este caminar y ponemos sobre el altar lo que nuestra vida, nuestro ministerio y nuestro servicio para el bien del pueblo de Dios”, concluyó el Arzobispo.

Lun 7 Jul 2025
Así va la CXIX Asamblea: Obispos colombianos analizan desafíos y oportunidades de su misión ante crisis nacional
Los obispos colombianos iniciaron su CXIX Asamblea Plenaria priorizando el análisis de la realidad nacional y regional. Un panel con expertos, asesores del Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz conformado por los obispos durante la asamblea pasada, así como sesiones de trabajo por provincias eclesiásticas, dieron paso a un diagnóstico que reveló patrones alarmantes de violencia, abandono estatal y economías ilegales que siguen fracturando al país desde los territorios.Durante la instalación del encuentro, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia, manifestó la preocupación del episcopado ante el complejo y fragmentado panorama político que tiene la nación, que, según refirió, debilita la visión colectiva, el sentido de pertenencia y la defensa institucional.Más tarde, en el análisis de la realidad nacional, se desarrolló un panel al que invitaron a tres miembros del equipo asesor del Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz de la Conferencia Episcopal, conformado durante la pasada asamblea, para dar una respuesta más integral al país en esta materia: María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, Ernesto Borda, consultor en gestión estratégica de riesgos y el sacerdote jesuita John Jairo Montoya, delegado de la Iglesia para el acompañamiento a la Mesa de diálogo con el EMBF- FARC. Durante el diálogo, moderado por el sacerdote eudista Camilo Bernal Hadad, parte de este mismo equipo, los expertos centraron sus reflexiones en tres niveles: paz y seguridad; Colombia en el panorama mundial y los esfuerzos de solución política a la violencia.Tras este panel, los prelados trasladaron su análisis al panorama regional. Por grupos de provincias, discernieron sobre los desafíos actuales en esos territorios y la necesidad avanzar con hechos concretos a nivel de región para no caer en la tentación de verse superados por el mal y la violencia."Cuando el Estado no llega, los ilegales escriben las reglas", afirmó monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo, tras el análisis realizado en su grupo, integrado por los obispos de las provincias eclesiásticas de Florencia y Villavicencio. El prelado compartió una de las ideas planteadas:"Tener conciencia de que nuestra presencia tiene que ser sobria pero significativa. Es decir, que nuestra tarea evangelizadora conduzca a la paz...Tenemos también la idea de seguir haciendo las peregrinaciones de la vida y la esperanza allí, en aquellos territorios donde la gente más ha sufrido por alguna masacre, por alguna situación de violencia".Monseñor Orlando Olave, obispo de Ocaña, dio cuenta de una de las realidades compartidas en las jurisdicciones que conforman las provincias eclesiásticas de Bucaramanga y Nueva Pamplona:"Es esa ausencia del Estado [...] que tiene como resultado la presencia de actores armados que van copando esos territorios. Ese elemento que alimenta esa situación de violencia [...] es la misma realidad de lo ilegal, no solamente el narcotráfico, sino también la minería, pero también los cobros y extorsiones".Pese a esta compleja situación, el prelado afirmó que la Iglesia seguirá caminando en la esperanza que proviene de Dios. Destacó la presencia permanente que tienen párrocos, agentes de pastoral y catequistas en esos territorios para continuar esta misión.Por su parte, monseñor Omar Sánchez destacó la importancia de coordinación entre las jurisdicciones de las provincias eclesiásticas de Popayán y Cali para acompañar de forma más consistente e integral a tantas comunidades que hoy están sufriendo en esas zonas críticas del pacífico y suroccidente del país:“Alentar en la esperanza a partir de nuestros planes de pastoral, llevados a su máxima expresión a partir de un trabajo de unidad episcopal donde nos hagamos visible en las crisis a partir de unos procesos, con las estructuras que ya tenemos de nuestras pastorales sociales que han sido de gran aliento para las comunidades en momentos de crisis. De modo que podamos servir de puente de diálogo, de encuentro, sin que seamos nosotros la solución, podamos sumar como parte de la solución con otros sectores sociales y otros sectores que necesariamente deben involucrarse para poder ayudarle a los territorios a ir resolviendo".Sobre estos y otros acontecimientos, conozca más detalles a través del informativo del Episcopado Colombiano. Vea a continuación la emisión de este lunes 7 de julio: