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Paz, perdón y narcotráfico, mensajes en sermones del Viernes Santo
Tags: Sermón de las Siete Palabras Iglesia prelados perdón reconciliación Paz semana santa Pascua
Este 19 de abril, Viernes Santo, los obispos y sacerdotes del país durante el Sermón de las Siete Palabras, centraron su reflexión en temas coyunuturales para el país, presentamos algunos de los mensajes que el diario El Tiempo destacó
La urgencia de una reconciliación nacional que conduzca a la paz, la necesidad de bajar los homicidios y feminicidios, la importancia de cuidar el medioambiente y la necesidad de ser solidarios con los migrantes venezolanos fueron algunos de los llamados que hicieron este Viernes Santo los obispos y arzobispos del país en el tradicional sermón de las Siete Palabras.
Las palabras en pro del perdón y la reconciliación como camino más certero hacia la paz fueron muy reiteradas. “Cuán urgente es este mensaje de reconciliación en nuestro país y sociedad, teniendo presente el nivel de polarización y de odio que se ha ido incubando en el corazón de los colombianos y que se manifiesta en la falta de tolerancia frente a la diferencia, que vivimos a diario a toda escala y aparece de nuevo con fuerza”, dijo el presbítero Juan Ricardo González, de la Arquidiócesis de Medellín.
“Nos toca a nosotros, pueblo de Colombia, convertirnos en la generación del perdón. La violencia acumulada y las heridas abiertas son tales que exigen empezar por ahí: reconciliarnos con Dios, con las almas y espíritus de las vidas humanas truncadas por nuestra culpa o desidia personal y colectiva”, dijo por su parte monseñor Darío Monsalve, arzobispo de Cali.
El arzobispo de Tunja, monseñor Luis Augusto Castro, también habló sobre la necesidad de la paz, de retomar diálogos, y de “que el Estado se convierta en una oportunidad de esperanza para los más débiles”.
En Medellín de igual manera manifestaron la preocupación por los actos de violencia que se han presentado en la región, y que van en aumento. “Preocupa de manera especial que en los municipios del valle de Aburrá, que conforman el territorio de nuestra Arquidiócesis, han crecido de manera alarmante los homicidios, lo que demuestra que es urgente trabajar por consolidar los procesos de paz, de perdón y reconciliación”, dijo el presbítero González, delegado arzobispal para las comunicaciones de la Arquidiócesis de Medellín.
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Por ese resurgir de la violencia, la protección de la vida fue otro común denominador en los sermones. Para el caso de Bogotá, el padre Rafael de Brigard, vocero de la Arquidiócesis de Bogotá, afirmó que el país debe actuar en pro de la defensa de los derechos humanos. “Queremos insistir en que se respete la dignidad de las personas, que se acaben los actos violentos en contra de los que piensan distinto o con los que se tienen diferencias”, dijo.
En esa misma línea, la migración masiva de venezolanos a Colombia fue otra de las reflexiones. El monseñor Víctor Ochoa, obispo de Cúcuta, invitó, entre otras cosas, a los ciudadanos a no darles la espalda a los venezolanos que están llegando a la ciudad y al país. “Además de los migrantes, hay campesinos que no pueden acceder a la tierra; hay situaciones de violencia, y vamos a levantar la voz para defender la vida de los colombianos y extranjeros”, dijo Ochoa.
La corrupción y el narcotráfico fueron otros temas que tocaron algunos representantes católicos. El monseñor José Luis Rueda, el arzobispo de Popayán, y quien es uno de los voceros de la Conferencia Episcopal en Colombia para dicho sermón, dijo que el país no puede permitir que “reine el narcotráfico”. “Estamos denunciando ante la cruz de Jesús que hay una narcoeconomía que nos está haciendo mucho daño. Necesitamos una economía ética que beneficie a todos, sobre todo a los más pobres”, manifestó.
Rueda dijo también que en las manifestaciones públicas que se han presentado, como la minga indígena en Cauca, es necesario que se promueva la paz y la tolerancia. “Si humanizamos la protesta y el orden público, podemos encontrarnos en diferencias de pensamiento y no con la violencia”, agregó. Incluso, celebró que se conformen organizaciones y sindicatos para hacer peticiones. “Cuando se unen los obreros, campesinos, indígenas y afrodescendientes, entre otros, hay un signo de esperanza. Eso sí, toda protesta debe llevar una propuesta”.
La garantía de los derechos de la mujer fue también otro de los pilares del sermón, pues destacaron el rol de ellas en la sociedad, sobre todo en épocas de guerra y posconflicto. “Las mujeres están en el centro del huracán. Hay mucho feminicidio que las pone en riesgo. Es necesario que todos seamos custodios de sus vidas”, dijo Rueda.
El obispo de Quibdó, monseñor Juan Carlos Barreto, se concentró en la crisis humanitaria que se vive en el Chocó, y le pidió una rápida intervención al Gobierno Nacional. “Un tema importante es el acuerdo humanitario para el departamento, que era una de las expectativas con el acuerdo con el Eln, pero como este no se pudo llevar a cabo, se frenó”, dijo Barreto.
El obispo de Quibdó le dijo a este diario que “hay temores relacionados con la extorsión a familias y comerciantes. Hay falta de protección a las comunidades después de que se fueron las Farc, y ahora llegan los paramilitares y el Eln. Calculamos que hay 7.000 personas que están confinadas y con riesgo de ser desplazadas. Y todavía no hay respuestas de la institucionalidad”. Incluso, en días pasados la Diócesis de Quibdó hizo una alerta temprana por la posibilidad de que se repita una masacre, como la de 2002 en Bojayá.
Otro de los temas que se escucharon desde los púlpitos fue el de la necesidad de que los católicos se pongan la camiseta del planeta y ayuden a preservarlo. “En el valle de Aburrá hemos vivido una emergencia ambiental por la calidad del aire, que nos debe llevar a todos a ser conscientes de nuestra propia responsabilidad frente al ambiente”, subrayó González.
Fuente: Diario El Tiempo
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Obispos de Colombia, Costa Rica y Panamá definen estrategias pastorales conjuntas y piden compromiso total con las personas migrantes
Este viernes, 22 de marzo, en Ciudad de Panamá, finalizó el encuentro de obispos y agentes pastorales de Colombia, Costa Rica y Panamá. Diferentes propuestas de trabajo pastoral con enfoque regional surgieron en este espacio animado por el Vaticano a través del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Entre ellos: formación de agentes pastorales en temas de movilidad humana, transversalización de la realidad de la movilidad humana en los planes de pastoral diocesanos, concientización con miembros de la Iglesia sobre el deber cristiano de acoger, proteger, promover e integra a estos hermanos; estrategias de información a personas que consideren migrar por rutas irregulares sobre los riesgos a los que se exponen, e incidencia social y política en favor de la protección de sus derechos humanos y garantías para su desarrollo. Todo, a la luz del Evangelio y guiados por la Doctrina Social de la Iglesia.Conscientes que esta realidad supera a la Iglesia, ratificaron también la necesidad de articularse con otros actores e instituciones que trabajen por el bienestar de las personas migrantes y refugiadas. Esto, permitirá potenciar la misión y evitar la duplicación de esfuerzos o recursos.Aunque la asistencia humanitaria que brinda la Iglesia en diferentes centros de acogida, parroquias, carpas humanitarias, comunidades y programas es fundamental, como medida de urgencia o transitoria, los pastores están convencidos que su misión debe trascender a procesos que construyan a largo plazo y que propendan por una búsqueda de justicia para estas personas que, en la mayoría de los casos, se ven obligadas a dejar su hogar y a exponerse a todo tipo de vulneración, abusos e incluso, a circunstancias mortales. Esto, durante las tres etapas del flujo migratorio: origen, tránsito y destino.Los cerca de 30 asistentes también reafirmaron que deben fortalecer su lucha contra la indiferencia y la cultura del descarte, incluso, dentro de la misma Iglesia, tal y como ha pedido el papa Francisco, quien se hizo presente en este encuentro a través de dos mensajes: uno que envió a los participantes animándolos en el trabajo y otro, a las personas migrantes de tránsito en el campamento de Lajas Blancas en el Darién, lugar que visitaron este miércoles para corroborar la difícil situación y llevarles la esperanza de Cristo a través de la oración.Otras estrategias de implementación interdiocesano e intereclesial, con enfoque espiritual, investigativo, formativo y psicosocial, también surgieron en el espacio. Están convencidos que esta situación requiere un abordaje sinodal. Por ello, también propusieron la creación de una comisión que de alcance y seguimiento al trabajo proyectado en el encuentro.“Un «tapón» de inhumanidad”Al cierre, los obispos hicieron una contundente declaración, firmada también por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, en la remarcan la tragedia que viven miles de personas diariamente en su paso por la selva del Darién, calificándola como “un«tapón» de inhumanidad por las condiciones de vulnerabilidad y muerte a la que se enfrentan hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños”. Recuerdan que constantemente mueren personas por diversas causas naturales o de abuso humano, cuyos cuerpos no son rescatados.Los pastores afirman en su mensaje que esta es una realidad dolorosa que interpela y compromete a todos. Recordando que todos somos migrantes y peregrinos, durante la rueda de prensa de socialización del mensaje final, monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis de Istmina-Tadó, aprovechó para hacer un llamado a sacerdotes, religiosas y religiosos para que sean conscientes de su tarea ante esta situación y ayuden generar esa misma conciencia entre las comunidades, aunque no se encuentren en lugares con alto flujo migratorio.En la declaración, los obispos piden construir un continente latinoamericano y caribeño cada vez más humano, equitativo, cordial y hospitalario.“En línea con las reuniones de Obispos de Pasto, San Salvador y Cúcuta, nos unimos al grito de la Iglesia continental que ha reconocido que hoy, diez millones de latinoamericanos y caribeños viven en un país que no es donde nacieron. La migración forzada afecta a millones de personas, pero, de modo particular, a las más vulnerables: cada vez más tiene cara de mujer y de niño. Estamos ante un proceso de degradación de la vida. Los migrantes en su recorrido son víctimas de estructuras y grupos criminales, hasta de carácter transnacional, que hacen de la desesperación de nuestros hermanos su negocio y profanan la dignidad de hombres y mujeres a través de la trata de personas y muchas otras prácticas que ofenden, indignan y avergüenzan. Esta realidad es un desafío para las comunidades eclesiales en los lugares de partida, de paso y de acogida” .A continuación, vea el informe audiovisual con los hechos más destacados:Descargue aquí la declaración final
Jue 21 Mar 2024
Obispos visitaron a migrantes en el Darién y les llevaron un mensaje del papa Francisco
En el marco del encuentro multilateral que adelantan por estos días las Iglesias de Colombia, Costa Rica y Panamá, los obispos y agentes pastorales participantes, junto a representantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, se desplazaron este miércoles, 20 de marzo, hacia el Vicariato Apostólico del Darién. El punto de llegada principal fue el campamento de Lajas Blancas, ubicado a cerca de cinco horas de Ciudad de Panamá, vía terrestre.Lajas Blancas es la segunda parada que realizan las personas migrantes tras haber sobrevivido a su paso por el temido Tapón del Darién. Estando allí, quedan a la espera de poder conseguir 60 dólares para pagar por un cupo en un bus que los traslade a la frontera con Costa Rica y así, continuar su camino hacia el Norte, generalmente con Estados Unidos como destino final.En este campamento, los representantes de la Iglesia dialogaron, oraron y dieron la bendición a algunos de los migrantes. Además, les llevaron un mensaje especial del papa Francisco. En él, el Santo Padre les expresa su cercanía y les pide que “no se olviden de su dignidad humana, que no tengan miedo de mirar a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios”. Estando en la zona también visitaron el campamento de San Vicente. Allí entregaron kits de aseo y algunos detalles para los niños. El padre Leonidas Moreno, administrador diocesano de Apartadó, jurisdicción a la que toca directamente esta realidad en Colombia, encontró también aquí el rostro del dolor que, en repetidas ocasiones ha tenido que ver en Necoclí, Turbo y poblaciones vecinas, pero también, la crudeza de saber que hay quienes se aprovechan de la situación de los migrantes para hacer negocios de todo tipo. El sacerdote califica esta realidad como una tragedia y a los migrantes, seres humanos que hay que atender y acoger.Aunque el acompañamiento de agentes pastorales en la zona es frecuente, en esta visita, la mayoría de los obispos, por primera vez, vieron de frente la difícil realidad que padecen diariamente cientos de migrantes en su paso por el corredor que conecta a los tres países y que, desde 2015, es escenario de una crisis humanitaria de grandes proporciones.Haití, Ecuador, Chile, Cuba, Nepal, Bangladesh, Pakistán, China y, por supuesto, Venezuela, son solo algunos de los lugares de los que provienen hombres, mujeres y niños en busca de mejores condiciones de vida, un sueño que, a veces, resulta opacado por el dolor, e incluso, la muerte. Uno de los aspectos que más preocupa es el aumento considerable en el número de menores que transitan por esta zona, muchas veces, solos.Según datos de las autoridades de migración de Panamá, a finales de 2023, la totalidad de migrantes que se desplazaron a través del Tapón del Darién alcanzó 520.085, de los cuales, cerca de 120.000 fueron menores de edad, lo que ha representado un incremento de 109% con respecto al 2022. En lo que va corrido del 2024, este flujo ha seguido aumentando, situación que agravaría aún más la crisis. Una realidad que confronta y que duele, pero que también impulsa a la Iglesia a seguir trabajando de manera conjunta y activa bajo esta misión. Así lo indicó el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas colombiana.Tras esta visita, los participantes del encuentro continuarán este jueves en Ciudad de Panamá analizando el fenómeno de la migración y la atención que hasta hoy ha brindado la Iglesia. El turno será para los representantes de las pastorales sociales y de movilidad humana de los tres países. El padre Rafael Castillo presentará los datos de Colombia. Monseñor Mario de Jesús Álvarez también intervendrá abordando la realidad de Istmina-Tadó y el padre Leonidas Moreno, narrará lo que se vive en el Urabá chocoano y antioqueño.A continuación, vea informe audiovisual con más detalles:
Jue 21 Mar 2024
El papa Francisco designa obispo para la Diócesis de Girardota: el padre Juan Manuel Toro Vallejo
El papa Francisco nombró al padre Juan Manuel Toro Vallejo, miembro del clero de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, como nuevo obispo de la Diócesis de Girardota. Así lo dio a conocer la Nunciatura Apostólica en Colombia a primera hora de este jueves 21 de marzo.Esta jurisdicción eclesiástica ubicada en el departamento de Antioquia venía siendo pastoreada desde el año 2010 por monseñor Guillermo Orozco Montoya, quien, al haber cumplido los 77 años de edad, pasará a ser emérito.El padre Juan Manuel nació en Medellín el 9 de mayo de 1959. Después de cursar estudios en la Escuela Superior de Mercadotecnia, ingresó al Seminario Cristo Sacerdote ubicado en el municipio de La Ceja, Antioquia. El 3 de noviembre de 1995 fue ordenado presbítero para la Diócesis de Sonsón-Rionegro.Entre los roles desempeñados durante su ministerio, con un especial énfasis en la formación de futuros ministros ordenados, se destacan:− 1996-1997 Formador del Seminario Intermisional “San Luis Beltrán”, Bogotá− 1998-1999 Formador del Seminario “Cristo Sacerdote”, Yarumal− 1999-2000 Rector del Colegio “Mons. Alfonso Uribe Jaramillo”, Rionegro− 2001-2003 Formador del Seminario “San Pedro Apóstol”, Cali− 2003-2004 Estudios de Espiritualidad con la Compañía de S. Sulpicio, Montreal, Canadá− 2005-2007 Formador del Seminario Diocesano “Nuestra Señora”, de Sonsón – Rionegro.− 2008-2009 Rector del Seminario Diocesano “Nuestra Señora”, de Sonsón – Rionegro− 2010-2017 Rector del Seminario Intermisional “San Luis Beltrán”, Bogotá− 2018-2020 Servicio en la “Pastoral Sacerdotal Diocesana”, La Ceja− 2020-a la Fecha Director de la Asociación Sacerdotal “Siervos del Espíritu Santo”
Mar 19 Mar 2024
Iglesias de Colombia, Costa Rica y Panamá: unidas en favor de los migrantes en el Darién
Este martes, 19 de marzo, en Ciudad de Panamá, inició el encuentro de obispos de las jurisdicciones eclesiásticas ubicadas en las fronteras entre Colombia, Costa Rica y Panamá. Hasta el próximo viernes, 22 de marzo, los pastores estarán reunidos para discernir sobre la situación migratoria en la región, especialmente, desde la realidad del Darién. También, definirán estrategias pastorales conjuntas que le permitan a la Iglesia seguir acompañando, de manera efectiva, a tantos hombres y mujeres que hoy experimentan diversos sufrimientos y condiciones de vulnerabilidad por esta causa.En el espacio participan también directores de pastoral social, miembros de la pastoral de movilidad humana, de la Red Clamor y del Observatorio Sociopastoral de Movilidad Humana de Mesoamérica y el Caribe, quienes aportarán a la reflexión de los prelados importantes mapeos de la situación actual, para que puedan ver, discernir y actuar, metodología propuesta para el encuentro.En representación de la Iglesia colombiana, están presentes monseñor Mario de Jesús Álvarez, obispo de Istmina-Tadó y administrador apostólico de Quibdó. Además, el padre Leonidas Moreno Gallego, administrador diocesano de Apartadó, el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas colombiana y el padre Arturo Arrieta, director de la pastoral social de la Diócesis de Palmira y Director de la Red Clamor Colombia.“Pascua con nuestros hermanos migrantes”: es la frase que inspira esta actividad promovida por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, que se enmarca en el tiempo litúrgico que vive la Iglesia. Además, porque este miércoles, 20 de abril, los participantes estarán visitando el campo de acogida de Lajas Blancas, en el Darién. En este lugar, viven actualmente alrededor de 3.000 migrantes.Durante la jornada de instalación el Nuncio Apostólico en Panamá, monseñor Dagoberto Campos Salas, dio a conocer un mensaje enviado por el papa Francisco a los obispos y agentes pastorales presentes en el encuentro. En la carta, el Santo Padre pide trabajar incansablemente para erradicar la indiferencia:"De tal manera que cuando un hermano o una hermana migrante llegue, encuentre en la Iglesia un lugar donde no se sienta juzgado, sino acogido; donde pueda calmar el hambre y la sed, y revivir la esperanza. Por eso, la pastoral para la atención a la movilidad humana nos impulsa, como dice Isaías, a ensanchar el espacio de la tienda (cf. 54,2) y así, reconociéndonos también forasteros, con nuestras propias vulnerabilidades y carencias, podamos generar las condiciones necesarias para acoger al prójimo como un hermano o hermana, y hacerlo así, partícipe de nuestra cotidianidad".Además, los exhorta a sumar esfuerzos con las instancias de la comunidad internacional, para que todos tengan derecho a permanecer en su tierra de manera digna y pacífica.El padre Fabio Baggio, Subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, afirmó que, aunque el fenómeno de la movilidad humana crece más rápido que la respuesta que se puede dar, se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para seguir respondiendo desde los cuatro verbos que ha indicado el Santo Padre: acoger, proteger, promover e integrar."Aquí nadie es huésped, todos son miembros de nuestra Iglesia", enfatizó.Sobre la convocatoria del encuentro, el padre Baggio manifestó que hace parte de una serie de encuentros fronterizos que ya se han venido promoviendo desde el Dicasterio, de los que Colombia fue escenario en dos oportunidades en 2023, en Nariño y Cúcuta. Además, que el Papa ha pedido una especial atención a las Iglesias locales.Por su parte, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, invitó a ver este encuentro como un signo de esperanza y valoró el sentido de sinodalidad que tiene. Recordó que de manera individual no se podría sacar adelante una misión tan importante.Durante su intervención, el padre Rafael Castillo extendió un mensaje enviado por el Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. También remarcó cuatro desafíos que ha identificado la Iglesia colombiana en esta dimensión: la formación de agentes de pastoral para la movilidad humana, la articulación del mapa de actores que trabajan en temas de movilidad y la incidencia. Además del apoyo humanitario que se brinda permanentemente, trabajar para que se haga justicia y reestablezcan los derechos de las personas, sin caer en la revictimización, el asistencialismo o la dependencia.Conozca más detalles a continuación en el informe audiovisual: