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Rasguen su corazón, y no sus vestidos (Joel 2,13)
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Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - MENSAJE DE CUARESMA – AÑO 2021 - Para la Sagrada Escritura, el corazón es el asiento de las actitudes, de las emociones y de la inteligencia, del ser humano. Se refiere a la mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general. En síntesis, el corazón, es la interioridad de la persona. El corazón es toda la parte interna que le da la vida al cuerpo. Así las cosas, es necesario entender que, el ser humano, se transforma desde dentro hacía afuera y no desde fuera hacía dentro. Es decir, lo primero que se debe cambiar es el corazón y luego, como consecuencia lógica, cambiaran también nuestros actos.
Al iniciar la cuaresma, nos dice el profeta Joel: “Rasguen su corazón, y no sus vestidos, y vuelvan a Yahvé su Dios, porque él es bondadoso y compasivo; le cuesta enojarse, y grande es su misericordia; envía la desgracia, pero luego perdona” (Joel 2,13). La Palabra de Dios al proclamar: “Rasguen su corazón, y no sus vestidos”, nos está diciendo que antes de proponernos a cambiar nuestra conducta, es decir, nuestra manera de actuar o nuestra moralidad, es fundamental cambiar nuestra manera de pensar.
Como consecuencia de la invitación cuaresmal a una nueva vida, en este tiempo litúrgico, estamos convocados de una manera reiterativa a practicar la limosna, la oración y el ayuno. Estos (limosna, oración y ayuno), deben ser la manifestación externa de una realidad interna por la cual se ha optado desde lo profundo de nuestro corazón. La Palabra de Dios nos dice: Cuando des limosna, cuando ores, cuando ayunes, hágalo en silencio, en actitud de recogimiento y con la mayor discreción posible (Cf Mt 6,1-6. 16-18). Se nos invita a la ascética cristiana, una ascética que debe ser practicada discretamente y no contada a los cuatro vientos. Con esto, se nos quiere hacer entender que las grandes realidades del Evangelio se pueden y se deben ofrecer a los hombres, pero jamás se deben imponer. “La Iglesia católica crece por atracción y no por imposición” (Benedicto XVI).
Como Iglesia arquidiocesana de Florencia, la gran invitación para la cuaresma de este año 2021, es que nos sintamos atraídos a crear entre nosotros la cultura del silencio. El silencio no se impone desde fuera, el silencio se edifica desde dentro. Al proponer el silencio como conducta propia para incrementar en la cuaresma del presente año, quisiera insistir fundamentalmente en el silencio interior, más que en el silencio exterior. Vivimos en un mundo demasiado bullicioso. Nuestros sentidos externos están híper comunicados y a causa de esto, con frecuencia sentimos que nuestros sentidos internos se embotan y hasta se ven perturbados. Sin embargo, es necesario caer en la cuenta, qué, nada nos perturba tanto cómo cuando nuestros sentidos internos están en medio del ruido que genera al interior de nuestro ser nuestros pecados. Basta hacer memoria y recordar muchísimas circunstancias pecaminosas que han dejado grandes heridas en nosotros y que aún nos siguen atormentando.
Por las circunstancias que vivimos en la actualidad, por obligación, nos hemos tenido que aislar. Este aislamiento para muchos ha sido beneficioso, pero, para la inmensa mayoría, ha sido un aislamiento doloroso y hasta desastroso. La propuesta para la presente cuaresma es que, nos aislemos en silencio voluntario, para que en la profundidad que genera el silencio tengamos la oportunidad de comunicarnos con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza. “Dios siempre habla en el silencio” (Santa Teresa). Necesitamos espacios y tiempos de silencio. Cierto aislamiento pedagógico y oportuno es necesario. La propuesta es que, nos aislemos voluntariamente y en silencio, para meditar, orar, contemplar, para entrar en comunión con Dios. Cuando nos aislamos voluntariamente y en silencio, recibimos fuerzas y poder, para comunicarnos mejor y de una forma más saludable entre nosotros. Una persona vocacionalmente silenciosa se vuelve sensible a las realidades espirituales. Una persona silenciosa por opción se abre con mayor facilidad a las realidades trascendentes y trascendentales. Una persona silenciosa por vocación es un ser humano maduro y sensible al dolor de los hermanos.
Tengamos en cuenta: El silencio depura la fe. El silencio decanta las situaciones existenciales de la vida. El silencio purifica. El silencio alimenta el espíritu. El silencio da fortaleza, confianza y perseverancia. El silencio nos hace osados y libres frente al mal. El silencio nos da herramientas para combatir el mal. El silencio nos madura en lo humano y en lo espiritual. El silencio nos hace madurar en la fe. El silencio fortalece el corazón y da brillo al alma. El silencio es el espacio más propicio para escuchar la voz de Dios. El silencio es el lugar más apropiado para escuchar nuestro ser: nuestra corporeidad y nuestro espíritu. El silencio alimenta, purifica y da fuerza interior. El silencio fortalece nuestras virtudes. El silencio nos pone de cara a Dios, de cara a nosotros mismos, a los demás e incluso de cara a la misma naturaleza. Sin silencio no hay escucha. Sin un espíritu de silencio no somos capaces de descubrir el sufrimiento de nuestros hermanos. ¿Cuántos padres, mueren ancianos sin un hijo que los escuche? ¿Cuántos hijos mueren, aún más, se suicidan, sin encontrar un hermano, que desde su silencio capte el dolor que lo atormenta?
Imperativo categórico: hacer silencio. Hagamos silencio si queremos crecer en el amor. Hagamos silencio si queremos entender el momento presente que estamos viviendo. El ruido nos aturde y ensordece, nos confunde, nos desbarata y nos puede volver agresivos. El ruido no nos permite escuchar la voz de Dios y el sufrimiento de nuestros hermanos. Uno de los protocolos más urgentes y necesarios ante la crisis que vivimos en la actualidad es el silencio. Pero no se trata de un silencio agresivo y resentido, es decir, un silencio masticando el dolor, el resentimiento y la rabia, este silencio hace muchísimo mal, destruye nuestras relaciones e incluso nuestro sistema inmunológico. La propuesta para esta cuaresma es que optemos por disponernos a un silencio reflexivo, dialógico, activo, propositivo y creativo, un silencio palabra. Este silencio es fuente de vida nueva.
El silencio no es un fin, el silencio es un camino pedagógico, no se trata de permanecer en silencio, el silencio nos debe impulsar a la acción. No basta el silencio externo, a veces, es el menos importante. El silencio necesario y urgente hoy y siempre es el silencio interior. Es fundamental, esencial e imprescindible el silencio de nuestra memoria, nuestro entendimiento, nuestra voluntad y nuestra imaginación.
“Rasguen su corazón, y no sus vestidos”. Estimados sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, laicos y comunidad en general, personas de buena voluntad… En la presente cuaresma, por favor, crezcamos en la cultura del silencio. Silenciemos nuestro corazón, nuestro entendimiento, nuestra, memoria, nuestra imaginación. Escuchemos con atención la Palabra de Dios que continuamente nos invita a la conversión. Por algún tiempo determinado, durante el día, apaguemos nuestros aparatos electrónicos y dejemos que nuestra conciencia se silencie, para que allí, desde lo más intimo de nuestro ser escuchemos la voz de Dios e incluso para que escuchemos los gritos y los reclamos de silencio que surgen de nuestra propia interioridad
Queridos sacerdotes, con paciencia, prudencia, respeto y responsabilidad, insistamos en la necesidad del silencio en nuestros templos, capillas y lugares de culto. Insistamos en la participación en los retiros espirituales, los cuales, este año los realizaremos por medios virtuales (oportunamente, les haremos llegar el enlace de comunicación). En sus parroquias, centros de culto y lugares de evangelización, realicen ejercicios espirituales y formen a sus fieles en la cultura del silencio.
Sacerdotes, con fe, esperanza y amor por nuestro pueblo, volvamos a revitalizar el sentido litúrgico del domingo, el día del Señor. Enseñémosles a nuestros fieles la centralidad del domingo. Qué no se nos olvide nuestro lema: “Ningún domingo sin misa”. Seamos creativos en la liturgia dominical, hagamos de la Santa Misa, un espacio propicio para incrementar en nuestra fe, la cultura del silencio. No permitamos que la divina Eucaristía se nos convierta en un ambiente bullicioso, rutinario y aburridor. Vinculemos a nuestros laicos a la preparación de la Santa Misa dominical, durante la semana, hagamos con nuestros fieles el ejercicio de la lectura orante de la Palabra; crezcamos en el amor a la Palabra y veremos cómo Dios va haciendo la obra en medio nuestro.
Querido pueblo de Dios, impulsemos entre nosotros el amor por el silencio, permitámosles a nuestros sentidos externos que descansen de tanta información falsa y sin sentido. Hagamos silencio interior y dejemos que desde dentro fluya la voz de Dios. Recordemos aquellas bellas palabras de San Agustín: “Tarde te amé, hermosura tan antigua y nueva, yo te buscaba fuera de mi y Tú estabas más dentro de mi que mi misma intimidad” (Confesiones). No busquemos fuera a quien ya habita al interior de nuestro ser, hagamos silencio para que lo escuchemos.
+ Omar de Jesús Mejía Giraldo
Arzobispo de Florencia

Jue 7 Sep 2023
Bienaventurados los que trabajan por la paz
Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El desarrollo del Plan Evangelizador de nuestra Diócesis de Cúcuta para este mes de septiembre tiene como lema: “Caminemos Juntos, en paz, guiados por la Palabra de Dios”, con el momento significativo de vivir la semana por la paz y la semana bíblica, que tiene como propósito que cada uno de nosotros siga afianzando el fervor y celo pastoral en un trabajo comprometido por la paz, como don precioso de Dios para toda la humanidad, con el corazón dispuesto a recibir esta gracia, que nos compromete a trabajar intensamente por tener en la vida a Nuestro Señor Jesucristo que nos conduce a la verdadera paz.Cuando aceptamos a Jesucristo en la vida personal y familiar, brota del interior el deseo de trabajar y construir la paz y como consecuencia seremos llamados por el mismo Señor, bienaventurados, así lo expresa Jesús en el sermón de la montaña: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará sus hijos” (Mt 5, 9). Esta es la tarea de todo cristiano, ayudar a que todos vivamos en paz, construida desde el perdón y la reconciliación que nos pide amar a los enemigos y orar por los que nos persiguen y calumnian, aprendiendo a resolver los conflictos y problemas diarios desde el Evangelio, que es opuesto a toda violencia y división tal como lo enseña Jesús: “Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos” (Mt 5, 43-45).Llegar a trabajar por la paz presupone que reinen en nuestro corazón las demás bienaventuranzas. Cuando tengamos la confianza puesta solo en Dios desde la pobreza evangélica, cuando tengamos el alma limpia de todo pecado, comenzamos a tener paz en nosotros mismos y también la podemos ofrecer a los demás, paz que no depende de nuestros méritos, sino de la gracia de Dios. No es la paz como la que busca el mundo, que en muchos casos es más un negocio que pide beneficios para quienes la proporcionan, sino que es un maravilloso regalo que Jesucristo ha ganado con su Sangre y que nos quiere dejar para vivir en unidad y comunión. “La Paz les dejo, mi paz les doy. Una Paz que el mundo no les puede dar” (Jn 14, 27), que implica trabajar intensamente por tener en la vida a Nuestro Señor Jesucristo príncipe de la paz.Jesucristo ha puesto su morada entre nosotros para devolvernos la paz perdida por el pecado y conducirnos a la paz verdadera, llamando a todos los que están dispersos y divididos para lleguen a la comunión como don de Dios. Su misión la ha cumplido desde la cruz, clavado en el madero nos devolvió la paz con Dios, cuando nos otorgó el perdón misericordioso, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34), que implica dejarnos limpios de todo pecado y libres de toda división que nos separa de Dios y liberados de odios, resentimientos, rencores y venganzas que destruyen nuestras relaciones familiares y comunitarias y hacen que la paz comience a debilitarse y morir.Ser llamados por el Señor bienaventurados por trabajar por la paz, significa tener paz en el corazón y luego transmitirla a los otros procurando ambientes de paz entre los hermanos, sobre todo quienes están en división y conflicto o están alejados de Dios. Un bautizado que tiene las cosas ordenadas en su corazón, que está limpio en su corazón, es capaz de dejar entrar a su vida las virtudes de la Fe, la Esperanza y la Caridad, que ponen al creyente en perfecta comunión con Dios, cosechando en su corazón como fruto maduro las demás virtudes que rigen la vida del creyente y lo ponen en actitud de acogida del hermano, incluso del enemigo y del que causa ofensas permanentemente. Con un corazón limpio, que está en gracia de Dios, es posible trabajar por la paz, porque la limpieza de corazón permite ver a Dios en el hermano, aún en aquel que es más conflictivo y en el que está más dividido. La limpieza de corazón permite el acercamiento al otro como el buen samaritano que limpia las heridas de odio, resentimiento, rencor y venganza que hay en el corazón del prójimo para llevarlo hasta Dios a que cuide de Él y sane sus heridas. En este mes de septiembre celebramos la semana por la paz, con el primer compromiso de orar por la paz tan anhelada por todos y luego a trabajar para que vivamos en familias perdonadas, reconciliadas y en paz. Todos queremos la paz y hacemos grandes esfuerzos por conseguirla. En este trabajo intenso y desde el corazón, tenemos la certeza de un premio: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará sus hijos” (Mt 5, 9), sabiendo que el Padre de todos es solamente Dios, y no se puede entrar a formar parte de su familia, si no vivimos en paz entre todos por medio de la caridad fraterna, trabajando por crear armonía y unidad en nuestro entorno.Nuestro Señor Jesucristo necesita que lo dejemos obrar en nuestro corazón y que lo dejemos entrar en nuestra vida: “mira que estoy a la puerta y llamo. Cuando alguien me oye y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y el conmigo” (Ap 3, 20). De nuestra parte tengamos la disposición de decirle: “Quédate con nosotros Señor” (Lc 24, 29) esta es la clave para vivir perdonados, reconciliados y en paz en nuestras familias y en la sociedad, para que hoy y siempre “Caminemos Juntos, en paz, guiados por la Palabra de Dios. En unión de oraciones. Reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de Cúcuta

Mié 6 Sep 2023
Por caminos de reconciliación y respeto a la vida humana
Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En esta mañana del domingo, cuando vivimos la alegría de la resurrección del Señor Jesús, que nos salvó del pecado y de la muerte, regalándonos la alegría, los invito para que lo invitemos a nuestros hogares y resuene su saludo pascual: “La paz este con ustedes” (Juan 20,21).En esta mañana, en todos los rincones de Colombia, los invito a pensar en los hombres y mujeres que entregan su vida por el País, por Colombia, con sudor, sacrificio y abnegación dando lo mejor de sus vidas para salvaguardar el orden público, el valor de la vida, la soberanía de Colombia, la defensa de la legalidad. Hombres de fe y de integridad.Cada semana, ponemos nuestra vida en manos de Dios, en este programa NOTAS HUMANAS Y DIVINAS, afirmamos el auxilio del Señor en nuestra vida y trabajo, mirando al resucitado. Los invito para que elevemos súplicas al Señor de los Ejércitos, pidiendo bendiciones sobre nuestra Patria y sobre nuestras acciones, sobre el trabajo de los colombianos, sobre nuestros soldados y policías.Los invito a tener un sentimiento de gratitud para con los hijos de Colombia, hombres y mujeres que llevando el uniforme de nuestras Fuerzas Armadas -soldados y policías- en lugares muy diversos de Colombia, donde sirven el bien común, nos dan seguridad y acompañan la democracia de la Patria.Son muchos los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, el Ejército Nacional, la Armada Nacional, la Fuerza Aeroespacial Colombiana y la Policía Nacional, que cumplen con las tareas y acciones que, con gran esfuerzo cumplen en favor de los colombianos, protegiéndonos de particulares amenazas.Estos hombres y mujeres son hombres de profunda fe, en Dios, en su misericordia y le ponen a Él, como fundamento de sus vidas y tareas. Son hijos de la Patria, que están acompañados de las oraciones de sus Padres, de sus esposas, de sus hijos.Recojámonos en un momento de oración pidiendo que Dios proteja y acompañe a los soldados de Colombia, por nuestros Policías. Estos días son días de prueba, muchos de ellos han entregado su vida, han derramado la sangre por Colombia.Los invito para que pongamos en manos del Dios justo y fiel, sus vidas y sus familias, pongamos en manos de Dios su servicio, la entrega de todos nuestros soldados caídos, al servicio de la libertad, del orden social.Con gran fe, pongamos a las familias de estos soldados y policías caídos cumpliendo su juramento solemne de llegar incluso a entregar la vida por Colombia, para que encuentren el auxilio de Dios.La muerte de tantos soldados 34 – y policías 37 en este año 2023, nos tienen que hacer reflexionar y pensar en la profunda opción que tenemos que hacer por construir la paz en nuestra Patria.Pidamos al Señor que la tarea y la vida de estos soldados, continúe siempre poniéndose al servicio de la construcción de la paz, una paz verdadera, sincera, estable y justa, donde cada uno reciba los beneficios de esta opción por la vida humana, en el cumplimiento de la doctrina social de la Iglesia: la defensa de la vida, el cuidado de la dignidad de la persona y la garantía de los derechos humanos para todos, sin distinción de su condición social.Esta tarea de la construcción de la paz, tiene que estar presente en todas nuestras comunidades, en todos los rincones de la Patria, donde es fundamental la colaboración de todos -hombres y mujeres- de todas las condiciones sociales. La paz debe comenzar en las familias, en las pequeñas comunidades, en los grupos sociales y humanos que nos agregan y comprometen. La paz se deber construir con honestidad, con trabajo, con rectitud, con lucha a la corrupción y al mal, con nuestra opción por alejarnos del pecado y del mal.La paz comienza con la convivencia y la ayuda fraterna entre todos los colombianos, con el respeto de nuestras autoridades legítimas y, especialmente, en el fortalecimiento de la justicia, en la afirmación del derecho.Pidamos a Dios que nuestros Soldados y Policías puedan fortalecer sus capacidades de servicio, sus competencias para ponerse al servicio de los colombianos. Nos lo regale Jesucristo, “camino, la verdad y la vida”, sea El nuestro camino, nuestra paz, nuestra justicia. Que podamos construir la Patria, en el cumplimiento de la ley y, especialmente, fortaleciendo las relaciones justas entre los colombianos, que nuestra tarea construya la paz, en la legitima defensa de los derechos de todos.Recibe Oh Dios, en tu paz a cuantos han caído víctimas del horror del doloroso y conflicto, que podamos estrecharnos en el eterno abrazo de la paz y, que construyamos la Patria por caminos de verdad, justicia y reconciliación. Nuestra Reina, la Virgen del Rosario de Chiquinquirá nos arrope con su manto.¡Alabado sea Jesucristo!+Víctor Manuel OCHOA CADAVIDObispo Castrense de ColombiaEditorial publicada en "Notas humanas y divinas" de RCN, 3 de septiembre 2023.

Mié 6 Sep 2023
¡Que viva la democracia!
Por Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Esta reflexión surge de mi corazón de pastor y después de escuchar a varias personas, quienes espontáneamente me han preguntado: Monseñor, ¿por quién debo votar? A estas personas les he dicho lo siguiente: como Iglesia no tenemos la costumbre de dar nombres, somos respetuosos de todos y, sobre todo, somos respetuosos de su capacidad para pensar y discernir. Por favor, escuche, piense, ore, observe, consulte, y luego, a conciencia y con absoluta libertad tome su propia decisión.Debo aclarar: mi única intención es invitar a que todos pensemos en el “bien común”, no en bienes personales y particulares.¿Por quién votar en las elecciones regionales?1. Por una persona que tenga control de su vida; porque, quien no es capaz de gobernar su propia vida es imposible que pueda gobernar un pueblo.2. Por una persona que en sus actos demuestre que posee pequeños hábitos cotidianos de serenidad y coherencia. Las grandes transformaciones de una ciudad, no se logran de la noche a la mañana. Los grandes cambios se alcanzan con paciencia y, sobre todo, con las pequeñas fidelidades de cada día.3. Por una persona realista; es decir, por una persona que no haga campaña con meras ideas; todo lo contrario, que sea una persona que nos hable a partir de problemáticas concretas; y, que nos permita comprender que tiene la capacidad para mostrarnos metas específicas y viables. El papel puede con todo.4. Por una persona que posea capacidad de escucha y diálogo; además, que tenga el liderazgo suficiente para propiciar la “amistad social” entre todos los ciudadanos, sin distinción de credo, raza, nivel social. Para un mundo pluralista necesitamos un gobernante con sentido de universalidad.5. Por una persona que nos demuestre en su mismo ser, en su forma de comunicarse, en su trayectoria, que su interés como servidor público será la búsqueda del bien común y no la búsqueda de intereses meramente personales y económicos.6. Por una persona que tenga claro el “modelo de desarrollo” que entre todos soñamos para nuestra región y/o ciudad. ¿Cuál debe ser el modelo de desarrollo para Florencia, puerta de oro de la Amazonia?¿Por quién no votar en las elecciones regionales?1. Por una persona que haga una campaña demasiado ostentosa. Ya sabemos que cuando se gasta más de lo debido durante la campaña, luego durante la administración pública, se debe recuperar “la inversión”.2. Por una persona orgullosa, ya sabemos que un ser humano así, está en medio de la gente durante la campaña, pero luego se encierra en un cubículo a recibir adulaciones de su grupo más cercano y el resto de la comunidad no se merece de su gobernante ni siquiera un sencillo saludo.3. Por una persona fundamentalista y/o centrada en una ideología fija. El gobernante debe tener claro que lo eligen un grupo, quizás bastante significativo, pero que hay otro grupo, bastante importante, que no votaron por él, pero que, de igual manera, él como gobernante será su representante. Se es elegido por un partido, pero se gobierna para todos.+Omar de Jesús Mejía GiraldoArzobispo de Florencia

Lun 4 Sep 2023
Diálogo y fraternidad social
Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - La Conferencia Episcopal Colombiana, inquieta por la situación tan compleja que atraviesa el país, y en la proximidad también de las jornadas electorales del mes de octubre, ha publicado un documento muy interesante cuyo título es: “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz. Orientaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia”.Recuerda el documento, entre otras cosas, que “el Papa Francisco entiende la paz como un imperativo moral y una realidad al alcance de la humanidad: “La paz es posible, la paz es un deber, la paz es la principal responsabilidad de todos” (Mensaje Urbi et Orbi del 17 de abril de 2022). Por su parte, el Papa Juan XXIII en la encíclica Pacem in Terris (1963), consolida la visión de paz como “la construcción de una convivencia basada en la verdad, la libertad, el amor y la justicia” (pg. 9).Propongo la lectura del documento de la Conferencia que puede hacerse en el portal de ésta en el link caritascolombiana.org. Será de mucha ayuda pues, además de servir para motivar al trabajo por la paz, ofrece una serie de criterios generales que todos los ciudadanos debemos tener presentes en estos tiempos de prueba. Son muy útiles también para los obispos, los presbíteros y los que tienen responsabilidades de liderazgo público, que deben considerar lo delicado del servicio al que están llamados de acompañar las comunidades. Es necesario estar lejos de polarizaciones y posiciones ideológicas que se quieran imponer. Un líder debe ser capaz de “volar por encima de los polos en tensión”. El líder, aunque tenga una posición personal que se respeta, debe considerar que su deber principal es ofrecer criterios para que los ciudadanos, por ejemplo en el caso de las elecciones, hagan libremente su discernimiento sobre el candidato o la candidata por la cual desean votar. Imponer u obligar de cualquier forma una votación, se sale de los parámetros de la justicia y la libertad de conciencia, y corre el riesgo de convertirse en un atentado contra la libre elección y por tanto de la democracia.En el mes de septiembre se realiza la Semana por la Paz, que en Cali tendrá como tema diálogo y fraternidad social.El propósito de estas jornadas, es ofrecer a todos los cristianos, a los que hacen parte de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, insumos espirituales y sociales para el trabajo por la paz y la reconciliación en nuestros territorios.En el contexto de las próximas elecciones en Colombia, estas jornadas adquieren una especial importancia para intensificar, especialmente, la oración por la paz y para que estemos bien dispuestos a dejarnos orientar por el Espíritu Santo en la elección de los candidatos que han de trabajar codo a codo, con y por sus comunidades como Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Ediles, Presidentes de acciones comunales, etc.Cómo duelen las noticias de los atentados, de las emboscadas, de los asesinatos, de los desplazamientos, del terrorismo, signos de cómo a veces se ve lejana la meta de la paz, alimentando de esta forma la desesperanza y la desconfianza en los esfuerzos que el Estado hace por alcanzar la paz. Cómo es de necesario que se tome conciencia real de que así no podemos seguir y que, de no cambiar, el país va a seguir hundiéndose en un espiral de dolor sin fin.En la publicación de “Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz”, se recuerda lo que San Juan Pablo II propone para lograr la meta de la paz, que sin duda no se limita solamente a silenciar las armas, sino también, y sobre todo, a atacar la causas que llevan a la violencia. Propone el Papa “tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyecto compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial” (Juan Pablo II, Mensaje en la Jornada Mundial de la Paz, 2002) (pg. 10).Los exhorto a hacer de la Arquidiócesis de Cali, con sus cinco municipios de Cali, Dagua, La Cumbre, Jamundí y Yumbo, un auténtico territorio de paz. El príncipe de la paz, Cristo Jesús, los bendiga y acompañe. La paz sí es posible, está en nuestras manos construirla. Pido a los párrocos para el que jueves 7 de septiembre tengan una especial jornada de oración eucarística por la paz.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali